Cuentas con su Alteza

por **Alizée Signoret** Mar Mayo 17, 2011 7:05 am

Salí del cuarto de Jaden mareada por todo lo ocurrido y las pocas horas de descanso que tenía en el cuerpo, pero más allá de eso, lo que me aturdía era lo que acaba de hacer. Sin darle tiempo de reaccionar lo había llevado a la cama y provocado sin el menor reparo en sus heridas, el quería provocarme hiriendo mi orgullo, pues yo lo provocaba donde le dolía, el contacto conmigo.

Recorrí los pasillos del Palacio, en su mayoría todos iluminados de manera artificial, y en las pocas ventanas unas gruesas cortinas impedían el paso de la luz solar. Definitivamente, para ser una morada de vampiros, estaba siendo una mañana demasiado agitada.

Dejé que mis pasos me guiasen al que debía ser el lugar más seguro de todo el palacio, pero contrario a mis expectativas estaba todo en silencio y sin nadie de la guardia real cerca. Sin reparos ingresé al cuarto de la soberana de aquel lugar, tenía mucho que hablar y más aun que aclarar con ella.

Tal como esperaba, ella no estaba en la habitación, aun debía estar donde su prometido intentando salvar su cuello. Pero sabía que Urian no le haría daño, se controlaría demasiado y sin duda la expulsaría. Mientras eso ocurría, yo tenía el tiempo de recorrer la habitación.

Para tener sirvientes rondando en silencio por los corredores y cuartos, parecía que hacer el aseo no había sido su prioridad en las ultimas horas. Por toda la habitación había restos de tela rasgada y un par de espadas gemelas arrojadas al azar. - Con la desquiciada de Shanon, serían capaces de matarse, y luego amarse - pensé viendo la evidencia de la charla que hace poco allí se había realizado.

Caminé hasta una butaca ubicada muy cerca de uno de los ventanales que se encontraban cubiertos por gruesas cortinas, como todo en este lugar. Mi cuello corría peligro ante aquella desquiciada, pero no se lo permitiría, si ella intentaba tocarme, sería frita por los rayos del sol.

Sentada allí con los ojos cerrados y mis sentidos alerta esperé a que ella apareciese, para poner las cosas en claro o por ultimo descargar mis frustraciones en ella. Aquel silencio, aquella calma me ayudaba a despejar mi mente y serenarme lo suficiente para la calma que pronto debería enfrentar.

Mi espera fue más breve de lo que contemplado, la puerta se abrió sigilosa y ella se desplazo por la habitación, parecía un gato enjaulado, sonreí burlesca ella misma se había buscado aquella situación y ahora parecía no encontrar la salida a sus propias artimañas.

- Buen día, su Majestad - saludé con cierto protocolo y sarcasmo en mi voz - creo que usted y yo tenemos una charla pendiente.

por **Shanon Owen** Mar Mayo 17, 2011 2:53 pm

Estaba agotada, confusa, aún con el miedo en su interior, furiosa, frustrada… Un sinfín de emociones que amenazaban con explotar en breves instantes y contra la primera persona que se cruzara en su camino. E ironías de la vida que esa persona iba a ser nada más ni nada menos que Alizée Signoret, la única a la que por desgracia para ella era mejor que no tocara o sino definitivamente acabaría con toda posibilidad de arreglar todo aquel caos.

Frunció el ceño ante el evidente sarcasmo en su voz al saludarla. Ninguna estaba cómoda con la presencia de la otra y Shanon ya sabía a lo que ella venía y ciertamente, no estaba en su mejor momento para hablar. Seguramente aquella charla les serviría a las dos mujeres para desahogarse la una sobre la otra en vez de tratar de ¿establecer tolerancia? No, no lo creía posible, aunque quién sabía… Los destinos muchas veces eran caprichosos y malditamente jodedores, esos se aburrían demasiado en su opinión.

Avanzó hasta donde ella estaba sentada sorteando las espadas y telas que se encontraban en el suelo pruebas de la batalla de aquella noche, viéndola jugar con la cortina. Si ella pretendía hacer una Reina a la parrilla tampoco era buena idea puesto que luego sería ella la perjudicada.

-¿Buenos días? Si claro… - Contestó a su vez dejando los modales a un lado. Cansada y cabreada como estaba, sintiéndose atrapada por su propia trampa, no tenía ninguna gana de fingir y menos con ella. – Concuerdo con usted Lady Signoret.

Se sentó en el sillón que se encontraba enfrente de ella, sirviéndose una copa de vino de la botella que descansaba sobre la mesa a su lado, ofreciéndole otra a ella.

- Y sé que usted está tan encantada con tener que hablar conmigo como yo con usted… - Agitó su copa con cuidado para después beber un trago de esta, buscando el modo de comenzar aquella conversación que sin duda, iba a ser más que prometedora. – Dígame… Eso de ser cortesana tiene que ser agotador. Aunque Jaden parece tener demasiada energía en su interior, o eso me intentó demostrar antes… - Comentó distraídamente, como quien lanza un comentario al azar con toda la inocencia del mundo. Solo que en este caso la inocencia era ninguna.

- ¿Cómo se encuentra ahora? Cuando me fui creo que le tiró un poco la herida, espero que no se le abriera. – Enarcó una ceja esbozando una media sonrisa llena de sorna. Aquellas palabras en circunstancias normales no provocarían a ninguna de las dos, pero debido a que la tensión podía cortarse con una pluma, no le haría falta mucho más para hacer saltar a la verdadera Alizée y poder hablar ambas claramente y sin tapujos.

- Bueno seguro que no, yo me aseguré de que estuviera cómoda y perfectamente en todo momento. ¿Hay que cuidar a los enfermos verdad? Y como buena anfitriona, debo cuidar sobre todo a mi salvador de esta noche. – Se reclinó contra el sofá aparentemente relajada y en calma, todo lo contrario a como estaba en su interior, a la espera de las respuestas de Alizée que le darían la clave de cómo continuaría aquella charla. Si con simples indirectas o como a ella de verdad le gustaba, hablando cristalinamente.

por **Alizée Signoret** Mar Mayo 17, 2011 3:47 pm

- Ser cortesana, pues si es algo agotador, pero todo depende de quien se el hombre, Además tiene, sus beneficios económicos- Respondí calmada bebiendo un un sorbo de aquel vino- Pero me imagino debe ser más agotador actuar como una cualquiera,por no decir puta, que se anda ofreciendo ante cualquier hombre solo por el placer de vengarse de su prometido- Respondí sin el menor reparo en ocultar mi malestar, pero con sutileza habitual que caracterizaba mi voz.

Recorrí la habitación con la mirada para luego añadir. - Por lo que veo, Urian no ha perdido ciertas costumbres cuando de mujeres se trata - repliqué, recordando que Urian no era muy paciente cuando se trataba de arrebatar la ropa de una dama- en sus tiempos destrozo varios de mis vestidos- Solté con falsa ingenuidad y sonreí mientras llevaba la copa a mis labios. Como esperaba la reacción de ella se revelo en un aparente impasible rostro.

