Más que objetos, más que una simple melodía (Bufón)

por **Soren Kaarkarogf** Vie Jun 03, 2011 12:02 pm

Esa noche, el vampiro se despertó en su cripta o más bien en su cueva subterránea a las 6 en punto. Apenas el cielo se había teñido de arrebol y la oscuridad comenzaba a consumirlo todo, pero el vampiro ya estaba recorriéndo los túneles subterráneos de su casa hasta el sótano donde levantó la puertilla de manera y fue a dar a la habitación principal sin ventanas. Las oscuridad no era una preocupación para él por supuesto, por lo que no tropezó con la cama de madera que yacía algo revolcada pues llevaba días sin tenderla.

Bostezó ampliamente estirando los brazos e inclinando la columna en una curva casi imposible, algunas vértebras traquearon en su estiramiento de gato pero no le importó, esa noche sentía renovados ánimos luego de que noches atrás hubiese hablado con el pintor. Caminó por la pequeña sala de su casa, esquivando libros tumbados en el suelo y bordeando objetos inservibles pero guardados con nostalgia.

Una vez más se encontró con el desafío de afeitarse sin poder mirárse al espejo. Sus manos temblaron con la cuchilla mientras bordeaba su mentón, cortándo irregularmente la bárba, dándole un aspecto más de vagabundo que de profesor. Arrugó la nariz cuando la cuchilla fue más allá y le cortó la piel. Una diminuta línea rojiza apareción como resultado. El vampiro Soren se llevó el dedo índice a la herida y luego a la boca para saborear ese elixir que lo mantenía de pie aún cuando su cuerpo hubiese muerto 200 años atrás.

15 minutos después nuestro vampiro cegatón ya vestido con desgastadas ropas manchadas de diversos colores de pintura en los puños, se encontraba camino a su tienda.

por **Bufon** Vie Jun 03, 2011 11:50 pm

Llevaba ya un rato caminando pesadamente por las calles de parís, aquel no había sido su mejor día, pero tampoco el peor, había estado cantando en las calles recibiendo apenas unas monedas por sus servicios, tenia las mejillas rojas debido al sol que le había quemado la piel y causado un terrible dolor de cabeza, sin embargo aunque no habían sido muchas las horas que había pasado exponiéndose ante las inclemencias del tiempo el esfuerzo había dado sus frutos, ya que al menos consiguió las monedas suficientes como para comprarse una pieza de pan y llenar su estomago que, a fuerza de costumbre se había adaptado a comer pequeñas cantidades de alimentos de manera esporádica, aunque a veces, después de alguna ronda nocturna en la que las monedas aparecían “mágicamente” en sus manos, siempre ingería lo suficiente como para sobrevivir todo el mes.

Por un momento sus ojos se cerraron sintiendo la brisa del viento golpear en su cara, aquel viento amable que lo acompañaba en las buenas y en las malas, aquella paz que le traía el viento era suficiente como para clamar cualquier malestar que le aquejara, nuevamente sus ojos se abrieron sintiendo como una ráfaga de aire furiosa lo empujaba por las calles parisinas, nunca antes le había pasado algo como eso, el viento siempre había guiado su camino pero nunca de una manera tan directa, sus pies se movían rápidamente sabiendo que si se atrasaban aunque sea un poco se daría de bruces contra el suelo, y como si fuese una hoja las corrientes de aire lo llevaron por todos lados hasta estamparlo con la puerta de aquella tienda, su cuerpo al sentir el impacto se había ido de espaldas callendo al suelo ¿Qué había sido aquello? Se pregunto a si mismo mientras revisaba que no le hubiese pasado nada a su guitarra, si el destino existiese seguramente aquel incidente seria un ejemplo perfecto de el, pero…

- Acaso el destino no podría ser un poco mas amable??- se pregunto a si mismo mientras observaba la tienda desde afuera

por **Soren Kaarkarogf** Miér Jun 08, 2011 12:22 pm

(( perdona la tardanza no estaba en la ciudad ))

- El destino nunca es delicado - Comentó de pie a un par de metros del pequeño que parecía haber caído del cielo o quizás simplemente era un pequeño querubin de verdad, de los que salían en los cuentos bíblicos y eran representados mágistralmente por sus maestros favoritos. Su carita tierna de redondos cachetes podría haber sido pintada por el mismísimo Nicolas Poussin en el siglo 16.

Se quedó mirándo al chico unos segundos y desvió la mirada hacía la puerta abierta de la tienda, Hyesung debía estar dentro cuidándo como siempre, era una verdadera fortuna tener un empleado que no hiciera muchas preguntas sobre sus ausencias diurnas o si se las hacía pues era lo suficientemente discreto como para no preguntar.

