L'arrivage [priv]

Adam pudo ver la preocupación y amargura reflejadas en el rostro ajeno, aunque intentaban medio disimularse pero él supo verlas. No todo el mundo se alegraría de no saber cual era su destino en cuestión de horas ¿Quién lo haría? Solo aquellos lo suficientemente lanzados y aventureros como para no preocuparles nada, absolutamente nada. Pero esta chica no parecía precisamente de ese tipo de personas. Él no sabía porque estaba allí ni porque estaba sola sin ningún lugar a donde ir o sin el suficiente dinero. No la conocía absolutamente de nada pero no le agradaba verla en aquel estado, de algún modo, en el mismo instante que decidió entablar una relación con ella ya podía crearse un vínculo entre amos. Para él, claro, porque dudaba que eso le pasara a todo el mundo.

Y la idea le vino sin necesidad de pensar demasiado. Estaba claro dónde podía hospedarse de manera que le asegurara una buena estadía y al mismo tiempo no se tuviese que preocupar por el dinero. Su propia casa. Jonh no opondría objeción alguna pues no era la primera vez que llevaba a algún amigo y, aunque se hubiesen conocido de hacía poco, él ya podía considerarla una amiga. Si todavía no lo eran se encargaría de que lo fuesen en el futuro, un futuro no tan lejano.

Sin embargo, no se lo diría todavía pues podría ser que temiera o desconfiara de sus palabras. Después de todo si era cierto que no se conocían y, aunque él no consideraba tener pinta de loco o mala persona, no tenían porque pensar todos lo mismo. Que la invitara a su casa de buenas a primeras definitivamente no quedaría nada bien. Todo lo contrario.

- Madmoiselle - recalcó, recordando que antes ella misma le había corregido. Un gesto que le pareció ligeramente gracioso - ¿Qué tal si damos un paseo por la ciudad primero? Faltan muchas horas hasta que el sol se ponga, seguro que podemos encontrar algún sitio para que pase la noche - se acercó, dando un solo paso y agachó ligeramente su cabeza para poder mirarla directamente a los ojos de manera que ella también le mirara. - ¿Vamos? Hay lugares hermosos por aquí - Sonrió, de manera amable, intentando subirle un poco los animos y que dejara de estar preocupada. Le habría encantado decirle que podía asegurarle estadía sana y segura en su casa pero era consciente de que sería imprudente por su parte. Y si algo no le gustaba, era causar mala impresión a la gente con la que de un principio había tenido una buena conexión.

No te preocupes ^^

Sacarle una sonrisa que a Adam le pareció sincera ya fue lo que le convenció de que pensaba darle hospedaje en su casa. Lo tenía decidido, igual que también tenía decidió que no pensaba decirselo hasta que acabara el día, si, queria sacarle otra sonrisa. Otra alegría. No la conocía de nada pero aún así ya podía ver que era una buena persona. Que había llegado a París sin ninguna otra cosa más que sus maletas y su valentía. Por su propia cuenta. ¡Toda una viajera! Sí, empezó a admirarla nada más con hacerse ese tipo de conjeturas de ella, muy buenas conjeturas cabe decir. Y sin embargo, él no era para nada ese tipo de persona. No tenía ese instinto para aventurarse a viajar por todos lados, siempre le había gustado quedarse en algún lugar concreto, tener una residencia fija. En el fondo, le costaba demasiado separarse de sus seres queridos y ya lo había vivido en un par de ocasiones al marcharse de Inglaterra, al ir a París hacia unos meses era alguien completamente nuevo sin conocer a nadie más que no fuese su padre. Tuvo que hacerse allí sus propias amistades. Cambiar constantemente definitivamente no estaba echo para él.

Y después de quedarse en este pequeño lapsus volvió a tiempo de escuchar su nombre. No recordaba si ya se habían presentado o no antes, siendo sincero, pero tanto si si como si no ya se lo había dicho. Y ahora se aseguraría de no olvidarlo. - Y tú puedes llamarme Adam, y tutearme. Dejemos las formalidades a un lado ¿te parece? - guiñó un ojo pícaramente para despues enderezarse y volver su vista al frente. Puso su mano sobre su frente, imitando a una visera y frunció los labios pensativo, mirando de un lado a otro al mismo tiempo que volteaba el rostro. - Mmh..veamos..¿A dónde podríamos ir? - preguntó para si mismo, haciendose en unos cuandos segundos un mapa mental de la ciudad. Para él era tan natural que pocas veces se ponía a pensar que podría querer ver alguien nuevo en la ciudad.

Y entonces se preguntó qué era con lo que él se ilusionó al llegar a la ciudad. Es cierto, ya casi ni recordaba lo que hizo por aquellos tiempos ¡Qué tiempos! Y qué lejos se veían. Habían pasado demasiadas cosas desde entonces. Desde aquellos pequeños escándalos referidos con su persona. Pero estaba volviendo a quedarse en sus pensamientos y tenía que regresar con su linda compañía.

- Eh ¡Quiero decir! ¿Hay algo de lo que hayas oído hablar especialmente? ¿Algún lugar que quieras ver tal vez? - ladeó la cabeza y se alzó de hombros junto con una de las manos, la libre, que también se ladeó hacia uno de los lados en gesto dubitativo ahora mirandola fijamente, de nuevo. De haberse ladeado algo más acabaria por tocarse su propio hombro por lo que intentó volver a ponerlo en su lugar o parecería un completo tonto en esa postura tan extraña. Su atención, en las próximas horas, no debía separarse de la pelirroja a la que iba a hacer compañía.