AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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The Last Bathory {#} ID
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The Last Bathory {#} ID
Ecaterina Ruth Bathory
-Edad:
25 aparentes. Casi un milenio reales.
-Especie:
Vampiro.
- Tipo y Nivel Social:
Duquesa de los Países Bajos.
Vampiro/Realeza.
-Lugar de Origen:
Antigua Francia.
-Fecha de Muerte:
843. d.C.
-Habilidad/Poder:
~ Infringir dolor con la mente:Capacidad que consiste en infringir dolor a una persona. Esto sólo funciona por medio de la concentración mental y el contacto visual.
~ Clarividencia: Habilidad para ver y oír sucesos a distancia. Este poder se activa de forma instantánea y sólo tiene que concentrarse en un lugar o persona para ver y oír lo que sucede a su alrededor. Las visiones pueden ser pasadas o presentes.
~ Rastreo: Poder de rastrear la localización de un objeto o criatura. El personaje puede descubrir la situación de cualquier persona a la que conozca, donde quiera que esté el blanco en un radio de veinte kilómetros.
-Edad:
25 aparentes. Casi un milenio reales.
-Especie:
Vampiro.
- Tipo y Nivel Social:
Duquesa de los Países Bajos.
Vampiro/Realeza.
-Lugar de Origen:
Antigua Francia.
-Fecha de Muerte:
843. d.C.
-Habilidad/Poder:
~ Infringir dolor con la mente:Capacidad que consiste en infringir dolor a una persona. Esto sólo funciona por medio de la concentración mental y el contacto visual.
~ Clarividencia: Habilidad para ver y oír sucesos a distancia. Este poder se activa de forma instantánea y sólo tiene que concentrarse en un lugar o persona para ver y oír lo que sucede a su alrededor. Las visiones pueden ser pasadas o presentes.
~ Rastreo: Poder de rastrear la localización de un objeto o criatura. El personaje puede descubrir la situación de cualquier persona a la que conozca, donde quiera que esté el blanco en un radio de veinte kilómetros.
-Descripcion Fisica:
Características mas destacadas:
{#} Ojos color grises/azulinos.
{#} Cabello rubio dorado.
{#} Posee un lunar muy sugerente en su mentón.
{#} Cuerpo de curvas sumamente definidas (peligrosas).
{#} Mirada profunda y misteriosa.
{#} Labios voluminosos, mas no exagerados.
{#} Rostro de finos rasgos.
{#} Estatura promedio. 1,68 mts.
-Descripcion Psicologica:
- Personalidad:
¿Cómo se le puede describir a su tipo de mujer? ¿Como se hace sin crear un insulto a su persona?. Detrás de su capa de infranqueable inocencia y pureza se encuentra su verdadera personalidad. No es una sorpresa para nadie encontrar el otro lado de la moneda de una persona, ¿pero lo es encontrarse con más de un lado?.
Le verás pasar, caminando como si el tiempo se detuviese a su alrededor, pues ella no lleva apuros hacia el lugar a donde va. Sí, ella tiene claramente entendido que el infierno es su lugar de destino; si es que alguna vez no fue el de origen. La mirarás, deseando el contacto visual, el rose de su piel… Querrás darle un mero jalón en su vestido. Te quedarás mirándole, apreciando las facciones de su rostro, creyendo que para ella ni siquiera existes. Craso error. Ella te a visto desde antes que tú a ella, ella sabe que estas allí mirándole, observando cada movimiento de su cuerpo y como tal esta responderá moviendo su cuerpo como cual hoja llevada por el viento. Espontánea, suave, sutil… Sublime como cual suspiro de enamorado. Pero hipnotizan-te, como los ojos de una cobra. Pues ninguna descripción da mejor que esa; es una serpiente. Seductora y traicionera. Va a por lo suyo bajo cualquier costo, no interesa quien, como, cuando o que se interponga, ella encontrará la salida, tal como lo hace el agua por los filtros de la tierra.
Así que ten cuidado si posas tus ojos en ella mientras todas las tentaciones del infierno danzan a su alrededor. Porque cuando te fije la vista; ya no tendrás escapatoria.
¿Pero que pasaría si… pasaras su prueba de fuego?. Es una buena pregunta compañero. Para el amor Katherine no es para nada propicia, no lo comprende, no lo soporta, no lo conoce ni en lo mas remoto. No sabe como tratarlo, y repudia indefectiblemente todo aquello que sea capaz de preocuparle por mas de dos milésimas de segundo. Por que así es ella, espontánea, apasionada… pero sobre todo imprudente e impulsiva. No le gusta demasiado premeditar, el caso es no ocupar su mente con cuestiones superfluas. Y es allí cuando te confunde; cuando puedes esperar su peor reacción, simplemente sonreirá. Con ese tipo de sonrisas vacías y los ojos llenos de misterio. Pero en su silencio o antipatía hay algo mas, mientras te atontas por su reacción coqueta y seductora por dentro busca la solución; bajo los polvorosos trapos de su pasado algo siempre hay que le ayuda a resolver cualquier problema, a tener la respuesta justa; el plan mas certero.
No en vano posee casi mil años.
Puedes llegar a creer que no tiene solución. Que es un ser vacío y frío. Que no hay nada que pueda hacerle cambiar esa retorcida forma de actuar… Y hasta puede que estés equivocado.
