AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Telas y buena compañia [Daniel]
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Telas y buena compañia [Daniel]
-Mademoiselle, creo que deberia pasar tiempo en su tienda, esta proxima su apertura y yo podria ayudarla a pintarla o colocar los muebles o lo que haga falta- me dijo con tono amable y sonriendo siempre-Y después podriamos ir a comer a un buen restaurante un buen venado o algo por el estilo – pidió Daniel con esa cara a la que nunca había podido negarme.
Lo medité unos segundos, mientras recogía los numerosos papeles que había apilado en el escritorio. No me pareció mala idea ya que tenía que ir de todos modos a llevar unas telas llegadas recientemente. Y la hora del almuerzo no quedaba muy lejos.
- Está bien- acepté, levantándome – enseguida vuelvo M. Blackwood.
Subí a mi dormitorio y me quité el pesado vestido que llevaba usando toda la mañana. Escogí un modelo bastante más ligero, de tela fina verde lima, de manga corta pero largo hasta los pies, con la parte de atrás algo más larga que la delantera lo que creaba una pequeña cola al caminar.
Me senté delante del espejo como cada vez que me disponía a salir de casa. La chica que estaba haciendo la cama en ese momento se acercó sabiendo que debía ayudarme con el pelo. Decidí recoger mi larga melena en un elegante moño con el único adorno de un enganche de nácar.
Coloqué en mi cuello uno de mis joyas preferidas, un regalo de mi abuela. Un diamante amarillo con forma de lágrima.
Seleccioné un vestido más elegante para cambiarme cuando decidiéramos ir a comer y bajé la escalera, dirigiéndome al despacho donde me esperaba Daniel.
- Espero no haber tardado Monsieur – dije dándome cuenta al instante de que le gustaba mi atuendo, sonreí alagada – podemos irnos ya a la tienda si es su deseo. Aunque… he pensado que quizá le gustaría pasar por su casa a cambiarse de ropa, aunque se lo hayan adecentado aquí, posiblemente quiera ponerse algo más… adecuado. Tenemos todo el día por delante para visitar “L’oasis parisienne” y disfrutar de la buena comida. – esperaba no haber sido grosera pero si hubiera sido al revés la situación a mi me hubiera sido totalmente necesario darme un baño y cambiar mi vestuario. Sonreí esperando su respuesta.
Lo medité unos segundos, mientras recogía los numerosos papeles que había apilado en el escritorio. No me pareció mala idea ya que tenía que ir de todos modos a llevar unas telas llegadas recientemente. Y la hora del almuerzo no quedaba muy lejos.
- Está bien- acepté, levantándome – enseguida vuelvo M. Blackwood.
Subí a mi dormitorio y me quité el pesado vestido que llevaba usando toda la mañana. Escogí un modelo bastante más ligero, de tela fina verde lima, de manga corta pero largo hasta los pies, con la parte de atrás algo más larga que la delantera lo que creaba una pequeña cola al caminar.
Me senté delante del espejo como cada vez que me disponía a salir de casa. La chica que estaba haciendo la cama en ese momento se acercó sabiendo que debía ayudarme con el pelo. Decidí recoger mi larga melena en un elegante moño con el único adorno de un enganche de nácar.
Coloqué en mi cuello uno de mis joyas preferidas, un regalo de mi abuela. Un diamante amarillo con forma de lágrima.
Seleccioné un vestido más elegante para cambiarme cuando decidiéramos ir a comer y bajé la escalera, dirigiéndome al despacho donde me esperaba Daniel.
- Espero no haber tardado Monsieur – dije dándome cuenta al instante de que le gustaba mi atuendo, sonreí alagada – podemos irnos ya a la tienda si es su deseo. Aunque… he pensado que quizá le gustaría pasar por su casa a cambiarse de ropa, aunque se lo hayan adecentado aquí, posiblemente quiera ponerse algo más… adecuado. Tenemos todo el día por delante para visitar “L’oasis parisienne” y disfrutar de la buena comida. – esperaba no haber sido grosera pero si hubiera sido al revés la situación a mi me hubiera sido totalmente necesario darme un baño y cambiar mi vestuario. Sonreí esperando su respuesta.
Jasmine Rashid- Humano Clase Alta
- Mensajes : 87
Fecha de inscripción : 16/05/2011
Localización : Parte del mundo
Re: Telas y buena compañia [Daniel]
-Es lo que una mujer, debe de hacer está en su derecho de hacerme esperar señorita-dije sonriendo. La vi bajar con aire de elegancia, con olor dulce, un elegante moño recogido y un vestido más fino que el anterior, me quede embobado, quien podría resistirse a no quedar hechizado por dicha mujer.
