AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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El comienzo...(Privado)
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El comienzo...(Privado)
Hace algunos días que acostumbraba a vestirme con ropas mas sencillas, aparentando ser una chica de clase humilde para poder salir sola, sentirme libre, para no tener que salir siempre acompañada, y realmente funcionaba, nadie me molestaba, y me dejaban en paz, sola, tranquila, excepto mis padres, de los que escapaba cada vez que ellos planeaban alguna reunión con algún soltero de clase alta, con los que anhelaban casarme para deshacerse de mi, aunque dijeran lo contrario, sabia que era así...
Me vestí con ropas viejas y me escape de casa, comenzando a caminar por las calles, observando a la gente, quien me viera así probablemente no me reconocería, no reconocería a esa chica elegante, hermosa, casi perfecta que asistía a las mas exclusivas reuniones acompañada de sus padres y hermanas, no, definitivamente no reconocerían a la chica que parecía ahora, mis cabellos caían sueltos, cubiertos en la cabeza por un sencillo gorro, mi figura estaba ajustada por un cortse bajo el vestido, el color mas vivo que usaba eran los que me había dado la naturaleza, el rubio de mi pelo, mis ojos turquesa, mis labios rosados y mis mejillas sonrosadas sobre mi blanca y delicada piel, la tela del vestido era gris, aburrida como la apariencia que quería dar...
Seguí caminando por las calles, deteniéndome de vez en cuando para observar a la gente pasar, sintiendo la brisa acariciando mis mejillas y mis cabellos a cada paso que daba, me cubrí con un chal, igual de gris que el resto de mi vestido, agache un poco la cabeza para no llamar tanto la atención de las personas que me rodeaban, observaba a las mujeres y sus esposos, sus hijos, y me estremecía solo de pensar que mis padres querían eso para mi...es que no se daban cuenta que, yo no quería casarme? ni tener hijos? ni vivir una mentira como mis padres?....suspire sintiendo la caricia de una gota en mi mejilla, levante la cabeza observando al cielo cubierto de nubes grises, sintiendo unas cuantas gotas en mi rostro, mire alrededor viendo el restaurante al que siempre íbamos en familia, entre para refugiarme de la lluvia, viendo como me observaban con desprecio, sin reconocerme, eleve la barbilla, orgullosa observando a los presentes, un maitre se acerco a mi...
-Señorita debe irse de este establecimiento...no tenemos caridad...- me dice mirándome como si el fuera mejor que yo solo por creer que yo era pobre, ni siquiera lo saque de su error, me di media vuelta y salí a la calle, sintiendo la lluvia golpearme esta vez con fuerza, empapándome en cuestión de minutos, observe a mi alrededor, la mayoría de la gente, corría, huía de la lluvia, un suspiro escapo de mis labios, y me quite el gorro de mi cabeza, dejando mis cabellos libres, empaparse, tomando un color mas oscuro al estar mojados y seguí caminando hasta llegar a la una plaza...me senté allí en un banco libre, tratando de cubrirme con el chal, el que estaba tan empapado como yo...pero pese a estar empapada y congelándome no pensaba regresar a casa, no deseaba conocer al nuevo prometido que me habían buscado...pensaba mientras observaba la lluvia caer...
Me vestí con ropas viejas y me escape de casa, comenzando a caminar por las calles, observando a la gente, quien me viera así probablemente no me reconocería, no reconocería a esa chica elegante, hermosa, casi perfecta que asistía a las mas exclusivas reuniones acompañada de sus padres y hermanas, no, definitivamente no reconocerían a la chica que parecía ahora, mis cabellos caían sueltos, cubiertos en la cabeza por un sencillo gorro, mi figura estaba ajustada por un cortse bajo el vestido, el color mas vivo que usaba eran los que me había dado la naturaleza, el rubio de mi pelo, mis ojos turquesa, mis labios rosados y mis mejillas sonrosadas sobre mi blanca y delicada piel, la tela del vestido era gris, aburrida como la apariencia que quería dar...
Seguí caminando por las calles, deteniéndome de vez en cuando para observar a la gente pasar, sintiendo la brisa acariciando mis mejillas y mis cabellos a cada paso que daba, me cubrí con un chal, igual de gris que el resto de mi vestido, agache un poco la cabeza para no llamar tanto la atención de las personas que me rodeaban, observaba a las mujeres y sus esposos, sus hijos, y me estremecía solo de pensar que mis padres querían eso para mi...es que no se daban cuenta que, yo no quería casarme? ni tener hijos? ni vivir una mentira como mis padres?....suspire sintiendo la caricia de una gota en mi mejilla, levante la cabeza observando al cielo cubierto de nubes grises, sintiendo unas cuantas gotas en mi rostro, mire alrededor viendo el restaurante al que siempre íbamos en familia, entre para refugiarme de la lluvia, viendo como me observaban con desprecio, sin reconocerme, eleve la barbilla, orgullosa observando a los presentes, un maitre se acerco a mi...
-Señorita debe irse de este establecimiento...no tenemos caridad...- me dice mirándome como si el fuera mejor que yo solo por creer que yo era pobre, ni siquiera lo saque de su error, me di media vuelta y salí a la calle, sintiendo la lluvia golpearme esta vez con fuerza, empapándome en cuestión de minutos, observe a mi alrededor, la mayoría de la gente, corría, huía de la lluvia, un suspiro escapo de mis labios, y me quite el gorro de mi cabeza, dejando mis cabellos libres, empaparse, tomando un color mas oscuro al estar mojados y seguí caminando hasta llegar a la una plaza...me senté allí en un banco libre, tratando de cubrirme con el chal, el que estaba tan empapado como yo...pero pese a estar empapada y congelándome no pensaba regresar a casa, no deseaba conocer al nuevo prometido que me habían buscado...pensaba mientras observaba la lluvia caer...
Desiree North- Humano Clase Alta
- Mensajes : 11
Fecha de inscripción : 13/02/2014
Re: El comienzo...(Privado)
Los preparativos para mi viaje a Londres comenzarían pronto. Lo que me hizo viajar a este país ya había sido resuelto. Así que no veía la necesidad de quedarme más. Pese a que mi hermana se encontraba en casa velando por nuestro patrimonio de los Cisnes Negros y me recomendara pasearme por París. Ella creía que era tiempo que me comprometiera, que me hiciera de una esposa y para debatirle le reprendía lo mismo, mas su respuesta siempre me entristecía «Estoy condenada» decía en voz tremula, yo sabía lo que era y que nunca podría procrear.
La muerte joven de nuestros padres habían sido un factor muy importante de que hubieramos seguido solteros hasta ese momento, aunque cuando lo medito sólo lo hubieran hecho conmigo, después de todo, Cammy era una sirviente de la Iglesia y se había desposado con ésta; lo que no alcanzaba a comprender. Nosotros los Cisnes Negros eramos indicustiblemente tradicionalistas, así nos criaron y no cambiaríamos, era parte de nuestro legado, por esa razón sabía que tenía que tener una familia antes de los 30, sin embargo, no pretendía casarme con cualquier mujer, quería realmente amarla y mi ventaja sobre los compromisos que mi padres hubieran arreglado si estuvieran con vida era eso, que yo tendría la oportunidad de elegir a la mujer que le entregaría mi corazón.
No negaba en ningún momento ser un romántico y no lo digo por amar la literatura y la música de esa corriente intelectual, sino por toda la ideología. Mi esposa no tenía que ser una figura de la realeza o de clase alta, porque la aspiración a algo mejor no me interesaba, ya lo tenía, lo que quería era un verdadero amor y así se tratara de la mujer más desdichada del planeta, a ella la eligiría, sin importar su atractivo o su edad.
Con esas cavilaciones recorría una avenida muy estética y a lo lejos, una plaza me llamó la atención. Era hermosa y parecía que me invitaba a visitarla así que me decidí a hacerlo. Pero en el trayecto comenzó a llover, lo que no fue un problema para mí, era un hombre precavido y en lo que cabe elegante. Iba vestido con una levita negra y una cazadora beige, con guantes blancos y en mi brazo colgaba un paraaguas. Era una mañana nublada y al vivir en Londres tenía esa ventaja sobre los Parisiences, interpretar el clima. Como sea, mientras otros se refugiaban yo caminaba hacía la plaza protegido.
