Lais Antzas

por **Lais Antzas** Sáb Ene 29, 2011 6:26 am

Nombre del Personaje
Lais Amarillys Antzas

Edad
19 años

Especie
Humana

Tipo y Nivel Social
Cortesana

Sexualidad
Bisexual, ella no ama a un hombre o a una mujer, ama a una persona, independientemente de su sexo.

Lugar de Origen
Atenas, Grecia.

Descripcion Psicologica
Lais es una chica alegre…puede que hasta en demasía. Suele ser tímida cuando conoce a alguien que conoce, pero después de eso ya toma confianza con todo el mundo.

Extremadamente hiperactiva, suele no estar mucho tiempo sentada, a menos que realmente se lo proponga. Tiene un muy buen control sobre si misma, a menos que se tome en cuenta la gran impulsividad que tiene a la hora de expresar sus ideas y pensamientos e tanto que puede por el hecho de ser muda. Suele mostrarse tal y como es, sin medias tintas, de formas insospechadas. Una de sus mayores virtudes es sin duda su gran capacidad para dar amor a todo el mundo, aunque la rechacen y hagan que se sienta mal. Al tener en sus venas la sangre de los Fournier cuenta con un lado muy frío que es capaz de utilizar a su conveniencia cuando realmente considera que la situación lo necesite.

Suele transmitir energía positiva a los demás, y aún si ellos no muestran alegría, ella es capaz de mantener intacta la suya. Es de mente abierta y recibe las nuevas opiniones bastante fácilmente, aunque cuando aquello supone contradecirla en sus convicciones se muestra tan cerrada como nadie. No le gusta que los demás se preocupen mucho por ella, ya que confía en que puede realizar las cosas sola y sin la menor ayuda. Humilde y para nada pagada de si misma. Su mayor defecto es su gran torpeza y sufre de constantes desmayos, la gran mayoría provocados a causa de golpes fuertes en la cabeza o por encontrarse en lugares de mucha altura.

Historia
La historia de Lais comienza una cálida noche de verano, mas concretamente el 7 de Julio. Ese día nació gracias a una serie de casualidades del destino, como la que llevaría a una francesa dedicada a la elaboración de quesos a ponerse en camino hacia Grecia, donde conocería a su único amor, un comerciante de telas.

Se casaron una noche bajo la luz de a luna, de forma tradicional y bastante idílica, dada a la pasión que tenía ella por la lectura y el amor cortés que en ella se narraba. Tras anunciar al mundo su amor, se pusieron manos a la obra de su receta mas perfecta a la que pondría de nombre Lais, una preciosa niña de pelo y ojos claros igual que su madre, pero con la pasión de su padre por todo lo que hacía.

Fueron años felices para la pequeña, que jugaba con los demás niños del barrio mientras su padre le enseñaba a escribir y a contar y su madre los secretos de cómo conquistar a un hombre por medio de la comida.

Lais nunca imaginó que toda aquella felicidad sería transformada por un error suyo en el suceso más traumático que acontecería en toda su vida. Una tarde, poco después de comer, llegaron unos hombres al barrio. La conocían.

Ella no sabía que era eso de las deudas, pero según aquellos hombres su padre tenía muchas. La pequeña estaba asustada, muy asustada, pero aquello no le impidió hablar. Y por hablar demasiado fue por lo que tras pasarse varias horas jugando con sus amigos, cuando el sol fue a esconderse detrás de las colinas entró en su casa.

La puerta como siempre chirriaba, y fue lo único que rompió el silencio al entrar en la pequeña casita. Era un silencio total, no se escuchaba ni siquiera los gritos de los que aun se resistían a abandonar sus juegos.

-¿Mamá? ¿Papá?

Tan solo obtuvo el silencio como respuesta. Lais fue avanzando poco a poco, con la respiración contenida. Comenzaba a temerse lo peor pero sin duda no estaba preparada para lo que vió al entrar en el pequeño despacho donde su padre cerraba los tratos.

