No me va esta... farsa. {Joseph}

por Invitado Dom Jun 13, 2010 12:00 am

Ah, genial. Simplemente genial. ¿Desde cuándo me dejaba llevar por las órdenes de mis padres?
Por empezar, el vestido que llevaba puesto no era... mi estilo, por decirlo de algún modo. Demasiado largo, llegaba hasta el piso, y por lo general los vestidos que me gustaban usar eran un poco más cortos, y más simples, menos llamativos. Este tenía demasiadas decoraciones. Demasiados boladillos por aquí y por allá, con un escote cuadrado, el corset ajustandose a mis curvas, y la falda con el frufrú típico de la época. De un color beige, con apliques en dorado, y los apliques en blanco. Los odiados zapatos de tacón, abanico en mano, y un peinado bastante relajado, por suerte no era ridículamente alto como los de las demás damas, un simple recogido, que dejaba mechones de cabello fuera del mismo.
¿Y qué hacía allí? ¡En un teatro! ¡Estaba en un teatro! Creo que deberían hacerle un monumento al director de la obra que vería, porque sinceramente, si había algo que no me agradaba exactamente, era el teatro. Personas que actuaban como otras que no eran, y vivían de ello... Puaj, me desagradaba de sobremanera.
Tomé asiento, en uno de los palcos principales, dejando a mí lado un lugar libre. Si tenía suerte, y Dios me acompañaba, compartiría el lugar con alguien interesante... o por lo menos un poco sociable, para poder charlar y distraerse de toda la cosa esta.

por Invitado Dom Jun 13, 2010 12:24 am

El teatro era la expresión artística más hermosa que conocía. Actores y actrices interpretando una obra que haría que mis sentidos estallasen en una marabunta de sentimientos que, esperaba, fuesen satisfactorios y liberasen en mi mento ideas positivas, que dejasen una puerta abierta a las musas y que mi pluma escribiese sola una obra teatral que jamás vería la luz. Tenía cientos de obras en las bandejas de metal de mi hogar. Obras escritas desde hacía años y siglos. Obras que se habían adelantado a su tiempo y obras que había cedido a autores desconocidos que, gracias a ellas, habían alcanzado una fama que les había catapultado a lo alto del firmamento, donde me habían olvidado y no me habían reconocido. Ni lo quería.

Ese día me había vestido con una simple camiseta negra con el cuello doblado. Los botones blancos apretaban la tela contra mi cuerpo y el final de la camiseta estaba parcialmente introducido debajo de mi cinturón de cuero. Digo parcialmente porque algunas partes de ésta estaban por fuera, dándome un aire dejado. Mis pantalones de tela vaquera, importada de américana, me daban un aire extravagante. Nadie de mi entorno usaba esos pantalones, ya que normalmente los llevaban los obreros. Y un obrero entrar en un teatro era raro. Yo lo ignoré y me adentré a la taquilla con mi entrada. Mi barba de una semana sin afeitar llamó la atención de la taquillera. Giré mi cabeza y vi la melena y la mirada hermosa de Thalie cruzar entre el gentío. Alcé una ceja y decidí seguirla cuando me diesen mi entrada.
Subí las escaleras, siguiendo el olor inconfundible de la piel sensible y delicada de Tahlie. Abrí con suavidad la puerta de un palco con dos asientos y vi en el de la derecha dos brazos. Cerré tras de mí.
-Pensé que la Thalie que conocía no solía ir al teatro.

por Invitado Dom Jun 13, 2010 11:04 am

Me dí vuelta al escuchar una voz tan, tan conocida por mí, y no me sorprendí de ver a Joseph.
Ah, sí, Joseph Arsène. Tal vez no sea de la realeza, pero era clase alta, y siempre me había preguntado cómo lo era. Claro que nunca había obtenido respuesta. Joseph, mi atractivo amigo, un gran amigo.
-La Thalie que conoces, no va al teatro, pero Nathalie, por desgracia, sí. Su majestad, la reina de Londres, me pidió ''humildemente'' que venga a ver esta... cosa.- respondí, recorriendo el lugar con la mirada, paras luego volver a posarla sobre el chico. -Entiendo que te guste esto, no del todo, pero lo entiendo, así que algún día tendrás que ayudarme a apreciarlo, Joe.- princesa o no, yo tenía apodos para todo el mundo. Y Joe, era el nombre de mi amigo, recortado un poco.
Sonreí, encantadora.

