Al compás de tu silencio yo me muevo… (Privado Lionel)

por **Uruha Kouyou** Vie Feb 25, 2011 5:45 pm

“Al compás de tu silencio yo me muevo… Recreando tus últimos momentos con recuerdos vagos de una noche de otoño en la que no había luna, pero tú brillabas más que nadie…“

Era una canción folklórica de su país, parecida mas a una nana que a una canción romántica, pero a Uruha le encantaba, fue la primera canción que pudo tocar en su cítara mediante mucho empeño y repeticiones. Entonces vinieron las clases particulares y lo aprendido fue perfeccionado para su alegría y con eso, la canción se termino de interpretar. Ahora, en una plaza de Paris, a la media tarde, justo cuando el sol comienza a retirarse pero aún quedan unas horas de luz, rasgueaba las cuerdas de su Cítara nuevamente, interpretando aquella melodía a puros y armónicos sonidos, con una voz suave que cantaba la letra solo para sí mismo pues el chico sufría de cierto pánico escénico que no dejaba de ser extraño, temiendo que su voz saliera libre y con fuerza, pero queriendo que las personas de su alrededor escuchasen su interpretación.

Fuera probablemente porque antes tuvo que hacer interpretaciones en piano en contra de sus deseos, sin importar si deseaba hacerlas o no. La diferencia en las interpretaciones era comparable a su estado e animo cuando las llevaba a cabo, siendo las mejores cuando de mejor humor se encontraba pero también, solían resaltar aquellas en las que la tristeza era su punto más fuerte. Pero siempre tocaba poniendo sentimientos en su las melodías. Recuerda una vez, cuando por un motivo que ahora quizás llegase a considerar infantil, estaba en un momento muy depresivo pero aun así tuvo que hacer una presentación pues habían asistido a una fiesta muy peculiar, en la que se celebraba el cumpleaños de la quinta hija del emperador. Uruha toco y saco toda su tristeza con ello, llorando en silencio para no interrumpirse a sí mismo. Era algo muy personal y no solía comunicarlo con nadie por lo que esperaba que nadie lo notase, empero y con vergüenza, al terminar la pieza se dio cuenta, entre los aplausos, de que algunos estaban llorando, como si sintieran lo mismo que él. Fue una fiesta muy peculiar, el chico recibió abrazos de sus padres y la felicitación de muchos, que conmovidos, se había dejado llevar. Y solo tenía nueve años de edad.

Llevaba casi una hora sentado ahí, bajo aquel árbol que tenía unas pocas flores fuera de época; sentado ahí mientras interpretaba unas pocas melodías sencillas para calentar los dedos; sentado ahí, sin llamar la atención más que de niños a los que no podía dejar de sonreír cuando se fijan en él y en el rasgueo de sus dedos. Llevaba ahí ya una hora, cuando se armo de valor e interpreto esa pieza en particular, usando su voz como acompañamiento menor; cuando la toco y le puso sentimiento, esta vez no de tristeza, sino de nostalgia y placidez, era una buena canción, llena de añoranza por el amor perdido, por las desilusiones que la vida te daba, por la ansias de un nuevo comienzo sin dejar atrás los recuerdos que te invadían constantemente en las noches solitarias. Si, era una buena canción y Uruha la interpretaba correctamente para su público, para él y para el mismo viento.

“Al compás de tu silencio yo me muevo… Y no espero que lo sepas nunca. Al compás de tu silencio yo me muevo, y está bien, esta noche, me hare de ti una luz, me hare de ti una luz”

Entonces termino, sin notar hasta ese instante en lo fuerte que había estado cantando y en el público que tenia. Diablos, no era su idea parecer un músico ambulante o robarle su trabajo a algún trovador. Rechazo el dinero y agradeció por el público, sonriendo de medio lado cuando solo le quedo ir con la corriente y reconocer que no le molestaba en absoluto sentirse apreciado por lo que hacía. Sus deseos de tocar crecieron, pero las yemas de sus dedos ya estaban rojas, resintiendo el trabajo continuo después de tanto tiempo sin tocar el instrumento. Cerró los ojos, recargando su cabeza en la robusta corteza del tronco y mira hacia arriba, interpretando ruiditos en el roce de las hojas que se producían por la brisa, reconfortandole.

por **Lionel D'Maine** Sáb Feb 26, 2011 5:59 am

-Débil, asi era su respiración cuando estaba observando a aquel chico que era un total desconocido para el gitano pero que aún así no podía dejar de observarle...la primera vez que lo habia hecho se habia dado cuenta del aura sobrenatural que no era precisamente humana pero su tensión no habia aparecido lo cual era extraño pero no imposible, parecia que aquel joven era un ser sumiso que no se encargaría de hacerle daño o de tramar algo contra los humanos como tantas veces habia sido partícipe de contemplar, los vampiros por ejemplo muchos de ellos se dedicaban a atraer a sus presas con sonrisas falsas depositando sus esperanzas en lo que eran capaces de hacer consiguiendo entonces que el hambre no les pasara factura.

Suspiró acomodando su cuerpo en uno de los árboles mientras sus cabellos caian sobre sus hombros escuchando la melodia de su voz como el lamento de la cítara que eran sin duda hermosos, no habia sido el primer dia que habia estado allí plantado observando al muchacho a pesar de que no quería parecer del todo un acosador...bajó entonces el rostro pensando puesto que la música era sin lugar a dudas especial para el gitano especialmente cuando unos dedos tan expertos como los ajenos tocaban, con una sonrisa se mordió los labios

"No tienes remedio Lionel"

Pensó casi divertido cuando elevó su mano izquierda que estaba aprisionando con suavidad la guitarra que habia arreglado tiempo atrás, resultó que algún noble no gustaba su sonido o no iba a usarla más asi que la tiró pero el gitano escuchó su lamento gracias a las cartas del tarot que anunciaron su encuentro, lo gracioso es que habia creido anteriormente que el encuentro era entre una mujer y un hombre ¿al fin tendria a alguien en su vida? pero el simbolo de la mujer era por la guitarra que sin duda le habia completado todas las veces que pudo tocarla.

