Tears - Flashback [Celine Bellerose]

Celine se materializa con relativo éxito encima de la grupa del caballo, recogiendo su liviano vestido para que sus pequeñas piernas puedan abrazar a duras penas la musculosa espalda del equino manteniéndola en un precario equilibrio. Se sonríe a si misma nerviosa al verse subida en tal soberbio animal, sintiéndose como una pequeña aprendiz de amazona y por suerte tachando una de las cosas de su imaginaria lista de cosas por hacer. Su buen humor se agría un poco cuando gira la cabeza para mirar con furia al hombre que tanto daño a provocado a su amiga, haciendo que sus cabellos se alcen levemente por la rabia acumulada en contra del aire gélido que sopla en aquel momento a sabiendas de que el humano no puede verla en aquel momento.

No obstante, aquel enorme animal empieza a moverse a toda velocidad por orden de la aristócrata, haciendo que de su boca escape un pequeño chillido de miedo, girándose a toda prisa para agarrar con fuerza la femenina cadera de su amiga y pegar su cara a su espalda, mirando el paisaje pasar a toda velocidad por encima del hombro de la jinete. El miedo rápidamente pasa a convertirse en una sensación de libertad y júbilo que la hace reír nerviosa a carcajadas tan puras como la nieve que cae ahora de manera más amable sobre ambas. Disfruta del calor que desprende el animal, del avance que permiten sus poderosos músculos sobre el frío lecho del bosque y de como los pelos de su amiga crean agradables cosquillas en su rostro.

Cuando el paisaje forestal vuelve a cambiar no puede más que admirar la enorme mansión que ella declara como de su propiedad, admirando los recios y cuidados muros, los elegantes jardines y la exquisita decoración exterior que puede apreciarse incluso desde la distancia. Ríe musicalmente, seguramente tendría la respiración alterada por las emociones y el trayecto de necesitarlo más  su voz suena tan musical y agradable como siempre tras una cantarina risa –Desde luego es una mansión inconfundible querida- dice sin separar las manos de su cintura –Te aseguro que soy una invitada encantadora aunque bastante peor anfitriona, sobre todo cuando no he invitado a nadie a mi casa- ríe de nuevo por su propia broma. –Te aseguro que te visitaré en cuanto pueda Annabeth y entonces te daré las indicaciones para que me hagas una visita- ríe de nuevo abrazándola con cariño, dándole un beso en la mejilla desde su espalda. –Se fuerte querida, estoy segura de que llevarás la situación con la misma “energía” que el encuentro con el troglodita de tu exprometido- vuelve a reír recordando la situación.

La despedida no puede durar más por culpa de la ruidosa interrupción que avanza a lo lejos. Por ello da otro sonoro beso a la aristócrata, soltando sus brazos de ella, dejando que su cuerpo e nuevo etéreo flote mansamente desprendiéndose del caballo y de su jinete, quedando suspendida en el aire con una encantadora sonrisa. Sonrisa que no obstante se enturbia cuando posa su mirada en el distante jinete. –No te vale con hacerle daño a mi amiga que encima la persigues y no me dejas despedirme- dice enfadada haciendo que una rama baja de un árbol se mueva lo justo para que el jinete choque lastimosamente con ella, cayéndolo del caballo sobre un frío montón de nieve mientras su montura relincha y frena unos metros hacia delante. Una risa infantil puede escucharse por unos instantes en el claro del bosque antes de que la incorpórea fantasma desaparezca.

Con curiosidad y cuidado atraviesa uno de los muros exteriores de la mansión, dando a una sala donde mucha gente, demasiada, muy bien vestida hace un ruido considerable. Con curiosidad, su nebulosa forma avanza siguiendo a una de las criadas que se mueve apresuradamente lejos de los invitados, dando a una estancia privada y de soberbio gusto. Asombrada avanza por el cuarto, dejando intimidad a la figura femenina que se lava en la estancia lentamente. Con una media sonrisa se acerca al empañado espejo del cuarto, riendo levemente antes de morderse la lengua concentrada, pintando en el vaho del espejo con su bonita caligrafía.

“Estoy segura de que todo irá de maravilla a partir de ahora que ambas hemos encontrado una amiga. Espero que me reserves un hueco para el té mañana querida.
                                                                                                               


Adorna la nota con un pequeño y coqueto corazón al lado de su nombre antes de desaparecer de la estancia cantarina y feliz, tenía que encontrar un bonito vestido para causar una buena impresión a su nueva amiga.