AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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La diversión que sabe a peligro
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La diversión que sabe a peligro
Y su amigo insistía en arrastrarle al salón del lugar, para empezar ya lo había arrastrado hacia aquel lugar cuando lo único que había deseado ahora que tenía algo de tiempo libre era ir a la biblioteca de palacio… pero no ahí estaba, rodeado de gente que le sonreía sin razón aparente, teniendo que devolver la amabilidad y ahora arrastrado hacia el salón de este.
Aquel era un “centro recreativo en el que las mujeres se juntaban a hablar mientras bebían algo y los hombres se podían presumir unos a otros su última adquisición, además de poder ampliar sus redes sociales. A el le parecía que su presencia ahí estaba de mas. Sentía como la gente se ponía nerviosa cuando se acercaba y como su forma de hablar cambiaba al dirigirse a el. Aquello no era algo que le enorgulleciera demasiado. Casi podía presentarse asi: “Hola soy el príncipe Jean Baptiste Fontaine, hacedor de hipocresías e intimidador de masas” Solo pensarlo resultaba deprimente.
-mira ahí esta- escucho que su amigo le señalaba a una chica discretamente… era hermosa cierto pero a el se le hizo… familiar… No supo porque… se le quedo mirando como intentando reconocerla y al parecer su amigo lo mal interpreto pues sonrió ampliamente antes de decir- vaya, tal vez pueda presumir de haber descubierto a la próxima delfina de Francia- al instante jean se giro a verlo extrañado, de qué diablos estaba hablando?
-Eres un caso- negó con un suspiro, aunque volvió a dirigir su mirada a la chica- pero sabes? Tomare tu consejo- sonrió inclinando un poco la frente como si le agradeciera y su amigo pareció creérsela- le saludare- aunque su deseo iba mas encaminado a intentar dar con su rostro… de que se le hacía familiar?- disculpe...nos conocemos?
Aquel era un “centro recreativo en el que las mujeres se juntaban a hablar mientras bebían algo y los hombres se podían presumir unos a otros su última adquisición, además de poder ampliar sus redes sociales. A el le parecía que su presencia ahí estaba de mas. Sentía como la gente se ponía nerviosa cuando se acercaba y como su forma de hablar cambiaba al dirigirse a el. Aquello no era algo que le enorgulleciera demasiado. Casi podía presentarse asi: “Hola soy el príncipe Jean Baptiste Fontaine, hacedor de hipocresías e intimidador de masas” Solo pensarlo resultaba deprimente.
-mira ahí esta- escucho que su amigo le señalaba a una chica discretamente… era hermosa cierto pero a el se le hizo… familiar… No supo porque… se le quedo mirando como intentando reconocerla y al parecer su amigo lo mal interpreto pues sonrió ampliamente antes de decir- vaya, tal vez pueda presumir de haber descubierto a la próxima delfina de Francia- al instante jean se giro a verlo extrañado, de qué diablos estaba hablando?
-Eres un caso- negó con un suspiro, aunque volvió a dirigir su mirada a la chica- pero sabes? Tomare tu consejo- sonrió inclinando un poco la frente como si le agradeciera y su amigo pareció creérsela- le saludare- aunque su deseo iba mas encaminado a intentar dar con su rostro… de que se le hacía familiar?- disculpe...nos conocemos?
Última edición por Jean Baptiste Fontaine el Jue Jun 30, 2011 12:44 pm, editado 1 vez
Jean Baptiste Fontaine- Realeza Francesa
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Re: La diversión que sabe a peligro
Los días pasan volando cuando la diversión se encuentra presente a cada momento en tu vida. Para Dagmar cazar aquellas criaturas sobrenaturales no era un trabajo, era una diversión tan grande que no se daba cuenta cuanto tiempo de su vida invertía estando ahí. Lamentablemente no todo es de color de rosa y ahora estaba herida. Aquella falta de concentración y emboscada la había tenido en cama durante varios días. Y se había quedado resguardada porque le había hecho una promesa a alguien. Aquella mañana se había despertado con unas ganas de poder encontrar una diversión nueva. No se quedaría en casa, ya había sido suficiente y demasiadas criaturas del infierno estaban rondando a su alrededor causando estragos a esta humanidad que pedía a gritos que fueran exterminados. O bueno al menos ella creía eso.
Los primeros rayos del sol habían sido suficiente para que se levantará de golpe de la cama soltando un quejido pero aquello lo ignoro en cuanto estaba debajo de la regadera. No tardó mucho en vestirse, en salir de la habitación para tomar el desayudo. Uno de sus criados le tenían preparada una carta ¿Qué decía? La chica la tomó con impaciencia para empezar a hojearla. -¡Que alegría! - Exclamó mientras avanzada casi corriendo por los pasillos de su casa para ir a buscar armas y salir de aquel lugar. ¿Que mejor lugar que un parque de diversiones para que aquel ser se alimentara de extraviados? Frunció el ceño cuando iba en camino, de imaginar cuantas vidas ya habían sido perdidas por no cortar la cabeza de ese vampiro. No tardo mucho en llegar. El encontrar al vampiro menos puesto que ya tenía sus mañas para hacerlos desaparecer. La batalla fue fácil pues aquel ser tenía más corazón de lo que pensaba y estar con mucha gente no le permitía desenvolverse demasiado, una gran ventaja para ella, desventaja para el que yacía muerto.
De regreso pudo observar los grandes juegos que se tenía en aquel lugar. Para ser sincera, la chica soltaba grandes suspiro. Nunca antes había estado en un lugar así, ni siquiera en su infancia. Se sintió por primera vez mal al darse cuenta que su infancia no fue una normal, que en vez de muñecas de trapo una daga era la que la acompañaba a todas partes. Una voz extraña la quitó de su ensoñación. Pronto de manera delicada giro su cuerpo para poder buscar la localización del individuo que la buscaba. Detalló su rostro por unos momentos. ¿Lo recordaba? - La verdad es que no lo creo caballero - Dagmar no tenía mucho tiempo de llegar a París de nueva cuenta por eso, no conocía el rostro de la persona que tenía presente - ¿Usted me recuerda de algún lado? - Pregunté de manera inocente formando una sonrisa amplia. ¿Alguna criatura haciéndose la inocente? No, aquel hombre no lo parecía pero no era bueno dejarse llevar por las apariencias. Ladeó el rostro suspirando por unos momentos. Estaba cansada. Debía volver a casa. - ¿Se ha quedado de ver con alguien? - Preguntó sin más
Los primeros rayos del sol habían sido suficiente para que se levantará de golpe de la cama soltando un quejido pero aquello lo ignoro en cuanto estaba debajo de la regadera. No tardó mucho en vestirse, en salir de la habitación para tomar el desayudo. Uno de sus criados le tenían preparada una carta ¿Qué decía? La chica la tomó con impaciencia para empezar a hojearla. -¡Que alegría! - Exclamó mientras avanzada casi corriendo por los pasillos de su casa para ir a buscar armas y salir de aquel lugar. ¿Que mejor lugar que un parque de diversiones para que aquel ser se alimentara de extraviados? Frunció el ceño cuando iba en camino, de imaginar cuantas vidas ya habían sido perdidas por no cortar la cabeza de ese vampiro. No tardo mucho en llegar. El encontrar al vampiro menos puesto que ya tenía sus mañas para hacerlos desaparecer. La batalla fue fácil pues aquel ser tenía más corazón de lo que pensaba y estar con mucha gente no le permitía desenvolverse demasiado, una gran ventaja para ella, desventaja para el que yacía muerto.
De regreso pudo observar los grandes juegos que se tenía en aquel lugar. Para ser sincera, la chica soltaba grandes suspiro. Nunca antes había estado en un lugar así, ni siquiera en su infancia. Se sintió por primera vez mal al darse cuenta que su infancia no fue una normal, que en vez de muñecas de trapo una daga era la que la acompañaba a todas partes. Una voz extraña la quitó de su ensoñación. Pronto de manera delicada giro su cuerpo para poder buscar la localización del individuo que la buscaba. Detalló su rostro por unos momentos. ¿Lo recordaba? - La verdad es que no lo creo caballero - Dagmar no tenía mucho tiempo de llegar a París de nueva cuenta por eso, no conocía el rostro de la persona que tenía presente - ¿Usted me recuerda de algún lado? - Pregunté de manera inocente formando una sonrisa amplia. ¿Alguna criatura haciéndose la inocente? No, aquel hombre no lo parecía pero no era bueno dejarse llevar por las apariencias. Ladeó el rostro suspirando por unos momentos. Estaba cansada. Debía volver a casa. - ¿Se ha quedado de ver con alguien? - Preguntó sin más
Dagmar Biermann- Cazador Clase Alta
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Re: La diversión que sabe a peligro
Jean negó sin dejar de observarla su mente buscaba su rostro en algún lado y sus labios tardaron mas que su cabeza en soltar las palabras.
-no…con nadie- de donde, de donde? Normalmente no le costaba recordar rostros ni de donde los recordaba, pero recordarla a ella se le estaba haciendo tremendamente difícil. Su vista se clavo en ella… sus ojos…su nariz sus labios no era común en nada y sin embargo no la Ubica… una imagen apareció en su mente fugaz como el viento… Su primo…Lo había visto con el en algún lado? No… no lo recordaba… Solo había visto al “conde” en aquella fiesta que su padre había hecho en su honor y después solo de pasada en las calles de parís… pero apenas y había podido verlo pasar, posiblemente ni siquiera era el… iba acompañado pero no había logrado verlos pues su atención se había centrado en saber si era Darcy o no… Antes de que se lo imaginase su carro estaba ya lejos de ellos y no había podido distinguir nada claramente.
Después de eso, había enviado a un espía de confianza a investigar un poco mas de su primo, le inquietaba que se hubiese mostrado tan pendiente de su hermana… lo menos que deseaba era que alguien lastimase a Dominique. Pensaba en eso y en las imágenes que le habían presentado de la gente cercana a su primo…eran retratos rápidos, nada preciso. No les había prestado atención por que se sentía algo culpable de inmiscuirse tanto en su vida… simplemente deseaba a saber que intentaba tan cerca de Dominique.
