Francine Robillard.

por Invitado Dom Jun 06, 2010 1:15 am

Edad
Quince años.

Fecha de nacimiento
Diez de Febrero.

Especie
Humana.

Tipo y nivel social
Clase alta.

Lugar de origen
Paris, Francia.

Familia
Francois Robillard – Padre
Protagoniza la cuarta generación Robillard.
Su familia es conocida en la ciudad y entre la realeza.
La vista que Francois ofrece de sí mismo es la de un hombre tranquilo, lleno de calma, incapaz de perder la razón. Es inteligente y muy educado. Galante. Respetuoso con sus iguales y con las mujeres, incluso a veces con niños.
Suele ser de la misma manera en casa, sólo que es más indiferente con absolutamente todos menos con su hija. Era soberbio con su mujer, la respetaba pero en el fondo creía que no valía demasiado la pena. Eso marca la tendencia que tiene a aburrirse de absolutamente todo de su vida –aunque pensándolo bien en su existencia no existe más que el ocio y el aburrimiento debido a la no necesidad de encargarse de algo más que mantenerse entre los más destacados de la sociedad y armar alianzas de todo tipo con los señores nobles de su rango-.
Se aburrió de su mujer. Se hartó de ella. Y la última gota que colmó el vaso hizo que actuara de forma terrible, envenenando a su propia esposa. No se arrepiente. Creo que ni siquiera comprende la verdadera complejidad de su acto.
Con Francine es lo más adorable del mundo. Es capaz de sacarse sus ojos y pisarlos con sus propios pies por ella. La ama y es la luz de sus ojos. Si algo le sucede, su vida se acaba con su ausencia. Le da todos los gustos a medida que la va educando evitando caprichos innecesarios.
La joven lo adora. Sueña con ser unida con un hombre parecido a su padre. Sabe que es bondadoso y amoroso. Claro está que no sospecha absolutamente nada de la verdad de su la muerte de su madre.

Suzette Servais – Madre
Joven heredera de la fortuna de la casi dinastía Servais. Sí. Dinastía.
Su árbol genealógico se remonta incluso antes de la existencia de los antepasados de su esposo. Su familia es reconocida en Francia y otros reinos vecinos por ser realmente bondadosa y luchadora por los verdaderos valores –religión, lucha contra los herejes y relación estrecha con la realeza-.
Suzette es la razón por la cual Francine es lo que podemos ver hoy en día.
En un noventa y cinco por ciento, la niña ha heredado las características de su madre: la simpatía, la alegría, las ganas de vivir, los sueños… Excepto la pasión. Eso las diferencia.
Suzette sólo se sintió comprendida por una única persona. Los demás fueron simples hierbas en el camino. Una sola flor. Quizás dos. Una de ellas se marchitó hace mucho tiempo, y la otra es, claramente, su pequeña Francine.
La joven madre aprendió a amarla con todo el corazón y le enseñó lo que siempre creyó que era lo correcto.
Nunca amó a su esposo, pero jamás tuvo el valor para contradecirlo, ni la pasión suficiente como para seguir lo que su corazón dictaba…
La primera –y única- vez que se atrevió a hacerse escuchar, terminó en la bóveda de la familia Servais. Ajá. Ni siquiera en la que le corresponde a los Robillard.
Quizás Suzette hubiese preferido siempre descansar allí junto a la flor más marchita y bella del mundo.
Francine la adoró.
Cuando su madre murió, se sintió perpleja por eso y pensó que se sumiría en una terrible depresión, pero logró reponerse, con ayuda de su padre.
La extraña mucho, pero sabe que está en un lugar mejor.

Descripción Física

Spoiler:

