AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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A la salida del burdel. ¿Nunca se acabarán los problemas? (Kei)
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A la salida del burdel. ¿Nunca se acabarán los problemas? (Kei)
Una noche como todas las demás. Había que admitir que en aquel burdel jamás pasaba nada nuevo. Y mucho menos le ocurría a ella. La rutina ya se había apoderado de su persona y pensaba que jamás le iba a ocurrir nada nuevo o al menos interesante. La gente llegaba, se iba con una u otra chica y después de un buen rato y de haber soltado unos billetes, se marchaba sin más. Y así 100 veces a la noche... o incluso más. Estaba cansada de que todos los días fuese la misma historia.
Como todas las noches, para no variar, salió antes de lo previsto. A las 3 o 4 de la madrugada... no había mirado el reloj, realmente, ya estaba fuera de ese antro en el que se veía obligada a trabajar por culpa del dinero. Ser pobre era simplemente... una mierda, ¿para qué negarlo? Los ricos tenían todo lo que querían y más pero los pobres no eran más que criados de aquellos que podían consentirse todo lo que quisieran. Pero había cosas que jamás conseguirían, ni siquiera con dinero. Posiblemente ella tampoco pero le importaba muy poco. Había perdido la esperanza en los seres humanos en todo el tiempo que había vivido.
Igual que siempre... abrió la puerta trasera de aquella casa de bien en cuyo interior había algo que, seguramente, ninguna de las mujeres de las casas de alrededor se imaginaba. En cuanto cruzó aquel umbral, cerró la puerta, la cual chirrió como si tuviese demasiados años y óxido encima. Ni de eso cuidaban los dueños... Suspiró y echó un vistazo al cielo. Aunque había luna llena, el cielo comenzaba a nublarse y una pequeña niebla se podía notar, aunque aún lo bastante alta como para no tener problemas hasta que llegase a su casa. A diferencia de otras mujeres, ella no vivía ahí. ¿Para qué? Era una pérdida de tiempo cuando tenía una casa, aunque estuviese lejos, que le habían dejado sus padres después de tantos años de trabajo.
Se colocó mejor la capa que solía llevar en aquella época del año ya que aún hacía mucho frío, aunque la primavera se estuviese haciendo presente ya en el lugar. Aunque le costase un tanto debido a los zapatos que llevaba, empezó a caminar por el camino de piedra que llevaba hacia su casa, entre las sombras de la noche y la más pura oscuridad. No lo soportó durante mucho tiempo y simplemente se descalzó. No era la primera vez que iba descalza y tampoco pasaba nada.
Sin embargo, cuando llevaba ya un buen tramo recorrido, pudo notar algo extraño. Se giró y pudo observar una figura que parecía tomar el mismo camino que ella. No le gustó ni pizca aquello, así que tan solo se quedó ahí parada, esperando a ver qué era lo que se acercaba. Cualquier otra chica seguramente se hubiese largado corriendo por si acaso ocurría algo pero a ella tampoco le importaba demasiado perder la vida ahí.
Poco a poco, la figura fue tomando forma, en este caso masculina. El hombre, que tenía pinta de tener unos cuantos años ya como para andarse de tonterías, sonrió de una forma que poco gustó a la chica en cuanto la vio reflejarse en su rostro. Su. que era como solían llamarla en el burdel, se cruzó de brazos y alzó una de sus cejas.
- Y yo que pensaba que a estas horas de la noche todos los animales estarían encerrados en casa y resulta que tenemos un chucho callejero rondando por la ciudad. No me lo esperaba en absoluto... - mencionó al ver el rostro de aquella persona. Era un pirado que solía ir al burdel a mirar. Solo a eso. ¿El motivo? Tenía unas pintas de... pobre, así que no podría costearse a ninguna de las mujeres disponibles. Si su intuición femenina no le fallaba, las cosas iban a ponerse muy feas ya que... él solo podía estar buscando una cosa...
- Había escuchado que eras difícil, pero no tanto. ¿No quieres pasar un buen rato con un hombre experto? - la chica no pudo evitar carcajearse en su cara. ¿Un hombre experto? Ella era una... prostituta, no podía haber nadie más experto que alguien de su calaña. En cuanto pudo detener aquellas risas, le miró de una forma más que graciosa e hizo un movimiento con la mano, negando así a la proposición del hombre.
- No me acuesto con gente por diversión, sino por dinero. Págame y si me llamas la atención, puede que te haga un hueco. Si no lo haces... soy prostituta, pero no soy gilipollas. No sé si entiende esto, buen señor... - aquel respeto que mostraba no era más que una ironía por parte de la chica, puesto que de 'buen señor' aquel tipo no tenía absolutamente nada...
Sin embargo, el tipo pareció ver que no conseguiría nada con el plan que había tramado para llevarse a una de esas chicas. A la primera que saliese de aquel lugar y a la que pudiese seguir. Así que, pensando que, seguramente las mujeres eran más débiles que los hombres y que no podría resistirse ante él, la tomó de las muñecas con una de su mano y comenzó a tocar donde menos debía, por lo que simplemente, se llevó una patada donde... si, donde más dolía
- Tócame otra vez y te voy a dejar tan guapo que ni pagando te querrá nadie. Eres un maldito andrajoso, un desesperado que no ha tenido una mujer en toda su vida y piensa que pagando a una como yo tendrá algo de cariño. Ni de coña, búscate a otra, aunque seguramente te dirá lo mismo... los tipos como tú no son bienvenidos en el burdel y no por tu falta de dinero, sino por tu falta de modales - dijo casi gritando, con lo cual seguramente entre unas cosas y otras, los dos estarían montando un buen escándalo capaz de llamar la atención de cualquier persona que se encontrase por los alrededores.