Cuando se colocó a mi altura pude divisar el diamante que llevaba colgado sobre su piel y levante las cejas viendo semejante piedra alojada allí con total humildad.
-Señorita Rashid, Gracias por ofrecerse a pasar por mi casa, no creo que me dejen ir a ningún restaurante de este modo y mucho menos acompañándola a usted, debería ponerme a la altura de algo tan bello-Dije sonrojado
Mi camisa estaba manchada de sangre, la chaqueta esta sucia y olía a humedad, los pantalones ni nombrarlos seria un desperdicio de saliva o pensamiento hacia ellos. Espere una respuesta de sus labios, mirándolos quizás se sintiera incomoda pero eran preciosos y no sé porqué , estaban húmedos, brillantes como para besarlos…”¿Pero qué haces?” me grité para mis adentros, volví a levantar la mirada para clavarlos ahora en sus ojos, era como si estuvieran cargados de luz y reconfortaban a la vez que calentaban al mirarlos, jamás había visto una mirada tan felina. La verdad es que era una mujer sumamente exótica, de buena familia y muy hermosa, ella lo sabia igual que yo, por eso lucia como lucia.- Después podríamos pasarnos por su tienda a que la ayude a mover un par de muebles y a coger las cajas con mercancías hasta que contrate a alguien lo haré yo encantado.
Cuando se colocó a mi altura pude divisar el diamante que llevaba colgado sobre su piel y levante las cejas viendo semejante piedra alojada allí con total humildad.
-Señorita Rashid, Gracias por ofrecerse a pasar por mi casa, no creo que me dejen ir a ningún restaurante de este modo y mucho menos acompañándola a usted, debería ponerme a la altura de algo tan bello-Dije sonrojado
Mi camisa estaba manchada de sangre, la chaqueta esta sucia y olía a humedad, los pantalones ni nombrarlos seria un desperdicio de saliva o pensamiento hacia ellos. Espere una respuesta de sus labios, mirándolos quizás se sintiera incomoda pero eran preciosos y no sé porqué , estaban húmedos, brillantes como para besarlos…”¿Pero qué haces?” me grité para mis adentros, volví a levantar la mirada para clavarlos ahora en sus ojos, era como si estuvieran cargados de luz y reconfortaban a la vez que calentaban al mirarlos, jamás había visto una mirada tan felina. La verdad es que era una mujer sumamente exótica, de buena familia y muy hermosa, ella lo sabia igual que yo, por eso lucia como lucia.- Después podríamos pasarnos por su tienda a que la ayude a mover un par de muebles y a coger las cajas con mercancías hasta que contrate a alguien lo haré yo encantado.
Daniel Blackwood- Humano Clase Media
- Mensajes : 74
Fecha de inscripción : 16/05/2011
Localización : Dejando una amargo vacío en tus labios.
Re: Telas y buena compañia [Daniel]
- Señorita Rashid, Gracias por ofrecerse a pasar por mi casa, no creo que me dejen ir a ningún restaurante de este modo y mucho menos acompañándola a usted, debería ponerme a la altura de algo tan bello- dijo sonrojado.
Sonreí. De otras personas me hubiera podido resultar incomodo un piropo tan directo pero viniendo de Daniel me sentía entre halagada y divertida. Estaba dispuesta a decirle que saliéramos de la casa puesto que el cochero ya nos estaba esperando en la entrada cuando me percaté de un pequeño detalle. Daniel se había quedado embobado mirando, ¿mis labios? Me quedé mirándole, me estaba divirtiendo parecía que mi cambio de vestuario, peinado y demás había causado efecto. Sonreí y provoque el efecto esperado. Daniel se sobresaltó dándose cuenta.
Ahora parecía centrado en mis ojos. La verdad es que parecía que mi amigo no se achantaba por nada.
- Podemos salir ya, M.Blackwood. Nos están esperando. Dígale al cochero donde vive y él nos llevará.- Dije cogiéndome de su brazo y apretándome un poco a su cuerpo.
Daniel me sonrió, supongo que no sabía que decir después del momento vivido a solas en el estudio…
- Después podríamos pasarnos por su tienda a que la ayude a mover un par de muebles y a coger las cajas con mercancías hasta que contrate a alguien lo haré yo encantado- se ofreció.
- Me parece bien, tengo ganas de que alguien la vea y me de su opinión y ¿quién mejor que usted Monsieur?- dije subiendo al coche con su ayuda.