Detrás de su cínica sonrisa, tras cada noche de sangrientos asesinatos, detrás de cada placer sexual sin compromiso. Existe aquella grieta, de donde emana toda la “porquería” que es su ser. Si hay oscuridad, en algún lugar debe existir, aunque sea un misero reflejo de luz… Uno al cual, hasta ella misma ignora por completo. Ha sido mucho mejor, mucho mas fácil destruir todo aquello que apreciaba, antes de intentar salvarlo por “patéticos” motivos sentimentales. Contrariamente a todo lo que demuestra; aquel ritmo constante y sereno, Katherine es completamente inestable, cambiante, indecisa. Aun que si hay algo que realmente si tiene fijo, es su avaricia, su maldad, la ambición y el amor por la sangre son las cosas que se mantienen a nivel constante, que no quita en ningún momento de si.
¿Será que los años le habrán afectado? O será simplemente que siempre ha sido la misma traviesa y retorcida jovencita. A ella le gustan los juegos, pero cuídate si pasas de ser su centro de atención a su juguetito; por que eso significa que tus horas de vida están contadas. No hay ninguna mujer mejor que ella a la hora de “jugar”. El juego es para ella, lo que el acecho para una tigresa. Así lo considera ella, acechar es casi tan importante como atrapar a la presa. Además, si sólo se encargara de eliminar su comida ¿Que gracia le quedaría después de nueve siglos?.
Y si… Katherine es apetitosa. Pero si quieres despertar su apetito sexual necesitarás mucho mas que un buen aspecto y algo de dinero. Por que podrás ser el príncipe de donde sea… Pero si no la superas intelectualmente; terminarás como los machos de las viudas negras. Y su nombre no es chiste. Debes ser audaz y valiente para a atreverte llegar a ella e intentar algo más que no sea negociar. Pero será mucho mejor si tan solo eres sagaz y confiado, inteligente y diablo. Pero sobre todo, precavido, tantea tu territorio, será necesario que lo conozcas perfectamente para no caer en sus trampas, juega a su juego de seducción, mareala… Confúndela como ella podría confundirte a ti. Pero sigue su camino; Katherine no parece ser alguien que deje sus retorcidos gustos por la sangre y el asesinato, ni su arrogante y despreciable forma de ser por que un simple varón se le presente. Ambiciona poder junto a ella, y os habrá ganado.
Pero insisto con tantear su territorio antes.
No así, tan sólo podrías ser un muchacho. No más que un simple e insignificante humano. Con convicciones, la inteligencia y las agallas suficientes para atraer su atención y lanzar un certero flechazo directo a fisura existente entre sus calculadores pensamientos y sus ocultos pensamientos… Obteniendo, probablemente, los resultados que esperas o hasta mejores.
Porque amigo, ningún ser puede ser perfectamente maldito. Aunque si la comparares con Lucifer, es probable que sea lo mas cercano, un 0,999999 infinito de ser un entero.
Si de atracción no se trata lo tuyo, y dificultosamente lo suyo. Si eres una mujer, no tendrías que tomar personal su idiferencia. Pocas son sus amigas, contadas con las manos de su mano. Puesto solo aquellas mujeres que gozan de la misma demencia, de su afán por poseer mas poder son las únicas que pueden llegar a congeniar con ella. A menos que seas una inofenciba infanta, si la molesta, te arrancara la cabeza de los hombros. Katherine, no compite. No encuentra en nadie alguien lo suficientemente aceptable como para estar a su altura en una competición, pero si se sentirá en duda si la otra persona es todo su contrario; en cuanto a bondad y pureza. Puesto que contra ello, no es capaz de luchar y tampoco se volverá buena y pura sólo por superar un reto.
Ella no te declarará la guerra, pero si colocará todas las piezas sobre el tablero, esperando que tú empieces con la jugada. Llegado tal caso, su competencia sin duda será digna de respetar. Pero nadie puede ser mejor que ella, nadie puede superarla; ni siquiera en su mas enroscada malicia, y así hagas lo que hagas, ella lo superará y duplicara tantas veces cuantas sean necesarias… Ganar es un placer, pero derrotar es un éxtasis al cual le es difícil negarse.
“ - Nací por el siglo IX ya no lo recuerdo exactamente, en Orleans, una pequeña localidad situada en lo que ahora es conocida como Francia. Mi madre era de origen húngaro, y no hará falta que aclare que no hablaba muy bien francés. Mi padre era originario de Galia (como era reconocida Francia antes de la edad Media), París si queremos ser más exactos. El entorno de mi familia viví mucha violencia durante mis primeros años de vida, típico de una época violenta en una sociedad poco civilizada. Como lo era por aquellos tiempos antes de la Revolución francesa. Dentro de aquel circuló crecí y me desarrollé dentro de los parámetros normales de la época, con los mismos niños de siempre, mis padres tenían una importante finca un poco alejada al resto de la sociedad de Orleans, aprendí entonces amar a los animales mas que a las personas en sí mismas, ellos me demostraban el amor y los sentimientos que muchas veces carecí en la gélida relación de pareja que llevaban mis padres. - ”
Pasaron ocho años, y fue en un atardecer como el de cualquier otro en el que su madre desapareció, sin dejar rastro alguno. Para alegría de su nodriza Elodia, eso significaría que tendría el camino libre para conquistar el corazón del noble padre de la niña. Katherine, que a pesar de su corta edad comprendí la situación y no faltaría demasiado para que aprendiera a odiar.