por Invitado Dom Jun 13, 2010 11:20 am

Me reí al escuchar a mi amiga despotricar contra su familia. Caminé con aires de cansancio hacia el sillón libre pero antes de llegar a él cambié mi rumbo y me coloqué detrás del sillón anclado al suelo que estaba ocupando Thali. Alcé mi cabeza por encima del respaldo y observé su sien hasta que ésta se ladeó hacia atrás y me miró. Sonreí y me separé, yendo hacia el sillón libre y sentándome en el reposabrazos. La tela que lo cubría hacía que mi trasero sintiese una comodidad que no me acababa de agradar. Esos sillones costaban demasiado y se podían usar para obras más benéficas que la de acomodar brazos rechonchos de ricachones.
-Bueno, entonces lo mejor es que veas la obra o te duermas en esta butaca tan confortable. Luego simplemente podrías decir a Nathalie que la obra fue, para tu sorpresa, un tremendo apogeo de actuaciones perfectas y creibles. Seguro que la encandilas.

Reí entre dientes y me senté en la butaca a la vez que las luces de la sala entera se fundían en un negro abismal. El telón empezó a correrse y los pequeños focos que se encontraban junto al escenario se encendieron, iluminando el teatro. En el centro del escenario una mujer enmascarada se puso a bailar como si estuviese sintiendo combulsiones. Era hora de mantener conversaciones en voz baja.
-Y dime, ¿cómo te encuentras hoy? Obviando, supongo, el mal carácter que te dará venir a un sitio obligada.

Susurré inclinándome hacia la butaca de Thalie.

por Invitado Dom Jun 13, 2010 12:14 pm

Reí suavemente ante las opciones que me dió, y negué con la cabeza, lentamente. -¿Y perderme la fantastica compañía que poseo en este momento? Eso seria una total falta de respeto, monsieur Arsène.- musité, en un susurro, inclinándome un poco hacia él, para escucharlo un poco mejor.
Escuché las suposiciones ofrecidas por mi amigo, y pensé unos segundos antes de responder. -No, no tengo mal caracter. Si lo tuviera, problablemente estaría con el ceño fruncido y pensando qué hacer para poder retirarme lo más rápido posible, o algo peor. Hoy estoy muy... tranquila, estoy sorprendida de mí misma en estos momentos. Antes de venir a París, mis pensamientos eran que, si tenía suerte y usaba un poco de mi rebeldía, me devolverían a Londres a la semana. Pero al parecer, no fué así, puesto que llevo más de un mes aquí...- era un poco más una reflexión mía, pero me gusta compartir mis pensamientos. Y sé que Joseph puede comprender, por algo era mi amigo. -¿Y tú, qué tal tu día? Además de encantado, supongo, por la ''magnífica'' obra que estás mirando.- no dije ''estamos mirando'', porque yo no la miraba. Estaba ocupada, en otras cosas más importantes. Como por ejemplo, mirar a mi compañero de palco.

por Invitado Dom Jun 13, 2010 12:48 pm

Me reí al escucharla, pero suavemente, y con una risa un tanto avergonzada. Esos halagos no me agradaban demasiado. Era demasiado humilde para aceptarlos y odiaba sentir mi ego crecer en mi interior. No merecía ese cariño sin motivos que lo fundamentasen. Sólo era una persona... bueno, un alma más en un mundo cualquiera. Simplemente se me daba bien escuchar y a Thalie éso le gustaba.
-Deberías saber que la rebeldía sólo hará que tus padres respondan con más rebeldía. Desean ponerte firme y para ello harán todo lo necesario. Yo de ti me limitaría a vivir la magnífica vida parisina. En el fondo, no está tan mal. Además, una chica guapa y encima de la realeza puede aspirar a grandes logros en el futuro si sus padres la ven... como desean verte. Aunque en realidad no seas así -Señalé la obra con la mano abierta. -. En la obra las actrices interpretan papeles falsos. Interpreta para tu familia, gánate su confianza, y luego cuando no te vean sé rebelde sin causa. Creeme, te ayudará.

