Because tea had a different flavour this afternoon (Aifric)

La primavera siempre había sido mi estación favorita del año, aunque también competía de cerca con el verano. Flores, nuevos colores, incluso parecía que al irse el frío y la lluvia otro aire inundaba todo, incluso el jardín de mi casa parecía tener vida nueva. Quería culpar a eso por mi excesivo buen humor y el esmero que estaba poniendo en arreglarme, había almidonado mi vestido y planchado con cuidado cada uno de los accesorios, no quería lucir desprolija, pero tampoco como si hubiera pasado horas arreglándome, incluso aunque eso fuera cierto, el color claro de la tela contrastaba con algunas flores bordadas en otros colores y estaba segura que harían juego con el intenso color rojo que no se iría de mis mejillas.

Me decía a mí misma que era sólo compartir un té, hablar con alguien, ser yo, actuar natural, pero ¿cómo podría lograrlo si el sólo pensar en Aifric me hacía sentir absolutamente nerviosa? Las manos me temblaban y casi dejo caer una de las pinzas con que afirmaba un rebelde mechón de mi pelo, me miré al espejo sólo una vez para no pecar de vanidad, quería lucir a la altura del detective eso era todo, porque ya no nos veríamos como detective y profesora intentando atrapar a un vampiro secuestra-niños, ahora simplemente seríamos dos personas adultas disfrutando de la compañía del otro.

Caminé hasta la Plaza y según el reloj que pude ver de camino iba cinco minutos adelantada, sabía que mi ansiedad me jugaría mal, pero quizás aquel tiempo ahí me daría el espacio suficiente para intentar calmar el nerviosismo antes de que él llegara, ¿aparecería realmente Aifric? Quizás lo había olvidado, aunque hubiese pasado sólo una semana del incidente que lo dejó finalmente acostado en mi casa, quizás aún se recuperaba de las heridas que le provocó el vampiro, debí visitarlo, averiguar si se sentía bien, pero no sabía la dirección de su casa y la idea de molestarlo en su trabajo no me agradaba.

Me detuve frente a unas flores que recién abrían, ni siquiera necesitaba acercarme a ellas para poder captar su aroma e incluso ese toque casi a nuevo que tenían, eran apenas las 6 de la tarde de un sábado, más gente se veía paseando que saliendo de sus trabajos, ¿o será que soy yo que repentinamente ve a todo el mundo en parejas? Un suspiro se escapó de mis labios al notar que las hojas de esa planta tenían el mismo color de los ojos de Aifric, lo había visto como gato y tigre además, me sonrojé al recordarlo volver desnudo de esas transformaciones, ¿dejaría algún día que él me viera en mi forma animal?

Una semana era tiempo suficiente para un hombre acostumbrado a ese trajín diario, para curarse de las heridas de una pelea contra un vampiro. Para ser francos, las heridas causadas por el monstruo sanguinario que había causado tanto terror entre la comunidad era lo que menos preocupaba a Aifric, ni siquiera el reconocimiento que le habían prometido sus superiores de la Unidad de Investigación porque había logrado rescatar con vida al niño secuestrado (que había que recordar, era hijo de un importante Burgués) y por supuesto porque había acabado con el asesino en serie sin que ningún civil viera nada a pesar de que la lucha se hubiese dado en un lugar público como la catedral.

Lo que le había impedido dormir bien su siesta favorita de las tardes (que podía prolongarse por horas y horas como buen gato que era) era la preocupación que ahora le embargaba frente al encuentro con la profesora del orfanato. Aifric no era de esos tipos que iban por ahí consiguiendo novias con facilidad, no porque fuera tímido o porque temiera a enamorarse, simplemente porque no le quedaba tiempo con su ocupada vida de detective, así que en momentos como ese sentía que simplemente perdía la práctica y que se quedaría sin saber que decir o como actuar apenas la viera.

Se vistió lo mejor que pudo, con saco, corbata y pañuelo, pero al mirarse en el espejo vio reflejado al mismo Aifric de siempre, a un detective. Estaba decidido a mostrar una faceta diferente de si mismo a Maelle, de lo contrario no tendría sentido que se vieran cuando el caso ya se había cerrado, así que rápidamente se apresuró a quitarse todo eso e intentó buscar un 'look' más fresco y natural, por lo que terminó con un pantalón de pana color chocolate, botas de cuero, camisa blanca de manga larga (aún hacía frío a pesar de ser primavera y los gatos gustaban del calor), cargaderas color vinotinto y un sombrero castaño con cinta del mismo color de las cargaderas.