A la vuelta de su padre, tras el viaje. Los comportamientos de su nodriza hacia a este eran una constante molestia para la niña, a lo que comenzó a responder con actitudes rebeldes y casi diabólicas para el comportamiento de un niño normal para la época. Resignada a tenerla como madre, se dedicaba exclusivamente hacerle la vida imposible a espaldas e ignorancia de su padre. Mataba animales de la granja y despojaba la sangre de los cuerpos en un camino directo del cementerio privado de la familia, pasando por la casa hasta llegar al lugar que esta ocupaba de la cama conyugal.
Desde pequeña había adquirido un hábito bastante “ahorrativo”, pues incluyendo las viseras las alojaba en los delantales de Elodia quien intentaba culparle por tan atroces actitudes, pero que jamás pudo salirse con la suya frente a los ojos de su padre, para quien era la luz de sus ojos.
Los años pasaron, y a la edad de doce años, la niña se despertó con una sed desesperante, la cual le obligó a levantarse y bajar por las escaleras. Al asomarse pudo notar el reflejo de la luz lunar entrando por la puerta principal. Extrañada y a la misma vez llamada por una extraña curiosidad, tan extraña como su sed, como si no pudiera saciarla con ningún caudal de agua.
Se acercó y pudo ver una esbelta figura no demasiado lejos del pórtico, delgada pero con aquel corset que hacia de su figura una perfección, casi como una sombra, casi inmaculada con aquellos cabellos castaños claros que bajo el brillo plateado de la noche eran casi rubios y que hacia a la misma vez que su piel, bastante pálida, se viera como porcelana. Sabía y al mismo tiempo no quería admitirlo, aquella mujer “extraña” era su madre, quien se le acercó a paso lento mientras ella en un cobarde reflejo optó por caminar hacia atrás.
La mujer detuvo sus pasos, y le habló con sencillez, con una dulzura algo trabajada pero sin dudas sincera. Convencida de que todo ello no era más que un mal sueño, Katherine invitó a entrar a su madre, queriendo disfrutar de aquella inoportuna “pesadilla”, hacia mucho tiempo que le había dado por muerta.
Aquella noche, madre he hija pasaron la velada con alguna charla, hasta que el sueño venció los ojos de la niña. La cual notó que nada de lo que sucedía parecía ser un sueño, esperando con ansiedad el amanecer y así ver el rostro de su nodriza al ver a su madre nuevamente bajo el mismo techo. Esa mañana no hubieron zamarreos ni mal traros para despertar, mas bien había un grito de horror que le daba los buenos días, lo que pronosticaba un magnífico día.
Tras el regreso de su madre, que claramente evitaba la luz solar, y a lo cual Katherine encontraba claramente extraño. Las cosas en la casa habían cambiado, las comidas eran mucho más sustanciosas, y Elodia era la encargada de todos los trabajos mas pesados, sucios y desagradables de la casa. Los cuales, había tenido que realizar la niña cada vez que su padre se ausentaba. Sin embargo, el regreso de la mujer no solo había devuelto a su lugar a la criada, si no que había desconcertado a su padre (Didier), y a toda la familia. A pesar de algunos detalles en su vestimenta, su forma de vestir y maquillarse… Eloisa parecía no haber envejecido ni una sola luna.
La estadía de su madre no duro muchos años, cuando desaparecería nuevamente y volver en el momento indicado, prometiendo explicaciones para luego y regalando un relicario a la niña que para el momento ya tenía los cumplidos dieciocho años.
Mas grande, y habiendo aprendido sabiamente las actitudes y pasos de su madre con respecto a la criada seguiría con su legado de tortura sutil hacia la misma, mientras esperaba con ansiedad el regreso de su progenitora.
Durante los viajes y ausencias de su padre, salía de noche a recorrer el cementerio, buscando una señal de su madre, que aunque de alguna extraña forma sentía alrededor jamás pudo visualizar o dar con ella hasta dos años mas tarde cuando se enterase del embarazo de Elodia en manos de su padre.
Aquello desató su furia y le juró muerte a gritos a la criada. Esa misma noche, salió en busca mas allá de los terrenos de la familia, cruzando el cementerio… Más allá, al bosque. Casi atropellando el cuerpo de su madre por su furia, la cual ya estaba enterada de todo ello y no le fue necesario endulzar el oído de su propia hija, quien ya había decidido con anterioridad darle muerte a crío y madre.
Katherine, sabía perfectamente que un segundo hijo ocasionaría estragos a su puesto en la casa, y mucho peor sería si tal criatura naciese varón. Y aun así fuera mujer, significaría una división de bienes a la cual y por las circunstancias dadas no estaba ni cerca de dispuesta de hacerlo. Si fue convencida de no ensuciarse las manos, ya que todo ello podría afectarle por sobre las futuras posesiones, lo que no la privaba de ser la asistente a la primera fila a la masacre que tenía planeada su madre.
Un par de semanas pasaron las cuales la joven había tenido que disimular a regaña diente su enfado y deseos asesinos. La panza materna había sido la delatante de aquel suceso. Por lo que el embarazo ya llevaba algunos meses, quizás cinco.
