Ione Darkfrith Kant

por **Ione Darkfrith** Dom Mayo 08, 2011 1:46 pm

[center]Nombre del Personaje
Ione Regina Darkfrith Kant

Edad
17 años (Nacida el 7 de Julio de 1783)

Especie
Humana, Bruja

Tipo y Clase Social
Extranjera de clase baja

Orientación Sexual
Heterosexual

Lugar de Origen
Königsberg, capital de Prusia Oriental

Habilidad/Poder
Premonición: Habilidad para percibir el futuro. En ocasiones solamente se expresa en la forma de vagos sueños mientras se duerme, mientras que otras veces es clara y ocurre a voluntad, mientras se está despierto, o incluso pintándolo.
Nigromancia o Necromancia: Habilidad que consiste en la adivinación mediante la consulta a los muertos y sus espíritus o cadáveres. Uso de los muertos a su favor.
Dominación: Capacidad para controlar la voluntad de otro mortal.

Descripción Psicológica
Posiblemente intentar describir a Ione sería como intentar entender el placer que da el sexo sin haberlo probado nunca. De ella podría decirse que es una chica alegre y amable, pero tan solo serían vanas palabras que no conseguirían captar su verdadera esencia. Tras años con su padre y su madre ha aprendido a mimetizarse bajo innumerables capas de maquillaje, mostrando a diferentes mujeres dependiendo de cuales sean los deseos de la persoa que tenga delante. Es dificil tratar de conocerla profundamente, y quien lo consiga se encontrará cara a cara con una chica a la que le gusta dominar y ser dominada, prepotente y altiva, entusiasta y creativa, una gran relaciones públicas, fuerte, valiente e independiente. Nunca oculta nada que se le pregunte directamente, tan solo disfraza la verdad cuanto puede, no da detalles de su vida hasta que confie plenamente en una persona por el miedo a que alguien trate de controlarla mas de lo estrictamente necesario. Tiene tendencia al mal humor y es mejor situarse lejos de ella cuando se encuentra en este estado, ademas de una memoria excelente. Por último y muy importante nadie debe juzgarla sin conocerla previamente, en su interior se enconde una gran persona.

Historia
Immanuel Kant nunca pudo soportar a una mujer mas de un par de meses. Sus amigos le presentaron desde muy joven a hermosas mujeres que eé rechazaba una y otra vez, satisfaciendo sus necesidades sexuales con prostitutas. Nunca pensó que podría encontrar lo mas parecido a su alma gemela en un burdel. Una chica de grandes ojos verdes y melena pelirroja cuyo nombre era Imara, hija de campesinos arruinados de Imperio Austrohúngaro vendida para ejercer la prostitución, terminando en el burdel de Königsberg donde la conoció.

No podría decirse de ella que era una mujer atractiva, demasiadas pecas y demasiado delgada para el ideal de belleza femenino imperante; sin embargo consiguió robar el corazón del que sería recordado como un famoso filósofo, uno de los mas grandes de la Historia. Cuando se conocieron Immanuel tenía 21 años e Imara 15. Durante largo tiempo mantuvieron una relación sentimental no oficial, marcada por los celos de él porque otro hombre la poseyera y por el amor y admiración que sentían mutuamente. Cuando comenzó a ser conocido, con la máxima discreción posible compró una modesta casita en las afueras de la ciudad, donde vivía Imara y él la iba a visitar siempre que podía. A pesar del amor que se profesaban nunca llegaron a vivir juntos, ya que en unas sabias palabras "´Él no puede vivir sin ella, pero con ella tampoco"

Conforme fueron pasando los años, vieron que no había problema alguno por la presencia de un hijo indeseado, Imara nunca se quedó embarazada lo cual era beneficioso para la pareja ya que a ninguno de los dos les gustaban los niños pequeños. Sucedió entonces que cuando Inmanuel tenía ya 59 años se encontró a Imara enfrente de la chimenea con una taza de té, la mujer se giró hacia él con seriedad en su mirada y una mano posada en su vientre. Fue ese el momento en el que Kant comprendió que su adorada Imara se había quedado embarazada. Era noviembre del año 1782.

Estuvieron hablando durante largo rato en la misma posición, resolviendo que aunque fuera un embarazo de riesgo por la edad de Imara, ambos querían tener la única prueba que solo ellos conocerían de que su amor existía y seguía viviendo en ambos. Pasaron los meses del duro invierno, la lluviosa primavera y por fin llegó el verano. Estaban en el jardín de la casa tomando el sol, tomados de la mano despues de conocer que el nuevo libro de Immanuel sería publicado cuando Imara comenzó a sentir contracciones que terminaría en el nacimiento de una hermosa niña a quien pusieron por nombre Ione Regina, el primero en honor a una flor y el segundo a la madre del orgulloso padre. Conforme fue creciendo la niña fue mostrandose servil y obediente con sus progenitores, pasando la mayor parte de su infancia entre lo muros del jardín de su casa.

Cuando Ione cumplió 9 años (1792) a su padre se le prohibió dar clase con el consiguiente cambio de humor por parte de este, quien se volvió irascible. El mundo perfecto de la chiquilla se desmoronó cuando comenzaron a pasar hambre ya que su padre no les daba apenas dinero. Fue por eso por lo que Imara hubo de dejar a su hija al cuidado de su tia, la cual vivía en un pequeño pueblo perdido en medio de la montañas, en la frontera de dos importantes regiones, Rumanía y Hungría, motivo por el cual Ione sabe hablar actualmente ruso, alemán, húngaro, rumano y francés.

La tia Réka era una mujer bonachona y alegre, faceta que se contrastaba sobremanera por lo que ejercía entre las cuatro paredes de su casa, hechicería. En el pueblo al que apenas habían llegado las enseñanzas del cristianismo y en el que sus habitantes todavía confiaban en sortilegios, era una de las mujeres mas prominentes; lo que les dió a ambas una vida acomodada. Con apenas 14 años seguía sin ser capaz de hacer bien las cosas que su tía le mandaba, cosa que exasperaba a la mujer, a pesar de que la niña tenía el don de la premonición, que lo expresaba normalmente con dibujos en la tierra, a los que se quedaba mirando concentrada pero sin verlo realmente, mientras los trazaba. El año en que Réka murió contaba Ione con 16 años.

La chica se dirigió hacia Francia donde debía encontrar según sus visiones del futuro a un hombre rodeado de libros que debería poder ayudarla en cualquier cosa imaginable, como asi fue cuando conoció a Sergei Ivanovich, su mentor.