Duncan Paganini

por **Duncan Paganini** Miér Abr 20, 2011 11:46 am

DUNCAN PAGANINI

‡ E D A D: 40

‡ E S P E C I E: Licántropo

‡ N I V E L S O C I A L: Clase Alta

‡ S E X U A L I D A D: Heterosexual

‡ O R I G E N: Bucarest, Rumanía

HABILIDAD / PODER

¤ Sentidos aumentados:
Aumento de percepción en los sentidos de la vista, el olfato, el gusto, el tacto y la audición.
¤ Agilidad y reflejos sobrehumanos:
Habilidad para moverse con más soltura por un sitio, utilizando brazos y piernas reaccionando mas rápido que un humano normal.
¤ Visión Térmica:
Es la habilidad de poder ver la temperatura de un cuerpo.
¤ Memoria sobrehumana:
Capacidad para no olvidar ningún escrito, imagen, sonido, etc., asumidos anteriormente. También puede llamársele Mnemonismo. La diferencia entre la 1era es que se puede recordar todo lo percibido a voluntad, el mnemonismo no permite olvidar y no muestra un control sobre la memoria.
¤ Sanación acelerada:
Habilidad para curar rápidamente de cualquier lesión. El tiempo de recuperación varía según el personaje. Cuando se trata de balas de plata o fuego pueden morir si las heridas son muy graves.

D. F Í S I C A

F O R M A ~ H U M A N A:

F O R M A ~ A N I M A L:

D. P S I C O L Ó G I C A

Duncan cuando no tiene un trato cercano a la gente, suele encerrarse en sí mismo para protegerse del mundo exterior y no ser dañado. De naturaleza emotiva y clarividente. Se expresa por medio de la perseverancia, la concentración, la suficiencia y la clemencia. Ama lo oculto, lo que es y puede ser. Le gusta sentirse admirado. Algunas veces el orgullo de su forma animal lo domina y se siente a veces un poco en ridículo que le controle algo paranormal que no algo interior en sí mismo. Es mente de pensamiento firme. Se expresa como pensador ágil, con capacidad analítica y tendencia a armonizar contrarios. Recibe impulso en las empresas que requieren de tacto, diplomacia. Amplia comprensión, penetrante adaptación y fusión de lo ancestral y lo actual. Ama complacer y recibir cuando conoce a la joven que será su prometida y que es su esposa. Se vuelve menos frío pero sigue con su actitud severa y concentrada en estudios, y diversos problemas que puedan surgirle en la vida. No le gusta quedar en ridículo y no le gustan que le tomen el pelo ni que le mientan. Suele a veces sacar su lado cruel y odioso cuando la situación lo requiera y nunca tiene pensado dejar vivo a un vampiro, ni siquiera pensarselo dos veces el matar a un vampiro si ve a un pariente cerca o tiene alguna relacion con alguno.

H I S T O R I A

Quiso olvidar el tintineo de las ramas que rozaban contra la ventana al ser empujadas por la ventisca que amenazaban la llegada de algo desconocido, pero algo oscuro que acechaba no muy lejos de su llegada, la vida de una familia iba a cambiar para siempre.
En una oscura noche de invierno, estando todos pendientes de la delicada salud de la condesa desde hace tres meses que empezó con problemas durante el embarazo, finalmente dio a luz a dos hermosos bebes en su alcoba privada junto con varias doncellas, la matrona que hizo un excelente trabajo en como trató a la condesa y limpio los bebes después de llegar al mundo.
El conde para entonces, no pudo asistir al nacimiento tras estar al frente como responsable de la larga batalla nocturna que se desarrollaba en la frontera rumana contra los vampiros y más seres del malvado conde que atemorizaba la ciudad con amenazas de muerte. El monarca se hartó de tanta palabrería y mandó a un ejército digno de luchar contra aquellas fuerzas malignas. Aunque salieron victoriosos de derrotar al bando enemigo de vampiros, el conde Paganini estaba derrotado al no haber podido asistir al parto. Su mujer estaría esperándole con dos bebes preciosos y entonces se animó al pensar en ello. Después de tres semanas de viaje por inmensos campos verdes y de estar yendo de un lado a otro, por fin regreso a su hogar junto con su esposa y uno de sus hijos. Se extraño al ver que su mujer solo tenía entre sus brazos a uno de los bebés. Se preguntó dónde estaba el otro el cual le dijo que habían nacido gemelos, pero Elisabeth no dio respuesta alguna. En su rostro veía perfectamente el dolor de una madre al haber perdido uno de sus hijos. El conde intentó recuperar el ánimo y cuando cogió a su hijo, la mirada ojiverde de aquel bebe lo cautivo de inmediato.
-¿Tiene nombre querida?-Pregunto el conde entusiasmado.
-Se llama Duncan, que significa guerrero oscuro, posiblemente alguien perseverante en el futuro si se le enseña a ir por el buen camino.
-Duncan...-Dijo para sí mismo el conde mientras miraba a su hijo en sus brazos.-Menos mal que sabes escoger bien los nombres querida, gracias a tu habilidad en lo que se refiere al sexto sentido.-Dijo mientras se acercaba poco a poco a su mujer.
-Gracias a ti, que me encontraste en tu vida.-Dijo la condesa y propinándole un beso. La familia Paganini estaba ahora junta de nuevo, pero algo de lo que desconocía el pequeño estaba a punto de ocurrir.