Aquella noche Katherine, deleitaría a su padre a propia voluntad con una cena preparada por sus propias manos, lo que puso en alerta a Elodia que esperaba seguramente una comida envenenada. Pero, que sin embargo esta fue probada desde la propia hoya por la joven. La receta había sido escrita a puño y letra por su madre, a lujos de detalles con el simple fin de llevar discordia en la cena. Y así fue, cuando su padre recordó a la perfección el peculiar sabor de la comida que le preparaba su primera mujer. Situación que encrespó a la presente y que comenzaba a entender los fines de aquella simple comida.
• No había veneno en la comida, ni la bebida, ni en ninguna parte de la casa, pero si un extracto somnífero para su padre en el té. Para cuando la luna se encontró en lo alto del oscuro cielo, su madre se adentro a la casa, siendo esperada por su hija, a los pies de la escalera con un vaso de Ron en la mano, del cual fue despojado. El juego empezaba…
La vampiresa arrastro a la mujer amordazada de la cama conyugal, llevándola por las escaleras tirando de los cabellos mientras Katherine las esperaba con una antorcha encendida en la puerta de entrada al sótano.
El oscuro y angosto pasillo fue testigo de los gritos y arañazos, que la desesperada y premiada mujer daba en busca de escapatoria, la cual se le negaba con un cerrojo, y la figura de Kath a sus espaldas.
La mañana siguiente, la recibió envuelta entre sus sábanas, pálida en los recuerdos. Aquellos colmillos y la forma desquiciante en que había ella misma lanzado luego la antorcha sobre el cuerpo de la mujer. Prendiéndole fuego estando aun viva. No le quedaba correctamente en claro como lo había decidido, pero por el contrario, si estaba seguro que lo había disfrutado.
Tras la muerte de su único estorbo, y habiéndose así asegurado su herencia. Todo había perdido sentido, no había con quien pelear en la casa, y por la ubicación de su chalet estaba alejada de casi todos. Su padre se ausentaba durante casi todo el año y ello le daba la oportunidad de pasar los días con su madre, quien aprovechó para contarle algunas facetas de su nueva vida como demonio de la noche.
Tres años mas tarde, y tras la ausencia de los últimos meses de su madre. Fue una fría noche de enero en la que volvió, y Katherine podía sentir esa sed incontrolable como la que la había agobiado hacía más de doce años atrás cuando su madre se le apareció por primera vez en los jardines.
Esta vez traía algo especial, una mirada fuerte, decidida. ¿Sería la noche? Ella le ofreció un vaso de Ron, y su madre aceptó. Se sentaron en el living, y no hablaron de nada en particular, simplemente se observaban los rostros vislumbrados por el fuego en la chimenea. Sus miradas, sus ojos… Eloisa que poseía unos ojos de azul intenso parecían cristalizados desde que había sido arrastrada y amarrada a la oscuridad eterna. Mientras que su hija poseía ojos color según el tiempo, verdes intensos durante el día soleado, grises en los días nublados, e igualmente azules durante las noches en las que el sol reflejaba sus rayos sobre la luna y esta regaba la tierra con tonos celestinos… Como particularmente lo hacia esa misma noche.
Su madre se levantó y le indicó que le siguiera. En completo silencio y sin dar objeción ni siquiera con las expresiones corporales, se levantó siguiéndola hasta el jardín.
La fresca brisa le erizó la piel, mientras observaba que en su madre no tenía ni el más pequeño efecto. Esta giró y la miro a los ojos.
- Es hora. – aquellas palabras, eran engañosas a los oídos de la humana por aquellas horas, y tras algunos tragos de Ron. No muy convencida de lo que hacía pero, si de lo que buscaba, se acercó a su madre, torpe como una liebre acercándose a las fauces de una culebra.
- Lo acepto. – Fueron sus únicas palabras y que rodaban en rededor de sus más desquiciantes deseos de ambición. Siendo inmortal conseguiría todo aquello que deseaba, y dejaría atrás las preocupaciones paganas de las mujeres de la época… Deseaba dejar la vida tal como la conocía atrás, aunque ello valiera vidas humanas que ni siquiera le importaban en vida, mucho menos después podrían importarle.
Eloisa con rápidos reflejos se aferró al cuerpo y cuello de la joven, sin miramientos ni piedad desgarró su cuello, mientras los gritos de su hija eran ahogados, las piernas se le debilitaban y el peso de su cuerpo muerto quedaba en manos de ella mientras le daba de beber de su sangre.
Para cuando Katherine volvió abrir los ojos, sentía renacer, y el olor putrefacto de lo que no reconocía exactamente, observo la habitación y la reconoció como el sótano, por lo cual aquel olor putrefacto debía ser de… El cuerpo incinerado de Elodia, aunque hacia demasiado tiempo que ya no estaba allí. El ruido de la puerta y unos pasos que bajaron por las escaleras delataron la presencia de su madre en el lugar, quien arrastraba consigo un par de cuerpos humanos los cuales lanzo a los pies de su hija. No fueron necesarias demasiadas explicaciones, ya había visto y oído suficiente como para entender lo que debía hacer, y siguiendo sus instintos de sed más bajos, se lanzo al cuello de los hombres drenando su sangre casi con un desenfreno.