Entonces hubo algo que llamó mi atención, en una banca estaba una señorita sola, soportando la inclemencia del clima. Probablemente era su decisión estar en esa situación, pero yo no podía pasar por alto mi educación y a prisa me acerqué a ella, estando muy cerca cerré mi paraguas dejando que el agua también me golpeara, lo que no me importaba en lo más mínimo, como sea, me quité a rápidamente la cazadora y acortando la distancia la cubrí con la prenda, luego, abrí el paraguas para cubrirnos a ambos.
Ella me volteó a ver y automáticamente quede hechizado por ella, era absolutamente bella. Mi concepto de belleza era muy subjetiva y la máxima figura representativa era mi hermana, para mí Cammy era mi Venus, mas la mujer que me miraba me hicieron darme cuenta de algo muy importante, me había encasillado en un mundo , aunque después de todo creía en el destino y sabía que no tenía que buscar la belleza, ésta llegaría a mi. La joven de labios rosados se mantuvo callada, mirándome con sus ojos turquesa. Pese a que era impropio miré su figura, o más bien sus sencillos atuendos, mas no tan sencillos para que él sospechara que pertenecía a una clase más superior a la que realmente quería dar a interpretar.
—Señorita, no soy nadie para reprenderla así que permita hacerle compañía. Dejarla sola aquí generará remordimientos de que enferme. Por favor, se lo ruego— dije en una sonrisa.
La muerte joven de nuestros padres habían sido un factor muy importante de que hubieramos seguido solteros hasta ese momento, aunque cuando lo medito sólo lo hubieran hecho conmigo, después de todo, Cammy era una sirviente de la Iglesia y se había desposado con ésta; lo que no alcanzaba a comprender. Nosotros los Cisnes Negros eramos indicustiblemente tradicionalistas, así nos criaron y no cambiaríamos, era parte de nuestro legado, por esa razón sabía que tenía que tener una familia antes de los 30, sin embargo, no pretendía casarme con cualquier mujer, quería realmente amarla y mi ventaja sobre los compromisos que mi padres hubieran arreglado si estuvieran con vida era eso, que yo tendría la oportunidad de elegir a la mujer que le entregaría mi corazón.
No negaba en ningún momento ser un romántico y no lo digo por amar la literatura y la música de esa corriente intelectual, sino por toda la ideología. Mi esposa no tenía que ser una figura de la realeza o de clase alta, porque la aspiración a algo mejor no me interesaba, ya lo tenía, lo que quería era un verdadero amor y así se tratara de la mujer más desdichada del planeta, a ella la eligiría, sin importar su atractivo o su edad.
Con esas cavilaciones recorría una avenida muy estética y a lo lejos, una plaza me llamó la atención. Era hermosa y parecía que me invitaba a visitarla así que me decidí a hacerlo. Pero en el trayecto comenzó a llover, lo que no fue un problema para mí, era un hombre precavido y en lo que cabe elegante. Iba vestido con una levita negra y una cazadora beige, con guantes blancos y en mi brazo colgaba un paraaguas. Era una mañana nublada y al vivir en Londres tenía esa ventaja sobre los Parisiences, interpretar el clima. Como sea, mientras otros se refugiaban yo caminaba hacía la plaza protegido.
Entonces hubo algo que llamó mi atención, en una banca estaba una señorita sola, soportando la inclemencia del clima. Probablemente era su decisión estar en esa situación, pero yo no podía pasar por alto mi educación y a prisa me acerqué a ella, estando muy cerca cerré mi paraguas dejando que el agua también me golpeara, lo que no me importaba en lo más mínimo, como sea, me quité a rápidamente la cazadora y acortando la distancia la cubrí con la prenda, luego, abrí el paraguas para cubrirnos a ambos.
Ella me volteó a ver y automáticamente quede hechizado por ella, era absolutamente bella. Mi concepto de belleza era muy subjetiva y la máxima figura representativa era mi hermana, para mí Cammy era mi Venus, mas la mujer que me miraba me hicieron darme cuenta de algo muy importante, me había encasillado en un mundo , aunque después de todo creía en el destino y sabía que no tenía que buscar la belleza, ésta llegaría a mi. La joven de labios rosados se mantuvo callada, mirándome con sus ojos turquesa. Pese a que era impropio miré su figura, o más bien sus sencillos atuendos, mas no tan sencillos para que él sospechara que pertenecía a una clase más superior a la que realmente quería dar a interpretar.
—Señorita, no soy nadie para reprenderla así que permita hacerle compañía. Dejarla sola aquí generará remordimientos de que enferme. Por favor, se lo ruego— dije en una sonrisa.
Killian White- Humano Clase Alta
- Mensajes : 65
Fecha de inscripción : 10/01/2014
Re: El comienzo...(Privado)
Estaba concentrada en mis pensamientos, observando la lluvia caer, sintiéndola en mi ahora fría piel, cuando alguien a mi lado de pronto coloco un abrigo en mis hombros, cubriéndome de la inclemencia del clima, abriendo luego un paraguas que nos protegía a ambos de la lluvia me giro observando su rostro, sonrojandome a penas nuestros ojos se encontraron, mi corazón dio un vuelco sin saber por que...escuche sus palabras y luego de unos instantes, salí de mi estado de trance...
-Oh...eh...gracias...- murmuro agachando la mirada, acurrucándome bajo su cálido abrigo...-pero si se queda, usted sera quien enferme y yo la que tendrá remordimientos...- respondo observando sus ojos una vez mas, sintiéndome perdida en ellos, casi hipnotizada mientras mi corazón daba un vuelco una vez mas, comenzando a latir acelerado, sintiendo a la vez un cosquilleo en mi vientre, cosas que nunca antes había sentido...quizás si estaba por enfermarme, pensé desviando mi mirada hacia el frente...
No sabia sobre que hablar, hasta que descubrí que no le había dicho mi nombre, me mordí el labio inferior solo por costumbre y volví a girar mi rostro hacia el, observándolo, sintiendo nuevamente aquellas cosquillas en mi vientre...- por cierto, mi nombre es Desiree North...mucho gusto señor...- me quedo en silencio esperando su nombre, lo miraba y era obvio que se trataba de un chico de clase alta, un chico como los que mis padres estarían encantados de emparejarme...pensaba haciendo una mueca mental, recordando por que estaba en este lugar, huyendo de mi prospecto a esposo...
Suspire, pensando en lo aburrida que estaba de la situación, pero no pensaba casarme, les había dicho mil veces que el matrimonio no era para mi...les había dicho que prefería dar mi vida a Dios, pese a que no era muy creyente, que unir mi vida a alguien y volverme como mi madre....casarme, "enamorarme" seria lo peor que podría pasarme en la vida...pensaba cubriéndome hasta la nariz con el abrigo del hombre a mi lado, suspirando, sintiendo sin querer su aroma suave, cálido y atrayente envolverme, cierro los ojos unos instantes, imaginando por unos segundos compartir la vida así con alguien como el...al darme cuenta de esto abrí los ojos de golpe, no no no no, no quería algo así, no con un desconocido, ni con nadie, pensaba molesta conmigo misma...
Me levante de golpe mirándolo...- debo irme...gracias por todo...y adiós...- murmuro quitándome su abrigo para dejarlo en su regazo despidiéndome antes de salir rápidamente de allí, sintiendo la lluvia nuevamente empaparme, cubriendo mi cuerpo de la cabeza a los pies, suspire mientras comenzaba a alejarme de el lentamente...huyendo de el y de aquel estúpido sueño despierta....
-Oh...eh...gracias...- murmuro agachando la mirada, acurrucándome bajo su cálido abrigo...-pero si se queda, usted sera quien enferme y yo la que tendrá remordimientos...- respondo observando sus ojos una vez mas, sintiéndome perdida en ellos, casi hipnotizada mientras mi corazón daba un vuelco una vez mas, comenzando a latir acelerado, sintiendo a la vez un cosquilleo en mi vientre, cosas que nunca antes había sentido...quizás si estaba por enfermarme, pensé desviando mi mirada hacia el frente...