Sonreí. De otras personas me hubiera podido resultar incomodo un piropo tan directo pero viniendo de Daniel me sentía entre halagada y divertida. Estaba dispuesta a decirle que saliéramos de la casa puesto que el cochero ya nos estaba esperando en la entrada cuando me percaté de un pequeño detalle. Daniel se había quedado embobado mirando, ¿mis labios? Me quedé mirándole, me estaba divirtiendo parecía que mi cambio de vestuario, peinado y demás había causado efecto. Sonreí y provoque el efecto esperado. Daniel se sobresaltó dándose cuenta.
Ahora parecía centrado en mis ojos. La verdad es que parecía que mi amigo no se achantaba por nada.
- Podemos salir ya, M.Blackwood. Nos están esperando. Dígale al cochero donde vive y él nos llevará.- Dije cogiéndome de su brazo y apretándome un poco a su cuerpo.
Daniel me sonrió, supongo que no sabía que decir después del momento vivido a solas en el estudio…
- Después podríamos pasarnos por su tienda a que la ayude a mover un par de muebles y a coger las cajas con mercancías hasta que contrate a alguien lo haré yo encantado- se ofreció.
- Me parece bien, tengo ganas de que alguien la vea y me de su opinión y ¿quién mejor que usted Monsieur?- dije subiendo al coche con su ayuda.
Jasmine Rashid- Humano Clase Alta
- Mensajes : 87
Fecha de inscripción : 16/05/2011
Localización : Parte del mundo
Re: Telas y buena compañia [Daniel]
Me acomodé junto a la ventana de atrás dejando pasar la vista para la señorita Jasmine. Tenía una sonrisa tonta en la cara que no podía disimular de ninguna forma había accedido a pasar el día conmigo y hoy sería el día en que no dejaría pasar a esta chica. Contemple su rostro iluminado, sin que se fijara, viajábamos en silencio hacia mi casa y me quede pensativo y anonadado pensando en el roce de sus labios, lo preciosa que lucía y la clase que tenía. También pensé en que había sido muy amable y debía recompensarla de algún modo. Ella tenía todo el dinero que podría desear, yo podría tener la mitad de lo que ella y podría regalarla algo que podría duplicar perfectamente. No pensaba en ella como una cínica que sabía el valor de todas las cosas pero no valoraba nada, al contrario si ella tenía lo daba, si ella pensaba lo decía y si ella podría ayudarte te ayudaría da igual si piensa que eres un borracho, un gitano o un vampiro. Ella se prestaría a ayudarte, por cortesía, por educación pero siempre con una gentil sonrisa y un buen corazón.
Empecé a mirarla con otros ojos y me quede pensativo y atontado mirándola. No fue hasta que me alzó la voz preguntándome si habíamos llegado a mi casa.
Me apresuré a mirar por la ventana y la dije que así era que no tardaría mucho pero que si gustaba podría entrar. Abrí la puerta del coche y puse mi mano para que bajara. Dejé abierta la puerta de la casa y subí al armario corriendo buscando algún buen traje. Me decidí por unos pantalones grises y con una camisa negra y una chaqueta gris con un pañuelo claro en mi cuello. No tardé más de 15 minutos en cambiarme cuando baje las escaleras peinándome y chocándome con sus ojos, haciéndome que rebajara la velocidad de mi paso sentí una punzada en el corazón y un deseo irrefrenable de abrazarla y no dejarla ir nunca. Me puse bien las mangas de la camisa y volví a tomar con una sonrisa interior la mano de Jasmine para llevarla dentro del carruaje en dirección a su tienda.
En mi interior se debatía un tremendo dilema, besarla en su tienda o no hacerlo. Sentía unas ganas arrebatadoras, pero se preguntaba si ella sentía lo mismo que a ella. Me quedé quiero respirando 5 segundo después cuando se acomodó en su sitio dándome cuenta de que deseaba a esa mujer, que quería tomarla, besarla y ¿quererla? Era desconfiado con las mujeres, no confiaba en ninguna… ¿pero qué motivos tenía para desconfiar de esta?
Empecé a mirarla con otros ojos y me quede pensativo y atontado mirándola. No fue hasta que me alzó la voz preguntándome si habíamos llegado a mi casa.