- Ahora, sobre Jaden. Conozco muy bien su energía, como la de Urian, le puedo asegurar que tengo buena resistencia y métodos para mantenerlos entretenidos por horas.- añadí con más malicia aun.

- Sobre la herida, estoy segura que esta bien, lo deje bastante cómodo en la cama- Y la pircardía afloro en mis ojos, al recordar la escena que había montado en el cuarto y el modo en que lo había dejado- Ahora debe estar refunfuñando, y buscando algo para enfriarse- Me burlé.

- Los hombres no saben que al jugar con fuego se pueden quemar, pero supongo que esa es una lección que usted también debe entender- Proseguí, dispuesta a enrrostrarle su propio error- Si me permite la indiscreción ¿Como consiguió salvar su cuello? Tal como conozco a Urian, su cabeza ya debería haber rodado por el suelo. - al agregar aquello arqueé una ceja con incredulidad.

Un tenso silencio se plantó entre las dos. Ella esperando mis palabras y yo decidiendo como abordar el tema. Hasta que finalmente fui de frente.

- Digame su Majestad, ¿que pretendía al ofrecerse así ante el mejor amigo del hombre que dice amar?- increpé a sabiendas, que ella actuaba por celos y desesperación-¿que le hizo actuar tan arrebatadamente?

por **Shanon Owen** Mar Mayo 17, 2011 5:19 pm

Ante la aparente impasibilidad que parecía demostrar, Shanon hacía rato ya que había clavado las uñas en el reposabrazos de la silla. Era evidente que lo único que buscaba era molestarla a base de golpes bajos y sabía como darlos. De estar serena y con la mente centrada hubiera obviado todas y cada una de sus palabras y le habría ordenado salir inmediatamente de su cuarto, pero ese no era el caso, necesitaba soltar toda su frustración y si para eso tenía que caer en su juego, que así fuera. Escuchó todo lo que tenía que decirle y recriminarla hasta el final, esperando al momento oportuno para hablar.

- No dudo de que seguramente goce de una gran resistencia querida, para algo la entrena cada noche con cualquier hombre que le pida de sus servicios. Si no fuera así, menuda cortesana de pacotilla que sería, no merecería la pena ni siquiera para eso, que triste. Aunque se ve asequible, vamos barata... Además Urian y tú acabasteis así que imagino que tampoco serás tan buena como alardeas, seguramente que no supiste complacerle al fin y al cabo pero no te preocupes, ahora está en mejores manos.

Dejó el comentario en el aire alzando una ceja ante sus últimas preguntas a las que contestó tras terminarse el contenido de su copa dejándola de nuevo sobre la mesa.

- Cómo salvé mi cuello no es de su interés. Ante todo Urian me sigue amando y eso influyó a que ahora esté disfrutando del gran honor de mi compañía. – Hizo énfasis en la palabra disfrutando con evidente sarcasmo puesto que disfrute era precisamente lo que allí faltaba. Desvió ahora el tema hacia ella y su furia que creía adivinar de dónde venía.

- ¿Y qué le hace a usted venir aquí a reclamarme nada? Una mujer que se vende cada noche, que es más puta de lo que osa acusarme a mí y que no mantiene ninguna relación de pareja ni con mi prometido ni con su amigo. ¿Qué le importa lo que yo haga o deje de hacer? No tiene derecho de venir a encararme nada cuando no le debo nada, y oh no, nunca le deberé puesto que yo no requiero de sus servicios, no es mi tipo.

Su rostro seguía impasible al igual que su voz. Tenía ganas de perderla de vista pero por el contrario de sus deseos la mujer no parecía tener ganas de irse de allí.

- ¿O es que acaso usted también está celosa? - Rió cuando el recelo de Alizée hizo acto de aparición confirmando y además con evidencia sus sospechas. – Vaya vaya, me encanta tener razón. ¿Sabe? Seguramente Jaden a estas alturas ya esté refunfuñando como dice sobre lo que es y su profesión. Y creo que no es el único que necesita una ducha por aquí, ¿verdad querida? Porque a este paso tu calentón con él va a incendiarme el cuarto. Además, tengo algo que decirle…

Se irguió sobre su asiento, mirándola seriamente dándole a entender que lo que iba a decirle ahora no era un juego, reprimiendo sus ganas de ahorcarla allí mismo, que no eran pocas gracias a que ella sería la clave para ayudarla a poner las cosas en su sitio.

- Si eso es lo que cree, está muy, pero muy equivocada sobre mí y lo que ocurrió. Es cierto que traté de provocarle, cosa que no fue difícil, y utilizarle para dar celos a Urian, pero entré en razón rápido, antes de que entrarais. Para su información no pasó nada entre nosotros y si quiere creerme bien y sino también. Estuve a punto de acallarle la mente dejándole inconsciente puesto que no dejaba de pensar en usted, sí en usted. La misma que acaba de meter la pata de igual manera con Jaden acusándolo de traicionar la amistad de su amigo. Así que déjese de superioridades conmigo porque aquí está tan hasta el cuello como yo, y todo por dos hombres… quién lo diría.

Negó para sí misma. Nunca pensó ni en sus más alocados sueños encontrarse en tamaña situación y menos por un hombre. ¡Por un hombre! Cuando ella había tenido a muchos antes que él, pero con la gran diferencia que no habían logrado despertar ni la mínima parte de lo que él había logrado en lo que se conocían. Pero, si querían salir bien de esta y por mucho que le repateara la idea, sabía que solo había un modo de hacerlo pero para ello necesitaba que ella también estuviera dispuesta a dar su brazo a torcer.

- Así que si quiere, puede seguir insultándome hasta que se canse porque voy a hacerle el mismo caso que a ese florero. – Señaló hacia donde hubiera habido uno de no ser porque ella misma se lo había cargado horas atrás con su espada. – Bueno, o a lo que queda de él o… Puede escuchar mi propuesta. Y le aseguro que es lo más sensato que se me ha ocurrido esta noche, se lo garantizo… Además de ser nuestra única oportunidad de poder conseguir a los hombres que queremos, y ni se te ocurra negarme que no te atrae Jaden porque entre los dos vais a volverme loca con vuestras fantasías. – Le aclaró antes de que como estaba previendo, se lo negara. Hizo una breve pausa dejándola calmarse y para que le prestara toda la atención.

- ¿Me escuchará? - Esperó unos segundos más antes de proseguir. – Bien, es muy fácil y rápido de explicar. Imagino que ya habrás llegado a la misma conclusión que yo con todo esto puesto que sé que eres inteligente. Si queremos apaciguarlos para poder tratar con ellos de una forma normal que no implique matarnos entre todos y destrozarme el Palazzo, debemos trabajar juntas, aunque nos haga muy poca gracia a ambas. ¿Qué opina? – Inquirió finalmente, rellenando ambas copas mientras esperaba su respuesta. Esto tenía que solucionarse de alguna manera y ante situaciones desesperadas, medidas desesperadas y eso incluía el tener que soportarla de aliada por muy irritable que fuera.

por **Alizée Signoret** Miér Mayo 18, 2011 12:08 am

Esta mujer parecía una víbora con sus palabras, cada vez que hablaba parecía lanzar más veneno del que ya había lanzado. Cada una de sus palabras eran respuesta a las provocaciones que yo había lanzado para defenderme de sus irracionales actos.

