Por Favor, es solo un poco de Silencio [Balthazar]

Sigue caminando, no te detengas, aléjate de allí y no se te ocurra mirar atrás. Eso me decía mientras me alejaba lo más posible de la muchedumbre. La luna volvía a permitir que mi estado fuera el mismo, que mis recuerdos volvieran, que mis sentidos volvieran a ser los mismos que hace algunos días. Las acciones volvían a ser controladas por mi cerebro y no por los instintos que la luna provocaba en mí. Era mi sentencia por algo que aún no tenía claro que era, pero con lo que tendría que vivir dos vidas.

Di la vuelta mi rostro para ver si alguien venía detrás de mí, solo por inercia y por la costumbre que había adoptado cada día luego de la primera transformación. Mis sentidos disminuían un poco y ya no eran tan fuertes como cuando me trasformaba. Pasé mi mano por mi brazo derecho y rocé la herida que ya casi era nula. Dejé caer parte del ostentoso vestido y lo dejé junto a un árbol, ya de vuelta me lo pondría de nuevo, pero ahora no lo quería. Necesitaba soledad, espacio, tranquilidad, estar solo conmigo.

Pasé las manos por mi rostro con algo más de presión que el normal y dejándola más tiempo cubriendo mis oídos, quería dejar de oír aunque sea por unos segundos, pero era imposible. Me gustaba ser lo que era, después de cierto tiempo lo había aceptado, pero habían ciertos detalles que me dejaban con dolor de cabeza y eso era el escuchar el ruido de los demás. Noté el árbol que había estado buscando al mismo tiempo que el volumen de los demás dejaba de ser tan frustrante. Tomé la falta con rapidez enganchándola en la cintura y salté a la rama del árbol y así a la siguiente hasta quedar bien arriba.

- Mejor –susurré al tiempo en que terminaba de decir esto el sonido de unos pasos me hizo fruncir el ceño y suspirar cansada, no quería compañía no un día después de eso. Me quedé atenta mirando hasta el lugar donde provenía el sonido hasta ver de quien se trataba.

No era tan difícil, o eso es lo que yo creía cuando ya muchas veces había hecho lo mismo cada vez que salía de mi fase lobuna. Lo hacía por el bien de todos, por el bien de los humanos que solían rondar por todos lados sin velar por su propia seguridad, si no lo hacían ellos lo haría yo y es por esa razón que me alejaba, pero era claro que este día sin duda no sería así. Suspiré molesta cuando mis ojos se posaron en el propietario de esos ruidos, de esa mirada altiva y esa postura que hacía pensar que muchas cosas pasaban por su mente. Me senté en la rama y deje colgar mis piernas mientras las balanceaba jugando con ellas. Su aroma llegaba de manera tan fuerte que de ser un humano podría hasta provocarme nauseas. La cantidad de sangre humana que corría en los de su especia era tanta que en muchos casos me preguntaba si es que no habría más en ellos que en las venas de sus propios dueños.

Llevé una mano a mi nariz para mostrarle que su presencia era de lo más molesta sin tener que decírselo- Ya me doy cuenta –le dije mirándolo de arriba abajo. No iba a negar que el vampiro parecía un perfecto caballero de novelas, pero su raza le regalaba muchas de esas cosas que los hacían perfectos a ojos humanos y al final nunca se lograba saber, cuales eran de ellos y cuales les daba lo que eran. Lo miré frunciendo el ceño y de un salto bajé del árbol quedándome junto al tronco de este. Nunca solía ser desagradable con el resto de las personas, bueno no la mayoría del tiempo, pero seres como aquel que en ese momento estaba compartiendo mi mismo aire, hacían que lo peor de mí saliera a la luz de forma tan rápida que incluso a mi misma llegaba a sorprenderme.

Me apoyé del mismo modo en que él lo hacía y alcé una ceja sin dejar de mirarlo. ¿Qué se suponía que esperaba? ¿Un espectáculo? ¿Qué me lanzara contra él y atacarlo? Vamos que tan impulsiva jamás había sido, aunque mi mente si lo era. Podía notar perfectamente como el calor de su cuerpo era tan nulo que de cerrar los ojos no podría notar su presencia de no ser por el aroma- Mi espera dio como resultado algo bastante desagradable –le dije arrugando el entrecejo, colocando ambas manos en mi cintura y acercándome solo dos pasos en su dirección- una gran consecuencia no crees – comencé a trazar líneas con mis pies descubiertos sobre la tierra del bosque mientras pensaba en que era lo que haría ahora e intentar darme una idea sobre qué es lo que él pretendía.

- ¿Ahora que es lo que quieres? No suelen andar muchos humanos a los que destripar por estos lados, no los dejamos –le dije entrecerrando los ojos y recordando a cada uno de los de mi raza que veía vigilando a algún humano. Comencé a caminar de un lado a otro sin dejar de mirarlo. Los odiaba, a todos los de su raza, los odiaba tanto que a veces me era imposible no desear que la luna llena llegara y poder deshacerme de unos cuantos de ellos, pero al final muchas veces eso traía más riesgos que beneficios- Aquí no hay nada interesante para las… ¿personas? Como tu –me detuve en seco y miré hasta donde suponía había llegado. No lo apartaría de mi vista hasta que el se fuera bastante lejos y me asegurara de que nadie caía bajo sus dientes.