AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Día de Muertos [México - Varios escenarios] Universo Alterno - [Privado]
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Día de Muertos [México - Varios escenarios] Universo Alterno - [Privado]
"Tápame con tu rebozo, llorona
porque me muero de frío."
La Llorona - Chavela Vargas
porque me muero de frío."
La Llorona - Chavela Vargas
Mictlán, destinado a quienes morían de muerte natural. Este lugar era habitado por Mictlantecuhtli y Mictecacíhuatl, señor y señora de la muerte mexicas. Era un sitio muy oscuro, sin ventanas, del que ya no era posible salir.
El camino para llegar al Mictlán era muy tortuoso y difícil, pues para llegar a él las almas debían transitar por distintos lugares durante cuatro años. Luego de este tiempo, las almas llegaban al Chicunamictlán, lugar donde descansaban o desaparecían las almas de los muertos. Para recorrer este camino, el difunto era enterrado con un perro llamado Xoloitzcuintle, el cual le ayudaría a cruzar un río y llegar ante Mictlantecuhtli, a quien debía entregar, como ofrenda, atados de teas y cañas de perfume, algodón (ixcátl), hilos colorados y mantas. Quienes iban al Mictlán recibían, como ofrenda, cuatro flechas y cuatro teas atadas con hilo de algodón.
Los entierros prehispánicos eran acompañados de ofrendas que contenían dos tipos de objetos: los que, en vida, habían sido utilizados por el muerto, y los que podría necesitar en su tránsito al inframundo. De esta forma, era muy variada la elaboración de objetos funerarios: instrumentos musicales de barro, como ocarinas, flautas, timbales y sonajas en forma de calaveras; esculturas que representaban a los dioses mortuorios, cráneos de diversos materiales (piedra, jade, cristal), braseros, incensarios y urnas.
*Wikipedia*
El camino para llegar al Mictlán era muy tortuoso y difícil, pues para llegar a él las almas debían transitar por distintos lugares durante cuatro años. Luego de este tiempo, las almas llegaban al Chicunamictlán, lugar donde descansaban o desaparecían las almas de los muertos. Para recorrer este camino, el difunto era enterrado con un perro llamado Xoloitzcuintle, el cual le ayudaría a cruzar un río y llegar ante Mictlantecuhtli, a quien debía entregar, como ofrenda, atados de teas y cañas de perfume, algodón (ixcátl), hilos colorados y mantas. Quienes iban al Mictlán recibían, como ofrenda, cuatro flechas y cuatro teas atadas con hilo de algodón.
Los entierros prehispánicos eran acompañados de ofrendas que contenían dos tipos de objetos: los que, en vida, habían sido utilizados por el muerto, y los que podría necesitar en su tránsito al inframundo. De esta forma, era muy variada la elaboración de objetos funerarios: instrumentos musicales de barro, como ocarinas, flautas, timbales y sonajas en forma de calaveras; esculturas que representaban a los dioses mortuorios, cráneos de diversos materiales (piedra, jade, cristal), braseros, incensarios y urnas.
*Wikipedia*
"Hermoso huipil llevabas, llorona
que la virgen te creí."
La Llorona - Chavela Vargas
que la virgen te creí."
La Llorona - Chavela Vargas
- Visión del día de muertos por una creyente:
- Día de muertos, en la cultura mesoamericana es el tiempo para recordar a los que se han ido. Es incomprensible para muchos extranjeros (hasta que no lo viven en carne propia), que culturas y pueblos enteros hagan un alto en sus vidas para ir a convivir con los que fallecieron en los cementerios mismos, aún de noche. Nosotros, los mexicanos, vivimos de la alegría, de la burla a la muerte porque sólo hay una cosa segura en el mundo: que la calaca tilica y flaca, vendrá por nosotros y nos llevará con ella.Estos días de muertos. ¡Bienvenidos sean!
Hoy, no es el día. Así que ¡Ven por mí, catrina! Ven por mí, ¡Si es que te atreves!
Y en estos dos días (para algunos lugares como en Aguascalientes, son seis, los días de celebración), la muerte es alegría, es misterio, es respeto a nuestros fallecidos y amor. Lo que más hay, es amor a los que se han ido. Es honrarlos en nuestros altares y recordar en compañía de nuestros familiares y amigos, en tanto se encienden sus velas para darles luz para que tengan con qué seguir caminando hacia el Chicunamictlán, donde se desvanecen las almas o donde descansan (en la religión católica nos dicen que es el Paraíso). Frente al altar o en sus lápidas en el camposanto, en tanto comemos con ellos, recordamos cómo eran, lo que los hacía felices, lo que los enojaba. Sus anécdotas particulares en tanto les damos de comer. ¡Por supuesto! Si a mi tío Herculano le gustaba comer sus frijoles con queso, chilito en salsa y tortillas, eso es lo que se le prepara. Si le gustaba a mi abuela su pinole, lo compramos y le ponemos con gusto. Y si al tío Delfino le gustaba su cigarro ¿Por qué he de impedir que se fume uno? Total, ya no le hace daño. Y todo se les pone en el altar. Lo que pones ahí, nadie tiene derecho a tocarlo, es de ellos.
¿Acaso no le das de comer, de beber y hasta alcohol y cigarrillos a un invitado cuando llega a tu casa? ¿Pues qué te crees que son nuestros muertos? Los invitados de honor porque estos días se les celebra a lo grande. Mi madre recuerda que la abuela decía que los muertos van llegando gracias a los dioses del inframundo (o al Dios católico) a casa para que vuelvan a estar en familia, pero que tenían sus días de llegada. El treinta y uno de octubre a las doce del día (para el grueso de la población el día primero, que es el de los Santos Inocentes), llegan los menores de trece años. Bebés, niños pequeños y hasta sus trece años, vienen este día. Hay que ponerles leche, agua y sal. Es lo indispensable. La sal porque los que no fueron bautizados, decía mi bisabuela que eso les fue negado en vida. Les ofrendas su pan, dulces, calaveritas de azúcar, fruta de la temporada, agua (porque a un niño no le das refresco), chocolate tibio (porque caliente se queman), comidas que les gusten como quizá huevo, frijolitos, arroz, cosas sin chile (porque se enchilan) y hasta juguetes porque son niños, van a querer jugar con algo y mejor que sea con lo del altar que con la pelota que tienes por allá guardada. ¿Qué por qué tanta comida si nadie se la va a comer? ¿Cómo que no? Ellos se la comen.
He visto vasos de leche alejados de las flamas de las velas, con la ventana abierta para que se airee la habitación, que bajan de nivel. Se queda la nata del nivel original y lo contrastas con el que queda. He visto cigarrillos que se consumen solos a velocidad sorprendente, como si alguien se los fumara. Creer o reventar. Por más que seamos licenciados, estudiosos, siempre hay algo enigmático y oculto en todo ésto. Dicen que las fotografías son indispensables porque de ahí emerge el alma del muerto para llegar al altar. Yo creo en lo que mi bisabuela decía, que mientras haya un camino de cempasuchil, la flor tradicional de estas fechas (que dice la leyenda, brilla en la tierra de los muertos y sin ella, podrían perder el camino), mis familiares difuntos, amigos y conocidos, vienen a casa para convivir de nuevo conmigo. Que sólo hay que prenderles su vela para darles luz y avisarles que en casa no se asusta a nadie.
Por si las dudas, yo lo hago y ahí estoy diciendo en voz alta: "Lo que quieran, aquí estamos. Sólo no asusten a nadie" o como diría mi prima "Todo lo que quieran decirme, háganlo en sueños". Como somos ella y yo, muy dadas a despertar y no recordar lo que soñamos, como que no tendrá mucho sentido. El primero de noviembre, a las once horas con cincuenta y nueve minutos del día, se van los niños menores de trece años y entonces vienen a las doce del día, los adultos (en el grueso de la población, sería el dos de noviembre, el día de los Santos Difuntos). Dejas de todas formas la comida de los niños porque quizá a alguien grande se le antoje un vaso de leche, algo de dulces, fruta o por qué no, el chocolate que ya para ahora, está frío. Y pones la comida para los "grandes" en toda la expresión de la palabra: el mole con pollo, el pozole, comida tradicional mexicana (en los años que celebré la tradición con mi esposa, hubo comida argentina, por supuesto, porque sus muertos también venían a estar con ella), incluso lo que tú comas ese día, le pones un plato pequeño porque "se les antoja y mejor darles a que te jalen de la oreja". ¡No se te olvide la botella de cerveza, el caballito de tequila, el limón, el chile y de paso, los cigarros! Este altar se modifica, porque lo que no es propio de niños vivos, tampoco lo es de muertos, dice mi madre. ¿Notas que la tradición pasa de generación en generación?
El papel picado sirve para dar color a nuestro altar y a la casa. Lo cuelgas con mucho cuidado porque es muy fino y se rompe fácil. La comida y la bebida se recogen hasta que la última vela se apaga porque ¿Cómo le vas a arrebatar el plato al que se va hasta el final? Si bien los muertos adultos se van el dos de noviembre a las doce del día, hay rezagados. Las velas que ponemos (veladoras), deben estar todas apagadas para recoger la ofrenda. Así es como se hace en mi casa, así es como mi bisabuela nos enseñó de generación en generación y antes de ella, seguro que alguien más se lo mostró. Misticismo o palabrería barata como dirían algunos. Es una tradición que guardo con mucho amor, que enseñé a mi esposa y que enseñaremos a nuestros hijos.
¿Por qué vamos a los cementerios? Porque es mejor cuando vas a visitar a tus muertos, les arreglas sus tumbas, les pones flores, comes con ellos en tanto relatas sus anécdotas a tus familiares, amigos e hijos. Cada que paso por un cementerio el tres o cuatro de noviembre, no puedo más que sonreír al ver sus tumbas bien arregladas, como recién hechas. Sí, causa nostalgia. Sí, muchos lloramos. No, no tengo por qué sentirme mal. Sé que en estas fechas, ellos están conmigo y aunque no los vea, sé que me acompañan y se ríen seguramente recordando las travesuras que hacía de pequeña.
Isla de San Marcos, Estado de Aguascalientes
México
27 de octubre de 2018.
México
27 de octubre de 2018.
Dicen que aquí se inician las celebraciones. Que en este lugar, al igual que en el sur del país mexicano, empiezan desde el veintiocho de octubre hasta el dos de noviembre. Tiene su por qué, los lugareños dicen que el veintiocho llegan del más allá las almas de aquellos que murieron como consecuencia de un accidente, el veintinueve llegan los que perecieron ahogados. El primero de noviembre a quienes murieron de manera natural y el dos de noviembre para todos los santos. Cada pueblo tiene una tradición diferente y mientras el licántropo avanza por las calles adornadas con papel picado unidos por un hilo que van de acera a acera en lo alto de la calle, introduce sus manos dentro de los bolsillos del abrigo porque ya empieza el otoño a hacer mella en la temperatura corporal.
