Un poco de lectura ligera y quien sabe tal vez encuentre un pequeño bocadillo[Libre]

por **Amélie Freire** Jue Jun 30, 2011 12:09 pm

Un fantasma, un sensual fantasma se encontraba en la biblioteca decían algunos humanos, un bello ángel decían otros y otros tantos solo me miraban encandilados cuando posaba mi mirada sobre sus ojos y una sonrisa me adornaba el rostro, amaba esto de los humanos siempre tan susceptibles a mí, siempre tan dulces…

Esta noche no sentí humor de ir en búsqueda de una presa sino que esperaría que la presa vinera hasta a mí, podría a ver escogido otro lugar para poder ser vista, podría ver ido a un parque repleto de gente, podría solo haber optado por caminar por las calles de París y esperar a ser abordada por un hombre galante que pretendiera cortejarme para después llevarlo las sombras y darle una muerte digna…pero no, había escogido este lugar por el simple hecho de que buscaba a una persona (hombre o mujer) interesante con quien entablar una conversación inteligente alguien con quien pudiera divertirme antes de darle un trágico fin.

Entonces aquí me encontraba yo explorando los estantes llenos de libros, cruzando miradas juguetonas con los presentes, rosando mis ropas “accidentalmente” con aquellas personas que se encontraban al igual que yo por esos pasillos angostos…mis ropas de hoy no eran exageradas ni muy adornadas, ese tipo de vestimenta aquí no me favorecería de mucho sino que eran serias y un tanto misteriosas, tampoco llevaba alguna peluca blancuzca o de otro colorido peculiar sino que era mi cabellera natural con aquella que había nacido, castaña y larga hasta mi cintura.

Vestimenta:

En uno de los últimos pasillos vi algo que llamo mi atención, alguien quien al parecer podría entretenerme un rato…lenta y despreocupadamente comencé a caminar hacia esa persona con la vista sobre la estantería simulando buscar un libro, me detuve a unos escasos centímetros de ella por el rabillo del ojo note que hojeaba un libro sin prestarme mucha atención, necesitaba un plan…divise el libro que se encontraba justamente enfrente de esta persona “Le Tueur de Cygnes” de Auguste Villiers de L'Isle-Adam, esta sería mi escusa…

-Dis...culpa-dije en voz baja con cierta timidez en la voz para así sonar más dulce y tierna ante aquella persona-Podría ser tan amable de alcanzarme ese libro-dije mientras lo señalaba con mi dedo índice.

por **Asher Lehnsherr** Jue Jun 30, 2011 12:24 pm

Aquella noche hab'ia salido con la intenci'on de recorrer los callejones oscuros de las calles de Paris, necesitaba matar, por amor a dios había pasado un buen tiempo desde que había logrado despachar algo pero no se le antojaba matar licantropos o vampiros, si vista estaba puesta en brujos pero estos, tristemente, no le eran tan fáciles de encontrar. Caminé por las calles de la ciudad y al ver la biblioteca simplemente no pude resistirme, si no iba a cazar almenos usaría mi noche en cultivar la mente.

Tenía rato de estar dentro del lugar y me había enfrascado en un libro sobre filosofía, honestamente nisiquiera leí el título solo me dediqué a buscar los pasajes que me fueran de alguna utulidad. Había ignorao a varias persona, esa noche me había vestido de gala, contrario a mi usual vestimenta simple que uso para trabajar, simplemente había sido un impulso del momento. Estaba tan ido en mi lectura que peque un imperseptible salto cuando una suave voz me sacó de mi ensoñación. Miré y noté que se trataba de una joven muy hermosa, vestida de manera simple, con cabellos castaños. Mis modales resaltaron inmediatamente al escuchar su petición

-Pues claro MAdam-le dije cerrando el libro que estaba leyendo antes de estirar la mano para tomar el que ella me pedía. Miré el título y sonreí “Le Tueur de Cygnes” de Auguste Villiers de L'Isle-Adam, una interesante lectura. Le ofrecí el libro-Aqui tiene señorita-mientras esperaba que lo tomara entrecerré los ojos para estudiarla un poco más de cerca, era muy hermosa, tanto que eso hizo que dudara un poco acerca de si se trataba de una persona normal pero logré que esos pensamientos no se reflejaran en mi rostro

por **Amélie Freire** Jue Jun 30, 2011 8:45 pm

Al parecer le había sorprendido ya que al interrumpir su lectura dio un pequeño saltito, creo que no esperaba que alguien pudiese hablarle en este lugar o tal vez solo se encontraba sumergido en aquel libro de pasta gruesa y gran tamaño...mientras este hombre alcanzaba el libro de mi elección, me dedique a examinarlo con mirada afilada y dulce.

