AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Un reencuentro inesperado (Villanelle C. Ebony)
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Un reencuentro inesperado (Villanelle C. Ebony)
Su desesperada búsqueda de pociones le había llegado a un lugar en el que no le entusiasmaba estar. El mercado, casi a la luz del día, rodeado de gente con la que no quería tener nada que ver. Por eso había acabado por no mirar siquiera los puestos, pero sí las personas de su alrededor como si fueran atacantes potenciales. Ni siquiera los niños de pecho se libraban de su escrutinio. Hasta que le llegó una voz conocida desde una de las tiendas cercanas. Pero... no podía ser.
Miró en su dirección. No la habría reconocido de no ser por la espesa cabellera roja que lucía en un descarado moño alto, sin un sombrero que lo cubriera. Las pieles, las joyas, el maquillaje que llevaba en el rostro, eso... todo eso era sin dudra nuevo.
Casi no se atrevió a acercarse a ella, pero al final venció la añoranza. Lentamente, se acercó a ella. Sin saber si alegrarse por verla de nuevo o entristecerse por descubrir la mujer en la que se había convertido. Pronto lo averiguaría.
-¿Cherry? -susurró junto a ella, de forma que tan sólo el tendero aparte de ellos pudo oírlo.
Miró en su dirección. No la habría reconocido de no ser por la espesa cabellera roja que lucía en un descarado moño alto, sin un sombrero que lo cubriera. Las pieles, las joyas, el maquillaje que llevaba en el rostro, eso... todo eso era sin dudra nuevo.
Casi no se atrevió a acercarse a ella, pero al final venció la añoranza. Lentamente, se acercó a ella. Sin saber si alegrarse por verla de nuevo o entristecerse por descubrir la mujer en la que se había convertido. Pronto lo averiguaría.
-¿Cherry? -susurró junto a ella, de forma que tan sólo el tendero aparte de ellos pudo oírlo.
Última edición por Wesh el Miér Mayo 04, 2011 5:07 pm, editado 1 vez
Wesh- Gitano
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Re: Un reencuentro inesperado (Villanelle C. Ebony)
Los días se hacían eternos, el trabajo no le iba tan bien como ella esperaba, ni siquiera tenía aún vivienda fija. Poco a poco se iba olvidando de los malos recuerdos pero el pesar de una vida tragédica seguía aún atormentándola allá donde ella fuera. Las amistades escaseaban y los caballeros con dinero brillaban por su ausencia. Caminó con la cabeza alta, despreocupada, sin mirar a los lados, únicamente hacia delante. El aroma a rosas que salía despedido de su cuello llegaba a todos los rincones de aquel lugar. Hizo girar un par de veces el anillo que vestía en el dedo anular. Agachó unos instantes la mirada y una voz masculina irrumpió en sus pensamientos descolocándola por completo.
- ¡Cierra la boca patán! - Villanelle se acercó rápidamente al hombre de complexión fuerte que aguardaba a su lado. Posó el dedo índice sobre sus labios y lo hizo callar. Nadie allí la conocía por ese nombre, nadie más que sus clientes. Frunció el ceño y miró de arriba abajo a aquel muchacho. ¿De qué demonios la conocía? Quedó en silencio pensando unos segundos más, se acercó a su oído y murmuró.
- ¿Qué haces aquí, Wesh? - preguntó con un tono de voz serio. Una vez hubo formulado su pregunta se separó de él quedando a una distancia coherente.
- ¡Cierra la boca patán! - Villanelle se acercó rápidamente al hombre de complexión fuerte que aguardaba a su lado. Posó el dedo índice sobre sus labios y lo hizo callar. Nadie allí la conocía por ese nombre, nadie más que sus clientes. Frunció el ceño y miró de arriba abajo a aquel muchacho. ¿De qué demonios la conocía? Quedó en silencio pensando unos segundos más, se acercó a su oído y murmuró.
- ¿Qué haces aquí, Wesh? - preguntó con un tono de voz serio. Una vez hubo formulado su pregunta se separó de él quedando a una distancia coherente.
Villanelle C. Ebony- Mensajes : 47
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Re: Un reencuentro inesperado (Villanelle C. Ebony)
Alzó una ceja al oír el tono despectivo con el que le había hecho callar y una sonrisa sardónica curvó sus labios. Sí, era ella... y a la vez no lo era. Estaba claro que la había molestado su presencia. Claro. Él no vestía ricas ropas ni ostentaba adornos lujosos que pudieran tentarla. Ya no era una joven en apuros a quien poder salvar de la tristeza, era una arpía de mujer.
-Mis discupas, madame -la miró fijamente a los ojos mientras se inclinaba en una reverencia burlona-, he debido confundiros con otra.
Y sin más se dio la vuelta, alejándose de allí con pasos firmes, asegurándose de que ella podía ver la callecita donde se detuvo a esperarla.
-Mis discupas, madame -la miró fijamente a los ojos mientras se inclinaba en una reverencia burlona-, he debido confundiros con otra.
Y sin más se dio la vuelta, alejándose de allí con pasos firmes, asegurándose de que ella podía ver la callecita donde se detuvo a esperarla.
Wesh- Gitano
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Fecha de inscripción : 03/05/2011
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Re: Un reencuentro inesperado (Villanelle C. Ebony)
Su sonrisa, su tono de voz, absolutamente todo en él la desubicaba a sobremanera. Junto sus manos entrelazando los dedos, sus anillos chocaron, sus pensamientos se nublaron, no sabía de qué manera reaccionar, lo que menos necesitaba era encontrarse a los fantasmas del pasado. Todo aquello le atormentaba, ¿qué hacía aquí?, acaso no hay suficientes países en el amplio mundo como para que tuvieran que volver a coincidir, París es enorme y ahí estaban los dos, cruzándose de nuevo, rememorando sus rostros después de años, el mundo es un pañuelo, y todos estamos en él.
Observó con quietud como se marchaba, sus palabras habían pasado fugazmente por su mente sin dejar rastro, no se le ocurría contestación alguna. Cuando se paró en aquel callejón Villanelle se puso en marcha, la idea le parecía bien, mejor apartados, en realidad no le importaba su clase o tipo social, ella trataba a todos por igual, a sus ojos todos eran igual de inhumanos e igual de impuros, incluída ella.
Sus pasos dejaron el rastro de los nervios que sentía tras de sí. Se acercó a él, agarró su rostro entre las manos sintiéndo la barba pinchándole en las palmas.
- ¿Madame?, no me vengas con sandeces tales, sabes mi nombre, empléalo - le aconsejó en apenas un susurro. Su voz mantenía un tono serio, estaba alerta, siempre lo estaba. Wesh había crecido, a la vista estaba.
- No me has contestado querido maleducado, ¿qué haces aquí? - hizo una pausa tras cada palabra de la pregunta, quería obtener una respuesta, pero no una cualquiera, debía satisfacerla, de lo contrario las consecuencias se harían notar.
Observó con quietud como se marchaba, sus palabras habían pasado fugazmente por su mente sin dejar rastro, no se le ocurría contestación alguna. Cuando se paró en aquel callejón Villanelle se puso en marcha, la idea le parecía bien, mejor apartados, en realidad no le importaba su clase o tipo social, ella trataba a todos por igual, a sus ojos todos eran igual de inhumanos e igual de impuros, incluída ella.