Está esperando el Festival de las Calaveras, una celebración en honor a don José Guadalupe Posada, grabador y dibujante originario de Aguascalientes que difundió el personaje "La Catrina", que cada año se engalana como anfitriona de estas fiestas. La Catrina, la muerte llevada en obras artísticas literarias en forma de verso donde se burlan de ella. Algunas de estas rimas, están en varios lugares, en las que puede leer por ejemplo:
Está esperando el Festival de las Calaveras, una celebración en honor a don José Guadalupe Posada, grabador y dibujante originario de Aguascalientes que difundió el personaje "La Catrina", que cada año se engalana como anfitriona de estas fiestas. La Catrina, la muerte llevada en obras artísticas literarias en forma de verso donde se burlan de ella. Algunas de estas rimas, están en varios lugares, en las que puede leer por ejemplo:
- Calaverita La muerte con nuevo celular:
- "La muerte se ha dado cuenta
Del nuevo cel que está en el mercado
Fue y lo compró inmediatamente
En menos de lo que te lo he contado.
Enseguida se metió a su Facebook
Pero de la contraseña no se acordó
Y como está bien mensa la pobre
Pues un nuevo Facebook abrió.
Empezó a buscar a sus amigos
A los que tenía anteriormente
Pero resultó que los amigos
Habían bloqueado a la muerte.
La muerte estaba muy triste
Porque sus amigos extrañaba
Para publicar en el Facebook
Que nuevo teléfono estrenaba.
La muerte de repente se acordó
Que Instagram también abrió
Puso una foto del celular
Y un amigo luego like le dio.
Abrió varias cuentas la muerte
Donde los nombres se cambiaba
A ver si a sus ex amigos
Por ahí los encontraba.
Por más que buscó la muerte
A ningún amigo pudo encontrar
Ni toda la tecnología del mundo
A la muerte la pudo ayudar.
Es por eso que la muerte
Su Facebook mejor ha cerrado
Porque está muy aburrido
Que nada han publicado.
No es que no hayan publicado
Solo que ella nada puede ver
Porque con la nueva tecnología
Más privacidad puedes tener.
Tampoco te creas de todo
Porque a mí me han contado
Que lo que subes a las redes
Nunca nadie lo ha borrado.
No le cuenten a la muerte
Pero yo cuenta me daba
Que las fotos de la muerte
La gente se las robaba.
Pobrecita de la muerte
Se va muy desconsolada
Comprar un nuevo celular
No le ha servido de nada.
*Isabel Vázquez* Corazón de Cristal
Se burlan de ella porque ¿Qué es lo único seguro en la vida? Que moriremos. No importa cuándo, dónde, los mexicanos saben que verán a la Calaca (como también le llaman) y se los llevará. No hoy, porque estos días son para burlarse de ella y ser felices en su celebración donde esperan a sus muertos ansiosos. Un niño sale corriendo casi chocando con él, trae en los brazos un ramo de las flores de muerto (imposible pronunciarlo para él, que es escocés), con toda la celeridad propia de alguien a quien le encargaron algo y se le olvidó. Se sonríe divertido mirando cómo se aleja a toda velocidad sintiendo que es imposible que un cuerpo tan pequeño tenga tanta energía.
Algunos puestos callejeros están ya listos para la vendimia más fuerte, la que se vendrá con las fechas de celebración y a pesar de no ser las fechas, están atestados con gente que, como todo mexicano, consigue todo al final: papel picado, flores de muerto, calaveritas de azúcar, el típico dulce de calabaza con miel, entre otros. Se sonríe avanzando entre los lugares, intentando no comprar más de lo que ya tiene en las valijas. Piensa quedarse el día veintiocho y veintinueve, para ir el treinta a Michoacán y vivir la experiencia en el Lago de Pátzcuaro, donde dicen que la tradición se realiza en el cementerio. Eso le llama mucho la atención, justo cuando alguien voltea a destiempo, Kendrick no puede evitar el choque y golpea el cuerpo contra la persona. - Lo lamento, estaba distraído - expresa en un español un poco raquítico.
Algunos puestos callejeros están ya listos para la vendimia más fuerte, la que se vendrá con las fechas de celebración y a pesar de no ser las fechas, están atestados con gente que, como todo mexicano, consigue todo al final: papel picado, flores de muerto, calaveritas de azúcar, el típico dulce de calabaza con miel, entre otros. Se sonríe avanzando entre los lugares, intentando no comprar más de lo que ya tiene en las valijas. Piensa quedarse el día veintiocho y veintinueve, para ir el treinta a Michoacán y vivir la experiencia en el Lago de Pátzcuaro, donde dicen que la tradición se realiza en el cementerio. Eso le llama mucho la atención, justo cuando alguien voltea a destiempo, Kendrick no puede evitar el choque y golpea el cuerpo contra la persona. - Lo lamento, estaba distraído - expresa en un español un poco raquítico.
Kendrick McGrath- Licántropo Clase Alta
- Mensajes : 63
Fecha de inscripción : 02/06/2018
Re: Día de Muertos [México - Varios escenarios] Universo Alterno - [Privado]
La Irlandesa ha decidido visitar Mexico, con motivo de la festividad, que mejor manera de conocer aun mejor la cultura de halloween en Mexica y esas leyendas que tienen tan fascinantes para la bruja, que aun en el siglo XXI sigue ella realizando ritos paganos por motivo de su brujería, gustandole mucho las leyendas, rituales, y demás costumbres de una antiguedad que se mostraba más mitico, misterioso e interesante, actualmente había mucho mermado que solo miraba la pantalla de su movil, y poco más, pero la irlandesa tenía pasión por los libros y sobre todo por las leyendas y demás que traía esta tradición en Mexico, fue por eso que se compró un billete de avión y viajó, dejó las cosas en el hotel y cogió su bolso para salir dispuesta a disfrutar el festejo, había muchos puestos y demás que hacía que Wenkyel se frenase a mirar cada pocos pasos, queriendo y deseando tener alguno de los objetos que sin duda su utilidad era un recuerdo, o con intenciones decorativas, se acercaba y miraba los dulces, decidiendose a comprar una calavera de azucar para probarlas, normalmente la pelirroja no era muy golosa, pero un día era un día y quería también probar las delicias que allí había, un poco de ocio y caprichos antes de empezar a preguntar por las leyendas, quería ver los festejos y tenía intención de quedarse hasta el final de la festividad.
Se movía entre la gente, esquivandola, mientras estaba distraida, ella iba entera de negro con un vestido ceñido, con algunos pentaculos de adorno, y en contraste su melena pelirroja, avanzaba abriendose paso entre la gente, que va hablando entre sí, Wenkyel había practicado el español, pero sin duda tenía un latente acento irlandes cuando esta hablaba, divisó un puesto interesante, al menos uno que era interesante para aplacar la sed, una buena cerveza siempre era bien recibida. Sobre todo para refrescarse, pedirse la cerveza y pasear por entre los puestos ver que más comprarse, o algun recuerdo, o algunos objetos que quizá le sirviera para sus rituales y demás fetiches que tenía como buena bruja.
Daba un trago a su cerveza quedandosele el bigotito de espuma que relamió con la lengua, despues de darle trago que refrescó bastante, fue entonces cuando al girarse con la cerveza en la mano impactó contra alguien haciendo un gran esfuerzo y alarde de equilibrio para no derramar el contenido en el impacto y no mancharse de milagro. -¡Eh!.- Protestó más mirando su cerveza que por el golpe que realmente que no le hizo daño, sonrió cuando vió que su cerveza sobrevivió a la sacudida y miró al joven despues sonriendo de manera más afable. -No importa.- Dijo con un marcado acento irlandes dejando seguramente claro que ella tampoco era de allí, le miró de arriba a abajo con cierta curiosidad.
-¿Eres turista?.- Preguntó, quizá él como ella estaba allí por turismo, aunque si bien era por la festividad, dudaba mucho que tuviera el mismo interes que tenía ella en descubrir todas las leyendas, sobre todo la de la llorona, también la bruja tenía ganas de lucir en su rostro las famosas catrinas, que siempre las había visto de una belleza deslumbrante y misterosa, quizá un gusto estraño otros considerarían, quizás ir acompañada con alguien puediera ser más llevadero para investigar más las leyendas.
Se movía entre la gente, esquivandola, mientras estaba distraida, ella iba entera de negro con un vestido ceñido, con algunos pentaculos de adorno, y en contraste su melena pelirroja, avanzaba abriendose paso entre la gente, que va hablando entre sí, Wenkyel había practicado el español, pero sin duda tenía un latente acento irlandes cuando esta hablaba, divisó un puesto interesante, al menos uno que era interesante para aplacar la sed, una buena cerveza siempre era bien recibida. Sobre todo para refrescarse, pedirse la cerveza y pasear por entre los puestos ver que más comprarse, o algun recuerdo, o algunos objetos que quizá le sirviera para sus rituales y demás fetiches que tenía como buena bruja.
Daba un trago a su cerveza quedandosele el bigotito de espuma que relamió con la lengua, despues de darle trago que refrescó bastante, fue entonces cuando al girarse con la cerveza en la mano impactó contra alguien haciendo un gran esfuerzo y alarde de equilibrio para no derramar el contenido en el impacto y no mancharse de milagro. -¡Eh!.- Protestó más mirando su cerveza que por el golpe que realmente que no le hizo daño, sonrió cuando vió que su cerveza sobrevivió a la sacudida y miró al joven despues sonriendo de manera más afable. -No importa.- Dijo con un marcado acento irlandes dejando seguramente claro que ella tampoco era de allí, le miró de arriba a abajo con cierta curiosidad.
-¿Eres turista?.- Preguntó, quizá él como ella estaba allí por turismo, aunque si bien era por la festividad, dudaba mucho que tuviera el mismo interes que tenía ella en descubrir todas las leyendas, sobre todo la de la llorona, también la bruja tenía ganas de lucir en su rostro las famosas catrinas, que siempre las había visto de una belleza deslumbrante y misterosa, quizá un gusto estraño otros considerarían, quizás ir acompañada con alguien puediera ser más llevadero para investigar más las leyendas.
Wenkyel Enhydra- Hechicero Clase Alta
- Mensajes : 239
Fecha de inscripción : 06/07/2017
Re: Día de Muertos [México - Varios escenarios] Universo Alterno - [Privado]
Si alguien me hubiera dicho hacía ya cuatro años, que iba a casarme con aquel hombre sin duda alguna le habría dado un buen golpetazo por la sola idea que mencionaba, y sin embargo no podrían haber acertado más después de aquel tiempo. Porque sí, ¡me había casado! Por Odín qué locura había hecho casándome con aquel hombre para compartir la vida juntos, no negaría que al principio lo odié con todas mis fuerzas y me caía demasiado mal, quizás porque chocábamos demasiado con el genio que teníamos y se nos hacía imposible mantener una conversación sin gritarnos, sin evitar alzar la voz para quedar siempre por encima del otro. Si intentaba recordar el momento exacto en el que todo sucedió no sabría definir qué momento fue exactamente, porque aquel hombre me sacaba de mis casillas y casi siempre terminábamos peleándonos e insultándonos sin evitarlo... hasta que una noche de fiesta, con unas copas de más y tras una acalorada discusión... pasó. Todavía no sabía si fui yo quien se lanzó, o fue él, o fue el momento en sí donde tras todo con el alcohol en nuestros cuerpos caíamos, sucumbimos en nuestro propio juego y fue la primera noche en que nos pusimos de acuerdo en algo más que pelearnos e insultarnos. El día siguiente fue demasiado confuso pero una cosa era clara; nos habíamos acostado y eso incrementó mi rabia. Y sí, lo esquivé durante un tiempo porque siquiera podía nombrarlo como para verlo con mis propios ojos, pero el destino era así de irónico y de caprichoso y una noche en el lugar menos pensado volvimos a encontrarnos. ¿Lo que sentí? Que lo odiaba, pero que también lo deseaba con una fuerza arrolladora. Tuvimos un interesante tira y afloja y al final los que pensaban que acabaríamos juntos, que debía de decir eran la inmensa mayoría, acertaron porque cuatro años más tarde nos habíamos casado y tras la ceremonia y la noche de bodas hacíamos maletas para poner rumbo al que sería nuestro viaje de novios: México. Ni él ni yo realmente teníamos mucha idea del idioma, habíamos aprendido unas cuantas palabras y frases útiles unas semanas antes pero con la boda había sido imposible, suponíamos que con el Inglés nos iría bien y sino siempre podríamos comunicarnos por señas porque no dominábamos el idioma, sin embargo nos embarcamos en esa aventura en nuestra luna de miel.