Su alma quedo ligada a la eternidad bajo la oscuridad, y sacando el máximo provecho a todas sus habilidades. Su madre solo le acompaño durante algún tiempo, para luego desaparecer nuevamente. Llegándole noticias que declaraban que había sido la asesina de su padre, al cual había dejado con vida por meros sentimientos de apego. Desató entonces su madre, la ira de su hija que se lanzo a su búsqueda con la simple idea de hacerle pagar con la misma moneda. Interrumpiendo sus viajes, le encontró y tras una competitiva lucha en las que Katherine llevaba las de ganar gracias a su don de Sanacion Acelerada logro la victoria tras asesinar a su madre.
Al pasar los siglos, descubrió la procedencia de su madre; Hungría, y tras revisar las actas, descubre su verdadero nombre; Ruth Bathory. Pasa para entonces el siglo XV, y busca a la noble estirpe de Aristocráticos. Tras una presentación poco común, revelando su estado no-muerto, exige lo que le corresponde por antigüedad, sus descendientes buscan algún tipo de negociación que solo dura hasta el siglo siguiente al nacer quien sería algún tipo de sobrina lejana de su madre. La cual toma de punto al no haber conseguido lo que deseaba. Cansada de vivir en las tinieblas comienza a endulzar el oído de la joven Elizabeth para convencerla de que el objetivo de ambas es el mismo. Pero, esta rompe a su promesa a casarse, nuevamente la ira de Katherine es indomable, buscando venganza de la forma mas imparcial. Convenciendo a Elizabeth de que le ayudara a tomar la vida eterna si ello le hará cumplir con lo tratado.
La Condesa cae bajo sus engaños, asesinando por sangre y creyendo que aquella simpleza le regalaría la belleza eterna, mientras su lejana prima gozaba de ver como lentamente llevaba a toda la familia a un circulo cerrado en el que ella misma había participado para llevar a toda la estirpe al final de la historia y así quedar como única heredera de todas las riquezas. Tras sacarlos de su camino, y con la entrega de pequeñas riquezas a los jueces intercesores del caso, nuevamente vuelve a salirse con sus avaros cometidos.
Pasaron ocho años, y fue en un atardecer como el de cualquier otro en el que su madre desapareció, sin dejar rastro alguno. Para alegría de su nodriza Elodia, eso significaría que tendría el camino libre para conquistar el corazón del noble padre de la niña. Katherine, que a pesar de su corta edad comprendí la situación y no faltaría demasiado para que aprendiera a odiar.
A la vuelta de su padre, tras el viaje. Los comportamientos de su nodriza hacia a este eran una constante molestia para la niña, a lo que comenzó a responder con actitudes rebeldes y casi diabólicas para el comportamiento de un niño normal para la época. Resignada a tenerla como madre, se dedicaba exclusivamente hacerle la vida imposible a espaldas e ignorancia de su padre. Mataba animales de la granja y despojaba la sangre de los cuerpos en un camino directo del cementerio privado de la familia, pasando por la casa hasta llegar al lugar que esta ocupaba de la cama conyugal.
Desde pequeña había adquirido un hábito bastante “ahorrativo”, pues incluyendo las viseras las alojaba en los delantales de Elodia quien intentaba culparle por tan atroces actitudes, pero que jamás pudo salirse con la suya frente a los ojos de su padre, para quien era la luz de sus ojos.
Los años pasaron, y a la edad de doce años, la niña se despertó con una sed desesperante, la cual le obligó a levantarse y bajar por las escaleras. Al asomarse pudo notar el reflejo de la luz lunar entrando por la puerta principal. Extrañada y a la misma vez llamada por una extraña curiosidad, tan extraña como su sed, como si no pudiera saciarla con ningún caudal de agua.
- apariencia de Katherine de niña:
Se acercó y pudo ver una esbelta figura no demasiado lejos del pórtico, delgada pero con aquel corset que hacia de su figura una perfección, casi como una sombra, casi inmaculada con aquellos cabellos castaños claros que bajo el brillo plateado de la noche eran casi rubios y que hacia a la misma vez que su piel, bastante pálida, se viera como porcelana. Sabía y al mismo tiempo no quería admitirlo, aquella mujer “extraña” era su madre, quien se le acercó a paso lento mientras ella en un cobarde reflejo optó por caminar hacia atrás.
La mujer detuvo sus pasos, y le habló con sencillez, con una dulzura algo trabajada pero sin dudas sincera. Convencida de que todo ello no era más que un mal sueño, Katherine invitó a entrar a su madre, queriendo disfrutar de aquella inoportuna “pesadilla”, hacia mucho tiempo que le había dado por muerta.
Aquella noche, madre he hija pasaron la velada con alguna charla, hasta que el sueño venció los ojos de la niña. La cual notó que nada de lo que sucedía parecía ser un sueño, esperando con ansiedad el amanecer y así ver el rostro de su nodriza al ver a su madre nuevamente bajo el mismo techo. Esa mañana no hubieron zamarreos ni mal traros para despertar, mas bien había un grito de horror que le daba los buenos días, lo que pronosticaba un magnífico día.
Tras el regreso de su madre, que claramente evitaba la luz solar, y a lo cual Katherine encontraba claramente extraño. Las cosas en la casa habían cambiado, las comidas eran mucho más sustanciosas, y Elodia era la encargada de todos los trabajos mas pesados, sucios y desagradables de la casa. Los cuales, había tenido que realizar la niña cada vez que su padre se ausentaba. Sin embargo, el regreso de la mujer no solo había devuelto a su lugar a la criada, si no que había desconcertado a su padre (Didier), y a toda la familia. A pesar de algunos detalles en su vestimenta, su forma de vestir y maquillarse… Eloisa parecía no haber envejecido ni una sola luna.