Sus pasos dejaron el rastro de los nervios que sentía tras de sí. Se acercó a él, agarró su rostro entre las manos sintiéndo la barba pinchándole en las palmas.
- ¿Madame?, no me vengas con sandeces tales, sabes mi nombre, empléalo - le aconsejó en apenas un susurro. Su voz mantenía un tono serio, estaba alerta, siempre lo estaba. Wesh había crecido, a la vista estaba.
- No me has contestado querido maleducado, ¿qué haces aquí? - hizo una pausa tras cada palabra de la pregunta, quería obtener una respuesta, pero no una cualquiera, debía satisfacerla, de lo contrario las consecuencias se harían notar.
Villanelle C. Ebony- Mensajes : 47
Fecha de inscripción : 02/05/2011
Re: Un reencuentro inesperado (Villanelle C. Ebony)
¿Y ahora le venía con exigencias?
-Supongo que es madame delante de la gente respetable, Villanelle. Lo dejaste muy claro con lo de patán -lanzó una mirada desdeñosa a sus ricas ropas y a las joyas de sus manos-. Supongo que dada tu... nueva situación, no es correcto que todos sepan que conoces a un gitano. Creo que me gustabas más en Venecia.
Intentó no aspirar el aroma a rosas que ascendía de su piel, pero era difícil. Debía de haberse bañado con todas las flores de una rosaleda para que el perfume lograra envolverla de esa manera. Miró por un instante hacia la concurrida plaza y descubrió con alivio que no captaban el interés de nadie. Se dirigió de nuevo a ella con un suspiro.
-Llevo varios años en París. Por fin cobré mi venganza y decidí que no me vendría mal establecerme en algún lugar, para variar -se encogió de hombros-. No fue del todo una buena idea. No hay muchos que quieran tratar con gitanos y ellos no aprecian el hecho de que no sea nómada. No entienden que no tenga ganas de ver el mundo montado en un andrajoso carromato
No quería aburrirla con detalles de su vida. Podría no estar interesada. Por otro lado, la curiosidad por saber cómo diablos había llegado a la posición que ostentaba en ese momento era abrumadora. Alzó una mano y enroscó un dedo en uno de los mechones rojos que caía por su cuello antes de llevarlo hacia atrás y fijarlo en su posición original, por temor a que ella lo desairase de nuevo
-Me ha sorprendido encontrarte aquí. Te hacía en Londres o por ahí.
-Supongo que es madame delante de la gente respetable, Villanelle. Lo dejaste muy claro con lo de patán -lanzó una mirada desdeñosa a sus ricas ropas y a las joyas de sus manos-. Supongo que dada tu... nueva situación, no es correcto que todos sepan que conoces a un gitano. Creo que me gustabas más en Venecia.
Intentó no aspirar el aroma a rosas que ascendía de su piel, pero era difícil. Debía de haberse bañado con todas las flores de una rosaleda para que el perfume lograra envolverla de esa manera. Miró por un instante hacia la concurrida plaza y descubrió con alivio que no captaban el interés de nadie. Se dirigió de nuevo a ella con un suspiro.
-Llevo varios años en París. Por fin cobré mi venganza y decidí que no me vendría mal establecerme en algún lugar, para variar -se encogió de hombros-. No fue del todo una buena idea. No hay muchos que quieran tratar con gitanos y ellos no aprecian el hecho de que no sea nómada. No entienden que no tenga ganas de ver el mundo montado en un andrajoso carromato
No quería aburrirla con detalles de su vida. Podría no estar interesada. Por otro lado, la curiosidad por saber cómo diablos había llegado a la posición que ostentaba en ese momento era abrumadora. Alzó una mano y enroscó un dedo en uno de los mechones rojos que caía por su cuello antes de llevarlo hacia atrás y fijarlo en su posición original, por temor a que ella lo desairase de nuevo
-Me ha sorprendido encontrarte aquí. Te hacía en Londres o por ahí.
Wesh- Gitano
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Re: Un reencuentro inesperado (Villanelle C. Ebony)
Cerró los ojos sientiendo como los párpados le pesaban más de lo normal. Las ojeras apenas podían apreciarse debido al maquillaje pero el cansancio que sentía era más que notorio. No tenía ganas de pelear o discutir.
Abrió de nuevo los ojos y miró fijamente a los de Wesh, en ellos vio lealtad y nobleza, por unos momentos volvió a Venecia, una pequeña sonrisa escapó de sus labios y rompió con la expresión fría que había mantenido hasta el momento. Giró la cabeza un par de veces, no miraba a nada ni nadie, simplemente intentaba evadirse para poder pensar con claridad.
- No soy madame delante de nadie, soy Villanelle Ebony, asecas, sigo siendo la misma persona que hace cinco años, diez años y desde que nací, yo no he cambiado, son las situaciones las que lo han hecho - aclaró.
No le gustaba hablar en demasía y mucho menos dar explicaciones pero el momento las requería y aunque le suponía un gran esfuerzo lo sobrellevó. Wesh escogió un mechón de su pelo, lo enrolló en su dedo y después lo soltó, ¿tantas confianzas después de años?, decidió ignorarlo para no echar más leña al fuego y continuó hablando.
- ¿Sabes?, todos debemos cuidar nuestras apariencas y con quién nos codeamos, me da igual lo que seas o a qué te dediques, todos tenemos dos caras: una pública y una privada, y nuestra relación pertenece al ámbito privado, no te rechazo ni te juzgo, pero no quieras que las cosas se pongan difíciles para ambos - le guiñó un ojo en señal de complicidad y escuchó con atención los motivos que le habían traído a la misma ciudad que a ella. ¿Quizá el destino habría intervenido?... ¡Tonterías! Nadie debería creer en ese tipo de tontunas. Por un momento se alegro de tenerlo consigo, de ver a una persona que realmente le había ayudado pero reconocer eso ya era demasiado para ella.
- Yo nunca paro de sorprender - arquea las cejas con rápidez y sonríe complacida de sí misma - Ya he estado en Londres, en seguida me canso de todo y ahora el rumbo de la vida me ha traído aquí - concluyó.
Abrió de nuevo los ojos y miró fijamente a los de Wesh, en ellos vio lealtad y nobleza, por unos momentos volvió a Venecia, una pequeña sonrisa escapó de sus labios y rompió con la expresión fría que había mantenido hasta el momento. Giró la cabeza un par de veces, no miraba a nada ni nadie, simplemente intentaba evadirse para poder pensar con claridad.
- No soy madame delante de nadie, soy Villanelle Ebony, asecas, sigo siendo la misma persona que hace cinco años, diez años y desde que nací, yo no he cambiado, son las situaciones las que lo han hecho - aclaró.
No le gustaba hablar en demasía y mucho menos dar explicaciones pero el momento las requería y aunque le suponía un gran esfuerzo lo sobrellevó. Wesh escogió un mechón de su pelo, lo enrolló en su dedo y después lo soltó, ¿tantas confianzas después de años?, decidió ignorarlo para no echar más leña al fuego y continuó hablando.
