Gatito, gatito, gatito... no subestimes al lobo (privado)

por Invitado Miér Mayo 18, 2011 12:10 am

Habían pasado ya un buen rato desde que se habían encontrado y habían decidido ir a su casa, y la verdad habían tardado mas de lo normal porque se habían distraído en un montón de tonterías y al final se habían desviado un poco del camino, pero por fin lograban divisar la Hell´s Hause a lo lejos. El rostro de kaine se ilumino al momento en que sus ojos se posaron en su querida mansión, cuando la compro hacia algunos años solo era una casa normal como las otras, los jardines se vestían de muchos colores y las aves cantaban todo el tiempo, era como de cuento de hadas, de esos en los que la princesa conocía al príncipe se casaban y eran felices por siempre… pero la verdad a el nunca le habían gustado esa clase de relatos

- Aquí esta… mi amada mansión-dijo con un orgullo marcado, como el que se alcanza a distinguir de un padre que habla de su hija- No te parece hermosa??-dijo extendiendo los brazos en forma de alabanza dejando ver aquella extraña mansión en la que el sol parecía haberse ocultado para siempre y las plantas se negaban a curarse de aquella extraña enfermedad que les impedía verse hermosas y llenas de vida, entonces, tomo a su acompañante del brazo a avanzo rápidamente hacia la puerta mientras sus perros ladraban como enloquecidos, a lo cual kaine no le estaba prestando mucha – ÁBRANME ALIMAÑAS DEL DEMONIO!!!!!!!-grito al momento que los sirvientes comenzaban a correr dentro de la casa preparándose para la llegada de su amo el gritón mal encarado, podía escucharse un total desastre dentro, como si además de el nervio de la llegada del amo hubiese algo mas que tuviese a los sirvientes dando tumbos por toda la casa

por **Louis J. Bouquet** Lun Mayo 30, 2011 11:00 am

Creía que nunca ibamos a llegar. Y lo peor del asunto, por momento creí que ni siquiera llegaria completo. Si, era un gato cobarde, si, y eso que? No podia cambiar mi naturaleza. Asi era y asi seguiría hasta el final de mis días. Era como parte de uno de mis genes, no lo sé. Mis piernas empezaban a dolor. Eh! Pero no es que se flojo, no! Simplemente, estaba cansado. Caminar con aquellas botas era pesado a la larga, y las actividades de la semana, otro tanto. Además, a pesar de los accesos de panico que me generaba- si, incluido el vago dolor aún en una parte de la cabeza.- creo que estaba contento de estar con Kaine.
El angel de ese chico, me agradaba, y me hacia, sinceramente, no menos que admirarlo.

La casa que se veía ya en su plenitud, lo dejo boquiabierto. Y al escuchar al lobo, sonrió.
-Si, es una casa realmente preciosa… Vaya… Nunca hubiera imaginado que vivieras asi. Te soy sincero, crei que sería algo mucho más salvaje….- Rei un poco. No era sarcasmo, no. Por que a pesar de o decadente, era bonita. Si, la belleza tambien pude residir en algo sin color y deprimente. Solo hay que ser un buen observador.
Kaine me tomó y yo lo seguí, con una sonrisa, mirando fascinado aquel decadente jardín. Ni el ladrido de los canes del lobo, lo distraían. Soltó otra risita al escuchar aquel potente grito del castaño lobo. El ruido delataba movimiento dentro. Y la curiosidad empezaba a hormiguear dentro. Kaine lo trataba bien… por que era su amigo? Por que era la mascota de alguien muy cercano? Si era si… ¿sería posible que la gente de adentro le tuviera miedo?

-Hay que ver… seguro que los asustaste con ese alarido, mi amigo

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