La estadía de su madre no duro muchos años, cuando desaparecería nuevamente y volver en el momento indicado, prometiendo explicaciones para luego y regalando un relicario a la niña que para el momento ya tenía los cumplidos dieciocho años.
Mas grande, y habiendo aprendido sabiamente las actitudes y pasos de su madre con respecto a la criada seguiría con su legado de tortura sutil hacia la misma, mientras esperaba con ansiedad el regreso de su progenitora.
Durante los viajes y ausencias de su padre, salía de noche a recorrer el cementerio, buscando una señal de su madre, que aunque de alguna extraña forma sentía alrededor jamás pudo visualizar o dar con ella hasta dos años mas tarde cuando se enterase del embarazo de Elodia en manos de su padre.
Aquello desató su furia y le juró muerte a gritos a la criada. Esa misma noche, salió en busca mas allá de los terrenos de la familia, cruzando el cementerio… Más allá, al bosque. Casi atropellando el cuerpo de su madre por su furia, la cual ya estaba enterada de todo ello y no le fue necesario endulzar el oído de su propia hija, quien ya había decidido con anterioridad darle muerte a crío y madre.
Katherine, sabía perfectamente que un segundo hijo ocasionaría estragos a su puesto en la casa, y mucho peor sería si tal criatura naciese varón. Y aun así fuera mujer, significaría una división de bienes a la cual y por las circunstancias dadas no estaba ni cerca de dispuesta de hacerlo. Si fue convencida de no ensuciarse las manos, ya que todo ello podría afectarle por sobre las futuras posesiones, lo que no la privaba de ser la asistente a la primera fila a la masacre que tenía planeada su madre.
Un par de semanas pasaron las cuales la joven había tenido que disimular a regaña diente su enfado y deseos asesinos. La panza materna había sido la delatante de aquel suceso. Por lo que el embarazo ya llevaba algunos meses, quizás cinco.
Aquella noche Katherine, deleitaría a su padre a propia voluntad con una cena preparada por sus propias manos, lo que puso en alerta a Elodia que esperaba seguramente una comida envenenada. Pero, que sin embargo esta fue probada desde la propia hoya por la joven. La receta había sido escrita a puño y letra por su madre, a lujos de detalles con el simple fin de llevar discordia en la cena. Y así fue, cuando su padre recordó a la perfección el peculiar sabor de la comida que le preparaba su primera mujer. Situación que encrespó a la presente y que comenzaba a entender los fines de aquella simple comida.
• No había veneno en la comida, ni la bebida, ni en ninguna parte de la casa, pero si un extracto somnífero para su padre en el té. Para cuando la luna se encontró en lo alto del oscuro cielo, su madre se adentro a la casa, siendo esperada por su hija, a los pies de la escalera con un vaso de Ron en la mano, del cual fue despojado. El juego empezaba…
La vampiresa arrastro a la mujer amordazada de la cama conyugal, llevándola por las escaleras tirando de los cabellos mientras Katherine las esperaba con una antorcha encendida en la puerta de entrada al sótano.
El oscuro y angosto pasillo fue testigo de los gritos y arañazos, que la desesperada y premiada mujer daba en busca de escapatoria, la cual se le negaba con un cerrojo, y la figura de Kath a sus espaldas.
- Spoiler:
- Eloisa, que hablaba en un idioma que hasta su propia hija desconocía arrastro a la mujer hasta lanzarla contra el frió piso del sótano, húmedo y mohoso. Elodia intento gritar, pero fue callada de inmediato con una simple patada en la mandíbula, que le obligo a ahogarse pero, a gemir del dolor. Katherine, se paseo por la habitación encendiendo las antorchas en rededor del sótano, y mientras la luz aclaraba la habitación en la que había colecciones de vinos añejos.
- Os prometí que moriríais. – dijo la joven parándose frente a la mujer observándola con arrogancia desde arriba, y viendo como la mujer escupía sangre. Casi, pero casi… Llegaba a sentir lastima por ella pero, nada mas le bastaba recordar un poco de su pasado, y las consecuencias desfavorables que le traería si acaso llegaba a dar luz aquel crío. La mujer parecía intentar humillantemente rogar por su vida.
- Demasiado tarde para condolencias. – hablo con desinterés en lo que dejó caer la antorcha sobre los cabellos de la mujer que pasaron de chamuscarse a prenderse completamente fuego. Su madre, que le observaba atenta le sonrió mientras ambas se deleitaban con los gritos ahogados de la mujer. – El no va oírte, yo me encargue de que tuviera profundos, muy profundos sueños. – Le murmuro para finalmente alejarse y dejarle paso a la vampiresa.
Esta apagó el fuego del cabello de la mujer, que ya había ardido en su cabeza y dejado leves quemaduras. Pero, nada de ello era suficiente para Eloisa, que iría por el premio mayor. Sin pensarlo mas, atravesó con su propia mano el vientre de la mujer mientras la sostenía con otra de sus manos contra la pared.
