Una noche en la plaza --LIBRE

por **Alessandra Di Stephano** Miér Ene 12, 2011 6:54 am

Con su singular caminar, Alessandra atravesó la plaza de París. Vestida con un traje de rojo, entallado en la cintura, que había adquirido hacia poco, la chica lucia unas perlas, a juego con su vestido. Con aire de superioridad, la mujer atravesó el pueblo con una sombría sonrisa. Moviéndose sensualmente, su mirada directa, pasaba los pocas personas que habían en la plaza, debido que ya eran cerca de las 8 de la noche. Para aquellos humanos, la chica era solamente una mujer elegante, y prepotente que había llegado a París, desde Italia, donde era hija de un rico comerciante. Esa idea hacia reír a la joven, sí, era cierto, pero su padre ya llevaba muchismos años muerto.

Cerca del bosque, había encontrado a un chico, que no pasaba de los veintitantos. Todo un placer conocerlo, el chico había quedado atraído por la joven, lastima que se acababa de convertir en un estorbo para el bosque. Quizás tardarían días en encontrar su cadáver sin sangre. Lo importante era que nadie se había percatado de lo que había ocurrido, total, era un joven pobre, quizás no tenia ni siquiera familia.

Mientras caminaba pensaba que ya era tiempo de darse una vuelta por Florencia, visitar la tumba de sus padres y la de aquel soldado con el que había compartido mas que simples caricias carnales. Aquel hombre lo había amado, pero como todo en la vida, el chico murió. La sonrisa de la mujer desapareció, para volverse a su rostro de forma seca. Odiaba sentir lo que sentía. ¿ Tristeza? ¿Ella? Negó la cabeza, jamas, jamas de los jamases. Ella solo estaba así por recordar que estaba próxima a cumplir 469 años, no por el chico, claro que no. Si lo había llorado dos días, y luego celebro su muerte con vino, eso no es amar a una persona. Ella no demostraba sentimientos por nadie, y esta no era la excepción.

Se sentó en un banco libre. Un chico se sentó a su lado. Buscando conversación, el joven comenzó a comentar lo bonita que lucia la plaza. Alessandra se volteo, y con una sonrisa comenzó a hacer que el chico entrara en trance.

Por tu bien, mejor lárgate de aquí ¿entendido? el chico asintió, colocándose de pie y caminando a otra parte. Alessandra cruzo sus piernas, no había mucho que hacer en ese momento. Los humanos que caminaban por la noche, de camino a alguna obra de teatro o algún otro sitio, no les parecían interesante, así que decidió quedarse allí, observando.

por Invitado Miér Ene 12, 2011 10:56 am

Tan predecibles que a veces tocaban el colmo de lo estúpidos, ya eran dos noches después de la tortura al traidor y empezaba a aburrirme de lo que usualmente llamaban entretenimiento nocturno. Salí solo esa noche sin decir donde iba ni a qué hora regresaría, no estaba en mi naturaleza dar explicaciones sobre lo que hacía, había llevado un largo tiempo así. Las calles parisinas eran un espectáculo de noche, bailes, obras de teatro, reuniones aburridas de aquellos torpes humanos, como decía, eran sumamente predecibles.

Camine hasta la plaza aburrido y sin motivo de encontrar nada en particular y tal vez sentarme un rato a observar la noche oculta de Paris, en resumen, ver si por allí además de mi transitaban mas inmortales y qué clase de vida llevaban estos, a veces era presenciar una comedia tener que verlos. Todo aquello era mejor sin duda que quedarme encerrado en el castillo y sin nada que hacer en estos días mientras esperaba la llegada de noticias que harían que regresara a Rusia o que me quedara más tiempo allí.

Mi mirada fría, inexpresiva, a veces ausente esta vez se poso no muy lejos de donde caminaba, un espectáculo de los poderes de un inmortal y nada más y nada menos que una joven, aparentemente, que hacia escapar de un banco a un pobre diablo. Torcí una sonrisa, parecía que a alguien le gustaba jugar con sus poderes entre los humanos, tal vez una distracción temporal ya que no tenía nada más que hacer en la siguiente hora.

Me acerque a la banca sin dirigirle la mirada en el camino, como si estuviera ella ausente de ese lugar, me senté no precisamente a su lado pues había una distancia considerable entre los dos. Silencio entre los dos, ruidos de voces que nos rodeaban, chillones, fuertes, en algún lugar un grito ahogado por un amante que se satisface o el último suspiro de vida, que perfecta combinación.

- No intentes lo mismo que con el desgraciado que acabas de despachar mujer, ambos sabemos que no tendrá efecto- pronuncie sin observarla

Mi mirada estaba perdida en los transeúntes, metidos en sus propias vidas sin percatarse que en esa banca, frente a ellos, habían dos seres fuera de muchas de sus creencias, tal vez desenado su sangre, tal vez controlando sus pensamientos y moviéndolos como títeres, como la mujer hacia.

por **Alessandra Di Stephano** Miér Ene 12, 2011 5:34 pm

Observo como aquel hombre al que le había ordenado que se fuera, se retiro sin decir más, perdiéndose entre los humanos que caminaban a esas horas. Con el rabillo del ojo, Alessandra pudo observar como un hombre se sentaba a su lado. El no la había mirado cuando caminaba hasta la banca, y Alessandra le continuo el juego. La presencia de aquel hombre le haría despejar su mente, y retirar los pensamientos de su antigua vida humana.

