Kyrian Hunter

Acostumbrado a las riquezas desde el momento de su nacimiento, Kyrian de Tracia manejaba su carisma y su encanto con la misma destreza que empuñaba la espada. Valeroso y audaz, regía a los que lo rodeaban mostrando en toda ocasión el lado más apasionado de su carácter.

Ardiente, salvaje e impaciente, su vida siempre era arriesgada. No conocía el peligro, no establecía límites. El mundo era su alimento y había prometido saciarse.

Con la fuerza de Ares, el cuerpo y el rostro de Adonis y los sensuales dones de Afrodita se veía acosado por toda mujer que posase los ojos en él. Lo deseaban y soñaban con poseer al orgulloso guerrero cuyas caricias –según se aseguraba– eran lo más cercano al goce paradisíaco que una mujer pudiese conocer.

Pero no era un hombre cuyo corazón se domase con facilidad.

Vivía intensamente, aprovechando cada instante, gozando de todos sus sentidos y satisfaciendo todos y cada uno de sus salvajes deseos. Gozaba dando placer tanto como recibiéndolo.

Porque él era la Pasión. El Deseo. Sensual y ardiente.

Un guerrero desde su nacimiento, respetado y temido por todo el que lo conocía.

Pero eso es historia… todo eso quedó enterrado en el mismo momento en que recibió el beso de plata. Con la misma rapidez que todo su cuerpo cambió, también lo hizo su carácter.

Ahora es un ser frío, arrogante y sarcástico sin límites. Ya no le importa nada ni nadie, solo él mismo. Los demás, es resto.

Un ser oscuro, un cuerpo sin alma, una sombra. Un asesino letal, discreto y eficaz como el que más. Nunca deja rastro de su paso por ningún lugar. A sabiendas de sus dotes en la lucha no duda en utilizarlas con tal de conseguir su objetivo.

Por otra parte no ha renunciado a las mujeres ni mucho menos, sabe de su atractivo y fuerte poder de atracción y, al igual que el joven lleno de vitalidad que fue en un pasado demasiado remoto, sigue disfrutando de los placeres que el acto carnal llega a producir. Ama la belleza femenina y todo lo que esta trae consigo, pero ni aún así lo veréis nunca perder el control de sus actos, eso y su libertad es lo que más atesora junto con su pasado, este último bien guardado bajo llave.

Nacido en el año 179 d.C en Tracia, Kyrian fue desheredado cuando él se casó con una ex-prostituta contra los deseos de su padre.

Como un legendario General macedonio, dejó un rastro de masacre por el Mediterráneo durante la 4 ª Guerra Macedónica. Los cronistas escribieron que iba a romper el dominio romano en el mundo conocido y la demanda de Roma por su cuenta.

En la batalla se desenvolvía con gran soltura. Su espada era como una prolongación de su brazo que blandía con mano experta. Sembraba el caos y el pánico por allí por donde pasaba, sesgando vidas sin mirar atrás, aportando éxitos a sus ejércitos.

Había quién todavía pensaba que estos éxitos solo podían llegar hasta el plano “profesional” pero estos no tardaban en descubrir el error de sus suposiciones. Su fama llegaba aún más lejos que solo con la de guerrero, sino también en la de amante. Las mujeres eran su debilidad y viceversa. Todas aclamaban por pasar una noche con él ya que su fama como amante no tenía límites. No muchas tuvieron ese privilegio y las pocas afortunadas decían que estar con él era como estar en el “Paraíso”. Amaba dar placer tanto como recibirlo. Con manos expertas, se cuidaba bien de que ambas partes terminaran bien satisfechas hasta que conoció a la mujer que trastocaría todo su mundo.

Una mujer singular, única entre las demás. Una ex prostituta logró acceder a su bien guardado corazón e instalarse allí permanentemente. Desde aquel momento para Kyrian no existía más mujer que aquella, cubriéndola de lujos y cualquier capricho que se le antojara. Hasta que el Destino decidió truncarse en su contra, lo que él menos esperaba, la traición de quien nunca sospecharía finalmente llegó.

