Blind date [Privado]

Cuando amaneció, las mujeres gitanas del campamento se pusieron en movimiento, Jazmín no entendía como podían levantarse tan temprano y con tanta energía en sus cuerpos, ella quería seguir durmiendo pero no la dejaron, incluso su madre estuvo a punto de tirarle un cubo de agua fría encima para que se despertara, agradeció que no lo hiciera porque sino al día siguiente probablemente estaría enferma, además de que ser despertada de esa forma, no era una buena manera de separarse de los brazos de morfeo.

Se levantó sin mucha energía en su cuerpo, las gitanas le insistían que debía de espabilarse para estar radiante para la cita que ellas mismas le había preparado con otro chico gitano del campamento, por supuesto, Jazmín no sabía de que chico se trataba, pero al parecer ellas querían buscarle pareja y pensaron en ella como un buen partido para él.

Al principio, Jazmín se negó rotundamente a ir a esa cita, pero su madre estuvo días insistiendo en que fuera, al parecer ella también quería que su hija encontrara pareja y pensaba que una cita a ciegas le vendría bien a la joven. Jazmín al final no tuvo otra opción que aceptar, cuando su madre y las demás gitanas se juntaban para hacer algo, no había escapatoria posible.

Estuvieron toda la mañana revoloteando alrededor de Jazmín, preparándola para la cita, ella insistía en que podía preparase sola, pero las demás no la dejaron, le colocaron un vestido blanco con algunos adornos en dorado que ellas mismas habían confeccionado y debía de admitir que era un vestido muy bonito, también le peinaron el cabello y se lo dejaron suelto a la espalda, para después colocarla algunas joyas artesanales y embadurnarla de perfume de jazmín, ella misma no pudo evitar reírse cuando percibió el olor del perfume que le estaban echando.

-Este es el perfume perfecto para ti, Jazmín -dijo una de las gitanas divertida.

Una vez estuvo arreglada, la mujeres la admiraron durante unos segundos que a ella se le hicieron interminables, no pudo evitar sonrojarse ante sus miradas. Algunas de ellas la acompañaron al teatro y la dejaron allí deseándole mucha suerte, Jazmín les sonrió y buscó con la mirada al chico, las mujeres le habían contado que él probablemente ya se encontraría allí, aunque no sabía que hacía buscándolo con la mirada si no lo conocía.

Esperó ahí de pie mientras sentía como los nervios la comían por dentro, las manos le temblaban de lo nerviosa que se encontraba, nunca hubiera imaginado que se pondría tan nerviosa cuando aceptó asistir a la cita, pero el tiempo de conocerlo se acercaba y no podía evitarlo.

Conforme los segundos pasaban, Jazmín se encontraba cada vez más nerviosa, nunca había tenido una cita con ningún chico, esa sería su primera cita y no estaba segura de como debía comportarse, ella le había preguntado a su madre la noche que accedió a asistir a la cita a ciegas y ella le había dicho que fuera ella misma, así que eso haría, intentaría seguir el consejo de su madre entre tantos nervios. Cuando alguna chica le había preguntado si había tenido alguna cita con algún hermoso caballero y ella le había respondido que no, ellas se sorprendían ante su respuesta, pues no podían creer que Jazmín nunca se hubiera citado con ningún chico, ellas decían que era demasiado hermosa y que era imposible, creían que Jazmín simplemente no les decía la verdad, pero no era así, Jazmín rara vez mentía y les había dicho la verdad aunque ellas no la creyeran.

De un momento a otro, dejó de pensar en eso y empezó a pensar en si le gustaría su aspecto a aquel misterioso hombre con el que la habían citado, deseaba que sí, aunque no lo conociera, no quería quedar mal ante él.

Jazmín siguió mirando a su alrededor, buscando con la mirada a aquel misterioso caballero, cuando sus ojos se cruzaron con un hombre que se encontraba esperando a alguien, pudo percibir que se encontraba igual de nervioso que ella, una pequeña sonrisa iluminó el rostro de Jazmín cuando éste la miró y luego ella desvió la mirada para seguir mirando a las personas que pasaban a su alrededor, deseó que el misterioso hombre con el que tenía la cita fuera como aquel hombre que estaba esperando a su dama, tal elegante y tan hermoso, sonrió ante su pensamiento y siguió observando su entorno.

Algunos hombres iban acompañados por sus esposas y se la quedaban mirando con disimulo, pero Jazmín lo notaba y bajaba la mirada avergonzada. Fue en el momento en que sintió que alguien se situó delante de ella, cuando levantó la mirada, se quedó sin palabras al ver al hermoso y elegante joven de antes situado delante de ella y con una ramo de rosas en la mano.

