Sienna Lioslaith Mackenzie

Sienna MacKenzie

Descripción psicológica

Sienna es adorable y equilibrada. Moderada y observadora, sabe perfectamente cuándo actuar, cuándo hablar, cuando mantenerse calmada y cuándo opinar. Es muy raro que pierda la paciencia o que algo la saque de su eje, ya que se conoce perfectamente. Sumamente precavida, suele anticiparse a las cosas y actúa en consecuencia.

Su gusto es exquisito y sus modales los de una verdadera dama. Delicada, elegante, alegre, sensual y seductora. Sabe, a la perfección, realzar sus virtudes y bondades, para reducir aquellos defectos que tanto le molestan. Y eso se aplica a su estilo como a su personalidad. Sienna siempre se mostrará espléndida y alegre, risueña y encantadora, nunca nadie la verá padecer como ya le ocurrió. Mostrarse débil no es opción.

El autoestima de Sienna es alto, sin llegar a ser egocéntrica. Tiene un amor propio plagado de sinceridad, y es una mujer a la que no le cuesta aceptarse y aceptar a los demás. Tiene la mente abierta, no le molestan las innovaciones y la modernidad. Cree, firmemente, en que el género femenino debe plantarse más ante la sociedad machista. Tal vez no por convicciones políticas, sino porque en su búsqueda constante de equilibro, la desigualdad de las mujeres ante los hombres, la incomoda.

Sienna es, naturalmente, curiosa. El mundo es enorme, ¿por qué acotar sus conocimientos? Ávida de aprendizajes, jamás siente vergüenza de preguntar aquello que no sabe, de sacarse las dudas hasta saciar los interrogantes que se le plantean. Tiene una gran capacidad para solucionar problemas, propios y ajenos, gracias a que es una gran observadora y una persona sumamente analítica.

Al ser una mujer tan maternal, que siempre ha deseado formar una familia, la llegada de su primer hizo la hizo llevar su felicidad a un punto completamente desconocido. Sienna está más alegre que nunca. Es una luchadora, que no se va a dejar vencer ante la adversidad, y su gran fuente de valor es su retoño.

Historia

Los MacKenzie sobrevivieron con el orgullo escocés a cuestas. Diezmados en el pasado, el odio hacia los ingleses nunca pereció. Su poderío se redujo, mas nunca los desaparecieron. Cameron heredó el apellido y la misión de mantener unidos a los clanes aliados, y los buenos tratos con el país que había decidido acabar con sus tradiciones. Asimismo, mantener a raya a aquellos traidores, esos a los que no le tembló un pelo a la hora de rendirse o entregar a sus compañeros. Las acciones de resistencia también quedaron bajo su mando.

Se casó con Leslie MacAlister, hija única y líder de su clan, o de lo que quedaba de él. Tuvieron cinco hijos varones y, al último, casi sin desearlo, llegó la niña, a la que llamaron Sienna. Ella nació con el inicio del Otoño de 1775, el 22 de Septiembre. Como no podía esperarse que sea de otra forma, se convirtió en la pequeña joya a la que todos querían cuidar y adorar, tal como lo merecía.

Ella, con una dulzura y alegría increíbles, se ganó el corazón de sus padres y sus hermanos, así como de todos los empleados. Siempre le gustó la lucha, pero no le permitían entrenarse, por lo que su hermano mayor, en secreto, le enseñaba técnicas de combate. Malcolm, diez años más grande, era su predilecto.

Instruida como una dama, desde chiquita aprendió a leer, escribir, coser, bordar, tejer, tocar el arpa y el piano, y dueña de una voz privilegiada, daba espectáculos a la familia en todos los eventos. Cuando tenía ocho años, la prometieron en matrimonio con Alec MacLaine, de quien se enamoró perdidamente desde que lo vio. Era un amor inocente, infantil, pero la niña no perdía oportunidad para estar junto a él.

Criada como a una princesa, lo veía como a su príncipe azul, y no había un día de su vida que no se durmiera imaginando el casamiento juntos. El florecer de la juventud llegó, y con él los cambios en las emociones y en las sensaciones. Sienna le robaba besos a escondidas y caricias furtivas. Su cuerpo experimentaba nuevos cambios. Alec, demasiado respetuoso, la quería cuidar para el matrimonio. Se divertían mucho juntos, reían, y compartían largas charlas. La muchacha se sentía privilegiada, ya que no todas las jovencitas tenían su suerte.

Lo que nunca entendió, fue la forma en que su compromiso se rompió. En una batalla increíble, los MacLaine fueron declaradores traidores y a Sienna ni siquiera le permitieron despedirse de Alec. Su mundo se vino abajo. Se encerró, no quería comer ni levantarse la cama; bajó mucho de peso y perdió su alegría. Lo que le hizo recobrar la vitalidad fue que la salud de Leslie empeoró producto de la tristeza de ver apagada a su hija, y ella comenzó a hacer el esfuerzo de salir, comer un poco más y tomar Sol. Se recuperaron juntas, y volvieron a ser unidas como en el pasado.

Sienna tardó un año y medio en recobrar su peso normal, algo de color en la piel, y la suavidad del cabello, la prolijidad de las uñas, y llevar sus ropas con elegancia. Malcolm retomó las lecciones, y la ayudó a descargar toda su ira. Él ya estaba casado, y la joven descubrió que ser tía era algo maravilloso.

En la Primavera de 1788 la comprometieron con Ian Sinclair, a quien conocía desde la infancia. Le tenía un cariño inmenso, y se casaron al poco tiempo. Sienna había decidido vivir, todos la necesitaban, y ella se necesitaba así misma. Se enamoró de su esposo con el correr de la convivencia, con las atenciones dispensadas y con su primer embarazo. El pequeño Slavin llenó la vida del matrimonio de felicidad, en aquel Invierno de 1789. A los pocos meses de vida del primogénito, viajaron a Francia por cuestiones de trabajo de Ian, y Sienna nuevamente quedó embarazada; la alegría se duplicó.

Sin embargo, la tragedia barrió con todo. Ian tuvo un accidente en su caballo, algo muy extraño debido a que era un gran jinete, y quedó postrado en su cama, sin movilidad en sus piernas, y escasa en el resto del cuerpo.

Datos Extra

• La identidad MacKenzie es muy fuerte, por lo que no se siente cómoda utilizando su apellido de casada. Siempre será una Mackenzie.
• La invalidez de su esposo ha logrado minarle el ánimo. No ve las horas de regresar a Escocia junto a su familia, ya que en París se siente muy sola.
• En alguna que otra oportunidad, ha intercambiado misivas con su ex prometido.
• Tiene una colección de mariposas, heredada de su abuelo paterno, que ella ha ido completando con el correr de los años.
• Sospecha que Ian le ha sido infiel, aunque no ha logrado confirmarlo.

Creado por Frozen •