No sabia sobre que hablar, hasta que descubrí que no le había dicho mi nombre, me mordí el labio inferior solo por costumbre y volví a girar mi rostro hacia el, observándolo, sintiendo nuevamente aquellas cosquillas en mi vientre...- por cierto, mi nombre es Desiree North...mucho gusto señor...- me quedo en silencio esperando su nombre, lo miraba y era obvio que se trataba de un chico de clase alta, un chico como los que mis padres estarían encantados de emparejarme...pensaba haciendo una mueca mental, recordando por que estaba en este lugar, huyendo de mi prospecto a esposo...
Suspire, pensando en lo aburrida que estaba de la situación, pero no pensaba casarme, les había dicho mil veces que el matrimonio no era para mi...les había dicho que prefería dar mi vida a Dios, pese a que no era muy creyente, que unir mi vida a alguien y volverme como mi madre....casarme, "enamorarme" seria lo peor que podría pasarme en la vida...pensaba cubriéndome hasta la nariz con el abrigo del hombre a mi lado, suspirando, sintiendo sin querer su aroma suave, cálido y atrayente envolverme, cierro los ojos unos instantes, imaginando por unos segundos compartir la vida así con alguien como el...al darme cuenta de esto abrí los ojos de golpe, no no no no, no quería algo así, no con un desconocido, ni con nadie, pensaba molesta conmigo misma...
Me levante de golpe mirándolo...- debo irme...gracias por todo...y adiós...- murmuro quitándome su abrigo para dejarlo en su regazo despidiéndome antes de salir rápidamente de allí, sintiendo la lluvia nuevamente empaparme, cubriendo mi cuerpo de la cabeza a los pies, suspire mientras comenzaba a alejarme de el lentamente...huyendo de el y de aquel estúpido sueño despierta....
Desiree North- Humano Clase Alta
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Fecha de inscripción : 13/02/2014
Re: El comienzo...(Privado)
—De ninguna manera se preocupe por mí, vengo de una tierra fría y con bastante lluvia— le dije sin evitar ver como me observaba, no tenía la menor idea de lo que ella veía en mi ni como era mi expresión hacía ella así que no me aventuré a armar conjeturas. —Es un placer conocerla señorita North, mi nombre es Audrey, Audrey White— le dije con mucho enfasis, demostrando el gran interés que ella había provocado en mí. Note como profundizo en sus propias cavilaciones, algo la hacía abstenerse de seguir mirándome o dirigirme una palabra, y luego, sin siquiera advertir su intención dejó el abrigo en la banca y se levantó, se despidió y se echó a correr.
Me giré para contemplar como se marchaba y así como ella lo había hecho, también me sumí en una profunda pero rápida cavilación. –Después de todo me iré pronto– traté de consolarme, pero era evidente que sólo intentaba engañarme, quería conocer más de ella, tenía que hacerlo. –Diviertete– había dicho Cammy antes de que saliera de viaje y aunque no había tenido la más mínima intensión, con ella, podría hacerlo.
Así, motivado por un impulso que sólo tuve con Cammy cuando niños, dejé caer el paraguas y corrí hacía ella. No abandonamos la plaza cuando la detuve de su brazo lo que hizo que me volteara a ver. —Espera por favor, señorita North no creo que haya querido estar sola por ninguna razón. Permita que la acompañe— le pedí con una expresión sutil, le agua golpeando mi cabello y mi rostro me obligaba a entrecerrar los ojos y distorcionar ligeramente mi voz, pero pese a ello, conseguí dibujar una sonrisa en mi rostro.
—Vine a París a resolver unos asuntos financioneros y al tenerlos casi concluidos no hay nada más que me detenga, o al menos eso creía hasta este día, hasta el momento en el que la vi señorita North. Me atrevo a decir que el tiempo que pueda pasar con usted será lo mejor que he visto y probado de París, por favor, se lo ruego, permita que la conozca un poco más y a través de usted esta ciudad— continué soltando su brazo y manteniendo mi sonrisa sobre esa lluvia que comenzaba a disminuir en intensidad y me permitía ver sus ojos con más claridad, esos ojos que me atraían como el cuadro de la Venus de Botticelli.
Entonces fui más atrevido, —¿por qué busca la soledad? ¿Por qué no se refugia como las otras personas?— dije algo avergonzado al final y me sonrojé ligeramente. –Disculpe si la ofendo, mas no lo logro entender. mis padres murieron cuando era muy joven y desde entonces me encargue del imperio familiar, no trato de ser presuntuoso al mencionar el detalle de mi dinero, pero lo pongo como referencia para que vea que no comprendo todos los mundos— continué intentando contagiarla de un aire diferente.
Me giré para contemplar como se marchaba y así como ella lo había hecho, también me sumí en una profunda pero rápida cavilación. –Después de todo me iré pronto– traté de consolarme, pero era evidente que sólo intentaba engañarme, quería conocer más de ella, tenía que hacerlo. –Diviertete– había dicho Cammy antes de que saliera de viaje y aunque no había tenido la más mínima intensión, con ella, podría hacerlo.
Así, motivado por un impulso que sólo tuve con Cammy cuando niños, dejé caer el paraguas y corrí hacía ella. No abandonamos la plaza cuando la detuve de su brazo lo que hizo que me volteara a ver. —Espera por favor, señorita North no creo que haya querido estar sola por ninguna razón. Permita que la acompañe— le pedí con una expresión sutil, le agua golpeando mi cabello y mi rostro me obligaba a entrecerrar los ojos y distorcionar ligeramente mi voz, pero pese a ello, conseguí dibujar una sonrisa en mi rostro.
—Vine a París a resolver unos asuntos financioneros y al tenerlos casi concluidos no hay nada más que me detenga, o al menos eso creía hasta este día, hasta el momento en el que la vi señorita North. Me atrevo a decir que el tiempo que pueda pasar con usted será lo mejor que he visto y probado de París, por favor, se lo ruego, permita que la conozca un poco más y a través de usted esta ciudad— continué soltando su brazo y manteniendo mi sonrisa sobre esa lluvia que comenzaba a disminuir en intensidad y me permitía ver sus ojos con más claridad, esos ojos que me atraían como el cuadro de la Venus de Botticelli.
Entonces fui más atrevido, —¿por qué busca la soledad? ¿Por qué no se refugia como las otras personas?— dije algo avergonzado al final y me sonrojé ligeramente. –Disculpe si la ofendo, mas no lo logro entender. mis padres murieron cuando era muy joven y desde entonces me encargue del imperio familiar, no trato de ser presuntuoso al mencionar el detalle de mi dinero, pero lo pongo como referencia para que vea que no comprendo todos los mundos— continué intentando contagiarla de un aire diferente.
Killian White- Humano Clase Alta
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Fecha de inscripción : 10/01/2014
Re: El comienzo...(Privado)
Sentí como el tomo mi brazo haciéndome detener, mi corazón dio un salto, lo mire, escuchando sus palabras, me mordí el labio inferior con fuerza, el agua caía con fuerza, ya estaba empapada, mi cuerpo se estremecía por el frío que ya comenzaba a hacer, mis labios estaban tomando un tono morado, mi pecho subía y bajaba rápidamente sintiendo mi corazón acelerado solo de sentirlo cerca, no sabia que me pasaba...no quería esto...el decía que quería acompañarme, y yo solo pensaba en huir...
Me quede en silencio escuchando sus palabras, mis mejillas se sonrojaron, pero hacia tanto frío que creía que el sonrojo era imperceptible, cuando soltó mi brazo suspire aliviada casi, sin poder dejar de mirar sus ojos, me mordí el labio inferior con fuerza...-que le hace pensar que yo seria una buena compañía para conocer París?...me temo que esta equivocado, no soy buena anfitriona, no conozco los lugares de moda en París ni nada de las cosas que quizás le interesen, seria mejor que contrate a alguien que le enseñe la ciudad...- murmure mirando sus ojos, perdiéndome en ellos, como cada vez que me sentía perdida en su mirada, quise acercarme mas, pegarme a el, besarle....besarle?...por que querría besar a un completo desconocido?...di un paso atrás apartándome de el, de aquellos pensamientos, de lo que quería hacer cuando estaba con el, de la imagen de un hogar, una familia, tener hijos con el...maldita sea...no...no podía ser, yo no quería estas cosas, pensaba desesperada...
