AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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¿Nos descubrimos?
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¿Nos descubrimos?
El reloj de la entrada marcaban las ocho, campanada tras otra y con pereza se retocaba el cabello rubio, junto a la entrada, era la única que faltaba y supuestamente el carruaje ya tendría que haber partido hacia aquella maldita fiesta, hoy al menos no había que llevar máscara de aquella fiesta hace ya como dos semanas . Siempre tenían algo cuando no era un evento social era una fiesta y todos los presentes en aquella residencia sabían lo poco que le gustaba exhibirse ante la sociedad a aquella chica, no por vergüenza ni mucho menos, simplemente es que no le gustaban y así evitaba cosas mayores. La señora Lacroix junto con uno de los mayordomos la vigilaban, sabían lo que había sido capaz de hacer aquella última vez y para más colmo, había llegado empapada, para haber cogido una pulmonía o algo peor, por suerte no fue así...
Con aquel tacón daba golpecitos en el suelo como golpecitos con los nudillos en la puerta, estaba abierta y de fondo se podía oír las voces de las chicas de fondo, la mujer seguía allí junto a la entrada esperándola pero ella no parecía tener prisa, se acomodó bien los largos guantes que le llegaban un poco más del codo y su vestido como siempre daría de que hablar, era de palabra de honor y hacía un contraste perfecto con sus ojos azules, hoy que asistiría estaba claro que daría de que hablar y se haría notar ¿no querían eso? Si no iba malo y si iba también, rió al ver que sus pequeños tocados con algunos brillantes lucían a los lados de aquella cabellera rubia ondulada, nada de recogidos, parecía una cascada sin fin que caía haciendo pequeños bucles al final, se podía decir que ni se había molestado en pensar durante un día entero que peinado llevar como esas insoportables , le habían dado la noche con eso y que si este vestido o el otro... ella siempre tenía opciones, terminaba retocando ella misma los vestidos que le mandaba su madre y la señora Lacroix como la tenía tan consentida no decía nada, siempre que no se le viese nada...digamos que este vestido era recatado para ser ella, no se le veía nada indebido aquel chal transparente cubría sus hombros por lo que hoy sí que brillaba con luz propia.
Se colocó bien el chal acariciándose segundos después aquella pedrería de la cintura, no iba a hacer esperar más a aquella mujer quién en cuestión de segundos parecía que realmente iba a ladrar.
-Bryanna por favor, vamos... ¿es que siempre tienes que hacer de las tuyas? Ya deberíamos estar a mitad del camino, ni pienses que hoy te escapas, me lo prometiste, era tu precio por haberte escapado de la otra, y ya es hora de que tu madre sepa que al menos asistes a una fiesta ¿es que te cuesta tanto?-se oyó un resoplido y acto seguido se alzó el vestido con ambas manos para rápidamente abandonar la estancia, buscó con la mirada su carruaje y entró sin mediar palabra, ¡repámpanos y todo lo malo! Hoy a fastidiarse tocaba, ya tenía hecho el plan en su cabeza, entraría con todas pero en último lugar, no repararían en ella y se escaquearía a un rincón a beber, le había prometido a la señora Lacroix no hacer nada malo y casi siempre lo cumplía, no quiere decir que luego hiciese alguna cosilla por ahí.
No sabía ni donde iban, pues a un baile como siempre...esos ricos no tenían otra cosa que hacer por la noche que fiestas hasta el amanecer y de paso exponer como si fuesen complementos a las chicas, las cuales no podían estar más eufóricas, ella sin embargo pasó de todo, se apoyó en el borde de la ventana y se recreó en el paisaje.
Tardaron como unos veinte minutos cuando el carruaje se detuvió, esperó a que todas saliesen y ella la última, ver a todas aquellas jovencitas tan elegantes le causaba no solo naúseas si no pena, pero ellas sabrían, por lo pronto se había prometido ir pero también emborracharse, pillarse un buen punto y así hacerlo todo más fácil, que fuese a la fiesta no quería decir que no bebiese. Fueron anunciadas una por una e incluso se agachó para que nadie la buscase, aunque oyó como siempre aquellos descarados comentarios hacia su persona, comentarios que se esparcieron por toda la sala llegando a oídos de casi todos los presentes entre ellos... “Mirad que vestido lleva, que descarada..” “Por fin se hace aparecer” y demás...antes de desaparecer rió por lo bajo mirando a todas aquellas mujeres que la miraban con envidia, como los hombres con deseo...aquella belleza envidiable como aquella forma de ser era más que insultante, una se atrevió a decirle descarada en la cara al ver como guiñaba a su hijo el ojo, era más joven que ella pero era atractivo todo lo contrario que su madre... Bryanna se encogió de hombros robando un par de copas como si fuesen para alguien.
-Señora, como se nota que no se la beneficia su marido todas las noches, necesita eso.. ¿no crees? -le dio la copa al chico que la tomó encantado pero ella siguió su camino hacia fuera, a ninguna parte, solo quería beber tranquila y desde el balcón ver el baile. Observó a los presentes desde su punto de vista mientras se llevaba la copa a los labios, tras aquella cortina pasaba totalmente desapercibida, que horror por eso no quería ir a las fiestas entre babosos y babosas, suspiró pero sus ojos azules se clavaron en una figura entre tantos seres... ¿qué diablos? Se echó a reír escondiéndose más, curiosa coincidencia ¿no era que hablaba de eso? Entrecerró los ojo quedando de lado para ver donde se dirigía...
Con aquel tacón daba golpecitos en el suelo como golpecitos con los nudillos en la puerta, estaba abierta y de fondo se podía oír las voces de las chicas de fondo, la mujer seguía allí junto a la entrada esperándola pero ella no parecía tener prisa, se acomodó bien los largos guantes que le llegaban un poco más del codo y su vestido como siempre daría de que hablar, era de palabra de honor y hacía un contraste perfecto con sus ojos azules, hoy que asistiría estaba claro que daría de que hablar y se haría notar ¿no querían eso? Si no iba malo y si iba también, rió al ver que sus pequeños tocados con algunos brillantes lucían a los lados de aquella cabellera rubia ondulada, nada de recogidos, parecía una cascada sin fin que caía haciendo pequeños bucles al final, se podía decir que ni se había molestado en pensar durante un día entero que peinado llevar como esas insoportables , le habían dado la noche con eso y que si este vestido o el otro... ella siempre tenía opciones, terminaba retocando ella misma los vestidos que le mandaba su madre y la señora Lacroix como la tenía tan consentida no decía nada, siempre que no se le viese nada...digamos que este vestido era recatado para ser ella, no se le veía nada indebido aquel chal transparente cubría sus hombros por lo que hoy sí que brillaba con luz propia.
Se colocó bien el chal acariciándose segundos después aquella pedrería de la cintura, no iba a hacer esperar más a aquella mujer quién en cuestión de segundos parecía que realmente iba a ladrar.
-Bryanna por favor, vamos... ¿es que siempre tienes que hacer de las tuyas? Ya deberíamos estar a mitad del camino, ni pienses que hoy te escapas, me lo prometiste, era tu precio por haberte escapado de la otra, y ya es hora de que tu madre sepa que al menos asistes a una fiesta ¿es que te cuesta tanto?-se oyó un resoplido y acto seguido se alzó el vestido con ambas manos para rápidamente abandonar la estancia, buscó con la mirada su carruaje y entró sin mediar palabra, ¡repámpanos y todo lo malo! Hoy a fastidiarse tocaba, ya tenía hecho el plan en su cabeza, entraría con todas pero en último lugar, no repararían en ella y se escaquearía a un rincón a beber, le había prometido a la señora Lacroix no hacer nada malo y casi siempre lo cumplía, no quiere decir que luego hiciese alguna cosilla por ahí.
No sabía ni donde iban, pues a un baile como siempre...esos ricos no tenían otra cosa que hacer por la noche que fiestas hasta el amanecer y de paso exponer como si fuesen complementos a las chicas, las cuales no podían estar más eufóricas, ella sin embargo pasó de todo, se apoyó en el borde de la ventana y se recreó en el paisaje.
Tardaron como unos veinte minutos cuando el carruaje se detuvió, esperó a que todas saliesen y ella la última, ver a todas aquellas jovencitas tan elegantes le causaba no solo naúseas si no pena, pero ellas sabrían, por lo pronto se había prometido ir pero también emborracharse, pillarse un buen punto y así hacerlo todo más fácil, que fuese a la fiesta no quería decir que no bebiese. Fueron anunciadas una por una e incluso se agachó para que nadie la buscase, aunque oyó como siempre aquellos descarados comentarios hacia su persona, comentarios que se esparcieron por toda la sala llegando a oídos de casi todos los presentes entre ellos... “Mirad que vestido lleva, que descarada..” “Por fin se hace aparecer” y demás...antes de desaparecer rió por lo bajo mirando a todas aquellas mujeres que la miraban con envidia, como los hombres con deseo...aquella belleza envidiable como aquella forma de ser era más que insultante, una se atrevió a decirle descarada en la cara al ver como guiñaba a su hijo el ojo, era más joven que ella pero era atractivo todo lo contrario que su madre... Bryanna se encogió de hombros robando un par de copas como si fuesen para alguien.
-Señora, como se nota que no se la beneficia su marido todas las noches, necesita eso.. ¿no crees? -le dio la copa al chico que la tomó encantado pero ella siguió su camino hacia fuera, a ninguna parte, solo quería beber tranquila y desde el balcón ver el baile. Observó a los presentes desde su punto de vista mientras se llevaba la copa a los labios, tras aquella cortina pasaba totalmente desapercibida, que horror por eso no quería ir a las fiestas entre babosos y babosas, suspiró pero sus ojos azules se clavaron en una figura entre tantos seres... ¿qué diablos? Se echó a reír escondiéndose más, curiosa coincidencia ¿no era que hablaba de eso? Entrecerró los ojo quedando de lado para ver donde se dirigía...
