Septimus René Delhomme

"Un pequeño Karl Marx atrapado en un vampírico cuerpo juvenil que no ve más que sombras distorsionadas"



-Nombre del Personaje:
Septimus René Delhomme

-Edad:
1871 años aprox, pero aparenta los 13 años

- Especie:
Vampiro

- Tipo y Nivel Social:
Nive social Bajo

- Lugar de Origen:
París

-Fecha de Nacimiento:
436 a.c en París

-Fecha de Muerte:
423 a.c en el mismo lugar.

-Habilidad:
Goza de la misma habilidad de su padre; Rastreo.
Además de tener los sentidos más desarrollados en consecuencia a su ceguera de nacimiento.

-Descripcion Fisica:
Apodado como El chico ciego o El niño de la boina; Septimus es un muchacho bastante diferente a los de su época. Lo que más llama la atención de él son sus ojos, que parecen estar cubiertos por una fina membrana blanquecina dada su ceguera. Algunos rumorean que está poseído por el diablo y de ahí que tenga esos ojos. Su palidez es característica, pero no extrema como la de algunos vampiros. Tiene el pelo rubio ceniza y una nariz redondeada adornada por unas pocas pecas que no se borran con el paso de los años. Sus labios son finos y suelen estar abiertos soltando maldiciones por todo y ganándose más de una paliza por ello. Vive en una condición de pobreza por lo que sus atuendos no son nada lujosos, más allá de unas mayas sucias y una camisa oscura. A veces lleva un pañuelo blanco en el cuello, ya que le gusta sentirse el cuello protegido. Lo acompaña siempre un bastón que usa para guiar sus pasos y no caerse. Nunca nunca nunca lo veréis sin esa boina a cuadros que heredó de un vagabundo de las calles parisinas.

Spoiler:

-Descripcion Psicologica:
Su mente es mucho más compleja que la de un chico normal y corriente, eso para empezar. Septimus es, por encima de todo, un adulto con venazos aniñados atrapado por toda la eternidad en un delicioso cuerpo juvenil. Además, es ciego. Esos son dos de los pilares más importantes que han condicionado su forma de ser desde el año cero al año doscientos once. Los amigos nunca le han durado más de dos lunas llenas seguidas. ¿Por qué? Por que le cuesta horrores coger confianza con la gente y se caracteriza por ser más bien reacio a conectar o estrechar vínculos con los demás dado que todos lo compadecen por una ceguera a la que él no le da excesiva importancia -o eso aparenta-. Eternamente condenado a mirar a las mujeres pero a no poder tocarlas, maldice su suerte por no aparentar la mayoría de edad y poder ser visto como objeto de deseo por los demás. Es un chico muy listo, más que muchos vampiros adultos, aunque juega con su apariencia con tal de ganarse los corazones de cuantos lo rodean. Se las da de tipo duro dado que en el fondo es sensible y no quiere que a nadie se le pase por la cabeza el creer que puede hacerle algo a su muerto corazón. Tiene una autoestima con tendencias a multiplicarse por cero, dado que cree que no se le ha sido permitido el don de la vista por que está condenado a ser parte de la más triste escória de la sociedad vampírica. Su mayor deseo es ser un adulto como los demás, capaz de ver a la gente sin necesidad de acariciarle el rostro con tal de memorizar unas facciones que, a posteriori, se reproducirían en su mente, distorsionadas por su imaginación. ¿Qué harías tú si fueras un vampiro de dos siglos atrapado en el cuerpo de un niño ciego? Él lo que ha hecho ha sido dejar que se aflore en su marmóreo pecho la semilla de la revolución. Con eso quiero decir que es un mini Karl Marx que lucha en contra de la distinción de clases. Su educación no es excesivamente cuidada ni acurada dado que se ha criado prácticamente solo en la calle. En resumen; un chiquillo curioso que se vale de su apariencia para que sus víctimas se confíen y luego acaben más secas que... algo muy seco.