Duncan creció y vivió como un niño normal. Fue inscrito en la prestigiosa escuela privada Católica de Bucarest, en donde creció y convivió de lunes a viernes hasta que llegaba el fin de semana para ver a los familiares. Al principio, no le costó adaptarse al entorno de la escuela que transmitía tanta seriedad, pero con el paso de los años, las cosas fueron cambiando. Cuando cumplió 15 años, se escapó de la escuela. Estaba harto a tan temprana edad de aquel regimiento escolar al que le sometían todos los días. Una noche salió a hurtadillas por los pasadizos del gigantesco edificio el cual componía la escuela y para cuando estaba ya lo bastante lejos de la escuela, dieron el chivatazo de que alguien faltaba en las habitaciones de los alumnos de quinto grado. Duncan estuvo por volver, pero siguió su camino hacia adelante y sin preocuparse de lo que estuviera pasando. La tierra bajo los pies de Duncan, comenzó a temblar vagamente, se paró en seco y entonces vio a los causantes de los temblores. Varios hombres lobo, con dientes afilados y blancos, seguidos de dos guardias de la prestigiada escuela, amenazaban con morder a Duncan si no volvía a la escuela de inmediato. Duncan, sin miedo y con el cuerpo seguro de la consistencia de salir de la escuela, siguió su camino. Salió corriendo y vio que alguien de mediana estatura, y de rostro muy joven, como de porcelana, corría en contra suya y ambos en una mirada hacia atrás en el destino, se chocaron el uno contra el otro. Duncan se levantó más rápido que ella y la ayudo a subir acogiéndola en brazos. Ella se agarró a Duncan y ambas miradas de ambos se reflejaron en el alma de cada uno. Ella tenía los ojos azules que resplandecían con el brillo de la luna, una tez de porcelana y una cabellera corta que le llegaba por debajo de las orejas. Después de que se dieran cuenta de que estaban a punto de besarse, se separaron y ella le dio una cinta rosa palo en la que estaba bordado con delicadeza, una M. Él lo guardó con sumo cuidado en el bolsillo del pantalón y por mucho que le costara creérselo, le sonrió y la besó en el dorso de la mano. Un aullido despertó a los jóvenes de ese momento silencioso y atrapó a Duncan por el cuello del abrigo que llevaba puesto. La joven salió asustada no muy lejos de Duncan gritando muy asustada. Duncan trataba de zafarse del agarre mientras miraba al lobo sin pudor alguno. Este le devolvió la mirada y lo tiró al suelo a pocos metros de donde estaba la joven la cual fue al lado de Duncan una vez estuvo en el suelo. Los dos hombres lobos del principio llegaron a la escena encontrándose con el tercer hombre lobo y los dos niños. Una risa malvada retumbo en el aire, volviendo locos a los hombres lobo y buscando de donde provenía la voz. Duncan miró a la joven y notó que tenía los ojos temerosos, con miedo. Sabía de quién era esa voz. Una mujer con ropas elegantes y de punta en blanco apareció sobrevolando el campo de trigo que se teñía de color azul oscuro por la noche, colocándose enfrente de la joven. La joven, al ver a la mujer quiso escapar, pero la agilidad de la mujer la atrapó y así llevándosela consigo misma, pero antes miró al grupo lycan y profanó una burla en rumano a lo que hizo que rugieran de rabia. Al ver que aquella bruja vestida de blanco se había marchado, dirigieron la mirada hacia Duncan. El castigo por haberse escapado de la escuela, consistía en algo oculto. Precisamente no era lo que necesitaba la escuela después de varios años ancestrales de prestigio, tener que ser manchada por la conducta de un alumno rebelde. Aquél día sufrió la mordida de uno de los hombres lobo más prestigiados del mundo. Se desconocía su nombre, pero por lo que pudo ver Duncan aquella noche, su capa peluda gris, brillaba con destellos plateados cual rayos igual de la luna mezclados de pelaje negro espeso. Duncan estaba atado por las cuatro extremidades, sin poder moverse le arrancaron de una vez la camisa que había usado para escapar. Algo en ese hombre lobo que se subió a la mesa de piedra donde estaba Duncan atado, le hacía concentrarse en que algo le iba a ocurrir y su vida cambiaría para el resto de la eternidad.

