Una noche de luces [Jasmine Rashid]

Es una noche calurosa de primavera, por lo que llevo mi camisa gris y pantalones negros, sin mi saco que había estado usando mucho últimamente. No dejo que se vean mis tatuajes, pues podrían causar conmoción entre la gente, aun no es normal ver gente pintada, sin que piensen en piratas o hechiceros.

He estado por casi toda la ciudad, conozco los rincones más oscuros y las zonas que el hombre olvido y la tierra parece reclamar llenándola de un frondoso verde. He estado en mi tienda tanto tiempo, que las plantas parecían que me hablaban e invitaban a que saliera una noche, simplemente a sentir la brisa sobre mi rostro. Así que las escuche, si es que es cierto que me hablaron y llegue aquí.

Luna Park, repleto de personas, lleno de risas y luces que hacen a uno querer correr hacia el. Hay bellos espectáculos de danza así como juegos recreativos e incluso románticos, que llevan a uno a llevar una sonrisa enorme a los labios. He escuchado que en las esquinas puedes encontrar mimos que comienzan por imitar al primer despistado que se acerca sin verlo y comienzan a hacer una presentación de uno mismo sin que lo notes. La rueda de la fortuna es famosa, porque puedes ver la ciudad junto a tu pareja, solos en una pequeña canastilla que parece elevarse sobre las nubes y llevarlos al cielo, a perderse en su mundo único y romántico de donde nadie quiere escapar. Debería de traer a Yulianna aquí, pero ni siquiera estoy seguro de que es lo que somos ¿Amantes? ¿Amigos con derecho? ¿Pareja? No es que no la quiera, pero le temo al compromiso, que mas podría decir-Tal vez sólo debería de estar con ella y punto sin pensar en lo demás-pienso para mí mismo.

Antes de decidirme si entrar o no, me quedo frente a la entrada, viendo a los niños corres dentro a las familias tiendo y siendo felices. Si tan solo me hubieran dado la oportunidad de ser feliz como ellos, entraría en ese lugar y pasaría esta noche que recién comienza lleno de sonrisas. Con mis hijos y Violeta. Pero el destino no me lo permitió, ni siquiera tuvimos hijos y mi esposa pereció.
Un pequeño niño pasa cerca de mi y casi cocha contra mi pierna, se asusta un poco al verme de pie frente a la puerta y me inclino hacia el.

-Perdona, no debí de atravesarme en la entra de ese modo-le digo sonriendo-Discúlpeme, Caballero.

El niño, entre risas, seguramente por haber sido llamado caballero, se aleja corriendo con su familia que ya va unos pasos adelante. Veo como el niño apunta hacia mí, riendo aun, mientras habla con su madre que me mira sonriente –Cuide más a su niño, señora-pienso mientras levanto la mano en signo de saludo.

Doy la espalda al parque y decido retirarme, tal vez no hay diversión para mi hoy. En ese momento veo caminar a una mujer morena y de ojos brillantes. Pasa frente a mi y sin darme cuenta me acerco lo suficiente para chocar contra ella, rápidamente sostengo su cintura para evitar que caiga y levanto. Me alejo unos centímetros y me clavo en sus ojos.

-Discúlpeme, señorita. Debo de ser mas atento al caminar-le digo avergonzado

-Mi nombre es Rayner Andrews-me inclino a su mano y se la beso-Debo de admitir que fue una gran distracción mía el caminar así. De nuevo le ofrezco mis disculpas.

La chica es morena de ojos de color, muy hermosa a decir verdad, exótica para este lado del mundo. Si bien puedo sentir un corazón calmo en ella, sólo tocado por un poco de preocupación, tal vez por la hora, aunque la noche recién comienza. Posiblemente de clase alta, por su porte, no es que me importe mucho aun así.

-¿Qué es lo que la trae a esta parte de la bella ciudad, señorita? ¿Tal vez a pasear por el parque en esta noche tan hermosa?-La veo sonriendo-Aunque el brillo de las estrellas no se compara con su resplandor propio señorita…Bueno no se su nombre.

