Como viento que mesen los arboles (privado)

por **Bufon** Lun Mayo 30, 2011 12:13 am

El viento corría atreves de los arboles, era un viento fresco e indulgente que acariciaba sus mejilla y susurraba en sus oídos, llevaba ya un buen rato en aquel lugar, tocando las mismas piezas con su guitarra, aquellas piezas que había aprendido hacia dos años cuando aun era uno de los residentes de la vieja parroquia, cerro los ojos dejando que sus cabellos se moviesen con el viento, aquel viento que había de llevarse sus penas con caricias invisibles y consuelos mudos, así como también llevaba el canto de su guitarra y el sonido de su voz atreves los corazones de la gente y los impregnaba el ellos logrando una pequeña paz en su interior y en el de aquellos que la escuchaban

Llevaba un buen rato practicando las piezas que le llenarían el estomago los siguientes días, sus dedos se movían rápidamente rasgando la guitarra la cual dejaba escapar hermosos sonidos que juntos formaban una famosa melodía, aunque en esos momentos su mente estuviese demasiado distraída para prestar atención a lo que ocurría a su alrededor, en realidad apenas y estaba consiente de lo que tocaba o del hecho de que estaba tocando con los dedos desnudos desde hacia un rato, siempre que estaba a practicar bosque sucedía lo mismo, el viento fresco, la brisa matutina y el olor de la tierra y las plantas lo dejaban sin habla, relajándolo hasta el punto de perder la noción del tiempo y el espacio

Una sonrisa adorno sus labios al momento en el que una nueva ráfaga de viento acaricio su rostro y meció las ramas de los arboles tirando algunas de sus hojas a su paso, la luz se desparramaba tenuemente sobre su rostro y el canto de la naturaleza comenzaba a resonar en su cabeza, así era el, no podía evitar relacionar los sonidos comunes con la música, el sabia que mucha gente odiaba el ruido, lo consideraba molesto y les ponía de mal humor, pero para el era diferente, el sonido de una gota de agua, el cri cri del grillo, el sonido de los carruajes, los gritos de los vendedores ambulantes, el ladrido de los perros o el llanto de las cigarras, todo se complementaba mutuamente adoptando su propio ritmo, tomando sus propios tiempos y adaptándose a los de los demás, confirmando una partitura única e invaluable que debía ser recordada por siempre en su mente.

Entonces, sus oídos comenzaron a formar una nueva pieza de música conformada por el ruido del bosque y sus manos comenzaron a darle forma en la vida real atreves del canto de su guitarra, aun con los ojos cerrados el bufón del viento se mantenía sonriente y sus cerebro comenzaba aquel proceso creativo tan natural en el dejando unas cuantas palabras al viento y notas creadas con su propias voz

Como viento que mesen los árboles

En el bosque de mis pensamientos

por **Atenea Tsartsarnioli** Miér Jun 01, 2011 11:20 am

Cruzas por el crepúsculo.
El aire
tienes que separarlo casi con las manos
de tan denso, de tan impenetrable.
Andas. No dejan huellas
tus pies. Cientos de árboles
contienen el aliento sobre tu
cabeza. Un pájaro no sabe
que estás allí, y lanza su silbido
largo al otro lado del paisaje.
El mundo cambia de color: es como el eco
del mundo. Eco distante
que tú estremeces, traspasando
las últimas fronteras de la tarde.

Camine por la penumbra del bosque, no era tan solo un simple bosque había más en ese magnífico lugar. Me quite las sandalias que llevaba puestas y las deje colgadas en una rama, sentir la tierra bajo mis pies, sentir aquellas ramas era algo que no tenía palabras. El viento hacia lo suyo jugando por entre los árboles, me cabello se movía acorde mis pasos creando una suave danza. Comencé a correr por el lugar saldo saltos bailando moviéndome de aquí para allá creando una danza para el alma del bosque, para conectarme con las ninfas del mismo que parecían dormidas pero con mi paso se despertaban y el bosque comenzaba a cobrar vida nuevamente. Amaba estar en contacto con la naturaleza, ¿qué sería de mi sin ella? No quería n siquiera pensar en aquello. Me detuve en un tronco que estaba en medio del camino y me senté sobre él, mi respiración estaba agitada pero era lo de menos, tendí mi cuerpo mirando hacia las copas de los floridos árboles que se veían demasiado tentadores de ser encaramados.