Escuche sus palabras y me mordí el labio inferior fuertemente...-lo mismo podría preguntarle yo a usted y sin embargo no lo hago...-murmure bajito, suspire al oírlo...-lamento lo de sus padres...- dije agachando la cabeza, temblando aun...-me temo que es tarde y debo irme...- dije cometiendo el error de ver una vez mas sus ojos, sonrojandome toda al sentir una vez mas aquellas ganas de sentir sus labios presionando los míos, algo que solo me ocurría y me había ocurrido con el...algo que no me gustaba y me hacia querer huir de el...-por favor déjeme marchar...- suplique sin poder dejar de observar sus ojos, perdida en ellos, dando sin darme cuenta un paso hacia el, acercándome un poco mas...quedando solo a centímetros de el... pese a que pedía que me dejara ir, yo misma me encontré acercándome a su cuerpo, deseando una cercanía con el que no había deseado con nadie...
Me quede en silencio escuchando sus palabras, mis mejillas se sonrojaron, pero hacia tanto frío que creía que el sonrojo era imperceptible, cuando soltó mi brazo suspire aliviada casi, sin poder dejar de mirar sus ojos, me mordí el labio inferior con fuerza...-que le hace pensar que yo seria una buena compañía para conocer París?...me temo que esta equivocado, no soy buena anfitriona, no conozco los lugares de moda en París ni nada de las cosas que quizás le interesen, seria mejor que contrate a alguien que le enseñe la ciudad...- murmure mirando sus ojos, perdiéndome en ellos, como cada vez que me sentía perdida en su mirada, quise acercarme mas, pegarme a el, besarle....besarle?...por que querría besar a un completo desconocido?...di un paso atrás apartándome de el, de aquellos pensamientos, de lo que quería hacer cuando estaba con el, de la imagen de un hogar, una familia, tener hijos con el...maldita sea...no...no podía ser, yo no quería estas cosas, pensaba desesperada...
Escuche sus palabras y me mordí el labio inferior fuertemente...-lo mismo podría preguntarle yo a usted y sin embargo no lo hago...-murmure bajito, suspire al oírlo...-lamento lo de sus padres...- dije agachando la cabeza, temblando aun...-me temo que es tarde y debo irme...- dije cometiendo el error de ver una vez mas sus ojos, sonrojandome toda al sentir una vez mas aquellas ganas de sentir sus labios presionando los míos, algo que solo me ocurría y me había ocurrido con el...algo que no me gustaba y me hacia querer huir de el...-por favor déjeme marchar...- suplique sin poder dejar de observar sus ojos, perdida en ellos, dando sin darme cuenta un paso hacia el, acercándome un poco mas...quedando solo a centímetros de el... pese a que pedía que me dejara ir, yo misma me encontré acercándome a su cuerpo, deseando una cercanía con el que no había deseado con nadie...
Desiree North- Humano Clase Alta
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Fecha de inscripción : 13/02/2014
Re: El comienzo...(Privado)
Estaba embriagado por ella y si no fuera por su acercamiento que iban en contra de su petición. Hubiera entristecido viéndola como se iba. Pero la situación no era así, estábamos a centímetros y sentía un impulso desquiciado a tomarla entre mis brazos y besarla, mi corazón se agitó, sentí como mi cuerpo se calentó por la sangre que ardía a causa de ella, no sentía frío, no sentía la lluvia que seguía cayendo sobre nosotros.
—No puedo dejarte ir susurré mientras mis manos desobedecían mi educación y tomaban las muñecas de ellas, —quiero estar contigo— continué acariciando con mis húmedas manos sus fríos brazos, como sí mi intención fuera el querer darle calor y no hacer un simple contacto con su piel. Estaba hipnotizado por ella y una de mis manos subieron a su cuello mientras la otra se movió a la parte baja de su espalda para acercarla más a mi. Di libertad a mi mano para que desnudara el cabello como el oro de Desiree, aquel gorro viejo cayó como un bulto sobre el suelo sin siquiera importarle a ninguno de los dos.
Me sentí avergonzado, —discul...— acerqué mis labios a los de ella, mi corazón se desboco, la agitación de mi pecho se hizo evidente, pues el primer contacto entre él y sus labios fue la exhalación de mi boca sobre la de ella. Nuestros labios estaban por unirse pero entonces me detuve, desvíe el beso, mis brazos la abrazaron y coloqué mi cabeza sobre su hombro totalmente aterrado. Mi corazón estaba demasiado agitado, «¿cómo es posible que pierda la educación?» me recriminaba, pues de haber concluido el beso la hubiera ofendido, si era muy conservador, una idea romántica que no quería abandonar en ninguna circunstancia.
Me separé de ella avergonzado y dolido por la ofensa que pudo haber significado para ella al no haberla besado cuando nos estábamos encaminando a ese momento mágico. le tomé de las manos con un semblante triste. —Discúlpeme señorita, disculpe mi atrevimiento, mi ofensa. Mi intención no es insultarla, mi corazón está agitado sin que lo pueda comprender, me cuesta respirar y siento un cosquilleo dentro de mi, una sensación con ninguna otra mujer he sentido, ¡Dios! Pero no puedo ser un atrevido aunque mi impulso me haga desear besarla, no sé si está comprometida o tiene una relación, discúlpeme en verdad y sí no quiere quedarse más, lo comprenderé, con mucho dolor, pero la dejaré ir, lamentándome toda mi vida por no haberla besado— dije y todo me parecía no tener sentido, pero realmente era lo que sentía.
—No puedo dejarte ir susurré mientras mis manos desobedecían mi educación y tomaban las muñecas de ellas, —quiero estar contigo— continué acariciando con mis húmedas manos sus fríos brazos, como sí mi intención fuera el querer darle calor y no hacer un simple contacto con su piel. Estaba hipnotizado por ella y una de mis manos subieron a su cuello mientras la otra se movió a la parte baja de su espalda para acercarla más a mi. Di libertad a mi mano para que desnudara el cabello como el oro de Desiree, aquel gorro viejo cayó como un bulto sobre el suelo sin siquiera importarle a ninguno de los dos.
Me sentí avergonzado, —discul...— acerqué mis labios a los de ella, mi corazón se desboco, la agitación de mi pecho se hizo evidente, pues el primer contacto entre él y sus labios fue la exhalación de mi boca sobre la de ella. Nuestros labios estaban por unirse pero entonces me detuve, desvíe el beso, mis brazos la abrazaron y coloqué mi cabeza sobre su hombro totalmente aterrado. Mi corazón estaba demasiado agitado, «¿cómo es posible que pierda la educación?» me recriminaba, pues de haber concluido el beso la hubiera ofendido, si era muy conservador, una idea romántica que no quería abandonar en ninguna circunstancia.
Me separé de ella avergonzado y dolido por la ofensa que pudo haber significado para ella al no haberla besado cuando nos estábamos encaminando a ese momento mágico. le tomé de las manos con un semblante triste. —Discúlpeme señorita, disculpe mi atrevimiento, mi ofensa. Mi intención no es insultarla, mi corazón está agitado sin que lo pueda comprender, me cuesta respirar y siento un cosquilleo dentro de mi, una sensación con ninguna otra mujer he sentido, ¡Dios! Pero no puedo ser un atrevido aunque mi impulso me haga desear besarla, no sé si está comprometida o tiene una relación, discúlpeme en verdad y sí no quiere quedarse más, lo comprenderé, con mucho dolor, pero la dejaré ir, lamentándome toda mi vida por no haberla besado— dije y todo me parecía no tener sentido, pero realmente era lo que sentía.
Killian White- Humano Clase Alta
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Re: El comienzo...(Privado)
Mi pecho subía y bajaba rápidamente, escuche sus palabras y sentí sus manos tomando mis muñecas, mi corazón dio un vuelco, sentía mariposas en mi vientre, lo mire sorprendida, a que se refería con esas palabras?...a que se refería con que quería estar conmigo?...por que parecía tan importante para el que me quedara a su lado?...me preguntaba sin poder dejar de mirarlo, sintiendo sus manos pasearse por mis brazos, dándome un poco de calor, mi cuerpo se estremeció al sentir una de sus manos en mi espalda baja y otra en mi nuca, mire sus ojos, contuve la respiracion cuando lo sentí aun mas cerca, casi rozando mis labios, al comienzo me sentí tensa con la idea, y luego acabe relajándome a la idea de sentir sus labios rozando los míos, excepto que eso no ocurrió...
