Naomi Suecry

PSICOLOGÍA

Siempre fue una chica risueña y resuelta. A pesar de haber sido criada entre algodones, su curiosidad la llevó a vivir pequeñas aventuras dentro de aquella amurallada casa en la que habitaba. Es imaginativa y siempre se deja llevar por su intuición.

Su personalidad es asalvajada, osada, instintiva. Lleva tanto tiempo viviendo en los bosques con los animales que ha adquirido más de sus hábitos que de los que tenía cuando convivía con los humanos como ella.

Disfruta de la soledad, pero aún así tanto tiempo sin entablar conversaciones con alguien la ha llevado a un punto de locura particular. Habla consigo misma a menudo, en voz alta, y se responde, como si charlara de manera normal con alguien. Por suerte, no hay nadie cerca para juzgar sus particularidades.


HISTORIA

Nació en el norte, en una gran ciudad y fue criada en una buena familia con un padre, una madre, dos hermanos mayores y una hermana más pequeña. Jamás les faltó de nada, ni caprichos ni educación o atención sanitaria cuando les fue necesaria. Sus padres les querían más que a nada y jamás antepusieron el trabajo a pasar tiempo con sus hijos.

La niñez fue estupenda, rodeada de todo cuanto podía desear, en un ambiente cálido y alejado de la realidad que asolaba Europa por aquella época. Los ricos parecían vivir en un mundo diferente al resto de los habitantes, desconociendo la enfermedad por mantener una mejor higiene, y, obviamente, sin oler ni de lejos el hambre. Jamás les faltó comida que llevarse a la boca, al contrario, se hartaban a carnes, pesados y dulces, todos bien caros y en cantidades abundantes.

Fue en la adolescencia donde todo dio un giro inesperado y la vida de Naomi se volvió del revés. Todo ocurrió a causa de una vela, una simple e insignificante vela hizo prender las cortinas del dormitorio de sus padres y tras éstas toda la madera se calentó, combó y empezó a ceder, haciendo que el edificio al completo se derrumbara, aplastando a una familia entera y tres personas del servicio. Todos menos ella, porque su clase de piano se había alargado más de lo debido y una discusión con su profesor hizo que Naomi llegara tarde a su casa, encontrándose con un infierno allí donde antes había estado erigido su hogar durante años.

Ella era menor y su destino era inevitable al no tener más familia en el país. Fue enviada al orfanato cuando tenía dieciséis años. Con esa edad era imposible que nadie la adoptara, así que debería permanecer allí por veintidós meses hasta alcanzar la mayoría de edad y tener acceso, únicamente entonces, a su herencia y libertad. Sin embargo, la dueña del orfanato tenía otros planes e intentó doblegarla para que firmara unos papeles en los que cediera todos sus bienes.

Incapaz de soportar la tortura física y mental a la que era sometida y negándose a regalar lo que sus padres le legaron, acabó huyendo tras varios meses tramando un plan y un par de intentos fallidos.

Temía regresar, así que huyó bien lejos, sin mirar atrás. No conocía el territorio y le costó mucho pasar de ser una niña bien a una sin techo que tenía que valerse por sí misma. Tuvo que aprenderlo todo casi de cero, desde cómo procurarse comida a encender fuego. Casi alcanzó la desnutrición, además de enfermar varias veces por haber ingerido cosas mal cocinadas o bayas venenosas en pequeñas cantidades. Pero al final logró adaptarse y es en ese bosque en el que se ocultó donde ahora vive. Sabe que si regresara tendría dinero para volver a la vida que una vez tuvo, sin embargo algo la retiene allí donde se halla.