Descripción Psicológica
Francine es una dulce joven llena de alegría.
Constantemente entre risas y con brillo en sus ojos, disfruta de la vida de a poquito. Reuniones, bailes, paseos, juegos, eternas charlas con sus amigas…
Adora correr por el jardín, ver volar a los pajarillos, perderse en el laberinto de arbustos y jugar con sus mascotas.
Sí. Es feliz. Por completo.
No permite que nada, absolutamente nada, le afecte. Muy pocas cosas son capaces de borrarle la sonrisa o de hacer brotar las lágrimas. Muy positiva. Cuando llega un problema le da la espalda y sonríe hacia delante esperando nuevos aires.
Amable, educada y tierna. No es extraño que todos la halaguen. Sabe comportarse. Conoce el momento indicado en el cual debe sonreír, cuando debe hacer una reverencia o cuando debe callar.
Es ingenua. Demasiado. Cree en todas las miradas y las sonrisas. En las palabras bonitas y se apena por las desgracias ajenas, aunque quizás no sean verdaderas. Es entonces, fácil manipularla, cambia de camino rápidamente con sólo un rumor.
Se sabe que es peligroso que sea tan maleable, y más con los tiempos que corren donde en la ciudad se encuentran tantos seres en los cuales es difícil confiar. Y para peor: disminuye cada frase que escucha. Si le dices que eres un asesino y le apuntas con un sable, ella dirá que no es para tanto y que a dónde crees llegar con tanto escándalo.
Y sí. Es libre. También adora la libertad. Adora ir con el viento, por eso su carácter tan cambiante.
Es muy despistada. Está siempre en las nubes, perdida. No comprende el significado de la palabra atención, a menos que claro, algún acontecimiento le parezca naturalmente interesante en el momento en el cual éste choca contra su mente.
Como resultado de esa mente perdida, tiene comentarios muy ocurrentes. Sería graciosa hasta para el más tenebroso vampiro, haciéndole reír a carcajadas con sus frases despistadas e imposibles.
Pasional. Formada en un cien por ciento por pasión fervorosa. Es capaz de seguir sus sueños y creencias hasta el último lugar en el mundo. Ama sus creencias, sus gustos, lo que quiere y a quienes quiere. No repara en consecuencias cuando su corazón le obliga a seguir su alma llena de libertad y pasión.
Jamás se la vio triste, pero ella misma sabe que el día en el cual alguien se atreva a herir su corazón, éste se cubrirá bajo una capa firme de hielo y terminará congelándose sin volver a despertar nunca en la vida. Así como una muñeca de hielo.
¿Enojada? Pocas veces, por suerte para ella. ¿Por qué? Porque es ridícula. Es tan gracioso como ver a un orangután con hipo. Se ruboriza e intenta ser creíble, pero es todo teatro y drama. Sus escenas son pura ficción. Aunque ha habido contadas veces en las cuales se enojó verdaderamente… y tampoco es nada bueno. Si eso pasa, si le das motivo suficiente, te ignorará y jurará que te odia, con tanta seriedad que lo creerás y te sentirás destrozado.
Es una suerte que el carácter de esta princesa francesa sea el noventa por ciento de las veces bastante bueno…
Todos sonríen cuando ven sus alas volar felices hacia el sol.

Historia
Francine nació un frío diez de febrero en París, la gloriosa capital de Francia.
Fue la luz que iluminó la residencia Servais-Robillard.
Fue la princesa que robó el corazón de Francois y el ángel que completó la vida de Suzette.
La casa no podía brillar más con las estrellas que reinaban en su mirada, con la simpática sonrisa que robaba suspiros de quienes con ternura la observaban, dictando eternas plegarias llenas de bendiciones para la niña que sin dudas, sería la más hermosa de la ciudad.
Y, con el paso del tiempo, en eso mismo se fue convirtiendo: en el centro de atención.
Y es que, ¿cómo se puede ignorar, pues, a tan encantadora pequeña, de manos frágiles y rosadas, mirada azulada llena de esperanzas y gran sonrisa angelical?
Era imposible.
Francine, poco a poco, fue atrapando cada corazón y los guardó entre sus bracitos, con delicadeza y cariño, como si fuera el tesoro más preciado.
No pasaba desapercibida, claro que no.
Ya de pequeña, llamaba la atención con su voz cantarina que se abría paso entre las personas en las fiestas, cuando todos hablaban, entretenidos, de distintos temas, hasta que llegaba ella y se hacía escuchar y todos sonreían felices y llenos de pasión.

