Bernard Favre

por **Bernard Favre** Mar Abr 17, 2018 7:07 pm

DATOS BÁSICOS

▲NOMBRE DEL PERSONAJE▲

Bernard Favre

▲EDAD▲

Real=41 años
Aparentes=29 años (fue mordido a los Años 17 años)

▲ESPECIE▲

Licántropo

▲TIPO, CLASE SOCIAL O CARGO▲

Clase Media.

▲ORIENTACIÓN SEXUAL▲

Heterosexual

▲LUGAR DE ORIGEN▲

Holanda

▲HABILIDADES/PODERES▲

Habilidades y atributos innatos:
Habilidades: Sigilo, sentidos aumentados, buenos reflejos, agilidad, flexibilidad, velocidad y fuerza sobrehumana.

Atributos: Garras afiladas, dentadura afiliada, rasgos lobunos (en su forma transformada) y longevidad.

Poderes innatos:
Transformación: Habilidad de cambiar de forma humana a animal y viceversa. Cuando el licántropo está en su forma transformada aumenta un 50% su potencia física.

Sanación acelerada: Habilidad para sanar rápidamente heridas y contusiones no tan graves (esto no aplica al desmembramiento; si les arrancan un brazo, el brazo no volverá a crecer). El tiempo de recuperación varía según el personaje y la gravedad de la herida o lesión. Cuando se trata de balas de plata o fuego pueden morir si las heridas son muy graves.

Percepción del aura: Habilidad para ver las auras de otros seres, cuyos colores indican su humor, identidad y nivel de hostilidad, de este modo saben si están bajo amenaza. Este poder también les permite reconocer a otros licántropos cuando no están transformados e identificar a los vampiros gracias a su aura pálida y su característico olor.
Poderes:
Aullido: Habilidad para aturdir y dejar paralizado, por algunos instantes, a sus enemigos por medio de un aullido ensordecedor. En ese momento, el sonido golpea fuertemente el oído del enemigo y en ocasiones puede llegar a destrozarle los tímpanos o incluso causarle algunas lesiones cerebrales. El aullido también sirve para llamar otros de su misma raza.
Mimetismo: La capacidad de confundirse con el entorno para protegerse o disimular su presencia.
Rastreo: Poder de rastrear la localización de un objeto o criatura. El personaje puede descubrir la situación de cualquier persona a la que conozca, donde quiera que esté el blanco en un radio de veinte kilómetros.

DESCRIPCIÓN PSICOLÓGICA

Bernard fue una vez un joven simpático y extrovertido, se sentía cómodo en ambientes llenos de gente, cerrando negocios con hombres variopintos y extraños de las reuniones mercantiles, ambientes donde su amabilidad y simpatía naturales le hacían congeniar con la mayoría de las personas. Su educación y posición social le permitieron también una confianza en sí mismo y carisma difíciles de obviar por su interlocutor.

Sin embargo poco de eso queda ya, los años de arrepentimiento y soledad autoimpuesta han erosionado su antiguo risueño carácter hasta dejar a una persona seria e introvertida en muchos aspectos, que solo puede fingir y utilizar los protocolos y la etiqueta que aprendió hace muchos años para comunicarse de manera cortés con las personas y mantener su pequeño negocio.

Años de oscurantismo e incomprensión le han hecho desarrollar un odio hacia los cazadores, tanto independientes como de la inquisición, pues si pudieran lo cazarían como a un trofeo más en vez de ofrecerle la ayuda que el siempre necesitó y las luchas contra estos han hecho que su parte animal disfrute de estas presas, las únicas que suponen un reto tanto evitarlas como combatirlas y su cuerpo refleja ya numerosas cicatrices de encuentros con rivales más que a la altura.

La animadversión innata de su raza por los vampiros se ve focalizada por la extraña muerte de su madre y una de sus más profundas motivaciones es dar caza al engendro vampiro que acabó con su vida, por lo que siente a la vez una desconfianza profunda por esta raza y una enorme curiosidad, ya que pocos más pueden entender lo que es ser un monstruo para el resto del mundo.

En el fondo, la soledad lo consume y busca volver a sentirse parte de algo, desea respuestas de una vez para su transformación, encontrar a otros como él. Por otro lado su parte humana anhela de nuevo la compañía, volver a confiar en alguien, volver a recuperar parte de su humanidad y personalidad que hace tanto perdió.