Llegar a México y en especial en aquellas fechas que nos habían avisado era una gran fiesta para ellos, algo diferente a lo que se hacía en el resto del mundo, fue algo que a mí personalmente captó totalmente mi atención y que le dije que quería ver cómo celebraban allí el día de los muertos. Lejos de lo que se pudiera pensar con la tradición americana, allí todo estaba llenos de luces, de colores vivos que llamaban la atención como si la ciudad cobrara especialmente vida esa noche, una vida diferente a todas las demás que envolvía el ambiente del lugar y de paso también a los turistas que de visita estaban allí con el propósito de vivir la fiesta y la ceremonia más de cerca. Tras las largas horas de vuelo, porque habíamos cruzado un buen tramo para llegar hasta allí, agotados nos dirigimos al hotel para poder dejar las maletas y darnos una merecida y necesitada ducha que relajara cada músculo de nuestro cuerpo, el ambiente y la temperatura allí era diferente al que estábamos acostumbrados en Noruega y debíamos de acostumbrarnos ya que el clima era más cálido al que estábamos acostumbrados para esta época del año. No desaprovechamos la oportunidad y nos duchamos juntos, un baño que nos tomamos para nosotros disfrutando de ese momento, todavía sin creernos que nos hubiéramos casado y estuviéramos en nuestra luna de miel. Tras el productivo y placentero baño nos vestimos mientras él miraba unos folletos del lugar con lo que había de actividades ese día mientras yo terminaba de arreglarme. Me acerqué a él que estaba recostado en la cama y me incliné para leer lo que ponía en el folleto.
-¿Algo interesante que estés leyendo? –Pregunté terminando de colocarme la blusa, mis dedos se enredaron en su pelo mientras yo también leía lo que ponía en el folleto- ¡oh, mira! Aquí pone que hay puestos en la calle, ¿y si vamos y damos una vuelta? –Hice un puchero mientras lo miraba- tienen bebida, algo más que hidromiel seguro –aseguré para intentar convencerlo, finalmente nos levantamos y acabamos andando por las calles viendo los puestos que había mientras la gente compraba sobre todo ciertos artículos que era tradición allí y que se explicaba en el folleto. Me gustaba las katrinas, las veía misteriosas pero hermosas y tomé una máscara de uno de los puestos mientras me la ponía frente a él para ver como me quedaba, me aseguró que horrible para mí y reí dándole un manotazo en el brazo- ¡oye! Habría que verte a ti –aseguré dejándola de nuevo en su sitio- ven, vayamos a buscar cerveza para beber –tiré de su mano pasando por los puestos a por una buena jarra que era lo que más nos gustaba a nosotros, una vez encontrada y con sendas jarras en las manos comenzamos a beber mientras parecía que el lugar se preparaba para la fiesta grande. Sin embargo mientras andábamos por el lugar, entre toda la gente, un pelo rojizo llamó mi atención por lo llamativo contrastando con su pálida piel y al pasar cuando escuché el acento de ella... supe que no era de allí- ¡hola! ¿También eres turista como nosotros? –Pregunté a bote pronto a la joven, sus ojos azules fueron a los míos y luego miré al hombre que la acompañaba- oh, perdón –dije alzando mi mano mientras mi reciente marido tiraba de mí para que los dejara- no he podido evitar oírte cuando hemos pasado al lado y bueno, está bien encontrar gente joven que también han venido de vacaciones. Siento interrumpir
Llegar a México y en especial en aquellas fechas que nos habían avisado era una gran fiesta para ellos, algo diferente a lo que se hacía en el resto del mundo, fue algo que a mí personalmente captó totalmente mi atención y que le dije que quería ver cómo celebraban allí el día de los muertos. Lejos de lo que se pudiera pensar con la tradición americana, allí todo estaba llenos de luces, de colores vivos que llamaban la atención como si la ciudad cobrara especialmente vida esa noche, una vida diferente a todas las demás que envolvía el ambiente del lugar y de paso también a los turistas que de visita estaban allí con el propósito de vivir la fiesta y la ceremonia más de cerca. Tras las largas horas de vuelo, porque habíamos cruzado un buen tramo para llegar hasta allí, agotados nos dirigimos al hotel para poder dejar las maletas y darnos una merecida y necesitada ducha que relajara cada músculo de nuestro cuerpo, el ambiente y la temperatura allí era diferente al que estábamos acostumbrados en Noruega y debíamos de acostumbrarnos ya que el clima era más cálido al que estábamos acostumbrados para esta época del año. No desaprovechamos la oportunidad y nos duchamos juntos, un baño que nos tomamos para nosotros disfrutando de ese momento, todavía sin creernos que nos hubiéramos casado y estuviéramos en nuestra luna de miel. Tras el productivo y placentero baño nos vestimos mientras él miraba unos folletos del lugar con lo que había de actividades ese día mientras yo terminaba de arreglarme. Me acerqué a él que estaba recostado en la cama y me incliné para leer lo que ponía en el folleto.
-¿Algo interesante que estés leyendo? –Pregunté terminando de colocarme la blusa, mis dedos se enredaron en su pelo mientras yo también leía lo que ponía en el folleto- ¡oh, mira! Aquí pone que hay puestos en la calle, ¿y si vamos y damos una vuelta? –Hice un puchero mientras lo miraba- tienen bebida, algo más que hidromiel seguro –aseguré para intentar convencerlo, finalmente nos levantamos y acabamos andando por las calles viendo los puestos que había mientras la gente compraba sobre todo ciertos artículos que era tradición allí y que se explicaba en el folleto. Me gustaba las katrinas, las veía misteriosas pero hermosas y tomé una máscara de uno de los puestos mientras me la ponía frente a él para ver como me quedaba, me aseguró que horrible para mí y reí dándole un manotazo en el brazo- ¡oye! Habría que verte a ti –aseguré dejándola de nuevo en su sitio- ven, vayamos a buscar cerveza para beber –tiré de su mano pasando por los puestos a por una buena jarra que era lo que más nos gustaba a nosotros, una vez encontrada y con sendas jarras en las manos comenzamos a beber mientras parecía que el lugar se preparaba para la fiesta grande. Sin embargo mientras andábamos por el lugar, entre toda la gente, un pelo rojizo llamó mi atención por lo llamativo contrastando con su pálida piel y al pasar cuando escuché el acento de ella... supe que no era de allí- ¡hola! ¿También eres turista como nosotros? –Pregunté a bote pronto a la joven, sus ojos azules fueron a los míos y luego miré al hombre que la acompañaba- oh, perdón –dije alzando mi mano mientras mi reciente marido tiraba de mí para que los dejara- no he podido evitar oírte cuando hemos pasado al lado y bueno, está bien encontrar gente joven que también han venido de vacaciones. Siento interrumpir
Lagertha- Hechicero Clase Alta
- Mensajes : 24
Fecha de inscripción : 02/06/2018
Re: Día de Muertos [México - Varios escenarios] Universo Alterno - [Privado]
La primera vez que la vi le dije “vas a ser mía” aun retumban en mis oídos las carcajadas ebrias de su risa acompañadas de mis palabras enredadas. Ciertamente a la mañana siguiente y con resaca me di cuenta de que la palabra “miá” era muy amplia. La odiaba, y ella a mi con la misma fuerza, discutíamos sin tregua, incapaces de mirar mas allá, si yo decía blanco para ella era negro y lo demás daba igual.
Portazos, malos modos y así pasamos meses hasta que una noche en la que salimos de fiesta con unos amigos, el alcohol hizo el resto, aquella noche y por primera vez en mucho tiempo nos pusimos de acuerdo en algo, nos gustábamos. La guerra fue sobre el lecho y fue épica, nuestros cuerpos se buscaron, se encontraron y desde entonces la palabra “miá” abarcó nuevos significados.
Después ella desapareció, trate de dar con ella en mas de una ocasión, la mayoría de las veces con mi sangre convertida en alcohol, pero nada, se había esfumado y empecé a verme con otra chica, nada serio, polvos esporádicos, alguna que otra salida...
Hasta que apareció de nuevo en mi vida, lo hizo arrasando como un huracán, segura de la palabra mía, entró y fue para quedarse, cuatro meses después estábamos dándonos el “si quiero” en el templo.
El viaje de luna de miel fue a México, estaba bastante lejos, pero mi preciosa esposa aseguraba que estaban en fiesta y que íbamos a divertirnos mucho con los muertos.
No es que el calor pegajoso de aquel lugar me resultara atrayente, pero bueno, todo hombre sabe que tener a su mujer contenta durante la luna de miel es éxito asegurado en la cama y así fue, lo nuestro empezó bien.
Nos tomamos un placentero baño antes de salir a tomar algo por las calles, por mi nos hubiéramos quedado en la habitación, bebiendo y follando, pero bueno, habíamos viajado para conocer el lugar, sus gentes, sus fiestas y el cuerpo de mi esposa me lo conocía bien.
Íbamos riéndonos, bebiendo una jarra de cerveza bien fría, recorriendo los puestos donde servían carne condimentada con picantes para llevarla a la boca del otro. Lagertha cogió una mascara para ponersela, aseguré que le quedaba mal y ella me sacó la lengua sin dejar de reírse, lo estábamos pasando bien, cada esquina suponía enredar nuestras lenguas, besarnos de forma apasionada.
Mi esposa era muy social, así que al encontrarse con otra pareja de extranjeros se tuvo que parar a hablar con ellos.
-Perdonar a mi mujer, cuando bebe se pone muy tonta -dije dándole un azote en las nalgas para atraerla hacia mi – Venimos del norte, estamos de luna de miel, vamos al cementerio ¿no? -pregunté a mi mujer que me miró sorprendida ¿como vamos a celebrar una fiesta de muertos sin ir ahí? Pillemos unas botellas y celebremos Hallowen.
Portazos, malos modos y así pasamos meses hasta que una noche en la que salimos de fiesta con unos amigos, el alcohol hizo el resto, aquella noche y por primera vez en mucho tiempo nos pusimos de acuerdo en algo, nos gustábamos. La guerra fue sobre el lecho y fue épica, nuestros cuerpos se buscaron, se encontraron y desde entonces la palabra “miá” abarcó nuevos significados.
Después ella desapareció, trate de dar con ella en mas de una ocasión, la mayoría de las veces con mi sangre convertida en alcohol, pero nada, se había esfumado y empecé a verme con otra chica, nada serio, polvos esporádicos, alguna que otra salida...
Hasta que apareció de nuevo en mi vida, lo hizo arrasando como un huracán, segura de la palabra mía, entró y fue para quedarse, cuatro meses después estábamos dándonos el “si quiero” en el templo.