La mayoría de sus palabras tenía sentido, pero no terminaba de convencerme el tono de su voz, aquella altanería y sus aires de superioridad me desgradaban. Aquella charla era peor que encontrarme frente a la mujer de algún cliente, pues la vampiresa no dudaba en despreciarme por mi oficio.

- Lección número uno su majestad. No toda cortesana pasa la noche complaciendo en la cama a algún nombre. Las mejores, somos capaces suplir las carencias de ls caballeros en su hogar. Respondí cuando ella guardo silencio y planteo sus intenciones.- Segunda lección. Mis clientes, son hombres que algo más que sexo, buscan una mujer inteligente con quien conversar y compartir. Buscan damas de compañía para viajes de negocios y llevarlas a cenas. - Proseguí defendiendo mi estilo de vida. - Tercero, si no se ha dado cuenta, mis clientes son de primera, me rodeo de realeza y aristócratas.

La ceja arqueada de la vampiresa me de demostraba lo poco que le interesaban mis palabras, pero si deseaba formar alianza tendría que aprender a respetar, sin importar si había nacido en cuna de oro o una pocilga.

- Ahora, entregadas las lecciones. Debo aclararle, que no subestimo su inteligencia, pero si creo que sus emociones la vuelven algo irracional, y la dominan. Expresé lo mismo que hace ya unas horas había dicho a Urian - Si hubiese pensado antes de ir a la alcoba de Jaden, nos habríamos evitado el mal rato.- expresé consciente que ella no había medido sus actos- ¿No hubiese sido más sencillo preguntarle a Urian la razón por la cual me encontraba en su cuarto?

Guardé silencio a la espera de su reacción, y como esperaba su rostro de algún modo pareció serenarse.

- Si firmaremos alianza, que sea con la verdad. No negaré mi interés en D'Alerian. Lo que le dará tranquilidad, pues mi relación con Urian es de amistad, nuestro tiempo de amantes finalizo hace tiempo - Aclaré bebiendo del vino ella acababa de servir.

- Si tiene razón, por separado ninguna conseguirá calmar a la bestia que cada uno lleva dentro - Reconocí - Así que estoy dispuesta a escuchar su propuesta.

por **Shanon Owen** Miér Mayo 18, 2011 4:21 pm

Shanon aclamó a toda su paciencia para aguantar la arrogancia con la que aquella mujer decía darle lecciones a ella sobre su profesión defendiéndola. Cosa que a la vampira ni le iba ni le venía pero si querían llegar a algún tipo de acuerdo, debía tragarse lo que en verdad pensaba en ese momento de ella y sus clientes. Frunció el ceño cuando empezó ahora con sus hipótesis sobre ella y sus emociones que, por desgracia, estaban totalmente acertadas. La pregunta sin embargo la dejó otra vez pensando. Ya iban siendo dos personas esa noche las que le iban aconsejando lo mismo, que en vez de actuar y pelear tanto, tanto Urian como ella debían pararse a hablar sobre ellos y su relación un poco más.

- Esta noche todos parecéis tener la molesta costumbre de juzgar mis acciones y como llevamos la relación, pero tienes razón. Si te digo la verdad, Urian y yo nunca nos hemos parado a hablar nada. Nos conocimos en París y aquellas noches fueron las más tranquilas y apasionadas de toda nuestra historia juntos. Después vino el encontronazo en Roma y desde entonces no hacemos otra cosa que pelear y dañarnos de todas las formas que se nos pasa por la imaginación y no son pocas. Así que sí, supongo que hubiera sido mejor hablarlo todo tranquilamente… pero como bien dices, la impulsividad me gana y creo que no soy la única. Eso es algo que en mayor o menor grado todos tenemos en común.

Asintió en silencio cuando Alizée expresó su acuerdo con la alianza y ambas sonreían por primera vez cómplices bebiendo cada una de su copa.

- Me complace escuchar eso querida. Quién sabe, quizás al final acabemos llevándonos bien… - Shanon se encontraba más calmada, no del todo relajada puesto que el rencor y la furia consigo misma seguía latente, pero al menos podía aguantar el compartir el espacio con ella sin sentir ganas de matarla allí mismo, y eso ya era un avance.

- La propuesta consiste en una alianza entre usted y yo. Lograr que ambos nos escuchen para tratar de arreglar todo este caos. No digo yo que entre medias no podamos darles un pequeño escarmiento y divertirnos a la vez… pero el objetivo principal es poder estar en la misma habitación sin matarnos, cosa que está resultando ser cada vez más milagrosa. Dado que yo no puedo ni siquiera atravesarme ahora mismo en el campo visual de Urian sin desatar una batalla campal tratando de salvar mi cuello, y que Jaden parece no tener muchas más luces que su amigo en lo que a tratar con mujeres se refiere, lo mejor es que cada una hable con el otro para intentar calmarlos y hacerlos entrar en razón. Urian confía en usted, me consta, así que es la única que ahora puede ayudarme y si yo soy capaz de confiar en usted para ello, usted puede confiar en mí para inculcar un poco de cordura y juicio en la cabeza de D’Alerian y que sean capaces de hablar sin tirarse los trastos a la cabeza insultándose. Créame, eso acaba agotando.

Se quedó pensativa en todo eso. Estaba más que comprobado que ambos amigos eran tal para cual. En lo que a inconsciencia se refería ambos se llevaban la palma y de las manos de ellas quedaban la prosperidad de aquellas relaciones. Aunque por eso mismo Shanon se estaba cuestionando seriamente su cordura. Estaba a punto de firmar un pacto con la misma mujer que momentos antes estaba sacando las uñas en contra de ella, la misma que había disfrutado con su sufrimiento. Definitivamente de aquello no podía salir nada bueno, ¿o sí? Como se dice de las cosas locas salen las más inteligentes y si no era así se lo acababa de inventar y le valía.

- Entonces, supongo que esto es definitivamente un trato. – Un breve intercambio de miradas le valió para saber que eso era así y sonrió por primera vez ampliamente con ella. – Por supuesto ahora nos queda planear cómo lo haremos y quisiera saber qué opina y si tiene algo en mente también. A todo esto… ¿Usted sabe dónde se encuentran los dos caballeros en cuestión ahora? – Preguntó cayendo en la cuenta de eso.

Ambas habían salido de sendas habitaciones sin preocuparse de nada más, pero dudaba seriamente que ellos se hubieran quedado también aunque no tenía ni la más remota idea de dónde se encontrarían, confiaba en que si Alizée estaba en las mismas alguna de sus sirvientas que parecían tener ojos y oídos en todos los recovecos del Palazzo les pudiera sacar de dudas.

por **Alizée Signoret** Dom Mayo 22, 2011 3:42 pm

Y fue sin decir palabra alguna, que la altiva Reina y yo, una orgullosa corytesana, sellamos nuestra alianza, tras lo cual prosiguió un brindis en honor de las dos, y los planes que en nuestras mentes se forjaban

- Quizás tengáis razón, y lleguemos a ser algo más que aliadas. Pero eso se verá con el tiempo, y siempre y cuando mi sangre se mantenga intacta - me burlé, antes de beber de mi copa y que ella procediese a expresar sus pensamientos sobre aquellos brutos, pues no quedaba otra palabra para definirlos. Tan arrebatados y acostumbrados a huir de sus sentimientos, que casi no actuaban como personas sino como animales.