La noticia de la escapada de Duncan de la escuela llegó a oídos de sus padres, pero ya se esperaba la reacción de los padres, pero para su sorpresa, el fin de semana que fue justo días después de lo ocurrido, Duncan encontró a sus padres más alegres que en mucho de lo que pudiera recordar. A pesar de lo que le gustaba estar en su soledad, sus padres se la quitaron después de la noticia que recibió en mucho tiempo. Nadie de la familia había muerto, nadie había contraído ninguna infección extraña ni ninguna enfermedad incurable excepto él, solo le habían robado la libertad para el resto de su vida con la única cosa que había huido en toda su vida. El compromiso. Había huido una vez y no lo volvería a hacer, pero era una cosa con lo que iba a luchar en contra de que se realizara. Ese mismo fin de semana se fue pronto de su hogar por primera vez en su vida y volvió a la escuela a continuar haciendo lo único con lo que si le gustaba comprometerse. Con tan solo 20 años recién cumplidos, ya no se encontraba tan a gusto como cuando era un niño. Aún recordaba la noche en la que se encontró con aquella joven en el campo, que daba a la parte trasera de la escuela y se fue en manos de aquella mujer que si su mente no le fallaba, había aparecido volando por el campo de trigo. Duncan a lo largo de los años en los que fue estudiando en la escuela, logró destreza, inteligencia, pero sobre todo astucia. Las asignaturas abarcaban todo el día en su vida y mientras él se concentraba en aprobar y sacar matriculas de honor, los ociosos de sus compañeros salían de fiesta en fiesta, entre cortesanas y de vez en cuando volvían con algún que otro golpe en la cara. Desde que le dijeron la idea del compromiso, su comportamiento cambió a ser clemente, a veces solitario, prestando atención al detalle y logró tener un pensamiento firme. Comenzó a estudiar todo tipo de materias, el ocultismo, lo paranormal, las cosas que pueden ser lo que es y que pueden ser. Un día que la escuela estaba desierta y no había nadie por el recinto, Duncan salió al jardín en busca de respirar aire puro junto con su cuaderno de hojas blancas, un lápiz y una mente abierta, se sentó y cuando fue a abrir el cuaderno se encontró con una nota de una calidad suave y delicada. Una mujer andaba por la escuela y tendría que avisar de aquello. Se levantó con paso decidido y se dirigió hacia la puerta del director, pero antes de que su mano retumbara en la puerta del director, unas risas fueron las delatadoras de que la nota era una broma de los compañeros de clase. Debería estar acostumbrado a las bromas estúpidas de aquella escuela y soñaba con el día en el que tendría que irse de una vez, pero no quería que llegara dado que tendría que cumplir con el mandato con el cual ya estaba crucificado de por vida. Al final llegó el día de fin de curso y pudo respirar tranquilo. Ese día por la noche, se celebraba una pequeña fiesta en la escuela la cual se saltó por cuestiones familiares. Esa noche iba a conocer a su prometida de la cual había estado escapando durante cinco años enteros. De camino su hogar, le vino el recuerdo de cómo se había encontrado con aquella joven a los quince años. Aquellos ojos eran los más bellos que podía recordar y se le habían quedado grabados en la mente. Ya faltaba poco para que pudiera encontrarse con su destino. Cuando llegó al palacio de sus padres, todos estaban de un lado para otro y sirvientes para arriba y sirvientes para abajo enfrascados con la boda que se celebraría próximamente, pero lo único que quería era descansar del viaje del cual estaba cansado. Todos se pararon al verle bajar elegantemente del carruaje junto con sus padres los cuales habían ido a recogerle por la tarde y se habían alegrado de verle, sobre todo su padre al notar que con el tiempo había ganado fuerza y sabiduría en su estancia en la escuela, a pesar de lo que pasó cuando tenía quince años. Su madre ignoraba hasta entonces, que había recibido el castigo de la escuela hasta que vio la cicatriz del mordisco de un hombre lobo, incrustada en un lado de su pecho izquierdo, mientras le intentaba ayudar a vestirse para el evento que se celebraba en la noche. Su madre se quedó sin habla al estar pensando por todo lo que tendría que haber pasado su hijo en su estancia en la escuela y como lo había estado omitiendo en sus cartas diarias durante los últimos cinco años restantes. Su padre sí que no dijo nada tampoco, pues en la familia ya eran dos peligros en la casa, pero sí consiguió controlar sus impulsos, no sería ninguna amenaza. El tiempo se les echaba encima y un compromiso estaba a punto de formalizarse.

