Que comience la función[priv. Zair]

La vida de la joven giraba entorno de la iglesia y de la Inquisición. Era como si no tuviera mas vida que esa, como si su vida fuera exterminar a todos los seres que creaba el demonio para que aquel fuera un lugar seguro. No  solía disfrutar con nada a no ser que fuera su trabajo, quizás se había vuelto en obsesión pero era lo único que la llamaba. Y aquel día no iba a ser distinto a los demás, pocas cosas existían en el mundo que la pudieran cambiar de idea a la rusa de sangre española, una combinación que ya de por sí era explosiva en una persona, sangre caliente rondaba por sus venas mientras el frío del polo forjaba su temperamento.  Y no estaba ni en un sitio ni en otro, sino que estaba en  casi el medio de ambos, París.

El atardecer comenzaba para dar paso en poco tiempo a la noche y Una figura femenina se bajo de un coche de punto tirado por caballos. Al bajarse intento ser algo femenina pero con aquellos vestidos que se llevaba en aquella época la costaba puesto que no estaba muy acostumbrada a ellos. A veces echaba de menos  ser una niña y Rusia, en aquel paraje era todo diferente, se llevaba mas la comodidad que la elegancia. Por suerte, o eso esperaba ella, se había bajado varias calles alejadas de la opera en una calle poco transcurrida para que nadie la viera. Y a decir verdad aquel vestido oscuro con toques azules en el corsé era lo mas elegante que había encontrado en su armario. Tenía que plantearse seriamente el ir de compras puesto que aquello fuera lo mas elegante no hablaba muy bien de ella y tenía que dar el pego. Por lo menos llevaba un semirecogido que daba elegancia a su pelo oscuro y dejaban ver mas aquellos ojos marrones oscuros  que portaba la inquisidora. Esos ojos de felina que no denotaban nada bueno en ellos o por el contrario podían hacerse irresistibles.

Sus pasos se movieron con aquellos zapatos de tacón no muy altos, mas bien eran botas que estaban ocultas por el vestido, y dentro de esas botas portaba su daga de plata de la cual nunca se separaba. Su andar resonaba por la calle parisina mientras algunas miradas se dirigían hacia ella pero esta las ignoraba, era bastante atractiva, ella podía saberlo pero ni se inmutaba, no le daba mayor importancia. Por suerte, al nacer en clase alta sabía como envolverse aunque a veces se olvidaba de los modales cuando podía o lo requería la situación, la aburría comportarse como una mujer impecable todos los días. Se había escondido el collar con el crucifijo de plata entre sus pechos como siempre lo hacia por lo tanto nadie vería aquel toque religioso que portaba la joven madame.

Justo una calle antes de llegar a la entrada de la Opera de Garnier, un gran edificio esplendoroso donde iba la creme de la creme de Francia se dio cuenta de algo. Iba a sacar su invitación y se dio cuenta de que se había dejado el bolso en el carromato.-Mon dieu-exclamó mientras  colocaba su mano en la frente como echándose la culpa. Se volvió rápidamente a la calle donde se había dejado el carromato y se dio cuenta de que por mucho que volviera la vista atrás ya se había marchado. En aquel bolso iba las invitaciones y dinero, ahora no tenía nada, solo la llave de su casa en alguna parte de aquel vestido, un pequeño espejo en una de las botas y una daga en otra.  

Se apartó de las miradas indiscretas y se dirigió a la primera calle cerca de la puerta de la opera para observar a vigilancia de aquel lugar. Usó su espejo para no parecer obvia, así podría investigar sin levantar sospechas. La puerta estaba muy vigilada, imposible entrar por allí  tendría que ver otros lugares, quizás la entrada del servicio,alguna ventaba abierta o la zona de los toilettes.-Sacre blue-exclamó de nuevo absorta en el espejo mientras pensaba como entrar.

¿Por que tantas ganas de entrar? era una forma de investigar y rodearse de clase alta, a la cual a muchos le gustaba la vida eterna y se ofrecían para ser esclavos de sangre. Y con un poco de suerte, se podía encontrar con algún vampiro y a partir de ahí seguir investigando. Y la opera de aquel día era muy importante para quedarse fuera puesto que vendría mucha gente, y  ahora necesitaba una pequeña ayuda, pero ¿sera capaz de aceptar una ayuda esta orgullosa Insquisidora?