Sus pensamientos fueron fugaces en su mente hasta darse cuenta que había dejado en sus palabras una pausa extraña. Sonrió intentando alejar su paranoia y giro la vista a el amigo que le había arrastrado hasta ahí- de hecho vengo acompañado, ese de ahí- señalando discretamente al chico- ah insistido en que saliéramos un poco. Esta usted acompañada?
-no…con nadie- de donde, de donde? Normalmente no le costaba recordar rostros ni de donde los recordaba, pero recordarla a ella se le estaba haciendo tremendamente difícil. Su vista se clavo en ella… sus ojos…su nariz sus labios no era común en nada y sin embargo no la Ubica… una imagen apareció en su mente fugaz como el viento… Su primo…Lo había visto con el en algún lado? No… no lo recordaba… Solo había visto al “conde” en aquella fiesta que su padre había hecho en su honor y después solo de pasada en las calles de parís… pero apenas y había podido verlo pasar, posiblemente ni siquiera era el… iba acompañado pero no había logrado verlos pues su atención se había centrado en saber si era Darcy o no… Antes de que se lo imaginase su carro estaba ya lejos de ellos y no había podido distinguir nada claramente.
Después de eso, había enviado a un espía de confianza a investigar un poco mas de su primo, le inquietaba que se hubiese mostrado tan pendiente de su hermana… lo menos que deseaba era que alguien lastimase a Dominique. Pensaba en eso y en las imágenes que le habían presentado de la gente cercana a su primo…eran retratos rápidos, nada preciso. No les había prestado atención por que se sentía algo culpable de inmiscuirse tanto en su vida… simplemente deseaba a saber que intentaba tan cerca de Dominique.
Sus pensamientos fueron fugaces en su mente hasta darse cuenta que había dejado en sus palabras una pausa extraña. Sonrió intentando alejar su paranoia y giro la vista a el amigo que le había arrastrado hasta ahí- de hecho vengo acompañado, ese de ahí- señalando discretamente al chico- ah insistido en que saliéramos un poco. Esta usted acompañada?
Jean Baptiste Fontaine- Realeza Francesa
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Re: La diversión que sabe a peligro
Dagmar había salido de París hace mucho tiempo atrás. Había dejado a sus padres. Sus conocidos, lo que había empezado a querer por su más grande pasión que era la cacería. Aunque era impecable en su trabajo, bastante firme en el y seria, fuera de hacerlo resultaba bastante tranquila, sensible y amorosa. La chica había regresado a su patria buscando esas libertades para todo aquel individuo que se encontraba dentro de él. Odiaba que el rey fuera tan despreocupado con su gente y solo buscará el beneficio propio. Por eso y por muchas cosas más estaba de regreso. Si le sumamos la carta de dos viejos conocidos reclutando gente las cosas le habían quedado como anillo al dedo. Pero ella era completamente astuta, una chica bastante lista que se mantenía oculta, que era tan escurridiza que nadie la vería cerca de el conde y el teniente. No podía levantar sospechas. Menos sabiendo cuanta gente seguramente estaba trabajando con ellos en busca de espías a o traidores. "¿Todos los Fontaine son así?" Se preguntó para ella misma. Puso de ejemplo reflexionando a su familia. Los hermanos de su padre eran comerciantes comunes que no tenían nada que ver con la cacería, incluso uno de ellos había tenido romances con una bruja y otro con una vampira eso había mantenido alejados a todos pero que por su puesto le hacían entender que no todos tenían un ideal correcto. Por gracia o desgracia el tío favorito de la castaña había sido asesinado a causa de la profesión de su padre, por venganza de manadas y fue entonces cuando se dio cuenta que por más correcto o incorrecto que estés, no todos te apoyaran a tu causa y las personas que más amas son las más perjudicadas. Por eso en su cabeza siempre salía esa pregunta.
Observó los ojos de su acompañante. Normales, incluso expresivos, amorosos y hermosos lo cual la hizo sentir seguridad y confianza. Bastante comodidad a decir verdad. Ambos se sentían bastante raros por lo que se podía percibir. El joven tenía un aire conocido pero sabía que no lo había visto con anterioridad. Giró su rostro para poder contemplar a su acompañante - Oh... Vaya con él, no lo entretengo más - Le hizo una suave reverencia. La insistencia del joven al seguir a lado de la chica fue un poco claro cuando otra pregunta resurgió - Vine sola, solo tenía ganas de dar una vuelta - Mintió, no por querer hacerlo, pero a un desconocido de buenas a primeras no le dices tu profesión, menos cuando la apariencia te hace ver como alguien tan fino y delicado y por dentro sabes que matas. - A veces un rato de reflexión es muy bueno, además veo rostros bastante felices en este lugar y me contagian alegría que necesito - Ladeo el rostro un poco sin dejar de sonreír a su acompañante. El hombre con el que venía los veía a ambos con una sonrisa bastante entretenida, como si le diera placer ver a su amigo con alguna dama eso le hizo sentir cierta curiosidad.
Antes de emprender el camino la castaña sintió una gran necesidad de seguir a su lado aquella noche. - Disculpe mi falta de modales por favor - Bajo la mirada. Si algo tenía Dagmar era la educación que se le había enseñado de manera rigurosa desde pequeña. La cazadora tomo las puntas de su vestido, no eran uno pomposo, más bien era de campo, bastante sencillo pero fino, y eso le daba bastante comodidad. Al tenerlo tomado entre sus dedos lo alzo un poco e hizo una reverencia clara, fina y con ciertos movimientos sensuales. Era parte de ella no podía evitarlo - Mi nombre es Dagmar Biermann. Mi familia es reconocida en las calles parisinas por los negocios y trabajos de mis padres - Se levanto volviendo a tomar una postura con despreocupación pero sin verse inaceptable - ¿Podría decirme tan distinguido caballero su nombre? - La verdad es que la chica odiaba presentarse con la gente, odiaba el hecho de saber que no estaría mucho tiempo en un lugar, el hecho de encariñarse y tener que marchar en poco tiempo por eso le costaba trabajo estar frente a la persona que tenía enfrente. Conocer un rostro nuevo que pronto no sería vuelto a ver le dolía por la cantidad de cosas que dejaba de hacer por su trabajo.
Observó los ojos de su acompañante. Normales, incluso expresivos, amorosos y hermosos lo cual la hizo sentir seguridad y confianza. Bastante comodidad a decir verdad. Ambos se sentían bastante raros por lo que se podía percibir. El joven tenía un aire conocido pero sabía que no lo había visto con anterioridad. Giró su rostro para poder contemplar a su acompañante - Oh... Vaya con él, no lo entretengo más - Le hizo una suave reverencia. La insistencia del joven al seguir a lado de la chica fue un poco claro cuando otra pregunta resurgió - Vine sola, solo tenía ganas de dar una vuelta - Mintió, no por querer hacerlo, pero a un desconocido de buenas a primeras no le dices tu profesión, menos cuando la apariencia te hace ver como alguien tan fino y delicado y por dentro sabes que matas. - A veces un rato de reflexión es muy bueno, además veo rostros bastante felices en este lugar y me contagian alegría que necesito - Ladeo el rostro un poco sin dejar de sonreír a su acompañante. El hombre con el que venía los veía a ambos con una sonrisa bastante entretenida, como si le diera placer ver a su amigo con alguna dama eso le hizo sentir cierta curiosidad.
Antes de emprender el camino la castaña sintió una gran necesidad de seguir a su lado aquella noche. - Disculpe mi falta de modales por favor - Bajo la mirada. Si algo tenía Dagmar era la educación que se le había enseñado de manera rigurosa desde pequeña. La cazadora tomo las puntas de su vestido, no eran uno pomposo, más bien era de campo, bastante sencillo pero fino, y eso le daba bastante comodidad. Al tenerlo tomado entre sus dedos lo alzo un poco e hizo una reverencia clara, fina y con ciertos movimientos sensuales. Era parte de ella no podía evitarlo - Mi nombre es Dagmar Biermann. Mi familia es reconocida en las calles parisinas por los negocios y trabajos de mis padres - Se levanto volviendo a tomar una postura con despreocupación pero sin verse inaceptable - ¿Podría decirme tan distinguido caballero su nombre? - La verdad es que la chica odiaba presentarse con la gente, odiaba el hecho de saber que no estaría mucho tiempo en un lugar, el hecho de encariñarse y tener que marchar en poco tiempo por eso le costaba trabajo estar frente a la persona que tenía enfrente. Conocer un rostro nuevo que pronto no sería vuelto a ver le dolía por la cantidad de cosas que dejaba de hacer por su trabajo.
Dagmar Biermann- Cazador Clase Alta
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Re: La diversión que sabe a peligro
Se pregunto si por eso se le haría conocida... tal vez se pareciera a su madre, cuando salia del castillo a escondidas le gustaba observar a la gente y aprender un poco...tal vez por eso se le hacia familiar.
Ella se inclino presentándose y noto que muy a pesar de sus bien afianzados modales había olvidado hacerlo- le ruego me disculpe, párese que mis modales han ido a dar al suelo- sus padres no cabrían en el asombro si lo supiesen, sonrió solo de pensarlo aunque... lo cierto es que debía presentarse... y a el...no se le antojaba demasiado... decir su nombre siempre causaba reacciones extrañas en la gente, algunos de desprecio otros con aduladora hipocresía... de cualquier forma aunque fuese incomodo era un nombre del que estaba orgulloso, el apellido que le dejaba a la mano poder hacer cambio... en fin debía dejar de desvariar con tanta intensidad y tan seguido.
Su cabeza de inclino y su cuerpo dibujo una reverencia elegante, de esas que salían naturales después de los muchos años de infancia dedicadas al conocimiento y los modales.
- Jean Baptiste Fontaine a su servicio- jamas decía ni su titulo ni los mil nombres de sus antepasados, se le hacia algo... extraño. Sonrió y aunque jamas se le notaria los nervios le invadían cada que su nombre brotaba de sus labios, a veces se preguntaba como su voz podía salir tan profunda y sin titubear cuando se ponía asi. Giro la vista buscando a su amigo, tal vez era mejor presentarlo a el de una vez...pero ya no lo vio... a donde se había ido? Le busco con la mirada pero no le encontró, frunció un poco el ceño- iba a presentarte a mi amigo... pero parece- sonrió suavemente- que se me ah perdido...- y después de que había sido el el que le había llevado hasta aquel lugar... ya vería cuando le encontrase.
