AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Bloody Nightmare -> LIBRE
Dereck Nichalson era un hombre robusto, y de muy mal carácter, proveniente de Irlanda. Su cabello rubio platinado siempre estaba peinado hacia atrás, mientras que un sombrero negro adornaba su cabeza redonda. Sus ojos castaños, parecían dos aceitunas perfectamente redondeadas y colocadas en dos orificios, demasiado pequeños para sus globos oculares, dándole un gracioso parecido con los perros chiguaguas. Sus ropas eran hechas a la medida por un sastre muy reconocido en la ciudad, igual que todos sus sombreros. Pero como siempre se le describía, el carácter de Dereck era intolerable. Blasfemo hasta más no poder, jamás visitó una Iglesia, o le dio limosna a un pobre. Además de que nunca se caso, ni tuvo hijos, ni siquiera ilegítimos. Su soledad era llenada por las vueltas al burdel, donde muy pocas veces dejaba una buena propina, por no decir que esas veces eran nulas. Pero la vida de Dereck estaba a punto de culminar, y él ni siquiera se lo imaginaba.
Caminaba con su preciado bastón, en el que la punta de este era cubierta de oro blanco, dando a entender sus gustos tan excéntricos. Con su habitual sombrero, el hombre salió del burdel, con el rostro colorado. Había disfrutado más de lo que debía un hombre de su edad, además de que su indiscutible olor a jerez y las plumas que llevaba en su sombrero, le daban un toque vulgar. Entre rizas, y cantos desafinados, el ebrio cayó al suelo parisino, de bruces, haciendo que comenzara a blasfemar. El hombre, en el estado de embriaguez en el que se encontraba, maldecía por la caída, mientras gritaba “Maddelyne”, su aventura de deseos carnales, para que lo ayudara. No había nadie. Esas frías calles parisinas estaban solas, y en completo silencio, a excepción de los gritos vulgares que profanaba el ebrio, que se había colocado de pie, a gatas. Su sombrero lleno de plumas, de alguna bailarina mal pagada del burdel, calló en las sucias aguas de un charco producido por las pasadas lluvias. Una rata hizo acto de presencia, escurriéndose por una de las calles. Aquel animal era muchísimo más limpio, que el ebrio, lástima que ninguno de los dos lo supiera.
Si la mañana hubiera sorprendido al hombre, lo más probable es que le hubieran dado limosna, porque aquel pobre infeliz parecía un limosnero. Comenzó a reír a grandes carcajadas, con algún pensamiento impuro en su mente, mientras se adentraba por un callejón oscuro. Si la muerte hablara, hubiera podido decirle “Estas son ultimas risas, Dereck”.
Como si se tratara de la pasarela más fina del mundo, como si portara el vestido más caro de Francia, la amazona italiana camino lenta y majestuosamente por el callejón, siguiendo a Dereck, que aun reía en su estado de embriaguez. Con su porte, Alessandra se detuvo un instante, observando curiosa las acciones del ebrio, antes de comenzar a caminar nuevamente. Se sentía tan mal, pero al mismo tiempo tan bien. ¿Quién extrañaría a esa inmundicia? Desde luego que nadie. Dereck observo la sombra de la mujer y se volteo. La primera reacción fue sonreír pícaramente, en señal de la lujuria que pasaba por su mente. Alessandra ahogo la sonrisa que estaba a punto de salir en su rostro, por respeto a los futuros difuntos. La sonrisa maliciosa, y algo torcida de la mujer asusto al hombre.
-“Eres una banshee”- dijo casi afirmándolo. En el país del hombre se creía en las banshee, criaturas que anunciaban la muerte de algún miembro de la familia. Una sonrisa cínica llego algo rostro del hombre. –“¿Morirá tío Stuart? ¿Es eso? Porque si es cierto, no sabes la gran noticia que me das, heredare todo”- repuso burlón Dereck, llevándose las manos a los bolsillos. El hombre hipeó, manteniendo de maneras poco convencionales, mantener el balance. Alessandra sonrió ampliamente.
-“Oh, no será tío Stuart el que halle la muerte- dijo secamente, mientras observaba sus dedos. Dereck frunció el ceño, antes de volver a hipear, luego salto una carcajada, que se enredo con un eructó.
