Dusk's Castle Hills {Necesitamos, urgente, personajes}

por **Ayris C. Richards** Vie Feb 11, 2011 3:12 pm

Dusk's Castle Hills, es, con mucho, un colegio público donde tanto humanos como seres místicos y mitológicos, conviven en paz y harmonía. Desde sirenas y tritones, vampiros y licántropos, pasando por angeles y demonios, hasta hechiceros y hadas y simples humanos mortales. Sus clases no son obligatorias, aunque hay cuatro opcionales: equitación, teatro, pintura y control del poder. Cada alumno posee un cuarto compartido (o único si lo desean así). Nuestro mundo tiene parajes que no te podrías llegar a imaginar, como los laberintos o los pantanos, hasta una zona comunitaria repleta de tiendas y demás. Cada cual es libre de hacer lo que desee, las historias de amor y amistad son fáciles de surgir...

Administradoras:

Ayris Brandon Salvatore
Stefany Brandon Salvatore

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{Stefany's PoV}　

Era como el latido de un corazón, en mi mente no paraba de retumbar ese ensordecedor eco. Sacudí hacia un lado la cabeza, esperando que fuera solo un producto de mi imaginación. No lo era. Llamé con voz temblorosa a Ayris, que se hallaba en el piso de arriba desempaquetando nuestras maletas. El suave repiqueteo de las escaleras me indicó de que mi amiga las estaba bajando; después de unos segundos, me la encontré cara a cara. Como siempre, estaba bien arreglada, aunque ligeramente despeinada debido a la mudanza, igual que yo. Le hice una señal con la mano, llamándola a acercarse, ella sonrió y vino a mi lado.

-¿Ocurre algo?- preguntó preocupada al ver mi expresión confundida.

Negué y ladeé la cabeza, el sonido aun estaba presente. Ayris comprendió mi gesto y en su rostro apareció una sorprendida mirada.

-¿Que demonios es lo que suena?- arrastró las palabras de modo que se pudieran comprender a pesar del repiqueteo martilleante del corazón.

Me encogí de hombros.

-No tengo ni idea, empezó cuando abrí la puerta del comedor.- respondí con una mueca, ese sonido era exasperante.

Ayris frunció el ceño y empezó a avanzar por la habitación. Primero se dirigió hacia las ventanas y corrió las cortinas para que entrara más luz. Yo no me quedé quieta, empecé a abrir ventanas, igual que mi atolondrada hermana. Ella empezó a toquetear las estanterías, poniendo de vez en cuando, una oreja en la pared o en el suelo, como intentando captar de donde provenía el sonido. Su expresión se ensombreció momentáneamente; al ver que yo la observaba, me indicó un lugar al lado de la cómoda vieja del abuelo. Las dos avanzamos hacia allí sigilosamente, el sonido era más grave cada vez que te acercabas. Me armé de valor y me agaché, tanteando el suelo, comprovando si había una tabla rota o suelta, en el viejo suelo de madera. Ayris, lejos de quedarse parada, me ayudó, empujando con fuerza el viejo sillón rojo.

-No es fácil.- repuso Ayris al ver que yo la miraba interrogante. -Está atascado.

Impresionándome, Ayris embistió el sillón, con el hombro. Una y dos veces, hasta que por fin consiguió moverlo unos dos metros. Le dediqué una sonrisa de agradecimiento mientras ella se acercaba y se agachaba a mi lado. Tanteó ella también, aunque fui yo quien encontró esa tabla sobresaliente del suelo. Estaba más mohosa que las demás y sobresalía unos tres centímetros por encima de las otras. Aparté la tabla con decisión, estaba suelta. Ayris miró el hueco donde antes había estado la table y ahogó una exclamación de sorpresa, yo estaba intentando limpiarme las manos de polvo, por lo que no pude apreciar el porque de esa exclamación. Me giré justo a tiempo de ver a mi hermana alargar la mano hacia un hueco totalmente cuadrado, por el que nosotras cabríamos de haber sido más hondo. El hueco tendría un metro de profundidad más o menos y estaba oscuro, aunque se podían apreciar algunas formas desiguales. Ayris, que se había acostado cara al suelo con intención de no caerse al intentar coger alguno de aquellos objetos, estaba sacando algo de unos cincuenta centímetros. Lo colocó en el suelo, a nuestro lado, mientras tosía polvo con expresión molesta.
Abrí los ojos, aquello era un cofre, un cofre de un bonito color rojo y dorado, adiviné. Alargué la mano hacia el papel con el que me había limpiado las manos anteriormente y empecé a frotarlo contra aquel objeto. Me llevó un rato dejarlo totalmente limpio mientras Ayris miraba, finalmente, decidida, se levantó y se ausentó durante algunos minutos mientra yo me dedicaba a sacarle brillo a la enorme caja dorada. Luego de un rato, mi amiga volvió a aparecer, con un martillo en mano, se acercó a la caja y habló.