Pronto surgió al pregunta que nos permitiría planear bien que hacer, necesitabamos conocer de sus movimientos.

- ¿Los caballero? Pues yo dtría las bestias - Exprese mis pensamientos, a lo que ella respondío con una tenue sonrisa, que sin duda escondía su amargura por los arrebatos de prometido- Conociendo como creo conocer a Urian, el necesita calmarse y como se que no me ha mandado a buscar, debe haber tras D'Alerian - expresé y una burlesca sonrisa afloró en mis labios, recordando el mal momento que él ojiazul debería estar teniendo con sus pantalones- Sobre D'Alerian, debe estar requiriendo el modo de librarse de cierto inconveniente a nivel de su pelvis. Y para eso requerirá algo de vino y una zorra que acepte su dinero

Aquella idea ensombreció mi mirada, pero conocía mis métodos y confiaba que sin importa la zorra que lo aliviase, seguiría faltandole algo. Algo que no le daría tan facil, sus palabras habían despertado el orgullo en mí, y hasta que él cambiase actitud, yo no volvería bajar la guardia.

- Mientras esperamos a que alguna de tus sirvientas, traiga las novedades y corroboré mi teoría. Habría un inconveniente si su Majestad- pronuncié estas con un tono de burla antes de continuar con mi petición- Me facilitase alguno de sus vestidos y de su perfume - expresé mientras una idea maliciosa se cruzaba por mi mente.

Los ojos de mi anfitriona cambiarón su expresión a una evidente pregunta.

- Si los "señores macho alfa" planean irse de farra sin duda no llegaran en un estado de conciencia muy claro. A excepción de Urian, pero para eso tengo solución- Expliqué por encima sin llegar a explicar del toda la idea, porque en ese preciso instante la mucama chismosa ingresaba en el cuarto, con una bandeja de bocadillos, sin duda una excusa para irrumpir allí. La dejo sobre la esa, para luego acercarse a Shanon y susurrarle algo al oído. Una sonrisa de satisfacción afloró en mis labios, por la expresión de la vampiresa, Alessandra traía las noticias que yo ya había adelantado.

- Emm Alessandra, ¿verdad? ¿Así te llamas? - la aludida se volteó con cierto asombro y un evidente malestar ante mi osadía - En el cuarto del Mr. D'alerian, están mis cosas. Necesito traigas mi vestido a la brevedad. Como esperaba, su mirada se cruzó con la de Shanon pidiendo autorización, a lo que ella se limitó a asentir e indicarle que saliese del cuarto.

- Bien ahora te explicaré mi plan. -dije cuando nuevamente estuvimos solas en el cuarto-]i] Les daremos un susto, que los confundirá lo suficiente, para que bajen la agresividad, y sean ellos quienes eviten mirarnos e inclusive mirarse entre ellos.[/i] A medida que hablaba los ojos de mi aliada brillaban entusiasmados.

- ¿como crees que reaccionen si a la mañana siguiente, tras una noche de borrachera despertasen con "sus mujeres" cambiadas y desnudas en sus camas - La idea era algo retorcida, pero no más que la situación en que nos encontrábamos ahora.

Será sencillo confundir a un ebrio Jaden, si usted lleva mis vestido y mi perfume - agregué, mientras sobre la mesa ponía el perfume que mi gran amigo Ariotch había diseñado para mí - No tendrás que hacer nada, el simplemente te facilitara el trabajo y se desvestirá. Sólito se irá a la cama y tu dormirás a su lado, desnuda.

- Por mi parte, me encargare de confundir a Urian, se que el alcohol no le hará mucho efecto, pero si esto. - dije mientras balanceaba ante mí un pequeño frasquito con un brebaje carmesí. -Con un par de gotas de esto en su bebida, y sus sentidos se nublaran. Y no será difícil que se valla a la cama sin saber que ocurrió. Y como yo vestiré sus ropas y su perfume, a la mañana siguiente solo recordará aquello.

- Todo lo demás será una nebulosa de confusión. Y si gustáis, en D'Alerian podrías usar este - Esta vez le mostré el habitual brebaje purpura que aplicaba sobre humanos, cuando no estaba de humor para atender a algún cliente.- ¿concuerdas?

por **Shanon Owen** Sáb Jun 04, 2011 6:51 pm

Era evidente que la sola imagen en nuestras mentes de ambos “machos alfas” buscando distracción en las primeras faldas calentonas que se les cruzaran no les agradaba a ninguna de las mujeres y en ese momento pudo ver la mirada ensombrecida de Alizée que sin embargo seguía manteniendo aquel brillo de malicia que tanto le estaba interesando a Shanon. No la interrumpió para nada en ningún momento, ni siquiera cuando le pidió uno de sus preciados vestidos y perfumes, empezando a intuir qué era lo que se traía entre manos.

La explicación se vio interrumpida por la molesta intromisión de Alessandra que esta vez traía bocadillos por escusa. – Vaya a por lo que le ha pedido Lady Signoret, presto. – Solo quería perder de vista lo más rápidamente a aquella sirvienta a fin de que Alizée pudiera terminar de contarle el plan. ¿Pociones? ¿Confusiones? ¿Intercambios de parejas desnudas? Oh si, eso era incluso mejor que en lo que en un principio había imaginado. Sin duda alguna los rostros de ellos durante todo el día siguiente iban a ser memorables. ¿Y ellas? Unas perfectas actrices que sin costarles mucho fingirían seguir odiándose, total ya lo habían hecho desde la primera mirada que habían cruzado y, a pesar de que ahora iba teniendo más en estima a Alizée, no le costaría volver a tratarla hostilmente.

Enseguida Alessandra regresó cargada con el vestido y perfume de Alizée y de regalo, las noticias que tanto estaban esperando por las que alzó una ceja con evidente interés mientras las escuchaba. Efectivamente ambos hombres habían salido de fiesta para ahogar sus penas mientras ellas se habían quedado encerradas en el Palazzo. Nota mental, se debían ellas también una buena fiesta en compensación por tantos quebraderos de cabeza. Después de que dejara el vestido y perfume encima de la mesa la ordenó que se fuera y que avisara de que no deseaban ser molestadas en lo que restaba de día ni a la mañana siguiente, tanto ellas como los hombres. No sabía si para asegurarse de que no las molestaran o que en el Palazzo no los terminaran de dar por dementes, quizás para ambas cosas.