- ¿Sabes?, todos debemos cuidar nuestras apariencas y con quién nos codeamos, me da igual lo que seas o a qué te dediques, todos tenemos dos caras: una pública y una privada, y nuestra relación pertenece al ámbito privado, no te rechazo ni te juzgo, pero no quieras que las cosas se pongan difíciles para ambos - le guiñó un ojo en señal de complicidad y escuchó con atención los motivos que le habían traído a la misma ciudad que a ella. ¿Quizá el destino habría intervenido?... ¡Tonterías! Nadie debería creer en ese tipo de tontunas. Por un momento se alegro de tenerlo consigo, de ver a una persona que realmente le había ayudado pero reconocer eso ya era demasiado para ella.
- Yo nunca paro de sorprender - arquea las cejas con rápidez y sonríe complacida de sí misma - Ya he estado en Londres, en seguida me canso de todo y ahora el rumbo de la vida me ha traído aquí - concluyó.
Villanelle C. Ebony- Mensajes : 47
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Re: Un reencuentro inesperado (Villanelle C. Ebony)
Wesh sonrió sin poder evitarlo. Parecía haber madurado, pero en el fondo seguía siendo la misma niña caprichosa que conoció en Venecia.
-Y supongo que no tardarás en cansarte de nuevo.
No era que le molestara demasiado. Pero encontrarla de nuevo después de tanto tiempo en el fondo le había hecho ilusión. Quizá ahora eran simples conocidos, pero todavía guardaba una pequeña reserva de cariño para aquella muchachita desamparada. Aunque... dada su obvia profesión actual, quizá no estuviera tan desamparada.
-¿Cómo llegaste a ser cortesana, muchacha? -en su voz había más censura de la que había pretendido y no tardó en arrepentirse-. Discúlpame, lo que hagas con tu vida es asunto tuyo y de nadie más. No debería haberte hecho una pregunta tan personal
Aunque por un lado rechazaba las actividades de las cortesanas, entendía que todos hacían lo que debían para sobrevivir. Ellas vendían su cuerpo igual que él vendía sus servicios. No, no tenía nada que reprocharla.
-Y supongo que no tardarás en cansarte de nuevo.
No era que le molestara demasiado. Pero encontrarla de nuevo después de tanto tiempo en el fondo le había hecho ilusión. Quizá ahora eran simples conocidos, pero todavía guardaba una pequeña reserva de cariño para aquella muchachita desamparada. Aunque... dada su obvia profesión actual, quizá no estuviera tan desamparada.
-¿Cómo llegaste a ser cortesana, muchacha? -en su voz había más censura de la que había pretendido y no tardó en arrepentirse-. Discúlpame, lo que hagas con tu vida es asunto tuyo y de nadie más. No debería haberte hecho una pregunta tan personal
Aunque por un lado rechazaba las actividades de las cortesanas, entendía que todos hacían lo que debían para sobrevivir. Ellas vendían su cuerpo igual que él vendía sus servicios. No, no tenía nada que reprocharla.
Wesh- Gitano
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Re: Un reencuentro inesperado (Villanelle C. Ebony)
Palabra tras palabra la hostilidad de la situación fue desapariendo. Villanelle respiró profundamente, una bocanada de aire fresco la despejaría por completo.
- Sinceramente no sé si me marcharé de aquí o me quedaré, no sé ni siquiera que voy a hacer mañana... - explicó. De momento las cosas iban regular, pero sabía que mejorarían, que encontraría una casa decente y que el trabajo para ella aumentaría, era un recién llegada a las tierras parisinas y las cosas no marchan por sí solas, le costaría esfuerzo pero estaba más que dispuesta. Observó con atención el atuendo de Wesh y sonrió para sus adentros, en cierto modo Villanelle envidiaba su "libertad".
- Tranquilo, no tengo problema alguno en responderte - aseguró. No se avergonzaba en absoluto de su trabajo, de hecho, se enorgullecía de él - Me cuido y eso se hace notar en mi físico, atraigo a los hombres y lo aprovecho, es un trabajo que da bastante dinero y a mí personalmente me es placentero de realizar - sonrió de lado y agarró entre sus manos el cuello de la camisa semi-desabotonada que vestía Wesh.
- ¿Se puede saber cuándo has... crecido tanto? - le preguntó sin rodeos. Lo cierto es que siempre había sido un hombre apuesto a los ojos de Villanelle y a los de cualquier mujer, los años no pasan en vano, en algunas personas para bien y en otras no tanto, Wesh pertenecía al grupo de los que mejoran con el tiempo - Jamás imaginaba que te iba a volver a ver, ni tan siquiera imaginaba de qué manera nos trataría el futuro, pero no nos ha ido muy mal... ¿no? - Villanelle bajó la mirada y la quedó fija en sus zapatos, sus cambios de humor eran continuos, muchas veces no sabía de qué manera debía sentirse, prefería ocultar su rostro, pensamientos y sentimientos a admitirlos y enfrentarlos.
- Sinceramente no sé si me marcharé de aquí o me quedaré, no sé ni siquiera que voy a hacer mañana... - explicó. De momento las cosas iban regular, pero sabía que mejorarían, que encontraría una casa decente y que el trabajo para ella aumentaría, era un recién llegada a las tierras parisinas y las cosas no marchan por sí solas, le costaría esfuerzo pero estaba más que dispuesta. Observó con atención el atuendo de Wesh y sonrió para sus adentros, en cierto modo Villanelle envidiaba su "libertad".
- Tranquilo, no tengo problema alguno en responderte - aseguró. No se avergonzaba en absoluto de su trabajo, de hecho, se enorgullecía de él - Me cuido y eso se hace notar en mi físico, atraigo a los hombres y lo aprovecho, es un trabajo que da bastante dinero y a mí personalmente me es placentero de realizar - sonrió de lado y agarró entre sus manos el cuello de la camisa semi-desabotonada que vestía Wesh.
- ¿Se puede saber cuándo has... crecido tanto? - le preguntó sin rodeos. Lo cierto es que siempre había sido un hombre apuesto a los ojos de Villanelle y a los de cualquier mujer, los años no pasan en vano, en algunas personas para bien y en otras no tanto, Wesh pertenecía al grupo de los que mejoran con el tiempo - Jamás imaginaba que te iba a volver a ver, ni tan siquiera imaginaba de qué manera nos trataría el futuro, pero no nos ha ido muy mal... ¿no? - Villanelle bajó la mirada y la quedó fija en sus zapatos, sus cambios de humor eran continuos, muchas veces no sabía de qué manera debía sentirse, prefería ocultar su rostro, pensamientos y sentimientos a admitirlos y enfrentarlos.
Villanelle C. Ebony- Mensajes : 47
Fecha de inscripción : 02/05/2011
Re: Un reencuentro inesperado (Villanelle C. Ebony)
Me cuido y eso se hace notar en mi físico, atraigo a los hombres y lo aprovecho, es un trabajo que da bastante dinero y a mí personalmente me es placentero de realizar... Escuchar esas palabras hizo que le recorriera una oleada de calor, que no llegó a agradarle del todo. La había conocido cuando no era más que una cría y ahora... Era una mujer demasiado hecha, pensó sin darse cuenta de que había fruncido el ceño. Esa jovencita siempre había conseguido que se metiera en problemas.
-Siempre fui grande, sabes los problemas que eso me causaba -sonrió con malicia-. Ahora el tamaño ha dejado de ser un problema
Tomó las manos de la muchacha, que parecían encantadas de tocarle, con la esperanza de ocultar el hecho de que le gustaba que lo hiciera. Las separó de su cuerpo, pero no la soltó, sino que las apretó entre las suyas.