Cerré mis ojos y mientras el viento pasaba a mi lado una extraña melodía llego a mi cuerpo, golpeando y llenando todo a mi alrededor… los misterios del viento eran tan sigilosos como el mismo bosque, pero la melodía que llegaba hacia mí no era del bosque era producido por alguien más. Me levante de un brinco y en completo silencio avance hacia dónde venían esas tonadas, que alegraban mi espíritu y el de los árboles que parecían disfrutar de todo aquello. Me oculte detrás de un árbol y mire a escondidas observando la silueta de un pequeño niño con su guitarra. El júbilo se impregno en mi corazón que acelerado comenzó a latir, su melodía era demasiado hermosa como para que tan solo yo fuera la espectadora. Estaba indecisa si acercarme a él o no, pero su aura tan pura y calmada me tranquilizo…

El bosque de tus pensamientos… es el mismo que posee cada pensar de mi interior – mi voz sonó melodiosa al compás de aquellas notas que aquel pequeño con el rasgar de las cuerdas producía, me acerque a él esperando no asustarlo. Si me ponía a pensar había aparecido de la nada y no era mi real intención causarle algún tipo de susto o sorpresa. Una sonrisa se quedó impregnada en mi rostro, nunca había visto a un niño tocar la guitarra como lo hacía aquel, la pasión que ponía en cada nota me llenaba de alegría, yo solo sabía bailar más me hubiera encantado tocar algún instrumento que no fuese el pandero…

Off: disculpa mi tardanza, estaba sin internet.

por **Bufon** Miér Jun 01, 2011 11:04 pm

Sus dedos se movían con destreza a la par que la música salía de sus labios, pero entonces ocurrió algo inesperado para el, en medio de su letargo alguien había invadido su espacio, se trataba nada menos que de una hermosa joven unos años mayor que ella la cual apareció de entre los matorrales danzando grácilmente al tiempo que continuaba su canción. El pequeño bufón se quedo perplejo unos segundos, no estaba seguro de lo que ocurría, el bosque era un lugar extraño y oscuro al cual la gente solía temerle debido a las historias que le rodeaban, historias acerca de monstruos, fantasmas y demás seres sobrenaturales que según las creencia popular habitaban ese lugar, incluso el la primera vez que entro hacia unos meses se había comportado un tanto temeroso ya que no sabia que encontraría ahí dentro, pero después de un tiempo las cosas cambiaron, el bosque se convirtió para el en un refugio, en un hogar, en un lugar mágico donde podía perderse en sus pensamientos y vivir mas libremente que nunca

Después de aquellos segundos de estupefacción en lo cuales sus pensamientos volaron al mi por hora una sonrisa se formo en los labios de el joven bufón dejando ver sus agrado frente a lo que tenia enfrente, a sus ojos una ninfa del bosque, que cantaba y bailaba al son del viento, sus cabellos era rojos o naranjas, no lograba distinguirlos bien, pero si había algo que había escuchado perfectamente, y era la completación de su primera frase, sus dedos comenzaron a moverse nuevamente completando la canción que salía de la naturaleza adornando la voz del hada del bosque con sus notas, sus dedos se movían casi sin pensar y nuevas palabras comenzaron a surgir de su pequeña mentecita

En el bosque de mis ilusiones
En el que solo existes tu

Entonces, el sonido de la guitarra paro al igual que el de el de sus voz dando por terminada la pieza música, aquella ultima frase había sonado algo extraña viniendo de sus labios pero esas canciones eran las que mas gustaban a la gente, las mujeres daban mejores propinas por canciones románticas sin embargo a el también le agradan aun cuando no entendía aquel sentimiento, suponía que seria algo parecido a lo que sintió por el obispo y la gente de la parroquia, todas las canciones de aquello llamado “amor” habían sido escritas para aquellas sombras del pasado que le arrullaban en las noches, aquellas sombras que en su momento había sido corpóreas y le habían cuidado durante diez años. Los ojos del bufón se movieron nerviosamente observándolo todo a su alrededor aclarando sus pupilas cada que estas se encontraban con la luz, tenia una gran curiosidad con respecto a la persona que se encontraba frente al el así que siguió el consejo que siempre le daba su viejo obispo cada vez que por mala costumbre se le quedaba viendo a alguien fijamente “Si alguna vez quieres saber algo, pregunta, mirar a la gente de esa manera es de buena educación”

Señorita… es usted una hada??

Su voz salió clara y decidida, dejando ver aquel niño que solía esconderse bajo un comportamiento concienzudo y una sonrisa calmada y conciliadora. Sus manos se movieron tratando de mover la guitarra para levantarse con algo de dificultad, busco por todos lados la vieja funda el la que la guardaba el coro y la coloco ahí mientras dejaba su primera posición para quedarse incado mientras peleaba con el cierre

Es un hada del bosque o tal vez una banshee??

por **Atenea Tsartsarnioli** Lun Jun 13, 2011 10:55 pm

La noche reposa,
descansa en prados silvestres,
mientras pequeñas luciérnagas,
son transformadas en farol.
Hace su entrada de gala,
su hermana el hada de la madrugada,
va pintando rocíos en las hojas,
y lágrimas de cristal,
en los pétalos de las flores.