- ¿Vaz a entrar Querubín? - Preguntó con gesto distraído, observando la espalda del chico ¿Aparecerían allí de pronto unas alas blancas y emplumadas? Seguramente allí estaban y no podía verlas porque él era un demonio.

- Soy el dueño de la tienda, así que mira cuanto quieras y si tienes preguntas estaré en mi despacho - Le explicó, despacho sonaba como al lugar donde estaría un importante gerente, pero en su caso se trataba de una simple mesa desvencijada llena de papeles y cosas aparentemente inservibles.

(( Pd: Pintura del mencionado artista por Soren: http://es.wikipedia.org/wiki/Archivo:Nicolas_Poussin_053.jpg ))

por **Bufon** Jue Jun 09, 2011 10:02 am

El rostro del pequeño bufón se dirigió hacia aquella persona que había llegado de repente, se trataba de un hombre mayor a el, era muy bien parecido y hablaba de una manera muy acertada, el destino nunca es delicado con nadie y eso se podía comprobar no solo en el sino con todo el mundo, aquella persona le había invitado a entrar, y estuvo a punto de declinar la invitación cuando una mirada perdida se fijo en lo que había dentro, era montañas de libros pegados a las paredes, era como una de esas cosas que no recordaba el nombre, ¿como le había dicho el obispo?... babli… bibla… biblioteca!!!! Era como una biblioteca.

- Puedo hacerlo??... Puedo entrar? –pregunto dudoso el bufoncito mientras se levantaba y sacudía sus ropas las cuales se habían llenado de polvo, hacia mucho tiempo que no veía cosas como esas, le recordaba un poco al cuarto de el obispo, quien al ser una persona perfectamente letrada se interesaba mucho por los libros, el le había enseñado un poco acerca de la lectura aunque no lo suficiente como para poder leer sin trabarse, y jamás en su vida había tocado una pluma… un suspiro pesado salió de sus labios y su mirada se entristecían un poco al recordar aquello tiempos en los que vivía en la iglesia, hubiese dado lo que fuera para poder regresar el tiempo y estar nuevamente con el obispo y las personas del coro, estaría dispuesto a entregar su voz, sus dedos y sus oídos si con ello pudiese volver a verle… - Usted no es muy joven??- pregunto al escuchar que era el dueño, la verdad es que nunca había sido dueño de nada mas que de su propia persona y aquellos que había visto tener “algo” para si mismos no eran nada parecidos a aquel hombre, solo eran sombras compuestas de avaricia y egoísmo…

por **Laurent Poulin** Jue Jun 09, 2011 1:31 pm

La tarde transcurrió sin ninguna novedad en especial, de hecho me tomé el atrevimiento de dormirme por lo que pareció una media hora entre los estantes pues, como siempre casi nadie visitaba la tienda del Profesor Soren. No se ni para que la habria de día si las ventas eran tan bajas y él sólo venía luego de las 6, seguramente las clases en la Universidad no se lo permitían.

La tienda lucía tan desvencijada como siempre, a pesar de que me empeñanba en barrerla todos los días y en pulir sus estantes de madera vieja. Sendos objetos de todos los tamaños formas y colores se perdían entre los escaparates. Algunos libros de temas inusuales y novelas muy viejas destacaban entre la enorme colección.

Escuché la voz de un niño y me apresuré hacía la entrada, el profesor también estaba en la puerta, llegaba más temprano que de costumbre con un pequeñajo.

- Buenas noches jefe - Exclamé con ese tono jovial tan caracteristico de mi voz - Bienvenido jovencito - Agregué con una venia cortes al pequeño haciéndome a un lado para que pudiese pasar - Jefe, he barrido y limpiado los estantes y organizado las porcelanas Gitanas, si no me necesita para algo más, procedo a irme - Comenté, pues esa era mi noche libre, el profesor no tenía clases y se quedaría atendiendo personalmente la tienda.

por **Soren Kaarkarogf** Jue Jun 09, 2011 1:36 pm

- Claro que puedes entrar - Respondió el vampiro sin sonreir, aunque su tono de voz era amable, sosegado y tranquilo - ¿Porqué habría de evitar que lo hicieras? - Agregó y se encogió de hombros - Anda, curiosea y toca si es necesario -

Normalmente no se 'tocaban' las cosas en venta a no ser de que se planeara comprarlas y Soren dudaba que ese chico de apariencia humilde tuviera dinero suficiente para comprar alguna reliquia, pero las politicas de su tienda siempre habían sido claras: Era el objeto el que escogía a la persona y se compraba con el corazón y no con el bolsillo.

Así que el chico podía tocar todo lo que quisiera.