Me dejo llevar mucho por los momentos, tal vez pensaría que soy un loco por querer abordarla así, o un simple patan que busca su caza de la noche. Aun así, ¿Quien cazaría señoritas en un parque diversiones? Suena algo extremadamente raro, al menos para mi.

Como es de costumbre nunca pierdo la oportunidad de alagar a una señorita, un simple escudo emocional con el que muchos caminamos todos los días, fingiendo que somos de acero, es mejor ser así.
Parece que la preocupación que sentía en la joven entre sus emociones es que se sentía perdida o tal vez incluso sola, no es muy normal que una dama camine sola por este lugar, ni siquiera las cortesanas, que para esta hora temprana aun están en el burdel ,esperando el próximo cliente.

-Tal vez lo mismo que usted señorita-le digo sonriendo-Pero la verdad es que no sabía si entrar al parque o no. No es normal que un adulto se de el placer de divertirse por sí mismo en lugares como estos, aunque hay que recordar nuestra niñez siempre es un hecho precioso.

Camino a su lado, aceptando su invitación, y pronto nos volvemos a acercar al a entrada principal del parque, que sigue lleno de risas, luces y aromas que llenan increíblemente la noche.

-En vez de ir cada quien por su camino-le digo avanzando unos pasos hacia la entrada-acompáñenme esta noche ¿Le parece?- extiendo mi palma hacia ella invitándola a tomarla.

-Es mejor pasar un noche agradable con alguien que tener que regresar a casa sin ningún recuerdo interesante, sin ninguna aventura que contar a las personas y nada porque reír antes de dormir-pienso para mi mismo.

-Le mentiría así se me ocurre alguna idea ¿Nunca ha pensado en dejarse llevar por el momento?-le digo sonriente-simplemente ver el mundo a su alrededor y querer ser parte del con una desesperación enorme. Hoy podemos ser parte de este mundo.

Al caminar al portón de la entrada, es como si un mundo de estrellas se abriera ante nosotros. La rueda de la fortuna, alta e iluminada de amarillo y azul es lo más llamativo, seguido por espectáculos como una casa de loa espejos pintada de rosa, una del terror y hasta una de la risa. Un rio techado que funciona para las parejas que van en una lancha en forma de cisne de color blanco. Los puestos llenos de personas concursando con trucos de fuerza y determinación. Los niños son escasos ya, pues su hora de dormir sea próxima y el lugar se comienza a abarrotar de adultos, tanto en grupo de amigos como en pareja, como si en la entrada cambiara totalmente el tema del parque y de la bienvenida a otro tipo de personas al caer el sol.

Al caminar un poco me aproximo al hombre de la taquilla. Un sujeto alto y de barba espesa pregunta con una voz, no hostil, pero si cansada de repetirse una y otra vez, -“¿Cuántos boletos desea?” -Le pago por los dos y le sonrió a la señorita Rashid, que aun que se ve de mas a clase que yo, jamás permitiría que pagara algo mientras este conmigo.

Le ofrezco mi brazo al pagar los pases de entrada para aproximarnos al espectáculo de risas y luces que hay frente a nosotros. Tan grande el lugar que sólo puedo ver una parte de él.

-Debo de admitir que me será interesante explorar un lugar tan lleno de colores, que no se deja llenar por la oscuridad de la noche-le digo sonriéndole.

Al entrar a la feria, es como respirar los colores, como si las luces acariciaran el rostro y el ambiente fuera puesto y envuelto por la noche estrellada.

La señorita Rashid apunta rápidamente a la primera atracción que quiere visitar. La casa de los espejos consta de seis espejos de formas diferentes puestos alrededor de la entrada principal, la cual es lo bastante ancha para que dos personas entren cómodamente. El color morado del lugar contrarresta la el cielo estrellado que se mira sobre ella.