Ella se inclino presentándose y noto que muy a pesar de sus bien afianzados modales había olvidado hacerlo- le ruego me disculpe, párese que mis modales han ido a dar al suelo- sus padres no cabrían en el asombro si lo supiesen, sonrió solo de pensarlo aunque... lo cierto es que debía presentarse... y a el...no se le antojaba demasiado... decir su nombre siempre causaba reacciones extrañas en la gente, algunos de desprecio otros con aduladora hipocresía... de cualquier forma aunque fuese incomodo era un nombre del que estaba orgulloso, el apellido que le dejaba a la mano poder hacer cambio... en fin debía dejar de desvariar con tanta intensidad y tan seguido.
Su cabeza de inclino y su cuerpo dibujo una reverencia elegante, de esas que salían naturales después de los muchos años de infancia dedicadas al conocimiento y los modales.
- Jean Baptiste Fontaine a su servicio- jamas decía ni su titulo ni los mil nombres de sus antepasados, se le hacia algo... extraño. Sonrió y aunque jamas se le notaria los nervios le invadían cada que su nombre brotaba de sus labios, a veces se preguntaba como su voz podía salir tan profunda y sin titubear cuando se ponía asi. Giro la vista buscando a su amigo, tal vez era mejor presentarlo a el de una vez...pero ya no lo vio... a donde se había ido? Le busco con la mirada pero no le encontró, frunció un poco el ceño- iba a presentarte a mi amigo... pero parece- sonrió suavemente- que se me ah perdido...- y después de que había sido el el que le había llevado hasta aquel lugar... ya vería cuando le encontrase.
Jean Baptiste Fontaine- Realeza Francesa
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Re: La diversión que sabe a peligro
Ironías de la vida. La chica había estado pensando tanto en la familia Fontaine, en las cosas que hacían, en que si todos eran iguales que ahora tenía al futuro rey frente a ella. Ladeo el rostro sin mostrar emoción o desagrado, más bien se podía notar en sus grandes y hermosos ojos una curiosidad inmensa ¿Qué hacía ahí? - No es correcto que estés fuera del castillo a estas horas y solo, sabes bien que existen plebeyos que podrían atentar contra ti ¿Acaso no habías pensado en eso? ¿El dolor tan grande que le ocasionarías a tu familia? - La chica lo miro de manera firme y molesta. "Pero que descuidado" Pensó para si misma mientras acomodaba un mechón de cabello travieso detrás de su oreja. Fue entonces cuando se vio como Jean. Se había vuelvo un reflejo de cuando ella escapaba de casa para poder tener alguna emoción o sentirse una humana normal y no estar tan metida en estricto entrenamiento. Se vio queriendo tener amigos, conocidos sin que un cazador amigo de su padre la estuviera cuidando, o alguna criatura estuviera detrás de ella buscando su cabeza. Tomó una bocana de aire para tranquilizar esa pequeña molestia que tenía. Se relajo y volvió a sonreír pero ahora de una manera tierna - ¿Haz escapado? - Preguntó acercándose al joven un poco, su voz había salido casi en un susurró solo para que el pudiera deleitarse con su melodiosa voz. Tomó su mano con suavidad, dio un tirón para sacarlo de aquel lugar. - ¿Quieres ir a buscar a tu amigo o podemos hacer algo más divertido? - Fue entonces cuando recordó lo mucho que había deseado que alguien la alentara a hacer alguna locura. A no ser Dagmar la hija perfecta que su padre presumía ante la sociedad. Quería ser esa Dagmar llena de locuras, amores, aventuras e incluso tragedias que podría disfrutar al máximo por eso intentaría darle una buena velada al príncipe.
De un momento a otro la feria se había quedado detrás de ellos. Dagmar lo hacía caminar hacía el bosque, sabía de un lugar que seguramente él no conocía, su refugio, su escondite secreto sería compartido por alguien que obviamente no tenían el mismo nivel pero que había sentido sensaciones extrañas por querer hacerle disfrutar. Tal vez estaba aquí sin escapar, tal vez todos sabían de su localización pero quería darle un día diferente. Extraño era porque no lo conocía y no tenía obligación de hacerlo pero a ella le nacía hacerlo. Pronto habían avanzado hasta adentrarse entre arboles frondosos - Confíe en mi, prometo que valdrá la pena el lugar - La chica se había el camino de memoria de pequeña lo había conocido y ahora hace unos días había vuelto a ir y estaba igual de como lo recordaba. Un claro que tenía una especie de cama de flores de distintos colores, azules, amarillas, rojas, todas mezcladas entre si dándole un toque especial a aquel lugar que se dejaba ver solo con la hermosa luz de la luna. A los lados arbustos pequeños que rodeaban aquel lugar dando un toque especial, como si lo estuvieran protegiendo. La chica se giro para ver al príncipe. Lo cierto era que quería sacarlo del peligro de la feria - A mi parecer los lugares como estos se disfrutan más con una buena compañía, es mejor estar aquí que en una feria que no da para mucho - Se encogió de hombros sonriendo con cierta timidez por primera vez en la noche. Se acercó a Jean para tirar de su mano con suavidad e invitarle a avanzar entre las flores - Ellas son nuestras amigas, incluso disfrutan el que nos recostemos sobre pétalos, escuchan nuestras platicas y guardan nuestros secretos - Le sonrió de manera tierna soltando su mano y recostándose en aquella cama de flores disfrutando de la luna, el cielo estrella y una buena compañía.
De un momento a otro la feria se había quedado detrás de ellos. Dagmar lo hacía caminar hacía el bosque, sabía de un lugar que seguramente él no conocía, su refugio, su escondite secreto sería compartido por alguien que obviamente no tenían el mismo nivel pero que había sentido sensaciones extrañas por querer hacerle disfrutar. Tal vez estaba aquí sin escapar, tal vez todos sabían de su localización pero quería darle un día diferente. Extraño era porque no lo conocía y no tenía obligación de hacerlo pero a ella le nacía hacerlo. Pronto habían avanzado hasta adentrarse entre arboles frondosos - Confíe en mi, prometo que valdrá la pena el lugar - La chica se había el camino de memoria de pequeña lo había conocido y ahora hace unos días había vuelto a ir y estaba igual de como lo recordaba. Un claro que tenía una especie de cama de flores de distintos colores, azules, amarillas, rojas, todas mezcladas entre si dándole un toque especial a aquel lugar que se dejaba ver solo con la hermosa luz de la luna. A los lados arbustos pequeños que rodeaban aquel lugar dando un toque especial, como si lo estuvieran protegiendo. La chica se giro para ver al príncipe. Lo cierto era que quería sacarlo del peligro de la feria - A mi parecer los lugares como estos se disfrutan más con una buena compañía, es mejor estar aquí que en una feria que no da para mucho - Se encogió de hombros sonriendo con cierta timidez por primera vez en la noche. Se acercó a Jean para tirar de su mano con suavidad e invitarle a avanzar entre las flores - Ellas son nuestras amigas, incluso disfrutan el que nos recostemos sobre pétalos, escuchan nuestras platicas y guardan nuestros secretos - Le sonrió de manera tierna soltando su mano y recostándose en aquella cama de flores disfrutando de la luna, el cielo estrella y una buena compañía.
Dagmar Biermann- Cazador Clase Alta
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Re: La diversión que sabe a peligro
Solto una risita ante el regaño- amo a mi familia, con un cariño profundo pero aunque les amo prefiero correr el riesgo a vivir ajeno a lo que es mi propio país...- hablaba cuando la chica le tomo del brazo, preguntando si quería ir a buscar a su amigo o a otro lugar, se sorprendió y también se descoloco con la reacción.
Cuando se dio cuenta ya estaban fuera de la feria y sonrió viendo el lugar tras ellos, bueno pus parecía que no irían a buscar a su amigo. La siguió por donde le guiaba, la chica no le soltaba y se preguntaba a que se debía aquel repentino cambio de actitud.
La verdad era que si, se había escapado por que le gustaba conocer a la gente, ver como vivían y no solo los informes que los regentes daban sobre la gente y sus tierras. No quería ser un rey ciego y para ello el príncipe debía deshacerse de la venda en sus ojos. Desgraciadamente su amigo le había encontrado y le había arrastrado hasta un lugar en donde pudiese conocer toda clase de mujeres bellas, decentes y apropiadas... bufo solo de recordarlo. Le incomodaba un poco aquella casi “cacería” que habían organizado en su nombre
Cuando aquella imagen de flores se presento ante el se quedo mudo un momento, el palacio tenia jardines hermosos y Francia unos paisajes belicismos, pero pocas veces había visto algo tan bello y natural... parecía casi mágico y sonrió- bien tenias razón, vale la pena ver esto- sintió que la chica lo jalaba y volvió a soltar una risita divertida- hace un segundo me decías que me alejara de los peligros y me has traído a un sitio completamente solitario, creo que debería temer por mi vida.
La verdad es que se sentía tranquilo, era príncipe era cierto pero había recibido suficiente instrucción en armas y lucha cuerpo a cuerpo como para defenderse solo, que clase de príncipe seria si no pudiese hacerlo? Una vergüenza para su país su familia y para si mismo.
-te vez muy relajada así- se sentó y la observo tendida en las flores- eres siempre tan confiada con todos los extraños que conoces o solo te parece un caballero respetable- sonriendo- espero que sea lo ultimo, suena mas halagador- haciendo una pequeña broma, pero era cierto. Ella era hermosa y lo había llevado hasta un lugar solitario, el jamas forzaría ni se atrevería a aprovecharse de una dama pero había quienes si... por mucho que le gustase que no fuese así.
Cuando se dio cuenta ya estaban fuera de la feria y sonrió viendo el lugar tras ellos, bueno pus parecía que no irían a buscar a su amigo. La siguió por donde le guiaba, la chica no le soltaba y se preguntaba a que se debía aquel repentino cambio de actitud.