-¿Ah no? Lárgate banshee- dijo retante Dereck, mientras le daba la espalda a Alessandra, con su habitual rapidez, quedo frente a él. El hombre dio dos pasos atrás, mostrando algo de miedo en su redondo rostro.
-“No”- respondió Alessandra, sin un toque de sentimientos en su voz o mirada. Dereck rasco su cabeza, confundido, como si estuviera analizando quien sería el fallecido. –“Serás tú, idiota”- Alessandra saco sus afilados colmillos, mientras pasaba la lengua por ellos. Dereck pego un grito de horror, pero demasiado tarde para aquel hombre, la vampira lo tenía sujetado, mientras penetraba con sus colmillos la carne del cuello del individuo. Un flujo de sangre subió hasta llegar a sus labios carnosos, rosándolos, pintándolos, llenándolos de sabor. Como toda una obra de arte, la mujer mantenía sujeto al hombre, mientras unos vaivenes de sangre fluían. . El hombre aun mantenía su movimiento, susurrando palabras como “Perdón” entre otras que apenas podía entender la vampira, debido al poco sentido de estas de estas. Su cuerpo, casi muerto, daba leves sacudidas, las ultimas por salvar su vida.
En menos de lo que esperaba, aquel borracho ya estaba muerto. Se puso de pie, para caminar hasta una de las vitrinas, de alguna tienda. Su apariencia lucia igual que siempre, salvo a un par de gotas de sangre que quedaron en su rostro. Los limpio con sumo cuidado, y sujeto su cabello en una cola de caballo.
Camino hasta el cadáver, pateando la botella de jerez, aun bajo la lluvia. Lo arrastro sin esfuerzo, llevándole calle abajo. Las calles por donde aquel hombre caminaba a diario, se despedían del, y no en un carroza fúnebre, ni siquiera un cortejo. Nadie llevaba rosas para despedirlo, no había lágrimas hacia su persona. No había nada, a excepción de las ratas, que observaban entre sus escondites el cuerpo arrastrado, por la joven mujer. Llego hasta el rio, que mas tarde desembocaría con algún océano. Lanzo el cuerpo a este. El cuerpo comenzó a flotar, eso no sería muy conveniente, pensó la vampira, que se metió a este. La corriente intentaba arrastrar su cuerpo, pero al ser más fuerte, pudo mantener su postura, mientras su ropa era una vez bañada por el agua. No sentía el frio que debía sentir un humano, no sentía ninguna sensación, lo que le convenía en ese momento. El cuerpo de Dereck era arrastrado rio abajo, pero aun flotando. Alessandra trataba de tomar su mano, pensaba atarle alguna roca a su ropa, para que se hundiera, y nadie pudiera verlo, pero su tarea era casi imposible por la corriente, que término de llevarse al hombre, rio abajo.
Con cierta dificultad, Alessandra salió del rio. Cayó de bruces en la orilla, mientras su cabello empapado le tapaba la vista. Sin necesidad de ello, tomo una bocanada de aire, para “acondicionar” su cuerpo muerto. Se dio la vuelta, quedando boca arriba, las pocas gotas de la lluvia, bañaban su rostro, mientras que el sonido del agua, golpeando las rocas, la hacían sentir relajada.
Se volvió a voltear, para apoyarse en sus manos. No había necesitad de ello, pero ella deseaba hacerlo.
Caminaba con su preciado bastón, en el que la punta de este era cubierta de oro blanco, dando a entender sus gustos tan excéntricos. Con su habitual sombrero, el hombre salió del burdel, con el rostro colorado. Había disfrutado más de lo que debía un hombre de su edad, además de que su indiscutible olor a jerez y las plumas que llevaba en su sombrero, le daban un toque vulgar. Entre rizas, y cantos desafinados, el ebrio cayó al suelo parisino, de bruces, haciendo que comenzara a blasfemar. El hombre, en el estado de embriaguez en el que se encontraba, maldecía por la caída, mientras gritaba “Maddelyne”, su aventura de deseos carnales, para que lo ayudara. No había nadie. Esas frías calles parisinas estaban solas, y en completo silencio, a excepción de los gritos vulgares que profanaba el ebrio, que se había colocado de pie, a gatas. Su sombrero lleno de plumas, de alguna bailarina mal pagada del burdel, calló en las sucias aguas de un charco producido por las pasadas lluvias. Una rata hizo acto de presencia, escurriéndose por una de las calles. Aquel animal era muchísimo más limpio, que el ebrio, lástima que ninguno de los dos lo supiera.