Como todas las noches, para no variar, salió antes de lo previsto. A las 3 o 4 de la madrugada... no había mirado el reloj, realmente, ya estaba fuera de ese antro en el que se veía obligada a trabajar por culpa del dinero. Ser pobre era simplemente... una mierda, ¿para qué negarlo? Los ricos tenían todo lo que querían y más pero los pobres no eran más que criados de aquellos que podían consentirse todo lo que quisieran. Pero había cosas que jamás conseguirían, ni siquiera con dinero. Posiblemente ella tampoco pero le importaba muy poco. Había perdido la esperanza en los seres humanos en todo el tiempo que había vivido.
Igual que siempre... abrió la puerta trasera de aquella casa de bien en cuyo interior había algo que, seguramente, ninguna de las mujeres de las casas de alrededor se imaginaba. En cuanto cruzó aquel umbral, cerró la puerta, la cual chirrió como si tuviese demasiados años y óxido encima. Ni de eso cuidaban los dueños... Suspiró y echó un vistazo al cielo. Aunque había luna llena, el cielo comenzaba a nublarse y una pequeña niebla se podía notar, aunque aún lo bastante alta como para no tener problemas hasta que llegase a su casa. A diferencia de otras mujeres, ella no vivía ahí. ¿Para qué? Era una pérdida de tiempo cuando tenía una casa, aunque estuviese lejos, que le habían dejado sus padres después de tantos años de trabajo.
Se colocó mejor la capa que solía llevar en aquella época del año ya que aún hacía mucho frío, aunque la primavera se estuviese haciendo presente ya en el lugar. Aunque le costase un tanto debido a los zapatos que llevaba, empezó a caminar por el camino de piedra que llevaba hacia su casa, entre las sombras de la noche y la más pura oscuridad. No lo soportó durante mucho tiempo y simplemente se descalzó. No era la primera vez que iba descalza y tampoco pasaba nada.
Sin embargo, cuando llevaba ya un buen tramo recorrido, pudo notar algo extraño. Se giró y pudo observar una figura que parecía tomar el mismo camino que ella. No le gustó ni pizca aquello, así que tan solo se quedó ahí parada, esperando a ver qué era lo que se acercaba. Cualquier otra chica seguramente se hubiese largado corriendo por si acaso ocurría algo pero a ella tampoco le importaba demasiado perder la vida ahí.
Poco a poco, la figura fue tomando forma, en este caso masculina. El hombre, que tenía pinta de tener unos cuantos años ya como para andarse de tonterías, sonrió de una forma que poco gustó a la chica en cuanto la vio reflejarse en su rostro. Su. que era como solían llamarla en el burdel, se cruzó de brazos y alzó una de sus cejas.
- Y yo que pensaba que a estas horas de la noche todos los animales estarían encerrados en casa y resulta que tenemos un chucho callejero rondando por la ciudad. No me lo esperaba en absoluto... - mencionó al ver el rostro de aquella persona. Era un pirado que solía ir al burdel a mirar. Solo a eso. ¿El motivo? Tenía unas pintas de... pobre, así que no podría costearse a ninguna de las mujeres disponibles. Si su intuición femenina no le fallaba, las cosas iban a ponerse muy feas ya que... él solo podía estar buscando una cosa...
- Había escuchado que eras difícil, pero no tanto. ¿No quieres pasar un buen rato con un hombre experto? - la chica no pudo evitar carcajearse en su cara. ¿Un hombre experto? Ella era una... prostituta, no podía haber nadie más experto que alguien de su calaña. En cuanto pudo detener aquellas risas, le miró de una forma más que graciosa e hizo un movimiento con la mano, negando así a la proposición del hombre.
- No me acuesto con gente por diversión, sino por dinero. Págame y si me llamas la atención, puede que te haga un hueco. Si no lo haces... soy prostituta, pero no soy gilipollas. No sé si entiende esto, buen señor... - aquel respeto que mostraba no era más que una ironía por parte de la chica, puesto que de 'buen señor' aquel tipo no tenía absolutamente nada...
Sin embargo, el tipo pareció ver que no conseguiría nada con el plan que había tramado para llevarse a una de esas chicas. A la primera que saliese de aquel lugar y a la que pudiese seguir. Así que, pensando que, seguramente las mujeres eran más débiles que los hombres y que no podría resistirse ante él, la tomó de las muñecas con una de su mano y comenzó a tocar donde menos debía, por lo que simplemente, se llevó una patada donde... si, donde más dolía
- Tócame otra vez y te voy a dejar tan guapo que ni pagando te querrá nadie. Eres un maldito andrajoso, un desesperado que no ha tenido una mujer en toda su vida y piensa que pagando a una como yo tendrá algo de cariño. Ni de coña, búscate a otra, aunque seguramente te dirá lo mismo... los tipos como tú no son bienvenidos en el burdel y no por tu falta de dinero, sino por tu falta de modales - dijo casi gritando, con lo cual seguramente entre unas cosas y otras, los dos estarían montando un buen escándalo capaz de llamar la atención de cualquier persona que se encontrase por los alrededores.