La verdad era que si, se había escapado por que le gustaba conocer a la gente, ver como vivían y no solo los informes que los regentes daban sobre la gente y sus tierras. No quería ser un rey ciego y para ello el príncipe debía deshacerse de la venda en sus ojos. Desgraciadamente su amigo le había encontrado y le había arrastrado hasta un lugar en donde pudiese conocer toda clase de mujeres bellas, decentes y apropiadas... bufo solo de recordarlo. Le incomodaba un poco aquella casi “cacería” que habían organizado en su nombre
Cuando aquella imagen de flores se presento ante el se quedo mudo un momento, el palacio tenia jardines hermosos y Francia unos paisajes belicismos, pero pocas veces había visto algo tan bello y natural... parecía casi mágico y sonrió- bien tenias razón, vale la pena ver esto- sintió que la chica lo jalaba y volvió a soltar una risita divertida- hace un segundo me decías que me alejara de los peligros y me has traído a un sitio completamente solitario, creo que debería temer por mi vida.
La verdad es que se sentía tranquilo, era príncipe era cierto pero había recibido suficiente instrucción en armas y lucha cuerpo a cuerpo como para defenderse solo, que clase de príncipe seria si no pudiese hacerlo? Una vergüenza para su país su familia y para si mismo.
-te vez muy relajada así- se sentó y la observo tendida en las flores- eres siempre tan confiada con todos los extraños que conoces o solo te parece un caballero respetable- sonriendo- espero que sea lo ultimo, suena mas halagador- haciendo una pequeña broma, pero era cierto. Ella era hermosa y lo había llevado hasta un lugar solitario, el jamas forzaría ni se atrevería a aprovecharse de una dama pero había quienes si... por mucho que le gustase que no fuese así.
Jean Baptiste Fontaine- Realeza Francesa
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Re: La diversión que sabe a peligro
No pudo sentirse más complacida ante las palabras del príncipe, era completamente educado, atractivo y encantador, lo cual le hacía tener un aura que cualquiera quisiera ver y permanecer a su lado. La chica detalló su rostro. La palidez de él, sus hermosos y expresivos ojos, su nariz respingada, sus labios carnosos, se quedo mirando un largo rato hasta darse cuenta que no estaba siendo apropiada, que estaba siendo una atrevida maleducada, giró su rostro para seguir viendo las estrellas. - Conmigo puede estar seguro... - Carraspeo un poco cerrando los ojos. Por extraña razón estaba por decirle lo que hacía, cazar criaturas de la noche, pero él era un príncipe, con modales, con creencias, con leyes que seguramente la juzgarían de manera fuerte. Se mordió el labio inferior relajándose. - Es decir este lugar es seguro siempre vengo y no me ha pasado nada y soy solo una chica inofensiva - Le sonrió abriendo los ojos para encontrarse con su mirada. - ¿Le gusta entonces el lugar caballero? - Torció la sonrisa mientras alzaba la mano para enseñarle el cielo - Recuéstese a mi lado para ver el cielo, esta hoy especialmente hermoso - Su mano bajo un poco para acariciar su mejilla, la piel era suave y por el clima que teníamos estaba fría también su piel.
Otra vez siento atrevida, rápidamente apartó la mano - Le ruego disculpe mis malos comportamientos - Dagmar estaba acostumbrada ya a tratar con seres tan despreciables que no tenían modales que se le olvidaba con quien estaba enfrente. Aunque para ella el joven era uno más, alguien más que se había encontrado en la feria y le había dado la confianza suficiente para traerlo a su refugio secreto. Soltó una risita traviesa al escuchar su pregunta - ¿Acaso usted es confiado con todas las personas o solo con esta aventurera de la noche? - Hizo una especie de gesto infantil haciendo una referencia a su pregunta - La verdad es que... No me acerco mucha a las personas, seguramente algo tiene de especial que me dio la confianza de traerlo a mi lugar favorito en París. Si cree que mi confianza puesta en usted es atrevida e incorrecta puedo enmendar mi error - Se encogió de hombros mientras se volvía a incorporar para sentarse a su lado.
Miró a su alrededor. Además de ser un lugar especial todavía tenía una flor más que especial. Dagmar se puso a gatas a recorrer el lugar con tranquilidad para buscar aquella flor. - Cierre los ojos - Pidió mientras seguía buscando. Cada año la cortaba y esperaba el mismo tiempo para volver a tomar otra. Era el tiempo correcto para cortar la que seguía. Por fin emocionaba había encontrado una hermosa y gran flor de color turquesa escondida entre flores amarillas. Se acercó y con cuidado la cortó de entre las demás flores. Se puso de pie y regresó con el joven para ponerse de rodillas frente a él - Extienda sus manos por favor - No pudo evitar sonreír ante aquello, los actos, los movimientos eran tan naturales, tan tranquilos, tan puros de ambos que ni siquiera existiendo caos en su alrededor importaba si ellos estaban de aquella manera tan intimida - Le daré un pequeño regalo, sale una vez al año y es hermosa - Estiro su mano para depositar la flor con cuidado en medio de las manos de Jean. Se quedo mirando la escena de aquel joven. Estiro su cuerpo para poder alcanzar su mejilla y besarla - Espero le guste, no es algo costoso pero si significativo, abra los ojos Jean - Sonrió para el mientras bajaba la vista para esa hermosa flor, era extraña, única y Dagmar no la había visto en ningún otro lado del mundo a donde había viajado.
Otra vez siento atrevida, rápidamente apartó la mano - Le ruego disculpe mis malos comportamientos - Dagmar estaba acostumbrada ya a tratar con seres tan despreciables que no tenían modales que se le olvidaba con quien estaba enfrente. Aunque para ella el joven era uno más, alguien más que se había encontrado en la feria y le había dado la confianza suficiente para traerlo a su refugio secreto. Soltó una risita traviesa al escuchar su pregunta - ¿Acaso usted es confiado con todas las personas o solo con esta aventurera de la noche? - Hizo una especie de gesto infantil haciendo una referencia a su pregunta - La verdad es que... No me acerco mucha a las personas, seguramente algo tiene de especial que me dio la confianza de traerlo a mi lugar favorito en París. Si cree que mi confianza puesta en usted es atrevida e incorrecta puedo enmendar mi error - Se encogió de hombros mientras se volvía a incorporar para sentarse a su lado.
Miró a su alrededor. Además de ser un lugar especial todavía tenía una flor más que especial. Dagmar se puso a gatas a recorrer el lugar con tranquilidad para buscar aquella flor. - Cierre los ojos - Pidió mientras seguía buscando. Cada año la cortaba y esperaba el mismo tiempo para volver a tomar otra. Era el tiempo correcto para cortar la que seguía. Por fin emocionaba había encontrado una hermosa y gran flor de color turquesa escondida entre flores amarillas. Se acercó y con cuidado la cortó de entre las demás flores. Se puso de pie y regresó con el joven para ponerse de rodillas frente a él - Extienda sus manos por favor - No pudo evitar sonreír ante aquello, los actos, los movimientos eran tan naturales, tan tranquilos, tan puros de ambos que ni siquiera existiendo caos en su alrededor importaba si ellos estaban de aquella manera tan intimida - Le daré un pequeño regalo, sale una vez al año y es hermosa - Estiro su mano para depositar la flor con cuidado en medio de las manos de Jean. Se quedo mirando la escena de aquel joven. Estiro su cuerpo para poder alcanzar su mejilla y besarla - Espero le guste, no es algo costoso pero si significativo, abra los ojos Jean - Sonrió para el mientras bajaba la vista para esa hermosa flor, era extraña, única y Dagmar no la había visto en ningún otro lado del mundo a donde había viajado.
Dagmar Biermann- Cazador Clase Alta
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Re: La diversión que sabe a peligro
Jean escucho lo que le decía pero solo rió, no iba a decirle que el era confiado al punto de la estupidez, que mas de una vez se lo habían dicho pero que era un habito difícil de corregir. La dejo hablar y negó cuando menciono que posiblemente le ofendía con sus actos. Pero no era así, la chica era muy natural, hermosa y natural y se sentía cómodo a su lado. Era un buen momento para olvidar su obligación de contraer matrimonio para con la corona. Para estabilizar su vida y darle un heredero a Francia... aquello abandono su mente y le causo gran gracia ver a la muchacha gateando...al parecer buscaba algo. No supo que pues cuando le dijo que cerrarse los ojos el lo hizo.
-algo hermoso que solo se ve una vez al año? Dime y donde te escondés los 364 dias que no sales?- bromeo un poco y extendió las manos cuando ella se lo pidió. Algo suave fue depositado en ellas y supo que debía ser una especie de flor por los pétalos que rozaban sus manos duras- Que es esto, una mariposa aleteo junto a mi mejilla- murmuro refiriéndose al beso casto y suave que había ido a dar a su mejilla.
Cuando abrió los ojos vio la flor que tenia en sus manos y su rostro se quedo expectante durante unos segundos...después sonrió y encogiendo un poco las piernas acerco la flor a su rostro... la analizo, la observo por todos lados hasta convencerse de que no la habia visto antes en ninguno de sus labios...tal vez no había estudiado suficiente sobre botánica... pero se alegraba.
-las cosas que no esperas son siempre las mas hermosa- hablo mientras sus ojos se levantaban a los de la joven que esa noche le acompañaba- por que son las que pueden tocarte el alma- termino dejando un beso en los pétalos de la flor en sus manos mientras un “gracias” salia cual susurro de sus labios. Cual vuelto moviéndose entre las hojas.
Miro su alrededor nuevamente- este lugar... es preciado para ti verdad? Me siento afortunado de que me trajeras... - se inclino un poco al frente como si con ello su atención se centrase aun mas en ella- como lo encontraste?
-algo hermoso que solo se ve una vez al año? Dime y donde te escondés los 364 dias que no sales?- bromeo un poco y extendió las manos cuando ella se lo pidió. Algo suave fue depositado en ellas y supo que debía ser una especie de flor por los pétalos que rozaban sus manos duras- Que es esto, una mariposa aleteo junto a mi mejilla- murmuro refiriéndose al beso casto y suave que había ido a dar a su mejilla.