Si la mañana hubiera sorprendido al hombre, lo más probable es que le hubieran dado limosna, porque aquel pobre infeliz parecía un limosnero. Comenzó a reír a grandes carcajadas, con algún pensamiento impuro en su mente, mientras se adentraba por un callejón oscuro. Si la muerte hablara, hubiera podido decirle “Estas son ultimas risas, Dereck”.
Como si se tratara de la pasarela más fina del mundo, como si portara el vestido más caro de Francia, la amazona italiana camino lenta y majestuosamente por el callejón, siguiendo a Dereck, que aun reía en su estado de embriaguez. Con su porte, Alessandra se detuvo un instante, observando curiosa las acciones del ebrio, antes de comenzar a caminar nuevamente. Se sentía tan mal, pero al mismo tiempo tan bien. ¿Quién extrañaría a esa inmundicia? Desde luego que nadie. Dereck observo la sombra de la mujer y se volteo. La primera reacción fue sonreír pícaramente, en señal de la lujuria que pasaba por su mente. Alessandra ahogo la sonrisa que estaba a punto de salir en su rostro, por respeto a los futuros difuntos. La sonrisa maliciosa, y algo torcida de la mujer asusto al hombre.
-“Eres una banshee”- dijo casi afirmándolo. En el país del hombre se creía en las banshee, criaturas que anunciaban la muerte de algún miembro de la familia. Una sonrisa cínica llego algo rostro del hombre. –“¿Morirá tío Stuart? ¿Es eso? Porque si es cierto, no sabes la gran noticia que me das, heredare todo”- repuso burlón Dereck, llevándose las manos a los bolsillos. El hombre hipeó, manteniendo de maneras poco convencionales, mantener el balance. Alessandra sonrió ampliamente.
-“Oh, no será tío Stuart el que halle la muerte- dijo secamente, mientras observaba sus dedos. Dereck frunció el ceño, antes de volver a hipear, luego salto una carcajada, que se enredo con un eructó.
-¿Ah no? Lárgate banshee- dijo retante Dereck, mientras le daba la espalda a Alessandra, con su habitual rapidez, quedo frente a él. El hombre dio dos pasos atrás, mostrando algo de miedo en su redondo rostro.
-“No”- respondió Alessandra, sin un toque de sentimientos en su voz o mirada. Dereck rasco su cabeza, confundido, como si estuviera analizando quien sería el fallecido. –“Serás tú, idiota”- Alessandra saco sus afilados colmillos, mientras pasaba la lengua por ellos. Dereck pego un grito de horror, pero demasiado tarde para aquel hombre, la vampira lo tenía sujetado, mientras penetraba con sus colmillos la carne del cuello del individuo. Un flujo de sangre subió hasta llegar a sus labios carnosos, rosándolos, pintándolos, llenándolos de sabor. Como toda una obra de arte, la mujer mantenía sujeto al hombre, mientras unos vaivenes de sangre fluían. . El hombre aun mantenía su movimiento, susurrando palabras como “Perdón” entre otras que apenas podía entender la vampira, debido al poco sentido de estas de estas. Su cuerpo, casi muerto, daba leves sacudidas, las ultimas por salvar su vida.
En menos de lo que esperaba, aquel borracho ya estaba muerto. Se puso de pie, para caminar hasta una de las vitrinas, de alguna tienda. Su apariencia lucia igual que siempre, salvo a un par de gotas de sangre que quedaron en su rostro. Los limpio con sumo cuidado, y sujeto su cabello en una cola de caballo.
