Protegida de todo mal {Daniel}

por **Ever Van der Rosso** Vie Mayo 20, 2011 2:44 pm

20:38. Calles Parisinas. Noche. Peligro.

Bruscamente la tarde se ha aclarado
Porque ya cae la lluvia minuciosa.
Cae o cayó. La lluvia es una cosa
Que sin duda sucede en el pasado.

Quien la oye caer ha recobrado
El tiempo en que la suerte venturosa
Le reveló una flor llamada rosa
Y el curioso color del colorado.

Esta lluvia que ciega los cristales
Alegrará en perdidos arrabales
Las negras uvas de una parra en cierto

Patio que ya no existe. La mojada
Tarde me trae la voz, la voz deseada,
De mi padre que vuelve y que no ha muerto.

//

La lluvia caía con fuerza sobre el rostro de Ever. Empapándola sin remedio. No podía estar más mojada aun. El vestido corto que llevaba, se le pegaba con fuerza al cuerpo, por culpa del peso del agua. Era muy incómodo andar con ese vestuario por una calle transitada a esas horas. La joven miraba con envidia a las demás personas, cubiertas con grandes y pomposos paraguas de lujosos materiales. Pero ella no había previsto lluvia para aquel día, y eso era extraño porque nunca se equivocaba. Llevaba casi media hora caminando bajo la intensa lluvia, ya que cada vez que intentaba entrar en algún establecimiento para estar a buen recaudo, la echaban inmediatamente, alegando "su suciedad y mal aspecto" resumiendo, sabían que era gitana y no la querían allí. ¿Es que tenía pinta de ser mala persona, ella?

Después de otro buen rato, dejó de intentar entrar en los lugares habitables, nadie la dejaba por mucho que quisiese. Todoos le lanzaban miradas de odio mezcladas con asco, incluso una vez un niño le escupió y le gritó algo obsceno en francés, algo que pudo traducir como: "estúpida gitana, deberías irte a... ...te mereces la muerte" a partir de esas palabras decidió no seguir traduciendo. Ya desesperada, decidió sentarse en un banco, dejando que la lluvia cayese encima de ella y la mojara a más no poder. A ese paso moriría de hipotermia. No se secó las amargas lágrimas que se derramaban sin cesar. ¿Que más daba? Se confundían con la lluvia y no había nadie que la observase para reirse de ella.

Observó en silencio como unos hombres salían de un bar, con un periódico sobre la cabeza, intentando en vano no mojarse. -Ellos por lo menos tenían un lugar donde estar- murmuró con pesar y amargura. Cerró los ojos, ya cansada de todo, no tenía hogar, no sabía el paradero de sus hermanos... Entonces a partir de ahí, ¿que haría?

por **Daniel Blackwood** Vie Mayo 20, 2011 3:01 pm

Corria por las calles parisinas, las nubes encapotaban el ciello y la lluvia caia sin piedad a lo largo de la ciudad, El paraguas negro que llevaba conseguia tapar gran parte de mi cuerpo no en vano el pelo se mojo y el cielo comenzó a tronar.

Mientras sorteaba los charcos vi a una chica con un vestido corto, calada hasta los huesos, tenia el pelo goteandola por la cara y las piernas al aire, miraba habia el cielo con los ojos cerrados parecia disfrutar o haberse dado por vencida con la lluvia y no me parecia para nada extraño, pero el atrevimiento una vez actuo por mi y puse el paraguas ecima suyo y yo a un lado de ella esperando que se diera cuenta de que no llovia sobre su rostro.
-Hola Mademoiselle, es buena la lluvia, pero asi lo unico que conseguira es que la tomen por loca y se ponga enferma.Dije entrecerrando los ojos mientras la lluvia caia por parte de mi rostro

por **Ever Van der Rosso** Sáb Mayo 21, 2011 7:51 am

Y las gotas seguían cayendo por su rostro, el pelo se le pegaba a la cara, provocándole algún que otro escalofrio de vez en cuando. Ever seguía con los ojos cerrados, evitando mirar a la poca gente que pasaba y se la quedaba mirando como si fuera una loca recién salida del sanatorio mental, ¿pero que podía hacer si nadie le daba alojamiento? ¿si no la dejaban entrar en ningún puñetero bar del demonio? Pero no iba a cogerse una pataleta, no, no valía la pena enfadarse por ello. Y así estuvo como unos diez minutos más, hasta que notó que el agua no seguía cayendo sobre su rostro, pero si seguía cayendo sobre el cemento y la tierra. Abrió los ojos y lo primero que vio fue un negro paraguas que se extendía por encima de ella, miró sorprendida a un lado y vio que había un joven a su lado.