Él habría tenido éxito rotundo en la batalla de no haber sido traicionado por su esposa a manos de sus enemigos con la simple excusa de que “no quería verlo muerto y de resultar así, quería asegurarse un futuro próspero antes que volver a la prostitución”. Él fue vendido y torturado durante semanas y luego ejecutado por el abuelo de Valerius, su peor enemigo… O eso creyeron ellos.

Lo que no sabían es que cometieron el fatídico error de dejarlo medio muerto, apenas respirando con gran dificultad. Y así fue hallado por un hombre que nunca había visto, pero que a él si le conocía. Había algo en su gesto, en su mirada que le hacía temblar aunque no lo demostrara. Ese hombre estaba envuelto en un halo de oscuridad pero, en contra de todo lo que sus instintos le gritaban cuando escuchó las palabras que más deseaba oír, sucumbió ante sus promesas.

-Únete a mi Kyrian de Tracia y te prometo venganza sobre aquellos que te traicionaron de esta manera. Te concederé lo que todo ser humano sueña, pero que solo unos cuantos elegidos logran. Acompáñame y te daré la inmortalidad acompañada de poder, uno que jamás has imaginado, uno ilimitado.

Herido como estaba, apenas pudo asentir, pero el hombre lo dio como suficiente aprobación. Y así fue como tras una dolorosa transformación se convirtió en un ser oscuro, amante de la noche.

¿Qué fue lo primero que hizo? Cumplir con su venganza sobre los que le habían traicionado. ¿Lo mejor de todo?, que pudo matar dos pájaros de un tiro, puesto que cuando fue a por su asesino, lo encontró en la cama con la que una vez fue su mujer.
La expresión aterrorizada ambos al verlo no tuvo precio. No faltaron las interrogantes sobre cómo había sobrevivido, a las cuales Kyrian hizo oídos sordos acabando con su misión en pocos minutos. No fue un trabajo limpio, pero tampoco lo deseaba, quería que fueran descubiertos los cuerpos desollados de sus “asesinos”.

Ahora él era eso, un asesino aunque pronto hizo por cambiar aquello. El hombre que le convirtió, Julian, le enseñó a usar sus nuevas habilidades y poderes, entrenándole para ser un cazador, un Hunter. De ahí provendría su nueva identidad. A partir de ahora sería conocido como Kyrian Hunter, renegando así de su pasado y sus raíces, enterrándolo en lo más hondo de su consciencia.

Viajó por todo el mundo junto a Julian. Asesinaron a cientos de vampiros que eran una peligrosa amenaza para la humanidad. Acumularon riquezas, sedujeron innumerables mujeres, mataron enemigos, todo estaba de nuevo en su lugar hasta que 300 años más tarde aquel que fue su maestro murió en una terrible emboscada.

Nunca más viajó junto a nadie. Aprendió que la soledad era su mejor amiga. Su carácter nunca volvió a ser el mismo. Ahora era un hombre cerrado, frío y calculador. Hacía demasiado tiempo que se hizo la promesa de que ninguna mujer más volvería a tener ese control sobre él. No volvió a enamorarse, ni siquiera esa palabra entra en sus planes. Todo lo que ahora quiere es su propio beneficio, vivir lo que en su corta vida humana no pudo y disfrutar de todos y cada uno de los placeres de la vida.

Así es como se fue adaptando a nuevos lugares, trasladándose periódicamente de país hasta terminar actualmente en París. Una decadente ciudad que prometía ser más que interesante esta vez. Sin ningún plan en concreto, pasa las mañanas en su mansión, esperando a que la noche regrese y con ella de nuevo la libertad. Lo puedes ver tanto en un teatro, como paseando por las calles tranquilamente o incluso en la profundidad del bosque, pero siempre con un mismo factor común, su semblante serio, impenetrable que deja a la vista que si quieres sobrevivir, mejor será que no le molestes a no ser que él quiera ser molestado.

-Siempre va armado con un puñal.
-Sabe tocar el piano, pero es una de sus aficiones ocultas.
-Le encanta recrearse en una buena lectura.
-El vino y las mujeres son uno de sus pasatiempos favoritos.
-Si quieres mantener todos tus miembros en su lugar, mejor será que no le molestes a no ser que él te lo conceda, hasta ese momento, aléjate. No tendrás más de media advertencia.