Camino hasta el cadáver, pateando la botella de jerez, aun bajo la lluvia. Lo arrastro sin esfuerzo, llevándole calle abajo. Las calles por donde aquel hombre caminaba a diario, se despedían del, y no en un carroza fúnebre, ni siquiera un cortejo. Nadie llevaba rosas para despedirlo, no había lágrimas hacia su persona. No había nada, a excepción de las ratas, que observaban entre sus escondites el cuerpo arrastrado, por la joven mujer. Llego hasta el rio, que mas tarde desembocaría con algún océano. Lanzo el cuerpo a este. El cuerpo comenzó a flotar, eso no sería muy conveniente, pensó la vampira, que se metió a este. La corriente intentaba arrastrar su cuerpo, pero al ser más fuerte, pudo mantener su postura, mientras su ropa era una vez bañada por el agua. No sentía el frio que debía sentir un humano, no sentía ninguna sensación, lo que le convenía en ese momento. El cuerpo de Dereck era arrastrado rio abajo, pero aun flotando. Alessandra trataba de tomar su mano, pensaba atarle alguna roca a su ropa, para que se hundiera, y nadie pudiera verlo, pero su tarea era casi imposible por la corriente, que término de llevarse al hombre, rio abajo.
Con cierta dificultad, Alessandra salió del rio. Cayó de bruces en la orilla, mientras su cabello empapado le tapaba la vista. Sin necesidad de ello, tomo una bocanada de aire, para “acondicionar” su cuerpo muerto. Se dio la vuelta, quedando boca arriba, las pocas gotas de la lluvia, bañaban su rostro, mientras que el sonido del agua, golpeando las rocas, la hacían sentir relajada.
Se volvió a voltear, para apoyarse en sus manos. No había necesitad de ello, pero ella deseaba hacerlo.
Alessandra Di Stephano- Vampiro/Realeza
- Mensajes : 177
Fecha de inscripción : 11/01/2011
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Re: Bloody Nightmare -> LIBRE
Salio a la reunion habitual que havian todos los hechizeros de Paris realmente habia sido de su agrado con tantos canticos, risas extridentes, y gritos significativos, que cualquiera quelos escuchase haciendo aquel rito, moriria por el temor que producian estos a la gente comun sin ninguna habilidad y sin ninguna gracia.Pero lo que ocacionaria mas temor seria viendo los ritos en vez de solamente escucharlos, ya que esta noche mas de un animal habia sido mandado al sacrificio ,incluidos a esta lista un niñp vagabundo con su respectico padre.
La noche habia sido de lo mas signficativa y sentia como sus poderes estuvieran al tope de su poder, sentia que podia hacer cualquier cosas y que nada la afectaria. Las razones de esots sentimientos eran productos a la fecha en que se encontraba, la cual la revitalizaba.
Se sintio divertida y pegando unos saltos precisos llego hasta un tejado bajo, ayidada por unos cajones que le servian de escaleras.Estando ya en la cima del tejado continuo por los demas con gran ligeresa, dando vueltas , giros y saltos, sin cometer el error del mal paso y caer hacia el piso empedrado de las calles de la ciudad.LLego hasta el burdel sintiendo mucha risa al escuchar a los ebrios ser engañados por las Cortezanas que habilmente conseguian su objetivo sin hacer nada para obtener la ganancia, mas que solamente dormir a su cliente quien por tener tanto alvohol olvidaban hasta su nombre.
Camino mas aun hasta ver dos sombras, una que estaba como sentado , o tirada en el piso, y otra mas afinada parada. La curiosidad que la caracterizaba la impulso a seguir los acontesimientos de aquellas sombras.Se sento en un tejado oscuro en donde se mantendria oculta y al mismo tiempo podria ver todo lo que sucedia.Evito las caracajadas que la escena le provocaba al ver lo tonto y desagradable que el sujeto en mal estado le producia. Mentalmente apoyo a la dama que estaba por acabarlo y se sintio reconfortada cuando el sijeto dejo de existit. Una buena escena para concluir la noche, era lo que pensaba y siguio su camino.
Se dirigia a su morada cuando vio a alguien en la orilla del lago, se tomo un momento para pensarlo, y concluyo que era la dama que termino la existencia del sujeto despreciable, bajo elegantemente hasta la orilla y manteniendo la distancia se acerco hasta la muchacha que estaba incorporandose.