Katherine observó en parte asombrada, y a la vez aterrada; ahora sus dudas comenzaban a terminar de disiparse, su madre realmente era una inmortal, un demonio de la noche pero, lo que en realidad mas le intrigaba era realmente como lo había conseguido…
Del vientre arrancó el feto que luego mostrando sus colmillos bajo la calida luz rojiza que transmitían las antorchas, los cuales aferro con fuerza en el infante desgarrándole la tierna piel. Nada de ello era exactamente lo que Katherine tenia en mente en hacer, pero era tarde para echarse atrás. Aunque sus pasos la llevaron contra la húmeda pared. Aquella mujer de cabellos castaños claros, ya no era la madre que había conocido en la infancia, ni sus gestos, ni sus palabras… Y ni siquiera su tacto eran los mismos. Pero, algo la aferraba desesperadamente a ser como aquel demonio. Su poder, su despojo por la vida ajena y claro estaba la juventud eterna…
La mañana siguiente, la recibió envuelta entre sus sábanas, pálida en los recuerdos. Aquellos colmillos y la forma desquiciante en que había ella misma lanzado luego la antorcha sobre el cuerpo de la mujer. Prendiéndole fuego estando aun viva. No le quedaba correctamente en claro como lo había decidido, pero por el contrario, si estaba seguro que lo había disfrutado.
Tras la muerte de su único estorbo, y habiéndose así asegurado su herencia. Todo había perdido sentido, no había con quien pelear en la casa, y por la ubicación de su chalet estaba alejada de casi todos. Su padre se ausentaba durante casi todo el año y ello le daba la oportunidad de pasar los días con su madre, quien aprovechó para contarle algunas facetas de su nueva vida como demonio de la noche.
Tres años mas tarde, y tras la ausencia de los últimos meses de su madre. Fue una fría noche de enero en la que volvió, y Katherine podía sentir esa sed incontrolable como la que la había agobiado hacía más de doce años atrás cuando su madre se le apareció por primera vez en los jardines.
Esta vez traía algo especial, una mirada fuerte, decidida. ¿Sería la noche? Ella le ofreció un vaso de Ron, y su madre aceptó. Se sentaron en el living, y no hablaron de nada en particular, simplemente se observaban los rostros vislumbrados por el fuego en la chimenea. Sus miradas, sus ojos… Eloisa que poseía unos ojos de azul intenso parecían cristalizados desde que había sido arrastrada y amarrada a la oscuridad eterna. Mientras que su hija poseía ojos color según el tiempo, verdes intensos durante el día soleado, grises en los días nublados, e igualmente azules durante las noches en las que el sol reflejaba sus rayos sobre la luna y esta regaba la tierra con tonos celestinos… Como particularmente lo hacia esa misma noche.
Su madre se levantó y le indicó que le siguiera. En completo silencio y sin dar objeción ni siquiera con las expresiones corporales, se levantó siguiéndola hasta el jardín.
La fresca brisa le erizó la piel, mientras observaba que en su madre no tenía ni el más pequeño efecto. Esta giró y la miro a los ojos.
- Es hora. – aquellas palabras, eran engañosas a los oídos de la humana por aquellas horas, y tras algunos tragos de Ron. No muy convencida de lo que hacía pero, si de lo que buscaba, se acercó a su madre, torpe como una liebre acercándose a las fauces de una culebra.
- Lo acepto. – Fueron sus únicas palabras y que rodaban en rededor de sus más desquiciantes deseos de ambición. Siendo inmortal conseguiría todo aquello que deseaba, y dejaría atrás las preocupaciones paganas de las mujeres de la época… Deseaba dejar la vida tal como la conocía atrás, aunque ello valiera vidas humanas que ni siquiera le importaban en vida, mucho menos después podrían importarle.
Eloisa con rápidos reflejos se aferró al cuerpo y cuello de la joven, sin miramientos ni piedad desgarró su cuello, mientras los gritos de su hija eran ahogados, las piernas se le debilitaban y el peso de su cuerpo muerto quedaba en manos de ella mientras le daba de beber de su sangre.
Para cuando Katherine volvió abrir los ojos, sentía renacer, y el olor putrefacto de lo que no reconocía exactamente, observo la habitación y la reconoció como el sótano, por lo cual aquel olor putrefacto debía ser de… El cuerpo incinerado de Elodia, aunque hacia demasiado tiempo que ya no estaba allí. El ruido de la puerta y unos pasos que bajaron por las escaleras delataron la presencia de su madre en el lugar, quien arrastraba consigo un par de cuerpos humanos los cuales lanzo a los pies de su hija. No fueron necesarias demasiadas explicaciones, ya había visto y oído suficiente como para entender lo que debía hacer, y siguiendo sus instintos de sed más bajos, se lanzo al cuello de los hombres drenando su sangre casi con un desenfreno.
Su alma quedo ligada a la eternidad bajo la oscuridad, y sacando el máximo provecho a todas sus habilidades. Su madre solo le acompaño durante algún tiempo, para luego desaparecer nuevamente. Llegándole noticias que declaraban que había sido la asesina de su padre, al cual había dejado con vida por meros sentimientos de apego. Desató entonces su madre, la ira de su hija que se lanzo a su búsqueda con la simple idea de hacerle pagar con la misma moneda. Interrumpiendo sus viajes, le encontró y tras una competitiva lucha en las que Katherine llevaba las de ganar gracias a su don de Sanacion Acelerada logro la victoria tras asesinar a su madre.