Suleima de la Vallière- Mensajes : 22
Fecha de inscripción : 27/03/2011
Re: A la salida del burdel. ¿Nunca se acabarán los problemas? (Kei)
Como ya se le había estado haciendo costumbre últimamente, había salido a caminar sin rumbo fijo. Se había decidido pro dar vueltas pro las callejuelas sin preocuparse mucho.
No había una razón en especial. Solo le gustaba andar por allí sin un propósito fijo.
De pronto escuchó algo y se acercó para encontrarse con un par de personas y al parecer la situación no era muy buena.
Iba a intervenir cuando vio a la mujer golpear al sujeto que parecía estarle acosando y no pudo evitar quedarse observando. Sonrío. Parecía que sabía cuidarse sola.
Escuchó todo lo que ella le dijo claramente. No solo lo había dicho demasiado alto, si a eso le agregaban que su oído estaba más desarrollado que el de un ser humano, teníamos que aunque lo hubiese dicho en voz baja, la habría escuchado claramente, casi tanto como escuchaba el martillar de ambos corazones, a pesar de la distancia que les separaba.
Suspiró tranquilamente. Se acercó como lo haría un mortal, marcando sus pasos en el adoquín, no como un ser de la noche, que podía caminar sin hacer prácticamente ningún ruido. Quería ser notado por ellos antes de estar en su campo de visión.
Vestía de negro, como la mayoría de las veces, aún cuando sabía que eso solo resaltaba su palidez. Se hizo el cabello hacia atrás cuando notó que habían captado al fin su presencia. Sintió una ráfaga de aire golpear su rostro con suavidad; el clima era frío, aunque eso no representaba un problema para alguien como él. Pero no pudo evitar preguntarse como es que ella podía andar descalza con ese clima.
-Siento interrumpir... -había arqueado una ceja al dirigirse a él -Creo que debería desisitir en sus intentos... No parece tener oportunidad alguna... -una sonrisa se dibujo en su rostro, lo que seguramente le molestaría.
Le vio moverse y lanzarle un golpe. Bien, esquivarlo era tan fácil para el como para un humano lo era respirar. Se acercó a una velocidad poco normal a él, quedando a escasos centímetros de su rostro. No le había tocado, solo estaba muy cerca.
No tenía ganas de andarse con juegos, así que le observó directamente a los ojos, enviando un mensaje muy claro. Persuadir humanos no era complicado, después de todo. No necesitaba habilidades especiales para ello, solo tenía que dejarle claro mediante un acto muy simple, que eran algo diferente. Si hablaba de seres inmortales o personas que no se amedrentaban con lo desconocido, ya era otra cosa, no tenía tal habilidad y de cualquier forma nunca había necesitado algo así.
Lárgate de aquí, era lo que decía a través de aquella imperturbable mirada. Sabía que sus ojos no eran como los de un humano, y con seguridad él lo captaría también.
-Vete... -dijo con lentitud, como para que captase el mensaje.
Luego se alejó de él, viendo con cierta curiosidad a la mujer que estaba allí. No había podido hacerlo antes de acercarse. Ignoró al sujeto, seguro de que se marcharía y se acercó a ella.
No había una razón en especial. Solo le gustaba andar por allí sin un propósito fijo.
De pronto escuchó algo y se acercó para encontrarse con un par de personas y al parecer la situación no era muy buena.
Iba a intervenir cuando vio a la mujer golpear al sujeto que parecía estarle acosando y no pudo evitar quedarse observando. Sonrío. Parecía que sabía cuidarse sola.
Escuchó todo lo que ella le dijo claramente. No solo lo había dicho demasiado alto, si a eso le agregaban que su oído estaba más desarrollado que el de un ser humano, teníamos que aunque lo hubiese dicho en voz baja, la habría escuchado claramente, casi tanto como escuchaba el martillar de ambos corazones, a pesar de la distancia que les separaba.
Suspiró tranquilamente. Se acercó como lo haría un mortal, marcando sus pasos en el adoquín, no como un ser de la noche, que podía caminar sin hacer prácticamente ningún ruido. Quería ser notado por ellos antes de estar en su campo de visión.
Vestía de negro, como la mayoría de las veces, aún cuando sabía que eso solo resaltaba su palidez. Se hizo el cabello hacia atrás cuando notó que habían captado al fin su presencia. Sintió una ráfaga de aire golpear su rostro con suavidad; el clima era frío, aunque eso no representaba un problema para alguien como él. Pero no pudo evitar preguntarse como es que ella podía andar descalza con ese clima.
-Siento interrumpir... -había arqueado una ceja al dirigirse a él -Creo que debería desisitir en sus intentos... No parece tener oportunidad alguna... -una sonrisa se dibujo en su rostro, lo que seguramente le molestaría.
Le vio moverse y lanzarle un golpe. Bien, esquivarlo era tan fácil para el como para un humano lo era respirar. Se acercó a una velocidad poco normal a él, quedando a escasos centímetros de su rostro. No le había tocado, solo estaba muy cerca.
No tenía ganas de andarse con juegos, así que le observó directamente a los ojos, enviando un mensaje muy claro. Persuadir humanos no era complicado, después de todo. No necesitaba habilidades especiales para ello, solo tenía que dejarle claro mediante un acto muy simple, que eran algo diferente. Si hablaba de seres inmortales o personas que no se amedrentaban con lo desconocido, ya era otra cosa, no tenía tal habilidad y de cualquier forma nunca había necesitado algo así.