Cuando abrió los ojos vio la flor que tenia en sus manos y su rostro se quedo expectante durante unos segundos...después sonrió y encogiendo un poco las piernas acerco la flor a su rostro... la analizo, la observo por todos lados hasta convencerse de que no la habia visto antes en ninguno de sus labios...tal vez no había estudiado suficiente sobre botánica... pero se alegraba.
-las cosas que no esperas son siempre las mas hermosa- hablo mientras sus ojos se levantaban a los de la joven que esa noche le acompañaba- por que son las que pueden tocarte el alma- termino dejando un beso en los pétalos de la flor en sus manos mientras un “gracias” salia cual susurro de sus labios. Cual vuelto moviéndose entre las hojas.
Miro su alrededor nuevamente- este lugar... es preciado para ti verdad? Me siento afortunado de que me trajeras... - se inclino un poco al frente como si con ello su atención se centrase aun mas en ella- como lo encontraste?
Jean Baptiste Fontaine- Realeza Francesa
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Re: La diversión que sabe a peligro
Palabras dulces de un hombre que lo tenía todo. Aquello dejaba boquiabierta a la cazadora, había conocido a toda clase de hombres pero aquellos que lo tenían todo eran los que peor trataban a la clase inferior, y no es que ella lo fuera pero había visto tanta maldad en los ojos de las personas que tener enfrente a alguien tan sencillo que disfrutaba de este tipo de escenarios tanto como ella la llenaban de alegría, de esperanza. Una esperanza que se le había esfumado hace tiempo sobre aquellos que gobernaban el país. Le sonrió con ternura al ver como besaba la flor. Se lleno de seguridad al estar con él. - Perdone mi atrevimiento pero... ¿Que se siente salir de la rutina de vida tan cargada que tiene para llegar a este momento donde disfruta de una hermosa flor cuando puede conseguir muchas exóticas en un abrir y cerrar de ojos? - Ser principe y seguir una estricta conducta debía ser demasiado pesado. Poder escapar de esa realidad todo un reto para no ser recriminado pero disfrutar un momento como este donde a pureza de su ser se veía con solo observar sus ojos debía ser la gloria.
La morocha se quedo pensativa por unos momentos. ¿Cómo le iba a decir que había encontrado ese lugar ya venia siguiendo a un vampiro que había acabado con la vida de una familia y que ella venía siguiendo la huella. Más vale decirle mentiras a medias, tal vez con el tiempo, si se seguían frecuentando y su relación tuviera lazos fuertes podría sentir la confianza de confesar su trabajo, su manera de ser, su verdadero yo. - Una tarde, un delincuente escapaba hacía esta zona... No pude evitar seguirlo para ver donde se escondia y delatarlo, fue entonces cuando al pasar por el bosque la flor llamo mi atención desde lejos. Era hermosa, nunca antes la había visto y eso que he viajado a muchos países - Se acomodó de nuevo frente a él dejando caer su cuerpo en el pasto para mirar al cielo - Fue entonces cuando al seguirla pude notar todo lo bello de su alrededor, me gusta venir a meditar un poco a este lugar y puedo pasar horas, así que si algún día quieres hablar... Encontrar un lugar de tranquilidad, puedes venir aquí me encontraras... O... - La chica endureció el rostro - Puedo prestartelo - Sonrió de manera burlona ante sus palabras pues esta no era su propiedad, era más de él por ser el principe que de ella.
La rubia cerró los ojos disfrutado de una sensación en el pecho llena de paz y tranquilidad, de alegría y una especie de amor que hace mucho no sentía. Por primera vez compartía este lugar con alguien y no se arrepentía para nada. - Cuéntame, descríbeme un lugar secreto, un objeto preciado o algo significativo en tu vida que no le hayas compartido a alguien, solo para mi - Le sonrió mientras colocaba su mano a la altura de su vientre y abría los ojos para volver a captar aquella mirada que la había llenado de confianza y sobre todo de esperanza a su amado país.
La morocha se quedo pensativa por unos momentos. ¿Cómo le iba a decir que había encontrado ese lugar ya venia siguiendo a un vampiro que había acabado con la vida de una familia y que ella venía siguiendo la huella. Más vale decirle mentiras a medias, tal vez con el tiempo, si se seguían frecuentando y su relación tuviera lazos fuertes podría sentir la confianza de confesar su trabajo, su manera de ser, su verdadero yo. - Una tarde, un delincuente escapaba hacía esta zona... No pude evitar seguirlo para ver donde se escondia y delatarlo, fue entonces cuando al pasar por el bosque la flor llamo mi atención desde lejos. Era hermosa, nunca antes la había visto y eso que he viajado a muchos países - Se acomodó de nuevo frente a él dejando caer su cuerpo en el pasto para mirar al cielo - Fue entonces cuando al seguirla pude notar todo lo bello de su alrededor, me gusta venir a meditar un poco a este lugar y puedo pasar horas, así que si algún día quieres hablar... Encontrar un lugar de tranquilidad, puedes venir aquí me encontraras... O... - La chica endureció el rostro - Puedo prestartelo - Sonrió de manera burlona ante sus palabras pues esta no era su propiedad, era más de él por ser el principe que de ella.
La rubia cerró los ojos disfrutado de una sensación en el pecho llena de paz y tranquilidad, de alegría y una especie de amor que hace mucho no sentía. Por primera vez compartía este lugar con alguien y no se arrepentía para nada. - Cuéntame, descríbeme un lugar secreto, un objeto preciado o algo significativo en tu vida que no le hayas compartido a alguien, solo para mi - Le sonrió mientras colocaba su mano a la altura de su vientre y abría los ojos para volver a captar aquella mirada que la había llenado de confianza y sobre todo de esperanza a su amado país.
Dagmar Biermann- Cazador Clase Alta
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Re: La diversión que sabe a peligro
La observo como intentando pensar en algo- ah...bueno supongo que es justo...- se quedo pensando y después sonrió- bueno, hay...hay algo que tengo valioso conmigo, mi caballo- sonrió y después soltó una risita nerviosa - bueno se que suena algo aburrido, pero el ah pasado ya once años conmigo... fue un regalo de mi padre, cuando me lo regalo paso casi toda la tarde conmigo, eso...eso en mi familia es muy raro. Yo era apenas un niño así que no sabia si estar feliz por estar con mi padre, nervioso por estar con el rey o incomodo... el...me enseño a montar y descubrí que tenia talento para la equitación- se encogió de hombros- fue la primera vez que me dijo que estaba orgulloso de mi...- sonrió suavemente- es...algo muy simple.
su vista volvo a la flor que tenia en las manos- sabes como se llama?- pregunto con la curiosidad que le caracterizaba en torno a lo que lo rodeaba, a las cosas que no conocida. Era un joven al que le encantaba aprender y que se adaptaba rápidamente a las situaciones ademas de tener perfectamente asimilado el papel que tenia en la vida. A veces se sentía algo desconforme, solo, triste o enfadado con su destino. Pero tardaba poco, pues era consciente de lo afortunado que era al mantener la posición que ostentaba.
Volvio la mirada a la chica frente a el y le sonrio- y nuevamente gracias- levantando la flor que le habia dado, aunque era una lastima haberla cortado, despues de todo nacia solo una vez al año... no era derecho del bosque verla morir en sus tierras? sabia que eso era cierto pero aun asi... estaba contento de tenerla en sus manos
su vista volvo a la flor que tenia en las manos- sabes como se llama?- pregunto con la curiosidad que le caracterizaba en torno a lo que lo rodeaba, a las cosas que no conocida. Era un joven al que le encantaba aprender y que se adaptaba rápidamente a las situaciones ademas de tener perfectamente asimilado el papel que tenia en la vida. A veces se sentía algo desconforme, solo, triste o enfadado con su destino. Pero tardaba poco, pues era consciente de lo afortunado que era al mantener la posición que ostentaba.
Volvio la mirada a la chica frente a el y le sonrio- y nuevamente gracias- levantando la flor que le habia dado, aunque era una lastima haberla cortado, despues de todo nacia solo una vez al año... no era derecho del bosque verla morir en sus tierras? sabia que eso era cierto pero aun asi... estaba contento de tenerla en sus manos
Jean Baptiste Fontaine- Realeza Francesa
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Re: La diversión que sabe a peligro
La mirada fue bajando poco a poco hasta posarse en las manos del apuesto principe. Mientras este relataba si mejor recuerdo ella miraba la flor como si esta le diera mostrara el momento y las imagenes que el principe le estaba contando. Dagmar soltó varias risitas no de burla más bien demostrando una ternura nunca antes vista por ella al imaginarlo a él de pequeño montar un caballo, luego su rostro se endureció un poco preocupada por ver a niño encima de aquel animal, se había adentrado tanto al relato que incluso pudo sentir preocupación recorrer su cuerpo. Una delicada hoja cayó justo en su frente haciendo que esta volviera a la realidad. Sus mejillas se ruborizaron acto que era demasiado raro en la chica. Le sonrió volviendo a ver a aquel principe azul de cuentos de hada. ¿Por qué le decía ella de esa manera? Muy fácil bastante apuesto, sentimental, humilde, inteligente, con una sonrisa que a cualquiera le robaría el alimento. Dagmar no pudo evitar sonreír para el caballero y se puso de pie jalándolo de las manos, lo invitaba a ponerse de pie pero tuvo el cuidado suficiente para que no se le cayera la flor de las manos - No tengo idea de su nombre pero podemos buscarle uno si es lo que desea, la noche es joven y tendremos tiempo de sobra para hacerlo ahora quiero darle otra sopresa - Sonrió con picardía.
La morena comenzó a caminar por los bosques, su delicada figura se movia de manera sensual mientras se adentraban por el lugar siguiendo un camino que no era claramente percibido por la oscuridad que había debido a la noche pero que claramente ella se lo sabia gracias a los entrenamientos, combates y cazas que le daba a las criaturas de la noche. En ocasiones caminaba de manera torpe pues los seres humanos por más cosas que se sepan de memoria tienden a cometer errores como cualquier ser humano. - No es muy lejos el lugar a donde vamos, la noche puede estar llena de sorpresas y debido a que sabe escaparse muy bien de su seguridad le aseguro que no lo encontraran al lugar a donde vamos por lo menos de aquí a dentro de un mes, aunque no es la idea, la nación se pondría de cabeza - Le sonrió de manera complice mientras se giraba para verle. Se detuvo, no tardo mucho tiempo para estirar su mano y entrelazar sus dedos con Jean para seguir avanzando a la par - La noche puede ser la mejor amigo o la peor enemiga del ser humano si estas o no siempre alerta. - Sus ojos se movían de un lado a otro.
