AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Dibujando al lobo (priv. Frederick Ivanov)
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Dibujando al lobo (priv. Frederick Ivanov)
Ir a la biblioteca, coger unos pesados dos libros especificos, para seguir con sus estudios recopilando información, se había puesto un objetivo, uno muy especifico, se colocó su bolsa de cuero elegante negra en el lateral, bien cerrada mientras quizá sentarse en la plaza era una buena idea, asi podría ver el atardecer tranquilamente, siguió su camino en dirección a la plaza en lugar de ir a la mansión Enhydra, en su mente había otras cosas, entre ellas pensaba en el proyecto que le llevaba trayendo por el camino de la amargura. Quería estudiar a un tipo de sobrenatural en concreto, y en su familia había muchos vampiros y los conocía bastante bien, de hecho convivir con una hacía que estudiar sus habitos fuera peculiar, pero su personalidad era para dar de comer a parte. Pero como otros familiares con la misma condición había entre los Enhydra no le era algo desconocido, pero en verdad tampoco pudo conocer mucho a sus dos hermanos que fueron el contrario al resto.
Paseaba su clara mirada por los edificios de la francesa ciudad, se paró delante del teatro, con una enorme tentación de comprar una entrada, quizá ver una obra la divertiría, aunque tenía más ganas de ir a la opera, quiza un poco de arte sirviera para despejar la mente, últimamente entre sus propios proyectos y otros temas la tenían demasiado estresada, la mente de la bruja era un remolino. Observaba la entrada del teatro antes de morderse el labio inferior y continuar su camino directamente a la plaza.
Estaba cayendo el atardecer y la bruja miraba los anaranjados rallos del sol que coloreaban de manera calida las calles de París, sonrió de medio lado mientras los anaranjados rallos daban un tono más intenso a su melena pelirroja, consiguio dibujar una sonrsilla de medio lado buscando un banco solitario donde la bruja decidió sentarse finalmente.
Abrió su bola mirando los dorados lomos de los libros, los cuales acarió con mimo antes de buscar para sacar una pequeña carpeta de piel donde sacó una hoja de papel en blanco, estaba buscando la relajación y que mejor manera de hacerlo que dibujando, miraba al rededor para clavar su mirada en un punto fijo, donde habia una pareja contemplando la fuente, la cual la bruja de manera relajada empezó a dibujarla con el lapiz, de manera tranquila, sintiendose al fin algo más en paz, sonrió de medio lado mirando como el estaba quedando, increiblemente le quedaba bastante bien, ella ladeaba la cabeza mirando con interes, buscando perspectiva para hacerlo más perfecto posible.
Pero entonces capto el aura de alguien de naturaleza licana, Wenkyel alzó una ceja, ladeo la cabeza mirando al joven que entró en la plaza, rapidamente apartó el dibujo para empezar otro, empezando a dibujar al joven que había entrado en su campo de visión quedando de una manera un poco descarada el mirar a alguien fijamente, Wenkyel ni siquiera meditó en ello, y más por su naturaleza quizá el que le sigan con la mirada de esa manera tan intensa y penetrante que tenía la hechicera, apretaba sus labios mientras dejaba los distintos trazos sobre el papel de manera relajada.
Paseaba su clara mirada por los edificios de la francesa ciudad, se paró delante del teatro, con una enorme tentación de comprar una entrada, quizá ver una obra la divertiría, aunque tenía más ganas de ir a la opera, quiza un poco de arte sirviera para despejar la mente, últimamente entre sus propios proyectos y otros temas la tenían demasiado estresada, la mente de la bruja era un remolino. Observaba la entrada del teatro antes de morderse el labio inferior y continuar su camino directamente a la plaza.
Estaba cayendo el atardecer y la bruja miraba los anaranjados rallos del sol que coloreaban de manera calida las calles de París, sonrió de medio lado mientras los anaranjados rallos daban un tono más intenso a su melena pelirroja, consiguio dibujar una sonrsilla de medio lado buscando un banco solitario donde la bruja decidió sentarse finalmente.