Me detuve por completo y quede admirando al pequeño que terminaba de tocar esa hermosa melodía que me había atraído hasta él. Conocía pocos niños que tenían ese tipo de don, tenía un don especial no cualquiera podía pescar una guitarra y ponerse a cantar, uno necesitaba sentimiento amar lo que se hacía de esa forma la pasión se hacía notar aún más, con sus últimas palabras y su última nota sonreí, sin querer yo había aportado para que aquella melodía llegara a su fin. Mi atención estaba enteramente en el y una amplia sonrisa salio de mis labios cuando le vi hablarme. – Más quisiera ser yo un hada de este magnífico bosque, pero me temo que soy solo una mujer que ama la naturaleza. – mi voz sonó totalmente pausada y rítmica en ese momento mis dedos acariciaron mis cabellos rojos como el fuego y a continuación tome asiento en un tronco que había cerca.

Tu música es realmente inspiradora, al escucharte me dieron ganas de volar entre las ramas de los árboles y bailar con las ninfas que escondidas han escuchado tu canción – Era cierto, el alma del bosque estaba más presente que nunca en ese lugar, observándonos mirando cada paso que dábamos, las ninfas bailaron con las flores que florecidas brillaban en ese lugar y los arboles callados movieron sus ramas con la brisa que los envolvía. Inspire y expire suavemente mirándolo con ternura. – ¿Soy atenea y tu? – le pregunte sin en ningún momento dejar de sonreír, porque él había despertado ese sentimiento de pureza y calidez en mi interior. El bosque siempre lo hacía pero cuando te encontrabas en medio de un espectáculo privado todo a mi alrededor se llenaba de un gozo diferente.

Me levante y di una vuelta en mi lugar con los brazos abiertos, como si de esa manera la energía misma del bosque llegara a mi me detuve y con una sonrisa divertida extendí la mano para que el me la alcanzara – Ven disfrutemos del bosque – le dije al pequeño que de mirada pura y perfecto rostro me hacía compañía en ese momento que a decir verdad era mágico, haciéndome sentir como un hada, el hada del bosque.

OffRol: Bufón, lamento la tardanza, por las dudas había dejado un anuncio de mi ausencia en el apartado en cuestión, pero ya estoy de vacaciones así que tendré mas tiempo para dedicarme al foro. Y por cierto me ha encantado tu respuesta.

por **Bufon** Jue Jul 14, 2011 10:07 am

Una mirada curiosa se dirigió a aquella muchacha, llevaba bastante tiempo yendo a aquella parte del bosque a practicar, le gustaba porque era un lugar tranquilo lejos del bullicio de la gente y el movimiento de la ciudad, durante el día, eras el lugar perfecto para pasas un momento de paz y tranquilidad rodeado solamente por el llanto de las aguas, el canto de los pájaros, el mecer de los arboles, yo obviamente la voz del viento que lo seguía a todas partes, sonrió angelicalmente mientras su mirada se clavaba en la joven que tenia enfrente, seguramente se encontraba ahí pos la misma razón así que cayo siendo discreto conforme a las razones

-una mujer de la naturaleza que sin duda fue bendecida por dios -susurro para si mismos al ver aquella mágica aura que la rodeaba, igual que una ninfa del bosque que baila atreves de los arboles y se escabullen entre las ramas jugueteando con los mortales- mi música no es mas que la canción del bosque- susurro recorriendo con la mirada todo aquello que le rodeaba notando como el viento comenzaba de repente a levantar pequeños grumos blancos que flotaban y bailaban con el, extendió la mano frente a el y la abrió dejando salir aquel pequeño pedacito de algodón flotante “dientes de león” pensó para si mismo y luego miro a la joven-Bufón… Soy Bufón-susurro con aquella voz etera con la que fue bendecido al nacer y se levanto del suelo tomando las manos del hada- El bosque es algo de lo que siempre e disfrutado, pero nunca en compañía- prosiguió dejando que los pies de la dama le guiaran

Volteo unos segundos y miro aquel lugar donde había estado sentado, llevaba dos años yendo al mismo lugar, dos años practicando su guitarra ahí sentado en soledad y tratando de apaciguarla con su canto, ahora su voz sonaba en armonía con el viento, el bosque, y el agua, pero la primera vez que canto ahí las cosas eran diferentes, su voz sonaba desagradable, no porque cantara mal, sino porque su voz sonaba en armonía con el fuego de los infiernos y la oscuridad de la muerte, y cada día llegaba ahí y se desgarraba la garganta recitando historias tétricas de muerte y destrucción, aquellas historias que sus ojos había visto desde cuando el obispo había muerto dejándole solo, cuando todo aquello que conocía se derrumbo dejando solo escombros, un suspiro salió de sus labios y sonrió débilmente… eso ya era cosa del pasado, pero no por eso dejaría de ser parte de su presente y su futuro