"¿Será él?... no, no puede ser, este hermoso hombre se tiene que haber equivocado", pensó, pero Jazmín no pudo decir nada en voz alta, sentía un nudo en la garganta y tragó saliva para intentar deshacerlo, observó como él le hizo entrega del ramo y ella extendió su mano temblorosa para cogerlo, con cuidado de no pincharse con ninguna espina que poseían aquellas hermosas rosas, eran muy bonitas, ella le sonrió agradecida y observó en silencio como él le cogía la mano derecha y besaba su palma, sintió la suavidad de sus labios posándose en su piel y una suave corriente recorrió el cuerpo de la chica, ella se sorprendió por ello, nunca le había pasado eso.

A continuación, escuchó la voz de aquel hermoso hombre y lo miró sorprendida, no podía creerlo, ¡era él!, sacudió levemente la cabeza y lo observó con más detenimiento, era un hombre realmente apuesto, llevaba el pelo recogido en una coleta con unos cuantos mechones detrás de sus orejas, su blanquecina piel nunca me hubiera dicho que fuera gitano pero al parecer me equivocaba.

Cuando él desvió la mirada, Jazmín llevó el ramo de rosas a su nariz para oler el dulce aroma que desprendían y le sonrió con las mejillas ligeramente sonrojadas al escuchar su halago.

-Muchas gracias Lionel, agradezco de corazón su halago, estoy encantada de tener la oportunidad de conocerlo y no se preocupe, no se ha equivocado... mi nombre es Jazmín, Jazmín Landless y créame, lamentaría mucho que se quedara ciego por culpa de mi belleza -le dijo riendo un poco, luego bajó la mirada a las rosas que sostenía en la mano y las volvió a acercar a su nariz para olerlas -son muy hermosas y su aroma es embriagador... muchas gracias -le dijo con una dulce sonrisa mientras lo miraba a los ojos.

Jazmín sonrió por encima del ramo de rosas mientras de reojo notaba como a la atención de algunos hombres, se sumaba la atención de algunas mujeres que pasaban por allí, supuso que estas la miraban por el ramo de rosas que sostenía y por el hermoso hombre que la acompañaba esa noche, sonrió ante su pensamiento y en silencio les deseé suerte a aquellas mujeres, suerte para que sus acompañantes se dieran cuenta de lo que querían y le compraran un bonito ramo de rosas.

Lionel era muy hermoso para los ojos de Jazmín, sin duda tenía una belleza muy atrayente, a la joven realmente le gustaba aquel chico.
Era cierto que la piel de Jazmín era acanelada, sin duda herencia de su madre, porque su padre no era gitano, más bien era un conde inglés, pero eso Jazmín no lo sabía, su madre no se lo contó por el bien de ella, Jazmín solo conocía la mentira que su madre le había contado, la joven pensaba que era gitana de nacimiento y que su padre murió poco después de que ella naciera, aunque no conocía muchos datos de su padre, su madre siempre cambiaba de tema cuando le preguntaba por él y eso Jazmín no lo terminaba de entender.

Prestó atención a la hermosa voz de aquel hombre y sus mejillas se volvieron a teñir de rojo cuando escuchó su halago, la joven se percató del uso que hizo del posesivo "mi" y lo miró algo sorprendida y con una pequeña sonrisa ladeada.

-¿"Su" bella dama? -le preguntó, riendo un poco, la verdad es que le gustaba como sonaba, pero suponía que aún era muy pronto para el uso de ese posesivo -Lionel, me encantan sus halagos, pero como siga halagándome tanto, me voy a poner igual de roja que las rosas que llevo en la mano... si no lo estoy ya -dijo la joven con diversión marcada en la voz.

Jazmín lo observó cuando se acercó de nuevo a ella y volvió a tomar su mano para volver a sentir la corriente que recorría su cuerpo al contacto de sus labios con la piel de su mano, aún no entendía que significaba esa suave corriente que la recorría, nunca le había pasado, ¿qué significaría?, realmente tenía curiosidad por conocer que significaba.

Cuando Lionel se apartó y le ofreció su brazo, ella no dudó ni un segundo en deslizar su brazo con suavidad y entrelazarlo al suyo, escuchó lo que le comentó sobre los planes que tenía para esa noche y asintió mientras cogió la entrada que él le ofrecía con sus dedos.

-No, creo que de momento no incluiré nada más... lo que ha mencionado está muy bien Lionel, estoy segura de que pasaremos una noche muy agradable -le dijo con una sonrisa y bajó su mirada a la entrada que tenía en la mano, por lo que leyó en ella, se dio cuenta de que la obra que iban a ver esa noche se trataría de una obra romántica.

-¿Le gustan las obras románticas Lionel? -le preguntó cuando levantó la vista de la entrada y se encontró con sus ojos, él estaba mirando a un punto fijo detrás de ella, la joven miró sobre su hombro y sonrió al darse cuenta de a quienes miraba, se trataba de las mujeres que la habían acompañado al teatro -creo que mañana seremos el tema del día en el campamento... ¿sabes? pensaba que se habían ido después de acompañarme a venir hasta aquí, pero al parecer me he equivocado -le dijo riendo un poco.