En primera estancia este hombre no es precisamente de este país se encontraba fuera del estereotipo del francés común bueno no es que yo precisamente fuera francesa… era muy alto o al menos muy alto para mis escasos 1.60 mts, podría decir que superaba los 1.80, rostro severo y afilado el cual mostraba algunos años, lindos ojos, labios exquisitos, cabellera bien acomodada...justo el tipo de hombre que gustaba casar, por sus ropas podría juzgar que se trataba de un aristócrata al igual que yo, un humano aristócrata tal como me gustan, podría ser que ya había encontrado a mi pequeña cena. Sonrió al leer el título del libro tal vez le pareciera una lectura un tanto severa para una delicada dama de aparentes 18 años quienes acostumbran leer libros mas fantasiosos donde los protagonistas luchan por un amor pasional e imposible y al final resulta que viven felices por siempre, he de admitir que en su debido tiempo goce con esos libros pero al convertirme en una "condenada" ese tipo de lecturas había dejado de llamar mi atención para dar lugar a novelas y cuentos mas sombríos como por ejemplo este, un hombre quien disfruta con el asesinato del las elegantes aves celestiales, este hombre quien asesina cisnes solo para oír ese último canto angelical, ese último canto tan sublime...este cuento en especialmente era uno de mis preferidos.

Me ofreció el libro y con una sonrisa tímida y muy bien actuada le mire a los orbes, titubee un poco antes de tomar el libro con ambas manos-[color=MediumVioletRed]Gracias, Monsieur-dije temerosa tomando el libro y llevándolo a mi pecho donde lo abrace fuertemente, note que me observaba ¡Bingo! Había atraído su atención de alguna forma, lo mire extrañada a los ojos, los cuales desvié tímidamente para reír un poco, todo esto era parte de mi plan de atracción.

-Yo…yo podría saber ¿Qué es lo que lee?-pregunte con suave y fingida timidez, rápidamente lleve mi mano hacia mi boca como si lo que hubiera preguntado no hubiera estado bien-Perdone mi imprudencia…no está en la necesidad de contestar si no lo desea…yo mejor me retiro, perdóneme en verdad…-di media vuelta con la mirada apenada y comencé a caminar por el pasillo hasta las mesas de lectura, esperaba que este hombre terminara por seguirme y al fin callera completamente en mis perversas redes.

por **Asher Lehnsherr** Jue Jun 30, 2011 9:24 pm

Por primera vez en más de 2 horas miré la portada del libro para saber que leía, no pude evitar reirme divertido antes de cerrar el libro nuevamente y dirigirme tras la chica, en parte porque me intrigaba toda su actitud de niña tímida y en otra parte porque no venia de una de las mejores familias de cazadores por no notar pequeñas señales de que algo no era presisamente lo que parecía a simple vista- "El destino del hombre" de Juan Teófilo Fichte- le dije en voz baja a la chica una vez que le alcanzé y comesé a caminar a su lado, había estado leyendo en mi amado idioma natal y ni siquiera lo había registrado, puedo ser muy denso cuando me lo propongo- Y no se preocupe por su pregunta, es refrescante que alguien se interese por lo uno lee y mas una chica con gustos tan peculiares para la literatura como lo parece ser usted

Mi tono de voz era cordial, el perfecto timbre de voz de un caballero que no quiere molestar a una dama, me salia de forma natural, no era por los años de perfeccional el arte de pasar por un simple aristñocrata cuyo unico pasatiempo era coleccionar arte y tomarse unas copas con sus amigos en un baile o una taberna sino porque apesar de los años los modales que mis padres me habian inculcado estaban grabados con fuego en mi ser...al igual que el resto de mis sicatrices. MIré a la chica aún con los ojos fijos en estudiarla, era relativamente baja...claro que no habían muchas mujeres u hombres que pudieran competir con mi metro noventa de estatura pero eso no quería decir que el tamaño indicara debilidad, si lo sabía yo bien. Por costumbre más que nada me llevé la mano a la bolsa de la chaqueta mientras acariciaba la lisa empuñadura de la daga que ahi guardaba.

