Escapa [Erika Tsergas]

La noche se alzaba hermosa sobre París con una luna llena impresionante. No había rastro de nubes en el cielo y las estrellas como pequeños puntos brillantes podían observarse en el cielo a la perfección. El aire era puro, del que pocas veces podía olerse debido a la contaminación que empezaba a haber sobre el plantea. Una situación que de seguir así acabaría por traer grabes consecuencias en varios años. Aunque de momento me preocuparía únicamente por el presente, yo y mis manías de pensar hasta poder llegar a obsesionarme en el futuro ¿y todo para qué? no valía la pena. Debía vivir la vida como si se tratara del último día y por eso esa noche fui a disfrutar de la tranquilidad del bosque.

¡Obviamente no en mi forma humana! Caminar con ella por allí sería una total locura en esa oscuridad que predominaba. No solo porque como Erika no tenía las habilidades necesarias para moverme si no también porque era mucho más cómodo ir en forma animal. Podía relacionarme también con otros de mi especie. No había encontrado muchos blancos, cabía decir, más si algunos lobos de otras razas que me trataron con bastante amabilidad teniendo en cuenta que era una novata invadiendo su terreno. No me hicieron falta más de dos meses para hacerme algunos amigos. Por lo menos allí podía ser quien verdaderamente era y no había una estúpida jerarquía ni nadie que me obligase a fingir. Por eso me sentía tan libre.

Sin embargo, un mal presagió noté cuando a mitad de la noche a mi olfato vino un olor ciertamente extraño a la vez que espeluznante. Era fuego pero también olor humano. No dudé en acercarme al lugar de donde provenía por pura curiosidad y tal y como había presentido nada bueno se traían entre manos. Una pobre muchacha quemada en una hoguera ¿se habían vuelto locos? los humanos y sus malditas manías contra otros que eran diferentes. Yo también era diferente.

Y por eso en cuanto uno de los hombres se dió cuenta de mi presencía huí como alma que lleva el diablo. Sabía que los lobos blancos era poco frecuentes, demasiado, y por eso corría el riesgo de ser vigilada o tal vez estudiada. Si alguien se enteraba de mi verdadera forma, de que no era un completo animal, aquello se complicaría. Se complicaría mucho. Nisiquiera mi familia lo sabía; no podía confiar en nadie.

Afortunadamente conseguí despistarlo con facilidad, no por nada tenía una velocidad por sobre la humana que me había ayudado en muchas ocasiones. Llegué hasta un pequeño estanco dentro del bosque donde pude parar para echarme un rato y descansar. Me encantaba el olor del agua y dormir junto a ella en esas noches de verano, con el viento que proporcionaba, era un placer esquisito. Por desgracia la tranquilidad no duró más de una hora hasta que volví a sentir una esencia humana acercandose. No me moví de mi posición, valía más hacerme la dormida para tomarles por sorpresa que no encontrarme en modo de defensa o huir, les alientaría a seguirme.

Para mi sorpresa la esencia humana continuaba cerca mío más no se escuchó ruido alguno ni me sentí amenazada. Cuando abrí los ojos observé que un hombre se encontraba parado frente a mi. Parpadeé un par de veces y luego mis orbes azuladas volvieron a clavarse en él. Estaba sudado y sucio ¿sería un cazador o una presa? No me dió la sensación de estar en peligro por lo que simplemente me levanté y voltee, mirandole por última vez.

Empezé a caminar, no tardando mucho en correr por aquellos lugares. Si aquel hombre me seguía probablemente encontraría un buen lugar donde esconderse hasta que pasara el peligro, claro que, el hubiese captado o no mi mensaje ya no era asunto mío. En cualquier caso yo volvía a mi refugio.