Se quedó por un pequeño instante sin reacción. No sabía que hacer ni decir. Aquella era la única muestra de amabilidad que había recibido de alguien durante mucho, mucho tiempo. Entreabrió los labios para decir algo, aunque fueran solo palabras de agradecimiento; pero sonrió. -Creo que no hay necesidad de mojarme para que me consideren loca- susurró con un deje divertido en la voz, que le temblaba ligeramente por el frío. -Y bueno, supongo que gracias por el gesto, monsieur- agradeció, ahora si. Titubeó y al fin decidió -Y digame, ¿como que usted pasea en un día de lluvia, lord?- preguntó sin discreción, pero que le iba a hacer, aquello no era lo suyo.

por **Daniel Blackwood** Dom Mayo 22, 2011 4:23 am

Miré a la chica a los ojos y la sonreia aunque mi cabello estuviera empapado-Bueno, estaba de camino Mademoiselle y la he visto aqui plantada como una flor siendo regada por unas implacables gotas, me he visto con el deber de cederla mi paraguas.
Me saque la caqueta y se la puse en los hombros. La mujer estaba calada, hasta tal punto que su vestido goteaba, sus labios también y castañeaba los dientes por el frio que recorria su joven cuerpo.

-No pretendo ser molesto, pero quizás quiera entrar a un café, un restaurante o ir a mi casa a secarse Mademoiselle-ella me miro con la ceja arquedada y me apresuré a decir-es para secarse no tema, no tengo ninguna intención y hoy me ha pillado de buen humor a pesar del tiempo de perros. Usted me dira-La sonrei amablemente mientras la camisa blanca se mojaba y mi pelo también.

por **Ever Van der Rosso** Dom Mayo 22, 2011 4:42 am

No cabía la sorpresa en Ever, no esperaba que alguien la cubriera para que no enfermara, solo por solidaridas, puede que por pena. Ante ese pensamiento apretó la mandíbula con fuerza, consiguiendo así que sus dientes cesaran el castañeo. El hombre se quitó la chaqueta y se la puso sobre los hombros a Ever, para que una parte del frío cesara. Le ofreció ir a un bar, restaurante o a su casa. Alzó una ceja, acto reflejo, ante el ofrecimiento, así que el hombre añadió rápidamente que era para que la joven se secara. -No creo que en bares y restaurantes me dejen entrar, monsieur- susurró apenada mientras cerraba los puños con rábia para con las personas tan ingenuas cabidas en este mundo de dolor y sufrimiento.

El tercer ofrecimiento parecía ser el más fácil, pero también el más incómodo. Ever no creía que alguien la quisiera ayudar sin un transforno de muerte para ella. Pero estaba claro que necesitaba secarse. Su mente le gritaba, le chillaba que aquello podía ser una mala broma del destino, que la matarían. ¿Y si no?, le preguntó a su mente, que se mostraba indecisa entonces. Dejó sus cavilaciones para otro momento al ver que el caballero se estaba empapando -No debería mojarse teniendo paraguas, lord- le susurró con el entrecejo fruncido.

por **Daniel Blackwood** Dom Mayo 22, 2011 6:00 am

-No es molestia Mademoiselle, iremos a mi casa tengo un par de habitaciones vacias, es una casa pequeña y modesta no tengo sirvientes pero si agua caliente y electricidad, acompañeme-Dije tendiendo el brazo para que lo cogiera.

Me encaminé con una mano sosteniendo el paraguas para cubrirla y a la vez tener su brazo rodenado el mio, salimos de las calles parisinas importantes y llegamos a doblar la esquina, una pequeña zona residencia de casas pequeñas de dos plantas y unas escaleras con un farolillo que iluminaba el numero de la casa. Saqué la llave del bolsillo y abri la puerta.
-Pasé usted señorita y disculpeme un momento- La dije amablemente, encendi las luces dejando ver el color amarillo de la pared, los muebles de madera.
Frente a la puerta principal pegadas a la pared se encontraban las escaleras que subian a dos pequeños dormitorios que uno le usaba de estudio y un baño, en la parte baja de frente se encontraba la sala de estar con chimenea y sillones cómodos y una biblioteca de libros, a la izquierda de las escaleras estaba la cocina con una mesa de madera en el centro donde se comia.
Habia subido al cuarto cogiendo una toalla, salentando el agua caliente y preparandola una camisa blanca y unos pantalones mios, que deberia ponerse cuando haya terminado.
-sientase libre de estar por la casa, la he preparado un baño y cuando termine baje su vestido para ponerlo al lado de la chimenea, si necesita algo no dude en pedirmelo estaré en la cocina cocinando algo de venado, para cuando salga.
Era una chica joven y guapa, era normal que se sintiera desconcertada y en cierta parte avergonzada.

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