por **Atenea Tsartsarnioli** Dom Ago 07, 2011 10:12 pm

Hermosas ninfas que en el río metidas
contentas habitáis en las moradas
de relucientes piedras fabricadas
y en columnas de Vidrio sostenidas…”
…echad la llave no salgáis ya más a la ondulada piel de
la corriente grabad deprisa y para siempre el rumor de
las aguas -hoy contar podéis con aparatos de alta fidelidad-
haced acopio de imágenes de márgenes -sugiero que utilicéis
color en vuestras fotos- encerraros por siempre en
la morada donde el jaspe sustenta diamantinas bóvedas
daros prisa mucha prisa
que vamos a soltar los sumideros
y el río será ya en pocos segundos
dominio de la espuma detergente.

“Mujer de la naturaleza” no era la primera vez que alguien me llamaba así, aquello logro sacarme una sonrisa desde lo más profundo de mi alma, la que se llenaba por completo de las bellezas que el bosque ponía a nuestros pies. Mi vida prácticamente había sido estar rodeado de todo aquello que en ese momento nos ocultaba, entre árboles, pájaros, flores, y animales. El bosque era mi hogar cuando las cosas estaban mal, más cuando estaban bien era mi fiel compañero de bailes, saltos y melodías, que tanto proporcionadas por el viento al tocar los árboles, o por un arroyo cercano todo se reducía a escuchar el alma misma de aquel lugar mágico en el que aquel niño y yo nos encontrábamos. Su música era igual o mejor que la del viento aquello tenía que admitir me había traído hasta quedar junto a él.

Bufón del viento, que haces que tu melodía sea una verdadera orquesta en este bosque donde yo las ninfas y todo lo que exista quiera danzar junto a ti, junto a tu guitarra. – le sonreí de manera cálida mientras nuestras manos se juntaban para bailar, saltar y movernos a un ritmo que el viento imponía como melodioso cantico celestial. Comencé a girar como si fuera una ronda donde nuestros pasos de un lugar a otro iban, mi risa parecía retumbar en las ramas que como espectadores observaban nuestra danza inusual. – Vamos Bufón, danza con el viento que la espera por tu otra canción – hable como si en realidad el viento me dijera lo que sentía en ese momento. El baile duro lo que tenía que durar y soltándole su manos quede mirando hacia la copa de los arboles perdiéndome en aquel lugar tan singular.

Ya mi cuerpo estaba detenido, con el corazón agitado pero feliz, el aura del pequeño cambiaba como si de un arcoíris se tratara, podía saber por aquellos cambios que en su interior habitaban recuerdos que traían a la nostalgia. – Bufón, ¿cantarías otra canción para que yo me deje llevar por ti? – la mejor manera para desahogarse era aquella… y si con su acordes podía desahogarse le ayudaría y realmente yo quería escucharle de nuevo, tocar aquellas notas que eran parte del bosque mismo.

FDR: Bufon! Casi cumplo un mes!! de que no te doy respuesta de verdad lo siento son cosas que me han superado estas ultimas semanas pero ya estoy de vuelta, esperando que todo siga un buen curso. Smile

por **Bufon** Miér Dic 07, 2011 6:03 pm

La sonrisa del pequeño niño era inigualable en aquellos momentos en los que se olvidaba de todo y se rendía al placer del arte de la música, inmediatamente se pudo de pie tomando la guitarra en sus manos mientras sentía como algunos de los mechones de su ahora desordenado cabello se movían lentamente gracias a las caricias de su eterno compañero, de aquel que jamás le abandonaba sin importar que, de aquel que sin saber lo feliz que le hacia decidió ser su compañero por muchos años, el viento incauto que gustaba de interminables danzas con la naturaleza y todos sus hijos. Aspirando fuertemente hasta que sus pulmones se sentían reventar extendió los brazos y levanto su cara hacia el cielo besando los rayos de sol que bañaban su blanca piel y la de su compañera de juegos, una mujer sumamente intrigante, de ensortijados cabellos color de fuego que junto con el saltaba entre los espíritus del bosque escondiéndose y encontrándose con ellos

- No puedo esperar a que las ninfas salgan a nuestro encuentro, desearía ser capaz de poder verlas aunque sea en la lejanía-dijo soñador el pequeño mientras la observaba bailar y girar sobre el fresco pasto, ella era como una flor salvaje, parecía hermosa y frágil, pero con toda seguridad podría soportar el más crudo invierno y aun así sus hojas recuperarían fuerza y vigor atreves del cálido soplo del sol y el viendo proveniente del oriente. Durante un segundo el silencio reino siendo superado solamente por el sonido del bosque que comenzaba a formar una melodía, los grillos eran las cuerdas, los pájaros eran las voces y los demás animales formaban las percusiones, todo se volvió una orquesta a su alrededor que lo guiaba por el camino de la música, un camino incierto blanco, largo eh interminable que podía perderte si no sabías exactamente hacia dónde dirigirte, un camino que había enloquecido de pasión a muchos diferentes seres hundiéndolos en la oscuridad y sumiéndolos en la más absoluta y extraña locura.