- Buenas noches Hyesung - Saludó a su fiel tendero, quien llevaba casi todo el año trabajando para él sin mayores inconvenientes, escuchó lo que decía y finalmente asintió con la cabeza - Puedes irte - Le indicó, el muchacho Coreano sonrió de oreja a oreja y regresó corriendo hacía el fondo de la tienda.

El vampiro caminó por los corredores mirándo de reojo al Querubín y luego volvió su vista al tendero que regresaba con una raida bolsa de tela con sus pertenencias, ambos se hicieron una reverencia y el chico salió posteriormente por la puerta.

- ¿Te gustan los libros? - Preguntó al niño sin acercárse a él pues el vampiro continuaba su camino hasta el mustio escritorio lleno de libros abiertos, pergaminos y cosas por doquier - ¿O quizás buscas las alas que perdiste al caer del cielo? - Agregó sin pensar.

por **Bufon** Vie Jun 10, 2011 2:58 pm

¿Por qué habría de evitarlo? No había ninguna razón en especifico, mas bien se trataba de las extrañas costumbres que había adquirido en aquellos dos años, no estaba seguro de lo que haría un vez dentro, sin embargo sus pies comenzaron a moverse solos asintiendo con la cabeza ante la bienvenida del oriental, aquel lugar era realmente diferente a los que había conocido antes, lleno de reliquias extrañas y libros viejos, todo parecía realmente caro y aunque aquel hombre le había dicho que podía hacerlo el decidió que trataría de no hacerlo ya que si algo se rompía no tendría el dinero para pagarle, aun así no pudo evitar que sus ojos recorriesen todos y cada uno de los artículos en exhibición, frascos de cristal brillantes, espejos cuyos marcos a pesar de estar algo deteriorados por los años conservaban la belleza y el esfuerzo que algún herrero plasmo en ellos.

Una sonrisa se escapo de sus labios al mirar aquella cajita musical en la cual danzaba una pequeña muñequita de plomo, todo era tan bonito que no podía dejar de mirar, y sin darse cuenta poso los dedos sobre un tablero de ajedrez hecho de mármol sintiendo el tacto frio sobre sus dedos… en ese mismo instante aquel amable joven que cuidaba la tienda salió por la puerta principal dejando entrar una ráfaga de viento haciendo que su vista se girase hacia los libros, sus ojos se quedaron fijos en ellos y se acerco a paso lento observando los estantes con una gran curiosidad en sus ojos claros que parecían querer tragarse todo lo que veían, mientras sus cabellos se movían suavemente debido al viento. Su rostro se giro lentamente hacia el dueño de la tienda al escuchar sus palabras y una sonrisa triste salió de sus labios

- ¿Alas? Esas solo se las han concedido a los ángeles que están libres de pecado, yo por el contrario no me creo merecedor de tales dones- contesto de manera calmada mientras bajaba la cabeza y sus pestañas comenzaban a temblar ante los recuerdos que le acechaban sus pensamientos mientras dejaba escapar un suspiro para después cambiar su expresión a una un poco sorprendida llevándose una de las manos a la boca, esperaba que no tomara su comentario como alguna ofensa, asi que sonrio y volteo su rostro hacia los libros nuevamente algo nervioso- Que bonita es su tienda… -era realmente bonita pero aquel comentario había salido porque no tenia algo que decir en esos momentos…

por **Soren Kaarkarogf** Dom Jun 12, 2011 12:09 am

No comprendía muy bien porqué un chico tan pequeño podría pensar que no estaba libre de pecado ¿De que tipo de pecados se podría jactar una criatura que apenas si comenzaba a vivir? Soren le observó con creciente curiosidad, detallando su delgado cuerpo, seguramente fruto de días de hambruna, tenía además un rostor que se le antojaba muy puro, no tenía mucho sentido que conociera el pecado.

- Pues a mi me sigues pareciendo a un querubìn - Comentó el vampiro organizándo (en vano) unos libros y papeles de su escritorio - Por eso lo decía, porque luces como uno, cuando te vi en la entrada fue lo primero que pensè, que quizàs te habias caído del cielo - Se encogió de hombros como para no darle mucha importancia al asunto pues el rostro del pequeño parecía haber fluctuado negativamente conforme al comentario.

- Muchas gracias- Exclamó con completa sinceridad y quizo esbozar una sonrisa sincera pero no le saliò muy bien, las sonrisas no eran su especialidad definitivamente - Me llamo Soren Kaarkarogf, por cierto, soy profesor y trabajo en la Universidad de Paris... ¿Asistes a la escuela Jovencito? - Preguntó finalmente.