Lárgate de aquí, era lo que decía a través de aquella imperturbable mirada. Sabía que sus ojos no eran como los de un humano, y con seguridad él lo captaría también.
-Vete... -dijo con lentitud, como para que captase el mensaje.
Luego se alejó de él, viendo con cierta curiosidad a la mujer que estaba allí. No había podido hacerlo antes de acercarse. Ignoró al sujeto, seguro de que se marcharía y se acercó a ella.
Kei Koizumi- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 7371
Fecha de inscripción : 27/02/2011
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Re: A la salida del burdel. ¿Nunca se acabarán los problemas? (Kei)
Aquel hombre no parecía querer cesar en su intento de buscar algo más que un rato de compañía. No era la primera vez que a la morena le ocurría algo como aquello, así que tampoco le importaba demasiado ni se le hacía nuevo. Suspiró pensando que la última vez tuvo más que problemas por todo aquel tema pero... en ese momento no era que aquel tipo se hubiese obsesionado con ella. Estaba segura de que se hubiese obsesionado de cualquier otra persona que hubiese salido del burdel justo cuando lo hizo ella. Era estadística, ni más ni menos...
Suspiró y se cruzó de brazos al escuchar las insistenciad de aquel tipo. La paciencia no era precisamente uno de sus fuertes y estaba demasiado cansada aquella noche como para tener que estar aguantando a un tipo como aquel, que solo buscaba lo que todos los hombres... lástima que él no pudiese costeárselo...
Hubo un momento en el que ya no lo pudo aguantar más y supo que si alguien no la detenía, se iba a cargar a aquel hombre en ese justo y preciso momento. ¡Nadie podía llegar a ser tan tremendamente pesado, por Dios! Pero, antes de que sus labios se abrieran para decirle un par de cosas que aquel tipo grabaría en su memoria por el resto de su vida, pudo ver como otra figura se acercaba. ¿Una ayudita para él, quizás? Pues sería lo último que faltaba entonces... dos pesados a los que aguantar.
Fijó su vista en aquella figura, que, al igual que había hecho el hombre anteriormente, fue tomando forma masculina. La chica resopló, algo cansada de la situación, aunque entonces pudo ver que en este caso, no era alguien igual a aquel tipo. Ni mucho menos, parecía tener más clase y vestir de una forma un tanto más elegante. Su tez era totalmente pálida, de una forma que ella recordaba haber visto hacía algún tiempo. Para su desgracia... ella no era ajena a todo lo que pasaba en aquel mundo, ya fuese a la luz del día o a la oscuridad de la noche. Sin embargo, no podía fiarse de nadie, ni aunque pareciese ser de clase alta. Había veces que esos eran los peores.
Esperó a ver qué era lo que ocurría y al parecer, por ver como ella miraba a otro lado, aquel hombre comenzó a mirar también, fijando su vista en aquel tipo. Aunque para Su, aquel muchacho no parecía una amenaza, al hombre le pareció que lo era para su persona, así que no se lo pensó y fue hacia él para propinarle un golpe. Sin embargo... tal y como ella había pensado, aquel tipo se había movido de forma demasiado rápida. Así que estaba en lo cierto al pensar que era uno de aquellos seres de la noche. con un poco de suerte, se cargaría al tipo pesado que estaba con ella...
Bastó con un momento y con dos simples frases, amén de la velocidad que podía alcanzar y lo que su mirada transmitía, para que aquel tipo saliese corriendo de forma increiblemente rápida, pero no por ser distinto a los humanos, sino porque no era más que un pelele que tenía narices para enfrentarse a una mujer y buscar algo más de ella, pero no tenía lo suficiente como para enfrentarse a un hombre y menos aún cuando era como aquel tipo que acababa de aparecer.
Sonrió de forma divertida mientras veía como el hombre se iba de allí corriendo, aunque después fijó su vista en el nuevo integrante del grupo, el cual comenzó a acercarse a ella. La chica tan solo se quedó parada en el sitio, esperando a que se acercase, con una de sus cejas levemente arqueada
- Cualquier persona seguramente os daría las gracias por lo que habeis hecho, pero la experiencia me dice que la humanidad es tan egoísta que jamás haría un acto altruista como el que vos habeis hecho sin esperar algo a cambio - murmuró aún en la misma posición, mirando a un lado y a otro para finalmente suspirar. Sabía que contra ese tipo si que no tenía ninguna oportunidad si se desataba una lucha - Si lo que buscais es dinero siento decirle que una servidora no posee ni tan siquiera un décimo. Si buscais compañía, encantada podría intentar que alguna de las chicas del burdel os den algo de diversión. Si buscais sangre... siento deciros que os habeis topado con la persona menos indicada - aquello lo dijo con una sonrisa graciosa adornando su rostro. Era casi imposible que los mortales supiesen de la existencia de vampiros u otros seres de la noche, pero ella era una afortunada. - Por si os ha sorprendido lo que acabo de decir... no os teneis que hacer el que no sabeis nada. Trabajo en un burdel y hay gente demasiado sádica. No sería la primera vez ni la última que uno de su especie me muerde. - pensó que la charla ya había durado demasiado, así que prefirió acortar - ¿Y bien? ¿Qué es lo que buscais? -
Suspiró y se cruzó de brazos al escuchar las insistenciad de aquel tipo. La paciencia no era precisamente uno de sus fuertes y estaba demasiado cansada aquella noche como para tener que estar aguantando a un tipo como aquel, que solo buscaba lo que todos los hombres... lástima que él no pudiese costeárselo...