HISTORIA

La vida de Bernard favre nunca estuvo regida por las desavenencias y dificultades que condicionaban a la mayoría de la gente de la época. Nunca tuvo que preocuparse por el hambre, la suciedad o la violencia que ahogaban a gran parte de la población. Sin embargo la tragedia y el horror están siempre al acecho de cualquier alma, muchas veces de la manera más insidiosa e indetectable posible y otras, en su forma más bestial y sangrienta.

Segundo hijo de una pareja de mercaderes de pieles holandeses en Rotterdam, Bernard se crió en un ambiente culto y cosmopolita que, sin permitirles enormes lujos y opulencias, permitía a su familia vivir con un buen nivel económico siempre mantenido con mucho esfuerzo y trabajo. Entre su padre, su hermano mayor y unos pocos trabajadores contratados y algún esclavo mantenían un buen surtido almacén en el puerto de Róterdam que surtía a su vez a un gran número de sastrerías por todo el país.

Bernard creció por tanto en el prototipo de la amorosa familia de la época, cultivándose tanto en las letras como en la contabilidad con vistas a ser un digno sucesor del negocio familiar. Fue por este motivo por el que su padre le pidió que lo acompañase a uno de sus viajes anuales a Suecia, con el fin de contactar con más proveedores locales por una posible ampliación del negocio. Fue en este viaje cuando la suerte de la familia Favre terminaría para siempre.

Visitando las agrestes tierras del país nórdico, la pequeña caravana de comercio fue asaltada a pocas jornadas de Härnösand, mientras descansaban en mitad de una clara noche boreal de finales de verano. Primero los caballos se asustaron, encabritaron y aquellos que no estaban atados, huyeron, después el bosque se sumió en un profundo silencio que fue repentinamente desgarrado por un aullido antinatural que hizo que algunos hombres simplemente echasen a correr hacia la espesura y el final llegó en forma de un horrible ser con aspecto lupino…

Cuando los hermanos Favre volvieron al claro después de una fraternal competición de caza, se encontraron con una escena tan dantesca que marcaría el resto de sus días. Los cuerpos de sus hombres estaban destrozados como la fruta madura, muchos irreconocibles, otros como si aquel que hubiera hecho aquella carnicería hubiera arrastrado sus cuerpos aún con vida. Los hermanos no tuvieron que esperar demasiado para ver al causante de aquella matanza. Un horrible gorgoteo y el horrible sonido de unas mandíbulas horadando la carne los hicieron girar la cabeza hacia un de los lados del camino, donde un enorme lobo negro devoraba los restos de un caballo. Los dos hermanos llevaron sus manos a los rifles de caza mientras la nauseabunda criatura levantaba la cabeza y los miraba con ojos crueles como carbones ardiendo, moviéndose lentamente, sacudiéndose lentamente el pelaje manchado de brillante color carmesí.

Su hermano y él corrieron presa de un horror solo comprensible por aquellos que se han enfrentado en algún momento a lo irracional, a lo inexplicable, a lo sobrenatural. Corrieron todo lo que les permitieron sus piernas, utilizando el escarpado terreno para evitar la increíble velocidad de la bestia que parecía divertirse con sus nuevas presas más que acabar con ellas. Al final, los hermanos, agotados hasta más allá de sus fuerzas, intentaron subirse a una de las altas coníferas del bosque intentando dejar atrás a su agresor. Cuando la bestia apareció de nuevo con paso lento y seguro en el claro, los dos hermanos acorralados y exhaustos dispararon sus rifles de caza, hiriendo al monstruo y haciéndolo chillar más de rabia que de dolor. La enorme bestia atrapó entre sus fauces el pie izquierdo de Benard, tirándolo de las ramas bajas a las que había conseguido asirse y dejándolo tirado en la nieve con un horrible mordisco en el gemelo y un feo golpe en la nuca contra una de las raíces del suelo del bosque. Su hermano, fue alcanzado por una de las horribles zarpas del lobo en la base del tronco y entre las brumas del sueño Bernard pudo ver como su hermano intentaba chillar de dolor por última vez mientras sus vías respiratorias se llenaban de sangre a la misma velocidad que los horribles colmillos de su verdugo.