Abrió su bola mirando los dorados lomos de los libros, los cuales acarió con mimo antes de buscar para sacar una pequeña carpeta de piel donde sacó una hoja de papel en blanco, estaba buscando la relajación y que mejor manera de hacerlo que dibujando, miraba al rededor para clavar su mirada en un punto fijo, donde habia una pareja contemplando la fuente, la cual la bruja de manera relajada empezó a dibujarla con el lapiz, de manera tranquila, sintiendose al fin algo más en paz, sonrió de medio lado mirando como el estaba quedando, increiblemente le quedaba bastante bien, ella ladeaba la cabeza mirando con interes, buscando perspectiva para hacerlo más perfecto posible.
Pero entonces capto el aura de alguien de naturaleza licana, Wenkyel alzó una ceja, ladeo la cabeza mirando al joven que entró en la plaza, rapidamente apartó el dibujo para empezar otro, empezando a dibujar al joven que había entrado en su campo de visión quedando de una manera un poco descarada el mirar a alguien fijamente, Wenkyel ni siquiera meditó en ello, y más por su naturaleza quizá el que le sigan con la mirada de esa manera tan intensa y penetrante que tenía la hechicera, apretaba sus labios mientras dejaba los distintos trazos sobre el papel de manera relajada.
Wenkyel Enhydra- Hechicero Clase Alta
- Mensajes : 239
Fecha de inscripción : 06/07/2017
Re: Dibujando al lobo (priv. Frederick Ivanov)
El Licano tomo la pipa con el tabaco quemado, y salió por la puerta de aquel bar, había tomado lo suficiente como para quedar completamente en estado de ebriedad, pero debido a su condición y su metabolismo le era bastante difícil siquiera sentir los efectos del alcohol, tomo una bocanada de aire aspirando el tabaco de su pipa, el aroma a cantina se había impregnado en sus ropajes, sonrió. Sabía que aquel aroma lo delataría ante cualquier persona, pero no podía hacer más, al menos no por el momento. Ya había contratado a los gendarmes necesarios para cubrir la prisión, se había encargado de traer personal de Rusia para que le ayudara con el orden de aquella prisión que para él era su castillo. Entre pensamientos que iban y venían camino, ni el mismo se aguantaba el aroma a cantina, y no podía andar por la ciudad con ese aroma tan pestilente. Avanzo y entro en una tienda de costuras, la dueña lo miro de arriba abajo, aun cuando su aroma lo delataba su forma de expresarse le ayudaba. – Disculpad, la pestilencia que cargo, necesito un traje y si podrían facilitarme un lugar donde asearme, serán recompensados monetariamente, tengo una reunión y no puedo llegar con esto- hizo ademan a su roja e imagino que su rostro no era el más adecuado, pero si, tenía una reunión importante en la plaza de la ciudad y con lo vanidoso que era ante esos encuentros quería verse de etiqueta o al menos presentable.
La dueña llamo al sastre que solo movió la cabeza he hicieron pasar al joven Ivanov hacia el interior de la tienda, donde había un baño con una ducha improvisada, el anciano sastre le enseño a usar la manilla de agua y a la espera de que el joven se desnudara tomo la ropa para sacarle las medidas y ver si había algo de su tallaje. Ivanov agradeció y tiro de la manilla un agua completamente helada callo y lo hizo saltar de la sorpresa, se mojó completo con un jabón que había ahí se aseo, llevaba dos días en la taberna y necesitaba una ducha como esa. Al cabo de unos segundos tomo la única toalla que había ahí y se cubrió; quedando a la espera del sastre. – Los trajes Rusos son muy exclusivos debería darle un mejor cuidado – la voz carraspeada del viejo se hizo notar – Tengo varios más en casa- la arrogancia que a veces se hacía notar salía a flote del Ivanov. El sastre sonrió de mala gana y le paso un traje que era de la talla del licano. Este agradecido se vistió, pareciendo de nuevo un hombre de gran alcurnia, pago de manera generosa por los servicios y las molestias que se habían tomado y salió del lugar, si no se apresuraba dejaría esperando a la persona con la que debía encontrarse.