Me apresuré a mirar por la ventana y la dije que así era que no tardaría mucho pero que si gustaba podría entrar. Abrí la puerta del coche y puse mi mano para que bajara. Dejé abierta la puerta de la casa y subí al armario corriendo buscando algún buen traje. Me decidí por unos pantalones grises y con una camisa negra y una chaqueta gris con un pañuelo claro en mi cuello. No tardé más de 15 minutos en cambiarme cuando baje las escaleras peinándome y chocándome con sus ojos, haciéndome que rebajara la velocidad de mi paso sentí una punzada en el corazón y un deseo irrefrenable de abrazarla y no dejarla ir nunca. Me puse bien las mangas de la camisa y volví a tomar con una sonrisa interior la mano de Jasmine para llevarla dentro del carruaje en dirección a su tienda.
En mi interior se debatía un tremendo dilema, besarla en su tienda o no hacerlo. Sentía unas ganas arrebatadoras, pero se preguntaba si ella sentía lo mismo que a ella. Me quedé quiero respirando 5 segundo después cuando se acomodó en su sitio dándome cuenta de que deseaba a esa mujer, que quería tomarla, besarla y ¿quererla? Era desconfiado con las mujeres, no confiaba en ninguna… ¿pero qué motivos tenía para desconfiar de esta?
Daniel Blackwood- Humano Clase Media
- Mensajes : 74
Fecha de inscripción : 16/05/2011
Localización : Dejando una amargo vacío en tus labios.
Re: Telas y buena compañia [Daniel]
Entramos al coche y nos acomodamos uno frente al otro, me apoyé ligeramente en la ventanita notando la brisa que entraba por ella. Era consciente de sus miradas furtivas y sonreí intentando que no se notara. Me gustaba ese hombre más que todos los que había conocido en El Cairo o incluso aquí en París. Su carácter dulce y caballeroso, siempre atento y divertido me conquistaba por momentos. Caso aparte era el físico, desde el momento que le conocí fue como un imán para mi. Alto, delgado pero musculado, una sonrisa amplia y amistosa y esos ojos… que hablan solos.
El coche se detuvo y Daniel confirmó que habíamos parado en el sitio correcto, bajé con la ayuda de su mano siempre dispuesta y tras su permiso entré en la casa. Me detuve en el recibidor y observé mi alrededor, muebles de madera nada ostentosos y colocados con buen gusto. Era una casa de dos plantas bastante espaciosa y bien iluminada, acogedora, pero faltaba un toque femenino. Volví a sonreír y viendo bajar a Daniel atropelladamente por las escaleras vestido mucho más elegante. Traje gris, camisa negra y pañuelo. Impecable.
Volvimos al coche dando la orden para ir a L’oasis Parisienne. A la media hora más o menos nos detuvimos y bajé con la ayuda de Daniel de nuevo. Miré el escaparate espacioso lleno de vestidos con bordados exóticos y otros algo más parisinos e introduje la llave en la cerradura nerviosa por entrar.
El olor a telas me invadió por completo. Mi tienda, mi pequeña joya en Paris. Los suelos de mármol beige y las paredes verdes le daban el toque de distinción que había querido crear. En la parte baja se encontraban las telas sueltas, sin trabajar para poder hacer creaciones a gusto de los clientes. Y al subir 4 escalones llegabas a la mi zona preferida. Los colores y los brillos de los vestidos ya confeccionados me sumergían en otro universo, las paredes llenas de espejos te permitían verte desde todos los ángulos creando cierta comodidad y tranquilidad para verte y comprar un vestido.
Recorri la tienda mirando cada detalle dejando a Daniel avanzar a su ritmo hasta que me giré sonriente – Y bien, ¿Qué te parece?
El coche se detuvo y Daniel confirmó que habíamos parado en el sitio correcto, bajé con la ayuda de su mano siempre dispuesta y tras su permiso entré en la casa. Me detuve en el recibidor y observé mi alrededor, muebles de madera nada ostentosos y colocados con buen gusto. Era una casa de dos plantas bastante espaciosa y bien iluminada, acogedora, pero faltaba un toque femenino. Volví a sonreír y viendo bajar a Daniel atropelladamente por las escaleras vestido mucho más elegante. Traje gris, camisa negra y pañuelo. Impecable.
Volvimos al coche dando la orden para ir a L’oasis Parisienne. A la media hora más o menos nos detuvimos y bajé con la ayuda de Daniel de nuevo. Miré el escaparate espacioso lleno de vestidos con bordados exóticos y otros algo más parisinos e introduje la llave en la cerradura nerviosa por entrar.