Al pasar los siglos, descubrió la procedencia de su madre; Hungría, y tras revisar las actas, descubre su verdadero nombre; Ruth Bathory. Pasa para entonces el siglo XV, y busca a la noble estirpe de Aristocráticos. Tras una presentación poco común, revelando su estado no-muerto, exige lo que le corresponde por antigüedad, sus descendientes buscan algún tipo de negociación que solo dura hasta el siglo siguiente al nacer quien sería algún tipo de sobrina lejana de su madre. La cual toma de punto al no haber conseguido lo que deseaba. Cansada de vivir en las tinieblas comienza a endulzar el oído de la joven Elizabeth para convencerla de que el objetivo de ambas es el mismo. Pero, esta rompe a su promesa a casarse, nuevamente la ira de Katherine es indomable, buscando venganza de la forma mas imparcial. Convenciendo a Elizabeth de que le ayudara a tomar la vida eterna si ello le hará cumplir con lo tratado.
La Condesa cae bajo sus engaños, asesinando por sangre y creyendo que aquella simpleza le regalaría la belleza eterna, mientras su lejana prima gozaba de ver como lentamente llevaba a toda la familia a un circulo cerrado en el que ella misma había participado para llevar a toda la estirpe al final de la historia y así quedar como única heredera de todas las riquezas. Tras sacarlos de su camino, y con la entrega de pequeñas riquezas a los jueces intercesores del caso, nuevamente vuelve a salirse con sus avaros cometidos.
“Simplemente no digan que no lo intenté”
-Datos Extras:
~ Hasta la fecha, el reinado de Hungría comparte las riquezas del trono con la última descendiente.
~ Alrededor del siglo XVI toma posesión del Hotel des Arenes, tras la inversión de una parte de sus riquezas. En la actualidad ha perdido su poseción a causa de su ausencia y desinterés pasando a estar a manos de Nigel Quartermane
~ Sus ojos aun suelen cambiar sutilmente de color.
~ Su comportamiento es impredecible e impulsivo de a momentos.
~ Gusta de asistir y realizar fiestas de gala, a las cuales invita solo a Nobles y Clase Alta.
~ Le gusta disfrutar de las noches al aire libre.
~ Su único y gran amor, lo perdió en una guerra civil. Un vampiro de clase Alta, en una fiesta de mascaras. Alrededor del siglo XVIII. En la cual jugaba con un humano y sus deseos de inmortalidad. Pero, esta al abandonarle subestima al Noble y este levanta una persecución que los separa hasta la fecha.
~ Sus extensos terrenos, cuentan con grandes jardines especialmente edificados para lucir sublimes a la noche.
~ “Mis juegos, mis reglas… Aunque a veces la única regla sea que no existan”
~ Solo hay una cosa que aprecia mucho más que la existencia tal cual la lleva. Su libertad.
~ Alrededor del siglo XVI toma posesión del Hotel des Arenes, tras la inversión de una parte de sus riquezas. En la actualidad ha perdido su poseción a causa de su ausencia y desinterés pasando a estar a manos de Nigel Quartermane
~ Sus ojos aun suelen cambiar sutilmente de color.
~ Su comportamiento es impredecible e impulsivo de a momentos.
~ Gusta de asistir y realizar fiestas de gala, a las cuales invita solo a Nobles y Clase Alta.
~ Le gusta disfrutar de las noches al aire libre.
~ Su único y gran amor, lo perdió en una guerra civil. Un vampiro de clase Alta, en una fiesta de mascaras. Alrededor del siglo XVIII. En la cual jugaba con un humano y sus deseos de inmortalidad. Pero, esta al abandonarle subestima al Noble y este levanta una persecución que los separa hasta la fecha.
~ Sus extensos terrenos, cuentan con grandes jardines especialmente edificados para lucir sublimes a la noche.
~ “Mis juegos, mis reglas… Aunque a veces la única regla sea que no existan”
~ Solo hay una cosa que aprecia mucho más que la existencia tal cual la lleva. Su libertad.
Última edición por Ecaterina Ruth Bathory el Lun Dic 07, 2015 8:36 pm, editado 6 veces
Ecaterina Ruth Bathory- Vampiro/Realeza
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Re: The Last Bathory {#} ID
He terminado con la edición de la ficha.
Ecaterina Ruth Bathory- Vampiro/Realeza
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Re: The Last Bathory {#} ID
OBSERVACIONES:
Todo está correcto, sin embargo te recuerdo que los únicos cargos de realeza que se pueden elegir son los que aparecen en este tema. Por favor edita tu ficha editando ese dato y postea avisando para aprobarla y darte color. Gracias.
Todo está correcto, sin embargo te recuerdo que los únicos cargos de realeza que se pueden elegir son los que aparecen en este tema. Por favor edita tu ficha editando ese dato y postea avisando para aprobarla y darte color. Gracias.
Nigel Quartermane- Vampiro/Realeza [Admin]
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Re: The Last Bathory {#} ID
Cambio pertinente realizado según ultimo registro.
¡GRACIAS!
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Ecaterina Ruth Bathory- Vampiro/Realeza
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Re: The Last Bathory {#} ID
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Bienvenida de nuevo
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Tarik Pattakie- Vampiro/Realeza
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