La plaza a esa hora estaba aun con bastante gente, enamorados por un lado por el otro payasos dando algún espectáculo a costa de unos cuantos francos y varias familias comenzaban a desalojar el lugar, el licano camino por el lugar con la cabeza en otro lado, no estaba preparado para aquella reunión pero había dados palabra que asistiría, y Frederick era un hombre de palabra. Miro por todos lados observando a la multitud, se había sentido observado y quería saber de quién, prontamente que giro noto los ojos penetrantes observarle, levanto una ceja mirando a la joven cabellos color fuego y se giró cuando le tocaron el hombro, un hombre de edad entrada le entregaba un paquete que caía en su mano y le dijo – Cuidado… aquí hay ojos en todos lados. – se giró y la persona desapareció. Le llamo la atención su misiva pero era una persona demasiado descuidada en los aspectos vánales de su vida como para preocuparse de mas, solo en el interior de su prisionera el hombre de cuidado. Volvió hacia la joven y camino hacia ella que parecía ensimismada en lo que hacía, al acercarse noto los trazos que había tirado sobre aquel papel, se sorprendió por el talento – Vaya, creo que no soy tan narigón – bromeo. Sin soltar el paquete que le había dado y continuo su camino lentamente.
La dueña llamo al sastre que solo movió la cabeza he hicieron pasar al joven Ivanov hacia el interior de la tienda, donde había un baño con una ducha improvisada, el anciano sastre le enseño a usar la manilla de agua y a la espera de que el joven se desnudara tomo la ropa para sacarle las medidas y ver si había algo de su tallaje. Ivanov agradeció y tiro de la manilla un agua completamente helada callo y lo hizo saltar de la sorpresa, se mojó completo con un jabón que había ahí se aseo, llevaba dos días en la taberna y necesitaba una ducha como esa. Al cabo de unos segundos tomo la única toalla que había ahí y se cubrió; quedando a la espera del sastre. – Los trajes Rusos son muy exclusivos debería darle un mejor cuidado – la voz carraspeada del viejo se hizo notar – Tengo varios más en casa- la arrogancia que a veces se hacía notar salía a flote del Ivanov. El sastre sonrió de mala gana y le paso un traje que era de la talla del licano. Este agradecido se vistió, pareciendo de nuevo un hombre de gran alcurnia, pago de manera generosa por los servicios y las molestias que se habían tomado y salió del lugar, si no se apresuraba dejaría esperando a la persona con la que debía encontrarse.
La plaza a esa hora estaba aun con bastante gente, enamorados por un lado por el otro payasos dando algún espectáculo a costa de unos cuantos francos y varias familias comenzaban a desalojar el lugar, el licano camino por el lugar con la cabeza en otro lado, no estaba preparado para aquella reunión pero había dados palabra que asistiría, y Frederick era un hombre de palabra. Miro por todos lados observando a la multitud, se había sentido observado y quería saber de quién, prontamente que giro noto los ojos penetrantes observarle, levanto una ceja mirando a la joven cabellos color fuego y se giró cuando le tocaron el hombro, un hombre de edad entrada le entregaba un paquete que caía en su mano y le dijo – Cuidado… aquí hay ojos en todos lados. – se giró y la persona desapareció. Le llamo la atención su misiva pero era una persona demasiado descuidada en los aspectos vánales de su vida como para preocuparse de mas, solo en el interior de su prisionera el hombre de cuidado. Volvió hacia la joven y camino hacia ella que parecía ensimismada en lo que hacía, al acercarse noto los trazos que había tirado sobre aquel papel, se sorprendió por el talento – Vaya, creo que no soy tan narigón – bromeo. Sin soltar el paquete que le había dado y continuo su camino lentamente.
Frederick Ivanov- Licántropo Clase Alta
- Mensajes : 34
Fecha de inscripción : 03/08/2018
Re: Dibujando al lobo (priv. Frederick Ivanov)
La bruja dibujaba al joven, pero no solo eso, se percataba que parecía traerse entre manos algo, lo cual hizo que enarcase una ceja y sonriera de medio lado, a veces dibujar servía para observa lo que para otros pasaba desapercibido, lo cual sonrió de medio lado, más sobre todo lo que más divertido le pareció era lo que el joven parecía algo descuidado, viendolo de cierta forma gracioso, ella seguía con sus trazos definiendo el atractivo rostro del joven, sonriendo de medio lado, incluso ladeando la cabeza buscando la perfección en aquel dibujo, apretando los labios en una forma de manifestar la concentración que se traía mientras daba el sombreado, y el contorno a los rasgos. Era algo curioso que ella sintiendo terror por los licántropos dibujaba a alguien que su aura apuntaba a ello, pero solo le daban terror en su forma bestial, por el mal trago que le dió en el pasado.