-Oh!! Madame ¿se encuentra usted bien?- musito de forma preocupada, fingiendo a la perfeccion su tono y las facciones de su palido rostro.
La noche habia sido de lo mas signficativa y sentia como sus poderes estuvieran al tope de su poder, sentia que podia hacer cualquier cosas y que nada la afectaria. Las razones de esots sentimientos eran productos a la fecha en que se encontraba, la cual la revitalizaba.
Se sintio divertida y pegando unos saltos precisos llego hasta un tejado bajo, ayidada por unos cajones que le servian de escaleras.Estando ya en la cima del tejado continuo por los demas con gran ligeresa, dando vueltas , giros y saltos, sin cometer el error del mal paso y caer hacia el piso empedrado de las calles de la ciudad.LLego hasta el burdel sintiendo mucha risa al escuchar a los ebrios ser engañados por las Cortezanas que habilmente conseguian su objetivo sin hacer nada para obtener la ganancia, mas que solamente dormir a su cliente quien por tener tanto alvohol olvidaban hasta su nombre.
Camino mas aun hasta ver dos sombras, una que estaba como sentado , o tirada en el piso, y otra mas afinada parada. La curiosidad que la caracterizaba la impulso a seguir los acontesimientos de aquellas sombras.Se sento en un tejado oscuro en donde se mantendria oculta y al mismo tiempo podria ver todo lo que sucedia.Evito las caracajadas que la escena le provocaba al ver lo tonto y desagradable que el sujeto en mal estado le producia. Mentalmente apoyo a la dama que estaba por acabarlo y se sintio reconfortada cuando el sijeto dejo de existit. Una buena escena para concluir la noche, era lo que pensaba y siguio su camino.
Se dirigia a su morada cuando vio a alguien en la orilla del lago, se tomo un momento para pensarlo, y concluyo que era la dama que termino la existencia del sujeto despreciable, bajo elegantemente hasta la orilla y manteniendo la distancia se acerco hasta la muchacha que estaba incorporandose.
-Oh!! Madame ¿se encuentra usted bien?- musito de forma preocupada, fingiendo a la perfeccion su tono y las facciones de su palido rostro.
Melanie Phantomhive- Mensajes : 57
Fecha de inscripción : 26/07/2010
Edad : 34
Localización : Paris
Re: Bloody Nightmare -> LIBRE
El pensar que aquel despreciable hombre estaba muerto, le reconfortaba, pero al mismo tiempo, la hacía sentir algo dudosa. Ese era su maldito problema desde que fue convertida. Amaba matar, amaba la sangre, pero al mismo tiempo, lo que se conoce como “conciencia” hacia su aparición. ¡Y como detestaba eso! Pero en esos momentos de su triunfo, el que conseguía cada dos o tres días al eliminar a algún idiota que se le cruzara, ella disfrutaba la poca sustancia que quedó en su paladar. La sangre. No se había percatado de ello, pero esa sangre tenia cierto toque repugnante. Quizás la sed que tenía en ese momento le complico que lo percibiera. Un sabor a whiskey, si, podría decirse que era parecido a eso, por muy estúpido que sonara. Amargo, como ese hombre. Hizo una mueca de mal gusto, si hubiera sabido que esa sangre sabia así, mejor hubiera asesinado a una cortesana.
Una mujer de cabello rojo, rojo como el fuego, estaba cerca de ella. El olor de su sangre le permitía reconocer a Alessandra que no era cualquier mujer. Debía ser alguien “sobrenatural”. Alessandra la escruto lentamente, observando sus finas y delicadas facciones. La mujer era blanca, no tan blanca como Alessandra, pero al menos era más blanca que algún humano común. Sus ojos verdes, realzaban su blanquecino rostro, pareciendo dos esmeraldas incrustadas. Su tono de voz era determinado, pero al mismo tiempo fino. Alessandra sonrió, si aquella mujer se hubiera imaginado que ella había cometido lo más bajo entre los humanos, asesinar, no estaría cerca de ella.