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Abbey Appleby- Cazador Clase Alta
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Fecha de inscripción : 23/03/2011
Localización : París-Londres
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Re: ¿Nos descubrimos?
Esa noche parecía que iba a ser muy diferente a todas las anteriores y es que no podría convertirse en esa persona que tanto le gustaba, en ese hombre libre que no tenía cadena alguna que le retuviese a la vida que tenía por el día. Tendría que volver a ser aquel tipo que durante las horas de sol tenía que encargarse de ser una persona responsable sobre todas las demás, alguien que a su corta edad aún era capaz de llevar a cabo todos los planes tal y como estaban pensados para sus fábricas. Y como no tenía suficiente, de nuevo su abuelo había intentado meter mano en todo ese tema con algo que no le gustaba en absoluto: el matrimonio.
Desde hacía unos cuantos meses el hombre no hacía más que intentar convencer a Adonis de que iba siendo hora de ser acompañado por una mujer, una que le hiciese tan feliz como su abuela le había hecho a él. Lo que ese hombre no entendía en absoluto era que… Adonis ya era feliz con todo lo que hacía. No necesitaba compromiso, no quería compromiso… Era una persona autosuficiente que sabía disfrutar de los placeres de la vida, alguien que sabía perfectamente qué era lo que quería, lo que deseaba y por supuesto lo tenía. ¿Por qué iba a pararse a pensar en lo que podía estar bien o mal para la sociedad cuando él se encontraba bien? No le importaban los rumores de que era un mujeriego en absoluto, es más, tan solo le daban más fama y eso era terriblemente bueno para él.
Por otro lado, si algo detestaba el griego era ir a ese tipo de fiestas donde todas las madres llevaban a sus pequeñas niñas para que éstas se luciesen y encontrasen un buen marido. La mitad de ellas no valían la pena y la que no era de su estilo simplemente era tonta hasta decir basta. Eso unido al hecho de que él no quería una pretendienta… ni una ni miles, hacía que la cosa se complicase mucho más. Estaba harto de ir a ese tipo de fiestas y de siempre ser el centro de atención. Todas las madres parecían querer tener un yerno como él cuando en verdad sabía que sus pensamientos no eran otros más que “si tuviese algunos años menos…”. Suspiró a la vez que se ponía el traje que le habían ‘obligado’ a ponerse esa noche. Se suponía que tenía que ir elegante como el que más y es que era una promesa que había hecho a su abuelo. ¿En qué hora? Odiaba la promesa aquella pero como siempre, le había forzado a hacerlo… y al hombre no le quedaba mucho tiempo de vida, así que tendría que darse prisa, toda la del mundo.
En primer lugar se puso una camisa blanca y un pantalón… odiaba lo que iba a venir ahora y es que era una de esas fiestas de la alta sociedad por lo que con eso y una chaqueta no bastaba, no… Tenía que ponerse un chaleco de ni más ni menos que seda con algunos bordados, una corbata del mismo estilo y la chaqueta, todo de color negro… Suspiró mirándose al espejo y colocándose bien las mangas de la camisa con las de la chaqueta. A quien le dijesen que iba a estar rodeado de mujeres y que no le gustaba, no se lo creería. Por supuesto, a Adonis le encantaban las mujeres, pero para divertirse, no para comprometerse. Y esas fiestas… no eran más que una excusa para liar al primer idiota que quisiese algo con alguna de las hijas de los anfitriones.
- Me marcho ya, abuelo… - murmuró entrando en la habitación del hombre, quien estaba tumbado en la cama y le hizo un gesto para que se acercase. Adonis suspiró e hizo lo que le había pedido, yendo hasta al lado de su cama, donde el hombre le miró de arriba abajo, asintiendo después con la cabeza
- Sabes que esto es lo mejor para ti, Adonis… Tienes que cumplir la promesa que me hiciste y no queda mucho tiempo. Ve y diviértete… pórtate bien, anda… - murmuró aquel anciano canoso antes de recibir una reverencia por parte del chico griego, quien salió de la habitación y cerró la puerta con cuidado, llevándose después una mano a la frente y echándose el cabello hacia atrás. Resopló y bajó hacia la puerta de entrada, donde le esperaba un carruaje para ir directo a aquella fiesta.
Tras unos 10 minutos de recorrido, bajó del vehículo y miró de reojo el lugar. Como siempre la zona más lujosa de todo París, la casa engalanada hasta decir basta. Y pensar que podría estar divirtiéndose en un lugar totalmente diferente a ese y sin embargo… ahí estaba, cumpliendo con su propósito de encontrar a una mujer. Por supuesto, en cuanto entró en la fiesta y le anunciaron, la vista de todas las mujeres se posó en él y los cuchicheos comenzaron a hacerse presente. La mayoría de ellas sabían que a Adonis le gustaban demasiado las mujeres, pero también pensaban que sería fácil meterle en cintura o la suerte que tendrían esas que habían podido probar aquel cuerpo de pecado. Comenzó a caminar por la fiesta, tomando una copa que entregaba uno de los camareros y viendo como de inmediato un grupo de mujeres y sus hijas iban hacia él…
Lo mismo de siempre, ¿qué te parece mi hija? ¿no has encontrado aún una prometida? ¿cuánto más vas a hacernos esperar…? Muy amablemente contestó a todas y cada una de las preguntas de esas mujeres, con la mayor educación posible y en cuanto pudo se escaqueó un poco de la fiesta. El único lugar donde había más paz era el balcón así que fue derecho a ese lugar, aunque pronto se dio cuenta de que no estaba solo, sino que una rubia estaba también en ese lugar… ¿escaqueándose también? Quién sabe…
- Buenas noches… espero no le importe que me quede por aquí. Creo que no soporto más tiempo esa fiesta - murmuró a la vez que apoyaba sus manos en la barandilla y miraba hacia el exterior… ahí era libre, ¿y si saltaba y se iba al burdel? Chasqueó la lengua algo molesto y simplemente actuó como hacía siempre. Debía tener esa educación ahí dentro y por supuesto no era como los babosos que iban a buscar pretendienta. Cierto que era lo que debía hacer pero no le perdían las mujeres ni mucho menos… En ese momento no podía tener ojos para ninguna… No por compromiso.
Desde hacía unos cuantos meses el hombre no hacía más que intentar convencer a Adonis de que iba siendo hora de ser acompañado por una mujer, una que le hiciese tan feliz como su abuela le había hecho a él. Lo que ese hombre no entendía en absoluto era que… Adonis ya era feliz con todo lo que hacía. No necesitaba compromiso, no quería compromiso… Era una persona autosuficiente que sabía disfrutar de los placeres de la vida, alguien que sabía perfectamente qué era lo que quería, lo que deseaba y por supuesto lo tenía. ¿Por qué iba a pararse a pensar en lo que podía estar bien o mal para la sociedad cuando él se encontraba bien? No le importaban los rumores de que era un mujeriego en absoluto, es más, tan solo le daban más fama y eso era terriblemente bueno para él.
Por otro lado, si algo detestaba el griego era ir a ese tipo de fiestas donde todas las madres llevaban a sus pequeñas niñas para que éstas se luciesen y encontrasen un buen marido. La mitad de ellas no valían la pena y la que no era de su estilo simplemente era tonta hasta decir basta. Eso unido al hecho de que él no quería una pretendienta… ni una ni miles, hacía que la cosa se complicase mucho más. Estaba harto de ir a ese tipo de fiestas y de siempre ser el centro de atención. Todas las madres parecían querer tener un yerno como él cuando en verdad sabía que sus pensamientos no eran otros más que “si tuviese algunos años menos…”. Suspiró a la vez que se ponía el traje que le habían ‘obligado’ a ponerse esa noche. Se suponía que tenía que ir elegante como el que más y es que era una promesa que había hecho a su abuelo. ¿En qué hora? Odiaba la promesa aquella pero como siempre, le había forzado a hacerlo… y al hombre no le quedaba mucho tiempo de vida, así que tendría que darse prisa, toda la del mundo.
En primer lugar se puso una camisa blanca y un pantalón… odiaba lo que iba a venir ahora y es que era una de esas fiestas de la alta sociedad por lo que con eso y una chaqueta no bastaba, no… Tenía que ponerse un chaleco de ni más ni menos que seda con algunos bordados, una corbata del mismo estilo y la chaqueta, todo de color negro… Suspiró mirándose al espejo y colocándose bien las mangas de la camisa con las de la chaqueta. A quien le dijesen que iba a estar rodeado de mujeres y que no le gustaba, no se lo creería. Por supuesto, a Adonis le encantaban las mujeres, pero para divertirse, no para comprometerse. Y esas fiestas… no eran más que una excusa para liar al primer idiota que quisiese algo con alguna de las hijas de los anfitriones.
- Me marcho ya, abuelo… - murmuró entrando en la habitación del hombre, quien estaba tumbado en la cama y le hizo un gesto para que se acercase. Adonis suspiró e hizo lo que le había pedido, yendo hasta al lado de su cama, donde el hombre le miró de arriba abajo, asintiendo después con la cabeza
- Sabes que esto es lo mejor para ti, Adonis… Tienes que cumplir la promesa que me hiciste y no queda mucho tiempo. Ve y diviértete… pórtate bien, anda… - murmuró aquel anciano canoso antes de recibir una reverencia por parte del chico griego, quien salió de la habitación y cerró la puerta con cuidado, llevándose después una mano a la frente y echándose el cabello hacia atrás. Resopló y bajó hacia la puerta de entrada, donde le esperaba un carruaje para ir directo a aquella fiesta.