-Historia:
"No sé ni dónde ni cuándo nací. No sé quién soy ni cómo soy. Solo sé que puedo ver aquello que los demás no. Soy ciego. Pero puedo ver todo aquello que los demás videntes ignoráis. Puedo leer el lenguage de la voz.. Puedo descifrar por el tacto todo lo que quieras esconderme. Puedo ver más allá de lo que os alza delante de las narices. Soy Septimus Delhomme, el hijo ciego de la sociedad."

Septimus fue concebido en el Principado de mónaco hará demasiados años. Nació de la espontánea unión entre un mozo de cuadras de la familia de sus majestades y una cortesana que acudía al castillo para satisfacer los deseos carnales de uno de los hijos de su majestad. Efectivamente, el nombre de su padre biológico no es otro que el de Wyatt Romanov. Su madre se llamaba Suzette Delhomme, y era de origen francés. Ambos eran humanos por el momento, a pesar que año y poco después ambos fueran mordidos por vamprios distintos y pasaran a ser de la família de los incontables inmortales. El caso es que Septimus nació en París ya sin que su madre hubiera dicho nada a Wyatt, debido a que no estaba segura de que él fuera el verdadero padre del muchacho. Al nacer, se pudo apreciar el minucioso detalle de que el muchacho estaba tarado, tenía un defecto físico relativo a la vista, por lo que ya nació ciego.

En esa época, una cortesana sin demasiado capital no podía hacerse cargo de un muchacho diferente a los demás, por lo que lo abandonó a su suerte en un orfanato a sus dos años de vida. Suzette esperaba que el chico fuera acogido o que muriera en el intento de ser aceptado por la sociedad, deseando que jamás volviera a verlo ya que los remordimientos la perseguirían el resto de su cercana inmortal existencia ¿El problema? En esos dos años, el niño ciego se había acostumbrado a esa dulce voz sensual, y jamás logró olvidarla. Ninguna família lo acogió jamás por el aspecto que presentaban sus ojos, murmuraban que era un hijo de Lucifer y lo abandonaban a su suerte. Finalmente, un señor mayor lo adoptó. Era un ilustrado pensador al que la sociedad tachaba de loco pero que despertó el sentimiento de la revolución en un joven ciego. Ese mismo hombre, llamado Dante, lo mordió tras ver en él esa chispa de humanidad, condenándolo a vivir eternamente en un cuerpo de trece años.

Fue de Dante de quien heredó su característica boina a cuadros ladeada. A ese mismo vampiro de aspecto viejo le dieron caza no muchos años después, por lo que el joven Septimus volvió a quedarse solo. Se echó a la calle, a buscarse la vida y, aunque le costó, logró sobrevivir adaptandose al entorno. Encontró un trabajo como repartidor de periódicos en uno de esos callejones transitados donde nunca alcanzan los rayos del sol. Una fría noche, vagabundeaba por las calles con su vieja harmónica cuando oyó de nuevo esa femenina voz que despertaba pasiones. Suzette. Su madre. Allí, en París. Averiguó que trabajaba en el burdel de la zona pobre y, desde entonces, pasa las noches sentado en un viejo barril de cerveza vacío, aguardando el momento en que ella salga, despidiéndose de sus compañeras para comentar cómo le había ido el día e irse. Y él se limitaba a eso, a escuchar su voz una y otra noche, sin que nadie prestara atención en el chico de mirada ausente y expresión nostálgica.


-Datos Extras:
· Tiene sangre de Romanov ·
· Se saca un dinerillo vendiendo periódicos en la calle. ¡Extra! ¡Extra! ·
· Es conocido como el chico ciego o el chico de la boina ·
· Varias veces la guardia le ha atizado con las varas de las lanzas por dirigirse a gente noble sin más ·
· Cada noche se sienta en un vació barril de cerveza delante del prostíbulo, para oir la voz de su madre al salir de trabajar, sin que ella repare nunca en su presencia ·
· Jamás ha sido besado ni ha practicado sexo más allá de lo que su mano sabe ·
· Toca la harmónica de forma magistral ·
· Tuvo dos perros guía para su ceguera, pero acabó bebiéndolos, por lo que prefiere el bastón ·
· Suele sentirse horriblemente solo ·