Habia cesado la musica antes de que se percatara admirando como los niños aplaudían como amantes intoxicados de la música alejandose silenciosos cuando sus madres los apartaban porque tenian un dia ajetrado por delante, le miró fijamente de nuevo masajeandose un poco la sien con un sutil dolor de cabeza que no habia sido causado sino por él mismo, el silencio, su silencio se habia impregnado con los sonidos de su pecho completamente emocionados por poder tocar con alguien de tanta clase como aquel chico pero los pies del gitano se negaron a mover hasta que colocó la guitarra habilmente sujeta entre mis manos, apretandola contra su pecho para iniciar unas notas primerizas.

Las primerizas dieron paso a otro tipo de notas unas mas confiadas, las mismas que consiguieron sacarle de su "escondite" para tocar una melodia no demasiado sonora sino con matices suaves que al principio capturó la atencion de algunas personas a quien por primera vez el gitano no prestó atención para caminar cerca del muchacho centrando sus pasos a un lado suyo, los cabellos acariciaban su espalda, su rostro incluso escondiendo sus labios mientras dejaban parcialmente a la vista sus orbes con las pupilas dilatadas debido a que aquel muchacho no era un humano...se mordió entonces los labios cuando el sonido de su guitarra acarició el aire volviendo a sentirse importante, como una de las protagonistas mas hermosas...las notas llegaron a su fin y con ello Lionel volvio a sonreir ancho sin dejar que las preocupaciones le devorasen-

No se compara a lo que vos habeis tocado, pero mi guitarra ha cobrado vida con oiros tocar y necesitaba expresarlo.

por **Uruha Kouyou** Vie Mar 04, 2011 5:43 pm

No se hubo percatado de que la sonrisa seguía ahí, en medio de su rostro, cuando ya estaba solo, cuando todas las madres terminaron de llevarse a sus criaturas y Uruha quedo de nuevo en completa soledad, prácticamente invisible a los transeúntes de su alrededor. Pero no fue capaz de desvanecer la sonrisa ni al haberse percatado de ese hecho, ni cuando la magia de su canción se rompió, ni cuándo, y enojado porque aquello hubiera ocurrido de forma tan inoportuna, su rostro dejo ver un sonrojo cuando las cuerdas de una guitarra produjeron una corta melodía, mientras se acercaba claramente hacia él. Pero el oriental tenía su vista fija en los movimientos de esas manos, que tocaban un instrumento también de cuerdas, pero mucho más moderno que el suyo. Se sintió de repente incomodo, escrupuloso, como si lo que tuviese fueran puras reliquias, pese a que en esta época las reliquias se admiraban más que las novedades.

- Os agradezco el reconocimiento, pese a que no lo merezco. – lo acababa de ver sonreír y aquello había sido casi mágico, una muestra mínima de aprecio de un desconocido solo pro algo rutinario y tonto que había sido cometido en plena plaza. Sus dedos respondieron al sonido de la guitarra, y no hizo falta que viese el instrumento como comúnmente pero por reflejo, lo hacía, para entonar correctamente unos pequeños tonos, que se acoplaron a los recién finalizados acordes del otro instrumento. Pero el chico no se dio cuenta, en ningún momento se le paso por la cabeza que aquello podría ser una invitación a tocar con él, que el hecho de que sus delgados dedos rasguearan su cítara equivaldría a una invitación pura pero gloriosa para que aquel artista se acercase y le acompañase por un rato en esta pequeña celebración privada a la música. Para finalizar, el ritmo se volvió un poco más intenso, pasando por un cresendo antes de llegar al allegro, animado por la felicidad que hace un momento le embargo. – Si me hace el favor… - pidió en voz baja, dándose cuenta de que aquel joven, no solamente lo podría seguir con facilidad, sino que además estaba seguro que no le costaría ningún trabajo el hacerlo. No había nada conocido en aquella melodía, Uruha estaba improvisando y deseaba que aquel hombre le siguiera el juego durante un rato-.

El chico sonreía de nueva cuenta, sin notar la tensión de sus labios en aquel gesto automático puesto que su concentración estaba solo en escuchar su alrededor, la vibración de las cuerdas después de dar su nota, que por extraño que pareciese realmente era capaz de escucharlo; estaba atento a su propia respiración que de a poco se unía al ritmo y hacia retumbar su corazón en el pecho, y estaba atento al otro ritmo, al otro cuerpo que estaba a su lado, mientras la gente de nuevo les rodeaba, invadidos de repente por esa vibrante aura llena de energía, armonía y emoción. Uruha estaba descubriendo un poder de atracción del que pudiera arrepentirse, pero que sin duda ahora le emocionaba.

por **Lionel D'Maine** Vie Mar 11, 2011 10:30 am

-Los amantes de las mismas artes siempre capturaban sus sentidos de una forma impresionante, nunca supo como habia empezado aquel amado movimiento por el de la citara o de cualquier instrumento pues cuando era pequeño su difunto padre solia tocar la guitarra como casi todos los gitanos pues no solo tenian el baile en sus venas sino tambien el cante y el hecho de tocar la guitarra aunque al parecer Lionel solo fue bendecido por uno de aquellos dones en los que estaba el hecho de saber tocar la guitarra y algun que otro instrumento, pero, nunca entendio porque ese amor profundo pues no creia que le viniera por padre despues de todo ella era cantante, mientras que al mismo como ya le habia explicado su difunto padre tampoco era biologicamente su hijo asi que ¿De donde habia sacado ese amor por la musica? ¿el arte?¿todo lo que se pusiera por delante? sus pensamientos se difuminaron cuando le habia enseñado el instrumento pidiendo entonces permiso ¿habia accedido?.