-No puedo decir que me agrade tu trabajo. Has sido como una hermana pequeña para mí y se me hace raro ver lo mucho que has crecido. Siempre fuiste demasiado hermosa para tu bien -su semblante se tornó serio cuando vio que se miraba los zapatos. Le alzó la barbilla con sus manos, todavía entrelazadas-. No me ocultes el rostro, Villanelle. No pienso pedirte que me hagas un parte de tus actos. Sólo quiero saber si estás bien y si puedo ayudarte en algo.
-Siempre fui grande, sabes los problemas que eso me causaba -sonrió con malicia-. Ahora el tamaño ha dejado de ser un problema
Tomó las manos de la muchacha, que parecían encantadas de tocarle, con la esperanza de ocultar el hecho de que le gustaba que lo hiciera. Las separó de su cuerpo, pero no la soltó, sino que las apretó entre las suyas.
-No puedo decir que me agrade tu trabajo. Has sido como una hermana pequeña para mí y se me hace raro ver lo mucho que has crecido. Siempre fuiste demasiado hermosa para tu bien -su semblante se tornó serio cuando vio que se miraba los zapatos. Le alzó la barbilla con sus manos, todavía entrelazadas-. No me ocultes el rostro, Villanelle. No pienso pedirte que me hagas un parte de tus actos. Sólo quiero saber si estás bien y si puedo ayudarte en algo.
Wesh- Gitano
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Re: Un reencuentro inesperado (Villanelle C. Ebony)
Sintió el calor de las manos de Wesh rodeando las suyas. No entendía demasiado bien lo que estaba ocurriendo en aquel momento. Cientos de imágenes pasaron como una presentación por la mente en blanco de Villanelle. No sabía lo que quería, nunca lo sabía y duda que algún día llegue a saberlo. Seguía mirando al suelo cuando contestó de nuevo a Wesh.
- Siento que no te agrade. No puedo decir lo mismo. Créeme, no lo hago por obligación ni por dinero, tengo el suficiente para vivir muy bien durante una larga temporada... Es solo, ¿por qué no tener un poco más? - más, más, más y más, maldita la codicia que corrompe a los humanos, siempre quería más, nunca se saciaba.
- Quién sabe, quizá algún día seas tu quién solicite mis servicios - alzó el rostro a petición de Wesh y le dedicó una sonrisa ladeada, en ella había una mezcla de inocencia y provocación, de pureza y pecado, blanco y negro, Villanelle domina ese tipo de juegos. Sabe engañar demasiado bien.
Respiró profundamente una vez más, quizá después se arrepentiría de lo que estaba a punto de hacer, pero era una mujer de impulsos, se había propuesto no querer, no amar, y de hecho no amaba ni quería a Wesh, pero quedaban rescoldos de cariño adosados en algún lugar recóndito de su corazón. Él es más alto que ella, por lo que se alzó sobre la punta de sus pies y depositó un suave beso sobre la mandíbula de Wesh, se acercó a su oído, sintiéndo su profunda respiración y pronunció unas palabras que poco tenían que ver con lo que la mayoría de personas pensarían que estaba sucediendo...
- Te he echado de menos - susurró de una manera que apenas se hizo audible - Pero... Que sea nuestro secreto - se retiró acariciando el cuello de Wesh con una parte de su rostro y después desvió la mirada. A lo mejor Wesh era un pasatiempo más, uno más, uno de entre otros, pero lo que le acababa de decir Villanelle era sincero, verdadero.
- Siento que no te agrade. No puedo decir lo mismo. Créeme, no lo hago por obligación ni por dinero, tengo el suficiente para vivir muy bien durante una larga temporada... Es solo, ¿por qué no tener un poco más? - más, más, más y más, maldita la codicia que corrompe a los humanos, siempre quería más, nunca se saciaba.
- Quién sabe, quizá algún día seas tu quién solicite mis servicios - alzó el rostro a petición de Wesh y le dedicó una sonrisa ladeada, en ella había una mezcla de inocencia y provocación, de pureza y pecado, blanco y negro, Villanelle domina ese tipo de juegos. Sabe engañar demasiado bien.
Respiró profundamente una vez más, quizá después se arrepentiría de lo que estaba a punto de hacer, pero era una mujer de impulsos, se había propuesto no querer, no amar, y de hecho no amaba ni quería a Wesh, pero quedaban rescoldos de cariño adosados en algún lugar recóndito de su corazón. Él es más alto que ella, por lo que se alzó sobre la punta de sus pies y depositó un suave beso sobre la mandíbula de Wesh, se acercó a su oído, sintiéndo su profunda respiración y pronunció unas palabras que poco tenían que ver con lo que la mayoría de personas pensarían que estaba sucediendo...
- Te he echado de menos - susurró de una manera que apenas se hizo audible - Pero... Que sea nuestro secreto - se retiró acariciando el cuello de Wesh con una parte de su rostro y después desvió la mirada. A lo mejor Wesh era un pasatiempo más, uno más, uno de entre otros, pero lo que le acababa de decir Villanelle era sincero, verdadero.
Villanelle C. Ebony- Mensajes : 47
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Re: Un reencuentro inesperado (Villanelle C. Ebony)
-Cherry, pequeña -empezó dejando que la determinación se filtrara en sus palabras-, no actuaré contigo como si fuera tu cliente y tú mi ramera, espero que lo entiendas. Es posible que en algún momento nos sintamos atraído el uno por el otro, pero NUNCA -se encagó de matizar bien la palabra-, voy a solicitar tus servicios. El día que pase algo entre nosotros será porque nos entregaremos el uno al otro líbremente. Ni más, ni menos.
En el momento en que Villanelle se acercó para besar suavemente su rostro, Wesh supo que jamás tendría problemas en su trabajo. Todo su cuerpo se endureció en respuesta a esa caricia, por más que él intentó mantenerse relajado. No lo logró. Él era un hombre y ella... ya no era su pequeña protegida, era una hermosa cortesana perfectamente consciente de cómo utilizar cada parte de su cuerpo. Se sintió tentado a empujar a la mujer contra la pared y demostrarle a base de reacciones lo que su coqueteo podía desatar.
Entonces ella dijo algo que no se había esperado de esa casi desconocida que tenía delante. "Te he echado de menos" Cualquier tipo de barreras que pudiera haber intentado construir entre ambos se desmoronó con esas simples palabras. La atrajo entre sus brazos sin preocuparse de la súbita tensión que la asaltó, ni de si nadie podría estar mirándolos. El también la había echado de menos y esa era la única forma en que podría demostrárselo.
-Yo también a ti -susurró junto a su oído, reposando la mejilla sobre su pelo
En el momento en que Villanelle se acercó para besar suavemente su rostro, Wesh supo que jamás tendría problemas en su trabajo. Todo su cuerpo se endureció en respuesta a esa caricia, por más que él intentó mantenerse relajado. No lo logró. Él era un hombre y ella... ya no era su pequeña protegida, era una hermosa cortesana perfectamente consciente de cómo utilizar cada parte de su cuerpo. Se sintió tentado a empujar a la mujer contra la pared y demostrarle a base de reacciones lo que su coqueteo podía desatar.