Mi cuerpo volvió a tensarse, sentí su abrazo y su cabeza apoyándose en mi hombro, mi corazón latía a toda prisa, mire su rostro sin comprender que había ocurrido, lo sentí tomando mis manos, escuche sus palabras, cada vez mas sorprendida, aquello que le pasaba era exacto lo que me ocurría a mi, pero de algún modo me negué a decirlo...-no tengo relación alguna ni estoy comprometida, aunque mi madre desee con todas sus fuerzas verme en esa situación, me temo que el matrimonio no es para mi...- respondo mirándolo...-en estos momentos debe estarme esperando en una cena con algún posible candidato, al saberlo no pensé en nada mas que huir...-digo mirándolo...
-No creo en el vinculo del matrimonio ni en el amor...creo que es algo que esta sobre valorado, creo que en un comienzo puede funcionar pero las mentiras comienzan a envenenarlo todo tarde o temprano, el hombre...el hombre desea una esposa dulce, sumisa, que obedezca en todo, que cuide el hogar y los hijos, mientras tanto el se va en busca de mujerzuelas...yo no quiero un matrimonio así...no creo en un amor así...-digo, sabia que el no me lo había preguntado, pero las palabras comenzaron a salir por si solas, mientras recordaba a mi madre llorando por las noches esperando a mi padre, sabiendo que este estaba con su amante y sus hijos bastardos...no quería ese sufrimiento, estar amarrada a un hombre como mi padre...un hombre que veía en la mujer a una criatura sumisa, fabrica de hijos, alguien para hacer las cosas del hogar solamente...no quería algo así, quería esos amores de novela, de esas novelas ocultas que solía leer, esos amores apasionados, esos amores únicos, impulsivos, felices, para toda la vida...de esos amores inexistentes...pensaba mirando a los ojos al chico frente a mi...
-Lo siento..creo que me deje llevar...- murmuro apartándome de el, suspiro, observando aun su rostro, esperando su reacción a mis palabras, de seguro actuaria como todos, sorprendido, casi horrorizado de que una dama como yo pensara esas cosas cuando se suponía que veníamos programadas para pensar del otro modo...
Mi cuerpo volvió a tensarse, sentí su abrazo y su cabeza apoyándose en mi hombro, mi corazón latía a toda prisa, mire su rostro sin comprender que había ocurrido, lo sentí tomando mis manos, escuche sus palabras, cada vez mas sorprendida, aquello que le pasaba era exacto lo que me ocurría a mi, pero de algún modo me negué a decirlo...-no tengo relación alguna ni estoy comprometida, aunque mi madre desee con todas sus fuerzas verme en esa situación, me temo que el matrimonio no es para mi...- respondo mirándolo...-en estos momentos debe estarme esperando en una cena con algún posible candidato, al saberlo no pensé en nada mas que huir...-digo mirándolo...
-No creo en el vinculo del matrimonio ni en el amor...creo que es algo que esta sobre valorado, creo que en un comienzo puede funcionar pero las mentiras comienzan a envenenarlo todo tarde o temprano, el hombre...el hombre desea una esposa dulce, sumisa, que obedezca en todo, que cuide el hogar y los hijos, mientras tanto el se va en busca de mujerzuelas...yo no quiero un matrimonio así...no creo en un amor así...-digo, sabia que el no me lo había preguntado, pero las palabras comenzaron a salir por si solas, mientras recordaba a mi madre llorando por las noches esperando a mi padre, sabiendo que este estaba con su amante y sus hijos bastardos...no quería ese sufrimiento, estar amarrada a un hombre como mi padre...un hombre que veía en la mujer a una criatura sumisa, fabrica de hijos, alguien para hacer las cosas del hogar solamente...no quería algo así, quería esos amores de novela, de esas novelas ocultas que solía leer, esos amores apasionados, esos amores únicos, impulsivos, felices, para toda la vida...de esos amores inexistentes...pensaba mirando a los ojos al chico frente a mi...
-Lo siento..creo que me deje llevar...- murmuro apartándome de el, suspiro, observando aun su rostro, esperando su reacción a mis palabras, de seguro actuaria como todos, sorprendido, casi horrorizado de que una dama como yo pensara esas cosas cuando se suponía que veníamos programadas para pensar del otro modo...
Desiree North- Humano Clase Alta
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Fecha de inscripción : 13/02/2014
Re: El comienzo...(Privado)
Como me lo había imaginado, ella no pertenecía a la clases menos desfavorecidas, algo me decía que era de clase alta. Yo sonreía, pero no porque me hubiera fascinado descubrir ese detalle, sino porque lo que decía era tan interesante, era tan inteligente y distinta a mi, en algunos pensamientos. —No debe de disculparse señorita North— dije extasiándome por su belleza, incrementándose en mi los deseos de tenerla en mis brazos y besarla, ¿será ella la mujer que he buscado?, deseaba que así fuera, lo añoraba profundamente.
—Me temo que terminaré exhibiéndome, ya que, yo sí creo en el verdadero amor, en el vínculo del matrimonio, para los White es sagrado. Soy un romántico señorita, un Romeo que busca a su Julieta; una Julieta inteligente, dulce pero autónoma, una mujer como las de los Cines Negros, administradoras y emprendedoras, sin cadenas; que acompañen a sus esposos pero no por obligación, sino por placer, por amor— me silencié al sentir que me ruborizaba, sintiendo nuevamente la lluvia caer sobre nosotros y volví a sonreír.
—Mi hermana es una extraordinaria mujer, bellísima e independiente, es madre soltera y aunque está condenada por un mal a vivir por las noches es entre los Cisnes Negros un gran ejemplo a seguir. Ella encontró un camino y se entregó a él, así quiero una mujer, que tome sus propias decisiones pero leal y fiel como somos todos los Cines Negros, porque antes moriría a cometer un sacrilegio como es el ofender a mi esposa engañándola— terminé con el ceño fruncido, pensar en que una mujer podría serme infiel me perturbaba.
Así, para abandonar mis cavilaciones desvié la mirada dejando que ella observara mi perfil, sabía que denotaba un semblante serio, pero en realidad evocaba mi niñez, con que felicidad veía siempre a mis padres; su ejemplo me decía que sí existía ese amor al que ella temía, porque yo era consiente que no se trataba de que no creyera, sino que, temía encontrarse con un hombre que destrozara su vida. Recordé la última vez que vi a mis padres y después la noticia de haber muerto cayendo en mi la responsabilidad de cuidar el imperio de los Cisnes Negros.
—Quiero anticipar mi atrevimiento ofreciéndole una disculpa— le dije girándome para volverme a perder en esos majestuosos ojos que me hechizaban consiguiendo que no pudiera moverme. —Pero cuando la vi, sentí una inexplicable conexión con usted, después llegó esta sensación en la que me mantengo... Estar enamorado de usted y ahora al expresar sus pensamientos, mi corazón me dice que es mi Julieta— mi voz temblaba, no sé si era por el frío o por los nervios de haber confesado mis sentimientos hacía ella.
Me acerqué y acaricié su rostro lentamente, con mi corazón totalmente acelerado y respirando con dificultad . —No quiero que se vaya... Pero no quiero tan poco que enferme, creo entonces que es el momento de decir adiós— sonreí pese a que mis propias palabras me había hecho daño, como consuelo tomé su mano y besé la contra palma viéndola a los ojos una vez más.
—Me temo que terminaré exhibiéndome, ya que, yo sí creo en el verdadero amor, en el vínculo del matrimonio, para los White es sagrado. Soy un romántico señorita, un Romeo que busca a su Julieta; una Julieta inteligente, dulce pero autónoma, una mujer como las de los Cines Negros, administradoras y emprendedoras, sin cadenas; que acompañen a sus esposos pero no por obligación, sino por placer, por amor— me silencié al sentir que me ruborizaba, sintiendo nuevamente la lluvia caer sobre nosotros y volví a sonreír.