Hubo un momento en el que ya no lo pudo aguantar más y supo que si alguien no la detenía, se iba a cargar a aquel hombre en ese justo y preciso momento. ¡Nadie podía llegar a ser tan tremendamente pesado, por Dios! Pero, antes de que sus labios se abrieran para decirle un par de cosas que aquel tipo grabaría en su memoria por el resto de su vida, pudo ver como otra figura se acercaba. ¿Una ayudita para él, quizás? Pues sería lo último que faltaba entonces... dos pesados a los que aguantar.
Fijó su vista en aquella figura, que, al igual que había hecho el hombre anteriormente, fue tomando forma masculina. La chica resopló, algo cansada de la situación, aunque entonces pudo ver que en este caso, no era alguien igual a aquel tipo. Ni mucho menos, parecía tener más clase y vestir de una forma un tanto más elegante. Su tez era totalmente pálida, de una forma que ella recordaba haber visto hacía algún tiempo. Para su desgracia... ella no era ajena a todo lo que pasaba en aquel mundo, ya fuese a la luz del día o a la oscuridad de la noche. Sin embargo, no podía fiarse de nadie, ni aunque pareciese ser de clase alta. Había veces que esos eran los peores.
Esperó a ver qué era lo que ocurría y al parecer, por ver como ella miraba a otro lado, aquel hombre comenzó a mirar también, fijando su vista en aquel tipo. Aunque para Su, aquel muchacho no parecía una amenaza, al hombre le pareció que lo era para su persona, así que no se lo pensó y fue hacia él para propinarle un golpe. Sin embargo... tal y como ella había pensado, aquel tipo se había movido de forma demasiado rápida. Así que estaba en lo cierto al pensar que era uno de aquellos seres de la noche. con un poco de suerte, se cargaría al tipo pesado que estaba con ella...
Bastó con un momento y con dos simples frases, amén de la velocidad que podía alcanzar y lo que su mirada transmitía, para que aquel tipo saliese corriendo de forma increiblemente rápida, pero no por ser distinto a los humanos, sino porque no era más que un pelele que tenía narices para enfrentarse a una mujer y buscar algo más de ella, pero no tenía lo suficiente como para enfrentarse a un hombre y menos aún cuando era como aquel tipo que acababa de aparecer.
Sonrió de forma divertida mientras veía como el hombre se iba de allí corriendo, aunque después fijó su vista en el nuevo integrante del grupo, el cual comenzó a acercarse a ella. La chica tan solo se quedó parada en el sitio, esperando a que se acercase, con una de sus cejas levemente arqueada
- Cualquier persona seguramente os daría las gracias por lo que habeis hecho, pero la experiencia me dice que la humanidad es tan egoísta que jamás haría un acto altruista como el que vos habeis hecho sin esperar algo a cambio - murmuró aún en la misma posición, mirando a un lado y a otro para finalmente suspirar. Sabía que contra ese tipo si que no tenía ninguna oportunidad si se desataba una lucha - Si lo que buscais es dinero siento decirle que una servidora no posee ni tan siquiera un décimo. Si buscais compañía, encantada podría intentar que alguna de las chicas del burdel os den algo de diversión. Si buscais sangre... siento deciros que os habeis topado con la persona menos indicada - aquello lo dijo con una sonrisa graciosa adornando su rostro. Era casi imposible que los mortales supiesen de la existencia de vampiros u otros seres de la noche, pero ella era una afortunada. - Por si os ha sorprendido lo que acabo de decir... no os teneis que hacer el que no sabeis nada. Trabajo en un burdel y hay gente demasiado sádica. No sería la primera vez ni la última que uno de su especie me muerde. - pensó que la charla ya había durado demasiado, así que prefirió acortar - ¿Y bien? ¿Qué es lo que buscais? -
Suleima de la Vallière- Mensajes : 22
Fecha de inscripción : 27/03/2011
Re: A la salida del burdel. ¿Nunca se acabarán los problemas? (Kei)
Se llevó una mano al rostro y no pudo evitar dejar escapar una risa limpia y calmada.
-Puedo responder a eso fácilmente... No busco nada de lo que has mencionado... Dinero o compañía no es lo que estaba buscando... Te has equivocado...
Permaneció con una sonrisa en su rostro, aunque era difícil saber lo que estaba pensando.
-Tampoco necesito sangre por ahora... no debes sentirte en peligro por algo como eso...
Su nivel para sorprenderse realmente era vago. Si ella había dicho aquello, pensó que no era necesario pensar mucho al respecto.
¿Qué iba a hacer? ¿Negar lo que ella ya sabía que era? No tenía sentido y hasta cierto punto le parecía mejor. Así no tenía que cuidarse de hacer algo que pudiese delatarle. Además ya lo había hecho sin querer un momento atrás.
-De cualquier forma no esperaba una gradecimiento por esto.. no me gusta la gente como él... y sinceramente, si tuviera que elegir la sangre de uno de los dos... probablemete me habría alimentado de él... -dijo señalando con la mano hacia el lugar por donde había huído el sujeto.