-Yo no pienso quedarme parada sin saber el contenido de este lustroso cofre. ¿Y tu?- alzó una cejá mientras levantaba el martillo, lista para darle un fuerte golpe al candado que cerraba esa caja.

Sonó un golpe sordo y el candado calló, repleto de polvo, al suelo.

{Ayris's Pov}
　

Sonreí visiblemente satisfecha cuando el maldito candado cayó al suelo. Stefany me miraba sorprendida ante tal acción, mientras yo me encogía de hombros.

-Hay que tener recursos.- me limité a decir.

Luego no esperé más, abrí el cofre con las manos temblorosas por la emoción. Se abrió con un sonido estridente, que denotaba que ese cofre no había sido abierto en mucho, mucho tiempo. Miré dentro de él, había otros objetos más pequeños cubiertos de un oscuro polvo. Alargué la mano hacia algo que parecía un papel arrugado. Lo abrí con cuidado de no romperlo y solpé para que las letras escritas fueran visibles. Pero no eran letras lo que había escrito, eran dibujos... un mapa, tal vez. Teniendo en cuesta ell gran tamaño del dibujo, parecía ser una especie de casa... ¿rural? O algo parecido, una Masía, un hotel, o simplemente la Casa de alguien Adinerado. Lo observé, intentando descifrar de donde era, que no me di cuenta hasta algún rato después de que en una esquina de la enmohecida hoja había unas letras.

-Dusk's Castle Hills, Alaska, 1826.- leí en voz baja. -Es un mapa- miré a Steef -, un mapa que pertenece a alguien que vivió aquí, y por cualquier cosa, solo quería que fuera visto por algún propietario de esta finca.- medité con una sonrisa en los labios -Y las únicas personas que vivieron aquí después de que esta fuera construida, fueron la Familia Brandon.- abrí los ojos sorprendida ante mi acertada conclusión -¡Eso quiere decir que la persona que guardara este cofre aquí, quería que algún descendiente supiera de la existencia de este lugar!- cada vez hablaba más rápido debido a la emoción, advertí.

Stefany abría los ojos de sorpresa cada vez más, a medida que iba añadiendo datos a mi coclusión. Cuando finalmente acabé, sonrió misteriosamente, agarró el mapa y se levantó, en la mano sostenía algo. Al ver que lo miraba, volvió a sonreir.

-Mientras tú estabas absorbida intentando desvelar el contenido de ese mapa, yo estaba buscando otras cosas en el cofre. He encontrado viejas joyas que al parecer eran muy caras, algunas ropas de mal aspecto y más papeles sin importancia.- me mostró lo que llevaba en la mano, era una especie de bolsa mohosa de color burdeos, la cogí de su mano y la abrí. Dentro había lo que parecía otra hoja vieja y dos colgantes, saqué la hoja vieja y me dispuse a leerla cuando ella firmemente me resumió el contenido -:Es un escrito que muestra que legalmente, Dusk's Castle Hills es propiedad de quien encuentre el cofre, y que nos tenemos que hacer cargo de ella. También disponemos de una descripción de que era el antiguo Castillo, pero no me dió tiempo a leerlo, lo haré después.

Guardé la hoja y extraje los colgantes, eran de plata pura, y ambos tenían forma de corazón, en medio de este, había un corazón más pequeño, hecho de algo parecido al diamante, con una letra cada uno. El que sujetaba con la mano izquierda, tenía una reluciente "A", tallada sobre el pequeño corazón, y el otro, una "S" tallada de la misma manera. Abrí la boca de la sorpresa ante tal casualidad. Me coloqué el primer colgante en el cuello y el otro se lo puse a Steef.

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