Sonrio diciendole mentalmente gracias mientras cerraba sus orbes y abria los labios colocando las manos sobre la guitarra dejando que la musica embargase cada uno de sus movimientos, habia temido que le dijera que no pues la mayoria de veces o mejor dicho cuando habia alguien que le enamoraba con su musica pocas eran las ocasiones que el otro aceptaba a dejarle entrar en su mundo, ahora, en la epoca moderna donde el dinero es incluso mucho peor que los propios ricos hasta los pobres no perdian el tiempo en las artes como habia descubierto en varias ocasiones, los cantantes cantaban solo para llamar la atencion de las personas sin a menudo disfrutar de las canciones o incluso sin sentir nada cuando cantaban y tocaban, los pintores ahora no se dedicaban a ellos sino al publico que les pagaba pues si una obra tenia x dinero de recompensa era obvio que harian un cuadro similar para conseguir la misma suma de dinero, igual que en muchas ocasiones habia tenido que observar como un escritor se dedicaba a plasmar pensamientos que antaño no diria, solamente por que los demás le estuvieran siguiendo la corriente especialmente los ricos-

Mm...

-Cerro los ojos cuando la guitarra inicio un ritmo suave con la citara pero tambien melódico, no le importo aquellos orbes que los observaban puesto que ahora se habia encerrado en un mundo distinto donde ellos dos eran los protagonistas, se perdia en aquel mundo mientras que su respiracion empezaba a agitarse cuando los movimientos de su cuerpo tambien se esmeraban en realizar cada movimiento que pudiese, como cuando bajaba tonos hecharse hacia delante apoyando el pechoen la guitarra como si quisiera escuchar su murmullo mientras que cuando las notas eran mucho mas altas alejarse un poo para que el grito de la guitarra junto con el armonioso melodico del instrumento ajeno continuara, haciendo que sus labios se abrieran con una sonrisa llegando al final de la cancion, tenia que ser habil para que sus cabellos no chocaran contra las cuerdas, en los tiempos cuando era inexperto cuando menos se lo esperaba un roce con su mechon de pelos le hacia expulsar un quejido de dolor mientras que ahora sus cabellos parecian comprender que su dueño estaba tocando algo importante por lo que esquivaban elegantemente las cuerdas-

por **Uruha Kouyou** Sáb Mar 19, 2011 10:28 am

De repente, el ritmo pareció cambiar a su alrededor, ayudado con la guitarra de aquel citarista misterioso, el mismo Uruha se animó a intentar un ritmo más rápido, más animado. No era momento de ponerse melancólico sino de celebrar aquel encuentro y agradecer a la vida después de todo, la música estaba para eso ¿Cierto? Para animar, para festejar y celebrar, lo bueno y lo malo, lo que prevalecía más allá del tiempo terrenal, como si cítara, instrumento que existe desde hace más de seis mil años. En algún momento quizás pudo abrir los ojos y estuvo observando el movimiento de las ondas sonoras, las onda que no podía ver pero que repercutían en sus dedos, en cada falange y nervio de sus manos. Ha, pura armonía.

De nuevo se l e escapo la voz, pero, como esto era una improvisación, las letras cantadas también lo fueron. Viajo lejos, a tierras desconocidas y recorrió tierras yermas donde el hombre jamás ha entrado y hablo de unicornios, de dragones y de serpientes tan grandes que ningún rio, incluyendo el majestuoso Misisipi, podría darle cabida. Canto sobre ello y muchas cosas más, usando su idioma natal que bien no lo hacía entendible en estas tierras, si le añadían misticismo a sus palabras y lo reconfortaban, deseoso de poder llevar su arte al mundo a su alrededor. Entonces observo sutilmente a la gente a su alrededor, con aquella misteriosa pero buena sonrisa que portaba su fino y casi afeminado rostro. Ciertas dudas fueron borradas y volvió a cerrar los ojos, antes de que aquella sensación de plenitud se escapase de su cuerpo. Y pronuncio palabras llenas de significado y logro mezclar el francés con el japonés, para que pudiesen entender de qué iba la letra, pero su francés seguía siendo aún problemático y no quería perder el ritmo, por lo que lo uso poco.

Pero pronto se dio cuenta que al público no parecía molestarle el nulo conocimiento sobre su idioma y solo se concentraron en lo que podían entender y comprender para sí mismo. A su lado escucho la guitarra, con ese perfecto sonido que le llegaba profundo en el cuerpo, era potente y suave, melódico como el suyo pero con fuerza imponente en las notas, una belleza en sonidos. Y unos segundos dedico su cítara a remarcar el ritmo que tenía a su lado, se convirtió en seguidor y permitió que el sonido de la guitarra sobresaliera por el del suyo, escuchándole atentamente.

por **Lionel D'Maine** Vie Mar 25, 2011 11:10 am

-Sonrio entonces mientras con cada uno de los movimientos la cancion tomaba un ritmo mucho mas melodico que anteriormente, al principio era como si ambos instrumentos se estuvieran conociendo timidamente en un primer acercamiento igual que los propios usuarios más en cuando al fin se empezaban a conocer todo era completamente distinto la voz, la voz de aquel chico le habia hecho abrir sus orbes dirigiendolas hacia los de él con una sonrisa en los labios pues mientras la gente se reunia la sonrisa de Lionel empezo a iniciarse a lo largo de sus labios.

No conocia su idioma, negaria o pecaria de egocentrismo si se dedicara a pregonar que conocia lo que estaba diciendo más unos paisajes o unas historias aparecieron en su mente, se acordo de su padre cuando se sentaba al fuego con Lionel y le exponia distintas canciones con ritmos cada vez mas superiores e increibles que poco a poco se quedaban en su cabeza debido a las historias, habia historias habladas las que la gente conocia de toda la vida pero luego estaban las otras las que sin saber como ni porque habian llegado a obtener en vez de palabras, música, o una mezcla entre ambos como habia visto a muchos artistas exponer cuando estaba en la corte de los milagros.