El olor a telas me invadió por completo. Mi tienda, mi pequeña joya en Paris. Los suelos de mármol beige y las paredes verdes le daban el toque de distinción que había querido crear. En la parte baja se encontraban las telas sueltas, sin trabajar para poder hacer creaciones a gusto de los clientes. Y al subir 4 escalones llegabas a la mi zona preferida. Los colores y los brillos de los vestidos ya confeccionados me sumergían en otro universo, las paredes llenas de espejos te permitían verte desde todos los ángulos creando cierta comodidad y tranquilidad para verte y comprar un vestido.
Recorri la tienda mirando cada detalle dejando a Daniel avanzar a su ritmo hasta que me giré sonriente – Y bien, ¿Qué te parece?
Jasmine Rashid- Humano Clase Alta
- Mensajes : 87
Fecha de inscripción : 16/05/2011
Localización : Parte del mundo
Re: Telas y buena compañia [Daniel]
Avancé al interior de la tienda detrás de Jasmine. Un olor de telas, de pintura y de piedra me invadió de repente. Había lámparas de cristales que iluminaban el suelo de mármol que debía costar una fortuna. Alguna que otra figura antigua custodiada por vitrinas de cristal y sentí una oleada de satisfacción que no pude entender. Cuando bajé al sótano vi una cantidad de telas sin confeccionar. Había colores preciosos con estampados aun más bonitos y no pude evitar sonreí cuando vi uno de rayas granates oscuros y delgadas líneas negras con un perfil amarillo-¿Podrás hacerme un pañuelo y una corbata de esta tela?-la sonreí y sonrió haciendo un asentimiento de cabeza. Me guió entonces a la parte alta donde había maniquíes enfundados en vestidos de elaboración complicada con aire aristocrático. Me acerqué a acariciar el tejido de la tela. Fruncí el ceño y la mire sonriente. Estaba orgulloso del trabajo que la había costado organizar todo ese trabajo, de elegir todos los materiales y la estética de la tienda. Sonreí con los brazos abiertos y solo pude decir- Es absolutamente perfecta. Si te soy sincero no pensé que me llegara tanto. Me imaginaba una tienda más frívola-me acerqué a ella mirando los vestidos y sonreí frente a ella acercándome-¿Cómo va a ser frívola si la dueña no lo es?.
¿Mis brazos se movían por instinto? ¿Por deseo? No estoy seguro pero con una sonrisa en los labios agarre la cintura de Jasmine y deposite un beso con los ojos cerrados sobre sus labios. Pasaron escasos segundos hasta que me separé ahora avergonzado y carraspeando nervioso.
-lo siento…-dije dándome la vuelta tropezándome con el escalón y volviendo a poner una forma erguida y majestuosa-Yo…-
Noté como Jasmine sonreía y estaba ruborizada, esperé un tortazo de ella pero lo único que hizo fue quedarse ahí y se giro sobre sus pasos para bajar a la entrada de la tienda. Pro otra vez como si me moviera por algún tipo de hechizo agarré se brazo y agache la mirada serio era hora de decir las cosas claras-Jasmine siento lo que acabo de hacerla, pero tenía el deseo de hacerlo hace mucho. Me siento atraído por usted-susurré- y me preguntaba si usted podría darme una oportunidad para hacerla feliz-lo dije rápido por la vergüenza y solté un suspiro de alivio cuando lo dije. Jasmine se giró y me miro a los ojos y yo solté su mano mirándola a los ojos azules y con respiración entrecortada.
¿Mis brazos se movían por instinto? ¿Por deseo? No estoy seguro pero con una sonrisa en los labios agarre la cintura de Jasmine y deposite un beso con los ojos cerrados sobre sus labios. Pasaron escasos segundos hasta que me separé ahora avergonzado y carraspeando nervioso.
-lo siento…-dije dándome la vuelta tropezándome con el escalón y volviendo a poner una forma erguida y majestuosa-Yo…-
Noté como Jasmine sonreía y estaba ruborizada, esperé un tortazo de ella pero lo único que hizo fue quedarse ahí y se giro sobre sus pasos para bajar a la entrada de la tienda. Pro otra vez como si me moviera por algún tipo de hechizo agarré se brazo y agache la mirada serio era hora de decir las cosas claras-Jasmine siento lo que acabo de hacerla, pero tenía el deseo de hacerlo hace mucho. Me siento atraído por usted-susurré- y me preguntaba si usted podría darme una oportunidad para hacerla feliz-lo dije rápido por la vergüenza y solté un suspiro de alivio cuando lo dije. Jasmine se giró y me miro a los ojos y yo solté su mano mirándola a los ojos azules y con respiración entrecortada.
Daniel Blackwood- Humano Clase Media
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Localización : Dejando una amargo vacío en tus labios.
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