Tras unos 10 minutos de recorrido, bajó del vehículo y miró de reojo el lugar. Como siempre la zona más lujosa de todo París, la casa engalanada hasta decir basta. Y pensar que podría estar divirtiéndose en un lugar totalmente diferente a ese y sin embargo… ahí estaba, cumpliendo con su propósito de encontrar a una mujer. Por supuesto, en cuanto entró en la fiesta y le anunciaron, la vista de todas las mujeres se posó en él y los cuchicheos comenzaron a hacerse presente. La mayoría de ellas sabían que a Adonis le gustaban demasiado las mujeres, pero también pensaban que sería fácil meterle en cintura o la suerte que tendrían esas que habían podido probar aquel cuerpo de pecado. Comenzó a caminar por la fiesta, tomando una copa que entregaba uno de los camareros y viendo como de inmediato un grupo de mujeres y sus hijas iban hacia él…
Lo mismo de siempre, ¿qué te parece mi hija? ¿no has encontrado aún una prometida? ¿cuánto más vas a hacernos esperar…? Muy amablemente contestó a todas y cada una de las preguntas de esas mujeres, con la mayor educación posible y en cuanto pudo se escaqueó un poco de la fiesta. El único lugar donde había más paz era el balcón así que fue derecho a ese lugar, aunque pronto se dio cuenta de que no estaba solo, sino que una rubia estaba también en ese lugar… ¿escaqueándose también? Quién sabe…
- Buenas noches… espero no le importe que me quede por aquí. Creo que no soporto más tiempo esa fiesta - murmuró a la vez que apoyaba sus manos en la barandilla y miraba hacia el exterior… ahí era libre, ¿y si saltaba y se iba al burdel? Chasqueó la lengua algo molesto y simplemente actuó como hacía siempre. Debía tener esa educación ahí dentro y por supuesto no era como los babosos que iban a buscar pretendienta. Cierto que era lo que debía hacer pero no le perdían las mujeres ni mucho menos… En ese momento no podía tener ojos para ninguna… No por compromiso.
Adonis Komadina- Prostituta Clase Baja
- Mensajes : 66
Fecha de inscripción : 02/07/2011
Re: ¿Nos descubrimos?
Seguían y seguían anunciando, no conocía a casi nadie ¿a quién conocer? Si no iba nunca, suspiró pero algo le había llamado la atención, y era como al anunciar un nombre bastante poco común entre todo aquel gentío, se hizo casi silencio en el alborotado ambiente, algo así como ella cuando entraba pero ni por asomo, las jovencitas ponían esa cara de idiotas, si no de terror... enarcó una ceja mirando a aquel lugar y buscó el causante de todo aquello ¿quién se atrevía a hacerle sombra? Seguro que un hombre importante de esos que “todas sueñan tener alguna vez”. Que horror, en serio...eso era una pesadilla tras otra y en fin, el cuento de nunca acabar. Pero podía reconocer aquellos ojos azules entre miles, sí, eran los de ese descarado del callejón ¿pero en una fiesta de la alta sociedad y solo? Además era demasiado famoso, no era un cualquiera como él se había presentado, no entendía nada y tampoco quería entenderlo, conocía a muchos hombres así...los llamaba vividores y él era uno de ellos, negó con la cabeza finalmente y miró hacia el cielo, apenas la luna podía verse, estaba nublado pero no pareciese que fuese a llover.
Pero ya era hora de largarse de allí, le había prometido a aquella mujer que iría a la fiesta ¿no? Eso había hecho, había asistido ahora era hora de marcharse como hacía siempre... tomó el contenido de la copa y lo dejó en el suelo, miró a un lado y a otro, nadie. Perfecto. Cogió el vestido con ambas manos y se asomó por la barandilla de piedra de la casa, había una buena altura a considerar así que mejor que se lo pensase dos veces antes de hacerlo ¿qué hacer? No podía estar en aquel lugar por más tiempo, encima, encima...el maldito corsé la estaba llevando por el camino de la amargura y al intentar desabrocharlo un tanto, se había bajado el vestido por lo que ahora sí que sus pechos se veían un tanto, insinuando... pero nada en concreto a nadie, solo quería respirar ¿tan mal le había salido la jugada? Y aquel chal fuera, ya de por sí tenía calor, ¿quién le había mandado a ponerse tantos cachibaches juntos? Suspiró visiblemente cabreada, bueno... mirándolo por el lado positivo si caía de espaldas la hierba del jardín le salvaría de romperse nada y ya todo seguido hacia adelante, la libertad....
Una voz le hizo girar el rostro, giró el rostro y al ver de quién se trataba enarcó una ceja, así que... huyendo interesante, le recordaba a alguien... antes de hacer su salto triunfal y de ponerse el bonito vestido perdido, no pudo evitar el reírse...ver aquella forma de comportarse que tenía aquel jovencito, cualquiera le diría que era el mismo el que compartieron más de aquella lluvia de verano. Sus ojos azules se entrecerraron quedando de perfil ¿porqué huiría? Si era un mujeriego... a saber, pero le compadecía porque ella estaba en la misma situación.
Decidido, se agarraría del borde y se dejaría caer balenceándose un tanto... porque por la puerta principal no podía salir, estaba aquel agrio sirviente... como si no lo supiese ya... bien, era el momento, tomó el vestido para pasar coger impulso y sentarse en el borde... de momento , si alguien la viese así la tomaría por loca, eso de primeras pero si encima... la viesen con una pierda suspensa en el aire y la otra al otro lado con el vestido subido hasta las rodillas... a saber qué pensarían...estaba segura de saltar.
-A la de....¿diez? Sí que está alto pero siete vidas tiene un gato...y por algo, alguien me llama gatita -se relamió y empezó a contar, de fomas ascendente... solo que al llegar al dos una voz le hizo abrir los ojos de golpe y fruncir el ceño en el mismo instante que supuso que le había fastidiado el salto-¿Yo tampoco aguanto la fiesta, me largo... Bien, pues saltad y me cogeis después, os largais , me largo...todos contentos ¿os hace?estoy por quitarme el vestido aquí mismo, me aprieta... -intentó colar su mano hasta el cordón del vestido pero le fue prácticamente imposible. Que panorama, si desde luego a esta chica le pasaba lo que a nadie, lo que menos pensaría aquel joven era que se encontraría a una señorita y más en aquellas. Suspiró y claro, recordó que él no sabría quién era llevaba una máscara...así que antes de saber si se estampaba contra el suelo o no, sonrió bastante divertida.
-¿Porqué no la soportais? A todos les gusta, mirad sus caras de felicidad más a ellas porque esteis presentes, el sueño de todo hombre... pero sin embargo pareceis aterrados, mi idea es mejor que la que quedarse no os la niego...así que... vos vereis, yo me largo -Hizo ademán de saltar pero esperó su respuesta.
Pero ya era hora de largarse de allí, le había prometido a aquella mujer que iría a la fiesta ¿no? Eso había hecho, había asistido ahora era hora de marcharse como hacía siempre... tomó el contenido de la copa y lo dejó en el suelo, miró a un lado y a otro, nadie. Perfecto. Cogió el vestido con ambas manos y se asomó por la barandilla de piedra de la casa, había una buena altura a considerar así que mejor que se lo pensase dos veces antes de hacerlo ¿qué hacer? No podía estar en aquel lugar por más tiempo, encima, encima...el maldito corsé la estaba llevando por el camino de la amargura y al intentar desabrocharlo un tanto, se había bajado el vestido por lo que ahora sí que sus pechos se veían un tanto, insinuando... pero nada en concreto a nadie, solo quería respirar ¿tan mal le había salido la jugada? Y aquel chal fuera, ya de por sí tenía calor, ¿quién le había mandado a ponerse tantos cachibaches juntos? Suspiró visiblemente cabreada, bueno... mirándolo por el lado positivo si caía de espaldas la hierba del jardín le salvaría de romperse nada y ya todo seguido hacia adelante, la libertad....
Una voz le hizo girar el rostro, giró el rostro y al ver de quién se trataba enarcó una ceja, así que... huyendo interesante, le recordaba a alguien... antes de hacer su salto triunfal y de ponerse el bonito vestido perdido, no pudo evitar el reírse...ver aquella forma de comportarse que tenía aquel jovencito, cualquiera le diría que era el mismo el que compartieron más de aquella lluvia de verano. Sus ojos azules se entrecerraron quedando de perfil ¿porqué huiría? Si era un mujeriego... a saber, pero le compadecía porque ella estaba en la misma situación.
Decidido, se agarraría del borde y se dejaría caer balenceándose un tanto... porque por la puerta principal no podía salir, estaba aquel agrio sirviente... como si no lo supiese ya... bien, era el momento, tomó el vestido para pasar coger impulso y sentarse en el borde... de momento , si alguien la viese así la tomaría por loca, eso de primeras pero si encima... la viesen con una pierda suspensa en el aire y la otra al otro lado con el vestido subido hasta las rodillas... a saber qué pensarían...estaba segura de saltar.
-A la de....¿diez? Sí que está alto pero siete vidas tiene un gato...y por algo, alguien me llama gatita -se relamió y empezó a contar, de fomas ascendente... solo que al llegar al dos una voz le hizo abrir los ojos de golpe y fruncir el ceño en el mismo instante que supuso que le había fastidiado el salto-¿Yo tampoco aguanto la fiesta, me largo... Bien, pues saltad y me cogeis después, os largais , me largo...todos contentos ¿os hace?estoy por quitarme el vestido aquí mismo, me aprieta... -intentó colar su mano hasta el cordón del vestido pero le fue prácticamente imposible. Que panorama, si desde luego a esta chica le pasaba lo que a nadie, lo que menos pensaría aquel joven era que se encontraría a una señorita y más en aquellas. Suspiró y claro, recordó que él no sabría quién era llevaba una máscara...así que antes de saber si se estampaba contra el suelo o no, sonrió bastante divertida.