Me encogí de hombros y me recosté en el butacón. Miré de reojo a Tha, no sabía si se tomaría en serio mi consejo, si simplemente sopesaría lo que hacer y mis palabras quedarían en un segundo plano que la ayudarían a tomar una decisión o me ignoraría por completo. Hiciese lo que hiciese, deseaba que escogiese el buen camino. Thalie era una chica maravillosa que sabía que en el futuro podría tener el mundo en su mano. O por lo menos Londres.
Ladeé la cabeza al escucharla e hice una mueca. La verdad es que la obra no era tan interesante. Era algo trillado para la época. Unas interpretaciones un tanto pasables y una escenografía que rozaba el aprobado alto. Me giré para mirar a mi compañera, la cual mostraba más belleza que la obra teatral misma.
-Pues la verdad es que no disfruto demasiado. No es de mis mejores obras ni la que mejor interpretada está. Pero bueno, sólo por la compañía me quedaré. Si no os molesta, claro.

La devolví el cumplido a la vez que agarraba su mano y besaba el dorso de ésta, con suavidad, con una sonrisa divertida. Compartíamos amistad pero siempre me hacía gracia tratar a la gente como totales desconocidos o como gente con la que sólo había compartido unos saludos. Dejé libre su mano y me acomodé para mirarla sin que se me clavase el reposabrazos en las costillas.

por Invitado Dom Jun 13, 2010 1:15 pm

Escuché lo que decía. Había mucha razón allí, pero a la vez se equivocaba. Yo no podía actuar, no era lo mío, no lo veía como una forma de vida: porque así sería para mí, una forma de vida. Vivir de las apariencias. ¿Que no había un dicho que decía: ''las apariencias engañan''? Yo era muy partidiaria de ello, y tenía más que en claro que era cierto. -Difiero en ése punto de vista, Joe. Pienso que el actuar, para mí, sería una forma de vida. Debería lidiar día a día con alguien que no existe. ¿Y qué pasaría si un día el personaje, la apariencia, gana, y se vuelve la realidad? ¿Qué pasaría si ''Nathalie'' ganara, y ''Thalie'' fuera la apariencia? Mi rebeldía, mi forma de ser, es lo que... más valoro de mí. El saber que soy diferente, que sé que nadie será como yo, por miedo. Yo no tengo miedo, o sí, pero a cosas vanas que no tienen porqué dármelo. El problema está, en que sus altezas, los reyes de Inglaterra, no son capaces de lidiar con su hija de dieciocho años. No tienen el valor suficiente como para darme un alto, como para enfrentarme, como para amenazarme. Y yo tengo muy en claro, que en el fondo, ellos deseaban llevarme al extranjero, por el simple hecho de que nunca necesitaron de mí. Ellos ya tenían a Gaspard, y aparecí yo para interferir y arruinar todo. Por ése motivo, jamás me gustaron las obras de teatro: porque las personas son otras, son apariencias. Y yo no quiero ser una apariencia, no son mis deseos.- le respondí, sin quitar mi vista de sus ojos.
Tomaba en cuenta, muy en cuenta, los consejos de mis amigos, pero siempre mi punto de vista iba primero que nada. Pero de cualquier forma, me agradaba que él compartiera el suyo conmigo. Me hacía sentir algo que no era: especial.
Escuché lo que dijo, y se me escapó una sonrisa divertida al ver como dejaba un beso en el dorso de mi mano.
-Claro que no me molesta, monsieur, su co pañía resulta de lo más placentera, como bien dije antes.- ugh, ése tono formal que usaba cuando hablaba con gente ''importante''. Era mi tono de voz, el más odiado que tenía...