De repente, al escuchar a su acompañante pedirle que cantase se sentía con las ganas de hacerlo, abrió la boca y tomo su instrumento mientras las palabras se formaban en su boca y salían atreves de su garganta dando forma a la voz del bosque y a sus sentimientos, escucho en sus oídos a su querido e inseparable viento susurrarle dulces palabras de aliento y continuo alzando la voz hasta que parecía que iba a desgarrarse, grito apretando los parpados sin dejar que ni un solo desperfecto afectara su clara y dulce voz sintiendo su corazón libre y eufórico ante sus propias palabras y la vista ofrecida por la naturaleza

Alrededor del mundo...
Todos los paisajes que nadie ha visto aún
Nadie esta anhelando por ellos
Luego que decidas empezar la línea ,
Todo empezara a ponerse mejor
Respira profundo que llene tu pecho.
Mira hacia el cielo y empezemos a caminar
Esta bien no apurarnos... Solamente cree en ti...
Veamoslo juntos viajando en este viento.

por **Atenea Tsartsarnioli** Vie Ene 06, 2012 6:45 pm

Con tal vehemencia el viento
viene del mar, que sus sones
elementales contagian
el silencio de la noche.

Solo en tu cama le escuchas
insistente en los cristales
tocar, llorando y llamando
como perdido sin nadie.

Mas no es él quien en desvelo
te tiene, sino otra fuerza
de que tu cuerpo es hoy cárcel,
fue viento libre, y recuerda.

Todo lo que nos acompañaba era algo mágico, como solía decir mi padre era el instante mágico que se llenaba de toda la magia y el encanto de lo que nos rodeaba, el bosque en si ya era una persona mas en nuestro encuentro, Bufón era el espíritu viviente que daba la armonía y calidez a este lugar con su cantico demostraba la grandeza de su interior, con su voz alimentaba el alma de todos los que nos rodeaban. Cerré mis ojos dejando que mi cuerpo se meciera de un lugar a otro como si de una fiesta se tratara. Di vueltas por el lugar como si tan solo fuera una pluma que se movía sin parar.

Una vuelta dos o quizás tres y me detuve – Las ninfas nos están acompañando tan solo tienes que abrir tu corazón y liberar tu mente en ese momento ellas aparecerán en este lugar y te mostraran su belleza – mi voz tan cálida, dulce salió de mis labios como si de un cantico se tratara. No sabía cuanto tiempo mas podría estar embriagada de esas melodías que parecían cada vez envolverme más y mas. Yo, había visto a las ninfas tenia el recuerdo de haberlas visto interactuado con ellas, aquellas me habían enseñado a escuchar las voces y el cantico de este mundo que era totalmente diferente. Suspire llenando mis pulmones de aquel aire tan vital que me hacia sobrevivir en ese momento.

Sus palabras llenaron el espacio que parecía por un instante estar vacío y la sonrisa volvió a mi rostro. La voz del niño inflaba mi alma como si fuera una bendición del altísimo. Recordé en ese momento que de la bolsita de género que colgaba de mi cadera estaban los cascabeles que ocupaba para danzar en la plaza, los saque y con gracia comencé a mecerlos a los compas que el pequeño niño había impuesto. Volví a cerrar mis ojos y siguiendo la melodía con suaves palabras comencé a cantar – Y el viento que nos acompaña, y el viento que nos llena, envuélvenos con tu manto protector, para que así nos des vida…. – no sabia si en verdad rimaba o no, pero aquello como solía suceder había salido de mi alma.

FDR: Lamento mi fea respuesta...y ni me había dado cuenta que la habían enviado a la papelera ._. pero esperemos que no la envíen de nuevo. ^^

por **Bufon** Mar Mayo 08, 2012 11:09 pm

Fui amante
Del Viento en el desierto,
En las altas llanuras de su éter,
En el rocío de agua
Al amanecer que me baña.
Fui amante
De la brisa que abraza
Apasionada una rosa
Y en ella deshoja
Su más intenso aroma.
Fui amante
De la furia del Viento
Que impulsa al velero
Navegar por mi cuerpo
En silencio una tarde
De Invierno…