—Mi hermana es una extraordinaria mujer, bellísima e independiente, es madre soltera y aunque está condenada por un mal a vivir por las noches es entre los Cisnes Negros un gran ejemplo a seguir. Ella encontró un camino y se entregó a él, así quiero una mujer, que tome sus propias decisiones pero leal y fiel como somos todos los Cines Negros, porque antes moriría a cometer un sacrilegio como es el ofender a mi esposa engañándola— terminé con el ceño fruncido, pensar en que una mujer podría serme infiel me perturbaba.
Así, para abandonar mis cavilaciones desvié la mirada dejando que ella observara mi perfil, sabía que denotaba un semblante serio, pero en realidad evocaba mi niñez, con que felicidad veía siempre a mis padres; su ejemplo me decía que sí existía ese amor al que ella temía, porque yo era consiente que no se trataba de que no creyera, sino que, temía encontrarse con un hombre que destrozara su vida. Recordé la última vez que vi a mis padres y después la noticia de haber muerto cayendo en mi la responsabilidad de cuidar el imperio de los Cisnes Negros.
—Quiero anticipar mi atrevimiento ofreciéndole una disculpa— le dije girándome para volverme a perder en esos majestuosos ojos que me hechizaban consiguiendo que no pudiera moverme. —Pero cuando la vi, sentí una inexplicable conexión con usted, después llegó esta sensación en la que me mantengo... Estar enamorado de usted y ahora al expresar sus pensamientos, mi corazón me dice que es mi Julieta— mi voz temblaba, no sé si era por el frío o por los nervios de haber confesado mis sentimientos hacía ella.
Me acerqué y acaricié su rostro lentamente, con mi corazón totalmente acelerado y respirando con dificultad . —No quiero que se vaya... Pero no quiero tan poco que enferme, creo entonces que es el momento de decir adiós— sonreí pese a que mis propias palabras me había hecho daño, como consuelo tomé su mano y besé la contra palma viéndola a los ojos una vez más.
Killian White- Humano Clase Alta
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Re: El comienzo...(Privado)
Mis ojos seguian los suyos, su rostro, escuche cada palabra que salia de sus labios, de esos labios que habían estado tan cerca de los míos, sus palabras eran tan contrarias a las mías...su sonrisa me hacia sentir confiada, sentía que no quería separarme de el por nada del mundo...que quería continuar allí, junto a el...oh Dios, estaba volviéndome loca...pensaba desesperada, sin poder dejar de mirar sus ojos y luego el desvió la mirada, suspire observando su perfil, quedándome allí en silencio, sin poder dejar de observarlo, sin decir nada para no interrumpir sus pensamientos...
Sus siguientes palabras me sorprendieron, no comprendía por que se disculpaba, mis ojos nuevamente se perdieron en los suyos, me quede en silencio mientras lo escuchaba, me sorprendí muchisimo al oírlo, enamorado de mi?...mi corazón daba saltos de alegría sin saber por que...no debería estar feliz de que alguien me confesara su supuesto amor...me mordí el labio inferior, sin poder dejar de mirar sus ojos, sin saber como reaccionar o que decir...
Lo observe acercándose a mi, me quede muy quieta, sintiendo la caricia en mi rostro, el que enseguida se sonrojo, mi corazón latía acelerado y sin darme cuenta me encontré acortando aun mas la distancia, a solo centímetros de el, sus siguientes palabras me dejaron fría, aun mas, no quería...no quería separarme de el, pero sabia que pensar así era estúpido, que...quizás solo era un galán de esos que disfrutaban enamorando jovencitas ilusas...y no pensaba caer en sus redes fácilmente, no creía en el amor...ni el ni nadie me iba a hacer cambiar de opinión, no tenia mas que pensar en todas las noches en vela que paso y a pasado mi madre, esperando a mi padre llegar, mientras este estaba con su amante, solo pensar en eso hacia que todas las mariposas en mi vientre se esfumaran...
El podría decir mucho, pero...tarde o temprano seria uno mas de los que tendrían una doble vida...y yo?...yo no estaba dispuesta a pasar por eso...no quería, no deseaba, me aterraba volverme como mi madre...di un paso atrás, aterrada con las imágenes que aparecían en mi cabeza, a mi en el lugar de mi madre y a el como mi padre, me mordí el labio inferior, rompiendo el contacto de mi mano contra sus labios...- si, es lo mejor...adiós señor White...- murmure fijando mi mirada nuevamente en sus ojos, observándolos, perdiéndome en ellos, había una parte de mi que no deseaba alejarse de el, pero no quería sufrir, realmente no deseaba enamorarme, pesaba sin darme cuenta que ya era demasiado tarde y ya estaba comenzando a enamorarme de el....
Sus siguientes palabras me sorprendieron, no comprendía por que se disculpaba, mis ojos nuevamente se perdieron en los suyos, me quede en silencio mientras lo escuchaba, me sorprendí muchisimo al oírlo, enamorado de mi?...mi corazón daba saltos de alegría sin saber por que...no debería estar feliz de que alguien me confesara su supuesto amor...me mordí el labio inferior, sin poder dejar de mirar sus ojos, sin saber como reaccionar o que decir...
Lo observe acercándose a mi, me quede muy quieta, sintiendo la caricia en mi rostro, el que enseguida se sonrojo, mi corazón latía acelerado y sin darme cuenta me encontré acortando aun mas la distancia, a solo centímetros de el, sus siguientes palabras me dejaron fría, aun mas, no quería...no quería separarme de el, pero sabia que pensar así era estúpido, que...quizás solo era un galán de esos que disfrutaban enamorando jovencitas ilusas...y no pensaba caer en sus redes fácilmente, no creía en el amor...ni el ni nadie me iba a hacer cambiar de opinión, no tenia mas que pensar en todas las noches en vela que paso y a pasado mi madre, esperando a mi padre llegar, mientras este estaba con su amante, solo pensar en eso hacia que todas las mariposas en mi vientre se esfumaran...
El podría decir mucho, pero...tarde o temprano seria uno mas de los que tendrían una doble vida...y yo?...yo no estaba dispuesta a pasar por eso...no quería, no deseaba, me aterraba volverme como mi madre...di un paso atrás, aterrada con las imágenes que aparecían en mi cabeza, a mi en el lugar de mi madre y a el como mi padre, me mordí el labio inferior, rompiendo el contacto de mi mano contra sus labios...- si, es lo mejor...adiós señor White...- murmure fijando mi mirada nuevamente en sus ojos, observándolos, perdiéndome en ellos, había una parte de mi que no deseaba alejarse de el, pero no quería sufrir, realmente no deseaba enamorarme, pesaba sin darme cuenta que ya era demasiado tarde y ya estaba comenzando a enamorarme de el....
Desiree North- Humano Clase Alta
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Fecha de inscripción : 13/02/2014
Re: El comienzo...(Privado)
Seguía ahí, una tortura placentera por la incertidumbre del fulgor de sus ojos brillantes. Ambos estábamos observándonos, como si el tiempo se hubiera detenido y entonces vi mover sus labios, luego, esa fascinante voz confundida aceptaba mi sugerencia. Mi corazón se rompió, sentí una puñalada en mi corazón. Si haber creído que mis palabras al decirle que debía irse me habían dolido; más fue el escucharla decir que era lo mejor. Quise decirle «no, no se vaya... quédate conmigo, por siempre conmigo» pero era ridículo, tenía que dejarla ir y sentí mi corazón llorar y como éste enviaba el llanto a mis ojos, llanto que no permití unirse a la lluvia.
Me quedé ahí, viendo como ella se iba mientras yo balbuceaba cosas que ni yo mismo entendía, comencé a temblar pero no por frío, sino era porque la había encontrado y lo sabía, no tenía ninguna duda de que era la mujer que ensueños me robaba el aliento, la que me sacaba de mis cavilaciones... Sí, era algo ilógico, si alguien me dijera lo mismo le haría recapacitar de que era una locura lo que pensaba, –¿se podía amar alguien tan rápido?, ¿qué sabía yo de ella además de su nombre y que estaba soltera pero no por mucho tiempo?– cavilé, mi corazón no dejaba de latir acelerado, quizás latía con más potencia, sentí que el calor de mi cuerpo se incremento, como si quisiera darme fiebre, pero nada me importaba, ahí estaba yo, dejando ir a la mujer que podría ser el amor de mi vida.