Despertó varios días después, en una cama de un pequeño centro religioso de un pueblo de la zona, donde habían atendido sus heridas y la hipotermia lo mejor posible. Aunque por más que preguntó no habían encontrado más cuerpos en la nieve a su lado, los cazadores que lo habían encontrado negaban una y otra vez que hubiera alguien más vivo o muerto a su lado cuando lo encontraron. En cuanto se recuperó de sus heridas, dirigió algunas partidas de búsqueda, pero las incipientes nieves de ese año hicieron imposible más esfuerzos por encontrar la caravana perdida.

Una carta proveniente de Holanda que al fin daban con su destinatario, o más bien un fajo de ellas, precipitó no obstante su vuelta pues en ella relataban la muerte de su madre de una terrible anemia, no obstante, algunos hechos extraoficiales relataban como la criada al levantar el cadáver había visto dos heridas en el cuello de la mujer.

Volvió a Holanda, donde al fin pudo asimilar todo lo que había ocurrido y sobre todo, todo lo que había perdido, aunque a nadie le habló del horrible monstruo que había causado aquellos estragos. A los pocos días de llegar a su ciudad, e intentar hacerse cargo del negocio de su padre lo mejor posible, cumplió un desde la horrible experiencia. La noche lo sorprendió entre las calles del puerto, fue la primera vez que sus oídos retumbaron con el ruido de su propia sangre acelerada, que se encorvó de puro dolor en el suelo, que notó como sus huesos y tendones se rompían y como su consciencia quedaba a la deriva, silenciada por el atrayente y espeluznante ansia de libertad, de cacería, de sangre.

Cuando despertó, desnudo en mitad de la zona pesquera del puerto, lleno de suciedad, unos más que divertidos pescadores le dieron unos harapos con los que pudo volver a casa sin llamar demasiado la atención.

Apenas era consciente de que había ocurrido aquella noche, pero varias lecturas en bibliotecas sobre demonios y seres de la noche empezaban a arrojar una luz tan fría como una mortaja en aquel asunto.

Ahora sabía cuál era la horrible enfermedad que asolaba su cuerpo y su alma y programaba forzadas cacerías en solitario los días de luna llena que le permitían irse a los bosques que rodeaban la ciudad, evitando la transformación en plena ciudad. Aunque aquello no lo libraba de las siniestras desapariciones que empezaban a sucederse en los periódicos, siempre en luna llena, siempre cuando el perdía el control y se transformaba en la misma bestia que había asesinado a su familia.

La vida del alegre muchacho que alguna vez había sido Bernard fue consumida por aquella bestia que ahora anidaba en su interior, se alejó de sus amistades y se volvió solitario y taciturno y aunque a él mismo se decía que era por no poner en peligro más vidas humanas, lo cierto es que ya no se sentía cómodo a su lado, y como si aquella soledad y tristeza alimentaran a la bestia y minaran aún más su autocontrol, Bernard se fue volviendo cada vez más y más huraño y encerrado en sí mismo. Una parte de él empezó a añorar la sensación de poder y libertad de las cacerías y a sentir la adrenalina de las despiadadas luchas contra algunos cazadores que llegaron a la región. Pero si algo mantenía un hilo de cordura y humanidad en el muchacho era la extraña muerte de su madre, parecía algo en lo que las dos partes de su ahora partida alma estaban de acuerdo era en aquello, un morador de la noche había asesinado a su último familiar vivo y esa era la única y verdadera pieza de caza que debía cobrarse. Por eso, cuando las pistas sobre aquel vampiro lo llevaron a París, liquidó el negocio y montó uno más modesto en la capital francesa, esperando hallar al fin al asesino y aunque una parte de él se niegue a aceptarlo, buscar tras tantos años una persona que fuera capaz de hacerlo sentir humano otra vez.

DATOS EXTRA

-Su pequeño negocio es una manera de mantener el contacto con su antigua vida.
–Ha perdido la fe en Dios y su existencia al ver como su familia desaparecía sin que ningún ser divido hiciera nada para arreglarlo.
–Cuando se enfada tiene que controlarse para no enseñar los colmillos en reflejo puramente animal.
– Cuando se transforma adopta la forma de un bestial lobo de colores pardos y ojos encendidos en rojo.
-Es un lector entusiasta, sobre todo de novelas.
-Para relajarse suele tallar pequeñas figuras de madera.

por **Administración** Mar Abr 17, 2018 8:52 pm

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