Varios niños, cabizbajos y de las manos de sus padres, caminan a nuestro lado, seguramente tristes porque la noche de diversión ya acabo y deben de regresar a casa y a ese mundo real de libros y lecciones para llegar a ser buenos adultos.

-No estén tristes-les susurro mientras seguimos caminando hacia el lugar.

Me detengo de golpe al sentir el beso de Jasmine, como una cachetada con agua fría, me regresa a la realidad y la puedo ver aproximándose a la entrada de lugar. Llego a esta ella sonriendo, de nuevo ofreciéndole mi brazo para entrar por el pasillo principal.

Después de la entrada el primer pasillo está rodeado de espejos en paredes y techo, haciendo difícil distinguir hacia dónde vas o de dónde vienes, incluso dificultando si la persona que ves en el reflejo eres tu o algún tipo obeso con un traje muy parecido al tuyo.

-Sera fácil perdernos aquí, señorita Rashid-le digo divertido mientras caminamos-Sólo espero no guiarnos hacia un espejo y recibamos un fuerte golpe.

El pasillo se agranda en ciertos puntos haciendo cámaras circulares, donde los espejos de las paredes ofrecen otras figuras diferentes a las que los pasillos ofrecen.

-Parece estar muy feliz de estar aquí ¿Le agradan tanto los espejos?-le digo mientras caminamos, viendo nuestros reflejos cambiantes por el largo pasillo.

En algunos nos vemos como una pareja de personas obesas, otras delgados, de cabezas grandes o anchas caderas. Todo un desfile de deformidades aparece por el lugar. Dándonos momentos de carcajadas, la cual sale de la señorita Rashid con una facilidad envidiable, como si necesitara de todo esa risa esta noche.

Llegamos hasta una sala con mas espacio, abriéndose como si fuera un pentágono. Mi brazo se desliza por el de la señorita Rashid y la invito a separarnos y explorar cada espejo.
El primero que veo, mi rostro se ve de mentón grande y mi cuerpo no se altera, en los siguientes paso por las más extrañas mutaciones, incluso en una donde mis zapatos son más grandes que mi cabeza.

-Parece que lo primero que querré ver al salir de aquí es un espejo normal para asegurarme que no me veo como me lo muestra esta pared-le digo sonriendo-Aunque bueno, hay uno donde me veo con mayor masa muscular, eso estaría muy bien.

Mientras hablo hago poses frente al espejo, como si modelara musculatura que no tengo

-¡Un valiente a aparecido! ¿Sera capaz de ganar un hermoso regalo para la señorita?-dice el hombre, apuntando con su bastón a un puesto cercano, donde se pueden ver peluches de todos los tamaños, ososo azules, caballo morados, monos naranjas, juguetes de madera, chales para dama, incluso juguetes para niños como pistolas de madera y espadas.

No le digo nada al hombre, levanto el martillo y golpeo el metal de la palanca bajo la columna. La pequeña pesa de metal se eleva no a mas de tres metros de altura, llegando casi a un cuarto de la altura total. Supongo que la columna medirá unos 12 metros de altura.

-¿A caso no quiere impresionar a la dama?-me dice burlonamente el hombre- ¡Le doy otra oportunidad! ¡Adelante!

Sostengo de nuevo el martillo sobre mi cabeza-te vas a arrepentir de dármela-pienso para mi mismo. Cierro los ojos y un pequeño y poco visible haz de luz, que se confunde con el reflejo de las luces, pasa por el mango del martillo a su cabeza.
Golpeo con fuerza la palanca haciendo que la pesa se eleve a gran velocidad hasta, no solo tocar la campana, si no abollarla.

-Creo que la señorita tiene derecho a una buena cantidad de premio o uno muy grande ¿No cree?-le digo al hombre que me ve con los ojos perplejos.

Miro a la señorita Rashid y hago un reverencia cómica inclinándome hacia el lugar de los premios.

Abro bien los ojos al ver la gran habilidad que Jasmine tiene con un arma. Recordare no hacerla enojar, podría tener un arma escondía entre sus ropas y mi vida acabaría al instante-Bueno-pienso para mi- ya he detenido balas con mis hechizos.