-Si no le molesta que pregunte ¿que hace una chica a estas horas en la biblioteca?

por **Amélie Freire** Miér Jul 06, 2011 1:44 am

OFF: Perdona la demora, tuve algunos asuntos que arreglar.
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Mi andar no era apresurado pero si simulaba que trataba de huir apenada de él obviamente esto para nada era cierto ahora, eso...la sensación de vergüenza un sentimiento tan humano no podía invadirme dese hace años me atrevería hasta decir siglos pero claro que sabía fingirla y bastante bien, este...mi papel de niñita tímida lo interpretaba a la perfección y con esta mascara atraía algunos cuantos para ser mi comida. Escuche sus pasos acercándose hasta a mí para tratar de alcanzarme, un tanto apresurados los cuales rápidamente se acostumbraron a mi andar, escuche hablarme así que leía a Fichte, un filoso alemán tan complicado exponiendo que todo procede del yo, nada puede ser si el yo no está presente, el yo es según él lo que da vida a este mundo, el yo es lo que la existencia a nuestro universo tal como lo conocemos…un filosofo sumamente interesante con obras muy buenas pero esta su última creación era sin más la más adecuada e interesante…esto me da a pensar que este hombre es un intelectual, lo que buscaba.

Al parecer mi imprudente preguntas en vez de molestarle le había fascinado además de hace una especie de alago hacia mis peculiares gusto en la literatura, aún seguía sin verlo, solo escuchándolo notando que nos encontrábamos cada vez mas cercas de las mesas de lectura, no hice comentario alguno sobre sus halagos era mejor hacer un poco la difícil, es más divertido, tome con delicadeza una de las sillas finamente forrada de terciopelo rojizo, colocando el libro sobre la extensa mesa de lectura, había unas cuantas personas leyendo en ella en su mayoría hombres y es de entenderse, la hora no era exactamente la idónea para que alguna señorita estuviese en la biblioteca y por supuesto mucho menos sola como es mi caso pero obviamente nadie es capaz de saber que no soy una simple chiquilla cualquiera es mas ni siquiera soy una chiquilla sino que una anciana de 200 años aprisionada en el cuerpo de una jovencita indefensa.

Me senté lentamente mientras escuchaba la pregunta crucial, ¿Qué es lo que hago yo en la biblioteca a estas peculiares horas de la noche? Volví mi rostro tiernamente confuso hasta él, dibujando una sonrisita traviesa-Yo…estoy aquí tan tarde porque…esto me escape de casa y pues no encontré mejor lugar que esta biblioteca como refugio temporal…no sé si deba de hablar de esto con usted-musite nerviosa hundiéndome en la primera pagina del libro…esperando que finalmente tomara asiento y callera en la mentira, que deseara saber más de mi y cuando tratara de ayudarme, lo que se encontraría sería su muerte.

por **Asher Lehnsherr** Miér Jul 06, 2011 1:23 pm

Le seguí hasta las mesas de lectura donde finalmente ella tomó asiento, yo hice lo mismo pero me tomé la molestia de hacerlo frente a ella al otro lado de la mesa, me gustaba ver al rostro a las personas con las que hablaba, en parte porque me parecía educado denotar que uno prestaba atención a la conversación que se llevaba pero sobretodo por que era más fácil leer a alguien si se le veía a los ojos, por más perfecta que fuera una fachada los ojos eran la ventana del alma...o al menos eso solía decir mi madre y con el pasar de los años me he dado cuenta que aquellas eran palabras sabias.

Dejé mi libro sobre la mesa y escuché las palabras de la chica, me recosté a la silla para ponerme cómodo, un casi inaudible sonido metálico resonó en la sala cuando la espada corta que llevaba oculta dentro del abrigo golpeó una de las patas de la mesa cuando y puse cara de analizar el significado de sus palabras -Ah, así que se escapó-comenté moviendo la cabeza de un lado a otro- No se preocupe, si no quiere hablar de ello no tiene porqué hacerlo, solo sepa que yo no soy nadie para decirle lo que debe hacer o si está bien o mal, solo digamos que yo debería estar ocupándome de otros asuntos y en lugar de eso aquí me tiene- le dije sonriendo. Claro, debería estar en las calles de París buscando a algún brujo que me sirva como diana para clavar cuchillos en su pecho pero supongo que siempre he sido un poco irresponsable cuando mi cerebro no quiere enfocarse en el trabajo.

ftr: no te preocupes, no hay problema

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