En las noches en las que no hay luna llena [Zaskya +18]

De repente las necesidades ocultas estaba llevándome a consultar las locuras más altas a las que podía enfrentarme pues ya que nadie tenía conocimiento de mi vida en París podía hacer lo que quisiese. Mi padre causaba estragos en mi vida diaria, siendo hija de alguien sobrenatural (al menos podía decirse así) estaba acostumbrada a indagar en lo más profundo.

Uno de mis experimentos había sido entrar como cortesana a ciertos sitios, pero la apariencia ¡Maldita sea! terminaba por arruinar mis planes; allí fue cuando descubrí que vida nueva representaba también una persona nueva sin embargo, al pensar más a fondo podía comprender que siempre sería la misma chica encantada de escribir, analizar bien las cosas antes de dar un paso en falso.

Hacía pocas semanas en realidad había entrado al burdél por curiosidad, el malencarado del mostrador me miró con ojos de interés, contesté de modo automático con una sonrisa en los ojos hipócritamente.

-Buenas noches monsieur, es una hermosa noche para disfrutar, me preguntaba si estabáis solicitando ya sabe, personal- fui directa y al grano no me gustaban los rodeos, quería probar así sería claro, con la aprobación del tipo mirándome lascivamente.

-Tendrías que realizar algunas pruebas, tus medidas están perfectamente, tienes unos ojos bellísimos así que podremos trabajar con ello- murmuró sintiéndose triunfante; compartí el mismo gusto escondiéndolo de momento. Comenzó a relatarme sobre las ganancias, las vestimentas, el orden, los horarios y el bla bla bla sobre un "trabajo" nuevo adquirido pero ya estaba comenzando a delirar lo que iría grabado en mis notas para estipular lo vivido en una experiencia de ese tipo.

Durante los primeros días no lo podía negar, estaba sintiéndome peor más sin poder negarlo el placer dado y recibido estaba siendo una experiencia bastante agradable. Dentro de todo ese relajo, una noche en particular definitivamente no sería la más común de todas.

Entró el mandón a mi habitación, me estaba retocando el cabello con unas peinetas, miré al anciano sabiendo a lo que venía, me puse en pie caminando hacia una de las habitaciones, me quedé parada preguntándome ¿Quién sería aquél que el día de hoy neceistaba de un cuerpo femenino a su lado? ¿Porqué tenía razones tan poderosas para venir a buscarlo a un lugar así? , todas esas interrogantes sucedían con cada individuo que estaba sólo que en cuánto entró algo no era común, no dije nada, volví el cuerpo y la cabeza para mirar al hombre recién arribando al lugar.

Las circunstancias no me traían por necesidad, sino por diversión, ocio contando algunas cosas más por alli; en cuánto lo vi dirigirse a mí entrecerré los ojos ligeramente quedándome en silencio analizándole entre las penumbras bañándonos a ambos con apenas la luz tenue asomándose por la ventana.

-Buenas noches, caballero- musité haciendo una ligera reverencia sin dejar mi rostro salir del todo a la luz.

"La pasión carnal de los hombres se destila por cada poro de la piel cuando reclama ser poseída" cité en mis pensamientos oyendo la grave voz del chico; había dadóme un cumplido cosa extraña, la mayoría de los hombres saciaban sus necesidades cual viles animales saciándose sobre su presa deleitándose al máximo al absorberlas la vida, en este caso destilaban urgencia y quitaban un poco menos de dignidad. Haciendo caso omiso al respecto que por mis andanzas había terminado en el burdél "experimentando" tenía sentimientos encontrados.

El chico se despojó de la chamarra de piel presentándose como Samuel, me invitó a tomar asiento mientras preguntaba mi nombre, tomé unos segundos antes de responder ¿Valía la pena mencionarle cómo me llamaba? ¿De verdad era importante? no me lo habían preguntado hasta ahora.

-Mi nombre es Kya- musité apenas en voz plausible escuchando el resto de su conversación, abrí los ojos de par en par cuando mencionó que era la primera vez -Si, también es la primera vez que piso un lugarejo de estos- pensé a mis adentros tragándome mi reacción.

-No penséis en lo que se debe hacer sino en lo que deseáis- musité tomando su rostro teñido ligeramente con ambas manos para mirarlo directamente escasos centímetros -Kya, Kya si este no sabe tú terminarás haciendo el ridículo- reflexioné antes de comenzar a besar levemente su cuello sin apresurarme; tomé el tiempo necesario para absoerber su esencia, familiarizarme con sus facciones, conocer su cuerpo antes de desbordar pasión vulgar.

Tomé su mano cuidadosamente colocándola sobre mi cintura, lo miré expectante antes de apenas rozar sus labios tocados con un aire dulce, no deseaba que se marchara con una experiencia agria; subí mis manos por su nuca escuchando su respiración invitándolo a ponerse en pie haciendo un leve camino con mis labios hasta su oído.