El viaje de luna de miel fue a México, estaba bastante lejos, pero mi preciosa esposa aseguraba que estaban en fiesta y que íbamos a divertirnos mucho con los muertos.
No es que el calor pegajoso de aquel lugar me resultara atrayente, pero bueno, todo hombre sabe que tener a su mujer contenta durante la luna de miel es éxito asegurado en la cama y así fue, lo nuestro empezó bien.
Nos tomamos un placentero baño antes de salir a tomar algo por las calles, por mi nos hubiéramos quedado en la habitación, bebiendo y follando, pero bueno, habíamos viajado para conocer el lugar, sus gentes, sus fiestas y el cuerpo de mi esposa me lo conocía bien.
Íbamos riéndonos, bebiendo una jarra de cerveza bien fría, recorriendo los puestos donde servían carne condimentada con picantes para llevarla a la boca del otro. Lagertha cogió una mascara para ponersela, aseguré que le quedaba mal y ella me sacó la lengua sin dejar de reírse, lo estábamos pasando bien, cada esquina suponía enredar nuestras lenguas, besarnos de forma apasionada.
Mi esposa era muy social, así que al encontrarse con otra pareja de extranjeros se tuvo que parar a hablar con ellos.
-Perdonar a mi mujer, cuando bebe se pone muy tonta -dije dándole un azote en las nalgas para atraerla hacia mi – Venimos del norte, estamos de luna de miel, vamos al cementerio ¿no? -pregunté a mi mujer que me miró sorprendida ¿como vamos a celebrar una fiesta de muertos sin ir ahí? Pillemos unas botellas y celebremos Hallowen.
Onuris- Cambiante Clase Baja
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Fecha de inscripción : 12/06/2018
Re: Día de Muertos [México - Varios escenarios] Universo Alterno - [Privado]
"En el cielo naces sola, Llorona.
En el mar, nace la luna.
Y en el corazón ¡Ay me nace, Llorona!
quererte como a ninguna."
La Llorona - Chavela Vargas
En el mar, nace la luna.
Y en el corazón ¡Ay me nace, Llorona!
quererte como a ninguna."
La Llorona - Chavela Vargas
- La Llorona:
- La Llorona es un espectro del folclore latinoamericano que, según la tradición oral, se presenta como el alma en pena de una mujer que asesinó o perdió a sus hijos, busca a estos en vano y asusta con su sobrecogedor llanto a quienes la ven u oyen. Si bien la leyenda cuenta con muchas variantes según su región, los hechos medulares son los mismos.
Existen dos versiones conocidas. La primera, la más conocida y difundida en México, cuenta que hubo una mujer indígena —mestiza en algunas versiones— que tuvo un romance con un caballero español. Como fruto de esta pasión nacieron tres niños, a quienes la madre amaba, cuidaba y protegía. Cuando la joven comenzó a pedirle al caballero que la relación fuera formalizada, éste la esquivaba, quizá por temor al qué dirán. Algún tiempo después el hombre dejó a la joven y se casó con una dama española de alta sociedad. Cuando la indígena se enteró, dolida y totalmente desesperada, asesinó a sus tres hijos ahogándolos en un río o apuñalándolos, según otra versión. Luego se suicidó porque no soportó la culpa. Desde ese día se escucha el lamento lleno de dolor de la joven en el río donde se quitó la vida. Luego, ya establecido México, empezó un toque de queda a las once de la noche y nadie podía salir. Es desde entonces que dicen que se escucha un lamento cerca de la plaza de la Patria y que, al ver por la ventana quién llama a sus hijos con tanta desesperación, se ve una mujer vestida enteramente de blanco, delgada y que se esfuma en la Presa Calles.
La segunda versión, que precede a la anterior, es poco conocida, pese a que es la más antigua de todas las leyendas de la Llorona. Cuenta que, antes de la llegada de los españoles a lo que ahora es México, la gente que habitaba la zona del lago de Texcoco, además de temerle al dios Viento de la Noche (Yoalli Ehécatl), podía escuchar en las noches los lamentos de una mujer que estaría por siempre vagando y lamentando la muerte de su hijo y la pérdida de su propia vida. La llamaban Chocacíhuatl —del náhuatl choka, 'llorar', y cihuatl, 'mujer'—. Era la primera de todas las madres que murió al dar a luz. Allí flotaban en el aire las calaveras descarnadas y separadas de sus cuerpos (Chocacíhuatl y su hijo), cazando a cualquier viajero que hubiese sido atrapado por la oscuridad de la noche.
Si algún mortal veía estas cosas, podía estar seguro de que para él esto era un presagio seguro de infortunio o incluso muerte. Era esta entidad una de las más temidas del mundo nahuatl desde antes de la llegada de los españoles.
Fray Bernardino de Sahagún recogió la leyenda de Chocacíhuatl en su obra monumental Historia general de las cosas de Nueva España (1540-1585) e identificó a este personaje con la diosa Cihuacóatl. Según el Códice Aubin, Cihuacóatl fue una de las dos deidades que acompañaron a los mexicas durante su peregrinación en busca de Aztlán y, de acuerdo con la leyenda prehispánica, poco antes de la llegada de los españoles emergió de los canales para alertar a su pueblo de la caída de México-Tenochtitlán. Vagando entre los lagos y los templos del Anáhuac, vestida con un vaporoso vestido blanco y sueltos los negros y largos cabellos, lamentaba la suerte de sus hijos con la frase: «¡Aaaaaaaay, mis hijos! ¡Aaaaaaay, aaaaaaay! ¡Adónde iréis! ¡Adónde os podré llevar para que escapéis a tan funesto destino, hijos míos! ¡Estáis a punto de perderos!...». Después de la Conquista de México, durante la Época Colonial, los pobladores reportaban la aparición del fantasma errante de una mujer vestida de blanco que recorría las calles de la Ciudad de México lanzando tristes alaridos, pasando por la Plaza Mayor (antigua sede del destruido templo de Huitzilopochtli, el mayor dios azteca e hijo de Cihuacóatl), donde miraba hacia el oriente, y luego siguiendo hasta el lago de Texcoco, donde se desvanecía entre las sombras.
*Wikipedia*
Isla de San Marcos, Estado de Aguascalientes.
México
27 de octubre de 2018.
México
27 de octubre de 2018.
El agua resbala por su cuerpo al salir del río, la mirada se pierde en el infinito durante algunos instantes. Ríe cuando alguien le pasa una toalla para cubrir su cuerpo. Su amiga María es la que le acompaña en esta aventura. Mujer mexicana con fuertes raíces a quien Tatyana conociera en París y la invitara a venir a esta celebración que para la rusa suena tan interesante como enigmática. Seca su piel con la mullida tela mirando atrás, al río donde las aguas siguen corriendo como si las persiguiera el diablo. Finales de octubre significan en el Estado de Aguascalientes un clima cálido sin ser bochornoso, con ausencia de nubes la mayor parte del día y como están ya en temporada de otoño, de vez en vez, se sienten los vientos fríos recorrer la piel. La época de lluvias ha pasado y si bien el río está nutrido, va secándose como consecuencia de la falta de agua pluvial.
Jugueteando se queda durante dos horas más, hasta que deciden volver a la ciudad. La Isla de San Marcos se viste con sus mejores prendas para los eventos que van a dar lugar al día siguiente. El inicio de las celebraciones del Día de Muertos. El vehículo recorre la distancia entre el río y la ciudad con velocidad prudente, María es estricta en ésto. Una vez de regreso en la casa de los Hernández, la familia de la mexicana, se toma un baño, se viste para empezar a disfrutar de los puestos callejeros, de las personas que se disfrazan pintando sus caras con diversas formas. María carece del talento para ello, pero su prima Lucía, es una artista. Impide la salida de la rusa hasta no caracterizarla como ella lo desea. El resultado final, la deja boquiabierta mirando su rostro en el espejo. Se deja llevar de la mano de María saliendo de casa, observando los puestos colocados en ambas aceras de las calles, donde el tráfico fue cortado en los primeros cuadros del centro de la ciudad con motivo de la celebración y la espera del turismo nacional y extranjero.
Avanzando por los diversos y pintorescos lugares, siendo engalonados con el papel de china picado, las flores de cempasúchil y las velas que están dispuestas, más no encendidas, la rusa se queda asombrada y deleitada. Hay tantos colores que no sabe a dónde dirigirse. María es la que le controla el dinero porque de lo contrario, se quedará sin un peso qué gastar. Quisiera llevarse todo a París, sabe que a sus amigos les encantaría tener un recuerdo así fuera el papel picado. Su figura se encuentra con cuatro extranjeros que empiezan a hablar con un raquítico español para cambiar al inglés. Se detiene en ese momento, observando a cada uno de ellos. Se acerca con paso lento a uno de los varones, alarga la mano para tocarlo.
Onuris siente cómo le posan una mano en el hombro. Pesada, fría, le produce un escalofrío desde la piel que recubre su articulación hasta la planta de los pies. De igual forma, el cambiante podría jurar que cuando se separa de su camisa, dejó una mancha de humedad. Cuando vuelve a ver, todo es normal, no hay rastro de que esté mojado su hombro o bien, de ese escalofrío. Quizá lo imaginó. Tatyana sonríe a los presentes - así que ustedes también son extranjeros. La tradición del Día de Muertos atrae a muchos a estos lugares. ¿De dónde vienen? Yo soy rusa, pero vivo en París. Ella es mi amiga Ma... - al voltear a su diestra, su amiga no está ahí. ¿Dónde se metió? Da media vuelta buscándola con curiosidad - ¡Qué raro! Estaba aquí apenas unos segundos, seguro que se perdió entre tanta gente y estará en algún puesto. ¿Cuánto tiempo piensan quedarse? Nosotras viajaremos a Pátzcuaro, Michoacán a vivir la fiesta el primero de noviembre y luego, para el dos, estaremos en la Ciudad de México, en el desfile de las Catrinas - sonríe con alegría.
Wenkyel aprecia algo raro en su aura, por un instante juraría que está viendo la de un fantasma. Al parpadear, esta apreciación le hace pensar que lo soñó. En tanto que Lagertha escucha a lo lejos, un susurro tétrico que anuncia:
Jugueteando se queda durante dos horas más, hasta que deciden volver a la ciudad. La Isla de San Marcos se viste con sus mejores prendas para los eventos que van a dar lugar al día siguiente. El inicio de las celebraciones del Día de Muertos. El vehículo recorre la distancia entre el río y la ciudad con velocidad prudente, María es estricta en ésto. Una vez de regreso en la casa de los Hernández, la familia de la mexicana, se toma un baño, se viste para empezar a disfrutar de los puestos callejeros, de las personas que se disfrazan pintando sus caras con diversas formas. María carece del talento para ello, pero su prima Lucía, es una artista. Impide la salida de la rusa hasta no caracterizarla como ella lo desea. El resultado final, la deja boquiabierta mirando su rostro en el espejo. Se deja llevar de la mano de María saliendo de casa, observando los puestos colocados en ambas aceras de las calles, donde el tráfico fue cortado en los primeros cuadros del centro de la ciudad con motivo de la celebración y la espera del turismo nacional y extranjero.