- Por supuesto que concuerdo. Confundirles será una tarea demasiado fácil de la que estoy deseando ver el resultado o mejor dicho, las reacciones. – Habló una vez que se quedaron definitivamente a solas, concentrada primero viendo el frasco que la humana le había ofrecido para facilitarle aún más la tarea con Jaden aunque imaginando el estado de este sabía que antes de que pudiera pestañear yacería dormido en la cama por lo que tendría que actuar rápido. Regresó la mirada a la de la mujer implícitamente, sonriendo por primera vez en toda la noche ampliamente aunque no era una sonrisa alegre, sino pícara, mientras en su mente ya se iba formando la estrategia que llevaría a cabo para confundir a Jaden antes de que sucumbiera a Morfeo.

Alzó su copa para el brindis final y firma del acuerdo. – Por nosotras y un éxito rotundo que ellos jamás olvidarán. – Una vez terminaron sus bebidas se levantaron de sus asientos comenzando con los preparativos. Mientras Alizée escogía uno de los vestidos de Shanon, esta a su vez se vistió con el de la mujer, intercambiándose más tarde los perfumes quedando totalmente arregladas justo a tiempo cuando un estruendo audible en todo el Palazzo comenzó señal inequívoca de que sus objetivos acababan de llegar. ¿Para qué alarmas teniendo el vocerío de Jaden despertando a todo ser viviente de aquel lugar? Desde luego con él iba a tenerlo más fácil de lo previsto.

Una vez que los ruidos cesaron salieron del cuarto real para cerciorarse de que cada uno estaba en la habitación correcta puesto que de ellos en ese momento se podía esperar cualquier cosa y sin más demora pusieron el plan en marcha. – Nos vemos mañana querida, que pase una buena noche… - Tras una breve despedida cada mujer se adentró en su correspondiente, o no correspondiente depende de cómo se mirara, habitación dando paso a una noche más que memorable. Ellos no sabían donde se habían metido esta vez ni con quienes, pero eso no sería por mucho más.

por **Alizée Signoret** Sáb Jun 11, 2011 10:04 am

Apenas Urián salio del cuarto, me apresure en recoger los frascos con los brebajes, y me quede cerca de la puerta, atenta a sus movimientos. Por fortuna para mi, el vampiro dejo la puerta entreabierta, lo que me permitió vislumbrar entre las sombras su encuentro Jaden. Así apenas desaparecieron, me encaminé al cuarto de Shanon.

Me acomodé en una de las butacas y esperé a que mi cómplice llegase al cuarto para ponerla al tanto de las novedades y planear nuestro próximo golpe. Fue mientras esperaba allí que una mucama, la misma de siempre llegó a la habitación, sin ningún asomo sorpresa por mi presencia en la alcoba real. Más bien, era evidente que esperaba verme allí, pues llevaba un par de bocadillos, y ropa limpia para mi.

- Su alteza informa que pronto vendrá a atenderle -anunció, aclarando que no estaba allí por su voluntad- Ordenó le preparase un baño y le trajese algo de comer mientras espera. -Señaló enfatizando sus palabras y la antipatía que sentía por mi.- Sobre la cama le dejaré un vestido para usted

- Gracias.. Alessandra.... ese es tu nombre ¿verdad?- Ante aquella pregunta ella me lanzo una mirada fulminante, y asintió levemente- Necesito enviar una carta con urgencia, me traerías pluma y papel, y luego te encargas que llegué a la brevedad a su destino.

Una leve mueca de incomodidad asomó por recibir mis ordenes y no poder refutarlas, pero resignada a tener que seguirlas.

Habitualmente no me preocupada de avisarle a Antonelli, sobre mi paradero tras una noche de fiesta... pero esa necesidad había surgido en mí tras aquellos sueños. Algo me decía que necesitaba mantenerme localizable... y mientras pensaba en aquello, la imagen de Ariotch cruzo por mi mente, mientras llevaba a mis labios una copa con jugo, perfecto para despertar.

La sirvienta demoraba demasiado en traer mi encargo, así que me encaminé a tomar un baño reponedor, como si hubiesen adivinado mis gustos, el agua se encontraba perfumada con esencias suaves que se impregnarían en mi piel.

Me introduje en la tibieza del agua, y deje que mi cuerpo y mente se relajasen, a la tal punto que baje la guardia y mi mente voló hacia Jaden y los sentimientos que él producía en í, el muy maldito removía en mi sensaciones y sentimientos nuevos, que jamás ningún hombre había despertado. Ni siquiera Urian. pues la noche en su cuarto, los dos desnudos, no genero ni el más mínimo deseo o interés, solo las ansias de darle un susto y una lección.

Jaden era descortés, grosero y completamente falto de tacto, pero era todo eso y más lo que despertaba aquel sentimiento en mí. La necesidad de domesticarlo, pero mantener firme su espíritu salvaje. Si a eso le sumaba el misterio de su pasado, y su evidente resistencia a acercarse a mí, el desafío era aun mayor. Evidentemente, su cuerpo clamaba por mí, pero su mente se resistía a acercarse, algo en él más poderoso que su deseo y quizás sus sentimientos.

Perdida en mis pensamientos, escuche a la sirvienta entrar al cuarto y dejar mi encargo, ya era tiempo de salir de aquel baño y dejar a mi mente descansar un momento de Jaden. Salí del agua y me envolví en una bata que había quedado allí para mi disposición, con mis largos cabellos estilando y mi rostro libre de cualquier maquillaje, entre en la habitación y tomé la pluma. Escribí la nota señalando mi paradero, y espere a que la muchacha llegase a retirar la nota.

Me llevaba un segundo bocadillo a la boca, cuando Alessandra ingreso al curto, seguida de Shanon, evidentemente la primera informaba Shanon sobre el paradero de los caballeros.

- Buen día, su alteza. Me tome la libertad de hacer uso de sus aposentos - dije en son de burla, mientras una amplia sonrisa floraba en mis labios- ¿Como estuvo su velada? La mía estuvo tal cual lo planeado-

- Alessandra, necesito entregues esto a al brevedad- indiqué mientras que Shanon se sentaba frente a mi.

por **Shanon Owen** Lun Jun 13, 2011 5:28 pm

Después de vestirse nuevamente con las ropas de Alizée y de que Jaden hubiera salido del cuarto como alma que lleva el diablo en dirección a alguna parte Shanon se dispuso a ir al suyo no sin antes dar un par de órdenes. Imaginó que tanto Jaden como Urian irían a encontrarse lo antes posible para contarse lo ocurrido por lo que la Reina no dudó en buscar a la criada que tanto les había incordiado durante toda la noche pero que para su encargo sería la más eficaz. Dio tiempo hasta que ya no escuchó los pasos de Jaden a lo largo del pasillo y salió ella también a la búsqueda de su criada.

- Alessandra – La llamó con calma, con un tono de voz lo suficientemente alto como para que la escuchara. – Quiero que lleves ropas limpias y un buen desayuno a nuestra invitada que seguramente se encuentre ahora en mis aposentos. Y prepárale un buen baño también atendiendo a todas sus necesidades sin discusión. Presto. – La joven asintió con rapidez lista para irse cuando la vampira la detuvo nuevamente.

- Y una cosa más. – Se acercó más a ella para que solo la humana pudiera escucharla, hablándola ahora en voz más baja. – Quiero que me averigües dónde han ido los caballeros. No te costará mucho, no habrán salido del Palazzo, dímelo en cuanto lo sepas, podrás encontrarme en mis aposentos. ¿Te ha quedado claro? – Ahora si la dejó marchar deprisa para realizar sus nuevas órdenes.