Los arboles olían a fruta fresca, incluso en medio del bosque en donde las hierbas salvajes predominaban, una gran cantidad de árboles frutales se había expandido entre la cruda maleza, levanto la vista viendo a los pajarillos cantar canciones de cuna para los espíritus del bosque, las estrellas la noche anterior le habían hablado diciéndole que hoy tendría un buen encuentro y Mr. Tiny intento hablarle toda la noche, solo esperaba que los ataques de sueño que desarroba desde hace tiempo no le llegasen en medio de la conversación, sus ojos parecían lejanos todo el tiempo mirando el mundo celes que Mr. Tiny le mostraba todo el tiempo, Mr. Tiny, el hombre encapuchado que se le aparecía mientras dormía

- Los veo todo el tiempo señorita, pero solo mientras duermo, cuando duermo, un hombre con el rostro cubierto me habla al oído, y me dice lo que tengo que hacer, me han dicho que se trata de un elfo del bosque que se alimenta de los sueños de las personas-dijo riendo suavemente para la muchacha, aquella explicación fue la única que su pequeña mente pudo concebir en cuanto a la sombra de sus sueños, la primera vez que se presentó ante el, le dijo: Mi nombre es Desmond Tiny, desde ese momento no volvió a pronuncia palabra, solo señalaba con su huesuda mano aquello que deseaba que supiese

La canción salió nuevamente de su garganta meciéndose al compás del viento, jugando con los cabellos de la gitana que se escondía entre las plantas al igual que él, la ilusión apareció en su cabeza y detuvo abruptamente mientras la sonrisa desaparecía de su rostro

- Señorita si me duermo, déjeme aquí, descansando entre los árboles y los animales, ellos no me harán nada pues aun no es mi destino morir…-dijo cuando sintió comenzó a sentir que la cabeza le daba vueltas- quiero dormirme aquí donde el viento mese los arboles…-susurro bajando los ojos

por **Atenea Tsartsarnioli** Miér Jul 04, 2012 6:37 pm

“Hermosas ninfas que en el río metidas
contentas habitáis en las moradas
de relucientes piedras fabricadas
y en columnas de Vidrio sostenidas…”

…echad la llave no salgáis ya más a la ondulada piel de
la corriente grabad deprisa y para siempre el rumor de
las aguas -hoy contar podéis con aparatos de alta fidelidad-
haced acopio de imágenes de márgenes -sugiero que utilicéis
color en vuestras fotos- encerraros por siempre en
la morada donde el jaspe sustenta diamantinas bóvedas
daros prisa mucha prisa
que vamos a soltar los sumideros
y el río será ya en pocos segundos
dominio de la espuma detergente.

Y

seguirán diciendo es primavera
diciendo es primavera seguirán
es primavera seguirán diciendo es
lo más seguro pese a todo.

Mi cabello era acariciado por el viento mientras mis pensamientos volaban como si fuera mi propio espíritu el que lo hiciera, la música en un bosque lo era todo, mas cuando uno podía estar en silencio y solo el vibrar de las ramas mezclarse con el viento juguetón hacían de una melodiosa melodía que iba y venía cambiando de dirección y de tonalidad, algo único que solo unos pocos teníamos la gracia de poder sentir y escuchar. Cerré mis ojos mientras mi cuerpo parecía volar y sentí como del fondo del bosque las ninfas cantaban sus voces armónicas llegaban y me envolvían, podría decir que me hacían sentir aun más viva de lo que ya estaba. Suspire una, dos hasta tres veces abriendo los ojos al escuchar lo que el pequeño músico me decía, sonreí, era un niño… a mi me había pasado algo similar, pensé inflando mi pecho.

Hay una diferencia, el elfo habita en el bosque, la ninfa es el bosque mismo que hoy nos ofrece una tonada para ser escuchada - ¿Quién era yo para decir que estaba loco? Yo escuchaba todo el tiempo a las ninfas hablar, cantar, las veía bailar, mezclarse con todo el bosque, y era verdad teníamos el don, habíamos nacidos bendecidos por la luna, el sol, el agua, la tierra, el fuego… todo unido hacia que la magia siempre reinara, porque para un gitano de naturaleza o música así lo era, todo giraba en ondas magias en auras vibrantes y llenas de color. Me acerque al pequeño puedo decir que las ganas no me faltaban de acunarlo en mi regazo y hacerlo soñar, parecía que poco a poco caería en sueño.