Avanzando por los diversos y pintorescos lugares, siendo engalonados con el papel de china picado, las flores de cempasúchil y las velas que están dispuestas, más no encendidas, la rusa se queda asombrada y deleitada. Hay tantos colores que no sabe a dónde dirigirse. María es la que le controla el dinero porque de lo contrario, se quedará sin un peso qué gastar. Quisiera llevarse todo a París, sabe que a sus amigos les encantaría tener un recuerdo así fuera el papel picado. Su figura se encuentra con cuatro extranjeros que empiezan a hablar con un raquítico español para cambiar al inglés. Se detiene en ese momento, observando a cada uno de ellos. Se acerca con paso lento a uno de los varones, alarga la mano para tocarlo.
Onuris siente cómo le posan una mano en el hombro. Pesada, fría, le produce un escalofrío desde la piel que recubre su articulación hasta la planta de los pies. De igual forma, el cambiante podría jurar que cuando se separa de su camisa, dejó una mancha de humedad. Cuando vuelve a ver, todo es normal, no hay rastro de que esté mojado su hombro o bien, de ese escalofrío. Quizá lo imaginó. Tatyana sonríe a los presentes - así que ustedes también son extranjeros. La tradición del Día de Muertos atrae a muchos a estos lugares. ¿De dónde vienen? Yo soy rusa, pero vivo en París. Ella es mi amiga Ma... - al voltear a su diestra, su amiga no está ahí. ¿Dónde se metió? Da media vuelta buscándola con curiosidad - ¡Qué raro! Estaba aquí apenas unos segundos, seguro que se perdió entre tanta gente y estará en algún puesto. ¿Cuánto tiempo piensan quedarse? Nosotras viajaremos a Pátzcuaro, Michoacán a vivir la fiesta el primero de noviembre y luego, para el dos, estaremos en la Ciudad de México, en el desfile de las Catrinas - sonríe con alegría.
Wenkyel aprecia algo raro en su aura, por un instante juraría que está viendo la de un fantasma. Al parpadear, esta apreciación le hace pensar que lo soñó. En tanto que Lagertha escucha a lo lejos, un susurro tétrico que anuncia:
«¡Aaaaaaaay, mis hijos! ¡Aaaaaaay, aaaaaaay! ¿A dónde iréis? ¿A dónde os podré llevar para que escapéis a tan funesto destino, hijos míos? ¡Estáis a punto de perderos...!»
Tatyana Holstein-Gottorp- Humano Clase Media
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Fecha de inscripción : 31/05/2018
Re: Día de Muertos [México - Varios escenarios] Universo Alterno - [Privado]
Wenkyel sonreía mirando al joven, mostrandose afable, quizá echando un vistazo curioso a ese hombre con el que se había topado y el cual casi la tira la cerveza de la bruja no tener buen equilibrio y buenos reflejos, ella se muestra ligeramente entusiamada mirando al licántropo , pero poco tiempo pasa para que ese encuentro fortuito aumente el numero de integrantes, pues mientras Wenkyel tenía sus claros ojos clavados en los del hombre, se alzó a beber de su cerveza cuando de forma repentina interrumpió el sorbo que le iba a dar cuando alguíen habló a su espalda haciendo que se sobresaltara ligeramente por el repentino entusiasmo que solo conocía en su familiar con colmillos, Wenkyel se giró para mirar quien era la joven que la saludó de manera tan afable. -Hola.- Saludó con un remarcado acento irlandes que sin duda confirmaría a Lagertha lo primero que pensó, y era que ella fue a la que escuchó cuando habló con Kendrik preguntandole si él era turista, no tardó en adivinar que la pareja que tenía frente a ella tampoco eran naturales de Mexico.
La bruja alzó ligeramente su jarra de cerveza a modo saludo. La joven y entusiasta mujer aseguró que se habían acercado al oirla hablar, la pareja parecía estar de vacaciones por allí y dió por sentado que Wenkyel y el licano que la acompañaba también estaban de vacaciones, Wenkyel sonrió de medio lado cuando percibió que la muchacha que tenía en frente era hechicera y su acompañante un cambiante, leer auras era una buena tarjeta de presentación para saber en que posición se encontraba la bruja de cabellos pelirrojos. El cambiante que sin duda era el novio o el marido de la joven se pronunció disculpandose por ella asegurando que quizá llevara alguna cerveza de más, como si ser amable fuera un delito. Su relación quedó confirmada a ojos de la Enhydra cuando aseguró que andaban de luna de miel, cosa que hizo que Wenkyel soltara una risilla divertida mientras daba otro trago a su cerveza.
-Vaya sitio y en que fechas, es curioso vuestro estilo para una luna de miel.- Se aventuró a confirmar la bruja pelirroja, miró a Kendrick y despues de nuevo a la pareja mientras mantenía esa sonrisa maliciosa que la caracterizaba. -En realidad estoy aqui por estudios por asi decirlo, pero un poco de ocio no hace daño a nadie.- Aseguró la bruja de manera tranquila y relajada, fue entonces cuando percibió que el cambiante parecía sentir algún tipo de escalofrio, la pelirroja entrecerró los ojos ante esa acción y trató de buscar lo que le perturbó pero solo divisó a una mujer con una catrina pintada en la cara sonriendoles. -Soy Irlandesa.- Comentó Wenkyel pareciendole curioso que presentara su procedencia y no su nombre. -Me llamo Wenkyel, y pienso quedarme lo que dure la festividad.- Confesó sin problema ninguno, mostrandose con interes por el escalofriante maquillaje de la joven sin prestar mucha atención a lo de su amiga desaparecida.
Apretó sus labios cuando buscó en el aura de la joven, era estraña, misteriosa, le gustaba. Más entrecerró los ojos cuando cree por un segundo que veía un fantasma, lo que le hizo beber de su jarra de cerveza mientras comprobaba si realmente era un fantasma mirandola de esa penetrante forma que ofrecían sus claros ojos, pero no vió mas indicios de eso por lo que le indicara que era un fantasma, sacudió la cabeza despertando de esos pensamientos para alejarlos y miró al licano nuevamente. -Uhmm yo quiero ese maquillaje de catrina ¿sabe donde puedo hacermelo? esta usted espectacular.- Aseguró la pelirroja de manera afable, tenía algo aquella chica que la desconcertaba, más no le paso por alto el gesto de Lagertha.
La bruja alzó ligeramente su jarra de cerveza a modo saludo. La joven y entusiasta mujer aseguró que se habían acercado al oirla hablar, la pareja parecía estar de vacaciones por allí y dió por sentado que Wenkyel y el licano que la acompañaba también estaban de vacaciones, Wenkyel sonrió de medio lado cuando percibió que la muchacha que tenía en frente era hechicera y su acompañante un cambiante, leer auras era una buena tarjeta de presentación para saber en que posición se encontraba la bruja de cabellos pelirrojos. El cambiante que sin duda era el novio o el marido de la joven se pronunció disculpandose por ella asegurando que quizá llevara alguna cerveza de más, como si ser amable fuera un delito. Su relación quedó confirmada a ojos de la Enhydra cuando aseguró que andaban de luna de miel, cosa que hizo que Wenkyel soltara una risilla divertida mientras daba otro trago a su cerveza.
-Vaya sitio y en que fechas, es curioso vuestro estilo para una luna de miel.- Se aventuró a confirmar la bruja pelirroja, miró a Kendrick y despues de nuevo a la pareja mientras mantenía esa sonrisa maliciosa que la caracterizaba. -En realidad estoy aqui por estudios por asi decirlo, pero un poco de ocio no hace daño a nadie.- Aseguró la bruja de manera tranquila y relajada, fue entonces cuando percibió que el cambiante parecía sentir algún tipo de escalofrio, la pelirroja entrecerró los ojos ante esa acción y trató de buscar lo que le perturbó pero solo divisó a una mujer con una catrina pintada en la cara sonriendoles. -Soy Irlandesa.- Comentó Wenkyel pareciendole curioso que presentara su procedencia y no su nombre. -Me llamo Wenkyel, y pienso quedarme lo que dure la festividad.- Confesó sin problema ninguno, mostrandose con interes por el escalofriante maquillaje de la joven sin prestar mucha atención a lo de su amiga desaparecida.
Apretó sus labios cuando buscó en el aura de la joven, era estraña, misteriosa, le gustaba. Más entrecerró los ojos cuando cree por un segundo que veía un fantasma, lo que le hizo beber de su jarra de cerveza mientras comprobaba si realmente era un fantasma mirandola de esa penetrante forma que ofrecían sus claros ojos, pero no vió mas indicios de eso por lo que le indicara que era un fantasma, sacudió la cabeza despertando de esos pensamientos para alejarlos y miró al licano nuevamente. -Uhmm yo quiero ese maquillaje de catrina ¿sabe donde puedo hacermelo? esta usted espectacular.- Aseguró la pelirroja de manera afable, tenía algo aquella chica que la desconcertaba, más no le paso por alto el gesto de Lagertha.
Wenkyel Enhydra- Hechicero Clase Alta
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Fecha de inscripción : 06/07/2017
Re: Día de Muertos [México - Varios escenarios] Universo Alterno - [Privado]
La mujer con la que chocase el cuerpo, resulta ser una dama con cabellos pelirrojos como el propio fuego. Algo en su acento, le saca una sonrisa divertida. De todos los lugares a donde pudo acudir, estar en México y reconocer a una irlandesa, es un burla del destino. ¿Verdad? - Irlandesa, qué curioso. Soy escocés - reacciona a contestar en tanto revisa que la cerveza no sufra daño porque en sincronía, tampoco tendrá que excusarse por haber manchado el atuendo de la mujer. Asiente con la cabeza - ¿Se nota que soy extranjero por el acento o porque mi español deja mucho qué desear? - le guiña un ojo cómplice. Sus ojos vuelven a recorrer la calle. Con tantas personas que es fácil extraviarse. Los sonidos de las voces de los comerciantes invitando a los clientes a acercarse a sus puestos le provocan extrañeza. En su país, no hay sitios así. Los mexicanos no escatiman en voz para llamar la atención de quienes pasean por ahí. - Güerita, güerita, mire, acérquese, tengo lo que busca. ¿Quiere ver calaveritas de azúcar? ¿Papel picado? ¿Velas pa' sus muertitos? Acérquese marchanta, barato, barato - son las voces de quienes buscan ganar dinero con esta celebración.
Una voz ajena, atrapa de nuevo su atención. Otra mujer, por la complexión física, tampoco es mexicana. En Aguascalientes, la mayor parte de la fisionomía de los oriundos tiene como rasgo característico la tez mestiza como le llaman. Una fusión entre españoles y los pueblos indígenas del lugar. Sí hay gente de blanca piel, pero son las menos. Y para rematar, las alturas no rebasan en las mujeres del metro setenta como mucho y en los varones, del metro ochenta. El grueso de la población es de estatura baja para los europeos. La pareja que llega, demuestra una relación más peculiar que la de simples amigos por los roces del varón en las nalgas de la mujer. Algo que resulta chocante para los mexicanos que observan esos gestos con desaprobación. Kendrick comprende que es su propia educación, en la que una mujer debe ser respetada ante la vista de los demás para declararse "decente" y no hay una apertura donde el hombre pueda tocarla de esa forma sin ser vista como una "cualquiera".