Embelesado, soño con la boca de su padre uniendose a aqueste conjunto, las personas se arremolinaban tocando incluso palmas, algunos conocian al gitano porque habia estado en mas de una ocasion ganandose la vida con la musica, pero desde que ya habia encontrado un trabajo no habia encontrado necesario seguir haciendo aquello aun cuando no fuera solamente por diversion, escucho en algunos momentos como unas monedas caian al suelo fruto del interés del publico que surgia de ambos, elevo la vista por unos momentos hacia el ¿que estaba cantando? ¿que idioma era? descubrio que estaba en su mundo..un mundo en el que estaba adentrandose Lionel como un extranjero que aun debia de conocer mucho más del mismo...cuando la guitarra sobresalió no perdio la oportunidad dejando que la melodia siguiera con su ritmo, mordiendose los labios cuando volvió a ladear el rostro y continuar con una sonrisa, la musica llegaba a su fin, conservaba aquellas notas maestres que parecian dotar de fin a la misma más no iba a acabar hasta que el lo dijera, queria que el propio muchacho, su acompañante musical pusiera el principio y el fin de aquesta melodia que era la mejor que habia escuchado en su vida...o en vez de ser la mejor la unica que habia practicado sin que fuese él, el unico protagonista de susodicha-

por **Uruha Kouyou** Dom Abr 03, 2011 1:38 pm

Nada le costó nada hacer de acompañante pese a que antes estuvo como primer instrumento, pero es que esta guitara, — instrumento que o se veía mucho por su país—, esta guitarra tenía algo, más allá de su propio sonido era quien la tocaba quien le daba esa magia. Fue maravilloso, se sintió como en casa y los invito a todos como si fueran sus hermanos, como si fueran sus compañeros de toda la vida, sus mejores amigos. Su voz nació pulcra de su garganta, dando intervalos de sonido para que el sonido del instrumento se escuchase más que su voz. Un solo, un momento. Escucho las monedas caer al suelo y s mente le dijo que no debía de aceptarlas, pero es que aquello era un agradecimiento ¡un agradecimiento a lo que les estaba transmitiendo con su música! Sería una grosería no aceptarlas.

Sin penarlo siquiera, comenzó a cambiar el ritmo, permitiendo, accediendo a que la cítara fuera cobrando más poder, igualando a la guitarra y a veces incluso pasando por sobre su voz. Como imagino que el gitano lo sabría ya, Uruha fue cambiando el ritmo, guiando la melodía con maestría hacia un magistral final, n encantador acorde de ritmo, melodía y voz que concluiría de la mejor manera posible. Fue su voz la que dio el toque fina, levantándose en un agudo no tan pronunciado pero si fuerte. La termino en francés y sus palabras glorificaron la tierra que lo hubo recibido con tanto cariño, sin pesar o dudas pese a ser un extranjero, y la cítara y la guitarra se unificaron en tonadas fructíferas, hasta que el silencio reino en esa pequeño escenario montado al azar. Se inclinó suavemente, pues estaba sentado y agradeció profundamente a quienes lo escucharon que en cuanto se hizo el silencio crujieron en aplausos y exclamaciones. Se sintió amado.

Quizás quiso decir gracias o lo que fuera, pero solo pudo balbucear y sonreír. Expresarse y ser acompañado se había sentido tan bien. Fue una exclamación de júbilo, de nostalgia por su tierra y de alegría al estar aquí, en este inconmensurable momento lleno de dicha. Poco a poco fueron dejados solos nuevamente, con aquella aura que les hacía arecer amigos del alma cuando tenían menos de medio día de conocerse, cuando ni siquiera sabía su nombre, cuando, por azares del destino hubieron terminado tocando juntos. Movía su cuerpo entumido y lentamente se alzó, hincándose para recoger las monedas con una humildad que ningún aristócrata tendría nunca en sus modos de actuar o en sus modales. Nunca pensó en quedarse con algo de ese dinero, así que, prefiriendo pasar la decisión a su compañero y con toda la humildad que u joven rostro fue capaz de demostrar, dejo caer las monedas en sus manos, mirándole con suavidad, relajado después del éxtasis que una buena tocada le proporcionaba. Y por primera vez en este lugar, tomo la iniciativa y se presentó.

— Soy Uruha… — la voz ronca pero suave, hablando n francés algo vulgar pero que va camino a una perfección pronta. No le pregunto su nombre pues sabía que lo diría por su cuenta ahora que el mismo se había presentado. El clima estaba fresco pese a ser primavera ya. Todo a su alrededor, por unos segundos, resulto profundamente agradable a sus sentidos—.

por **Lionel D'Maine** Mar Abr 05, 2011 9:51 am

-Todo le volvio a la realidad cuando el aplauso finalmente se dio, lo que le hizo volver de aquel mundo en el que se habia perdido, pudo notar como el movimiento de la musica ahora no era sino el simple compás del viento que cercenaba las hojas de los árboles con la llegada de tiempos mejores donde el invierno quedaba atrás mientras que algunas personas señalaban con jubilo a ambos una sonrisa en Lionel completamente timida salió a la luz, ya que el era un gitano el unico recuerdo alegre de la gente que tenia era cuando la mayor parte de su vida habia estado llevando cosas de alli para allá y algunas personas se ofrecian para ayudarle, no era muy digno ser un gitano hoy en dia al menos con los tiempos en los que se encontraban, especialmente habia mucha gente que les deseaba todo el mal posible. Sonrio notando que su acompañante estaba dandole las gracias con los orbes, mientras ambos se estaban inclinando ante la gente que tan rapido como se habia agolpado tan rapido como se habian marchado, era gracioso ver a todas las personas que te miraban con admiración, era tan bien, bien sabido que tan rapido como se ganaba la admiración era tan rapido que incluso se perdia la susodicha, si que era mucho mejor para variar que aquellos tiempos que pintaban efimeros fueran los que se guardase en el fondo del corazón. Ladeó el rostro cuando un sonido extraño llego a sus oidos pero no era sino una bolsa que estaba siendo arrastrada.