Para la bruja que nada era casualidad y todo estaba ciertamente trazado por el destino el que se hubiera fijado en aquello y le hubiera empezado a dibujar quizá podía significar algo, pero solo se verá en las circunstancias.
Wenkyel estaba tan concentrada en el dibujo que ni siquiera se percató que en el joven se había acercado lo suficiente como para ver como dibujaba, de hecho pegó un pequeño salto cuando de repente le escuchó, ella alzó la vista para observarle y despues miró su dibujo, es cierto, quizá la nariz se le fue unos centimetros, ella corrigió y le miró como se alejaba. -Espere...- Dijo de repente esperando que el joven se frenara cuando ella lo llamara, de hecho sombreo de manera rapida y puso la fecha al final de la hoja y la firmó, para moverse de manera rapida hasta colocarse frente a él tendiendole el dibujo mientras ladeaba la cabeza observandole de manera con un eje malicioso, mientras sonreía de medio lado.
Le miró de arriba a abajo con cierta curiosidad y arqueo las cejas clavando sus claros ojos del contrario, y ladeó la cabeza mientras deslizo su mano enredando sus finos dedos entre su pelirroja melena mientras estaba pensativa. -Uhmm...¿puedo preguntarle algo?- Dijo con ese tono malicioso caracteristico en ella, mientras apretaba la carpeta contra su pecho abrazandola contenieendo otros singulares dibujos, algunos mucho más oscuros de lo que cualquiera pudiera pensar.
Sonrió de manera amplia. -Estoy estudiando distintos puntos de arte, y me gustaría algó más captando la figura masculina, y me preguntaba si me dejaría dibujarle de mejor manera, y no en un pergamino de manera rapida, le haría un buen preció y le aseguro que no se arrepentiría.- Le guiñó un ojo y sonrió de forma lisonjera, el descaro había sido totalmente sumo, pero iba en su naturaleza, demasiado directa, la bruja pocas veces daba rodeos para pedir ciertas cosas. Miró al joven sonriendo, sin duda le pillaría por sorpresa, eso le gustaba sobre todo el rostro del joven por la petición.
Para la bruja que nada era casualidad y todo estaba ciertamente trazado por el destino el que se hubiera fijado en aquello y le hubiera empezado a dibujar quizá podía significar algo, pero solo se verá en las circunstancias.
Wenkyel estaba tan concentrada en el dibujo que ni siquiera se percató que en el joven se había acercado lo suficiente como para ver como dibujaba, de hecho pegó un pequeño salto cuando de repente le escuchó, ella alzó la vista para observarle y despues miró su dibujo, es cierto, quizá la nariz se le fue unos centimetros, ella corrigió y le miró como se alejaba. -Espere...- Dijo de repente esperando que el joven se frenara cuando ella lo llamara, de hecho sombreo de manera rapida y puso la fecha al final de la hoja y la firmó, para moverse de manera rapida hasta colocarse frente a él tendiendole el dibujo mientras ladeaba la cabeza observandole de manera con un eje malicioso, mientras sonreía de medio lado.
Le miró de arriba a abajo con cierta curiosidad y arqueo las cejas clavando sus claros ojos del contrario, y ladeó la cabeza mientras deslizo su mano enredando sus finos dedos entre su pelirroja melena mientras estaba pensativa. -Uhmm...¿puedo preguntarle algo?- Dijo con ese tono malicioso caracteristico en ella, mientras apretaba la carpeta contra su pecho abrazandola contenieendo otros singulares dibujos, algunos mucho más oscuros de lo que cualquiera pudiera pensar.
Sonrió de manera amplia. -Estoy estudiando distintos puntos de arte, y me gustaría algó más captando la figura masculina, y me preguntaba si me dejaría dibujarle de mejor manera, y no en un pergamino de manera rapida, le haría un buen preció y le aseguro que no se arrepentiría.- Le guiñó un ojo y sonrió de forma lisonjera, el descaro había sido totalmente sumo, pero iba en su naturaleza, demasiado directa, la bruja pocas veces daba rodeos para pedir ciertas cosas. Miró al joven sonriendo, sin duda le pillaría por sorpresa, eso le gustaba sobre todo el rostro del joven por la petición.
Wenkyel Enhydra- Hechicero Clase Alta
- Mensajes : 239
Fecha de inscripción : 06/07/2017
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