Se apresuró a salir pues no quería llegar tarde e iba con tiempo de sobra cuando cayó en cuenta de que se suponía que el hombre no debía llegar con las manos vacías. - ¡Crap! - Exclamó girando hacía la zona comercial en su camino a la plaza. ¡No tenía idea de que comprarle! Nunca le había preguntado que le gustaba, así que tuvo que guiarse por la intuición.

Cuando arrivó a la plaza, llevaba 10 minutos de retraso y ella ya estaba allí, avergonzado corrió hasta ella y casi tropezó con la canasta llena de frutas que traía entre sus manos. - Good Afternoon Teacher Maelle - Le saludó y se quedó de pie frente a ella, la canasta estaba llena de moras, uvas y ciruelas - I'm late! I'm so sorry... this is for you, I'm not sure if you like fruits... but I'm not sure what do you like either... so I hope, you can enjoy it, they look fresh! -

La primera vez que me había gustado un chico tenía sólo16 años, aunque lucía un poco menor, era un amigo de mi hermano que tenía mi misma edad, cabello oscuro, ojos del color de la miel que solía comer en invierno, su sonrisa era lo más me encantaba de él pero nunca fueron dedicadas a mí, siempre eran de cortesía para mi madre o durante las conversaciones con mi hermano, llegué a pensar que era invisible, casi a gritarle si realmente me podía ver o no tenía ni esperanzas de que reparara en mí, ahora me daba cuanta que ese muchacho era apenas un niño y yo había puesto las esperanzas en que actuara como algo que no es, el error era mío por idealizar, pero siempre lo había hecho, incluso ahora.

La diferencia es que Aifric era un hombre, un adulto, no un adolescente del que estuviera prendada por alguna fascinación juvenil. Cualquier sentimiento que ambos tuviéramos se convertía en algo serio, en algo que podría traer consecuencias para ambos, nos guste o no, porque en ese tipo de cosas por mucho que quisiéramos ser racionales a veces simplemente no era posible, por más que yo hubiese querido ver al detective sólo como eso o quizás como el profesional con el que intentaba descubrir un caso no pude evitarlo, Aifric se había colado en mis pensamientos aún más después de que estuviera en mi casa, tener el olfato más desarrollado no ayudaba mucho cuando intentabas deshacerte de los recuerdos.

Pude percibir que venía incluso antes de que mis ojos lo vieran, sentí su aroma tan característico, ese que intenté pensar a que me recordaba pero mi mente sólo imaginaba una tarde fría acurrucada frente a una chimenea encendida. Lo miré a los ojos dedicándole quizás la sonrisa más amplia que alguna vez pudo ver en mi rostro, mis mejillas se colorearon de inmediato al ver que él no solo lucía diferente, más relajado, más natural, más atractivo, sino que también traía un regalo, una canasta de frutas que llenaba mi nariz de aromas frutales, uno más delicioso que el anterior, - Good Afternoon Mister Aifric… - lo saludé usando el mismo tono forma que él había ocupado antes, no me atrevía a tratarlo de otra forma, no quería que pensara que no lo respetaba.

-Don’t worry… I just came here about a couple of minutes ago, - le mentí sin darme cuenta pensando que con eso evitaría que él se sintiera mal, mis mejillas tomaron casi el color de las ciruelas mientras observaba todo lo que había en ella, - I love fruits! They are my favorite… Thank you Mister Aifric, you don’t need to do it, but thank you… - incliné mi cabeza en una especie de reverencia de agradecimiento y tomé la canasta entre mis brazos, sabía que quizás para otro habría estado pesada, para mi estaba justo en el límite, - What do you wanna do now? Maybe walking or just sitting there? – apunté a un banco vacío, pero justo antes de que pensáramos llegar a él una pareja con dos niños lo ocuparon, lo miré de reojo y me encogí de hombros.

La sonrisa de ella no pasó desapercibida para el gato, los gatos (Como todo el mundo sabía) eran animales muy perspicases, así que el detalle de sus mejillas coloreandose y de su sonrisa iluminando el lugar al verle fue más que obvio. Cualquier otro hombre se habría sentido inmediatamente orgulloso al percatarse que la mujer con quien se había citado se sonrojaba en su presencia. Usando la lógica masculina eso significaba una sóla cosa: Que le hombre podía dar el segundo paso y posteriormente llevársela a la cama.

Aceptémoslo, todos los hombres pensaban en eso.

Inclusive Aifric, claro, más un gato, acostumbrado a ir de aquí para allá conquistando a sus hembrás erráticamente cada tantas noches cuando estas maullaban en celo.