La tension de sus hombros era inexistente desde que le habia visto a pesar de ser un ser que no era humano no habia sentido esa tension que normalmente le estaba doliendo los hombros, debido a eso podia acercarse a el sin que su vida corriese peligro pues dependiendo de tipo de tension que tuviera en los hombros podia indicar si su vida estaba o no en peligro. Colocó la mano en uno de sus mechones solamente por entretenerse, debido a la timidez, eran esos momentos en los que querias decir muchas cosas pero a su vez no tenias ni idea de como empezar, queria decirle o referirse hacerca de su voz que era hermosa, o a la citara que debia de ser la unica persona en todo paris que la tocase, cosas de esa indole pero debido a que no sabia por donde empezar y no queria agobiarle. Cuando dijo aquel "gracias" ladeó entonces el rostro con una sonrisa mientras negó, su frances sin duda era extranjero pero al mismo tiempo era realmente perfecto, cuantas veces se habia tenido que recordar que no debia de hablar Aleman, en cambio aquel joven estaba hablando en un perfecto francés. Le dijo su nombre, "Uruha" era sin duda un nombre hermoso por lo que no dudo en sonreir inclinandose hacia delante con lentitud-

Uruha, Mi nombre es Lionel y espero que no os haya molestado que quisieramos unirnos, aunque he de admitir que aun estoy en los mundos tan extraños en los que nos ha guiado la musica

-Esperanzado, esperaba que no le tratase como a un loco pues no todos decian que la musica les habia llevado a un mundo extraño, normalmente la gente escuchaba la musica pero no la escuchaba con toda la atencion del mundo que deberia, basicamente la mayor parte de gente se dedicaba a pensar si el ritmo era bueno o no, si el ritmo le gustaba luego esperaban a la voz, asi que cuando esos dos elementos les gustaba era cuando se dejaban llevar por la musica, mientras tanto cuando no le gustaban entonces opinaban o mejor dicho desechaban la misma canción buscando otra, pero no se entretenian en viajar con ella, en comprender que significaba cada acorde, podia escucharse algunos truenos a lo lejos que indicaba que dentro de poco les cogeria una tormenta, las nubes estaba acariciandose entre ellas, con suavidad señalo el unico palacete que parecia estar alli, podian refugiarse alli aunque ¿seria egoista? no queria marcharse pero bien sabia o a lo mejor, que el otro tenia que hacer otras cosas ya que despues de todo no conocia su agenda ¿no? si lo hiciera de ese modo...pero de todos modos señalo como una opcion aquel palacete por si la lluvia les sorprendia-

¿Como aprendisteis a tocar asi?

por **Uruha Kouyou** Mar Abr 19, 2011 1:46 pm

— Por el contrario, le agradezco infinitamente que se haya unido, Lionel. — la sola pronunciación de aquel nombre le resulto agradable a sus sentidos y solo pudo sonreír —como llevaba rato haciendo—, cuando menciono sobre aquel peculiar mundo que el extranjero también había podido vislumbrar. — Es triste abandonarle, pero fue por que estuvo usted, que pudimos verla. — Se apartó en ese momento de su lado, regresando al tronco del árbol, donde descansaba el estuche de su preciada cítara. Se hinco, sin dejar que ninguna de sus prendas tocase el suelo y de entre el terciopelo morado del estuche extrajo la funda para el aparato, envolviéndolo con parsimonia, cuidando que nada fuera mal acomodado. Cuando comprobó que todo estaba correcto, cerro el estuche y se aseguró de que los tres seguros hicieran su respectivo clic de cierre, entonces se lo echo al hombro con suavidad y se puso de pie, quedándose en trance durante un segundo—.

Pudo oler el característico aroma de la tierra mojada y con certeza supo que pronto llovería, el nublado que había visto momentos antes era solo un pequeño aviso de aquello pero su relajación y su interacción con el ambiente fueron suficientes para ignorarlo, ignorar ese instinto de animal que llevaba por dentro y le obligaba a responder como un animal. Durante unos instantes se quedó estático, como si algo no le cayera en cuenta y es que así mismo era. No estaba dispuesto a aceptar que su instinto de cambiaformas deseara explotar nuevamente. No pensaba que una humillación más grande que pudiera ocurrirle que doblegarse a su forma animal y más aún enfrente de alguien. Tendría que irse de la ciudad si algo así le pasaba de nuevo. Cuando recupero su concentración se dio cuenta de que estaba observando fijamente el tronco del árbol y de inmediato se agacho y recogió la pequeña manta que usara hace momentos para sentarse en el suelo. Se hubo manchado poco y solo la sacudió, acomodándola en su brazo, regresando donde su nuevo amigo. Le observo unos segundos y volvió la vista al cielo, asintiendo a su propuesta. Mientras se apartaban del tronco y avanzaban al quiosco, las primeras gotas de lluvia comenzaron a caer.

— Me han educado como músico desde muy temprana edad, pero siempre fueron instrumentos que gustaban a la corte real y al emperador. Toque un poco de piano y clarinete incluso algo de arpa. Intentaron meterme al violonchelo, pero se me complico mucho y lo rechace. Y luego, de parte de un vendedor de artesanías de mi país que se paseaba por el palacio, encontré la cítara. Lo llevaba finamente envuelto en seda y terciopelo. Oh, ese fue mi primer capricho, os lo aseguro. Tenía ocho años y lo tocaba en secreto, perfeccionándolo para mi… — se interrumpió, dejando que la frase quedase como una alusión así mismo mientras subía los pocos escalones del quiosco de acero y piedra y se protegía de la lluvia por fin. El agua aun no arreciaba peo el cielo cerrado les prometía un aguacero digno de celebración. — Yo mismo pague su estuche y bueno, fue una de las pocas cosas que me traje conmigo, junto a unas prendas y zapatos… — le observo y pareció reaccionar, sonriendo caballerosamente—. Usted disculpara, no es mi costumbre hablar tanto de mí. Yo sé, al menos, que usted no es un aristócrata, me gustaría escuchar un poco de su vida, si me lo permite… No importa si es algo largo, como vera, tenemos tiempo de sobra. — observo el cielo, echando su cuerpo hacia atrás para que topase con el respaldo de la banquilla, la lluvia arreciaba rápidamente ahora y el lugar se libraba de las personas con una rapidez tremenda—.