-¿Porqué no la soportais? A todos les gusta, mirad sus caras de felicidad más a ellas porque esteis presentes, el sueño de todo hombre... pero sin embargo pareceis aterrados, mi idea es mejor que la que quedarse no os la niego...así que... vos vereis, yo me largo -Hizo ademán de saltar pero esperó su respuesta.
Abbey Appleby- Cazador Clase Alta
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Re: ¿Nos descubrimos?
Desde luego le ponía enfermo toda esa situación y no era para menos. Las mujeres parecían pararle allá donde iba, buscando un poco de atención o incluso intentando tentarle para que él las eligiese como mujer… No quería ese tipo de prometida ni mucho menos. Sabía que no sería capaz de encontrar a una mujer a la que amase, tampoco quería, la verdad… Le bastaba con alguien que no fuese detrás de él por su físico o por su fortuna, alguien que le viese como a una persona más y que le dejase la libertad suficiente para continuar ejerciendo aquel trabajo suyo que tanto le gustaba.
A su mente llegó incluso una imagen… aquella tormenta de verano, esa muchacha que debía ser de clase alta y se había escapado de la fiesta a la que seguramente iba. ¿Por qué no había pensado antes en ello? Ella era diferente al resto de mujeres que había encontrado y le había conocido como cortesano, pensando seguramente que no tenía tan solo un franco y aún así se había fijado en él de algún modo. Debió entonces haberle dicho que necesitaba un favor, uno que se escaparía de su comprensión. Si, no habría estado mal como prometida, en absoluto… ¿el motivo? Bueno, era bien sabido para todos qué motivo podía tener Adonis para fijarse en una mujer como esa: tenía carácter, sabía lo que quería y si los dos estaban de acuerdo no tendría por qué pasar nada. Aunque estuviesen casados cada uno haría su vida, él solucionaría un problema y ella, si se solía escapar de las fiestas, otro…
Una vez estuvo en el balcón ni siquiera se paró a mirar a aquella mujer. No quería saber nada de ninguna, no… sabía que en esa fiesta no encontraría a una mujer que fuese buena como esposa. Veía incluso que finalmente tendría que buscar a cualquier pobre chica de la calle que aceptase todo lo que él le iba a dar… a la que pagase por dejarle ser libre, dejándole totalmente claro que entre ellos no podría existir el amor. Cada uno haría su vida libremente y tendrían las espaldas guardadas. Eso era lo que necesitaba, ni más ni menos…
Escuchó como la chica le contestaba y de reojo la miró, dándose cuenta de que estaba sentada en la barandilla del balcón… ¿qué se suponía era lo que iba a hacer? Arqueó una de sus cejas, pensando por un momento que esa voz la había escuchado antes, en algún lugar… ¿pero dónde? Sus ojos azules se fijaron en ella bien y pensó que no, no había sido ninguna clienta suya porque solía recordarlas a todas. Era algo que le honraba porque así jamás tenía problemas ni metía la pata. Sin embargo esa chica.. ¿de qué le sonaba entonces?
No pudo creer qué era lo que estaba escuchando… ¿qué se largaba? Miró de reojo por el balcón. El suelo estaba algo lejos pero tampoco era para tanto, seguramente no se rompería nada si saltaba. Parecía que ella tenía experiencia en huir o algo así pero ¿por qué una mujer como ella se iría de esa fiesta? Era hermosa, por supuesto que sí… y no era como las demás porque no llevaba uno de esos vestidos de monja en absoluto. Incluso en ese momento estaba viendo más piel de la permitida y rió ante el comentario que hizo de quitarse el vestido…
- Ya veo que no soy el único que no soporta este tipo de fiestas, aunque me sorprende que una jovencita como vos queráis marcharos de aquí. ¿Os han crucificado por el vestido o algo así? Porque a su favor le diré que me encanta… cuanto más enseña mejor, ¿no cree? - preguntó mirándola fijamente, de arriba abajo sin tapujo alguno. ¿Por qué lo iba a tener? No estaba mirando más de lo que ella le permitía pero debía tener cuidado, podía ser todo una estrategia, había niñas ricas muy inteligentes y aún así a él le perdía ver aquel cuerpo tentador a su lado - Si tanto os molesta el vestido puedo incluso ayudaros a quitároslo. No sería ningún problema para mí en absoluto ¿sabeis? Aunque debo admitir que el vestido os hace más tentadora. ¿Cuántos hombres de la fiesta habrán soñado también con arrancároslo con los dientes…? - si, se incluyó a sí mismo puesto que esa faceta tentadora tan solo la sacaba a veces… cuando estaba trabajando. Sin embargo con esa chica le salía sola, no sabía muy bien el por qué pero divertirse, se iba a divertir…
Miró hacia atrás al escuchar como ella le preguntaba por qué no soportaba esa fiesta. ¿Es que no era evidente? Ella misma se estaba intentando escapar y todavía tenía la poca decencia de preguntarle eso. La guinda hubiese sido que le hubiese dicho “Si es la mejor fiesta que se ha organizado desde hace años”. Muy divertida la niña, si… mucho. Se encogió de hombros antes de imitarla, sentándose en el bordillo de la barandilla de ese balcón, mirándola con una sonrisa de lo más traviesa
- Por lo mismo que vos no la soportais… porque está llena de gente que no pega en absoluto conmigo… - y sin más se deslizó por la barandilla, agarrándose a uno de los barrotes de ésta hasta que estuvo a una distancia más o menos decente del suelo. Saltó, cayendo de cuclillas y sin romperse nada.. todo un éxito, eso desde luego. Sonrió y se limpió un poco el traje, pasándolo por sus mangas y por el pantalón para después mirarla fijamente. Extendió sus manos y sonrió… esa chica que quería escaparse como él le llenaba de curiosidad… ¿por qué razón? Ni idea, pero había algo en él que hacía que se sintiese como un cortesano delante de ella…
- Vamos, saltad entonces. Será la única forma de que ambos seamos libres ¿o es que no os atreveis? No me digáis que todo esto solo ha sido un teatro para que yo me fijase en vos… Una lástima, porque lo habéis conseguido. Saltad - murmuró mirándola fijamente, clavando esos ojos azules en su persona con aún aquella sonrisita en sus labios…
A su mente llegó incluso una imagen… aquella tormenta de verano, esa muchacha que debía ser de clase alta y se había escapado de la fiesta a la que seguramente iba. ¿Por qué no había pensado antes en ello? Ella era diferente al resto de mujeres que había encontrado y le había conocido como cortesano, pensando seguramente que no tenía tan solo un franco y aún así se había fijado en él de algún modo. Debió entonces haberle dicho que necesitaba un favor, uno que se escaparía de su comprensión. Si, no habría estado mal como prometida, en absoluto… ¿el motivo? Bueno, era bien sabido para todos qué motivo podía tener Adonis para fijarse en una mujer como esa: tenía carácter, sabía lo que quería y si los dos estaban de acuerdo no tendría por qué pasar nada. Aunque estuviesen casados cada uno haría su vida, él solucionaría un problema y ella, si se solía escapar de las fiestas, otro…
Una vez estuvo en el balcón ni siquiera se paró a mirar a aquella mujer. No quería saber nada de ninguna, no… sabía que en esa fiesta no encontraría a una mujer que fuese buena como esposa. Veía incluso que finalmente tendría que buscar a cualquier pobre chica de la calle que aceptase todo lo que él le iba a dar… a la que pagase por dejarle ser libre, dejándole totalmente claro que entre ellos no podría existir el amor. Cada uno haría su vida libremente y tendrían las espaldas guardadas. Eso era lo que necesitaba, ni más ni menos…
Escuchó como la chica le contestaba y de reojo la miró, dándose cuenta de que estaba sentada en la barandilla del balcón… ¿qué se suponía era lo que iba a hacer? Arqueó una de sus cejas, pensando por un momento que esa voz la había escuchado antes, en algún lugar… ¿pero dónde? Sus ojos azules se fijaron en ella bien y pensó que no, no había sido ninguna clienta suya porque solía recordarlas a todas. Era algo que le honraba porque así jamás tenía problemas ni metía la pata. Sin embargo esa chica.. ¿de qué le sonaba entonces?