La familia Paganini estaba al completo y la condesa Elisabeth se calmó y pudo comportarse como siempre, pero una cosa dejó clara.
-Yo no me hago responsable de vuestros ataques de luna llena-Dijo Elisabeth con lo que Duncan intuyó un poco de calmar la tensión que había en el ambiente. Abrazó a su madre y
el aroma que inspiro de ella se le quedó grabado.
- ¿Vainilla, madre?-Dijo Duncan con una sonrisa.-No sé qué has querido decir con lo de “vuestros” pero espero que sean los nervios los que te hagan decir cosas incoherentes-Dijo con suavidad a la vez que acariciaba el rostro de su madre-No te preocupes madre, no te voy a dejar sola incluso cuando llegue el día de desposarme con mi prometida, la cual no he tenido el placer aun de conocerla.
- ¿Cómo...?-Sonrió como si le hubiera hecho gracia la broma de su hijo ahora que era un licántropo.

Cuando bajaron al hall principal, fueron directamente por un pasillo ancho adornado con lujo y clase. Entraron con elegancia enfrente de todos los invitados que estaban presentes y Duncan pudo oler que algunas de las personas, por no decir la mayoría, eran como él. La mayoría entre mujeres y hombres, podía sentir que todos sabían que él era uno de ellos, pero se preguntó cómo lo sabían y estaban ahí si sus padres habían sido los primeros en enterarse de su estado paranormal, a no ser que su padre o su madre, fuera un licántropo al igual que él. Todo el mundo observaba a la familia de gran prestigio, admirándola como si fueran de algún material frágil. A Duncan al principio le molestó ser tan observado, pero al parecer, la confianza en sí mismo que tenía se le subió hasta que se sentía orgulloso y destilaba poder ante los hombres y un gran atractivo hacia las damas que había en la fiesta. Sí, le gustaba ser así. Con poder, con seguridad en todo. El sobre todo el mundo y los demás bajo él, pisándole los pies como perros pequeños y perdidos que iban en busca de su amo. Su padre le sujetó del hombro y le dio un buen apretón en el hombro haciendo que bajara de las nubes, pues estaba comenzando a controlarle su parte animal. Duncan intentó calmarse y el ego se le bajo a un estado neutro. Su padre le soltó cuando pensó que era adecuado y entonces comenzó la fiesta.
Después de una hora, la familia Paganini se estaba preguntando donde estaría la familia invitada, la cual su hija era la prometida de Duncan. Corriendo desesperado, un sirviente de los Paganini llegó corriendo con la noticia de que la familia Stratowski, había sido secuestrada por una horda de vampiros del cual el padre de Duncan se había encargado veinte años atrás. El descendiente de aquel bastardo lo había estado planeando todo desde un principio. Duncan resopló y lo único que quería era que toda esta farsa terminara, si no quería casarse, no tiene por que montar este numerito de circo, según Duncan. Su padre lo miró demasiado serio como para que el informe fuera una broma por parte de los Stratowski y Duncan se preguntara si de verdad existían de verdad aquellos seres, los cuales chupaban la sangre de los mortales y los mataban, o algunos te dejaban al borde de la muerte. Científicamente eso no podría ser probable, pero si él era un licántropo, un ser que no puede soportar estar bajo la luna nunca más, pues quien no creería en lo otro.