Jazmín se rió ligeramente y con las mejillas sonrojadas cuando Lionel le dijo que era la más bella flor de todas las que veía, sin duda alguna, con ese halago, le estaba diciendo a Jazmín que no dejaría de halagarla, y Jazmín lo agradeció infinitamente, pues aunque ella no pudiera evitar sonrojarse, sus halagos le gustaban y la hacían sentirse muy a gusto a su lado.

La joven se encontraba cogida del brazo de Lionel cuando sintió la caricia que él le otorgó en su acalorada mejilla, Jazmín sonrió ante tan agradable contacto de su piel con la suya, sin duda ese gesto significaba que él se había percatado de su rubor... gracias a Dios, mientras las mujeres la estaban maquillando, les pidió que no le aplicaran colorete, ellas insistían, pero ella se negó, le gustaba llevar un maquillaje natural, además, de que si en esos momentos hubiera llevado colorete en sus mejillas, sin duda parecería un tomate de lo roja que se encontraría.

Echó un último vistazo por encima de su hombro a las mujeres que los estaban espiando y sonrió, ellas estaban disimulando pero al mismo tiempo observaban a la pareja de reojo, estaba segura de que en cuanto ellos entraran dentro del teatro, ellas volverían al campamento y se encontrarían con la madre de la joven para contarle cada detalle de lo que habían visto, y Jazmín, conociendo a su madre, sabía que al día siguiente le haría un interrogatorio para que le contara su versión de aquella magnífica noche, suspiró al pensar en eso, probablemente se evitaría contarle todos los detalles, a Jazmín le gustaba tener algo de intimidad, así que le haría un rápido resumen de la noche, sólo para que conociera lo básico.

-Me alegra muchísimo saber eso Lionel, no me sentiría bien conmigo misma si te sintieras incómodo a mi lado... yo también me siento muy a gusto en su compañía -le dijo después de escucharlo y fijando sus ojos en su sonrisa, era hermosa y deslumbrante, Jazmín no pudo evitar sonreír al verla y luego lo miró a los ojos, Jazmín podría perderse en esos ojos tan bonitos durante toda la noche, pero sabía que tenían que entrar al teatro, así que desvió su mirada y empezó a andar al lado de él mientras observaba su alrededor.

Cuando entraron en el interior, notó que Lionel sabía por donde andaba y por que pasillo había que echar, sus pasos decididos se lo mostraron, al parecer él conocía aquel sitio mejor que ella, ella rara vez acudía a aquel sitio, es más, podía contar con los dedos de la mano las veces que había asistido a aquel teatro.

Jazmín escuchó la respuesta de él a su pregunta una vez se encontraron cerca de sus asientos, sintió como él tomó delicadamente su cintura para dejarla pasar delante de él, la joven le agradeció con la mirada aquel gesto y se dirigió a su asiento con tranquilidad, cuando llegó a él, se sentó en la cómoda butaca y observó el esplendor del teatro a su alrededor, era enorme y ellos se encontraban en las butacas de una de las esquinas.

-Pues a mi me gustan las novelas románticas, pero admito que hay veces que se vuelven bastante empalagosas, aunque lo que tu has mencionado sobre el amor dulce... bueno, nunca he escuchado hablar de él, pero me gusta mucho como suena... amor dulce... ¿el amor puede ser dulce? quiero decir, ¿el amor no es dulce ya de por si? -le pregunté con una sonrisa, era cierto, me gustaban las novelas románticas pero tampoco era una fanática seguidora de ellas, y que él me dijera que no eran muy de su agrado, bueno, la verdad es que por algún motivo no me sorprendió, respetaba sus gustos y deseaba que él respetara los de ella, algo en su interior la decía que así sería, esperaba que fuera cierto.

Estaba pensando en ello, cuando escuchó su pregunta, lo miró con curiosidad y vio como le señalaba un paquete de bombones que tenía en la mano, ¿de dónde los había sacado?, aquel hombre la volvió a sorprender, primero la sorprendió con el ramo de rosas, el cual ahora reposaba en el regazo de la joven, y ahora con aquel paquete de bombones, se rió ligeramente y asintió.

-Decir que me gustan los dulces se queda corto Lionel, ¡me encantan los dulces! -le dijo con una sonrisa y miró a su alrededor al mismo tiempo que él, tenía entendido que en el teatro no se podía comer, volvió a mirar a Lionel a los ojos y vio como le guiñó un ojo, sonrió y después de dudar unos breves segundos, terminó aceptando -esta bien, con tu permiso cogeré uno... -le dijo la joven y estiró su mano para coger uno de los bombones del paquete, se llevó el bombón a los labios y lo mordió delicadamente y con cuidado, no quería que se le cayera algo del chocolate al vestido blanco que llevaba puesto y mancharlo en el proceso, si eso pasaba no sabía cual sería la reacción de las mujeres, por si a caso, prefería no mancharlo.