Sin embargo Aifric no se sintió orgulloso ni pensó en segundos pasos, ni siquiera se le ocurrió la posibilidad de un encuentro más intímo con la profesora, lo que él penso era que sus mejillas coloreadas y brillantes (en su ensoñación claro) eran como los cerezos en flor que alguna vez había visto en una exibición de unos Japoneses que habían ido a una feria meses atrás. Aifric se sintió curioso por tal esplendido color, ya que nunca había viajado a esas latitudes, por lo que la imagen y el olor de los cerezos quedó impregnada en su memoria como una serigrafía.

- Cherry flowers - Comentó distraídamente cuando la imagen desapareció en su cabeza - Your cheeks are like cherry trees in blossom - Desvió entonces su mirada hacía la banca y volvió su vista a ella cuando la familia la ocupó - That's ok, we can walk around if you want, to be honest I don't know this place very well, I have been to busy in my work so I never go out for a simple walk like this... -

Tomó entonces la iniciativa y comenzó a caminar por un pequeño sendero de piedresillas blancas que bordeaba a la plaza, la primavera se dejaba en evidencia por la cantidad de flores y bichitos en los arrededores del lugar, entonces fue cuando Aifric se cuestionó si sería apropiado tomarla de la mano.

- So... nice weather isn't it? - Típico, hablar del clima para los Britanicos. Una risita avergonzada escapó de sus labios - So... what do you like to do on weekends, I mean... when you're not at school with the kids - Intentó de nuevo.

(( aww *-* ))

Los días anteriores a aquel encuentro había imaginado esa escena una y mil veces, por lo general terminaban siendo muy parecidas a las muchas novelas románticas que había leído especialmente en mi adolescencia y luego en el tiempo viviendo a solas. La Plaza parecía el lugar perfecto, en mi cabeza, para que dos tortolitos comenzaran a conocerse y finalmente se dieran cuenta que estaban destinados el uno para el otro, el sol brillaría alto sin permitir que hiciera mucho calor, las flores estarían abiertas en su punto justo coloreando todo el paisaje y la gente por algún motivo desaparecería o se convertiría sólo en espectadores de aquel cuento que tenía mucho de fantasía pero poco de realidad. En la historia creada en mi mente yo hablaba confiada, sabía que paso debía hacer a continuación, mi rostro lucía siempre perfecto y no había rastro del eterno sonrojo que lo acompañaba cuando Aifric estaba cerca.

Cerezas, cherries. Busqué con la mirada en la canasta por si encontraba a que se refería él, pero escuchar sus siguientes palabras lo explicaba todo, me estaba comparando con algo que yo sólo quizás había visto en fotos, imágenes de libros de historia del Oriente venían a mi cabeza de inmediato, gentes con otras vestiduras y otras costumbres, algo que le parecía totalmente desconocido y fascinante a la vez. Just like him. Una voz susurraba en mi mente. Mis ojos ahora no eran capaces de atreverse a buscar los de él, siempre, cada vez que me sonrojara recordaría aquel episodio y pensaría en los árboles de cerezos, es decir a cada rato, ya que aquello era algo que no podía evitar.

-This is the third time I’m here... – rodeaba la canasta con mis manos intentando encontrar la mejor forma de llevarla, iba casi pegada a mi diafragma mientras yo maniobraba para que ninguna de las frutas se cayera en el intento por soportar bien el peso, - I’ve been in France for almost half year already, and this was one of the first places I visited… is in the middle of every town when you can see the heart of a community, all the important building are near and people need to be close to them even if they didn’t want it. – Lo seguí por aquel camino de piedras, un poco tontamente me sentí orgullosa de que mi voz no temblara al hablarle, incluso parecía hasta cómoda en su presencia, claro, dentro de lo que eso pudiera ser, aún no me acostumbraba al hecho de que esto fuera una ‘cita’ y no una reunión de trabajo.

Miraba al frente y de reojo hacia él cada cierto tiempo, quizás de a poco esto comenzaba a parecerse a la imagen que yo había creado en mi tiempo libre, esa donde no cometía errores y donde los nervios no me jugaban una mala pasada, miré el cielo al escucharlo hablar del clima sin darme cuenta de un pequeño monticulo a mis pies que no pude evitar, de no haber sido porque con una mano me aferré a su brazo habría terminado en el piso como varias de las frutas que saltaron de la canasta con aquel exabrupto, me agaché para recogerlas rápidamente casi como si con eso él no pudiera darse cuenta de lo torpe que había sido y volví igual de rápido a estar de pie junto a él, - Yes, nice weather… - fue todo lo que pude decir de momento mientras intentaba retomar la conversación, - On weekends… I read, a lot, in english and in french, to practice... I also spend some time in my garden, specially in this time.... but now I’m starting with a orchard I got in my yard, do you like vegetables? -

((<3))