Entonces ella dijo algo que no se había esperado de esa casi desconocida que tenía delante. "Te he echado de menos" Cualquier tipo de barreras que pudiera haber intentado construir entre ambos se desmoronó con esas simples palabras. La atrajo entre sus brazos sin preocuparse de la súbita tensión que la asaltó, ni de si nadie podría estar mirándolos. El también la había echado de menos y esa era la única forma en que podría demostrárselo.
-Yo también a ti -susurró junto a su oído, reposando la mejilla sobre su pelo
Wesh- Gitano
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Re: Un reencuentro inesperado (Villanelle C. Ebony)
Volvió la mirada y observó de nuevo a Wesh mientras pronunciaba unas palabras que de poco servirían a Villanelle. Ella no se sentía un simple ramera, era su oficio, sí, pero no se sentía denigrada o afligida por ello. Se limitó a asentir a sus comentarios, ajena a lo que a ella se le había antojado como una simple advertencia y declaración de proposiciones. Nunca aceptaba y mucho menos acataba consejos. Era sí, quizá debería hacerlo, pero no.
"Entregarnos el uno al otro libremente..." Ella nunca se entregaba a nadie, ella dominaba a quien se pusiera en su camino, daba igual en que ámbito de la vida fuera, si conseguía algo más con Wesh no por ello se convertiría en el único, la monogamia no es precisamente el punto fuerte de Villanelle.
Sonrío con una pizca de maldad al saber la reacción que estaba provocando en esos instantes en Wesh. Momentos como esos hacían el día de Villanelle. Quizá pueda parecer simple, pero el sentir que alguien se siente atraído hacia ella la satisface más que la risa de un crío, o la mirada de gratitud de cualquier anciano. Su mundo era otro, provenía de un lugar en el que la seducción y la noche formaban una parte muy importante.
Esta vez no pronunció palabra alguna tras escuchar lo que Wesh tenía que decirle. Simplemente calló. Tragó saliva algo nerviosa. No sabía que decirle, poco más había ya que contar. De pronto Wesh la rodeó con sus fuertes brazos. Él también la había echado de menos. Aspiró el olor que su pelo desprendía, no olía a nada en particular, a ningún perfume, a ningún jabón, a nada... simplemente a él, era un olor agradable. Villanelle echó hacia atrás su cabeza para que sus rostros quedaran el uno frente al otro. Juntó su nariz a la de él, sus labios estaban apenas separados por unos milímetros, podía sentir la respiración emanar de su boca. Rodeó su cuello con las manos, acariciándolo. Entonces habló.
- Cuéntame, ¿qué más cosas te han ocurrido a lo largo de estos años? - sonrió esperando con inquietud la reacción con la que le sorprendería ahora Wesh. La pregunta era una simple tapadera, le gustaba poner a prueba a las personas, ver hasta dónde conseguían llegar, hasta que punto podían aguantar la tentación.
"Entregarnos el uno al otro libremente..." Ella nunca se entregaba a nadie, ella dominaba a quien se pusiera en su camino, daba igual en que ámbito de la vida fuera, si conseguía algo más con Wesh no por ello se convertiría en el único, la monogamia no es precisamente el punto fuerte de Villanelle.
Sonrío con una pizca de maldad al saber la reacción que estaba provocando en esos instantes en Wesh. Momentos como esos hacían el día de Villanelle. Quizá pueda parecer simple, pero el sentir que alguien se siente atraído hacia ella la satisface más que la risa de un crío, o la mirada de gratitud de cualquier anciano. Su mundo era otro, provenía de un lugar en el que la seducción y la noche formaban una parte muy importante.
Esta vez no pronunció palabra alguna tras escuchar lo que Wesh tenía que decirle. Simplemente calló. Tragó saliva algo nerviosa. No sabía que decirle, poco más había ya que contar. De pronto Wesh la rodeó con sus fuertes brazos. Él también la había echado de menos. Aspiró el olor que su pelo desprendía, no olía a nada en particular, a ningún perfume, a ningún jabón, a nada... simplemente a él, era un olor agradable. Villanelle echó hacia atrás su cabeza para que sus rostros quedaran el uno frente al otro. Juntó su nariz a la de él, sus labios estaban apenas separados por unos milímetros, podía sentir la respiración emanar de su boca. Rodeó su cuello con las manos, acariciándolo. Entonces habló.
- Cuéntame, ¿qué más cosas te han ocurrido a lo largo de estos años? - sonrió esperando con inquietud la reacción con la que le sorprendería ahora Wesh. La pregunta era una simple tapadera, le gustaba poner a prueba a las personas, ver hasta dónde conseguían llegar, hasta que punto podían aguantar la tentación.
Villanelle C. Ebony- Mensajes : 47
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Re: Un reencuentro inesperado (Villanelle C. Ebony)
Quizá, durante sólo un segundo, se le olvidara cómo respirar. Justo en ese momento en que Villanelle alzó el rostro hacia él en una invitación muy poco velada. Puede que durante otro par de segundos todo el sentido común que había ido acumulando durante los años que había vivido se esfumara como la niebla tras una ráfaga de viento. Durante un instante lo único que pudo hacer fue mirar los jugosos labios rojos que le estaban ofreciendo en bandeja. Tardó más tiempo en considerar si aceptar la tentación de la carne o protegerse de una mujer que intentaba controlarlo con sus atractivos.
Fue una muy dura decisión. Probablemente porque ambos jugaban con fuego y estaban muy cerca de quemarse
Le devolvió una sonrisa socarrona y no se apartó de su pequeña figura. Giró el cuerpo para protegerla de posibles miradas indiscretas con su cuerpo. Entonces fue cuando las manos vagaron sobre la tela que cubría sus caderas, demorándose en los lugares que no estaban envueltos por el corsé.
-Ocurrieron cosas no aptas para los oídos femeninos -imprimió un poco de maldad a su sonrisa y a sus palabras-. Poco a poco me fui haciendo un hueco en París. Algunas veces amenazando, otras chantajeando, otras... -las manos presionaron en la carne de la joven y la apretó aún más contra su cuerpo-, otras seduciendo. No puedo decir que me haya ido mal.
EStaba ansioso por ver su reacción.
Fue una muy dura decisión. Probablemente porque ambos jugaban con fuego y estaban muy cerca de quemarse
Le devolvió una sonrisa socarrona y no se apartó de su pequeña figura. Giró el cuerpo para protegerla de posibles miradas indiscretas con su cuerpo. Entonces fue cuando las manos vagaron sobre la tela que cubría sus caderas, demorándose en los lugares que no estaban envueltos por el corsé.
-Ocurrieron cosas no aptas para los oídos femeninos -imprimió un poco de maldad a su sonrisa y a sus palabras-. Poco a poco me fui haciendo un hueco en París. Algunas veces amenazando, otras chantajeando, otras... -las manos presionaron en la carne de la joven y la apretó aún más contra su cuerpo-, otras seduciendo. No puedo decir que me haya ido mal.
EStaba ansioso por ver su reacción.
Wesh- Gitano
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Re: Un reencuentro inesperado (Villanelle C. Ebony)
Estaba a punto de caer, todos lo hacen. No hay hombre que se resista a la seducción de Villanelle. Disfrutaba del roce de Wesh. Sabía acariciarla, con presión pero sin perder la educación. Alzó las manos y las colocó sobre su pecho, sacó fuerzas y fue ella quien lo empujó contra la pared.