Claramente pudo escuchar un sonido del lado derecho de ellos, una especie de ramas quebrantarse, podría haber sido cualquier animal pero ella sabía diferenciar aquellas pisadas, sabía cuando era alguien "peligroso". Aquella noche sería entonces una donde llenara de regalos "inocentes" al principe de Francia. Se pregunto si el estaba al tanto de todas esas criaturas amenazadoras. Pronto un estruendo grande se escucho entre los arboles y se pudo ver claramente una sombra pasar al lado de Fontaine. La chica se giro para sacar una especie de canera con un colgante de cruz con incrustaciones de piedras preciosas, ese tipo de vanidades evitaban que descubrieran de que se trataba en realidad el objeto. La chica la colocó en su mano y avanzó a paso apresurado improvisando para tenerlo distraído mientras que la mano con que le había entregado el amuleto se deslizaba por su cadera y sostenía su daga favorita, si algo pasaba tenía que estar preparada y dar su propia vida de ser necesaria por el principe - Mi abuela era una mujer sumamente creyente en la iglesia al igual que usted y yo... - Le sonrió de manera encantadora - Siempre me decía que venir con un hombre en las noches cálidas de Francia era peligroso y podías llamar espíritus demoniacos que querrían seguramente entrar en los cuerpos de almas bondadosas y puras, por eso debe ponerse eso - Le invito sin soltar la mano que los unia en el camino - Yo confio en las palabras de mi abuela. Si confia en mi le invito a ponersela - Ladeo el rostro y siguió avanzando hasta encontrar un edificio ya conocido: Su hogar.
Hace unos días había empezado con esa sensación: alguien la vigilaba. Alguien que sabía perfectamente de donde venia, a que se dedicaba y a que venía. Sabía que corría peligro a cada momento pero no por eso se limitaba y menos limitaba a aquellos a formar momentos que no se olvidarían - Supongo que ha de tener uno más amplio en su casa, pero podemos formar un recuerdo nuevo - No lo invitó a casar a la puerta principal más bien lo jalo poco a poco hasta una parte lejana de el edificio donde dormía - ¿Que le parece una noche en el jardin y las caballerizas? Yo invito la cena - Sonrió complacida, en la casa había demasiados cazadores que la cuidaban, cazadores que mandaba su madre, toda clase de armas para protegerse, ahí estarían seguros. La chica abrió la puerta trasera invitándolo a entrar a los corredores del establo.
La morena comenzó a caminar por los bosques, su delicada figura se movia de manera sensual mientras se adentraban por el lugar siguiendo un camino que no era claramente percibido por la oscuridad que había debido a la noche pero que claramente ella se lo sabia gracias a los entrenamientos, combates y cazas que le daba a las criaturas de la noche. En ocasiones caminaba de manera torpe pues los seres humanos por más cosas que se sepan de memoria tienden a cometer errores como cualquier ser humano. - No es muy lejos el lugar a donde vamos, la noche puede estar llena de sorpresas y debido a que sabe escaparse muy bien de su seguridad le aseguro que no lo encontraran al lugar a donde vamos por lo menos de aquí a dentro de un mes, aunque no es la idea, la nación se pondría de cabeza - Le sonrió de manera complice mientras se giraba para verle. Se detuvo, no tardo mucho tiempo para estirar su mano y entrelazar sus dedos con Jean para seguir avanzando a la par - La noche puede ser la mejor amigo o la peor enemiga del ser humano si estas o no siempre alerta. - Sus ojos se movían de un lado a otro.
Claramente pudo escuchar un sonido del lado derecho de ellos, una especie de ramas quebrantarse, podría haber sido cualquier animal pero ella sabía diferenciar aquellas pisadas, sabía cuando era alguien "peligroso". Aquella noche sería entonces una donde llenara de regalos "inocentes" al principe de Francia. Se pregunto si el estaba al tanto de todas esas criaturas amenazadoras. Pronto un estruendo grande se escucho entre los arboles y se pudo ver claramente una sombra pasar al lado de Fontaine. La chica se giro para sacar una especie de canera con un colgante de cruz con incrustaciones de piedras preciosas, ese tipo de vanidades evitaban que descubrieran de que se trataba en realidad el objeto. La chica la colocó en su mano y avanzó a paso apresurado improvisando para tenerlo distraído mientras que la mano con que le había entregado el amuleto se deslizaba por su cadera y sostenía su daga favorita, si algo pasaba tenía que estar preparada y dar su propia vida de ser necesaria por el principe - Mi abuela era una mujer sumamente creyente en la iglesia al igual que usted y yo... - Le sonrió de manera encantadora - Siempre me decía que venir con un hombre en las noches cálidas de Francia era peligroso y podías llamar espíritus demoniacos que querrían seguramente entrar en los cuerpos de almas bondadosas y puras, por eso debe ponerse eso - Le invito sin soltar la mano que los unia en el camino - Yo confio en las palabras de mi abuela. Si confia en mi le invito a ponersela - Ladeo el rostro y siguió avanzando hasta encontrar un edificio ya conocido: Su hogar.
Hace unos días había empezado con esa sensación: alguien la vigilaba. Alguien que sabía perfectamente de donde venia, a que se dedicaba y a que venía. Sabía que corría peligro a cada momento pero no por eso se limitaba y menos limitaba a aquellos a formar momentos que no se olvidarían - Supongo que ha de tener uno más amplio en su casa, pero podemos formar un recuerdo nuevo - No lo invitó a casar a la puerta principal más bien lo jalo poco a poco hasta una parte lejana de el edificio donde dormía - ¿Que le parece una noche en el jardin y las caballerizas? Yo invito la cena - Sonrió complacida, en la casa había demasiados cazadores que la cuidaban, cazadores que mandaba su madre, toda clase de armas para protegerse, ahí estarían seguros. La chica abrió la puerta trasera invitándolo a entrar a los corredores del establo.
Dagmar Biermann- Cazador Clase Alta
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Re: La diversión que sabe a peligro
La noche decía la chica… era cierto la noche era joven pero el no podía quedarse tanto tiempo, sonrió tristemente, no podía descuidar sus obligaciones por el disfrute de unos bellos momentos, debía estar en el castillo para ciertas obligaciones y a ciertas horas, el motivo por que el tardaran tanto en descubrir sus salidas era que no descuidaba sus obligaciones como príncipe, tarde o temprano se sabrían y tendría que afrontar el peso de sus acciones… pero era algo que debía hacer… aunque en esos momentos se sentía culpable, cuando salía, le gustaba recorrer las calles, conocer un poco de su entorno… pero esta vez no estaba viendo Francia, no estaba intentando ver cosas que desde el castillo no podía. Estaba con una mujer hermosa y cálida… disfrutando… disfrutar era algo que no debería permitirse a si mismo. Ella dijo que le mostraría algo mas y el la siguió dejando que lo guiara, a esas alturas a penas y recordaba como regresar a la ciudad.
-no es algo que me permitiera a mi mismo- contesto simplemente con una sonrisa en los labios, desaparecer por tanto tiempo no era una opción-la noche es larga si y es fácil esconderse en ella, pero también es fácil perderse en una vida oculta, no es lo que mas me llama, la noche me parece hermosa, misteriosa y atrayente…pero mi vida pertenece al dia.
cuando un ruido había llamado su atención… un animal? Bueno era lógico a aquellas horas en el bosque, miro a su alrededor como buscando precavido y solo se distrajo cuando dagmar le dijo aquellas palabras- jaja- rio un poquito – entonces debería usarlo usted, no me gustaría que algo asi sucediera- sonaba extraño y poco probable pero era un gesto bonito, sin embargo de considerar creerlo era mejor si la que lo usaba era ella.
-Me encantaría pasar la velada con usted- le sonrió pero inmediatamente la sonrisa se torció en un gesto triste- pero no puedo quedarme toda la noche, el palacio me espera y tengo un deber para con el, ya me siento culpable de disfrutar tanto fuera de el- una de sus manos fue a dar a sus cabellos sueltos- es usted una joven encantadora, en verdad me siento afortunado de haberla podido conocer hoy.-aunque su voz salio con pesar.
Era la primera vez que podía hablar de aquella forma con una mujer, su familia era su único amor en su vida… su hermana su adoración, el estaba destinado a contraer nupcias con la princesa de escocia, una joven a la que ni siquiera conocía… no quería tomarle cariño a una vida mucho mas simple… no debía…
-no es algo que me permitiera a mi mismo- contesto simplemente con una sonrisa en los labios, desaparecer por tanto tiempo no era una opción-la noche es larga si y es fácil esconderse en ella, pero también es fácil perderse en una vida oculta, no es lo que mas me llama, la noche me parece hermosa, misteriosa y atrayente…pero mi vida pertenece al dia.
cuando un ruido había llamado su atención… un animal? Bueno era lógico a aquellas horas en el bosque, miro a su alrededor como buscando precavido y solo se distrajo cuando dagmar le dijo aquellas palabras- jaja- rio un poquito – entonces debería usarlo usted, no me gustaría que algo asi sucediera- sonaba extraño y poco probable pero era un gesto bonito, sin embargo de considerar creerlo era mejor si la que lo usaba era ella.
-Me encantaría pasar la velada con usted- le sonrió pero inmediatamente la sonrisa se torció en un gesto triste- pero no puedo quedarme toda la noche, el palacio me espera y tengo un deber para con el, ya me siento culpable de disfrutar tanto fuera de el- una de sus manos fue a dar a sus cabellos sueltos- es usted una joven encantadora, en verdad me siento afortunado de haberla podido conocer hoy.-aunque su voz salio con pesar.