Sabía que no debía decir esas cosas a la ligera. Aunque de cierto modo no estaba mintiendo. Solía elegir vístimas de ese tipo para alimentarse. Es cierto que no siempre era de ese modo. No solía matarles, pero eso no quería decir que siempre fuese tan tranquilo. Su naturaleza y sus instintos a veces hacían que buscara cosas diferentes.
-No esperaba nada a cambio, aunque tampoco soy un altruista... solo digamos que a veces no puedo evitar cierto impulso de inteervenir en los asuntos de otros...
Trato de evitar hacer lo que solía hacer al hablar con una persona, porque su mirada podía ser algo incómoda. Por eso observó el cielo aunque ya había notado que estaba nublado.
-¿No tiene frío? Quiero decir... -Observó sus pies -...Andar descalza con este clima...
Simplemente recordó eso, así que había decidido preguntar. Sonrió divertido al notar que estaba intentando hacerle plática. Así que, después de todo, había mentido. Estaba buscando hablar con ella, aunque fuese solo por curiosidad o para pasar el rato.
Realmente tenía malas costumbres, tenía que reconocerlo. Nunca pensaba demasiado en sus acciones, pero parecía gustarle habalr con desconocidos desde que había llegado. Había resultado ser algo interesante.
-Puedo responder a eso fácilmente... No busco nada de lo que has mencionado... Dinero o compañía no es lo que estaba buscando... Te has equivocado...
Permaneció con una sonrisa en su rostro, aunque era difícil saber lo que estaba pensando.
-Tampoco necesito sangre por ahora... no debes sentirte en peligro por algo como eso...
Su nivel para sorprenderse realmente era vago. Si ella había dicho aquello, pensó que no era necesario pensar mucho al respecto.
¿Qué iba a hacer? ¿Negar lo que ella ya sabía que era? No tenía sentido y hasta cierto punto le parecía mejor. Así no tenía que cuidarse de hacer algo que pudiese delatarle. Además ya lo había hecho sin querer un momento atrás.
-De cualquier forma no esperaba una gradecimiento por esto.. no me gusta la gente como él... y sinceramente, si tuviera que elegir la sangre de uno de los dos... probablemete me habría alimentado de él... -dijo señalando con la mano hacia el lugar por donde había huído el sujeto.
Sabía que no debía decir esas cosas a la ligera. Aunque de cierto modo no estaba mintiendo. Solía elegir vístimas de ese tipo para alimentarse. Es cierto que no siempre era de ese modo. No solía matarles, pero eso no quería decir que siempre fuese tan tranquilo. Su naturaleza y sus instintos a veces hacían que buscara cosas diferentes.
-No esperaba nada a cambio, aunque tampoco soy un altruista... solo digamos que a veces no puedo evitar cierto impulso de inteervenir en los asuntos de otros...
Trato de evitar hacer lo que solía hacer al hablar con una persona, porque su mirada podía ser algo incómoda. Por eso observó el cielo aunque ya había notado que estaba nublado.
-¿No tiene frío? Quiero decir... -Observó sus pies -...Andar descalza con este clima...
Simplemente recordó eso, así que había decidido preguntar. Sonrió divertido al notar que estaba intentando hacerle plática. Así que, después de todo, había mentido. Estaba buscando hablar con ella, aunque fuese solo por curiosidad o para pasar el rato.
Realmente tenía malas costumbres, tenía que reconocerlo. Nunca pensaba demasiado en sus acciones, pero parecía gustarle habalr con desconocidos desde que había llegado. Había resultado ser algo interesante.
Kei Koizumi- Vampiro Clase Alta
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Fecha de inscripción : 27/02/2011
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Re: A la salida del burdel. ¿Nunca se acabarán los problemas? (Kei)
Al escuchar lo primero que el joven había dicho, no pudo hacer un gesto que era demasiado común en su persona: arqueó una de sus cejas, de forma incrédula. Era el típico gesto que solía hacer siempre que se encontraba con algo que, no es que no fuese de su agrado, sino que no se lo esperaba. En los tiempos que corrían, cualquier persona deseaba dinero, compañía y seguramente, cualquier vampiro quería sangre. Pero encontrarse con alguien que no tenía planteado hacer nada de aquello, realmente le sorprendió un tanto. De todos modos, solo con ver al muchacho, pensó que era algo evidente. Dinero no parecía faltarle y por lo tanto, compañía tampoco. No tenía mal aspecto para necesitar sangre tampoco, pero en su cabeza siempre rondaba la idea de que los vampiros, tuvieran ganas o no, siempre que encontraban un motivo para alimentarse, lo hacían. Quizás y aunque no lo reconociese, se había equivocado...
- No creas que me sentiría en peligro por el simple hecho de que un vampiro quisiese algo de sangre. No te voy a negar que sé que no tengo nada que hacer para oponerme a alguien de tu especie, puesto que sois más poderosos que una simple mortal como yo. Tarde o temprano lo conseguirías, pero tampoco te lo pondría fáicl. No conozco la palabra miedo, ni por el tipo de antes, ni por alguien como vos - comentó aún cruzada de brazos, elevando levemente uno de sus hombros más que el otro y fijándose en aquel vampiro que, sin duda alguna, era algo distinto a los que había conocido hasta ahora. Sobretodo a aquel maldito tipo que por fin parecía haberla dejado en paz...