Yo le diré a las ninfas, que velen tu dormir para que así en sueños te muestren su verdadero rostro – suave como el viento mis palabras fueron y se desvanecieron, note un cambio su aura, parecía diferente. Quizás solo necesite dormir… pensé y sin más me acerque a él acunando su cabeza en mis piernas mientras mis dedos daban unas suaves caricias en su cabellera y el cantico solo salió de mis labios – Duerme Bufón del viento, que con el sentirás la magia que habita en mi y en ti… Duerme Bufón que las ninfas quieres contarte mi historia y hacerte bailar en tu sueños… duerme pequeño bufón…

Era una canción que había salido de lo más hondo de mis sentimientos, el viento mecía los arboles y no solo eso, todo en armonía parecía querer entregarnos un espectáculos a él y a mi… - ¿Bosque que nos tienes preparados? – Pregunte cerrando los ojos y con cuidado me acomode a un lado del niño, parecía que el sueño era el camino de las ninfas a esas alturas, bostece intentando luchar en contra el sueño, pero en vano fue.

por **Bufon** Mar Jul 24, 2012 12:54 am

El rey de los sueños llama a sus súbditos
Alarga la mano y señala al más pequeño
Tú guardaras los polvos para los humanos
El pequeño asintió y guardo la bolsa en sus ropas
Sonrió y cada noche coloco un poco en cada persona

Por estar mirando otras cosas
Al pequeño se le rego la bolsa
Desde entonces a muchas personas
Cuando duermen es difícil que despierten
Pues se dice por ahí
Que se han vuelto hijos del rey del sueño

Las hormigas hacían su camino debajo de sus pies, andando como siempre igual que soldaditos en medio de una marcha, eran seres pequeñitos que probablemente tendrían vidas pequeñitas y problemas pequeñitos, bufón siempre había visto a esos insectos con la admiración propia de alguien que descubre algo nuevo, cuando el obispo le explico el funcionamiento de una comunidad se quedó simplemente fascinado pensando que si las personas viviesen bajo el mismo tipo de reglas todos serían mucho más felices de lo que eran ahora, pero bufón había aprendido que las cosas en el mundo no eran así, la sociedad era una cosa muy grande para cambiarla sin embargo a pesar de ello había decidido que un gran cambio venia de las pequeñas cosas, eso lo supo gracias a muchas tardes de sermones cuando planeaba conquistar la ciudad con su canto.

Una sonrisa amplia apareció en la carita del bufón del viento, era la primera persona a la que le hablaba de su elfo secreto sin que le mirase extrañado durante varios instantes y después comenzase a actuar como si se tratase de alguna especia de amigo imaginario, sabía que la señorita probablemente podría ser al igual que en una pequeña hormiga que podía intentar cambiar el mundo, la forma en que los adulto veían al resto de la gente era demasiada mientras que la infantil muy amorfa, bufón gracias a las cosas que había vivido aún conservaba la versatilidad en su mente pero esta ya también se encontraba limitada en ocasiones por las experiencias que la calle le trajo, probablemente ella sería igual.

- Estoy ansioso por cerrar mis ojos y viajar hasta el mundo de las ninfas y hadas del bosque, hasta ahora solamente sus voces me han llamado en sueños pero si me duermo no podre levantarme más, usted velara mi sueño?? Si es así podría perderse también en la soñolencia del bosque, las ninfas puede que si se divierten demasiado ya no quieran regresarnos al mundo de los humanos-Bufón hablaba pero su pequeña cabecita ya se encontraba acomodada con la ninfa humana, cuando el sueño llegaba simplemente se lo lleva baba lejos del resto del mundo, escucho entre las ramas del bosque el silbido del viento típico de aquella época, durante las noches siempre parecía que el bosque se encontraba en medio de un canto o una plegaria hacia el resto de la gente, expresándose con el llanto de una mujer que gime y murmura en los oídos de todos aquellos que puedan escucharla, por eso bufón amaba aquel sitio siempre rodeado del misticismo del que la ciudad carecía, todo el tiempo ruidosa, como si estuviese enferma plagada de un terrible y mortal virus llamado “gente” aquel que tanto podía enfermar como curar pero que al parecer buscaba el camino más fácil para la supervivencia, destruir

- Si se duerme conmigo entonces me gustaría escuchar a sus ninfas en lugar de a mi elfo, las voces de las ninfas son más dulces y carentes de maldad, mi elfo a veces puede ser cruel pero su naturaleza es buena, puedo sentirlo aquí adentro de mi pecho-Todo se volvía negro a su alrededor y la imagen del bosque comenzaba a tornarse difusa pues sus parpados pesaban demasiado, el sueño simplemente se había vuelto más soberbio de lo que esperaba

por **Atenea Tsartsarnioli** Jue Oct 11, 2012 6:06 pm

Cruzas por el crepúsculo.
El aire
tienes que separarlo casi con las manos
de tan denso, de tan impenetrable.
Andas. No dejan huellas
tus pies. Cientos de árboles
contienen el aliento sobre tu
cabeza. Un pájaro no sabe
que estás allí, y lanza su silbido
largo al otro lado del paisaje.
El mundo cambia de color: es como el eco
del mundo. Eco distante
que tú estremeces, traspasando
las últimas fronteras de la tarde.