Era la primera vez que podía hablar de aquella forma con una mujer, su familia era su único amor en su vida… su hermana su adoración, el estaba destinado a contraer nupcias con la princesa de escocia, una joven a la que ni siquiera conocía… no quería tomarle cariño a una vida mucho mas simple… no debía…
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Re: La diversión que sabe a peligro
Me quede completamente inmóvil al sentir la cercanía del caballero, cerré los ojos cuando acaricio mis cabellos y una sonrisa sincera se formó en mis labios pues estaba dándome cuenta que en realidad lo había pasado bien y si salía victoriosa probablemente este sería uno de sus mejores recuerdos en la vida. Solo si era demasiado bueno el momento. Mi cuerpo se relajó al soltar un suspiro profundo, cargado de emociones. Felicidad, confusión, nostalgia, tristeza todo se estaba mezclando de un momento a otro casi volviéndome loca. Abrí los ojos y el brillo que estos siempre emanaban se había desaparecido por completo. - ¿No puede quedarse un poco más? -
Habían hecho aquella caminata para que ella le diera una de las mejores noches de su vida y este tenía que rechazar la invitación por el simple hecho de tener que volver a este reino egoista que no lo dejaba tener una vida libre. No pude evitar sentirme culpable por haber hecho que pasara una noche tan agradable y sacársela de un momento a otro - ¿Quiere que lo lleve de nuevo al lugar donde nos encontramos alteza? - Por primera vez en la noche había notado que había abusado de la línea del respeto, que me había aprovechado tanto que me permitía de manera irrespetuosa acercado al futuro rey de París como si de cualquiera se tratará, y no es que lo viera como cualquiera pero al menos lo veía como un ser humano noble al cual no me quería separar en esos momentos.
Me giré con suavidad para cerrar con pesadez el portón del establo. Suponía que entonces dejaría aquella sorpresa para alguien que no tuviera que dirigir un reino. Pero en realidad no quería compartirla con nadie más. - Será mejor marchar antes de tiempo - Mire al cielo, las estrellas estaban en su maxima expresión junto a la luna, todo se veía tan claro, tan brilloso, como si estuvieran de acuerdo el universo por querer que ellos disfrutaran, como si el clima los abrazara e invitaran a estar junto al otro. Comencé a caminar con pesadez, volviendo a recorrer el pequeño tramo que nos separaba de aquel parque de diversiones, esta vez estaba completamente en silencio, me costaba trabajo pensar que lo maravilloso que hace mucho no pasaba se lo estaban arruinando por completo solo por mandatos de un reino que ni siquiera adoraba a su representante. Estaba envuelta en una revolución y gracias a eso podría defender a Jean de cualquier cosa que pasará solo que no se lo diría no ahora. Tal vez adelante, en un tiempo lejano cuando todo se descubierta y me odiaría pero ahora en este momento debía gozar de haber conocido a esa persona tan maravillosa.
Habían hecho aquella caminata para que ella le diera una de las mejores noches de su vida y este tenía que rechazar la invitación por el simple hecho de tener que volver a este reino egoista que no lo dejaba tener una vida libre. No pude evitar sentirme culpable por haber hecho que pasara una noche tan agradable y sacársela de un momento a otro - ¿Quiere que lo lleve de nuevo al lugar donde nos encontramos alteza? - Por primera vez en la noche había notado que había abusado de la línea del respeto, que me había aprovechado tanto que me permitía de manera irrespetuosa acercado al futuro rey de París como si de cualquiera se tratará, y no es que lo viera como cualquiera pero al menos lo veía como un ser humano noble al cual no me quería separar en esos momentos.
Me giré con suavidad para cerrar con pesadez el portón del establo. Suponía que entonces dejaría aquella sorpresa para alguien que no tuviera que dirigir un reino. Pero en realidad no quería compartirla con nadie más. - Será mejor marchar antes de tiempo - Mire al cielo, las estrellas estaban en su maxima expresión junto a la luna, todo se veía tan claro, tan brilloso, como si estuvieran de acuerdo el universo por querer que ellos disfrutaran, como si el clima los abrazara e invitaran a estar junto al otro. Comencé a caminar con pesadez, volviendo a recorrer el pequeño tramo que nos separaba de aquel parque de diversiones, esta vez estaba completamente en silencio, me costaba trabajo pensar que lo maravilloso que hace mucho no pasaba se lo estaban arruinando por completo solo por mandatos de un reino que ni siquiera adoraba a su representante. Estaba envuelta en una revolución y gracias a eso podría defender a Jean de cualquier cosa que pasará solo que no se lo diría no ahora. Tal vez adelante, en un tiempo lejano cuando todo se descubierta y me odiaría pero ahora en este momento debía gozar de haber conocido a esa persona tan maravillosa.
Dagmar Biermann- Cazador Clase Alta
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Re: La diversión que sabe a peligro
Quiso decirle que se quedaría hasta que la oscuridad comenzare a desvanecer...pero ella había iniciado ya el camino de vuelta, suspirando se dijo que era lo correcto, que seria de el si no seguía lo que su cabeza le dictaba? Dudaba que un día su corazón estuviese completamente colmado de dicha, pero al menos podía sentirse satisfecho consigo mismo, hasta ahora había renunciado a muchas cosas que deseaba... que anhelaba con todas sus fuerzas, no podía comenzar a mostrar dudas en aquel momento. Regresaría a palacio y guardaría aquel encuentro en cofre de oro, en sus recuerdos preciados. Notando lo cerca que estaban de donde se separarían detuvo a la joven, solo un segundo, solo necesitaba un instante.
-gracias- murmuro y tomo una de las manos ajenas envolviéndola en las suyas, llevándola a sus labios la beso cerrando los ojos- atesorare cada segundo en tu presencia, posiblemente no vuelva a verte... pero me asegurare de recordarte- dijo con voz pausada mientras soltaba, lentamente la delicada mano en las suyas- realmente... me hubiese gustado permanecer aquí mas tiempo.
Dando un paso atrás volvió a observarla- y aunque fue agradable, espero que no lo repitas, las damas tan bellas no deberían ser tan confiadas - aconsejo con una sonrisa regalando le un giño travieso- adiós mi bella dama- llevando una mano a su pecho en una medio reverencia, sin que su rostro bajase pero su eclipsaran sus azules orbes.
Sabia que su caballo debia estarlos esperando donde siempre, desde ahi podia llegar con facilidad...aunque no poia evitar la culpa recorriendole el cuerpo- estara bien regresando por si misma?
-gracias- murmuro y tomo una de las manos ajenas envolviéndola en las suyas, llevándola a sus labios la beso cerrando los ojos- atesorare cada segundo en tu presencia, posiblemente no vuelva a verte... pero me asegurare de recordarte- dijo con voz pausada mientras soltaba, lentamente la delicada mano en las suyas- realmente... me hubiese gustado permanecer aquí mas tiempo.
Dando un paso atrás volvió a observarla- y aunque fue agradable, espero que no lo repitas, las damas tan bellas no deberían ser tan confiadas - aconsejo con una sonrisa regalando le un giño travieso- adiós mi bella dama- llevando una mano a su pecho en una medio reverencia, sin que su rostro bajase pero su eclipsaran sus azules orbes.
Sabia que su caballo debia estarlos esperando donde siempre, desde ahi podia llegar con facilidad...aunque no poia evitar la culpa recorriendole el cuerpo- estara bien regresando por si misma?
Jean Baptiste Fontaine- Realeza Francesa
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Re: La diversión que sabe a peligro
El trayecto lo mantuve en silencio, queriendo disimular por completo el pesar que sentía por su breve momento a mi lado. Solté un suspiro prolongado, sentí un vació incrementarse en mi pecho. ¿Y si lo había hecho mal? ¿Y si no había pasado un grato momento conmigo? Tal vez no era el encuentro más grato, siendo príncipe de Francia tal vez estas cosas no lo sorprendían como me sorprendía a mi ver la pureza entre tantas criaturas oscuras. Lo mire por unos instantes carraspeando al sentir la cercanía. De mis labios una sonrisa amplia salió mostrando cierta belleza particular en mi pero sin poder dejar a un lado esa tristeza por el cierre d ella noche - No hay que agradecer - Susurré a penas para que mi voz no delatara mi estado anímico. Mi cuerpo se tenso al sentir aquellos labios sobre mis manos y mi rostro se sonrojo, un acto que era tan raro como el querer dejar vivo a una criatura nocturna. Solté una de mis manos de su agarre para acariciar su mejilla - Deseo volver a verte, no se como pero necesito hacerlo - Y es que solo una noche había bastado para sentir una conexión grande con él, solo unos instantes, solo un cruce de miradas. - También me hubiese gustado que tuvieras más tiempo.- El sentir como la unión de las manos se rompia era dolorosa me hizo apartar la mirada.
No pude evitar soltar una risa traviesa ante sus palabras - Me arriesgaré, por hacerlo te conocí, tal vez me lleve sorpresas al seguir haciéndolo - Confesé con emoción, con cierto brillo en los ojos - Hasta luego Jean - Me acerque dejando a un lado todas esas reglas de etiqueta, tome su rostro con cuidado, roce sus labios ligeramente pero no me atreví a besarlo en la comisura, más bien bese su mejilla con cierta exigencia, cerré los ojos y aspire su aroma por ultima vez deseando que el momento se detuviera y que ambos pudiéramos quedarnos así. Lo solté abruptamente y me di la vuelta - Me puedo regresar - Mordí mi labio inferior para evitar sentir tanta pena, no recordaba cuando había sido la ultima vez que sentía aquel vació. Sin embargo, no quería volver a casa y dejar a un lado esa noche. Tal vez cometería una locura tomando en cuenta lo buscada que era por criaturas demoniacas al ser hija de un cazador importante, pero volvería al prado - Hasta luego - Susurré adentrándome en el bosque.
No pude evitar soltar una risa traviesa ante sus palabras - Me arriesgaré, por hacerlo te conocí, tal vez me lleve sorpresas al seguir haciéndolo - Confesé con emoción, con cierto brillo en los ojos - Hasta luego Jean - Me acerque dejando a un lado todas esas reglas de etiqueta, tome su rostro con cuidado, roce sus labios ligeramente pero no me atreví a besarlo en la comisura, más bien bese su mejilla con cierta exigencia, cerré los ojos y aspire su aroma por ultima vez deseando que el momento se detuviera y que ambos pudiéramos quedarnos así. Lo solté abruptamente y me di la vuelta - Me puedo regresar - Mordí mi labio inferior para evitar sentir tanta pena, no recordaba cuando había sido la ultima vez que sentía aquel vació. Sin embargo, no quería volver a casa y dejar a un lado esa noche. Tal vez cometería una locura tomando en cuenta lo buscada que era por criaturas demoniacas al ser hija de un cazador importante, pero volvería al prado - Hasta luego - Susurré adentrándome en el bosque.