No pudo evitar ser ella esta vez quien riese ante lo que acababa de escuchar. Desde luego, aquel vampiro era algo extraño y ya no solo por los hechos mencionados antes, sino que además... se encontraba con que prefería alimentarse de aquel tipo. Cualquier otro vampiro, si tuviese que elegir entre una mujer y en su caso, encima una cortesana o un tipo loco y medio borracho, la hubiesen elegido a ella. ¿Y él no? Eso le resultaba gracioso... demasiado...
- No sé si debería sentirme halagada por lo que acabais de decir - comentó con una sonrisa graciosa adornando su rostro - Creo que es la primera vez que me comparan con un viejo loco y soy yo la que sale perdiendo. Muy interesante...Si es así, entonces no deben faltaros presas, monsieur. Después de todo, el mundo está lleno de gente como ese hombre. Se ve todas las noches en cualquier burdel. Le invito a que se pase por el que está tres manzanas más abajo. Ahí encontrará todas las victimas que quiera y no tendrá que pagarles por ello... - en parte, ella siempre era muy bromista y el solo hecho de pensar que un hombre, en este caso vampiro, fuese a un burdel y se emocionase más al encontrar viejos locos que chicas monas, le hacía demasiada gracia como para pasarlo por alto.
Miró hacia abajo tras el comentario sobre el frío. Vaya, ni siquiera recordaba que iba descalza. Ahora que lo pensaba, ¿dónde habría dejado los zapatos? Lo que le fatlaba era ahora perderlos. Seguro que su jefe la crucificaba al día siguiente... desde luego, a veces tenía una suerte... Resopló y se llevó las manos a la cintura, mirando el lugar por donde se había ido aquel tipo antes. ¿Se habría llevado él los zapatos? No porque le gustasen esas cosas sino porque seguro que podía sacarse unas monedas si los vendía.
- Perfecto... - suspiró para después mirar de nuevo al vampiro, dándose cuenta de que pocas veces la miraba fijamente. Extraño... habría que averiguar el por qué, ¿no? - Digamos que... estoy más que acostumbrada a caminar descalza y este no ha sido el suelo más frío que he pisado. Una no es cortesana por gusto, sino por necesidad, no tengo dinero, vivo sola... o hago esto o me muero de hambre. ¿No cree que estando en mi situación lo último en lo que pensaría es si tengo frío o no por andar descalza? Además... estoy segura de que tendría más frío si se me ocurriese ponerle una mano encima, ¿cierto? Es gracioso que alguien que está más frío que el hielo me pregunte por algo así - rió de forma graciosa sin poder evitarlo y es que ya había tenido que tocar antes a un vampiro y prefería no recordarlo porque entonces si que se pasmaría de frío...
- No creas que me sentiría en peligro por el simple hecho de que un vampiro quisiese algo de sangre. No te voy a negar que sé que no tengo nada que hacer para oponerme a alguien de tu especie, puesto que sois más poderosos que una simple mortal como yo. Tarde o temprano lo conseguirías, pero tampoco te lo pondría fáicl. No conozco la palabra miedo, ni por el tipo de antes, ni por alguien como vos - comentó aún cruzada de brazos, elevando levemente uno de sus hombros más que el otro y fijándose en aquel vampiro que, sin duda alguna, era algo distinto a los que había conocido hasta ahora. Sobretodo a aquel maldito tipo que por fin parecía haberla dejado en paz...
No pudo evitar ser ella esta vez quien riese ante lo que acababa de escuchar. Desde luego, aquel vampiro era algo extraño y ya no solo por los hechos mencionados antes, sino que además... se encontraba con que prefería alimentarse de aquel tipo. Cualquier otro vampiro, si tuviese que elegir entre una mujer y en su caso, encima una cortesana o un tipo loco y medio borracho, la hubiesen elegido a ella. ¿Y él no? Eso le resultaba gracioso... demasiado...
- No sé si debería sentirme halagada por lo que acabais de decir - comentó con una sonrisa graciosa adornando su rostro - Creo que es la primera vez que me comparan con un viejo loco y soy yo la que sale perdiendo. Muy interesante...Si es así, entonces no deben faltaros presas, monsieur. Después de todo, el mundo está lleno de gente como ese hombre. Se ve todas las noches en cualquier burdel. Le invito a que se pase por el que está tres manzanas más abajo. Ahí encontrará todas las victimas que quiera y no tendrá que pagarles por ello... - en parte, ella siempre era muy bromista y el solo hecho de pensar que un hombre, en este caso vampiro, fuese a un burdel y se emocionase más al encontrar viejos locos que chicas monas, le hacía demasiada gracia como para pasarlo por alto.
Miró hacia abajo tras el comentario sobre el frío. Vaya, ni siquiera recordaba que iba descalza. Ahora que lo pensaba, ¿dónde habría dejado los zapatos? Lo que le fatlaba era ahora perderlos. Seguro que su jefe la crucificaba al día siguiente... desde luego, a veces tenía una suerte... Resopló y se llevó las manos a la cintura, mirando el lugar por donde se había ido aquel tipo antes. ¿Se habría llevado él los zapatos? No porque le gustasen esas cosas sino porque seguro que podía sacarse unas monedas si los vendía.