por Invitado Dom Jun 13, 2010 2:32 pm

Escuché todo el discurso de Thalie. Sus palabras me dejaron algo aplacado, no sabía que sentía esas cosas y escucharlas de sus labios me hacían sentir mal. Hice una mueca, bajé el rostro y acaricié el terciopelo con el que adornaba el reposabrazos. Pero no dejé que la pena me consumiera. Ya había demasiada pena en mí como para dejarme abasallar. Alcé el rostro con media sonrisa y alargué mi brazo para agarrar su mano.
-Por muchas actuaciones que hagas, yo sé que Tahlie siempre será Thalie y nunca Nathalie. Sé que nunca podría hacer desaparecer esa esencia rebelde ningún traje de fiesta, joyas o riquezas. Tú eres especial, Thalie, eres más que especial. Y no debes dejar que una idea como la de perder tu identidad por el mero hecho de vencer la autoridad de tus padres. Ésa actuación es la más notoria aparición de Thalie. Esa rebeldía que te llega incluso a crear a tu "yo de la realeza" para seguir siendo como eres con la gente que te importa. Para mí, Nathalie es la actuación de Thalie frente a sus padres para demostrar que su rebeldía siempre dará que hablar.

Sonreí de lado y me alcé de la silla, levantándome, para inclinarme y besar la punta de su nariz con ternura, como solía hacer con mi hermana cuando se hacía alguna herida y yo se la curaba y la besaba para que no llorase y la hermosa sonrisa que tenía adornase sus labios. Me separé de su nariz, solté su mano, y aparté un mechón de cabello de su rostro, sin borrar mi sonrisa, dándole la espalda a la obra y a los aplausos al terminar el Primer Acto.
Me acuclillé frente a Tha, ahora sin sonrisa, pero con una mirada dulce.
-Ahora, si quieres, pedimos vino y bebemos para emborracharnos y que ésta mierda se pase antes.

Dije refiriéndome a la obra, con un tono jocoso.

por Invitado Dom Jun 13, 2010 2:49 pm

Me sentí mal al ver su expresión consternada. Y era entendible, nunca le había dicho lo que le dije a él a nadie, porque nunca lo ví necesario, ni nunca encontrá la oportunidad de decírselo a alguien de confianza.
Escuché atentamente lo que dijo, acerca de mi discurso. Y largué una sonrisa al sentir su beso en la punta de mi nariz. -Sabias palabras, querido, sabias palabras. Y no te preocupes, en ningún momento se me cruzó por la cabeza dejar de ser rebelde. Ni muerta lo haría.- levanté la barbilla, con expresión decidida, y lo miré sin perder la sonrisa.
Agaché un poco mi tronco, para llegar a estar un poco más arriba de Joseph, cuando ví que se agachó frente a mí. Escuché su proposición, la de pedir vino y emborracharnos, y mi sonrisa se ansanchó. -Una oferta que no podría rechazar, monsieur Arsène, ... y más para molestar a mis padres.- agregué lo último en un susurro, y puse cara de inocente.

por Invitado Dom Jun 13, 2010 3:00 pm

Me alcé y caminé hacia la puerta, hacia una pequeña estantería de vino. Me agradaban estos detalles en los palcos. Algunos más lujosos y espaciosos poseían mesitas con pastas de té y otros aperitivos salados. Pero ahora no me apetecía tomar nada de éso.
Agarré por el cuello una botella, leyendo su etiqueda. Era de barrica, dejándolo reposar durante tres años. Lo descorché y absorví los aromas de ese vino frutal con toques otoñales a canela. Eché el contenido en las copas con suavidad y perfección de un somelier experimentado.
-También podría dejarte embarazada. Eso seguro que les dolería en el alma. Su dulce hija mancillada por un cualquiera.

Me reí entre dientes mientras me daba la vuelta. Sabía perfectamente que mi naturaleza vampírica no me permitía procrear, cosa que me mataba por dentro. Pero en parte me agradaba ya que no deseaba crear más seres como yo. Aunque era inevitable. Por suerte Thalie no sabía nada de mi naturaleza y podía usar esa baza para bromear.
La tendí la copa de vino cuando pasé por su lado. En mi otra mano portaba mi copa y la botella colgando del cuello. Me senté y dejé en el suelo la botella. Mi copa de fino cristal brilló al chocar con la luz. Me giré hacia mi acompañante y alcé la copa, para brinar.
-Por el vino, licor divino que nos hace pasar los ratos más angustiosos de nuestra vida.