Llegaron al castillo de aquel desdichado y con un ejército entre las sombras de la noche, fueron colándose entre los confines del castillo y poco a poco fueron acabando con todos los secuaces de aquel vampiro. Llegaron a una sala donde había cinco ataúdes, velas negras, calaveras y huesos que daban el ambiente perfecto para un lugar fúnebre y de pura eternidad entre las sombras. A pesar de los comienzos de Duncan como licántropo, pudo darse cuenta de que el olor estaba infestado a vampiro, pero no había ninguno allí. Duncan salió de aquella fúnebre sala y se encontró cara a cara con un joven de ojos rojos como el rubí, de cabellos rubios y detrás de el, gente siguiéndole como si fuera un Dios. Una chica joven pero brava, intentaba zafarse del agarre de los vampiros que la sujetaban forzadamente y justo detrás de ella, había dos cuerpos sin vida. La mirada seria que adquirió Duncan no era para broma.
-Duncan...-Dijo aquel demonio de cabellera dorada. Se dio la vuelta y sujetó lascivamente a la víctima más joven del trió de los secuestrados. El impulso de querer rescatar a la joven, fue frenado por su padre. Si mal no la observó, ya la conocía de antes pero no sabía de dónde.-¿No te acuerdas de ella?-Dijo antes de chuparla la cara con descaro. Ella le apartó la cara de inmediato con angustia. Le repugnaba que hiciera eso delante de él y por ser tan descortés había perdido puntos. El olfato de Duncan había aumentado y había conseguido controlar los aromas, olores de todo tipo, pero en cuanto olió el miedo de la joven de ojos azules, su mente vago hasta la noche que conoció a dicha joven. Era ella. Había crecido, se había convertido en una bella dama por la propia madre naturaleza y Cupido jugo sus malignas flechas del amor.
-Suéltala.-Dijo Duncan tajante y directo.-Suéltala, no tienes nada que hacer con tan solo unos lacayos que te lamen el culo para que no le cortes la cabeza en vez de descubrir lo que dicen sobre ti a cabo abierto por toda Rumanía.-Dijo con seguridad.
-Chs...-Chistó. Ya tenía la partida ganada. Duncan sonrió al interior de su orgullo mientras por fuera aparentaba serio y decidido a sacar las armas si eran necesarios.-No sabes en donde estás jugando con fuego, querido vizconde.-Dijo con una sonrisa de bufón en su cara de depravado. Duncan se hartó, cogió una daga de hoja fina del interior de su chaqueta bañada en plata y se la lanzó al vampiro, clavándosela con una fina precisión en todo el corazón, soltando a la joven a un lado de la pared y teniendo la oportunidad de escapar del sanguinario y dejarse caer en los brazos cálidos de Duncan entre sollozos. Duncan la olió el cabello sucio del miedo y la sangre de los cuerpos injertes de sus padres, de la tierra mezclada con la sangre de haber ejercido lucha en defensa propia. La abrazó ocultándola bajo su enorme cuerpo, la agarro del mentón con suavidad, la miro de más cerca y la intensidad de aquellos ojos que vio hace cinco años, aún seguían mirándole como tal. Los vampiros que estaban detrás de su amo, huyeron despavoridos lejos del grupo de licántropos que estaban alrededor de Duncan que estaban esperando órdenes de alguno de los dos líderes. Duncan miró hacia el frente con odio y desprecio al vampiro que se retorcía de dolor, a la vez que acariciaba la cabellera oscura de la joven entre sus brazos para calmarla del susto, tapó con suavidad las orejas de la joven, ella aprisiono más las manos de él sobre sus orejas.
-Matadlo.-Dijo como si una cuchilla hubiera cortado el aire. Frío como un bloque de piedra y sin piedad dio su mandato como protector de su prometida y de la que sería su esposa de ahora en adelante. Los licántropos fueron al acecho y Duncan tapó a la joven con su capa negra de viaje y junto con su padre se alejaron los primeros de aquel desagradable lugar.
La joven se instalo en el inmenso palacio de los Paganini al haberse enterado de que los padres habían muerto desangrados. La fiesta se cancelo y el enlace se aplazó hasta cuando fuera el momento adecuado. En esa semana, en una noche fresca podía respirarse la entrada de verano que llegaba próxima a las puertas de la familia Paganini. Duncan estaba leyendo en el porche, bajo las luces de los farolillos que alumbraban vagamente la textura del papel del libro, así que fue en busca de más luz a la biblioteca debido a que había velas a cascoporro. Cuando entró se sobresaltó al ver a la joven buscando en la sección paranormal. Se extraño bastante y se preguntó que porque buscaba en esa sección.
-¿La ayudo en algo, señorita?-Ella se sobresaltó al escuchar la voz grave de Duncan y negó con la cabeza bien altiva. Se fue de la estantería y sin ningún libro en la mano. Duncan, podría intuir las intenciones de la joven, venganza al menos era algunas de las opciones en las que pensaba. Duncan se acercó a ella por detrás y se coloco justo pegado a la espalda de la joven.
-Si lo que buscas es venganza en contra de los vampiros que mataron a tus padres-Paro y volvió a hablar-me tienes a mí para ocupar ese oficio tan desagradable-Dijo vacilante-dedícate a permanecer a mi lado pues yo sin ti-Se paró. Su corazón comenzaba a palpitar con rapidez. Intento calmarse- Yo sin ti, soy polvo en el aire......
-Maribella...-Dijo la joven. Su voz era la de un ángel que lleno de paz el alma de Duncan.
-Se mi esposa...
-Lo quise ser desde la primera vez que te vi.