No pudo creer qué era lo que estaba escuchando… ¿qué se largaba? Miró de reojo por el balcón. El suelo estaba algo lejos pero tampoco era para tanto, seguramente no se rompería nada si saltaba. Parecía que ella tenía experiencia en huir o algo así pero ¿por qué una mujer como ella se iría de esa fiesta? Era hermosa, por supuesto que sí… y no era como las demás porque no llevaba uno de esos vestidos de monja en absoluto. Incluso en ese momento estaba viendo más piel de la permitida y rió ante el comentario que hizo de quitarse el vestido…
- Ya veo que no soy el único que no soporta este tipo de fiestas, aunque me sorprende que una jovencita como vos queráis marcharos de aquí. ¿Os han crucificado por el vestido o algo así? Porque a su favor le diré que me encanta… cuanto más enseña mejor, ¿no cree? - preguntó mirándola fijamente, de arriba abajo sin tapujo alguno. ¿Por qué lo iba a tener? No estaba mirando más de lo que ella le permitía pero debía tener cuidado, podía ser todo una estrategia, había niñas ricas muy inteligentes y aún así a él le perdía ver aquel cuerpo tentador a su lado - Si tanto os molesta el vestido puedo incluso ayudaros a quitároslo. No sería ningún problema para mí en absoluto ¿sabeis? Aunque debo admitir que el vestido os hace más tentadora. ¿Cuántos hombres de la fiesta habrán soñado también con arrancároslo con los dientes…? - si, se incluyó a sí mismo puesto que esa faceta tentadora tan solo la sacaba a veces… cuando estaba trabajando. Sin embargo con esa chica le salía sola, no sabía muy bien el por qué pero divertirse, se iba a divertir…
Miró hacia atrás al escuchar como ella le preguntaba por qué no soportaba esa fiesta. ¿Es que no era evidente? Ella misma se estaba intentando escapar y todavía tenía la poca decencia de preguntarle eso. La guinda hubiese sido que le hubiese dicho “Si es la mejor fiesta que se ha organizado desde hace años”. Muy divertida la niña, si… mucho. Se encogió de hombros antes de imitarla, sentándose en el bordillo de la barandilla de ese balcón, mirándola con una sonrisa de lo más traviesa
- Por lo mismo que vos no la soportais… porque está llena de gente que no pega en absoluto conmigo… - y sin más se deslizó por la barandilla, agarrándose a uno de los barrotes de ésta hasta que estuvo a una distancia más o menos decente del suelo. Saltó, cayendo de cuclillas y sin romperse nada.. todo un éxito, eso desde luego. Sonrió y se limpió un poco el traje, pasándolo por sus mangas y por el pantalón para después mirarla fijamente. Extendió sus manos y sonrió… esa chica que quería escaparse como él le llenaba de curiosidad… ¿por qué razón? Ni idea, pero había algo en él que hacía que se sintiese como un cortesano delante de ella…
- Vamos, saltad entonces. Será la única forma de que ambos seamos libres ¿o es que no os atreveis? No me digáis que todo esto solo ha sido un teatro para que yo me fijase en vos… Una lástima, porque lo habéis conseguido. Saltad - murmuró mirándola fijamente, clavando esos ojos azules en su persona con aún aquella sonrisita en sus labios…
Adonis Komadina- Prostituta Clase Baja
- Mensajes : 66
Fecha de inscripción : 02/07/2011
Re: ¿Nos descubrimos?
Como no, un comentario de lo que en más de una persona de los allí presentes en la fiesta se hubiese escandalizado, a ella no le hizo otra cosa más que sonreír divertida pensando rápidamente la respuesta, claro que su vestido era el acertado ¿porqué? Le quedaba perfecto y pasaba de pasar calor en aquel tumulto de gente en que sí, todos muy elegantes pero con tanto calor olía a tigre, ni más ni menos...Le sorprendió que no fuese como un desesperado a socorrerla como haría también uno de ellos y miró al cielo de nuevo, era una noche demasiado bonita y fresca para pasarla en una fiesta. Se podía ver aquel chal en el suelo y a este paso también los guantes pero no , que como le resbalasen las manos se caería y no quería liarla más en aquella fiesta, solo escapar...demasiado había hecho de penar a aquella señora, la quería a su modo y solo eso seguro le daría un ataque.
Un "já!", resonó en el lugar junto con el sonido de un par de grillos que no se encontraban muy lejos de ellos, le miró de reojo parecía totalmente dispuesto a quitarle el vestido ¿porqué no se sorprendía? Maldito vividor... y parecía que lo atraía, ahí estaba cada vez más cerca gracias a que no sabía que era la chica enmascarada quién le había dejado por así decirlo con: "el calentón". Rió así que se incluía en lo de quitarle el vestido, pues por eso exactamente no tenía porqué quitarle nada porque ahora mismo para ella, era otro más que se intentaba aprovechar de esto...entornó los ojos y se encogió de hombros.
-Claro y de paso, retozamos en la hierba una vez que hayamos saltado ¿os hace milord?¡No te fastidia! Callaos y ni se os ocurra pensar que vais a ver más de lo que ya veis ¿vais con ese cuento chino a todas las mujeres? Desde luego las hay tontas de remate, ya me arrancaré el vestido si hace falta y no sé cuantos hombres habrán querido arrancármelo, supongo que los suficientes para tener que estar aquí, no quiero ser presa de caza, gracias... y vos me estais pareciendo tratar como tal ¿qué pasa, os gusta lo que veis?
Algo muy convincente salió de aquellos labios que la tentaron hacía unas semanas en aquel callejón, algo que compartía y a lo que no dio razón, solo se encogió de hombros observando como se libraba de aquello, apoyó ambas manos en la barandilla y observó como saltaba...vaya, pero si era hasta ágil y todo, miró hacia la fiesta cuando alzó aquellos ojos azules para invitarla a saltar y negó una sola vez, no iba a hacer lo que él quisiese aunque fuese lo que desease ella misma. ¿Un teatro para fijarse en ella? Sí, claro como si no tuviese otra cosa que hacer que esa... negó de nuevo sin soltar prenda, hasta que por entre los asistentes divisó a la señora Lacroix, miró hacia el suelo y de nuevo dentro y no se lo pensó más, tenía que saltar...si la pillaba se acababa la fiesta para ella porque tendría que volver y seguro que con un guardia si hacía falta al lado...
-Bien, salto porque la señora Lacroix me busca, ni se os ocurra pensar que lo hago por vos, bien señorito Adonis Komadina..allña voy
Pasó la otra pierna por el borde de la barandilla y saltó confiando plenamente en él, no sabía si haría bien pero arriesgando no ganaba ¿no era así? Quién iba a decirlo, a ambos no le gustaba para nada la fiesta, ya se conocían y ¿cómo sabía el nombre de él? Obvio, cuando hicieron su presentación, la verdad aquel nombre le pegaba y tenía tantas preguntas que hacerle ¿era más que curiosidad? No, solo tal... cerró los ojos durante la caída esperando que de verás le cogiese... solo de pensar en que quizás esa fuese su última fiesta, morir iba a venirle hasta bien pero ¿y si se parecía a aquella noche de verano donde lo conoció? Tenía que andarse con ojo, no iba a descubrirse así como así, a lo mejor él lo sabía y no dijo nada al respecto hasta que fuese el momento, que bien se lo pasaba siempre, terminaba de la misma forma...abrió los ojos azules sorprendida por como había caído, buscando aquella mirada azul...
Un "já!", resonó en el lugar junto con el sonido de un par de grillos que no se encontraban muy lejos de ellos, le miró de reojo parecía totalmente dispuesto a quitarle el vestido ¿porqué no se sorprendía? Maldito vividor... y parecía que lo atraía, ahí estaba cada vez más cerca gracias a que no sabía que era la chica enmascarada quién le había dejado por así decirlo con: "el calentón". Rió así que se incluía en lo de quitarle el vestido, pues por eso exactamente no tenía porqué quitarle nada porque ahora mismo para ella, era otro más que se intentaba aprovechar de esto...entornó los ojos y se encogió de hombros.
-Claro y de paso, retozamos en la hierba una vez que hayamos saltado ¿os hace milord?¡No te fastidia! Callaos y ni se os ocurra pensar que vais a ver más de lo que ya veis ¿vais con ese cuento chino a todas las mujeres? Desde luego las hay tontas de remate, ya me arrancaré el vestido si hace falta y no sé cuantos hombres habrán querido arrancármelo, supongo que los suficientes para tener que estar aquí, no quiero ser presa de caza, gracias... y vos me estais pareciendo tratar como tal ¿qué pasa, os gusta lo que veis?
Algo muy convincente salió de aquellos labios que la tentaron hacía unas semanas en aquel callejón, algo que compartía y a lo que no dio razón, solo se encogió de hombros observando como se libraba de aquello, apoyó ambas manos en la barandilla y observó como saltaba...vaya, pero si era hasta ágil y todo, miró hacia la fiesta cuando alzó aquellos ojos azules para invitarla a saltar y negó una sola vez, no iba a hacer lo que él quisiese aunque fuese lo que desease ella misma. ¿Un teatro para fijarse en ella? Sí, claro como si no tuviese otra cosa que hacer que esa... negó de nuevo sin soltar prenda, hasta que por entre los asistentes divisó a la señora Lacroix, miró hacia el suelo y de nuevo dentro y no se lo pensó más, tenía que saltar...si la pillaba se acababa la fiesta para ella porque tendría que volver y seguro que con un guardia si hacía falta al lado...
-Bien, salto porque la señora Lacroix me busca, ni se os ocurra pensar que lo hago por vos, bien señorito Adonis Komadina..allña voy
Pasó la otra pierna por el borde de la barandilla y saltó confiando plenamente en él, no sabía si haría bien pero arriesgando no ganaba ¿no era así? Quién iba a decirlo, a ambos no le gustaba para nada la fiesta, ya se conocían y ¿cómo sabía el nombre de él? Obvio, cuando hicieron su presentación, la verdad aquel nombre le pegaba y tenía tantas preguntas que hacerle ¿era más que curiosidad? No, solo tal... cerró los ojos durante la caída esperando que de verás le cogiese... solo de pensar en que quizás esa fuese su última fiesta, morir iba a venirle hasta bien pero ¿y si se parecía a aquella noche de verano donde lo conoció? Tenía que andarse con ojo, no iba a descubrirse así como así, a lo mejor él lo sabía y no dijo nada al respecto hasta que fuese el momento, que bien se lo pasaba siempre, terminaba de la misma forma...abrió los ojos azules sorprendida por como había caído, buscando aquella mirada azul...
Abbey Appleby- Cazador Clase Alta
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Fecha de inscripción : 23/03/2011
Localización : París-Londres
DATOS DEL PERSONAJE
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Datos de interés:
Re: ¿Nos descubrimos?