Aparte mi mirada contemplando el piso, seguir viéndola traería como consecuencia una ascensión al dolor que ya sentía al saber que no la volvería a ver. Mañana por la noche saldría mi embarcación, mi estancia en París terminaría muy pronto, una estancia triste. Me di la vuelta y entonces vi el gorro empapado de Desiree, caminé a él y lo tomé. Cuando lo tuve en mis manos reflexioné. Hay momentos en la vida en el que un hombre debe de aceptar que no es su momento y retirarse, no era de sensatos buscar algo que tenía tantas dificultades e altas probabilidades de fracasos, éste era uno de ellos, pero en ese momento me acepté insensato.
Dejé que la locura tomara posesión de mí, sabiendo que lo único con lo que concordaba con esa locura era el deseo de estar con Desiree. Me giré rápidamente y más rápido corrí hacía ella. La alcancé antes de que saliera de la plaza y tomándola de un brazo la hice que girara con delicadeza para que me mirara. —Me llamará un loco, un absurdo... Pero sé lo que digo aunque suene totalmente descabellado. Señorita North, no quiero que se vaya, ni hoy, ni nunca. Quiero estar con usted por siempre, compartir hasta mi último aliento con usted, cuidarla y amarla— quería decir más pero no podía respirar, no escuchaba nada más que el acelerado corazón que parecía se saldría de mi pecho, sentí un masaje en mi estómago, como dulces caricias y finalmente la fuente de mi corazón desbordó algunas lágrimas por ella, por su belleza, por su rostro confundido.
—Por favor, mi bella señorita... Por favor...— casi le imploré, arrodillándome frente a ella. —Deje que conteste su corazón, que conteste con honestidad. Me destrozaría saber que se mantendrá a mi lado por compromiso, prefiero que destruya mi corazón en estos momentos— dije, el cosquilleo en mi estómago se hizo más intenso, mi ritmo cardiaco perdió el absoluto control y mis demás sentidos salvo los ojos dejaron de funcionar.
Me quedé ahí, viendo como ella se iba mientras yo balbuceaba cosas que ni yo mismo entendía, comencé a temblar pero no por frío, sino era porque la había encontrado y lo sabía, no tenía ninguna duda de que era la mujer que ensueños me robaba el aliento, la que me sacaba de mis cavilaciones... Sí, era algo ilógico, si alguien me dijera lo mismo le haría recapacitar de que era una locura lo que pensaba, –¿se podía amar alguien tan rápido?, ¿qué sabía yo de ella además de su nombre y que estaba soltera pero no por mucho tiempo?– cavilé, mi corazón no dejaba de latir acelerado, quizás latía con más potencia, sentí que el calor de mi cuerpo se incremento, como si quisiera darme fiebre, pero nada me importaba, ahí estaba yo, dejando ir a la mujer que podría ser el amor de mi vida.
Aparte mi mirada contemplando el piso, seguir viéndola traería como consecuencia una ascensión al dolor que ya sentía al saber que no la volvería a ver. Mañana por la noche saldría mi embarcación, mi estancia en París terminaría muy pronto, una estancia triste. Me di la vuelta y entonces vi el gorro empapado de Desiree, caminé a él y lo tomé. Cuando lo tuve en mis manos reflexioné. Hay momentos en la vida en el que un hombre debe de aceptar que no es su momento y retirarse, no era de sensatos buscar algo que tenía tantas dificultades e altas probabilidades de fracasos, éste era uno de ellos, pero en ese momento me acepté insensato.
Dejé que la locura tomara posesión de mí, sabiendo que lo único con lo que concordaba con esa locura era el deseo de estar con Desiree. Me giré rápidamente y más rápido corrí hacía ella. La alcancé antes de que saliera de la plaza y tomándola de un brazo la hice que girara con delicadeza para que me mirara. —Me llamará un loco, un absurdo... Pero sé lo que digo aunque suene totalmente descabellado. Señorita North, no quiero que se vaya, ni hoy, ni nunca. Quiero estar con usted por siempre, compartir hasta mi último aliento con usted, cuidarla y amarla— quería decir más pero no podía respirar, no escuchaba nada más que el acelerado corazón que parecía se saldría de mi pecho, sentí un masaje en mi estómago, como dulces caricias y finalmente la fuente de mi corazón desbordó algunas lágrimas por ella, por su belleza, por su rostro confundido.
—Por favor, mi bella señorita... Por favor...— casi le imploré, arrodillándome frente a ella. —Deje que conteste su corazón, que conteste con honestidad. Me destrozaría saber que se mantendrá a mi lado por compromiso, prefiero que destruya mi corazón en estos momentos— dije, el cosquilleo en mi estómago se hizo más intenso, mi ritmo cardiaco perdió el absoluto control y mis demás sentidos salvo los ojos dejaron de funcionar.
Killian White- Humano Clase Alta
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Re: El comienzo...(Privado)
Seguí alejándome de él, caminando a través de la lluvia que no dejaba de caer, acariciando mi rostro, dolía...era estúpido, era una tonta, me dolía aun cuando era yo misma quien había tomado la decisión final de alejarme del...de todos modos mi corazón dolía, me encontré derramando lágrimas de tristeza casi sin darme cuenta, lagrimas que se mezclaban con las gotas de lluvia que seguían cayendo.
Estaba a punto de salir de la plaza cuando sentí su mano tomando mi brazo, me detuve y fui girada por el, lo mire a los ojos, escuchando en silencio sus palabras, mi corazón comenzó a latir aún más a prisa con cada palabra que pronunciaban sus labios, sus palabras me confundían...me confundía lo que sentía y lo que pensaba que sería mejor... mire sorprendida como él se arrodillaba frente a mí, di un paso atrás, sin saber cómo reaccionar, no podía dejar de mirar sus ojos perdiéndome en ellos...
Mi corazón no dejaba de latir a toda prisa, sentía mariposas revoloteando en mi estómago, me mordí el labio inferior sin saber que decir, que hacer, una parte de mi quería arrojarse a sus brazos, una parte de mi quería decirle que estaría a su lado el resto de mi vida...pero seguía teniendo miedo...cerré los ojos tratando de pensar en una decisión...si!!! gritaba mi corazón...mientras mi cabeza me seguía pidiendo que huyera...estaba tan confundida, tan asustada, no sabía qué hacer, mientras más lo pensaba más confundida me sentía...
Abrí lentamente los ojos volviendo a mirarlo, y sin darme cuenta me encontré asintiendo con la cabeza...-si...si, está bien...- sonreí un poco tensa, nerviosa, asustada, asustada de que mis miedos se hicieran realidad...de...de entregarle mi corazón y...por nada del mundo quería acabar como mi madre, pensaba desesperada, mirándolo casi suplicante...- si...está bien...solo...nunca...nunca jamás me hagas daño...nunca jamás me engañes...ni me mientas, prefiero la verdad por dolorosa que sea...- murmuro arrodillándome frente a él, mirando sus ojos...- y no...no te arrodilles...nunca más...no es necesario que lo vuelvas a hacer...- murmuro sin dejar de mirar sus ojos, deseando abrazarme a el sin atreverme a hacerlo...
Estaba a punto de salir de la plaza cuando sentí su mano tomando mi brazo, me detuve y fui girada por el, lo mire a los ojos, escuchando en silencio sus palabras, mi corazón comenzó a latir aún más a prisa con cada palabra que pronunciaban sus labios, sus palabras me confundían...me confundía lo que sentía y lo que pensaba que sería mejor... mire sorprendida como él se arrodillaba frente a mí, di un paso atrás, sin saber cómo reaccionar, no podía dejar de mirar sus ojos perdiéndome en ellos...
Mi corazón no dejaba de latir a toda prisa, sentía mariposas revoloteando en mi estómago, me mordí el labio inferior sin saber que decir, que hacer, una parte de mi quería arrojarse a sus brazos, una parte de mi quería decirle que estaría a su lado el resto de mi vida...pero seguía teniendo miedo...cerré los ojos tratando de pensar en una decisión...si!!! gritaba mi corazón...mientras mi cabeza me seguía pidiendo que huyera...estaba tan confundida, tan asustada, no sabía qué hacer, mientras más lo pensaba más confundida me sentía...