Siempre fue la alegría de la casa, y no exagero si digo que su vida –al menos hasta sus catorce años- fue bastante tranquila y alegre.
A ella le bastaba con correr por el jardín, en compañía de sus amigas o junto con sus mascotas. Le gustaba dejarse caer en el césped y ensuciar su vestido. Y disfrutaba mucho reír mientras rodaba por entre las flores. Y adoraba ver cómo su padre se le acercaba, la tomaba en brazos y rozaba su nariz contra la suya, diciéndole que la iban a regañar por ensuciar tan elegante vestido. Pero Francine seguía riendo. Sabía que su papá, su adorado padre, jamás permitiría que le robaran una lágrima.
¿Otra cosa que disfrutara Francine? Ah, si… perderse en el magnífico laberinto verde que se encontraba a lo cerca, a un costado de la gran residencia que se imponía casi en contacto con el cielo cual castillo de fábula. Entre las paredes cubiertas de moho y enredaderas, esperaba que la atrapara algún animal mitológico, de esos que aparecían en los libros, y la llevasen a un mundo fantástico… pero era mucho más divertido escuchar a los numerosos sirvientes buscándola con un poco de temor a perderse, mientras ella reía esperándolos en el centro. ¡Y la risa aumentaba cuando alguien la alcanzaba! Ella abrazaba al mayordomo, o quizás a la cocinera que había salido a buscarla también, y le daba un beso en la mejilla.
¿Alguna travesura? Infinita cantidad. Me es casi imposible recordarlas todas… Aunque hay una que se representa en mi mente constantemente, porque fue muy gracioso ver la cara de asombro de los invitados en aquella cena íntima, cuando la vieron emerger de las aguas de la fuente, con su vestido que se había convertido en un saco de agua, y sus cabellos despeinados y esa sonrisa traviesa llena de alegría porque había logrado llamar la atención… y hacer felices a todos los invitados.
Una vida bella y simple. Juegos, travesuras, complicidad con su padre, una entrañable amistad con su madre, desobediencias a cada criado… Una vida tranquila, que fue definiendo la personalidad de esta chiquilla, haciendo de ella lo que ahora, con sus quince años es.
La única vez que se la vio triste, fue cuando su madre murió, por causas supuestamente naturales. Ella contaba con apenas catorce años, y creyó que jamás se repondría de semejante funesto acontecimiento. Estuvo varios días perpleja, sin muchas ganas de nada, pero su alegría, su fortaleza, su amor por su madre, hicieron que comprendiera que se trataba de sólo un paso, y que Suzette estaba mejor así, sin tantas preocupaciones o tristezas mundanas… Ahora su madre, se elevaba en el cielo, entre las nubes, y ya no era una mujer que la cuidaba en su amor de madre, sino que era todo un firmamento que la cubría como si se tratase de su propio escudo.
Logró refugiarse más en su padre, a quien adora más que a nadie en el mundo.
Su mirada volvió a iluminarse, al igual que su sonrisa, tal como se lo pidió Francois, y ella no pudo no hacerle feliz con tan sólo una risita de colibrí.
Afortunadamente, volvió a ser una personita alegre y traviesa, llena de esperanzas y de vida.
Sueña con ser feliz, eternamente feliz. Seguir haciendo travesuras, correr mucho más por el jardín, arruinar sus vestidos en la fuente y meditar entre los muros mohosos del laberinto.

¡Qué bello es el sonido de la rutina cuando sólo se escuchan risas eternamente monótonas!

Datos Extras
*Adora el sol. Le encanta pasar tiempo sobre el césped, en el jardín, debajo los rayos de sol, con sus ojos cerrados.
*Su estilo para vestir, sus peinados y maquillaje son muy básicos. Prefiere algo simple y natural. Adora llevar el pelo suelto dentro de casa, cuando no hay visitas –lo cual es bastante adelantado para su época-. Cuando hay fiestas, se viste de forma esplendorosa, con peinados extravagantes, mucho maquillaje y delicadas joyas, sólo para satisfacer a su padre quien siempre quiere exponer a su hija de la mejor forma posible.
*El mejor regalo: diamantes.
*Le fascinan los animales. Tiene doce perros de distintos tamaños y tres gatos. También tiene una jaula gigante llena de aves de todo tipo.
*Adora bailar. Lo adora. La danza es una de sus grandes pasiones. Está constantemente en movimiento, feliz dando pequeños y delicados pasitos de baile incluso entre los vacíos pasillos de su casa.
*No tiene noción de los vampiros. Alguna vez escuchó el término, pero sus padres nunca le proporcionaron algún dato que despertara más curiosidad en ella acerca del tema. En verdad no sabe qué son exactamente o lo que hacen.
*Detesta los temas económicos y políticos. Le aburren demasiado. Quizás si algún día debiera enfrentarse con algo relacionado a eso, se desempeñaría muy bien debido a su espléndida inteligencia, pero mientras no haga falta… “Por favor, cambien de tema”.
*Su lugar favorito en su casa es, sin dudas, el laberinto. Suele ir allí para descansar y reflexionar.
*Jamás estuvo enamorada. Actualmente no tiene mucho interés en saber de qué se trata ese extraño sentimiento llamado amor, sabe que con el tiempo lo comprenderá.
*Le encantan los libros con historias románticas o fantásticas.
*Color favorito: azul.
*Está acostumbrada a despertar cuando alguien entra a su cuarto y abre las cortinas dejando entrar la luz del sol.
*Duerme con uno de sus gatos y uno de sus perros más pequeños.
*Cuando se enoja y se encapricha suele meterse dentro de la fuente más grande del jardín con su vestido y todo. Se queda sentada dentro, apoyada contra la pared que contiene las aguas, la cual no es muy alta -y el nivel del agua está muy por debajo del borde- pero alcanza para que la busquen al menos diez minutos seguidos antes de encontrarla.

por **Nigel Quartermane** Dom Jun 06, 2010 4:56 am

Ficha no aceptada....hahahaha broma Razz

Te pongo color y rango Miss. Tallarin, mas que bienvenida Smile

Francine Robillard.

Francine Robillard.

Re: Francine Robillard.