Contaba con tiempo antes de que Alessandra cumpliera todos los encargos así que fue a cerciorarse de cómo iban los preparativos para la cena y posterior baile de aquella noche. Desde luego para la coronación no se había escatimado en celebraciones culminando todas con los juegos que tendrían lugar en apenas unos días pero cuyos preparativos iban según lo esperado faltando tan solo unas pocas confirmaciones a la asistencia. Buscó a Paolo, el encargado de todos los preparativos que enseguida la recibió con buenas noticias.

- Todo marcha según lo planeado mi Reina, apenas faltan un par de detalles y un último ensayo general de la banda y todo estará perfecto para esta noche. – El rostro del hombre se iluminó con una radiante sonrisa orgulloso del trabajo bien hecho.

- Me complace escuchar eso Paolo, sabía que podía contar con su eficacia. – Dicho esto se despidió de él y regresó de inmediato a su cuarto encontrándose por el camino con Alessandra que ya parecía traer la información que le había pedido.

- Alteza, se a donde fueron los caballeros. Se encuentran en los baños relajándose. – Para la humana aquella información carecía de la importancia pero Shanon sabía que algo tramarían allí. Una media sonrisa apareció en el mismo instante en el que entró en su habitación viendo a Alizée cómodamente instalada allí, disfrutando del desayuno que había ordenado preparar para ella mientras la saludaba más amistosamente que el resto de las veces.

- Buenos días Alizée. Ya veo que así es, me alegra que todo esté a su gusto querida. Mi velada fue de lo más entretenida y sí, tal y como lo planeamos. Ya sabe cómo es él… parece que está empalado desde que se levanta. – Rió divertida mientras tomaba asiento enfrente de ella viendo a Alessandra tomar la carta que le entregaba Alizée para al momento irse de la habitación.

- Fíjese si nos salió bien el plan que ahora ambos machos alfa se encuentran en los baños quizás en un intento de aclarar todo lo ocurrido o de ahogar la vergüenza al descubrir que fueron engañados por nosotras…

Alzó una ceja mientras ella también se servía algo de beber pero no precisamente zumo de naranja, sino otra bebida que necesitaba aún más si no quería acabar tomándola de ella, algo que ya había sopesado el día anterior según se conocieron en reiteradas ocasiones pero que había desechado puesto que eso sí le costaría caro además de que ya esa idea no la creía necesaria.

- Veo que mandó una carta muy urgente ¿Puedo preguntar para quién era? – Inquirió mientras daba un trago a la bebida escuchando su respuesta aunque no conocía al destinatario. – Por cierto, esta noche habrá una cena de gala y baile, creo que sería el escenario perfecto para hacer otra de las nuestras ¿no le parece? Pero mejor si lo planeamos de camino a los baños, ellos no son los únicos que se merecen un relajo y quién sabe, puede resultar muy interesante. ¿Qué me dice?

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por **Ariotch Mortzgen** Lun Jul 04, 2011 2:07 pm

Ariotch se encontraba en la entrada del gran palacio, como era costumbre de Alizée, ella siempre rodeada de grandes lujos y peligros. El joven mago lanzó un suspiro mental mientras caminaba por la puerta principal del palacio no había sido fácil entrar, y si no fuera por su persuasión natural y sus tan apreciados brebajes y pociones, no lo hubiera logrado.

Todo el lugar se sentía frío, no era un frío natural, pues el clima era cálido en esa época del año, si no que era una frialdad más profunda, más negra, algo había en ese lugar que no dejaba a Ariotch en paz, una frialdad oscura y atrayente, el muchacho caminó algo inquieto por el vestíbulo esperando encontrar un objetivo para sus trampas y encantos, alguien que lo guiara hasta su pequeña Alizée , cuando se percató de que todas las ventanas estaban firmemente ocultas tras unas gruesas cortinas que no dejaban pasar el mas mínimo rayo de sol, entonces lo comprendió todo, el brujo no frecuentaba tratos con vampiros, pero si se había topado con uno o dos en su vida, y esta sensación que sentía, claramente pertenecía a ellos, era esa esencia de muerte y poder lo que hacía que su piel se erizara y a la vez hacia que no pudiera dejar de avanzar, ese poder oscuro y embriagante lo llamaba lentamente.

- Ay Alizée, mi pequeño capullo de flor, ¿En que estas metida esta vez?, tratando con vampiros, no es algo que deberías hacer, menos si aún no controlas tus habilidades – dijo el joven en su fuero interno. Mientras continuaba avanzando iba a comenzar una larga cátedra mental sobre los problemas de sociabilizar con no muertos, cuando una criada pasó por su lado con una carta en las manos, una carta que curiosamente olía a Alizée, ese perfume suave y dulce que el mismo fabricaba, podría haber olido solo una gota entre mil rosas y distinguirlo entre todos los perfumes del mundo, ese perfume era único como quien lo portaba, esa criada, sabia donde se encontraba Alizée.

Ariotch tenía que actuar rápido, de seguro la muchacha no le diría la ubicación de su amiga a un humano desconocido, pero Ariotch no era un simple humano, y enarbolando su sonrisa más encantadora se dirigió a la joven

- Oh Ángeles y Arcángeles, ¿os has olvidado de llevar hasta los cielos a esta hermosa criatura, o has sido vos mi hermosa dama quien ha decidido quedarse alejada de las puertas del paraíso? – La muchacha miró asombrada al brujo y algo enojada, de seguro no acostumbraba ser tratada así y algo le decía que no había tenido una muy buena noche ni mucho menos una buena mañana, pero cuando miro a los hermosos ojos del hechicero y la brillante sonrisa, cayó simplemente rendida a los pies de Ariotch, esa era solo una de las ventajas de ser un brujo encantador.

- De seguro este no es el cielo, todo lo contrario más bien es el infierno – dijo sonriendo estúpidamente – Perdone señor, mi nombre es Alessandra, para servirle – terminó con una sonrisa embobada y una reverencia.

- Oh Alessandra, que hermoso nombre para tan bella mujer – dijo acercándose un poco más a la criada – Mi nombre es Ariotch y como tu estoy obligado a servir a alguien – dijo tratando de acercarse al corazón de la joven haciéndola sentirse comprendida – Ahora mismo le estoy buscando, de seguro la has visto, su nombre es Alizée Signoret, sé que esta por este palacio y he de entregarle una pésima noticia – suspiró teatralmente - ¿Podrías tu decirme dónde puedo encontrarla?, ansío poder terminar con este encargo para luego evocarme en temas de mayor importancia – Y sacando una rosa de su elegante saco y entregándosela a la joven criada susurró – Cosas más importantes, como una hermosa y solitaria criada.

Alessandra enrojeció y el brujo pudo ver en el rostro de la joven como su mente luchaba por decidir entre obedecer la orden de su señora y el encanto del joven, para suerte de Ariotch en esta criada no había demasiada lealtad por su señora, y las ultimas ordenes hacia ella habían sido de tal mal gusto para ella, que prontamente el encanto se sobrepuso a la orden.