Incliné mi copa hacia Tha, para chocarlas y brindar.

por Invitado Dom Jun 13, 2010 3:18 pm

Reí, con cierto toque de nerviosismo, cuando dijo lo de dejarme embarazada. En verdad, ni siquiera se me había ocurrido eso, y muchas cosas habían pasado por mi cabeza para disgustar a mis padres. Pero, ¿quedar embarazada? No, eso era... demasiado. Nunca se me habría ocurrido tal cosa, por el simple hecho de que si algún día llegaba a procrear, deseaba que sea por amor, no para molestar a los reyes de Inglaterra. Sin contar, claro, mi virginidad, un secreto tan guardado que nisiquiera mi mejor amiga, Reneé, tenía conocimiento.
-No le haría eso a nadie, no dejaría que una criatura tan indefensa, como seria un hijo, naciera en mi familia. ¿Sabes lo que le pasaría si quedo embarazada sin casarme? ¿Y lo que te pasaría a tí? Oh, no, no pienso ni imarginármelo... Y tú no eres un cualquiera, Joe.- le dediqué una mirada dulce, no tomaría este tema con demasiada importancia, por lo menos no la mostraría.
Recibí mi copa, la acerqué un poco a mi nariz y olí el líquido que había dento. Ah, delicioso. Miré a Joseph, y a su copa tendida, y escuché la razón del brindis. -Y para terminar tan borrachos que olvidemos nuestros nombres... bueno, no tanto, tengo que volver a casa luego.- recordé, con una sonrisita divertida.
Choqué con delicadeza mi copa contra la suya, y brindamos.

por Invitado Dom Jun 13, 2010 3:43 pm

Escuché sus palabras mientras esperaba el brindis. La verdad es que era cierto. Si Thalie se quedaba embarazada de un hombre que no era su marido, si Thalie, tan jóven y hermosa, entraba en cinta por una noche de pasión, sus padres podrían incluso matarme a mí -si tuviese la posibilidad de procrear- y a Thalie tal vez la obligasen a abortar de alguna manera. Un vástago no deseado en una familia real era como una rata en una casa: nunca era bien recibida aunque trajesen dicha a la familia.
Suspiré y me encogí de hombros. La verdad es que el tema no me preocupaba por mi obvia condición así que reí mientras chocaba las copas de vino.
-Y esperemos que dicho alcohol no nos haga cometer locuras.

Sus primeras locuras, pensé. Ya que el aroma de su cuerpo me describía que jamás había acariciado la piel desnuda de un hombre ni había experimentado los placeres del acto carnal. Aún así, si ella no decía nada era por algún motivo así que me limité a sonreír mientras bebía el primer sorbo de ese vino tan afrutado que dejaba un regusto en mi garganta. Un sabor semejante al de la uva mezclada con algo de canela y menta. Bebí otro sorbo y analicé los sabores. Sí. Uva con canela y menta era el regusto de mi garganta. Era muy agradable. Pero ese vino no era para catar, sino para beber, así que me terminé la copa de un trago y la dejé sobre el muro de medio metro que se encontraba delante de nosotros, con una pequeña baranda de metal forjado.
-Yo puedo llevarte a tu casa. El carruaje me espera fuera y el cochero es muy obediente. Mientras sepas decir tu dirección él te llevará.