Sacude la cabeza - no interrumpe nada, señorita. Estamos justo en ese punto en el que nos encontramos y empezamos a compartir datos, así que llegó en el momento preciso - se sonríe alegrándose de ser al menos un poco más abierto que hace unos años. Todo es causa de esa cazadora que no pudo asistir a esta aventura. La aclaración del marido de la morena es perfecto. - ¿Al cementerio? Sé que las festividades en la Isla de San Marcos iniciaron ayer, fui incluso a una. Hoy hoy quería avanzar por estos lugares porque los días importantes para la tradición dan comienzo mañana - saca del bolsillo de su pequeña mochila el tríptico con la programación de las celebraciones - a ver - sus ojos buscan el día presente. Otra persona se acerca al variopinto grupo. ¿A alguien le parece extraño que una catrina de elevada estatura y rasgos extraños les aborde? Más cuando habla un inglés con un acento muy de la Europa Oriental.
Aborda al grupo como si fuera lo más natural del mundo. El olor que la envuelve provoca que Kendrick la observe durante largos momentos pues huele a flores de muertos, como las que les rodean. Algo a la parafina de las velas y un leve rezago a humedad, como la de un río o una conglomeración de agua corriente. Vuelve a aspirar su aroma y le resulta muy diferente al que distinguiera al inicio, pues lo primero que detecta es el perfume de Carolina Herrera en su piel. Su origen queda al descubierto con sus palabras. Parece contrariada cuando su compañera no se encuentra a su lado, pero entre tantas personas, es fácil perderse. - No se preocupe, ya la buscaremos. Y justo es el programa que quiero seguir. Los días del inicio de las festividades aquí, ir a Pátz-Pazcuaro - le cuesta pronunciar el nombre - Pátzcuaro. Y de ahí a la Ciudad de México, así que quizá nos veamos por allá. Son los lugares más emblemáticos de todos, al menos fue lo que la agencia de viajes me indicó - viene preparado.
La irlandesa toma el control de la conversación, el escocés la imita - yo soy de Escocia, mi nombre es Kendrick, mucho gusto - asiente sobre todo mirando al otro varón. Sus ojos varían al observar sus auras. Un cambiante, dos hechiceras. ¿Acaso él es el único que detecta algo raro en esta reunión? ¿De cuándo acá tantos sobrenaturales se reúnen por azares del destino? La catrina en cambio, es una humana común y corriente. La única que discrepa en el grupo y a pesar de ello, Kendrick no duda de que algo raro hay en ella. Se le ponen los pelos de punta al escuchar un gemido sobrenatural. - ¿Qué rayos? - voltea hacia donde Lagertha está mirando. - ¿Escucharon eso? - la pregunta es tonta, entre tantos sonidos, le parece extraño que sea ese lúgubre lamento el que le llame la atención, como si su oído estuviera en sintonía con esa frecuencia y apagara las demás conversaciones o ruidos de alrededor. - Bueno, pues eso. Creo que el cementerio no está hoy abierto al público hasta mañana - el tono de su voz es más duro. Se siente contrariado por lo que acontece. Y todo, desde que esa catrina llegó hasta ellos. O quizá sea consecuencia de su peculiar reunión.
Una voz ajena, atrapa de nuevo su atención. Otra mujer, por la complexión física, tampoco es mexicana. En Aguascalientes, la mayor parte de la fisionomía de los oriundos tiene como rasgo característico la tez mestiza como le llaman. Una fusión entre españoles y los pueblos indígenas del lugar. Sí hay gente de blanca piel, pero son las menos. Y para rematar, las alturas no rebasan en las mujeres del metro setenta como mucho y en los varones, del metro ochenta. El grueso de la población es de estatura baja para los europeos. La pareja que llega, demuestra una relación más peculiar que la de simples amigos por los roces del varón en las nalgas de la mujer. Algo que resulta chocante para los mexicanos que observan esos gestos con desaprobación. Kendrick comprende que es su propia educación, en la que una mujer debe ser respetada ante la vista de los demás para declararse "decente" y no hay una apertura donde el hombre pueda tocarla de esa forma sin ser vista como una "cualquiera".
Sacude la cabeza - no interrumpe nada, señorita. Estamos justo en ese punto en el que nos encontramos y empezamos a compartir datos, así que llegó en el momento preciso - se sonríe alegrándose de ser al menos un poco más abierto que hace unos años. Todo es causa de esa cazadora que no pudo asistir a esta aventura. La aclaración del marido de la morena es perfecto. - ¿Al cementerio? Sé que las festividades en la Isla de San Marcos iniciaron ayer, fui incluso a una. Hoy hoy quería avanzar por estos lugares porque los días importantes para la tradición dan comienzo mañana - saca del bolsillo de su pequeña mochila el tríptico con la programación de las celebraciones - a ver - sus ojos buscan el día presente. Otra persona se acerca al variopinto grupo. ¿A alguien le parece extraño que una catrina de elevada estatura y rasgos extraños les aborde? Más cuando habla un inglés con un acento muy de la Europa Oriental.
Aborda al grupo como si fuera lo más natural del mundo. El olor que la envuelve provoca que Kendrick la observe durante largos momentos pues huele a flores de muertos, como las que les rodean. Algo a la parafina de las velas y un leve rezago a humedad, como la de un río o una conglomeración de agua corriente. Vuelve a aspirar su aroma y le resulta muy diferente al que distinguiera al inicio, pues lo primero que detecta es el perfume de Carolina Herrera en su piel. Su origen queda al descubierto con sus palabras. Parece contrariada cuando su compañera no se encuentra a su lado, pero entre tantas personas, es fácil perderse. - No se preocupe, ya la buscaremos. Y justo es el programa que quiero seguir. Los días del inicio de las festividades aquí, ir a Pátz-Pazcuaro - le cuesta pronunciar el nombre - Pátzcuaro. Y de ahí a la Ciudad de México, así que quizá nos veamos por allá. Son los lugares más emblemáticos de todos, al menos fue lo que la agencia de viajes me indicó - viene preparado.
La irlandesa toma el control de la conversación, el escocés la imita - yo soy de Escocia, mi nombre es Kendrick, mucho gusto - asiente sobre todo mirando al otro varón. Sus ojos varían al observar sus auras. Un cambiante, dos hechiceras. ¿Acaso él es el único que detecta algo raro en esta reunión? ¿De cuándo acá tantos sobrenaturales se reúnen por azares del destino? La catrina en cambio, es una humana común y corriente. La única que discrepa en el grupo y a pesar de ello, Kendrick no duda de que algo raro hay en ella. Se le ponen los pelos de punta al escuchar un gemido sobrenatural. - ¿Qué rayos? - voltea hacia donde Lagertha está mirando. - ¿Escucharon eso? - la pregunta es tonta, entre tantos sonidos, le parece extraño que sea ese lúgubre lamento el que le llame la atención, como si su oído estuviera en sintonía con esa frecuencia y apagara las demás conversaciones o ruidos de alrededor. - Bueno, pues eso. Creo que el cementerio no está hoy abierto al público hasta mañana - el tono de su voz es más duro. Se siente contrariado por lo que acontece. Y todo, desde que esa catrina llegó hasta ellos. O quizá sea consecuencia de su peculiar reunión.
Kendrick McGrath- Licántropo Clase Alta
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Fecha de inscripción : 02/06/2018
Re: Día de Muertos [México - Varios escenarios] Universo Alterno - [Privado]
No podía negar que mi marido era demasiado efusivo en sus maneras cuando se trataba de mí, mientras yo me había acercado a aquella pareja que sin duda alguna no eran de allí –o al menos la mujer de cabellos de fuego- mi marido se disculpaba con ellos alegando que era demasiado efusiva y él, como si no lo fuera en algunas ocasiones, daba un azote a mis nalgas para acercarme más a su cuerpo como si de alguna manera quisiera acercarme a él para que no la “liara”, era demasiado social y extrovertida algo que chocaba muchísimo con las maneras en que Onuris trataba con la gente algo más “cerrado” e introvertido de lo que yo solía ser. No me pasó por alto las miradas que las mujeres de la zona quizás porque no estaban acostumbrados allí a dichas muestras tan efusivas y explícitas como pasaba en nuestro país donde estaba bien visto. Le di un codazo mientras él se reía y su mano rodeaba mi cintura pegando así mi espalda a su pecho manteniendo el contacto cerca el uno con el otro, le miré frunciendo el ceño cuando dijo que cuando bebía me ponía tonta y le saqué la lengua mientras centraba mi atención en las dos personas que tenía delante. Una aseguraba que era de Irlanda y sonreí porque era más que evidente que no era típica de la zona, por su aura podía saber que se trataba como yo de una hechicera mientras que el otro hombre que era escocés era un licántropo. Se presentaron de una manera amable mientras la gente seguía paseando a nuestro alrededor y todo continuaba su ritmo, la gente vendía sus productos y a mi marido no se le ocurrió otra idea que ir a beber al cementerio porque la noche así lo merecía. Rodé los ojos y sonreí girando mi rostro para dejar un beso en su mejilla, sabía que le había hecho especial ilusión ir allí pero estaban en fiestas y de haber sido por él nos hubiéramos quedado en la cama los días que íbamos a pasar allí. Pero cuatro años de relación daban para mucho y ya que habíamos viajado tan lejos qué menos que poder disfrutar del lugar y conocer sus lugares, su cultura, su gente. Además nos habían dicho que el concepto que teníamos de la propia fiesta estaba un tanto desvirtuada de lo que para ellos significaba por lo que podríamos disfrutar mucho del lugar y poder pasar unos buenos días, más si era en compañía de más personas aunque si íbamos nosotros solos tampoco es que me importara demasiado. Por si ya nos habíamos juntado pocos, otra mujer más que aseguraba éramos extranjeros se unió, me fijé en cómo llevaba el rostro maquillado como la careta que había cogido de una Katrina y asentí como lo hizo Wenkyel al afirmar que quería una y yo me sumé también a lo mismo. Decía haber venido con otra mujer que era su amiga pero al darse la vuelta allí no había nadie.