- La señorita Alizée – dijo en tono despectivo – se encuentra en la habitación de su majestad, han estado muy ocupadas haciendo planes, no sé si sea conveniente que las molestes, pero supongo que puedes hacer un intento – dijo con un cambio en su voz – para terminar con esta tarea tuya rápidamente.

Ariotch sonrió con la satisfacción presente en sus ojos, su vida y su amiga Alizée le habían enseñado que no solo los hombres disfrutan de una buena compañía, en la mesa y en la cama, si no que las mujeres tampoco escapaban a esto, y gracias a esa naturaleza, el muchacho ya sabía dónde encontrar a su querida Alizée

- Muchas gracias Alessandra – dijo tomando la mano de la muchacha y besándola suavemente – espero encontrarte pronto – sus palabras salieron raudas de su boca mientras se alejaba por el camino que la joven le había señalado como el indicado para llegar a la habitación real

Ariotch tuvo que dar varias vueltas y subir varias escaleras, pero algo había que le impedía perderse, esa fuerza oscura y magnética, Alizée estaba con un vampiro y la fuerza del no muerto era lo que llamaba al muchacho. Tras un par de minutos de caminata, el hechicero se encontró frente a las puertas de la alcoba de Shanon, con un suave replique en las puerta avisó su presencia, y sin esperar más, entró en la habitación, lo primero que el brujo notó fue la presencia de un vampiro, un poder oscuro y ancestral, luego la cama desecha y a las dos muchachas sentadas en un sofá, disfrutando de un delicioso tentempié, ahí estaba su amiga, mirándolo, y mostrando solo su espalda, una mujer de porte aristocrático

- Vaya mi pequeña flor, no sabía que ahora también ofrecías tus servicios a las damas de la realeza– las palabras salieron de la boca del chico sin que estas pasaran por su cerebro antes, la cara de Alizée era indescifrable, mientras que la vampiresa giraba su rostro hacia Ariotch, y enarcaba una ceja.

- Oh lo lamento su majestad – dijo poniendo su rostro más encantador mientras hacia una reverencia profunda y elegante – mi nombre es Ariotch, es un placer conocer a tan distinguida dama, estoy aquí para servirle. – luego volviendo su rostro hacia su querida amiga, realizó una nueva reverencia y dijo – Oh mi pequeña, es un gusto volver a saludarte – Y con una sonrisa brillante esperó la respuesta de ambas ante esta inesperada aparición.

por **Alizée Signoret** Jue Jul 07, 2011 11:12 pm

La mañana en los baños, resulto tener un final algo inesperado, pero no por ello poco gratificante. Las manos de los masajistas nos habían sentado de maravilla, y si bien aun no lográbamos poner las cosas en orden, pronto lo tendrían, o al menos eso esperaba. Mi vida estaba requiriendo de su habitual calma, de fiestas, clientes y por su puesto los placeres de la vida, sin la tensión de las discusiones, de romances inestables. Pero sobretodo, necesitaba del abrazo de alguien que me comprendiese sin palabras.

- Lady Signoret, estoy segura que este corset le sentará de maravilla- menciono la modista de mediana edad, que Shanon citó para preparar nuestros vestido para aquella noche. Claro, en consideración al tiempo, ella trajo piezas listas, que solo bastaba que eligiésemos y combinásemos, para ella armase los vestidos. Sin duda aquella era toda una hazaña, pero sus referencias eran perfectas y según la misma Reina, hacia milagros en cuestión de horas.

Y tenía razón, por las piezas que trajo para nuestra elección, era fácil ver su talento y su buen gusto. Los colores y las telas, eran las finas de todo el viejo continente, y los cortes sin duda eran los más modernos en lo que ha moda se refiere. Precisamente, el corset que en ese momento me estaba enseñando parecía hecho a mi medida, un escote cuadrado, que ostentaba lo justo y necesario de mis atributos, de un hermoso color turquesa, con accesorios en color plata al igual que la pieza que cruzaba el busto y parte de los hombros.

- Es hermoso - fue lo único que pude decir, al ver la prefección de aquella prenda. Ahora solo bastaba elegir el faldón adecuado, de la veintena que estaban frente a mí. Te todos los colores y las combinaciones, Shanon, por su parte se encontraba sentada a mi lado en el sofá comentando sobre las piezas y por supuesto sobre los más diez corset que me había enseñado, siendo sin duda este ultimo el que más le agrado.

- ¿Cuántos suspiros crees que robe esta noche? ¿Cuántos caballeros se rendirán ante mí? - me burlaba entre las risas de mi anfitriona, mientras la modista nos enseñaba la variedad de faldones que trajo para nuestra elección.

Me incliné para coger una taza de té del tentempié que las mucamas habían preparado para ambas, o más bien para mí, cuando un suave golpe a la puerta anuncio la llegada de alguien, sonido al que no presté atención y continué bebiendo mi té, hasta que las palabras de una voz demasiado familiar, me envolvieron por completo en un estado de perplejidad.

Sin prestar atención a su broma, o más bien sin responderle o preocuparme del protocolo de las presentaciones, me puse de pie y corrí a refugiarme en los brazos de mi viejo amigo.

- ¡Mi amado Ariotch! ¡Qué Maravillosa sorpresa!-exclamé rodeándolo con mis brazos y colgándome de su cuello, radiante de felicidad- ¿Cómo llegaste hasta aquí? ¿Por qué siempre eres tan acertado? - solté las preguntas para luego tomar su mano y llevarlo ante Shanon, que miraba curiosa aquellas escena.

- Shanon, permíteme presentarte a Ariotch Mortzgen, mi gran amigo de quien te hablé- Indiqué, recobrando la compostura y presentando al recién llegado-- Ariotch, ella es Shanon Owen, Soberana del Imperio-

por **Shanon Owen** Dom Jul 10, 2011 6:23 pm

Los baños no es que hubieran resultado tal y lo planeado. Había sufrido la baja de uno de sus mejores masajistas pero por lo menos eso no sería problema de sustituir. La venganza que ambas habían planeado casi logra volverse contra ellas pero aún así, todo tuvo un final muy particular y nada decepcionante. Tras largas horas en esas instancias, salieron totalmente relajadas hacia los aposentos de la Reina. Habían sido avisadas de que la modista ya las estaba esperando preparada y sin más demora fueron a su encuentro, les esperaba la ardua tarea de elegir vestidos y complementos. Para los caballeros seguramente fuera una nimiedad, ellos lo tenían sumamente fácil, con lucir sus trajes de gala ya les servía, en cambio las damas no podían repetir vestido y mucho menos la Reina cuya imagen era fundamental.

Ya en la habitación se produjo un baile de telas. Corsés por un lado, faldas por el otro y cientos de piezas revueltas sobre la gran cama de la vampira. Pero a pesar de todo aquel jaleo ambas damas se lo estaban pasando en grande probándose la ropa. La primera fue Alizée, quien tras probarse innumerables corsés terminó dando con el perfecto, un corsé turquesa de escote cuadrado que se ajustaba a la perfección a su cuerpo, como si hubiera estado pensado para ella.