Murmuré riéndome entre dientes. Al, mi cochero, era un esclavo negro que había contratado en África. Más que esclavo era un amigo y conocía mi secreto y era un estupendo confesor. Él me guardaba el secreto y yo le daba a su familia -alojada en una caseta en mi jardín- todos los lujos que deseaban.

por Invitado Dom Jun 13, 2010 4:11 pm

Reí, luego de escuchar lo que dijo. Negué con la cabeza. -No creo que pase nada, muchas veces tomé de más y nunca hice algo que no quiera. En el fondo, siempre estoy consiente... creo.- no es que él no fuera atractivo, sí lo era, y mucho, pero entendía lo complejo que era el cuerpo humano femenino, y todas sus partes, y más aún el mío. Y sabía que, si hoy tuviese que perder mi virginidad, sería con mi mejor amiga: él. Pero no quería probar tener relaciones sexuales aún, no sentía que fueran realmente... para mí. Sentía que yo necesitaba algo más, que en las relaciones sexuales alguien me demuestre cuanto me ama, y yo demostrárselo a ésa otra persona. Claro, claro, demasiado sentimental para alguien como yo, pero así lo veía.
Tomé un sorbo largo del delicioso vino, dejando que el líquido bajara suavemente por mi garganta, en un roce refrescante y dulce. Seguramente, se debía a la menta y a la canela que la bebida poseía, y la hacía más apetitosa.
-Estaría encantada, pero si olvido mi nombre, dudo que recuerde mi dirección.- bromeé, con una sonrisa encantadora, y dándole otro sorbo, esta vez más corto, al vino.

por Invitado Dom Jun 13, 2010 6:50 pm

Me reí al escucharla, como ella. A mí el vino no me afectaba demasiado. Sólo una vez me emborraché y necesité cerca de siete botellas enteras de vino y media de abscenta. Y, aún así, podía mantenerme en pie. Simplemente mi habla se vio truncada. Jamás me había desmayado por el alcohol y jamás cometí ninguna locura por culpa de éste. Pero debía mantener mis formas humanas en alza. Un humano que bebe una botella de vino siente próximo el chispazo del alcoholismo y poco le quedaría para emborracharse, así que debía beber tranquilo, sin prisas, y no más de una botella.
En ocasiones deseaba decirle a Nathalie que era un vampiro para que todo fuese más sencillo pero ella me vería como el mismísimo diablo por asesinar personas por mucho que yo dijese que no lo hacía. No me vería como siempre me ha visto. Pasaría a ser un simple conocido. Y no iba a permitirlo.

Escuché con atención sus palabras y solté una risa sorda que exhalé por la nariz. Agarré mi copa de vino y me serví otra. Dejé la botella entre ambos para que la agarrase quien desease tomar más. Le di un trago y noté como la menta había disminuido. Supuse que era porque había reposado en el fondo de la botella y ahora sólo dejaría un regusto agradable y fresco.
-Pues puedes decirme tu dirección ahora. A mí me cuesta emborracharme por lo que seguramente me acuerde de ella cuando nos vayamos.

Sonreí con elegancia y me crucé de piernas. Le di otro sorbo a la copa y miré de reojo la obra. Empezaba el Segundo Acto. Y la obra se conformaba de Doce Actos y un epílogo. Quedaba obra para rato y en el botellero todavía quedaban once botellas más.

por Invitado Lun Jun 14, 2010 3:34 pm

-¿Y qué si te digo que no me la sé?- lo miré con una cara de inocencia, tan, tan, pero tan típica en mí, que seguramente él ya se habría acostumbrado a ella.
Me sentí ligeramente avergonzada, pero no como para ruborizarme. Me había mudado hace un poco más de un mes a París, y aún no tenía muuuy en claro mi dirección, siempre utilizaba a mi cochero, o me iba yo sola, por lo que jamás tuve la necesidad de aprendérmela. Sin mencionar, que las calles eran demasiado parecidas. -Vivo en las afueras, mi ''hogar, dulce hogar'' se nota tres kilómetros antes de llegar a la entrada, aún estando borracha podría reconocerla.- le dije, tomando la botella que él había dejado, y sirviéndome un poco en la copa vacía.
La dejé en medio de nosotros, y bebí un sorbo pequeño del nuevo trago. Ahora la menta se sentía menos, y el alcohol estaba ''en cuerpo y alma'', dándole ligeras quemaduras a mi garganta. Aunque no me molestaba, yo me acostumbraba a aquello más rápido de lo que muchas personas...

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No me va esta... farsa. {Joseph}

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