por **Lionel D'Maine** Vie Abr 29, 2011 12:56 pm

-Sin apenas darse cuenta ya estaba sonriendo ante la idea de que la lluvia reconociese su cuerpo, era extraño pensar de ese modo ya que la mayor parte de la gente odiaba la lluvia especialmente la gente con un alto estatus economico ya que despues de todo los vestidos, las telas asi como los peinados podian verse arruinados pero la gente como Lionel o como parecia comprobar en Uruha tambien estaban disfrutando de ese aroma que precedia a la lluvia era amargo y tambien dulce aunque segun los lugares en los que se encontraba podia variar, despues de la lluvia siempre preferia ir a los lugares donde habia naturaleza porque el aroma que estos desprendían era sin dudarlo uno de los mejores que habia olido...sonrió entonces mordiendose los labios mientras afirmaba la guitarra contra su pecho asi como si estuviera diciendole que dentro de poco estaria todo cubierto de agua, pero esta vez no haria como siempre eso de dejarse mojar por ella ya que la guitarra se podia humedecer interiormente asi como la madera podia sufrir daños si la dejaba excesivo rato en el agua-

Eres muy amable...

-Susurró cuando escucho aquellas palabras, no todos eran asi de amables ya que algunos preferian ser por el otro lado demasiado bruscos con las personas de su alrededor, colocó las manos en sus cabellos para que no estorbasen mientras le admiraba coger una manta, ¿tendria problemas de dinero? sonrió entonces sabiendo que el gitano siempre los habia tenido, recordaba de pequeño estar con una manta apretada al pecho que estaba llena de basura, de polvo, de aquel aroma a suciedad que nunca se iba por muchas veces que la lavase pero aun asi se sentia como su manta y no podia descansar si no la tenia, no se lo penso dos veces y le siguió hacia aquel quiosco que les serviria para esconderse de la lluvia, pero tambien para conocerse ambos un poco más, los pasos resonaban mientras algunas personas que miraban al cielo pasabn apurando el paso, se olvido de todo lo que le rodeaba cuando escuchó las palabras ajenas.

¿La corte imperial? instrumentos como el clarinete eran dificiles de tocar y el piano por muy bien que supiera tocarlo el gitano siempre encontraba algunas notas dificiles de tocar, esos mundos de oriente era lo sque sacaron al rato una sonrisa en sus labios dado que ahora mismo se imaginaba a si mismo rodeado de sedas y aromas extraños que no habia en paris, queria preguntarle más acerca de su vida por eso asintió con cada cosa que decia...era extraño que por muchos deseos que tuviera de decir algo su boca se abria y no salia mucho de sus labios solo un suspiro aunqe agradecio que no fuera eso lo que le hiciera parar de hablar a aquel hombre que era tan interesante, sonrió con ternura cuando bajo el rostro y murmuró-

No se que contarle, porque me parecio interesante lo vuestro pero siento que no debeis de hablarme tan formal como podeis ver y vos mismo lo habeis mencionado no soy un aristócrata ni mucho menos solo un gitano que tambien ha emigrado a Paris esperando encontrar su hogar en aqueste lugar, por ello desearia escuchar mucho mas de vos, que seguramente vos deseariais escuchar de mi

por **Uruha Kouyou** Vie Mayo 06, 2011 4:26 pm

Apenas hubo terminado de decirlo cuando reparo en lo insultante que su frase hubo parecido aunque Lionel no se encontrase molesto o irritado en absoluto. Que tipo tan desagradable se sintió en ese instante pero aun así fue perdonado y sus palabras pasaron como si nada. De igual modo, le cayó muy claro que debía de disculparse. Con sus ojos grandes y acuosos, observo al ahora gitano Lionel mientras le contaba de su llegada a la ciudad, apaciguando con esto su doloroso malestar. Se enderezó de nuevo, observando el basto cielo ahora gris y cada vez más oscuro, solo lo miro por un segundo y enseguida encorvo su cuerpo hacia adelante, entrelazando los dedos de sus manos con paciencia.

— Lo lamento muchísimo, no me di cuenta de lo que había dicho hasta después; fue muy grosero de mi parte el hablaros de esa manera sin importar si tenía razón o no. Me siento un imbécil, disculpadme. — estaba por mucho, completamente avergonzado. Le miro con un ligero matiz rojizo en las mejillas para enseguida posar la vista en el campo enfrente de donde se encontraban. Ahora vacío y lleno de humedad por la lluvia continua, comenzaba a dar un aspecto hostil, lúgubre y desolado. Pero también, a Uruha se le antojo completamente fascinante. Una ligera ansiedad y necesidad de revolcarse en el lodo le sobrevino con una convulsión que pudo ahogar en un estornudo violento e inesperado. Entonces se echó a reír sutilmente, sobreponiéndose, y termino cubriendo su boca con la mano, intentando calmarse. — ¿Qué puedo decir? Creo que no puedo ponerme en más ridículo ahora. — sonrió de nuevo, súbitamente sin el peso de la carga sobre sus hombros. — De acuerdo, lo menos que puedo hacer ahora es atender a su solicitud de saber más de mí. Los motivos que me trajeron a París son inusuales.

>>Por no decir completamente anormales e intolerantes. Aun soy incapaz de ahondar en ello, gracias a la terrible falta de conciencia que tome en esos instantes y a lo criminal que me sentí después de que paso. Recuerdo firmemente mi confinamiento, las largas horas pegadas a la pared de cartón y madera, escuchando en secreto para ver si se me enviaría a una clínica, se me daría muerte o me echarían de la mansión. Había ocasionado una profunda preocupación en mis padres y ahora me encontraba en un estado tan deplorable que solo esperaban a que el aislamiento se me hiciera insoportable y terminase acabando con mi vida. Pero, poco a poco, me recupere; di con algo que me podría rescatar y decidí tomar la oportunidad que se me presentaba.