- Sin ninguna duda, ese es el perfecto para usted querida… Se la ve despampanante. – Rió con sus ocurrencias a la par que la modista que, a pesar de mantenerse tímida ante nuestra presencia, poco a poco iba relajándose y sintiéndose con más confianza. – Más certero es pensar cuántos caballeros se quedarán boquiabiertos a su paso y cuántas damas la envidiarán por desviar la atención de cuantos las rodeen.

Se acomodó más en el sofá, reclinándose contra el respaldo mientras Alizée tomaba su té antes de continuar ahora eligiendo la falda. En ese justo momento alguien irrumpió en la habitación sin previo aviso, soltando deducciones sobre ambas que eran poco menos que certeras teniendo en cuenta que el día anterior si hubieran podido se habrían matado. Fue entonces cuando giró su rostro enarcando una perfilada ceja mientras miraba inquisidora al joven quien se sorprendió al reconocer quien era ella. Antes de poder decirle una palabra Alizée saltó a sus brazos dejándola a ella perpleja por tal acto esperando la explicación a la pregunta más obvia, ¿quién era él?.

Minutos más tarde la respuesta vino sola, asintiendo mientras se levantaba de su asiento para ir al encuentro del joven. La vampira realizo una leve inclinación de cabeza a modo de saludo mientras se paraba al lado de Alizée quien seguía apenas con un corsé y la ropa interior.

- Un placer conocerle al fin Monsieur Mortzgen, no le esperaba su llegada tan… intempestiva. – Comentó bromista sonriendo ante su intento de gesto inocente. – Tengo curiosidad, ¿acaso por el mero hecho de ser la Reina, no podría requerir de los servicios de Lady Signoret aquí presente? Quién sabe, quizás si hemos disfrutado de una noche en compañía, ¿por qué sino iba a estar en mi cuarto siendo ambas desconocidas? – Se encogió de hombros planteando la pregunta con seriedad, su rostro estaba inexpresivo ahora queriendo saber por dónde saldrían las ocurrencias del joven ahora aunque sabía que Alizée estaría luchando por contener la risa en esos momentos.

por **Ariotch Mortzgen** Mar Jul 19, 2011 10:47 pm

Las palabras de la vampira hicieron que el joven hechicero explotara en carcajadas – Su alteza – dijo entre risitas – Está claro que usted no necesita de los servicios de mi pequeña Alizée, pero si lo hiciera, solo me parecería extraño que mi pequeño capullo no me lo haya contado antes, tendríamos muchas cosas de hablar si fuera así, ¿No crees Alizée? – Dijo sonriendo, mientras a su mente venían las veces en las que él había compartido el lecho con alguien de su mismo sexo – Por otra parte, ella puede estar en su habitación por miles de razones distintas, yo mismo estoy en ella sin haberme acostado con usted, conociendo a Alizée de seguro se encuentra aquí por algo completamente inesperado, es algo que ambos compartimos – dijo guiñándole un ojo a Shanon y mostrando una alegre y reluciente sonrisa.- Hablando de cosas inesperadas, tengo que hablar contigo Alizée, ¿recuerdas el encargo que me dejaste en Paris?, pues he encontrado un par de cosas interesantes que quizás te agradaría saber – el muchacho miró de reojo a la vampira y luego a Alizée, preguntándole con la mirada si era prudente hablar frente a esta extraña, es cierto, era una vampira y de seguro sabía algo, pero de todas maneras era el secreto de su amiga, no el de él, y la apreciaba lo suficiente como para preguntarle si quería que alguien más supiera de él. Sin darse tiempo a el mismo de titubear el hechicero continuó hablando, esperando que la vampira no notara la atracción que sentía por ella, y esperando que no se diera cuenta del secreto que guardaba – Aunque antes de seguir con eso, me gustaría que me explicaras mi querida, que haces en un lugar como este, de seguro es algo interesante y completamente alocado, y como bien sabes, siempre me han interesado esas cosas – le dedico una sonrisa pícara a Alizée y luego volviéndose hacia Shanon dijo – Claro, me gustaría que ambas me lo explicaran, si su alteza así lo desea…

por **Alizée Signoret** Mar Jul 26, 2011 5:50 pm

Evidentemente mis atuendos no eran los más apropiados para recibir visitas, y menos para colgarme del cuello de un hombre, por muy íntimos que fuésemos, aquellas demostraciones no eran bien vistas. El rostro de la costurera demostraba una evidente desaprobación, y dejaban en claro que ella seguía al pie nuestra conversación. De aquí a que fuese la hora del baile, toda al corte sabría que su majestad tenía un idilio con una cortesana y que tenían un festín de líos de sabanas con un forastero, Ariotch

Si bien nada era explicito, las palabras de los presentes daban a entrever mucho a la imaginación, y claro la mujer, pensaba en el peor modo de interpretar lo que allí se hablaba. De modo que si la corte podía imaginar cualquier cosa a partir de retazos de aquellas palabras, un par de movimientos de ella, podrían sulfurar los oídos de ciertos caballeros.

Lancé una fugaz mirada a mi anfitriona y luego a la modista, para que la primera comprendiese mis próximos movimientos, y siguiese mi juego de provocaciones, especialmente planeados para los cotilleos de la corte y los oídos de los caballeros que hace poco habíamos dejado en los baños. Recepcionado el mensaje, di inicio a mi plan, ante un perplejo Ariotch, a la espera que el siguiese aquel peculiar juego y que mi astuta aliada aportase lo suyo.

- Como verás mi amado Ariotch, con Shanon tenemos una relación cargada de complicidad.-mientras pronunciaba estas palabras con una voz cargada de misterio, me acerqué a la vampira. Con suavidad alce mi mano para acariciar el rostro de ella, recorrí su mejilla, para luego tomar su mentón y acercarla a mí. Quedando a tan poca distancia que los alientos de ambas se podía fundir en uno.

Un brillo malicioso afloro en mis labios y sonreí de medio lado, segura que aquella escena sería aun más desconcertante. Con sumo cuidado pase una pierna por el lado de la soberana y la apoye sobre el sofá, rodeándola. -Con Shanon hemos descubierto que tenemos muchas cosas en común, y sin duda nuestros líos de sabanas son prueba de ello. ¿o no querida? - Con estas palabras entrelace mis dedos en su cabello, para luego delinear su rostro y apoyar mi mano libre en su cintura.

Mantuve aquel contacto el tiempo suficiente para ver la mirada atónita de mi amigo y de la costurera, tiempo que Shanon utilizo para seguir mi juego. En mi mente podía ver los rostros de Urian y Jaden, cuando supiesen de aquella escena, algo que sin duda no se esperaban. Mientras pensaba en aquello, me aleje de la vampira, y camine la poca distancia que había entre Ariotch y yo, con delicadeza lo empuje hasta que quedo sentado en una de las butacas, y me senté a hojarascas en sus piernas.

- Ahora cariño, ¿te interesa ser parte de este juego?- cuestioné con malicia, acariciando su rostro, para luego acercarme a su oído y susurrar… -Se que te gusta experimentar en este tipo de travesuras…

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