Alli estaban su madre y su padre, ensangrentados de la cabeza a los pies, sin manos, sin piel, sin vida. Lais cayó de rodillas y abrió la boca para gritar con un gesto de terror, mas no salió sonido alguno de su boca. Tampoco volvió nunca a escuchar sonido alguno en el mundo. Se quedó llorando con lágrimas silenciosas, como su casa, como ella misma sería a partir de aquel instante.

A los dos días descubrieron los cadáveres con la niña en medio, sujetando sus muñones, sin querer separarse un instante de ellos. Estaba en un estado de duermevela, sin sueños, sin dolor, tan solo pasaban las horas lentamente junto a sus padres.

Unos vecinos la acogieron en su casa, con algo de temor ya que la niña se comportaba de una manera algo extraña y sobre todo, por la incapacidad que tenía para comunicarse. Gracias a ellos aprendió a leer los labios para poder entender lo que decían.

Unos pocos meses después el matrimonio que la había acogido tuvo una pequeña niña, la cual se convirtió en el consuelo y alegría de todos, incluida Lais. Volvió a sonreir, pero nunca mas volvió a hablar.

Quiso el destino que con 15 años recién cumplidos el matrimonio y sus hijos murieran de fiebre amarilla, por lo que Lais escapó de Atenas, ya que no quería que la metieran en un orfanato, pues estos tenían muy mala fama. Por aquel entonces Lais ya contaba con una belleza misteriosa, acentuada sobre todo por su silencio. A pesar de eso nunca tuvo problemas para comunicarse ya que lo que no le entendían con gestos lo escribía en su pequeña libretita, siempre colgada al cuello.

Fueron tiempos duros, sin dinero en los bolsillos ni nada que llevarse a la boca, manteniendo su dignidad costase lo que costase. Nunca aceptó dinero a cambio de relaciones sexuales, en todo el camino desde Atenas hasta París, el cual llegó a su culmen cuando una monja la recogió desnutrida del lado de un camino.

Durante los dos años siguientes aprendió a escribir en francés y a leer esa lengua. La dominó en todos sus sentidos y no le disgustó en absoluto, fue un ercordatorio de la clases que su madre le daa en su infancia. También alli encontraría el mejor método para expresar sus sentimientos: la música, mas concretamente la del piano.

No podía decirse que fuera una experta haciendo sonar dicho instrumento, sobre todo porque no podía escuchar aquello que sonaba pero si que tenía la capacidad casi mágica de que un sentimiento profundo y muy fuerte te invadiera al escucharlo. Cuando cumplió los 18 años hubo de escoger entre marcharse del convento o tomar lo hábitos. Fue una de las mas difíciles decisiones que tomó a lo largo de su vida, mas se decidió por la primera.

Cuando salió del convento, justo junto a la puerta de la iglesia se encontró con una mujer que le ofreció sus servicios, a lo que ella respondió con un gesto de cabeza negativamente. Era ya invierno en París, y el frío se dejaba notar. La prostituta se acercó de nuevo a Lais, la cual temblaba sentada al lado de la puerta de la iglesia. Le ofreció alojamiento y comida lo cual volvió a rechazar.

No aguantó mucho, tras una semana malviviendo en las calles fue a pedirle ayuda a aquella mujer de nombre Emma. Y así se convirtió nuestra Lais en prostituta, callando siempre, sin poder protestar. Al final terminó por aceptar que su destino sería ese.

Hace un par de días llegó la noticia al burdel de que Aurelien Fournier tocaría en el Palacio Royal. El corazón de Lais dio un vuelco y si hubiera podido expresar de otra forma su emoción no hubiera ido besando a todos los clientes como si le fuera la vida en ello.

Y es que aquel hombre, el tal Aurelien era su primo. Su padre era el hermano de mi madre y recordaba como nombraba al chico en las muy esporádicas cartas que le enviaba a su hermana. Él será su billete hacia un mundo mejor, un mundo feliz, o al menos es lo que ella cree.

Datos extra
Su nombre significa La que es amable.
Considera que está demasiado delgada.
La parte de su cuerpo que mas le gusta son sus manos.
El libro que mas veces se ha leido ha sido el diario de su madre, una de las pocas pertenencias que guardó después de lo que les aconteció.

por Invitado Sáb Ene 29, 2011 9:32 am

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