-Bonne nuit, madame! exclamó con un acento francés envidiable. Reconociendo que ella había nacido, y se había educado en Italia, y que había pasado casi toda su vida en dicho país, y que llevaba poco más de dos o tres años.
Se colocó de pie, tratando de parecer lo más humana posible. Los humanos desconocen de los vampiros, y era deber de ella continuar con ese “desconocimiento”. Comenzó a respirar, de manera informal, como si estuviera pasando por una fatiga, y esperó que aquella mujer no se hubiera dado cuenta de que acababa de asesinar y arrojar a un hombre. Dado a que para todo el pueblo francés, Alessandra Di Stephano es una mujer rica, dueña de unos sembradíos en Paris, además de ser una amazona italiana, si la noticia de que había asesinado a un hombre corría por las calles, su imagen caería por los suelos.
Oh si, madame, es que me acabo de tropezar, torpemente, cayéndome al río. Por cierto, las aguas están muy frías comentó sin ningún dejo de sentimientos. Colocó una sonrisa sarcástica, muy propia de ella, mientras pasaba su mano, con elegancia, por su cabello. Mojado y rebelde al tacto, su cabello dejo de ser “ondulado” para convertirse en lacio y sin ningún tipo de elegancia, ya que pasaba bastante horas colocándose artefactos para mantenerlo de ese modo, pero dado el caso de que cayó al agua, su elegancia desapareció. De esa manera en la que se encontraba, en vez de parecer una dama de alta sociedad, parecía más bien una pordiosera francesa, y eso le enojaba. Alessandra Di Stephano se presentó, el orgullo primero. Se presentaba para que aquella mujer no pensara de que ella era una limosnera de algún barrio pobre.
Una mujer de cabello rojo, rojo como el fuego, estaba cerca de ella. El olor de su sangre le permitía reconocer a Alessandra que no era cualquier mujer. Debía ser alguien “sobrenatural”. Alessandra la escruto lentamente, observando sus finas y delicadas facciones. La mujer era blanca, no tan blanca como Alessandra, pero al menos era más blanca que algún humano común. Sus ojos verdes, realzaban su blanquecino rostro, pareciendo dos esmeraldas incrustadas. Su tono de voz era determinado, pero al mismo tiempo fino. Alessandra sonrió, si aquella mujer se hubiera imaginado que ella había cometido lo más bajo entre los humanos, asesinar, no estaría cerca de ella.
-Bonne nuit, madame! exclamó con un acento francés envidiable. Reconociendo que ella había nacido, y se había educado en Italia, y que había pasado casi toda su vida en dicho país, y que llevaba poco más de dos o tres años.
Se colocó de pie, tratando de parecer lo más humana posible. Los humanos desconocen de los vampiros, y era deber de ella continuar con ese “desconocimiento”. Comenzó a respirar, de manera informal, como si estuviera pasando por una fatiga, y esperó que aquella mujer no se hubiera dado cuenta de que acababa de asesinar y arrojar a un hombre. Dado a que para todo el pueblo francés, Alessandra Di Stephano es una mujer rica, dueña de unos sembradíos en Paris, además de ser una amazona italiana, si la noticia de que había asesinado a un hombre corría por las calles, su imagen caería por los suelos.
Oh si, madame, es que me acabo de tropezar, torpemente, cayéndome al río. Por cierto, las aguas están muy frías comentó sin ningún dejo de sentimientos. Colocó una sonrisa sarcástica, muy propia de ella, mientras pasaba su mano, con elegancia, por su cabello. Mojado y rebelde al tacto, su cabello dejo de ser “ondulado” para convertirse en lacio y sin ningún tipo de elegancia, ya que pasaba bastante horas colocándose artefactos para mantenerlo de ese modo, pero dado el caso de que cayó al agua, su elegancia desapareció. De esa manera en la que se encontraba, en vez de parecer una dama de alta sociedad, parecía más bien una pordiosera francesa, y eso le enojaba. Alessandra Di Stephano se presentó, el orgullo primero. Se presentaba para que aquella mujer no pensara de que ella era una limosnera de algún barrio pobre.
Alessandra Di Stephano- Vampiro/Realeza
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Fecha de inscripción : 11/01/2011
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