-Encantada, me llamo Lagertha y este es mi marido Onuris, estamos de luna de miel y venimos desde Noruega –hablaban sobre algunos tours que eran típicos del lugar mientras yo más bien pensaba que no entendía nada pero que quizá mejor ir en un grupo reducido si alguien se sabía del lugar y de la zona que ir los dos solos, aunque no me importaría ir a solas con mi marido pero con algo de compañía tampoco estaría nada mal el viaje- es una fecha curiosa sí, pero hemos venido porque nos hablaron del lugar y sus costumbres... quisimos aprovechar para disfrutar de las fiestas y vivirlo en primera persona, ¿vedad amor? –Pregunté alzando mi rostro hasta el suyo y sonreírle, era consciente de lo que estaba pensando y mis dedos se entrelazaron con los suyos con su brazo rodeándome la cintura- oh, nosotros nos quedaremos unos días hasta quizás el día dos o tres, aunque en principio la idea es quedarnos una semana y luego volver con tranquilidad –los nombres que decían me sonaban raros y no iba a parecer un poco tonta al intentar pronunciarlos porque de seguro que no podría decirlos correctamente- a nosotros nos informaron en la agencia de viajes de un par de lugares, pero si tenéis conocimiento o sabéis de algunos donde podríamos conocer más la fiesta y pasarlo bien ¿qué hay que esperar? –Cuando Kendrick dijo que el cementerio no estaría abierto hasta mañana me giré para mirar a mi marido- lo siento amor, dejaremos otro día lo de beber en el cementerio –sin embargo fue en ese momento cuando escuché, a lo lejos, un susurro tétrico cuyas palabras en aquel idioma no podía entender pero que me dejaron frunciendo el ceño, al ver que los demás seguían hablando mi rostro se giró en dirección hacia donde procedía la voz pero allí no veía nada, no había nada especial que me indicara lo contrario. De nuevo pasado casi un minuto la voz sonó de nuevo, fruncí el ceño porque no daba ninguna buena sensación aquella voz e incluso erizó mi piel en lo que mis dedos se enredaron con los del cambiante un tanto intranquila- amor, ¿has oído eso? –Pregunté para mirarlo aunque, por su cara, algo me hizo saber que él no había escuchado nada y eso con el oído que tenía era algo que me parecía extraño- ¿nada? Qué raro... juraría que estaba escuchando como el lamento de una mujer, pero no podía entender lo que decía. Me ha erizado toda la piel, tenía un lamento en su voz... no lo sé, como si quisiera decirme algo pero no podía entenderla
-Encantada, me llamo Lagertha y este es mi marido Onuris, estamos de luna de miel y venimos desde Noruega –hablaban sobre algunos tours que eran típicos del lugar mientras yo más bien pensaba que no entendía nada pero que quizá mejor ir en un grupo reducido si alguien se sabía del lugar y de la zona que ir los dos solos, aunque no me importaría ir a solas con mi marido pero con algo de compañía tampoco estaría nada mal el viaje- es una fecha curiosa sí, pero hemos venido porque nos hablaron del lugar y sus costumbres... quisimos aprovechar para disfrutar de las fiestas y vivirlo en primera persona, ¿vedad amor? –Pregunté alzando mi rostro hasta el suyo y sonreírle, era consciente de lo que estaba pensando y mis dedos se entrelazaron con los suyos con su brazo rodeándome la cintura- oh, nosotros nos quedaremos unos días hasta quizás el día dos o tres, aunque en principio la idea es quedarnos una semana y luego volver con tranquilidad –los nombres que decían me sonaban raros y no iba a parecer un poco tonta al intentar pronunciarlos porque de seguro que no podría decirlos correctamente- a nosotros nos informaron en la agencia de viajes de un par de lugares, pero si tenéis conocimiento o sabéis de algunos donde podríamos conocer más la fiesta y pasarlo bien ¿qué hay que esperar? –Cuando Kendrick dijo que el cementerio no estaría abierto hasta mañana me giré para mirar a mi marido- lo siento amor, dejaremos otro día lo de beber en el cementerio –sin embargo fue en ese momento cuando escuché, a lo lejos, un susurro tétrico cuyas palabras en aquel idioma no podía entender pero que me dejaron frunciendo el ceño, al ver que los demás seguían hablando mi rostro se giró en dirección hacia donde procedía la voz pero allí no veía nada, no había nada especial que me indicara lo contrario. De nuevo pasado casi un minuto la voz sonó de nuevo, fruncí el ceño porque no daba ninguna buena sensación aquella voz e incluso erizó mi piel en lo que mis dedos se enredaron con los del cambiante un tanto intranquila- amor, ¿has oído eso? –Pregunté para mirarlo aunque, por su cara, algo me hizo saber que él no había escuchado nada y eso con el oído que tenía era algo que me parecía extraño- ¿nada? Qué raro... juraría que estaba escuchando como el lamento de una mujer, pero no podía entender lo que decía. Me ha erizado toda la piel, tenía un lamento en su voz... no lo sé, como si quisiera decirme algo pero no podía entenderla
Lagertha- Hechicero Clase Alta
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Re: Día de Muertos [México - Varios escenarios] Universo Alterno - [Privado]
Los extranjeros que al igual que nosotros habían llegado a México atraídos por la noche de los muertos, las catrinas y la fiestas que envolvía el lugar en estas fechas parecían bastante abiertos de mente, nos entendíamos mas o menos hablando ingles, algunos lo chapurreábamos mas o menos bien ya que en el caso de mi esposa y el mío eramos de Noruega.
La pelirroja dijo que era raro elegir este destino para pasar la luna de miel lo que me hizo guiñarle un ojo divertido.
-es que mi esposa es muy original -alegué en mi defensa mientras le tocaba el culo con descaro sin cortarme un pelo.
El chico dijo que el cementerio estaría cerrado a esas horas, así que tendríamos que seguir bebiendo por las calles, el caso es que estas eran un hervidero de gente disfrazada, muchos puestos donde vendían comida típica de la tierra con buena cantidad de especias.
-podemos parar en alguna tasca a tomar tequila y nos ponemos mas al día, ya que mi mujer no parece muy dispuesta a seguir la fiesta conmigo solo -hice una fingida mueca pues bien sabía Lagherza que si fuera por mi estaríamos follando en nuestra habitación sin tregua ¿no se hacía eso en los viajes de bodas?
En ese momento no se bien como sentí una mano apoyarse en mi hombro, estaba helada, me giré de golpe para encontrar al dueño de tal helor, mas simplemente no había nada de nada.
Había bebido ya algo así que di por hecho que había sido fruto del alcohol, entonces mi mujer dijo haber oído algo y por mi gesto pensó que también yo lo había escuchado.
Ladeé la sonrisa y deslicé mis labios por su cuello rodeando su cintura con mis brazos.
-¿ya vas borracha amor? -pregunté devolviendole aquel cursi modo de llamarme, un juego que ambos nos traíamos, eso cuando no nos tirábamos a la cabeza los trastos -hay mucho jaleo...será cualquier cosa.
La pelirroja dijo que era raro elegir este destino para pasar la luna de miel lo que me hizo guiñarle un ojo divertido.
-es que mi esposa es muy original -alegué en mi defensa mientras le tocaba el culo con descaro sin cortarme un pelo.
El chico dijo que el cementerio estaría cerrado a esas horas, así que tendríamos que seguir bebiendo por las calles, el caso es que estas eran un hervidero de gente disfrazada, muchos puestos donde vendían comida típica de la tierra con buena cantidad de especias.
-podemos parar en alguna tasca a tomar tequila y nos ponemos mas al día, ya que mi mujer no parece muy dispuesta a seguir la fiesta conmigo solo -hice una fingida mueca pues bien sabía Lagherza que si fuera por mi estaríamos follando en nuestra habitación sin tregua ¿no se hacía eso en los viajes de bodas?
En ese momento no se bien como sentí una mano apoyarse en mi hombro, estaba helada, me giré de golpe para encontrar al dueño de tal helor, mas simplemente no había nada de nada.
Había bebido ya algo así que di por hecho que había sido fruto del alcohol, entonces mi mujer dijo haber oído algo y por mi gesto pensó que también yo lo había escuchado.
Ladeé la sonrisa y deslicé mis labios por su cuello rodeando su cintura con mis brazos.
-¿ya vas borracha amor? -pregunté devolviendole aquel cursi modo de llamarme, un juego que ambos nos traíamos, eso cuando no nos tirábamos a la cabeza los trastos -hay mucho jaleo...será cualquier cosa.
Onuris- Cambiante Clase Baja
- Mensajes : 26
Fecha de inscripción : 12/06/2018
Re: Día de Muertos [México - Varios escenarios] Universo Alterno - [Privado]
"Todos me dicen el negro, llorona
Negro pero cariñoso
Yo soy como el chile verde, llorona
Picante pero sabroso."
La Llorona - Chavela Vargas
Negro pero cariñoso
Yo soy como el chile verde, llorona
Picante pero sabroso."
La Llorona - Chavela Vargas
El grupo congregado era variopinto. Se notaba a leguas que eran extranjeros, no sólo en la facha, si no en la tez. La piel tan blanca de algunos que contrastaba con los pobladores de la ciudad de Aguascalientes cuyo calor los hace más morenos de lo que nacieron. "Quemaditos" les dicen. "Negritos" es otra expresión. "¡Ay, qué negra me puse, me dio el sol y me quemé toda!". Ni siquiera el pellejo de Onuris es comparable al de los lugareños. Si a eso le incrementas el acento tan extraño en su castellano, está bien claro a quién hay que dirigirse para ver si se le puede vender algo. Seguro que les interesarán las calaveritas de azúcar o bien, los papeles picados con formas típicas del día de muertos. Las personas pasan a su lado mirando con interés porque algo que caracteriza al mexicano, es que es bien metiche (entrometido). A donde vaya, si hay algo que se pueda fisgonear (curiosear), lo hará.
Tatyana sonríe en medio de este grupo. - Si lo piensas, es un toque romántico pensar que no importa cuándo les toque morir, seguirán estando juntos después de la muerte y vendrán a casa a convivir con su familia - susurra mirando a la pareja. - Oh, yo soy Tatyana, mucho gusto - se presenta y niega con la cabeza cuando le preguntan por el maquillaje - me lo hizo la hermana de mi amiga, es muy buena en ello. Como mexicana, ya tiene tiempo practicando - se sonríe. Silente, escucha atenta lo que ellos planean hacer con su tiempo. Asiente en algunas ocasiones y en otras, parece meditar. Como ella viene con María, pues las opciones se limitan a seguirla a donde ella diga que vale la pena acudir. Si es mexicana, seguro que sabe dónde están las mejores experiencias. Lo que sí le llama la atención es lo que dice la nórdica sobre un susurro o un gemido. - La madre de mi amiga María dice que en estas fechas, el diablo anda suelto y es común escuchar lamentos por las calles - le informa con ese tono que indica cuánto duda de que sea cierto, pero al mismo tiempo, con cierto temor.
Unos gritos en la esquina aunados con un chirriar de llantas le desvían la cabeza. Mira sorprendida cómo una camioneta pick-up del año se mete en el camino repleto de peatones con la plena intención de arrollar a quien se entrometa en su paso. Detrás, en la caja del vehículo que se usa para carga, hay cuatro tipos con ametralladoras que empiezan a disparar sin pensarlo hacia un punto en particular detrás del grupo de extranjeros del que Tatyana forma parte. El ataque no va para ellos, si no para un grupo de personas que rodea un puesto de vendimia que al ver al vehículo, de inmediato sacan las armas empezando la balacera. Los compradores, los que por ahí paseaban, los vendedores e incluso, este grupo que protagoniza esta historia están en el camino, por lo que serán un daño colateral. - ¡Cuidado! - la joven intenta salir de la ruta de la camioneta y de las balas echándose a un lado de la vereda, hacia la banqueta. Se lastima los brazos por el fuerte golpe que se lleva y mientras, los cinco personajes pueden escuchar cómo una voz se alza en todo lo alto.
Tatyana sonríe en medio de este grupo. - Si lo piensas, es un toque romántico pensar que no importa cuándo les toque morir, seguirán estando juntos después de la muerte y vendrán a casa a convivir con su familia - susurra mirando a la pareja. - Oh, yo soy Tatyana, mucho gusto - se presenta y niega con la cabeza cuando le preguntan por el maquillaje - me lo hizo la hermana de mi amiga, es muy buena en ello. Como mexicana, ya tiene tiempo practicando - se sonríe. Silente, escucha atenta lo que ellos planean hacer con su tiempo. Asiente en algunas ocasiones y en otras, parece meditar. Como ella viene con María, pues las opciones se limitan a seguirla a donde ella diga que vale la pena acudir. Si es mexicana, seguro que sabe dónde están las mejores experiencias. Lo que sí le llama la atención es lo que dice la nórdica sobre un susurro o un gemido. - La madre de mi amiga María dice que en estas fechas, el diablo anda suelto y es común escuchar lamentos por las calles - le informa con ese tono que indica cuánto duda de que sea cierto, pero al mismo tiempo, con cierto temor.