Le daba igual quién mirara, si estaba mal visto que una cortesana de clase alta y un gitano estuvieran coqueteando por las calles de París Villanelle soportaría las consecuencias. En su mirada aparecían llamaradas de fuego. Los dedos de Wesh recorriendo su cuerpo y tocando su piel provocó que Villanelle se encendiera.
- He visto y vivido muchas cosas, no hay nada que no sea apto para mis oídos - comento en un suave tono de voz.
Ella era un mujer sin corazón para el amor. Simplemente sentía pasión y placer, y eso le era delicioso, ¿para qué más?, ¿para que meter los sentimientos y estropearlo pudiendo tener algo casi perfecto? Sí, casi perfecto, la perfección no existe. Escucha atentamente las vivencias de Wesh, en ese momento le parecían lo más innecesario del mundo, asintió en un par de ocasiones con la mirada fija en los labios de él. Bajó las manos por sus brazos, acariciándolos con delicadeza.
Se alzó una vez más, besó con picardía la comisura de los labios de Wesh, pasó la lengua por su labio superior y después mordisqueó su labio inferior. La insinuación era su mejor arma. Lograría que él la besara, que el deseara hacerlo y no se pudiera controlar. Se separó lentamente y ladeó la cabeza.
- Me alegro de que te haya ido tan bien - comentó, ahora su tono de voz había pasado a una modalidad más sensual, como una melodía difícil de quitarse de la cabeza. Con el dedo índice repaso las facciones de su mandíbula, cuello y sien. Se acercó de nuevo a su oreja y dio un pequeño mordisco en su lóbulo.
- Qué pena que estemos en la calle, a la vista de todos, sin intimidad... - susurró.
Le daba igual quién mirara, si estaba mal visto que una cortesana de clase alta y un gitano estuvieran coqueteando por las calles de París Villanelle soportaría las consecuencias. En su mirada aparecían llamaradas de fuego. Los dedos de Wesh recorriendo su cuerpo y tocando su piel provocó que Villanelle se encendiera.
- He visto y vivido muchas cosas, no hay nada que no sea apto para mis oídos - comento en un suave tono de voz.
Ella era un mujer sin corazón para el amor. Simplemente sentía pasión y placer, y eso le era delicioso, ¿para qué más?, ¿para que meter los sentimientos y estropearlo pudiendo tener algo casi perfecto? Sí, casi perfecto, la perfección no existe. Escucha atentamente las vivencias de Wesh, en ese momento le parecían lo más innecesario del mundo, asintió en un par de ocasiones con la mirada fija en los labios de él. Bajó las manos por sus brazos, acariciándolos con delicadeza.
Se alzó una vez más, besó con picardía la comisura de los labios de Wesh, pasó la lengua por su labio superior y después mordisqueó su labio inferior. La insinuación era su mejor arma. Lograría que él la besara, que el deseara hacerlo y no se pudiera controlar. Se separó lentamente y ladeó la cabeza.
- Me alegro de que te haya ido tan bien - comentó, ahora su tono de voz había pasado a una modalidad más sensual, como una melodía difícil de quitarse de la cabeza. Con el dedo índice repaso las facciones de su mandíbula, cuello y sien. Se acercó de nuevo a su oreja y dio un pequeño mordisco en su lóbulo.
- Qué pena que estemos en la calle, a la vista de todos, sin intimidad... - susurró.
Villanelle C. Ebony- Mensajes : 47
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Re: Un reencuentro inesperado (Villanelle C. Ebony)
No apartó el rostro de las caricias de sus manos, de sus dientes, de sus labios. Quizá se sintiera tentado de besarla. No era una sensación nueva. Se había sentido tentado de besar a muchas mujeres en su vida. Pero después de aquella vez en la que le habían llenado la espalda de latigazos y el cuerpo del agua de los canales de Venecia, había aprendido a controlar muy bien aquella tentación. Era una pena que Villanelle fuera tan joven y tuviera tantas ganas de probar una y otra vez el poder que su cuerpo ejercía sobre los hombres. Eso le pondría las cosas difíciles... pero evitar caer en lo imposible no era un reto insalvable.
-Cierto, pequeña. No deberíamos ser tan descarados -la miró con intención cuando agarró sus caderas con fuerza para apartarla de su cuerpo-. ¿Qué van a pensar mis conocidos si me ven con una dama de tus... aficiones?
La pulla no pretendía ofenderla, sólo divertirla. Y tal vez hacerla ver que jugar con él no sería tan sencillo como con los petimetres jadeantes que hubiera podido conocer en el pasado. No le vendría mal bajar un poco su ego. Quizá sus clientes estuvieran encantados con ese juego de poder. Pero él, como hombre honesto que era, no podía admirar del todo ciertas inclinaciones de su antigua amiga.
-¿Hace mucho que has llegado a París? -cambió radicalmente de tema-. ¿Has encontrado un lugar para alojarte? ¿Algún sitio donde poder trabajar? Si quieres puedo acompañarte
-Cierto, pequeña. No deberíamos ser tan descarados -la miró con intención cuando agarró sus caderas con fuerza para apartarla de su cuerpo-. ¿Qué van a pensar mis conocidos si me ven con una dama de tus... aficiones?
La pulla no pretendía ofenderla, sólo divertirla. Y tal vez hacerla ver que jugar con él no sería tan sencillo como con los petimetres jadeantes que hubiera podido conocer en el pasado. No le vendría mal bajar un poco su ego. Quizá sus clientes estuvieran encantados con ese juego de poder. Pero él, como hombre honesto que era, no podía admirar del todo ciertas inclinaciones de su antigua amiga.
-¿Hace mucho que has llegado a París? -cambió radicalmente de tema-. ¿Has encontrado un lugar para alojarte? ¿Algún sitio donde poder trabajar? Si quieres puedo acompañarte
Wesh- Gitano
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Re: Un reencuentro inesperado (Villanelle C. Ebony)
Villanelle se apartó inmediatamente de Wesh cuando éste la colocó alejada de él. Villanelle podía ser provocativa, seductora, tener aires de grandeza y un orgullo innecesarios, pero sobre todos esos valores, aunque no sé si se podrían definir así, Villanelle anteponía su dignidad. El rechazo no formaba parte de su vocabulario. Miró de reojo a Wesh, sin discreción alguna y se cruzó de brazos colocando éstos bajo sus pechos. Alzó una mano, se atusó el pelo y la dejó de nuevo en su posición anterior.
- Lo voy a decir un vez, una única vez y espero no tener que volver a repetirlo - comenzó hablando, en su voz se podía percatar una mezcla de rabia, seriedad y sobriedad - No soy tu pequeña, ya no. Y que quede claro que me da igual lo que la gente piense sobre mis aficiones, como bien has dicho son mis aficiones - enfatizó el pronombre "mis". Sus ideas eran cristalinas con respecto a sí misma y a los demás. Como en muchas ocasiones había proclamado vivía su vida para si misma, para su disfrute y nadie más.