>>Cuando pude decirle a mi madre mi deseo, ella esperaba alguna confesión terrible para que mi estado mental hubiese llegado a tal grado. Nunca dije nada ni lo he dicho hasta ahora. Pero mi deseo fue concedido y con ello, deje el aislamiento y me traslade a este lugar. No crea que le he hablado de un asesinato o algo parecido, solo, es demasiado vergonzoso para decirlo. Ahora estoy aquí y espero que jamás vuelva a cometer un acto como aquel. Disculpe que no entre en detalles, simplemente, no me parece necesario.

Libero un profundo suspiro, parpadeando lentamente y sobando sus sienes; estuvo hablando sin parar hasta este momento y aunque realmente hubo dicho muy poco, los temas puestos en la conversación le afectaban profundamente. Se enderezo y le miro conscientemente, pasando los ojos por los rasgos fuertes y suaves e su rostro, la nariz, los ojos, y los labios marcados. Le miro en su totalidad y vio a un joven delgado, que quizás era mayor que él. Y también noto que con ello, estaba siendo grosero nuevamente.

por **Lionel D'Maine** Sáb Mayo 21, 2011 6:05 am

-Una sonrisa acarició todo el rostro de Lionel cuando negó suavemente al hecho que habia mencionado sobre "groseria", no tenia que preocuparse por nada especialmente porque no se lo habia tomado demasiado personal en esos momentos siempre habia pensado que el problema de la sociedad era que todo se tomaba con demasiada seriedad incluso podía decirse que excesiva, ahora todos iban mirando sus relojes o simplemente giraban sobre sus pasos para pasar el tiempo antaño cuando se contaba un chiste todos se reian ahora casi todos pensaban en si se lo habian dicho para recriminar algo, muchas veces cuando las palabras eran sobre los defectos humanos no se podia evitar reir siguiendo el chiste aquel pero despues encogerse un poco para ver si cumplia tambien los defectos de los que se habia reido antes en público.

Mientras el agua caía, abrió los labios, podia escuchar los golpes contra el suelo de aquellas gotas suicidas que procuraban morir sin el menor ruido dejando que solo la piedra y el polvo fueran su tumba, como las hojas de los arboles intentaban coger algunas gotas que pasaban con rapidez por sus hojas para caerse tambien contra el suelo, las mas afortunadas acariciaban la tierra húmeda mientras eran absorbidas por las raices, las hojas, era una de las lluvias que hacia que todo su alrededor cobrase vida...habian dicho una vez que cuando llovia parecia que el mundo se estaba limpiando de todos los pecados y ahora que miraba ese paisaje parecía ser cierto. Ladeó el rostro hacia Uruha cuando escuchó aquel estornudo, preocupado por la salud de aquel joven rebuscó en sus bolsillos encontrando al fin un pañuelo que le tendió para que se pudiera sonar con tranquilidad-

No es en absoluto hacer el ridiculo, sino todo lo contrario os veo mucho más atractivo así

-Riendo asintió, para Lionel quien gustaba de las personas que eran capaces de ser ellas mismas le gustaba poder encontrarse con alguien que estornudaba, bostezaba, pero que era ella misma...se apoyo en la barandilla, sin sentarse solo recargando su peso en la misma mientras escuchaba la historia ajena, suspiró...podia sentir cada palabra fluir en sus penas no con pena sino con deseos de poder decir que podia confiar en Lionel como un amigo más, aunque fuera hipocrita decirlo en esos momentos porque eran por ahora conocidos, que se estaban conociendo porque tenian las mismas artes, porque hablaban el mismo idioma de la musica asi como parecian que ambos habian sufrido los designios de la realidad, la realidad era cruel como la vida que se vestia con diferentes trajes a cada cual más sofisticado para confundir a todos los que estaban caminando por alli.

Le recordó cuando esa noche tuvo que huir sin mirar atrás debido a aquellos vampiros que aparecieron arrasando con todo, con los ojos rojos que destruian todo lo que miraban...suspiró con una sonrisa, seria cruel decir que alguien diferente a los humanos habia destruido lo que hubiera sido una vida distinta, porque podría sentirse "dentro" de esa descripción que estaba haciendo de seres sobrenaturales incluso se sentia culpable por no haberle mencionado que él podia ver cosas que seguramente otros no podrían, se mordió los labios saboreando su piel hasta que acarició el flequillo ajeno apartandolo de su rostro dejando que la sonrisa acariciase su rostro-

Has...sufrido mucho, no puedo decir que te entiendo porque todos vivimos en el mundo una clase distinta de sufrimiento pero lo que si deseo decirte es que aunque en las horas que llevamos no han sido demasiadas puedes contar conmigo para todo lo que tu desees.

por **Uruha Kouyou** Mar Mayo 24, 2011 9:16 pm

— Gracias… — su voz sonaba un poco tensa en ese momento, antes de que comenzara con la pequeña y triste historia de su vida. Pero apenado y con una sonrisa sutil, recibió el pañuelo y aprecio el gesto al usarlo con libertad. ¿Qué donde estaba el suyo? Bueno, no acostumbraba llevar, que pena. Sus palabras le hicieron sonrojar cual infante sin estar preparado para recibir un comentario como este de semejante persona; ¡Que dulce acababa de resultar sus palabras! ¡Qué alivio le otorgaban a su falta de cariño personal! Pero ni con todo eso que sentía fue capaz de murmura alguna palabra de gratitud, solo pudo apretar el pañuelo y olvidarse de las cosas malas por un rato. Puede que aquello fuera lo que le impulsara a relatarle su historia puesto que ni siquiera pensó en que decir cuando ya estaba hablando—.