Unos gritos en la esquina aunados con un chirriar de llantas le desvían la cabeza. Mira sorprendida cómo una camioneta pick-up del año se mete en el camino repleto de peatones con la plena intención de arrollar a quien se entrometa en su paso. Detrás, en la caja del vehículo que se usa para carga, hay cuatro tipos con ametralladoras que empiezan a disparar sin pensarlo hacia un punto en particular detrás del grupo de extranjeros del que Tatyana forma parte. El ataque no va para ellos, si no para un grupo de personas que rodea un puesto de vendimia que al ver al vehículo, de inmediato sacan las armas empezando la balacera. Los compradores, los que por ahí paseaban, los vendedores e incluso, este grupo que protagoniza esta historia están en el camino, por lo que serán un daño colateral. - ¡Cuidado! - la joven intenta salir de la ruta de la camioneta y de las balas echándose a un lado de la vereda, hacia la banqueta. Se lastima los brazos por el fuerte golpe que se lleva y mientras, los cinco personajes pueden escuchar cómo una voz se alza en todo lo alto.
«¡Aaaaaaaay, mis hijos! ¡Aaaaaaay, aaaaaaay! ¿Cómo los cuidaré? ¿Cómo los abrazaré? ¡Venid a mí, venid para que les abrace y proteja con mi manto...!»
Tatyana Holstein-Gottorp- Humano Clase Media
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Fecha de inscripción : 31/05/2018
Re: Día de Muertos [México - Varios escenarios] Universo Alterno - [Privado]
Wenkyel sonreia al joven escoces, ya decía ella que el acento le era de algo familiar, amplió más la sonrisa de manera amable, se rie a ese comentario en el que el joven puntua su acento o que su español destaca y desentona aqui, aunque Wenkyel no tenía nada que criticarle, pues su español tambien gritaba claramente que no era de allí y no quedaba solo en el fisico, era un cartel andante de "no soy de aqui" al menos ese era el pensamiento que tenía Wenlyel, que observó a Kendrick. -No voy a criticar ni mucho menos ni lo que yo misma consigo, soy como un cartel luminoso que me señala "estoy aqui".- Bromeo la pelirroja, mientras negaba con la cabeza. A fin de cuentas era agradable encontrarse con alguien que al igual que ella era extranjero en esas tierras, pero la cosa iba cambiando a cada instante en cuanto a continuación se unió a la reunion aquella pareja tan agradable, Wenkyel les observó con sorpresa cuando la joven que era notablemente más extrovertida que su recien estrenado marido.
-¿Noruegos? ¿y como elegis un clima tan calido siendo de sitio tan frio? yo soy irlandesa, vivo en un sitio que la mitad del tiempo llueve, aqui hace un tremendo calor. - Sonrio a Lagertha, guiñandola un ojo divertida, era una muchacha muy risueña ciertamente.
La bruja observó al marido de la joven Onuris, que este aseguró que la idea había sido de su esposa el venir aqui por la luna de miel a celebrar el día de los muertos, si alguna vez se casa no descartaría esa idea como esa para su luna de miel, dejó escapar una carcajada. -Parece que te toca seguir a tu mujer a sus caprichos macho..- Dijo en broma Wenkyel tomandose cierta confianza para hacerla dada la situación, y riendo de la cara que puso cuando su mujer le dijo que beber en el cementerio era aplazado.
Más su atención volvió a la ultima integrante, que de manera amable le respondió que la habían dibujado la catrina la hermana de una amiga suya, se lamentó esperaba que hubiera puestos donde la maquillaran en la calle, apretó los labios pensativa cuando esa sensación que pareció inquietar a Onuris y Lagertha, miró a Kendrick cuando este terminó de alertar.
Miró alrededor inquieta, había algo estraño en el ambiente a pesar de la festividad, Wenkyel entrecerró sus claros ojos atenta. Onuris descartó la tensión quitandolo importancia, pero los demas podía notarlos aun algo tensas, al menos hasta que Tatyana dió la advertencía, debido al ruido Wenkyel miró primero a la joven antes de fijarse en ese ruido .-¿Que ocurre?- Dijo la bruja alterada, hasta que vió el problema, aquellos que entraban sin cuidado con ese vehiculo, arrollando a todo aquel que tenian delante sin cuidado, Wenkyel miró alrededor y aplicando un pequeño hechizo de fuerza para empujar a todos los del grupo al suelo, mientras sentía los disparos a tan poca distancia de donde ellos estaban, Wenkyel se cubrió la cabeza. -Joder...los haré arder...- Gruñó blasfema mirando a los atacantes, dispuesta a hacer un hechizo para volcar el vehiculo, pero no lo hizo, no pudo.
Se fijó que Tatyana se golpeo en el brazo. -¿Estas bien?.- Se preocupó y miró a los demas. -¿Estais bien?- Aunque empezó a oir aquel llanto lastimor que hizo que la piel se le pusiera de gallina. -¿Que es eso...?- Dijo en un hilo de voz cuando escuchaba aquello.
-¿Noruegos? ¿y como elegis un clima tan calido siendo de sitio tan frio? yo soy irlandesa, vivo en un sitio que la mitad del tiempo llueve, aqui hace un tremendo calor. - Sonrio a Lagertha, guiñandola un ojo divertida, era una muchacha muy risueña ciertamente.
La bruja observó al marido de la joven Onuris, que este aseguró que la idea había sido de su esposa el venir aqui por la luna de miel a celebrar el día de los muertos, si alguna vez se casa no descartaría esa idea como esa para su luna de miel, dejó escapar una carcajada. -Parece que te toca seguir a tu mujer a sus caprichos macho..- Dijo en broma Wenkyel tomandose cierta confianza para hacerla dada la situación, y riendo de la cara que puso cuando su mujer le dijo que beber en el cementerio era aplazado.
Más su atención volvió a la ultima integrante, que de manera amable le respondió que la habían dibujado la catrina la hermana de una amiga suya, se lamentó esperaba que hubiera puestos donde la maquillaran en la calle, apretó los labios pensativa cuando esa sensación que pareció inquietar a Onuris y Lagertha, miró a Kendrick cuando este terminó de alertar.
Miró alrededor inquieta, había algo estraño en el ambiente a pesar de la festividad, Wenkyel entrecerró sus claros ojos atenta. Onuris descartó la tensión quitandolo importancia, pero los demas podía notarlos aun algo tensas, al menos hasta que Tatyana dió la advertencía, debido al ruido Wenkyel miró primero a la joven antes de fijarse en ese ruido .-¿Que ocurre?- Dijo la bruja alterada, hasta que vió el problema, aquellos que entraban sin cuidado con ese vehiculo, arrollando a todo aquel que tenian delante sin cuidado, Wenkyel miró alrededor y aplicando un pequeño hechizo de fuerza para empujar a todos los del grupo al suelo, mientras sentía los disparos a tan poca distancia de donde ellos estaban, Wenkyel se cubrió la cabeza. -Joder...los haré arder...- Gruñó blasfema mirando a los atacantes, dispuesta a hacer un hechizo para volcar el vehiculo, pero no lo hizo, no pudo.
Se fijó que Tatyana se golpeo en el brazo. -¿Estas bien?.- Se preocupó y miró a los demas. -¿Estais bien?- Aunque empezó a oir aquel llanto lastimor que hizo que la piel se le pusiera de gallina. -¿Que es eso...?- Dijo en un hilo de voz cuando escuchaba aquello.
Wenkyel Enhydra- Hechicero Clase Alta
- Mensajes : 239
Fecha de inscripción : 06/07/2017
Re: Día de Muertos [México - Varios escenarios] Universo Alterno - [Privado]
El grupo es variopinto, a pesar de las restricciones en la personalidad de Kendrick, una de las razones por las cuales vino a México es para abrir sus horizontes y crear nuevas amistades. La irlandesa le parece alguien interesante, igual la pareja recién casada, pero ya se nota que ambos sólo desean pasarlo bien sin pensar en el futuro, tal cual debe de ser en una luna de miel. Y la última adición al grupo, es muy enigmática. Quizá sea por el maquillaje que cubre su rostro o porque le parece extraño que su amiga haya desaparecido de pronto, pero la rusa es una buena compañía si conoce tan bien las costumbres por la persona que le invitó al país.
Las pláticas van y vienen, con una discordante nota: ese lamento que Kendrick escuchara quizá por sus finos sentidos de licántropo, no fue una fantasía. La hechicera del norte también lo percibió. ¿Qué es? Y justo antes de que puedan profundizar en el tema, viene ese chirriar de llantas y la camioneta aparece de pronto embistiendo a las personas sin duda ni compasión. Por inercia, Kendrick busca quedar a salvo de las balas echándose al piso al tiempo que algo en el ambiente cambia y siente como un poder que le obliga a caer más rápido. El sonido de los disparos aturde sus oídos, como si estuvieran vaciando el cargador a su lado. Sacude la cabeza y por un momento siente que algo no está bien.
No es sólo el ajuste de cuentas que se está llevando a cabo en plena calle y a la vista de todos, es un escalofrío que lo recorre casi entero y que se incrementa al sonido de esa voz que casi repite las mismas palabras de la primera ocasión. Todo el cuerpo se le va congelando, hasta que reacciona una vez en el piso, escuchando a la hechicera, incorporándose como puede para tomar a la humana en brazos y correr a una puerta abierta, sin importar que no sea su casa, esperando que la hospitalidad de los mexicanos, tan reconocida a nivel mundial, sea la que les salve la vida porque afuera, siguen disparándose como si las balas fueran gratis y las vidas se compraran en el puesto de las veladoras. La calle que fuera un sitio de alegría, compraventas y curiosidades, se tiñe de vidrios rotos, sangre, gritos y personas como Kendrick que buscan un lugar donde refugiarse.
Las pláticas van y vienen, con una discordante nota: ese lamento que Kendrick escuchara quizá por sus finos sentidos de licántropo, no fue una fantasía. La hechicera del norte también lo percibió. ¿Qué es? Y justo antes de que puedan profundizar en el tema, viene ese chirriar de llantas y la camioneta aparece de pronto embistiendo a las personas sin duda ni compasión. Por inercia, Kendrick busca quedar a salvo de las balas echándose al piso al tiempo que algo en el ambiente cambia y siente como un poder que le obliga a caer más rápido. El sonido de los disparos aturde sus oídos, como si estuvieran vaciando el cargador a su lado. Sacude la cabeza y por un momento siente que algo no está bien.
No es sólo el ajuste de cuentas que se está llevando a cabo en plena calle y a la vista de todos, es un escalofrío que lo recorre casi entero y que se incrementa al sonido de esa voz que casi repite las mismas palabras de la primera ocasión. Todo el cuerpo se le va congelando, hasta que reacciona una vez en el piso, escuchando a la hechicera, incorporándose como puede para tomar a la humana en brazos y correr a una puerta abierta, sin importar que no sea su casa, esperando que la hospitalidad de los mexicanos, tan reconocida a nivel mundial, sea la que les salve la vida porque afuera, siguen disparándose como si las balas fueran gratis y las vidas se compraran en el puesto de las veladoras. La calle que fuera un sitio de alegría, compraventas y curiosidades, se tiñe de vidrios rotos, sangre, gritos y personas como Kendrick que buscan un lugar donde refugiarse.
Kendrick McGrath- Licántropo Clase Alta
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Fecha de inscripción : 02/06/2018
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