Decidió no romper la magia del reencuentro, inspiró, expiró, y la sensación de calma regresó a su ser. Caminó unos pasos más adentro del callejón, se giró y sacó un pintalabios color carmín de su escote, estaba bien oculto, nadie podía darse cuenta de estaba allí escondido, con el dedo índice se repaso las comisuras y la parte inferior y superior de los lavios intentando retirarse el color que se hubiera esparcido y después, alzó la mano con pintalabios en mano y se los repasó. Debido a su trabajo se veía en la obligación de llevar un aspecto correcto las veinticuatro horas del día todos los días. Ladeó la cabeza y unos instantes después la siguió el resto del cuerpo, escuchó con interés fingido las preguntas de Wesh, tenía otras cosas en la cabeza, pero no pretendía ser maleducada. Así su interés fingido pasó a ser sincero.
- Llevo aquí tan solo unos meses, pero me van bien las cosas, me alojo y trabajo en un buen sitio, no te preocupes por ello... y tranquilo, no necesito que me acompañes - terminó la frase con una plácida y amplia sonrisa que mostraba su blanca y recta dentadura.
- ¿Y tú?, ¿llevas mucho aquí, ya vives en algún lado o trabajas? - la rutina de preguntas pretendía ser la misma así que espero las respuestas que ella había dado pero saliendo de la boca de Wesh.
- Lo voy a decir un vez, una única vez y espero no tener que volver a repetirlo - comenzó hablando, en su voz se podía percatar una mezcla de rabia, seriedad y sobriedad - No soy tu pequeña, ya no. Y que quede claro que me da igual lo que la gente piense sobre mis aficiones, como bien has dicho son mis aficiones - enfatizó el pronombre "mis". Sus ideas eran cristalinas con respecto a sí misma y a los demás. Como en muchas ocasiones había proclamado vivía su vida para si misma, para su disfrute y nadie más.
Decidió no romper la magia del reencuentro, inspiró, expiró, y la sensación de calma regresó a su ser. Caminó unos pasos más adentro del callejón, se giró y sacó un pintalabios color carmín de su escote, estaba bien oculto, nadie podía darse cuenta de estaba allí escondido, con el dedo índice se repaso las comisuras y la parte inferior y superior de los lavios intentando retirarse el color que se hubiera esparcido y después, alzó la mano con pintalabios en mano y se los repasó. Debido a su trabajo se veía en la obligación de llevar un aspecto correcto las veinticuatro horas del día todos los días. Ladeó la cabeza y unos instantes después la siguió el resto del cuerpo, escuchó con interés fingido las preguntas de Wesh, tenía otras cosas en la cabeza, pero no pretendía ser maleducada. Así su interés fingido pasó a ser sincero.
- Llevo aquí tan solo unos meses, pero me van bien las cosas, me alojo y trabajo en un buen sitio, no te preocupes por ello... y tranquilo, no necesito que me acompañes - terminó la frase con una plácida y amplia sonrisa que mostraba su blanca y recta dentadura.
- ¿Y tú?, ¿llevas mucho aquí, ya vives en algún lado o trabajas? - la rutina de preguntas pretendía ser la misma así que espero las respuestas que ella había dado pero saliendo de la boca de Wesh.
Villanelle C. Ebony- Mensajes : 47
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Re: Un reencuentro inesperado (Villanelle C. Ebony)
Esa muchacha era todo descaro y provocación. Estaba segura de que en su trabajo debían de estar encantados con ella. Seguro que se dedicaba a sus actividades de una forma muy vehemente. No se perdió detalle de su recomposición, aunque él no había visto nada de ella que hubiera quedado fuera de lugar después de aquel roce tan "inocente".
Vio también cómo poco a poco recuperaba la calma. Suponía que no estaba acostumbrada a que los hombres no cayeran rendidos a sus pies en cuanto ella se insinuaba, pero Wesh no era un jovencito inexperto y había jugado con mujeres mucho más experimentadas. El día que Villanelle llegara a ese grado de experiencia, sería la ruina de todos los hombres de París. Y, por lo que acababa de ver, aprendía deprisa. Que Dios les ayudara a todos!
Sí tuvo el detalle de fingir al menos algún tipo de interés por su persona después del momento de tensión. Lo cual indicaba aún más peligro. Pobre de aquel que se enamorase de ella.
-Vivo en muchos sitios y trabajo por mi cuenta -prefirió no dar más detalles. No estaba convencido todavía de querer decirle a qué se dedicaba. Podría desaprobarlo o, peor aún, podría mandarle algún cliente rico. Y Wesh no soportaba trabajar para los ricos.
Entonces se dio percató de algo que no había tenido en cuenta.
- ¿Has venido sola? -si había llegado con un amante, le estaría fastidiando el negocio-. ¿Has dejado a algún amante en el mercado?
Si era así, el hombre había sido un estúpido por haberla dejado alejarse y no la merecía.
Vio también cómo poco a poco recuperaba la calma. Suponía que no estaba acostumbrada a que los hombres no cayeran rendidos a sus pies en cuanto ella se insinuaba, pero Wesh no era un jovencito inexperto y había jugado con mujeres mucho más experimentadas. El día que Villanelle llegara a ese grado de experiencia, sería la ruina de todos los hombres de París. Y, por lo que acababa de ver, aprendía deprisa. Que Dios les ayudara a todos!
Sí tuvo el detalle de fingir al menos algún tipo de interés por su persona después del momento de tensión. Lo cual indicaba aún más peligro. Pobre de aquel que se enamorase de ella.
-Vivo en muchos sitios y trabajo por mi cuenta -prefirió no dar más detalles. No estaba convencido todavía de querer decirle a qué se dedicaba. Podría desaprobarlo o, peor aún, podría mandarle algún cliente rico. Y Wesh no soportaba trabajar para los ricos.
Entonces se dio percató de algo que no había tenido en cuenta.
- ¿Has venido sola? -si había llegado con un amante, le estaría fastidiando el negocio-. ¿Has dejado a algún amante en el mercado?
Si era así, el hombre había sido un estúpido por haberla dejado alejarse y no la merecía.
Wesh- Gitano
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Re: Un reencuentro inesperado (Villanelle C. Ebony)
Desvió la mirada unos instantes, una repentina brisa meció sus cabellos pelirrojos, cerró los ojos, aquel soplido del viento le había servido para refrescarse, la primavera se hacia notar, al calor ya se iba acercando. Tras escuchar a Wesh se apresuró en contestarle.
- Por supuesto, he venido sola - contesto de manera rotunda - Van y vienen, nunca permanecen - ninguna otra frase podría haber definido con mayor exactitud la verdad sobre la vida amorosa de Villanelle. Solo una persona había logrado robarle el corazón, un amor fugaz y pasajero, desde entonces no ha habido hombre o mujer que consiguiera entrar dentro del alma de la joven pelirroja. Su vida interior era un caos, su mente funcionaba día y noche, no podía parar, suficiente era tener que organizarse a sí misma como para tener que arrastrar consigo una pareja; eso sería dos corazones que mantener, una relación que avivar día tras día, demasiado trabajo.
Repasó con el dedo índice el final de cada una de sus uñas, un esmalte rojo las cubría, a la luz del sol parecían incluso más brillantes, producían destellos, posteriormente cruzó sus manos entrelazando los dedos. Se le habían acabado las ideas, no tenía mucho más de que hablar con Wesh, sus vidas habían estado separadas durante mucho tiempo y ni siquiera tenían qué contarse. Ambos guardaban secretos y ninguno parecía querer revelarlos.