Y de reojo captó todas sus expresiones que a veces no eran muy imperiosas pero que siempre le dejaron marca. Lionel era bueno escuchando también y Uruha pudo desahogarse y soltar todo lo que tenía guardado desde hacía años. Fue él quien de repente se sintió agradecido pues todo lo que dijo era importante, era doloroso y el ser sacado a la luz le costaba pero le liberaba tanto como le fatigaba. Procuro no verle a los ojos y para cuando su relato se hubo acercado al final, Uruha ya no escuchaba nada a su alrededor más allá de los ocasionales sonidos de vida de su compañero Lionel o de su propia voz a veces monótona, controlada a la fuerza. Al suspirar cuando termino de hablar, se dio cuenta de la sordera repentina en la que había caído y de la que su gitano compañero lo saco; por unos segundos se sintió extrañado y fuera de lugar y al mismo tiempo un sonrojo apareció en sus mejillas y le brindo de un buen tono rosado a su pálida faz. Era el único que se sentía huir de esta situación y de repente se encontraba frente a él a Lionel, que le decía que no estaba solo y que le apoyaba. Eso fue demasiado…

Con aquel ligero y casi imperceptible movimiento de cabeza Uruha se giró a las afueras del quiosco y observó con envidia la lluvia que caía fuerte y se destruía en lagos en el suelo. Y deseo mojarse, empaparse en aquella pureza, ser el animal que llevaba en el interior, olvidarse de la moral y la vergüenza humana. Deseo quebrantar sus propios límites y liberarse y gritar al cielo hasta quedarse afónico y desfallecer, ahogado en el frio de la lluvia y empapado, calado hasta los huesos por el viento frio que laceraría su piel blanca. Y sin pensarlo siquiera, aquella preocupante vibración comenzó de nuevo. El maldito animal interior había escuchado su grito de auxilio al a presión y deseaba liberarlo; Uruha permaneció quito, sabiendo que si no lo detenía pronto seria lo bastante fuerte para que se observara con claridad. Con fuerza mordió su labio y resistió, aguanto lo más que pudo.

— N-no… “Ahora no, maldición”… —Moriría de la vergüenza si se presentaba de esa forma ante Lionel, no podía permitirlo ¡No debía de suceder! Encogió su cuerpo en el asiento, apretándose el pecho con los brazos cruzados y las manos blancas de la fuera que aplicaba para sostenerlos en su brazos. El pequeño pañuelo quedo desvanecido entre tanta presión, aun encerrado en uno de los puños y pese al frio que hacía Uruha empezó a sudar. Entonces comenzó el dolor en los huesos y gruño por que le había tomado por sorpresa a falta de costumbre. Esta sería apenas la segunda vez. Pero no quería que ocurriera y pese a todo, no era capaz de detenerlo. Sus labios mordidos sangraron y los jadeos doloridos se escaparon de su boca, amortiguados por que la mantenía cerrada obligadamente. Sin idea de que hacer, el chico cerró su mente y trato de tranquilizarle, lo intento con todas sus fuerzas, pero no parecía querer funcionar—.

por **Lionel D'Maine** Miér Jun 15, 2011 12:38 pm

-Cuando la lluvia caía recordaba al instante todos los momentos en los que habia sentido su abrazo siempre distinto en cada una de las ocasiones porque a veces el agua era cálida llenándote de un sentimiento parecido a la tranquilidad mientras que otras veces era fría como si estuviera decepcionada del comportamiento de los humanos, despues se podia expandir en gotas enormes bañandote misericordiosamente o podian ser toques diminutos para que sin que te dieras cuenta hubiera entrado en tu mundo sin apenas enterarte, pero la lluvia tambien tenia sentimientos como paz o incluso desesperación, mientras te disfrazabas de impaciencia y clamabas por un poco de atención.

Recordó un momento de su vida, cuando estaba aún en alemania despues de que sucediera aquella tragedia y estuviera buscando por algun superviviente como una anciana le acogió por el tiempo de una semana, llovía muy fuerte ese día y la anciana solo se sentó en una mecedora a mirar el cristal cuando el cristal estaba muy empañado no importa si hacia frio abria la puerta y se sentaba justo en medio de la puerta, Lionel siempre le tomaba de la mano diciendole que no fuera sin proteccion, el habia experimentado lo que pasaba cuando uno dejaba la guardia baja pero la mujer solo reia a carcajadas, luego tomaba a lionel y le sentaba en su regazo diciendo que cerrase los ojos.

¿Seria en ese entonces cuando empezo a amar la lluvia? habia que sentirla primero con ese miedo inicial que todos poseiamos en cualquier momento luego debias de dejar que los sentidos no gobernasen tu cerebro sino que solo el silencio te inundase igual que la primera lluvia del otoño o la hermosa rabia del agua en primavera, alli fue cuando la tranquilidas por primera vez acariciaba su rostro mientras escuchaba el agua de la lluvia, algunos jadeos, le hicieron volverse atrás ¡¡ no !! se maldijo a si mismo por haber perdido aquel tiempo en los recuerdos sin darse cuenta de lo que le pasaba a su acompañante. Se acercó a el alarmado, cayendo de rodillas el cuerpo de Lionel dado a que la tension en sus hombros estaba aumentando, eso solo podia significar una cosa "peligro".

En otras ocasiones habia tenido que huir y esconderse e incluso camuflar su olor para continuar viviendo, eran medidas cobardes que adoptaban los valientes, pero esta vez fué distinto porque se acercó a él envolviendo su cuerpo con los brazos intentando apretarle entre sus brazos para que no se preocupase, para que confiase en el-

Vamos, vamos resiste

-Empezo a repetir una y otra vez esas palabras como una oracion en la que dios no estaba siendo precisamente protagonista sino aquel cumulo de palabras, aquella frase que repetia como si fueran unas cadenas que iba a envolverles a ambos, acariciaba los cabellos ajenos desesperadamente sintiendo entre sus brazos como podia cambiar el cuerpo ajeno, cerraba los ojos respirando agitado notando su cuerpo temblar pero solo porque afirmaba el cuerpo ajeno entre sus brazos, la tension seguia diciendole que debia de marcharse pero el se negaba a obedecerle por primera vez-

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Al compás de tu silencio yo me muevo… (Privado Lionel)

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