Sinfonia nocturna [Jason]

La luna destellaba eterna sobre el cielo, con aquel su usual brillo manando como de una fontana en medio de un desierto, las estrellas aquella noches parecían haberse vuelto tímidas pues ninguna dignaba a hacer alarde de presencia en aquella bóveda ahora pintada de negro, o un azul demasiado intenso según el ojo con el cual se viera. Las nubes se mecían sobre el cielo, moviéndose con el suave soplo de invernal aire, negras, con la promesa de alguna tempestad se alzaban sobre los techos turbando el ambiente nocturno de por si, poco alumbrado a aquellas altas horas.

Y no estaba seguro de porque su regreso se habia pospuesto de aquella abrupta e inusual forma, solia regresar a su piso antes del anochecer o poco después del mismo, sin dar tiempo a los seres de la obscuridad de cernirse en torno a el y no precisamente el motivo era que tuviese miedo de dichos seres, habia aprendido que no todos eran como en los cuentos se narraban y que si bien algunos déspotas y sanguinarios quedaban las posibilidades de toparse con uno no eran abundantes sino mas bien nulas, porque ¿Qué vampiro en su poca cordura, y por poca cordura se refería a demencia, quería mal tratar a un escualito y desterrado humano como el? Los vampiros no abundaban, o por lo menos el no habia conocido demasiados habia tenido encuentros mucho menos esporádicos con aquellos hijos eternos de la madre luna, que, necesitados a su llamado le rendían culto en los días de luna llena y solo de ellos debía temer, seres, con los cuales nada podia razonarse, animales mas que humanos.

Decidió pues, con una buena o mala decisión acortar el camino por los callejones y callejuelas que le dejarían en su humilde vivienda en escaso cuarto de hora, porque la laguna a la cual habia acudido por la tarde quedaba bastante lejos de donde residía y mas aun si las calles estaban vacias y solo alguna perdida farola alumbraba el andar con desmayadas y tintineantes lenguas de fuego que como virutas luminosas apenas le permitían ver por donde andaba, mas ya a la obscuridad se habia acostumbrado, le gustaba pintar en ella, cuando tenia el dinero para comprar algun costoso lienzo, ahora se limitaba a usar su cuadernillo zurcido a mano y carboncillos de antaño para plasmar en hojas y sin color lo que su mente ideaba hay dentro, como salidas de algun extraño mundo las pesadillas mas siniestras tomaban lugar bajo el baile que sus dedos hacían sobre la hoja y sus pensamientos se alejaban concentrado en lo que frente a sus ojos comenzaba a nacer.

Se introdujo, en una de las tantas callejuelas moviendo entre sus dedo índice y pulgar el collar que la vieja bruja le habia otorgado, el cual usaba ahora como un inusual brazalete, con el listón escondido entre sus prendas y solo aquella piedrecilla inmersa en una figura de aluminio destellando por la luna, a veces cuestionaba a la mujer en recuerdos ¿Por qué aluminio y no plata? Asi seria mucho mas útil…

Clap-clap, sus zapatos hacian la sinfonia de aquella noche invernal.