-¿Verdad que no es tan difícil?- murmuré notando su piel áspera y tibia, sus brazos estaban perfectamente formados, su cuello estaba tenso en algunos puntos, mis dedos comenzaron a masajear sigilosamente mientras dejaba que él me conociera también.

-Cuidado dónde pones tus manotas, no vaya a ser que toques zonas muy sensibles- me dije a mí misma tendiendo cuidado con mis movimientos para hacerlos suceptibles y abstractos junto con el aire desvalagado por la habitación siguiendo el ritmo de la noche: serena y tranquila...

La veracidad del chico confirmó mis sospechas: no era un humano del todo normal -Mira Kya, llévatela con calma y no seas tan torpe como sueles serlo ¿Sí?- analicé mientras su boca se colocaba sobre la mía absorbiendo una parte más de mi feminidad, guío mis manos hasta su camisa. Desabotoné el primer botón, el segundo deteniéndome, acaricié su torso a lo largo sobre la vestimenta, el contacto sobre mi carne había destempládome ligeramente pues la tibieza de su piel era como un hogar bastante peculiar.

-Si es tan fácil para muchos que para vos no lo sea, disfrutad- murmuré besándolo sin contenerme, mordisquenado, jugueteando con sus labios fieramente sumiéndome en un trance seductor. El calor emanador de la habitación podia sentirse por cada poro... recorría cada céntimo en ese lugar, desbordábase pasión de otro tipo, la conciencia vulgar que arrastraba a los hombres era bastante recurrente, parecía... como si él pretendiese deshacerse de algo y yo... con tal de encontrar algo de qué escribir o contar me las arreglaba bastante bien.

Quité otro botón y otro más, dejando ya la mirad de su pecho, abdomen descubierto, su tez apiñonada e increíblemente lisa en unos sitios, áspera en otros, noté algunas cicatrices y besé dónde estaban estas -No arruines el momento de preguntona- tomé en mi mente bajando mis labios por su cuello hasta el inicio del tronco apegándome más a él. Por mi parte bajé con la mano libre uno de los tirantes que llevaba colocados mostrando por fin mi hombro descubierto.

Me senté sobre la cama mordiéndome el labio inferior coquetamente soltándome el cabello desfajé la última parte de la prenda superior retirándola completamente, acaricié levemente su abdomen con los dedos índices, las caricias proferidas en mi piel también hacía que se emplumara ligeramente, causándome ciertos escalofríos, temblaba asiduamente mientras ambos cuerpos comenzaban a chocar - De repente salió una profesional, aplausos señoras y señores- me gritó la cabeza pero no me importó, deseaba tratar la necesidad pasional muy distinto a aquella urgencia de poseer algún cuerpo femenino nada más por el hecho de mostrar sus capacidades sementales.

Palpé levemente la hebilla de su pantalón desabrochándola sin precipitarme más de la cuenta -Samuel- murmuré a su oído despacio mientras unía nuestras manos, un par de ellas las alcé para recorrer mi brazo desnudo sintiendo el equilibrio por fin entre ambos seres queriendo tenerse, pidiendo el elíxir del otro volviéndonos depredadores, sólo por una noche...

Sentí como desabotonaba mi camisa, lentamente, botón a botón. No esperaba que unos simples roces fueran a excitarme tanto. Sus labios eran suaves contra los mios, más asperos debido al sol y al calor de la primavera. Mi corazón palpitó nervioso hasta que le di la orden de tranquilizarse y disfrutar el momento.

-Eso haré- musité roncamente. Me sigió besando, ya no como al principio, que había sido un beso, un beso que preguntara: ¿Estás listo? Y mi respuesta corporal hubiera sido besarla más frenéticamente como si dijera: tranquila, lo estoy. Acaricié los hombros de la chica, para luego depositar mis manos en su cuello, para poder besarla en una posición más cómoda, y luego las bajé hasta la cintura, donde se instalaron.

Siguió su trabajo con los botones, se inclinó ligeramente y me besó las cicatrices situadas en mi abdomen. Tuvo la decencia y sensatez de no preguntar, quizás luego le explicaría algo sobre ellas, pensé con la mente nublada y los ojos entrecerrados. De momento todo era tranquilo, nada de movimientos bruscos ni crudeza, ibamos bien. Con una mano se bajó un tirante mientras yo la miraba.

A continuacón se sentó en el lecho y me desfajó completamente de mi camisa. Yo la dejé hacer mientras me acariciaba el abdomen, sus roces hacían erizarse el vello de todo mi cuerpo. Me desabrochó la hebilla del cinturón y dejé que me lo quitara. Murmuró mi nombre en mi oido, provocandome un montón de confusas sensaciónes. Bajé la cremallera de mi pantalón, haciendo que este cayera sobre el suelo con un ruido sordo y quedándome en calzoncillos. Avancé un paso y el pantalón desapareció de mi vista. Besé de nuevo a Kya, deleitándome con el sabor de sus labios y le bajé el otro tirante con la mano.