Divertido ver como a ella parecía no gustarle ese tipo de hombres, el mismo tipo de hombre que era él, solo que las cosas eran muy diferentes porque normalmente se comportaba así en el burdel para poder tomar el pelo a alguna muchacha o señora que tuviese algunos años y que además… bueno, pues quisiera darle algo de dinero que jamás venía mal en absoluto. Su abuelo le tenía prohibido tocar nada del dinero que tenía en la casa hasta que cumpliese aquella promesa que más que para beneficio de su abuelo, era para beneficiarse a sí mismo. Cuántas veces habría pensado en tomar a cualquier mujer de la calle, cualquier pobre chica que no tuviese aires de grandeza y que tampoco cambiase la forma de actuar que tenía con un poco de dinero… tan solo para conseguir la fortuna de su familia, para conseguir así también ser una persona aún más importante. Todas tenían sus ojos puestos en él y no era para menos, cuando él cumpliese aquella promesa, entonces sería uno de los hombres más ricos y jóvenes a la vez de todo París… incluso de toda Europa.
Sin embargo, ante él se encontraba una de esas mujeres que nadie se encontraba todos los días en absoluto. Pues no, no quería verla como a una presa de caza ni mucho menos porque no veía a las mujeres de esa manera. Él tan solo las ayudaba a pasárselo un poquito mejor, les daba lo que querían y eso que él jamás solía recibir lo mismo por parte de ellas… Si, estaba muy bien ver como todas se estremecían entre sus brazos pero en absoluto le ocurría a él lo mismo. Era su trabajo, ni más ni menos… no era él quien tenía que disfrutar así que tampoco le importaba, solo ver como todas acababan muriendo de placer le subía lo suficiente el ego como para no querer saber nada más…
Rió sin poder evitarlo cuando escuchó como decía lo de retozar en la hierba y miró el suelo de reojo… no, eso sería ya demasiado, él no era ese tipo de hombres en absoluto. Aunque una gran respuesta vino a su mente cuando ella le dijo aquello último…
- Sois demasiado malpensada para vuestra corta edad, my lady… Soy un caballero, no quería más que ayudaros y es que habéis dicho que os molestaba el vestido, yo solo os ofrecí mi ayuda pero parece ser que lo ha interpretado de la forma que no era… Por supuesto ese tipo de vestidos siempre necesita no solo de las manos para soltarlo, sino también de los dientes, de ahí mi frase… Sois demasiado ingenua o inteligente… No sé cuál de las dos opciones me agrada más pero desde luego… lo último que quiero es retozar con vos en la hierba… ¿por quién me habéis tomado…? - preguntó con una sonrisita de lo más divertida, incluso haciéndose un poco el ofendido. Pues sí, lo había dicho todo con segundas intenciones pero tampoco podía fiarse del todo de lo que esa muchacha de cabellos rubios fuese a hacer. ¿Qué pasaba si después se encontraba con que a todo el mundo le había dicho lo que él iba diciendo por ahí o no…?
Una vez había conseguido saltar por aquel balcón la miró fijamente y es que parecía que no se iba a atrever a saltar. O eso o no se fiaba de él en absoluto, cualquiera de las dos estaba bien porque no tenía que fiarse de él. No era precisamente una buena influencia pero esa noche debería comportarse porque en sí, se lo había dicho a su abuelo, que al menos se portaría bien… Resopló antes de encogerse de hombros, guardándose las manos en los bolsillos y dándose la vuelta puesto que parecía que ella no estaba dispuesta a saltar en absoluto. Al menos él se había podido escapar de aquella fiesta… ya se le ocurriría alguna solución para conseguir una esposa… sólo debía pensar un poco…
Pero pudo escuchar algo que hizo que se girase, quedando de perfil a ella… al final parecía que iba a saltar porque al parecer alguien la estaba buscando. Sonrió de lo más divertido, como si no se creyese en absoluto lo que había dicho pero bueno, sería algo que podría aprovechar después, por supuesto… Suficiente era ver como había confiado en él y es que cualquier otra chica no se habría atrevido porque sabiendo como era… incluso podía haberla dejado caer en el suelo y la broma habría tenido todo el sentido del mundo. Pero en absoluto fue así, la tomó en brazos y en un rápido movimiento, propiciado también por la velocidad de la caída, la tomó con sus dos manos por la cintura, quedando casi pegada a él, aunque a una altura un poco mayor. La fue bajando poco a poco, apoyando su frente en la de ella sin darse cuenta tan siquiera y relamiéndose. No le duró mucho y es que acarició su espalda con una de sus manos mientras la otra pasaba de su cintura al vientre de la chica, soltándola y apartándose sin más
- ¿Veis qué fácil? Y ahora podréis escaparos allá donde queráis. Una lástima que hayais fastidiado todos mis planes de venir aquí porque necesitaba algo de esa fiesta… - miró de reojo al balcón antes de comenzar a caminar, suspirando al darse cuenta de que como siempre había metido la pata… - ¿Por qué se supone os están buscando…? Esa señora no sé qué que habéis mencionado antes. ¿Soléis escaparos mucho de las fiestas como para que tenga que buscaros…? - algo en su interior le había despertado curiosidad, demasiada además y es que esos ojos azules… los había visto antes, estaba seguro de ello… Y no solo eso, sino una chica de la alta sociedad que se escapaba de las fiestas… ¿podría ser posible…?
Sin embargo, ante él se encontraba una de esas mujeres que nadie se encontraba todos los días en absoluto. Pues no, no quería verla como a una presa de caza ni mucho menos porque no veía a las mujeres de esa manera. Él tan solo las ayudaba a pasárselo un poquito mejor, les daba lo que querían y eso que él jamás solía recibir lo mismo por parte de ellas… Si, estaba muy bien ver como todas se estremecían entre sus brazos pero en absoluto le ocurría a él lo mismo. Era su trabajo, ni más ni menos… no era él quien tenía que disfrutar así que tampoco le importaba, solo ver como todas acababan muriendo de placer le subía lo suficiente el ego como para no querer saber nada más…
Rió sin poder evitarlo cuando escuchó como decía lo de retozar en la hierba y miró el suelo de reojo… no, eso sería ya demasiado, él no era ese tipo de hombres en absoluto. Aunque una gran respuesta vino a su mente cuando ella le dijo aquello último…
- Sois demasiado malpensada para vuestra corta edad, my lady… Soy un caballero, no quería más que ayudaros y es que habéis dicho que os molestaba el vestido, yo solo os ofrecí mi ayuda pero parece ser que lo ha interpretado de la forma que no era… Por supuesto ese tipo de vestidos siempre necesita no solo de las manos para soltarlo, sino también de los dientes, de ahí mi frase… Sois demasiado ingenua o inteligente… No sé cuál de las dos opciones me agrada más pero desde luego… lo último que quiero es retozar con vos en la hierba… ¿por quién me habéis tomado…? - preguntó con una sonrisita de lo más divertida, incluso haciéndose un poco el ofendido. Pues sí, lo había dicho todo con segundas intenciones pero tampoco podía fiarse del todo de lo que esa muchacha de cabellos rubios fuese a hacer. ¿Qué pasaba si después se encontraba con que a todo el mundo le había dicho lo que él iba diciendo por ahí o no…?
Una vez había conseguido saltar por aquel balcón la miró fijamente y es que parecía que no se iba a atrever a saltar. O eso o no se fiaba de él en absoluto, cualquiera de las dos estaba bien porque no tenía que fiarse de él. No era precisamente una buena influencia pero esa noche debería comportarse porque en sí, se lo había dicho a su abuelo, que al menos se portaría bien… Resopló antes de encogerse de hombros, guardándose las manos en los bolsillos y dándose la vuelta puesto que parecía que ella no estaba dispuesta a saltar en absoluto. Al menos él se había podido escapar de aquella fiesta… ya se le ocurriría alguna solución para conseguir una esposa… sólo debía pensar un poco…
Pero pudo escuchar algo que hizo que se girase, quedando de perfil a ella… al final parecía que iba a saltar porque al parecer alguien la estaba buscando. Sonrió de lo más divertido, como si no se creyese en absoluto lo que había dicho pero bueno, sería algo que podría aprovechar después, por supuesto… Suficiente era ver como había confiado en él y es que cualquier otra chica no se habría atrevido porque sabiendo como era… incluso podía haberla dejado caer en el suelo y la broma habría tenido todo el sentido del mundo. Pero en absoluto fue así, la tomó en brazos y en un rápido movimiento, propiciado también por la velocidad de la caída, la tomó con sus dos manos por la cintura, quedando casi pegada a él, aunque a una altura un poco mayor. La fue bajando poco a poco, apoyando su frente en la de ella sin darse cuenta tan siquiera y relamiéndose. No le duró mucho y es que acarició su espalda con una de sus manos mientras la otra pasaba de su cintura al vientre de la chica, soltándola y apartándose sin más
- ¿Veis qué fácil? Y ahora podréis escaparos allá donde queráis. Una lástima que hayais fastidiado todos mis planes de venir aquí porque necesitaba algo de esa fiesta… - miró de reojo al balcón antes de comenzar a caminar, suspirando al darse cuenta de que como siempre había metido la pata… - ¿Por qué se supone os están buscando…? Esa señora no sé qué que habéis mencionado antes. ¿Soléis escaparos mucho de las fiestas como para que tenga que buscaros…? - algo en su interior le había despertado curiosidad, demasiada además y es que esos ojos azules… los había visto antes, estaba seguro de ello… Y no solo eso, sino una chica de la alta sociedad que se escapaba de las fiestas… ¿podría ser posible…?
Adonis Komadina- Prostituta Clase Baja
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Fecha de inscripción : 02/07/2011
Re: ¿Nos descubrimos?