-¿Yo escoger un premio?-le digo sonriendo-seria casi un insulto no hacerlo, Señorita.

Camino hacia los premios y elijo una pequeña espada de madera. La miro y muevo en el aire como si fuera un arma de verdad, incluso estoqueo la brisa, divertido y sonriente. Por un momento olvido que Jasmine esta a mi lado, seguramente riéndose de mi diversión.

-Sentirse como niño, es sin duda uno de los muchos placeres de la vida ¿No lo cree?-le digo sonriendo-¿Ahora a donde quiere ir?-le digo ofreciéndole mi brazo.

Mientras lo hago, paso mi mirada por toda la feria, la rueda de la fortuna, con sus luces exóticas deslumbra sobre toda la feria, el túnel del amor parece expedir un perfume exótico para llenar el corazón de los enamorados, la casa de horror se viste de gritos y risas e incluso un payaso se mueve entre la gente, con una amplia sonrisa.

-Hay todo un mundo por descubrir, sólo aquí adentro.

Parece que los niños no se han ido y se quedaron varados en nuestro pensamiento, por que nos comportamos como un par de niños, sin duda.
La miro tratando de pensar a donde podríamos ir a cenar. Esta es una feria, lo cual dudo que haya una lugar para una cena de adultos, posiblemente algún puesto para comer o algo parecido.

-No veo ningún lugar así-susurro para mi mismo, mientras caminamos cerca de la rueda de la fortuna.

Oportunamente, justo al lado del gigantesco mecánico, hay un restaurante, bastante de adultos para el lugar. Supongo que es una clase de escape dentro de la misma feria, algo para darle seriedad a la noche.

-Ahí esta perfecto-le digo sonriente mientras nos dirigimos al lugar.

El pequeño restaurante es de colores vivos, sin llegar a lo ridículo. Con un poco de rojo y amarillo por todo el lugar, en las partes donde la madera no tiene su color natural. El hombre que atiende es un anciano con gran sonrisa y sus meseros jóvenes con las mismas expresiones.
Invito a Jasmine a sentarse en una de las mesas externas al lugar. Decorada en rojo con una florero y una rosa en el centro. Pronto una joven de cabello negro nos da los menús y se retira sonriente.

-Bueno ahora si es tiempo de cenar y con una hermosa vista, casi como mi compañía-le digo sonriente y tomo mi menú, viendo platillos sencillos, no esperaba complejidades realmente.

La luz de la rueda próxima a nosotros hace reflejo en el rostro de la chica, una imagen bastante encantadora. Por lo que me quedo unos segundos mirándole, esperando que diga algo

Le sonríe a la mesera que toma mi orden, pidiendo un simple empanerado con tantos ingredientes como decía la carta. La mesera me responde la sonrisa y se retira.

-No tengo problema al tutearnos, Jasmine. No es algo que se acostumbre en estos días, realmente. Tal vez en generaciones venideras sería algo común.

Por un momento siento algo de nostalgia en su corazón, como si extrañara a alguien. Bien no puedo leer mentes para saber qué es lo que piensa cada personas, pero siento cuando su sentimiento se dirige hacia alguien, como si fuera una gran brújula invisible que apunta hacia la persona como si fuera el polo norte.

-Así que hay alguien especial, eso me da gusto-le digo con sinceridad-¿Es alguien conocido en la sociedad? Han de ser difíciles las odas de alta sociedad, la mía fue sencilla, una boda de clase media, con la familia y amigos. Buenos recuerdos aquellos

Hablo con tanta calma que olvido por completo que comencé a hablar de alguien que ella no menciono y claro, no le he mencionado de mis habilidades. –Que tonto eres ¿Si es una cazadora que harás?-pienso para mi mismo, pero lo disimulo todo con una sonrisa y una historia.

-Debería de ver a mi bella esposa esa mañana, uno de los mas lindos recuerdos que tengo de ella y que conservo en su memoria.