No era humano, desde luego que no lo era. Tantos años como vampira, para Alessandra ya era fácil reconocer a un semejante. Se produjo un silencio, donde se podían escuchar las voces de los humanos que por allí caminaban, incluso de los que gozaban en alguna parte. La vampira pudo ver por el rabillo del ojo que aquel vampiro, también percibía el ambiente.

Sus palabras hicieron que Alessandra sonriera, aun si mirarlo. Ahogo una risa, para no llamar así la atención de algunos humanos, insignificantes para ella. ¿Y quien dijo que esas eran mis intensiones? le pregunto con un dejo de malicia en su voz. Aun no se volteaba para observarlo, continuaba con su mirada puesta en la entrada de un concurrido local. Debía ser un bar, quizás un cabaret.

Cruzo las piernas con su usual coquetería femenina, para luego voltearse hacia el vampiro que estaba sentado a un espacio considerable. ¿Y es así como suele tratar con las damas? se bufo, volviendo a posar su mirada en el local. Deslizando su lengua por sus labios, para luego morder este. Había cenado ya a un joven, pero esa sangre humana, tan deliciosa, podía hacer que hasta el vampiro mas antiguo, perdiera la compostura, pero ella no lo haría, desde luego que no. Fijo su mirada en los vestidos de dos jóvenes cortesanas.

por Invitado Miér Ene 19, 2011 3:13 pm

Llevaba cinco, no, tres minutos allí y aun no encontraba que de interesante podía ella encontrar en esos mortales, solo diversión concluí y me quede viendo a un hombre de mediana estatura observando un par de cortesanas entre miradas rápidas pues la mujer que lo acompañaba parecía estar armándole un drama. Su respuesta interrumpió ese ‘entretenido’ espectáculo e hizo que moviera levemente mi rostro en su dirección para finalmente observarla, ella estaba mirando hacia otro lado distraída aunque también estaba atenta a lo que yo dijera.

–Nunca estamos seguros de la intención de un inmortal cierto?, por otro lado los humanos son más fáciles de leer- dije y volví mi rostro hacia donde ella estaba mirando.

En un movimiento sin sincronización de parte de ambos, yo mirando a otro lado y ella volteando hacia mi rostro, torcí una media sonrisa. La pareja que había estado observando ya no se encontraba en el mismo lugar, en cambio encontré un anciano acompañando a una niña que paseaba un perro.

-No siempre, a veces finjo que me importan y les dedico un cumplido, otras veces rio internamente de cómo esperan que un hombre les reconozca algo, belleza, inteligencia, astucia pero esta noche me estoy dando un descanso de la actuación- fue mi respuesta mientras mi mirada se desviaba al mismo lugar donde se encontraba la de ella, sobre las dos mujeres que vestían la ropa de las putas.

-Ni esas mujeres se salvan, venden sus cuerpos pero la verdad es que en ese afán aspiran a tener un buen benefactor que las saque de esa vida. Todo se mueve por interés, el trato a las personas también depende del interés que uno tenga en conseguir algo de ellas. Digame usted ¿de que forma quiere que la trate esta noche?- dije mirando a las cortesanas que poco a poco caminaban más cerca a donde nosotros estábamos.

por **Alessandra Di Stephano** Vie Ene 28, 2011 10:38 am

Demasiado sencillos para leer, eso es lo que siempre pensaba Alessandra, pero al mismo tiempo, siempre existía ese humano que atraía por ser distinto al resto. Pero es demasiado raro encontrarse con uno. Es cierto, aunque son bastante interesantes. El poder ver como ellos caminaba por la vida, sin tener una idea de lo que existe a su alrededor. Sin conocer que un día como hoy, puede ser su ultimo si, eso debía haber pensado aquel chico al que mando al otro mundo. Una sonrisa cruzó su rostro. Ni siquiera las lagrimas de aquel joven pudieron conmover su “muerto corazón” Y aunque eso, lo que llamamos “conciencia” hizo acto de presencia, Alessandra hizo que se retirara de la misma manera en la que había llegado a su mente.

Las dos cortesanas, vestidas con ropas poco pudorosas, y con caminares de muy mala categoría, buscaban con la mirada a algún hombre con el que pasar la noche. Demasiado baja su autoestima y dignidad. Algunas demasiado pobres como para poder adquirí vestido nuevos. Aunque no se le podía pedir menos, ni siquiera tenían dinero para poder tener comida. Pobres infelices, cumpliendo los deseos carnales de algún hombre, para poder vivir con “decencia” en Paris.

Es una buena estrategia. Hay que reconocer que muchas mujeres desean y esperan que un hombre las escuche, sin protestar. Otras señalo a las cortesanas, Desean que hablen y elogien sus atributos. Y otras tantas, prefieren la sinceridad, demasiado cursi, pero es cierto respondió Alessandra, cruzando sus piernas con sumo cuidado y elegancia. ¿Cómo deseaba ella que la tratase? Deseo que me traten como lo que soy. Despues que no me trate como una de esas corrientes… mujeres de mala vida, no tendremos problemas repuso sin ningún tipo de interés en lo que acababa de decir.

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