Aquel aire de misterio que envolvía constantemente a Wesh la perturbaba por completo, ¿qué escondía?, tendría que averiguarlo. Caminó con paso decidido y mirada altiva entre los puestos que se encontraban a ambos lados de la calle, observó los escaparates, examinó al resto de personas que deambulaban por aquel mismo lugar y con una señal de la mano indicó a Wesh que la siguiera. Después febriles momentos en aquella callejuela no vendría mal caminar un poco.
- ¿Eres tendero, quizás? - preguntó - ¿Posees algún tipo de negocio o algo por el estilo? - continuó con su particular interrogatorio - No te hagas de rogar, tú sabes a lo que me dedico, ¡vamos!, dímelo - pidió - No haré comentarios al respecto si así lo deseas - aseguró mirándole directamente a los ojos. Después de unos segundos continuó paseando. Los rayos del sol incidían directamente sobre su blanquecina piel, alzó una mano y resguardó su rostro de éstos.
- Por supuesto, he venido sola - contesto de manera rotunda - Van y vienen, nunca permanecen - ninguna otra frase podría haber definido con mayor exactitud la verdad sobre la vida amorosa de Villanelle. Solo una persona había logrado robarle el corazón, un amor fugaz y pasajero, desde entonces no ha habido hombre o mujer que consiguiera entrar dentro del alma de la joven pelirroja. Su vida interior era un caos, su mente funcionaba día y noche, no podía parar, suficiente era tener que organizarse a sí misma como para tener que arrastrar consigo una pareja; eso sería dos corazones que mantener, una relación que avivar día tras día, demasiado trabajo.
Repasó con el dedo índice el final de cada una de sus uñas, un esmalte rojo las cubría, a la luz del sol parecían incluso más brillantes, producían destellos, posteriormente cruzó sus manos entrelazando los dedos. Se le habían acabado las ideas, no tenía mucho más de que hablar con Wesh, sus vidas habían estado separadas durante mucho tiempo y ni siquiera tenían qué contarse. Ambos guardaban secretos y ninguno parecía querer revelarlos.
Aquel aire de misterio que envolvía constantemente a Wesh la perturbaba por completo, ¿qué escondía?, tendría que averiguarlo. Caminó con paso decidido y mirada altiva entre los puestos que se encontraban a ambos lados de la calle, observó los escaparates, examinó al resto de personas que deambulaban por aquel mismo lugar y con una señal de la mano indicó a Wesh que la siguiera. Después febriles momentos en aquella callejuela no vendría mal caminar un poco.
- ¿Eres tendero, quizás? - preguntó - ¿Posees algún tipo de negocio o algo por el estilo? - continuó con su particular interrogatorio - No te hagas de rogar, tú sabes a lo que me dedico, ¡vamos!, dímelo - pidió - No haré comentarios al respecto si así lo deseas - aseguró mirándole directamente a los ojos. Después de unos segundos continuó paseando. Los rayos del sol incidían directamente sobre su blanquecina piel, alzó una mano y resguardó su rostro de éstos.
Villanelle C. Ebony- Mensajes : 47
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Re: Un reencuentro inesperado (Villanelle C. Ebony)
Se puso junto a Villanelle, por mucho que ella tuviera deseos de que la siguiera como un perrito faldero. De esta forma, incluso fue capaz de hacerle el gran favor de taparle la luz del sol que la cegaba al andar. No estaba cómodo paseando con ella tan abiertamente. No podía estarlo. Toda su vida se había escondido de ser visto con alguien. Su trabajo era demasiado peligroso como para que le asociaran con alguien y lo utilizaran contra él. Pero esa maldita mujer no se paraba a pensar en cuestiones como aquellas y ¿qué haría él si en algún momento intentaban coartarlo amenazándola a ella?
-No deberíamos dejarnos ver juntos tan alegremente -la agarró con fuerza del antebrazo, sin importarle que en algún momento Villanelle pudiera protestar-. No es seguro para ti.
Ella ni siquiera le hizo una pizca de caso. ¿Para qué? Se creía lo suficientemente capaz de bregar con el mundo ella sola si llegaba a ser necesario. Ah! La juventud. De verdad que no echaba de menos esas ínfulas que lo único que le habían traído habían sido desgracias.
La maldijo para sus adentros cuanddo se soltó de su agarre con un tirón certero y se acercó a un tenderete repleto de mujeres que le denunciarían a la policía si en algún momento se le ocurría montar un escándalo, alejando de allí a la mujer. Por lo visto tendría que contarle quién era él y rezar porque entendiera las razones de por qué no podían verlos juntos.
-¡Está bien, maldita sea! -susurró en un grito contenido junto a su oído-. Soy algo así como un detective privado, pero sin el amparo de la ley -esto, por suerte, captó toda su atención y le permitió alejarla un poco del gentío-. La gente me busca para encargarme ciertos... trabajos. No acuden con ellos a la policía porque podrían no considerarse del todo éticos. Otras veces los gendarmes no son capaces de hacerse cargo de los trabajos. Sea como fuere, yo cumplo mi parte, me pagan por ello y eso me coloca en una situación en la que no me conviene que se sepa a quién frecuento, ni quién tiene algún tipo de interés en mí. Esto te afecta particularmente, porque llevamos un buen rato juntos a la vista de todo el mundo y cada segundo que pasa te pongo más en peligro
Ya estaba dicho. Esperaba que ella actuara con sensatez y no se dejara llevar por la autosuficiencia.
-No deberíamos dejarnos ver juntos tan alegremente -la agarró con fuerza del antebrazo, sin importarle que en algún momento Villanelle pudiera protestar-. No es seguro para ti.
Ella ni siquiera le hizo una pizca de caso. ¿Para qué? Se creía lo suficientemente capaz de bregar con el mundo ella sola si llegaba a ser necesario. Ah! La juventud. De verdad que no echaba de menos esas ínfulas que lo único que le habían traído habían sido desgracias.
La maldijo para sus adentros cuanddo se soltó de su agarre con un tirón certero y se acercó a un tenderete repleto de mujeres que le denunciarían a la policía si en algún momento se le ocurría montar un escándalo, alejando de allí a la mujer. Por lo visto tendría que contarle quién era él y rezar porque entendiera las razones de por qué no podían verlos juntos.
-¡Está bien, maldita sea! -susurró en un grito contenido junto a su oído-. Soy algo así como un detective privado, pero sin el amparo de la ley -esto, por suerte, captó toda su atención y le permitió alejarla un poco del gentío-. La gente me busca para encargarme ciertos... trabajos. No acuden con ellos a la policía porque podrían no considerarse del todo éticos. Otras veces los gendarmes no son capaces de hacerse cargo de los trabajos. Sea como fuere, yo cumplo mi parte, me pagan por ello y eso me coloca en una situación en la que no me conviene que se sepa a quién frecuento, ni quién tiene algún tipo de interés en mí. Esto te afecta particularmente, porque llevamos un buen rato juntos a la vista de todo el mundo y cada segundo que pasa te pongo más en peligro
Ya estaba dicho. Esperaba que ella actuara con sensatez y no se dejara llevar por la autosuficiencia.
Wesh- Gitano
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