Si la viese su madre allí subida desde luego le hubiese matado de un susto, su hermano mayor se terminaría riendo y su padre, montado en cólera le diría de todo y más... sin importarle que si hiciese daño solo que aquel apellido no lo manchase, cuanto le gustaría ser una chica normal por un día, solo fue alguien normal cuando lograba escaparse solo que esta vez estaba acompañada y no de alguien normal no, de aquel pecado en persona... ya conocía aquellos truquitos del callejón pero esa faceta suya de “chico triunfador” no, no entendía nada y en estos momentos no quería entenderlo, solo sabía que quería largarse y él ya estaba en el suelo...tenía agallas, claro que las tenía y aunque se partiera las piernas iba a salir de allí, siempre podía ir a rastras. Entornó los ojos sin hacer caso omiso a sus palabras dirigidas sobre su vestido, ah claro... ahora iba de caballerito amable cuando ahí los dos sabían que estaba cortado por otro patrón más bien dicho...ambos estaban cortados por parecidos patrones, curiosidad más que nada porqué ese diablo de la noche se encontraba en una fiesta de alta cuna y la pregunta era porqué quería escapar además de lo obvio que había visto.
Si él no se había hecho nada era mejor saltar ¿no? Además dudaba que quisiera ayudarla, no se fiaba de él, no sabía porqué pero una de las opciones que tenía sería que terminase cayendo y él apartándose para terminar riéndose de ella, ella lo haría, no le extrañaba nada que él tomase la misma idea. Ahora... ¿pensaba dejarla allí? Dudosa y mordiéndose el labio inferior se apresuró a saltar esperando que se pusiese en posición ¿la cogería, verdad? Ahora no era momento de pensar, se tiró y cerró los ojos con fuerza, tanto que le dolieron, esperándose un gran golpe claro que... sería mejor aún si aquel pomposo vestido se la parase, tenía suerte siempre y esta vez no podía fallar menos delante de él. Un golpe seco y nada, abrió de golpe los ojos encontrándose con aquellos ojos azules de nuevo, la había cogido... solo que... estaban demasiado juntos, tanto que podía notar las respiraciones de ambos chocar pecho con pecho, enarcó una ceja y observó de reojo como apenas había quedado a unos centímetros del suelo.
-Un caballero...no termina de tomar a las mujeres de esa forma ¿Sabeis? Y sé más de vos que vos de mí así que tengo mucho a mi favor, soltadme..-para qué dijo eso... fue deslizándose por su cuerpo para sentir sus manos acariciarla de una manera desconocida para ella... aunque solo fuese eso de ponerla con los pies sobre el suelo, le miró atentamente a los ojos y al verle relamerse ella le imitó enarcando ambas cejas, lo tenía muy cerca sí, igual que la otra vez solo que esta vez jugaba con ventaja, juraría que era él, tampoco supo el nombre de aquel caballero pero ahora... podía saber que era él por como la tocó, como esas manos de forma disimulada y sabiendo cual era los límites para no fastidiarlo aunque solo el hecho de hacerle eso ya lo hacía... entreabrió los labios, si él tocaba y hacía esas cosas de aquella forma tan suave ella no podía quedar atrás, lentamente... pasó ambas manos desde su nuca, por su pecho... teniendo así sujección, pero no , no le tocó del todo solo sus yemas para dejarlas sentir, como sonrió...aquella sonrisa maliciosa apareción en su rostro y a saber qué se le estaba ocurriendo, una de las características sonrisas de la chica la cual no pasaba desapercibida, la misma que él había visto semanas atrás...Cuando notó como pisaba el suelo y se acomodó el vestido, sin pudor alguno, se colocó bien la parte del pecho para que no le molestara al respirar como muchas veces le había pasado...
-De todas y cada una... no me gustan, me parecen de lo más aburridas, le prometí a la señora Lacroix que vendría y eso he hecho , pero claro, una cosa es por supuesto... que me quede y otra no disfrutar de esta noche que tengo en completa libertad... las fiestas no están hechas para mí, no soporto a los babosos tras de mí, como con tan poco disimulo intentan tocarme... como habeis hecho vos aunque me lo digais, supongo que habeis tenido suerte... -aquel comentario le hizo reír y es que claro, él lo había hecho antes pero en vez de enfadarse bueno...se lo había tomado bien por así decirlo-Podriais pasar la noche con cualquiera de esas jovencitas que tanto ansían vuestra compañía ¿Vais a pasarla con la peor de todas? Interesante, pero eso sí... como os paseis de la ralla volveis a la fiesta de una patada que os daré el trasero y creedme suelo cumplir mis amenazas... -se encogió de hombros como si nada pero sin más tomó su brazo como bien lo marcaba el decoro y es que así parecían tan solo una pareja paseando... quería aparentar normalidad ante todo- Adonis... vaya , jamás hubiese pensado que os llamariais así, principito...¿y ahora donde vamos aparte de retozar en la hierba? me gusta aquella parte, apenas se nos puede ver pero sí oír...-¿lo estaría diciendo en serio? se relamió empezando caminar hacia las afueras tirando de él por supuesto ya si él quería seguir su paseo sería su problema mientras... se resguardaba de él para que no la viesen ¿para qué quería tenerle si no?
Si él no se había hecho nada era mejor saltar ¿no? Además dudaba que quisiera ayudarla, no se fiaba de él, no sabía porqué pero una de las opciones que tenía sería que terminase cayendo y él apartándose para terminar riéndose de ella, ella lo haría, no le extrañaba nada que él tomase la misma idea. Ahora... ¿pensaba dejarla allí? Dudosa y mordiéndose el labio inferior se apresuró a saltar esperando que se pusiese en posición ¿la cogería, verdad? Ahora no era momento de pensar, se tiró y cerró los ojos con fuerza, tanto que le dolieron, esperándose un gran golpe claro que... sería mejor aún si aquel pomposo vestido se la parase, tenía suerte siempre y esta vez no podía fallar menos delante de él. Un golpe seco y nada, abrió de golpe los ojos encontrándose con aquellos ojos azules de nuevo, la había cogido... solo que... estaban demasiado juntos, tanto que podía notar las respiraciones de ambos chocar pecho con pecho, enarcó una ceja y observó de reojo como apenas había quedado a unos centímetros del suelo.
-Un caballero...no termina de tomar a las mujeres de esa forma ¿Sabeis? Y sé más de vos que vos de mí así que tengo mucho a mi favor, soltadme..-para qué dijo eso... fue deslizándose por su cuerpo para sentir sus manos acariciarla de una manera desconocida para ella... aunque solo fuese eso de ponerla con los pies sobre el suelo, le miró atentamente a los ojos y al verle relamerse ella le imitó enarcando ambas cejas, lo tenía muy cerca sí, igual que la otra vez solo que esta vez jugaba con ventaja, juraría que era él, tampoco supo el nombre de aquel caballero pero ahora... podía saber que era él por como la tocó, como esas manos de forma disimulada y sabiendo cual era los límites para no fastidiarlo aunque solo el hecho de hacerle eso ya lo hacía... entreabrió los labios, si él tocaba y hacía esas cosas de aquella forma tan suave ella no podía quedar atrás, lentamente... pasó ambas manos desde su nuca, por su pecho... teniendo así sujección, pero no , no le tocó del todo solo sus yemas para dejarlas sentir, como sonrió...aquella sonrisa maliciosa apareción en su rostro y a saber qué se le estaba ocurriendo, una de las características sonrisas de la chica la cual no pasaba desapercibida, la misma que él había visto semanas atrás...Cuando notó como pisaba el suelo y se acomodó el vestido, sin pudor alguno, se colocó bien la parte del pecho para que no le molestara al respirar como muchas veces le había pasado...
-De todas y cada una... no me gustan, me parecen de lo más aburridas, le prometí a la señora Lacroix que vendría y eso he hecho , pero claro, una cosa es por supuesto... que me quede y otra no disfrutar de esta noche que tengo en completa libertad... las fiestas no están hechas para mí, no soporto a los babosos tras de mí, como con tan poco disimulo intentan tocarme... como habeis hecho vos aunque me lo digais, supongo que habeis tenido suerte... -aquel comentario le hizo reír y es que claro, él lo había hecho antes pero en vez de enfadarse bueno...se lo había tomado bien por así decirlo-Podriais pasar la noche con cualquiera de esas jovencitas que tanto ansían vuestra compañía ¿Vais a pasarla con la peor de todas? Interesante, pero eso sí... como os paseis de la ralla volveis a la fiesta de una patada que os daré el trasero y creedme suelo cumplir mis amenazas... -se encogió de hombros como si nada pero sin más tomó su brazo como bien lo marcaba el decoro y es que así parecían tan solo una pareja paseando... quería aparentar normalidad ante todo- Adonis... vaya , jamás hubiese pensado que os llamariais así, principito...¿y ahora donde vamos aparte de retozar en la hierba? me gusta aquella parte, apenas se nos puede ver pero sí oír...-¿lo estaría diciendo en serio? se relamió empezando caminar hacia las afueras tirando de él por supuesto ya si él quería seguir su paseo sería su problema mientras... se resguardaba de él para que no la viesen ¿para qué quería tenerle si no?
Abbey Appleby- Cazador Clase Alta
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Re: ¿Nos descubrimos?
Ella había sido la primera que se había quejado de que él era como esos babosos de la fiesta según parecía pero en absoluto… ellos no podrían tener comparación alguna con un hombre como él. En primer lugar por su carácter, porque él era demasiado diferente al resto de los ‘ricos’ no solo de París, sino del mundo entero y en segundo lugar porque definitivamente no era muy normal encontrarse a un nuevo rico como él ejerciendo aquella profesión tan poco decente por las noches. Era algo sin duda alguna peculiar pero más peculiar aún era ver aquella mirada azul clavada en la suya propia y notar esas perfectas curvas deslizándose a lo largo de su cuerpo. No la había pegado demasiado a él y es que sabía que podía tentarla lo suficiente como para que fuese la propia rubia la que había tomado la decisión de acercarse más o incluso de pedírselo.