Abrí lentamente los ojos volviendo a mirarlo, y sin darme cuenta me encontré asintiendo con la cabeza...-si...si, está bien...- sonreí un poco tensa, nerviosa, asustada, asustada de que mis miedos se hicieran realidad...de...de entregarle mi corazón y...por nada del mundo quería acabar como mi madre, pensaba desesperada, mirándolo casi suplicante...- si...está bien...solo...nunca...nunca jamás me hagas daño...nunca jamás me engañes...ni me mientas, prefiero la verdad por dolorosa que sea...- murmuro arrodillándome frente a él, mirando sus ojos...- y no...no te arrodilles...nunca más...no es necesario que lo vuelvas a hacer...- murmuro sin dejar de mirar sus ojos, deseando abrazarme a el sin atreverme a hacerlo...
Desiree North- Humano Clase Alta
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Re: El comienzo...(Privado)
Escuchándola atentamente me reprendí por mi impulsividad. No podía forzarla pese a que ella me había parcialmente aceptado, ella no mostraba realmente signos de seguridad, no parecía realmente convencida de quererme, su rostro no lo demostraba lo que me hizo optar por mejor tirar mi oferta y dolido marcharme a Londres donde mi pequeña niña me esperaba. Pero entonces pensé, si bien era cierto que no expresaba un entusiasmo también había notado sus miedos, lo que podría ocultar los mismos sentimientos que yo sentía por ella. Como sea, tenía que desmembrar sus miedos para saber sí realmente podría, algún día, amarme como yo ya sentía que lo hacía.
—No quiero que me acepte porque se lo he pedido, sé que tiene miedo, quizás a que me convierta en el hombre que no me convertiré— le dije tomándole las frías manos y ayudándola para que ambos nos pusiéramos de pie. La lluvia había dejado de caer sobre nosotros, las nubes oscuras comenzaban a desplazarse y los rayos del sol ya se abrían paso hasta nosotros; a los lejos, muy a los lejos nació un hermoso arcoiris que no robó mi atención pero glorifico la vista que tenía sobre ella. Los espesos cabellos dorados que parecían pegados a su cuerpo empezaban a deslumbrarme, brillaban como seguramente los míos también.
—¿A qué le teme mi señora?— le pregunté con mis ojos pendientes a su respuesta, me perdí en su rostro lleno de miedo y sin embargo, absolutamente hermoso. Esperé su respuesta con esa paciencia que me caracterizaba y que sí ella resultaba realmente amarme como yo a ella, lo conocería. ¡Dios! La amaba, sí eso era amor, tenía que hacerlo, era el sentimiento de Romeo con Julieta, la manifestación descrita por Shakespeare y ella no lo expresaba. —Yo tengo miedo a que mi amor no sea correspondido, a que después de un tiempo mi esposa no encuentre satisfacción en mí y me sea infiel, que los hijos que procree no sean míos y derroche parte de la fortuna de la familia con otro hombre— ¿de dónde habían salido esos absurdos temores?, no lo sabía, parecía muy estúpido. ¿Por qué una mujer haría eso con su esposo? La razón más obvia para los hombres sería que la mujer infiel no es satisfecha en la cama.
Pensar en eso le parecía estúpido y sus facciones se entristecieron. —Sé que te amo, pero si no siente lo mismo que yo... Es mejor que tomemos nuestros propios caminos— dije con una voz que destrozó mi propio corazón, le tomé sus manos y se las besé. —Estás tan fría— dije de pronto, cambiando radicalmente el tema y lo haría de nuevo. —Mañana sale mi barco para Londres, puedo pedir hoy tu mano para que me permita demostrarle cuanto la amo que no estoy dispuesto a fallarle, o crea que no está lista para una relación y no regresar jamás— me expresé, no como amenaza, juró por Dios que no como amenaza, tan sólo quería demostrar a Desiree que iba enserio que la deseaba, que estaba locamente enamorado y quedaría destrozado sí ella decidiera tomar el camino que acababa de despejarle.
Comprendí entonces que sí ella se marchara sin mí no abría nada que me hiciera atesorar el encuentro, un tatuaje que consultaría cuando deseara pensar en ella y nuevamente dejándome llevar por la situación, perdiendo el control sobre mi razonamiento y dejando que me dominara la impulsividad tomé una decisión que quizás terminaría condenándome. —Perdóneme— rogué y acortando al distancia entre los dos tomé su rostro con ambas manos, removí sus cabellos que se aferraban a su rostro hasta despejarlo y lentamente acerqué mis labios a los suyos. Mi corazón comenzó a acelerarse y un miedo me embriagó, pero no había vuelta atrás, no quería que lo hubiera y la besé. La besé como nunca antes lo había hecho, depositando todo este sentimiento que llamaba amor, queriendo conquistar su corazón, gritándole con mis labios ¡Te amo, te amo, te amo! Mis manos la abrazaron acercándola más a mí añorando que este momento nunca terminara.
—No quiero que me acepte porque se lo he pedido, sé que tiene miedo, quizás a que me convierta en el hombre que no me convertiré— le dije tomándole las frías manos y ayudándola para que ambos nos pusiéramos de pie. La lluvia había dejado de caer sobre nosotros, las nubes oscuras comenzaban a desplazarse y los rayos del sol ya se abrían paso hasta nosotros; a los lejos, muy a los lejos nació un hermoso arcoiris que no robó mi atención pero glorifico la vista que tenía sobre ella. Los espesos cabellos dorados que parecían pegados a su cuerpo empezaban a deslumbrarme, brillaban como seguramente los míos también.
—¿A qué le teme mi señora?— le pregunté con mis ojos pendientes a su respuesta, me perdí en su rostro lleno de miedo y sin embargo, absolutamente hermoso. Esperé su respuesta con esa paciencia que me caracterizaba y que sí ella resultaba realmente amarme como yo a ella, lo conocería. ¡Dios! La amaba, sí eso era amor, tenía que hacerlo, era el sentimiento de Romeo con Julieta, la manifestación descrita por Shakespeare y ella no lo expresaba. —Yo tengo miedo a que mi amor no sea correspondido, a que después de un tiempo mi esposa no encuentre satisfacción en mí y me sea infiel, que los hijos que procree no sean míos y derroche parte de la fortuna de la familia con otro hombre— ¿de dónde habían salido esos absurdos temores?, no lo sabía, parecía muy estúpido. ¿Por qué una mujer haría eso con su esposo? La razón más obvia para los hombres sería que la mujer infiel no es satisfecha en la cama.
Pensar en eso le parecía estúpido y sus facciones se entristecieron. —Sé que te amo, pero si no siente lo mismo que yo... Es mejor que tomemos nuestros propios caminos— dije con una voz que destrozó mi propio corazón, le tomé sus manos y se las besé. —Estás tan fría— dije de pronto, cambiando radicalmente el tema y lo haría de nuevo. —Mañana sale mi barco para Londres, puedo pedir hoy tu mano para que me permita demostrarle cuanto la amo que no estoy dispuesto a fallarle, o crea que no está lista para una relación y no regresar jamás— me expresé, no como amenaza, juró por Dios que no como amenaza, tan sólo quería demostrar a Desiree que iba enserio que la deseaba, que estaba locamente enamorado y quedaría destrozado sí ella decidiera tomar el camino que acababa de despejarle.
Comprendí entonces que sí ella se marchara sin mí no abría nada que me hiciera atesorar el encuentro, un tatuaje que consultaría cuando deseara pensar en ella y nuevamente dejándome llevar por la situación, perdiendo el control sobre mi razonamiento y dejando que me dominara la impulsividad tomé una decisión que quizás terminaría condenándome. —Perdóneme— rogué y acortando al distancia entre los dos tomé su rostro con ambas manos, removí sus cabellos que se aferraban a su rostro hasta despejarlo y lentamente acerqué mis labios a los suyos. Mi corazón comenzó a acelerarse y un miedo me embriagó, pero no había vuelta atrás, no quería que lo hubiera y la besé. La besé como nunca antes lo había hecho, depositando todo este sentimiento que llamaba amor, queriendo conquistar su corazón, gritándole con mis labios ¡Te amo, te amo, te amo! Mis manos la abrazaron acercándola más a mí añorando que este momento nunca terminara.
Killian White- Humano Clase Alta
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Fecha de inscripción : 10/01/2014
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