Heartbreak club: La fiesta de las ardillas

Simplemente no podía creerlo, era algo que su cerebro había tardado en procesar, lo había votado, no, ni siquiera había logrado que lo votaran porque aun no salía con la chica sin embargo podría decirse que así había pasado, porque a pesar de que fue ella la primera en comenzar con eso el había terminado rechazando indirectamente a todas las personas que se le acercaban por ella, aquella muchacha que le gustaba tanto, si, sabia que era hermosa, inteligente e increíblemente rica y también sabia que su padre era un hueso duro de roer, sin embargo aun así se había aventurado gracias a las esperanzas que ella le proporciono, pensaba que todo iba a pedir de boca cuando ocurrió aquello, un viaje familiar le alejo dos semanas del país, DOS SEMANAS, ni siquiera un mes entero y de repente había ocurrido, su verdadero príncipe azul apareció y se la llevo lejos en un segundo. Un suspiro salió de sus labios mientras trataba de tragarse su propio enojo, que ni se comparaba con el que había pasado cuando supo la noticia, sin duda se revolcó como un perro con sarna sobre el pavimento, incluso se peleo con junno, bueno en realidad el solo había gritado mientras el susodicho solo le veía con una expresión que le decía claramente “estúpido”.

Tomo entre sus manos el móvil revisando entre sus contactos tratando de encontrar determinado números y una sonrisa huraña se formo en su rostro mientras su mirada se clavaba en la pantalla del celular, ahí ponía claramente “Kazu Maek *-+” quien a pesar de ir un grado arriba de el en el instituto era uno de sus mejores amigos y también era uno de los que se encontraba en una situación similar a la suya, apretó el botón para llamar mientras revisaba su alacena, escucho contestar a aquel al que consideraba su hermano y comenzó a hablar sin contestar el saludo

- En mi casa a las nueve, trae alcohol- exclamo para después colgar mientras sacaba una botella de licor y revisaba la etiqueta, después abrió el refrigerador observando lo que contenía, hielo, así sabría mejor, y también había helado- bueno si a las mujeres les funciona a nosotros también- se dijo a si mismo para después comenzar a enviar mensajes de texto a diferentes contactos, apretando las teclas como si ellas tuviesen la culpa de todo lo que ocurría, aquel era tiempo de mal de amores y aquella bola de patanes que tenia como amigos seguro estarían interesados.
Cuando el último mensaje salió del celular llamo al teléfono de aquellos tres payasos para que consiguieran mas alcohol del que ya tenían, aquellas comadrejas les llenarían la casa de botellas y comida al igual que Kazu. Cuando hubo terminado lo único que hizo fue dejarse caer al sofá de la sala y cerrar los ojos recordando aquel chiste malo que junno le había recitado hacia mucho tiempo “¿de que murieron los quemados?” el había contestado lo primero que se le vino a la mente “¿por el retraso de los bomberos?” aunque la respuesta era en verdad obvia “de ardor”. Una carcajada salió de su boca, pensándolo mas fríamente en realidad era un chiste gracioso y se aplicaba a la situación, el sonido de su risa aumento cuando se dio cuenta de aquel detalle, en realidad era uno de los pocos chistes contados por junno que le hacían reír y no le había dado el gusto de mostrárselo