- Perfecto... - suspiró para después mirar de nuevo al vampiro, dándose cuenta de que pocas veces la miraba fijamente. Extraño... habría que averiguar el por qué, ¿no? - Digamos que... estoy más que acostumbrada a caminar descalza y este no ha sido el suelo más frío que he pisado. Una no es cortesana por gusto, sino por necesidad, no tengo dinero, vivo sola... o hago esto o me muero de hambre. ¿No cree que estando en mi situación lo último en lo que pensaría es si tengo frío o no por andar descalza? Además... estoy segura de que tendría más frío si se me ocurriese ponerle una mano encima, ¿cierto? Es gracioso que alguien que está más frío que el hielo me pregunte por algo así - rió de forma graciosa sin poder evitarlo y es que ya había tenido que tocar antes a un vampiro y prefería no recordarlo porque entonces si que se pasmaría de frío...
Suleima de la Vallière- Mensajes : 22
Fecha de inscripción : 27/03/2011
Re: A la salida del burdel. ¿Nunca se acabarán los problemas? (Kei)
Rió al escucharle.
-No es eso... creo que me has malentendido... Que no me tienes miedo... eso me queda claro... y sobre lo que dije de su sangre...
Dudo antes de decir algo que tal vez no debería.
-Es porque probablemente si necesitara alimentarme... si fuese él, no tendría que preocuparme de si voy a dejarle o no con vida...
Su rostro impasible no ayudaba a que sus palabras sonasen a broma, y lo sabía. Estaba diciendo eso como probando a su interlocutor, no es que quisiese hacerlo, simplemente que su actitud le había hecho actuar así sin pensar.
-Eso no quiere decir que si nos vamos al atractivo de ambos el vaya a ganarte... -no importaba como lo viese, eso no era posible-... por otro lado, si lo que intentase conseguir es un donante, seguramente intentaría ir por usted... -dijo con una sonrisa.
Dio un par de pasos, sólo quería moverse un poco. Y es que estaba diciendo cosas que no debía y que no tenían mucho sentido.
-Disculpe que diga esas cosas... no debe ser nada agradable escuchar algo como eso...
Suspiró. Era tarde para arrepentirse, aunque en realidad solo lo decía por amabilidad. A veces era un poco inconsciente al hablar con las personas que no demostraban miedo ante la presencia de un ser inmortal como él. Decidió dejar de hablar de ese modo. Se concentró en lo que acababa de escuchar.
-...Entiendo que no le agrada su situación... pero el frío no es algo que sea controlable... aunque realmente parece acostumbrada a ello- Después de eso observó una de sus manos.
-Si... supongo que mi piel justo ahora es tan fría como el suelo bajo sus pies... tal vez como usted menciona, puede que incluso mi temperatura sea más baja que eso...- le observó y sonrió amablemente antes de decir algo fuera de lugar de nuevo.
Porque lo que iba a decir era 'Pero cuando hay sangre fresca corriendo por mis venas la temperatura de mi cuerpo es diferente' pero justamente eran ese tipo de comentarios los que quería evitar.
Debía admitir que le gustaba alterar a las personas que hablaban con él con aquella franqueza. Y también sabía que no debía hacerlo, así que mantuvo la boca cerrada esta vez. De algún modo, quería averiguar un poco más de esta persona, por muy irrelevante o insignificante que fuera. ¿Por qué? Simplemente porque le agradaba su actitud.
-No es eso... creo que me has malentendido... Que no me tienes miedo... eso me queda claro... y sobre lo que dije de su sangre...
Dudo antes de decir algo que tal vez no debería.
-Es porque probablemente si necesitara alimentarme... si fuese él, no tendría que preocuparme de si voy a dejarle o no con vida...
Su rostro impasible no ayudaba a que sus palabras sonasen a broma, y lo sabía. Estaba diciendo eso como probando a su interlocutor, no es que quisiese hacerlo, simplemente que su actitud le había hecho actuar así sin pensar.
-Eso no quiere decir que si nos vamos al atractivo de ambos el vaya a ganarte... -no importaba como lo viese, eso no era posible-... por otro lado, si lo que intentase conseguir es un donante, seguramente intentaría ir por usted... -dijo con una sonrisa.
Dio un par de pasos, sólo quería moverse un poco. Y es que estaba diciendo cosas que no debía y que no tenían mucho sentido.
-Disculpe que diga esas cosas... no debe ser nada agradable escuchar algo como eso...
Suspiró. Era tarde para arrepentirse, aunque en realidad solo lo decía por amabilidad. A veces era un poco inconsciente al hablar con las personas que no demostraban miedo ante la presencia de un ser inmortal como él. Decidió dejar de hablar de ese modo. Se concentró en lo que acababa de escuchar.
-...Entiendo que no le agrada su situación... pero el frío no es algo que sea controlable... aunque realmente parece acostumbrada a ello- Después de eso observó una de sus manos.
-Si... supongo que mi piel justo ahora es tan fría como el suelo bajo sus pies... tal vez como usted menciona, puede que incluso mi temperatura sea más baja que eso...- le observó y sonrió amablemente antes de decir algo fuera de lugar de nuevo.
Porque lo que iba a decir era 'Pero cuando hay sangre fresca corriendo por mis venas la temperatura de mi cuerpo es diferente' pero justamente eran ese tipo de comentarios los que quería evitar.
Debía admitir que le gustaba alterar a las personas que hablaban con él con aquella franqueza. Y también sabía que no debía hacerlo, así que mantuvo la boca cerrada esta vez. De algún modo, quería averiguar un poco más de esta persona, por muy irrelevante o insignificante que fuera. ¿Por qué? Simplemente porque le agradaba su actitud.
Kei Koizumi- Vampiro Clase Alta
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