El enlace matrimonial resonó en todos los confines de Rumanía y la pareja vivieron felices y comieron perdices. Los años pasaron y Duncan junto a Maribella se acostumbraron a la intensa vida tanto dentro de la corte como la privada pero viviéndola con cuidado. Duncan y Maribella soñaban con formar una familia aparte de la que ya tenían. A partir de entonces, cada primer ultimo día de primavera, se organizaba la fiesta de bienvenida al verano, pero eso es otra historia para irse a dormir.

D A T O S :**: E X T R A S

¥ Le gusta llevar consigo un cuaderno junto con un lápiz de carboncillo usado para anotar cosas del entorno.
¥ Le gusta dibujar o hacer bocetos de todo tipo: Bichos, plantas, rostros, objetos, composiciones...
¥ Aún conserva la cinta rosa palo que Maribella le regaló cuando tenían quince años
¥ No le gustan los vampiros para nada, los repudia, los vomita, LOS O D I A
¥ Le gusta leer.
¥ Escribe a veces cuentos para su hija.
¥ Le gusta la caza, el teatro, investigar, escuchar música clasica.
¥ Siempre va armado por muy pequeña que sea la dote asesina.
¥ Sabe luchar, hace esgrima y practica equitación con su mujer todas las noches.
¥ No le gusta el mal olor, es muy sensible al olfato sobre todo.
¥ Baila que quita el aliento, pero solo baila con su esposa.
¥ Ama y adora a su mujer y a su familia, pero por encima de todo ama a Maribella, su mujer.

Atte:
Duncan Paganini

por **Tarik Pattakie** Miér Abr 20, 2011 2:23 pm

FICHA ACEPTADA
Bienvenido al Victorian Vampires

Duncan Paganini

Duncan Paganini

Re: Duncan Paganini