Me coloqué encima de ella, haciendo que se acostara sobre la cama, y me apollé sobre los codos para no aplastarla con mi peso. Para ser tan inexperto no lo hacía mal, pensé. Volví a besar a Kya en los labios y luego puse cada una de mis rodillas al lado de sus piernas. Coloqué una mano sobre su muslo, debajo de la ropa y ascendí, esperando no hacerlo mal. Llegué a la zona que poseeria minutos después, pero debía hacerlo todo con tranquilidad, así que la acaricié ligeramente por debajo de la prenda que mantenía su sexo tapado, esperando darle, como mínimo algo de placer.

¿Qué podía compararse entre tener una noche de sexo cualquiera a una noche depositando ciertas emociones? ni yo misma lo sabía, pero presentía exactamente esto mismo; los hombres tan necios, buscando sentirse todavía utilizables me iban a buscar cediendo a sus deseos porque era una empleada con intenciones ocultas más no dejaba de ser esa niña rica ahora vuelta prostituta con tal de llevar a la luz investigaciones sobre ese tema.

Estaba olvidándome completamente de todo mientras el caballero me besaba dejándome ir a un mundo más liviano. Un templo sería esa habitación por las próximas horas derrochando placeres a más no poder, enfundando a dos cuerpos invitándolos a formar uno sólo como el ying y el yang tan polos opuestos formándose en un espíritu a manos llenas.

Mi tirante se vio a medio brazo mientras él se encaminaba ya sólo en ropa interior hacia la cama, mordí mi labio inferior pues apenas, entre a luz de la luna, las velas tenues daban un panorama un tanto tentador, sólo se dibujaba su silueta perfecta marcando sus brazos, tronco y piernas dirigirse hasta a mí; me besó, no opuse restricción mientras me embriagaba con sentirlo cercano a mí -Demonios, esto es... exquisito- compuse apenas mentalmente cuando su mano comenzó a deslizarse por debajo del ropaje incómodo, solté u gemido -Hum...- pegando mi cabez a su oído, separé un poco permitiendo el acceso a esas manos tercas explorando mi cuerpo femenino, mordí el lóbulo sin lastimarle arañando con la mano libre los bordes de su espalda, mis uñas no eran largas así que sólo acaricié de arriba a abajo tranquilamente. Eché la cabeza hacia atrás murmurando cosas initeligibles para mí misma,mil lenguas se conjuntaban en mis labios ante las sensaciones que el chico me provocaba, llevé mi mano por la parte inferior de su espalda conduciéndome encima de la poca ropa perteneciente a su ser descubriendo sobre su etrepierna un bulto levantarse, me sonrojé al tocarlo, sí no podía seguirlo evitando, el contacto se hizo con más fricción entre mis dedos llevándola nuevamente hasta su abdomen dejándola allí reposar.

Mordía sus labios buscando besarlo ardientemente jugueteando con su lengua entregánfome sin oposición para cumplir lo que quisiese hacer conmigo durante ese momento el caballero. Tomé el borde del calzoncillo con mis manos despegándolo de su piel preocupándome por no arruinar las cosas tan prontamente; curiosa fuí a reparar directamente acariciando su piel ya abiertamente a esa parte entre sus piernas, el movimiento fue lento, conciso para hacerlo disfrutar tanto como él a mí, estaba convirtiéndose en el actuar de probar manjares prohibidos deleitándose en probar cada uno, destenerse a examinarlo; redimirse ante su sabor para después encontrar al adecuado sumergiéndose en el sabor inmerso despertando así inmesas cuestiones existenciales. Mi boca se trasladaba sobre su cuello y los alrededores, como vil fruto esperando a ser consumido probaba de su cuerpo absorbiendo de él elíxires estandarizados a lo poco usual.

-Esta noche os prestenezco- le dije entreabriendo los ojos con la mano libre para acariciar su mejilla cuidadosamente, mis movimientos comenzaron a acelerarse un poco levantándome por la espalda para que por fin deshiciera los nudos del corsé que a parte de todo me impedían respirar, rodeé su cuello con ambos brazos mientras lo besaba nuevamente terminé de algún modo hincada para que él pudiese quitar mi ropa, bajé levemente su prenda sin mostrar todo todavía, coloqué mi cabeza sobre el hueco entre su garganta respirando agitadamente con las mejillas teñidas en rosa y la piel chinita.

-Creo que esto impide muchas cosas- sentencié sonriente ayudándole con la parte superior jugando también con sus manos regresando la cabeza nuevamente hasta su lugar devorando de su boca emergiendo una sensación sumamente gustosa empleando mi coquetería para hacer sentir de esa noche, "su noche" y no la mía...