Había notado que el chico se había fijado en esa cajita musical, el vampiro se levantó del escritorio y se acercó al estante, tomando la cajita musical entre sus manos encantadas, le dio vuelta a la cuerda y una suave melodía comenzó a sonar, tintineando con delicadas tonadas mientras la esbelta figurilla comenzaba a girar sobre su propio eje - ¿Te gusta? -

por **Bufon** Vie Jul 01, 2011 12:44 pm

Una sonrisa salió de los labios del pequeño bufón al escuchar el razonamiento de el dueño, se sentía alagado al pensar que alguien pudiese verle como un querubín cuando en realidad sus alas eran prácticamente inexistente, casi podía sentir el dolor de las plumas arrancadas y la sangre corriendo por su espalda, si conociese su secreto entonces no diría lo mismo, sus manos estaban llenas del pecado, se habían hecho con las pertenencia ajenas y había causado penas a muchas personas, y aunque para el fuese justicia estaba seguro que a los ojos de dios las cosas serian diferentes , sin embargo aquella persona le había hecho sentir bien, como si por un segundo sus alas rotas pudiesen extenderse y volar por el cielo nuevamente

- No fue nada, solo digo la verdad- comento al escuchar el agradecimiento del joven y ahora una risita divertida salía de sus labios al notar el esfuerzo que hacia por mostrar su sonrisa, sin embargo cubrió su boca con una de sus manos para que no se diese cuenta de ello- Mucho gusto Mr. Kaarkarogf….- su rostro se quedo serio un segundo mientras miraba a todos lados tratando de encontrar una respuesta adecuada, apretó los labios como pensando pero no lograba encontrar las palabras adecuadas. No quería sonar como alguien lastimoso- Si es muy bonita… Seguro que...- contesto por fin sonriendo de nuevo a acercándose un poco para poder mirarla de cerca, era una canción muy agradable escrita por una gran maestro y plasmada en metal por unas manos expertas

Una casi imperceptible mueca de tristeza se formo en su rostro, no había respondido a la pregunta y esperaba que lo tomase como un despiste suyo, en medio de la caja la muñequita daba vueltas y vueltas sobre si misma, seguro que incluso aquella muñequita debía tener sus propios problemas

por **Soren Kaarkarogf** Vie Jul 01, 2011 4:58 pm

Una de sus habilidades vampíricas era el poder de visualizar las auras de los seres humanos, muy útil cuando se intentaba descubrir a un hombre lobo o a otro vampiro que querían engañarle haciéndose pasar por humanos normales, no obstante, Soren no dudaba de la verdadera naturaleza del pequeño chico, pero fue inevitable notar el cambio en su semblante, en la energía que emanaba de él.

El vampiro cerró los ojos concentrándose en activar la técnica, cuando los abrió todo estaba a escala de grises y el chico brillaba con el pálido color que representaba a las personas cuando su estádo de ánimo decaía y la tristeza les embargaba.

La mirada del vampiro pareció perderse unos instantes y luego parpadeó para regresar a la visión normal, donde los colores cobraban vida, aún en la oscuridad que envolvía la tienda, paulatinamente iluminada con un par de candiles. ¿Algo de lo que había dicho había molestado al jovencito? Se preguntó azorado, quizás (y a juzgar por sus ropas) no tenía dinero para comprar la bailarina.

- ¿Te gustaría quedarte con la bailarina? - Le preguntó con una voz suave.

por **Bufon** Mar Jul 19, 2011 4:16 pm

Un escalofrió recorrió su espina dorsal al sentir la mirada de aquel ser sobre su cuerpo, había algo en el que lo mantenía inquieto y no lograba descifrar que era, pestañeo confundido ante todo aquello que le acorralaba en su cabeza, el era capaz de ver mas allá de las simples apariencias, no porque fuese muy observador o porque sus ojos fuesen tan capaces, sino por un don que le fue heredado de alguno se sus padres, o al menos eso le había dicho el obispo.

Cerro los ojos tratando de concentrarse un poco y después de respirar profundo lo miro directamente… nada, tal vez, en realidad no encontraba porque no había nada que ver, con esa idea la expresión en su rostro volvió a suavizarse formando una sonrisa pero sin desaparecer aquella inquietud.

- No tengo con que pagarle señor- respondió sin asentir o negar pero con aquella mueca forzada que dejaba ver que aunque quisiese no podría adquirir nada de la tienda, ladeo la cabeza unos segundo volviendo a observar el rostro de aquella persona- lamento si le causo molestias…-continuo disculpándose mientras desviaba la vista a los libros y el resto de los artículos que adornaban la tienda.

Miro por ultima vez a la pequeña bailarina y una sonrisa enternecida salió de sus labios, aquella muñequita no necesitaba a alguien que solo quisiese tenerla, sino alguien que también pudiese tenerla, el, viviendo en las calles se arriesgaba a perderla en cualquier instante, o en su defecto a a que fuese arrebatada de sus manos por algún ladrón.

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