Con su melodía que se debilitaba cada segundo que pasaba las ninfas iban induciéndonos en un sueño acogedor, me mantuve despierta lo mas que pude para escuchar las suaves pero ciertas palabras que decía aquel niño pero él no sabía algo que yo sí, y aquel era el poder que yo tenía especial para con el bosque – Duerme y busca a las ninfas que ellas encantadas te cantaran una canción, no nos dejaran en el sueño eterno porque yo nací para ellas soy como una mas mis cabellos rojos le hacen el recuerdo que tengo que estar en este mundo donde los humanos viven y mientras no sueltes mi mano en tu sueño ellas dejaran que regreses conmigo – si una noche donde casi el cantico celestial de aquellos seres quiso llevarme fue cuando un pacto firme y mi cabellera roja aun quedo mas roja de lo que ya era, un pacto de vida…

Tu elfo nos estará esperando y aunque enojado este se pondrá feliz de tenerte de vuelta, porque ahora esto es solo entre tú y yo, querido bufón del viento – este era uno de los secretos que como gitana guardaba y nunca comentaba pero aquel niño tenía ese espíritu que conocía muy bien parecido al mío pero en un cuerpo más pequeño, aquel bufón del viento era o parecía ser una parte de mi algo que me hacía falta. Mis dedos comenzaron acariciar su cabellera para que entrara en un sueño donde yo lo estaría esperando, donde solo seriamos el canto de las ninfas nosotros. El niño quería conocerlas y yo no era quien para negarle tan prodigioso deseo.

Las ninfas egocéntricas como eran y puras como se mostraban nos estarían esperando, el sonido de los arboles se volvió suave parecía que el viento se apagaba a mi alrededor y mientras el niño caía en sueño yo buscaba en mis memorias a mis fieles compañeras del bosque al, alma más pura a la ninfa que nos ayudaría a regresa, igual a mi pero con un cabello negro nos esperaba y tomando la mano de mi bufón caminamos los tres para ir donde el bosque nos quería llevar a su alma, a su centro.

por **Bufon** Jue Dic 06, 2012 7:05 pm

Cruzas por el crepúsculo.
El aire
tienes que separarlo casi con las manos
de tan denso, de tan impenetrable.
Andas. No dejan huellas
tus pies. Cientos de árboles
contienen el aliento sobre tu
cabeza. Un pájaro no sabe
que estás allí, y lanza su silbido
largo al otro lado del paisaje.
El mundo cambia de color: es como el eco
del mundo. Eco distante
que tú estremeces, traspasando
las últimas fronteras de la tarde

Las luces que el sol despedía con el brillo de la media tarde se filtraban por entre las ramas y las hojas, las cuales consientes del calor que este despide formaron una capa para protegerlos, el no tenia sueño pero sabia que en cualquier momento inesperado lo tendría, siempre pasaba, ni siquiera alcanzaba a sentir sus parpados pesados porque caía al suelo antes de darse cuenta, aun a pesar del miedo que sintió las primeras veces se acostumbró a esperar el cuidado de dios quien nunca le abandonaba cuando su cuerpo se encontraba inerte y desprotegido, el sueño era algo que podría vencerlo sin importar que tan inoportuna fuese la situación, pero actualmente no era quien pudiese doblar su carácter, pequeño como su cuerpo pero fuerte gracias a su determinación.

En un parpadeo sintió como si las hadas y los duendes volasen sobre sus cabezas, danzando o cantando algunas de las canciones que les gustaban, al mirar arriba la luz confundía las alas de las libélulas con pequeños seres mágicos que se camuflaban entre la hierba, nuevamente el olor a pasto y toda aquella masa verdusca a su alrededor en donde normalmente todo estaría café o gris le daban la sensación de haber escapado por fin de las garras de la sociedad consumista, los ojos que lo miraban con desdén desaparecían en medio de los cantos de los pájaros y se volvían dulces con el zumbido de las abejas, aquellas personas que no podían apreciar el valor de la naturaleza entristecían su corazón al punto de querer llorar cuando las miraba, pero peor era saberse en medio de un tumulto de gente que siempre se siente abandonada por dios.

- Si es así nunca lo sabré, porque nunca se cuando esta contento o cuando esta triste, sin embargo creo que confiare en la ninfa, nunca mentirías no es así? Las ninfas no saben mentir, tampoco las colorinas-comento alargando su pequeña mano la cual debido a su corta edad no había terminado de crecer hasta alcanzar un mechón de su cabello, colorinas era como llamaban a las mujeres de pelo llameante, aquellas a quienes les habían colocado un poquito de fuego dentro de ellas al nacer, agradable fue el tacto suave de su cabello el cual apenas rozo antes de alejarse de el.

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Como viento que mesen los arboles (privado)

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