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Re: La diversión que sabe a peligro
Cerro los ojos sintiendo los labios ajenos presionarse contra su mejilla, por unos valiosos segundos pudo sentir el calor de la joven contra su piel, el aroma a bosque inundando su cuerpo, ella misma apoderándose por un segundo de sus sentidos.
-eres una joven realmente encantadora...- susurro con voz ronca y baja mientras sus ojos se abrían lentamente, dejando ver aquel azul algo oscurecido por las emociones, a el no se le permitía salir, no podía tener lo que estaba tomando a hurtadillas... normalmente no importaba pero cuando alguien se colaba tan rápido dentro de el... era cuando las cosas parecían mas difíciles, como abría sido su vida no naciendo para la corona? a menudo la pregunta llegaba a su mente pero tan rápido como parecía en su conciencia la alejaba con firmeza, no importaba el tal vez, solo la seguridad del presente, tenia obligaciones y una vida que atender, una posición privilegiada por la que debería dar gracias diariamente.
- no quiero dejarla ir sola- murmuro sujetándola por el brazo para detenerla- no debí dejar que me acompañara hasta aquí...ya eh visto el camino de regreso, sonara tonto pero déjeme llevarla de regreso a su casa... aun me queda algo de tiempo antes de que mi regreso sea inminente... necesito saber... que la dejo segura.
Sabia perfectamente que aquella situación era ridícula, podrían pasar así toda la noche, queriéndose cuidar el uno al otro, pero en su pecho...en su pecho era inevitable, necesita dejarla a salvo, como podía tranquilamente regresar a palacio sabiendo que la joven que había pasado su tarde haciéndole sonreír se quedaba sola en medio del bosque
-eres una joven realmente encantadora...- susurro con voz ronca y baja mientras sus ojos se abrían lentamente, dejando ver aquel azul algo oscurecido por las emociones, a el no se le permitía salir, no podía tener lo que estaba tomando a hurtadillas... normalmente no importaba pero cuando alguien se colaba tan rápido dentro de el... era cuando las cosas parecían mas difíciles, como abría sido su vida no naciendo para la corona? a menudo la pregunta llegaba a su mente pero tan rápido como parecía en su conciencia la alejaba con firmeza, no importaba el tal vez, solo la seguridad del presente, tenia obligaciones y una vida que atender, una posición privilegiada por la que debería dar gracias diariamente.
- no quiero dejarla ir sola- murmuro sujetándola por el brazo para detenerla- no debí dejar que me acompañara hasta aquí...ya eh visto el camino de regreso, sonara tonto pero déjeme llevarla de regreso a su casa... aun me queda algo de tiempo antes de que mi regreso sea inminente... necesito saber... que la dejo segura.
Sabia perfectamente que aquella situación era ridícula, podrían pasar así toda la noche, queriéndose cuidar el uno al otro, pero en su pecho...en su pecho era inevitable, necesita dejarla a salvo, como podía tranquilamente regresar a palacio sabiendo que la joven que había pasado su tarde haciéndole sonreír se quedaba sola en medio del bosque
Jean Baptiste Fontaine- Realeza Francesa
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Re: La diversión que sabe a peligro
Me tomó desprevenida el hecho de que quisera aun permanecer a mi lado. Tomé su mano entre las mías y di un delicado beso en esta sin dejar de verlo a los ojos - No es necesario, me se el bosque de pies a cabeza me se cuidar muy bien créame.- Lo cierto es que no podía decirle de buenas a primeras lo que era, de lo que mi oficio se tratara. Poco a poco entrelace los dedos de ambos. -Pero si desea - Tal vez si veía donde era mi residencia, donde vivía podía correr con la suerte de que su presencia llegaría a mis puertas dándome una grata sorpresa. Sacudí la cabeza como tonta. Lo cierto era que estaba soñando demasiado con un futuro erroneo pues no era de esas personas que se clavaran en los corazones de los demás de buenas a primeras como las personas lo hacían conmigo.
Me di de topes recordando a cuantas fiestas mis padres han sido invitados por la mismísima corona y me había negado a ir, que tonta había sido, de ser así seguramente ya hubiera cruzado palabras con el caballero. Debía hacerlo, estaría presente en la próxima para poder verlo, para poder toparme con él. Lo cierto era que mi padre estaba demasiado orgulloso de mi, tanto que me presumia con sus amigos y sumar puntos con ellos era tenerlo más cerca de mi. Me reproche internamente, otra vez estaba soñando demasiado alto - No me lleves de vuelta a casa y pretendas que mi dolor no será grande por no volver a verte - Lo mire a los ojos con cierta suplica con temor a que aquello que decía en verdad se volviera cierto.
Comencé a avanzar retomando los caminos de una calle iluminada de Paris, mi casa no estaba muy lejos de la zona, de hecho por eso me sabia tan bien el bosque pues era mi encantador vecino, el que me rebelaba cuando tenía cerca una criatura demoniaca - Querido principe disculpe que haya perturbado su noche - Y de verdad me sentía avergonzada tal vez sino hubiera salido de casa aquella noche ambos no sintiéramos aquella pena de la despedida. No sintiéramos ese vació por el desconocido que teníamos en frente. Deseaba abrazarlo, aspirar su aroma, grabarlo por completo en mi memoria pero eso era demasiado atrevido y no podía faltarle al respeto.
Me di de topes recordando a cuantas fiestas mis padres han sido invitados por la mismísima corona y me había negado a ir, que tonta había sido, de ser así seguramente ya hubiera cruzado palabras con el caballero. Debía hacerlo, estaría presente en la próxima para poder verlo, para poder toparme con él. Lo cierto era que mi padre estaba demasiado orgulloso de mi, tanto que me presumia con sus amigos y sumar puntos con ellos era tenerlo más cerca de mi. Me reproche internamente, otra vez estaba soñando demasiado alto - No me lleves de vuelta a casa y pretendas que mi dolor no será grande por no volver a verte - Lo mire a los ojos con cierta suplica con temor a que aquello que decía en verdad se volviera cierto.
Comencé a avanzar retomando los caminos de una calle iluminada de Paris, mi casa no estaba muy lejos de la zona, de hecho por eso me sabia tan bien el bosque pues era mi encantador vecino, el que me rebelaba cuando tenía cerca una criatura demoniaca - Querido principe disculpe que haya perturbado su noche - Y de verdad me sentía avergonzada tal vez sino hubiera salido de casa aquella noche ambos no sintiéramos aquella pena de la despedida. No sintiéramos ese vació por el desconocido que teníamos en frente. Deseaba abrazarlo, aspirar su aroma, grabarlo por completo en mi memoria pero eso era demasiado atrevido y no podía faltarle al respeto.
Dagmar Biermann- Cazador Clase Alta
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Re: La diversión que sabe a peligro
Escucho sus palabras pero guardo silencio, siguiéndola por la calle, espero hasta el momento indicado, centrándose en recordar el camino y no en la opresión en su pecho, deseo confiarle la ubicación de su refugio, pero eso no podía hacerlo sin la autorización de ciertas…personas. Se detuvieron frente a la casa y la vio tomando sus manos en las suyas, pasearse así sin escolta, no era de las cosas mas sensatas que había hecho en su vida, pero sospechaba que su padre tenía ahora conocimientos de sus escapas, por lo que pronto les pondría fin, asi que solo esa noche sería imprudente.
-gracias por pasar su tiempo conmigo, no entiendo el porque de sus palabras pero yo espero poder volver a verla…- sonrió tristemente- tengo el presentimiento de que no será pronto, pero espero que suceda, me gusto estar con ustedes, vivir un poco…gracias- y no mentía aunque sabia que no seria inmediatamente sabia que volvería a verla.
Se abstuvo de decir más, sabía que no debía decir nada que denotara algún tipo de molestia con su posición, era un príncipe, orgulloso de su lugar en el mundo, seguro y siempre, siempre fuerte. Nadie debería ver la vulnerabilidad en sus ojos… normalmente era fácil, no había mucho a su alrededor que le hiciera pensar que no le gustaba su vida. Normalmente se sentía completamente orgulloso de si mismo, pero en ocasiones como esa, en la que ni siquiera podía prometer un encuentro cercano, era cuando su titulo pesaba.
Beso sus manos y se alejó, esta vez marchándose de verdad… y mientras se alejaba, mientras caminaba la mirada decidida regreso a sus facciones, su andar seguro, su rostro serio, sus ojos decidido. Si por ser lo que era tenía que renunciar a las facilidades que una sincera y dulce amistad se le presentaba, entonces, mas valía, que hiciera valer con dignidad dicho título.
-gracias por pasar su tiempo conmigo, no entiendo el porque de sus palabras pero yo espero poder volver a verla…- sonrió tristemente- tengo el presentimiento de que no será pronto, pero espero que suceda, me gusto estar con ustedes, vivir un poco…gracias- y no mentía aunque sabia que no seria inmediatamente sabia que volvería a verla.
Se abstuvo de decir más, sabía que no debía decir nada que denotara algún tipo de molestia con su posición, era un príncipe, orgulloso de su lugar en el mundo, seguro y siempre, siempre fuerte. Nadie debería ver la vulnerabilidad en sus ojos… normalmente era fácil, no había mucho a su alrededor que le hiciera pensar que no le gustaba su vida. Normalmente se sentía completamente orgulloso de si mismo, pero en ocasiones como esa, en la que ni siquiera podía prometer un encuentro cercano, era cuando su titulo pesaba.
Beso sus manos y se alejó, esta vez marchándose de verdad… y mientras se alejaba, mientras caminaba la mirada decidida regreso a sus facciones, su andar seguro, su rostro serio, sus ojos decidido. Si por ser lo que era tenía que renunciar a las facilidades que una sincera y dulce amistad se le presentaba, entonces, mas valía, que hiciera valer con dignidad dicho título.
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