Pero no lo haría, ¡OH no! Por supuesto que no, porque ella tampoco era como las demás mujeres que había en esa fiesta o en el resto del mundo. También era única y diferente, tanto que cada vez tenía muchas menos dudas de que esa mirada azulada fuese la misma que había compartido un baile bajo la lluvia con él. Si las cosas fuesen así, mucho estaba en peligro para aquel griego porque no era bueno que un grupo de gente que no eran clientes suyos supiesen de su profesión. Si se enterase su abuelo seguramente todo se iría a la porra y sería justamente lo que le faltaba… adiós a la herencia familiar, seguro acababa ayudando a que las monjas de algún convento pasasen sus ratos de soledad pensando en algo más que en cómo sería derretirse entre unos brazos masculinos.
Sonrió ante el comentario que la muchacha había hecho e incluso soltó una sonora carcajada… un caballero… desde luego aquella chica tenía unas ocurrencias…
- ¿Quién os ha dicho que yo sea un caballero? No creo recordar haberos dicho tal cosa ni mucho menos, ¿me equivoco? No sabéis en qué manos acabáis de caer y nunca mejor dicho. Si fuese un caballero seguramente me hubiese dado incluso reparo tocaros o mirar como vuestro escote se asoma más de lo normal pero en absoluto lo soy… creedme, un caballero no podría haceros las cosas que yo estoy pensando ahora mismo - se relamió sin perder aún el contacto con el cuerpo de la chica, dibujando sus curvas de una manera de lo más disimulada y es que sabía que si tocaba de más acabaría llevándose un tortazo… ¿o no? Por supuesto algo como eso a él no le paraba o detenía en absoluto pero por el momento era mejor alejarse de esa fiesta… antes de que se arrepintiese de haber salido de allí con semejante muchacha…
Tenía claro que ella tampoco tenía pensado apartarse y ya está. Claro que la iba a soltar, pero no como la chica estaba pensando. No era un caballero pero tenía algo de cuidado y de modales así que la fue bajando poco a poco. Sonrió de forma maliciosa en cuanto notó como ella misma pasaba sus manos por la nuca del griego, pasando después por su pecho. No eran más que las yemas de los dedos pero era lo suficiente como para que se relamiese, tentado a tocar un poco más también. Él hizo todo lo contrario y es que la chica podía provocar tocando poco y que él desease más pero había otra forma… Las yemas de sus dedos recorrieron también desde la espalda de ella hasta su cintura, de forma suave pero dejando que la chica sintiese perfectamente por donde las pasaba, que pudiese notar a la perfección el tacto de esas manos expertas que podían llevarte al cielo y bajarte al infierno en tan solo un segundo…
Una sonrisa se dibujó de nuevo en su rostro mientras veía como ella se colocaba bien el vestido y empezaba hablar sobre el motivo por el que odiaba esa fiesta. No era para menos, a él le pasaba algo parecido solo que en vez de intentar tocarle con poco disimulo, en su caso las chicas se le abrazaban o se le tiraban encima, fingían incluso que se habían tropezado para que las sujetase… Las gilipolleces que hacían las niñas que no habían llegado a la lección de “cómo tentar a un hombre”.
- Siento rebatir vuestra teoría pero yo al menos he sabido tocaros con el debido disimulo. Aunque si lo pienso bien, debería haberos dejado caer en el suelo… Entonces sí que habríais estado a mi completa merced. De todos modos mi señora, creo que no he sido el único que ha aprovechado el momento. Por desgracia vos me negaréis que hayáis querido tentarme tan solo con ese tacto… Creo que a vos también os faltan un par de lecciones que aprender acerca de cómo conquistar a un “no caballero”. - murmuró a la vez que se encogía de hombros pensando que desde luego la chica tenía la palabra perfecta que decir en todo momento. Lástima que él fuese exactamente igual… Es más, se le acababa de ocurrir la respuesta perfecta a algo que había dicho… ella misma se lo ponía en bandeja… - Uh… qué bien ha sonado eso… podemos ponerlo en práctica cuando vos queráis… así que me vais a dar en el trasero… ¿en plan “pégame que eso me pone”? No sois tonta… - murmuró relamiéndose los labios de una manera de lo más tentadora. Sí, lo había dicho básicamente para molestarla aunque tenía todo de su parte en esos momentos para conseguir mucho más…
Arqueó una de sus cejas en cuanto vio como le tomaba de aquel modo del brazo y pensó que era una completa tontería ponerse a fingir en un momento como ese cuando no había apenas gente por los alrededores. Eso era bueno para ellos porque si alguien les hubiese visto, los rumores habrían comenzado y era lo que faltaba… ¿o no…?
- Siempre podeis llamarme esclavo si no os gusta mi nombre… Por supuesto cumpliría todo aquello que mi ama me dijese… No se estrese tanto joven, solo estoy bromeando… - sonrió de aquel modo tan suyo antes de escuchar la pregunta desafortunada que había hecho la rubia… Seguramente ni siquiera pensaba en las consecuencias que podían tener cada uno de sus movimientos o palabras…
Así que sin más se soltó de su brazo y la tomó de la cintura, caminando hasta dejarla contra uno de los árboles que había en aquel enorme jardín. Solo la luz de la luna y algunos grillos cantando una melodía tan solo para ellos dos era la compañía que tenían esa extraña pareja que habían decidido pasar una noche mucho más interesante que la que cualquier fiesta de la alta sociedad podría darte… Apoyó una de sus manos a la altura de la cabeza de la muchacha, justo en el tronco del árbol y la otra la llevó hasta la cintura de ella… si no recordaba mal, no era la primera vez que la tenía así en absoluto.
- Puedo hacer que os escuchen hasta en los confines del universo si así lo deseáis… por supuesto no creo que una dama como vos se atreva a tan solo jugar un poco con alguien que sobre todo, no es un caballero… ¿Retozar en la hierba? No, prefiero veros por completo en un lugar como este… - murmuró cerca de sus labios, entreabriendo éstos para que la rubia pudiese notar el aliento de él chocando contra sus labios de una manera de lo más sugerente. Antes de que pudiese decir nada repitió algo que ya había hecho por ver la reacción de ella… sus labios se acercaron un poco más, dando la impresión de que iba a besarla, pero se desvió para rozar con éstos una de las mejillas de ella, pasando después hasta su oído. Con una de sus manos apartó el cabello rubio que caía por su hombro y lamió detrás de la oreja, bajando después por el cuello de forma lenta y tentadora - Y decidme… ¿Cuál es vuestro nombre? No creo que queráis que os susurre otro nombre mientras os hago sentir el placer que nadie a parte de mí puede daros… - sintió la necesidad de terminar esa frase con un “mi diosa griega” pero no estaba aún seguro de que fuese ella… había cosas que había que ver antes de aventurarse a decir algo de ese calibre
Pero no lo haría, ¡OH no! Por supuesto que no, porque ella tampoco era como las demás mujeres que había en esa fiesta o en el resto del mundo. También era única y diferente, tanto que cada vez tenía muchas menos dudas de que esa mirada azulada fuese la misma que había compartido un baile bajo la lluvia con él. Si las cosas fuesen así, mucho estaba en peligro para aquel griego porque no era bueno que un grupo de gente que no eran clientes suyos supiesen de su profesión. Si se enterase su abuelo seguramente todo se iría a la porra y sería justamente lo que le faltaba… adiós a la herencia familiar, seguro acababa ayudando a que las monjas de algún convento pasasen sus ratos de soledad pensando en algo más que en cómo sería derretirse entre unos brazos masculinos.
Sonrió ante el comentario que la muchacha había hecho e incluso soltó una sonora carcajada… un caballero… desde luego aquella chica tenía unas ocurrencias…
- ¿Quién os ha dicho que yo sea un caballero? No creo recordar haberos dicho tal cosa ni mucho menos, ¿me equivoco? No sabéis en qué manos acabáis de caer y nunca mejor dicho. Si fuese un caballero seguramente me hubiese dado incluso reparo tocaros o mirar como vuestro escote se asoma más de lo normal pero en absoluto lo soy… creedme, un caballero no podría haceros las cosas que yo estoy pensando ahora mismo - se relamió sin perder aún el contacto con el cuerpo de la chica, dibujando sus curvas de una manera de lo más disimulada y es que sabía que si tocaba de más acabaría llevándose un tortazo… ¿o no? Por supuesto algo como eso a él no le paraba o detenía en absoluto pero por el momento era mejor alejarse de esa fiesta… antes de que se arrepintiese de haber salido de allí con semejante muchacha…
Tenía claro que ella tampoco tenía pensado apartarse y ya está. Claro que la iba a soltar, pero no como la chica estaba pensando. No era un caballero pero tenía algo de cuidado y de modales así que la fue bajando poco a poco. Sonrió de forma maliciosa en cuanto notó como ella misma pasaba sus manos por la nuca del griego, pasando después por su pecho. No eran más que las yemas de los dedos pero era lo suficiente como para que se relamiese, tentado a tocar un poco más también. Él hizo todo lo contrario y es que la chica podía provocar tocando poco y que él desease más pero había otra forma… Las yemas de sus dedos recorrieron también desde la espalda de ella hasta su cintura, de forma suave pero dejando que la chica sintiese perfectamente por donde las pasaba, que pudiese notar a la perfección el tacto de esas manos expertas que podían llevarte al cielo y bajarte al infierno en tan solo un segundo…
Una sonrisa se dibujó de nuevo en su rostro mientras veía como ella se colocaba bien el vestido y empezaba hablar sobre el motivo por el que odiaba esa fiesta. No era para menos, a él le pasaba algo parecido solo que en vez de intentar tocarle con poco disimulo, en su caso las chicas se le abrazaban o se le tiraban encima, fingían incluso que se habían tropezado para que las sujetase… Las gilipolleces que hacían las niñas que no habían llegado a la lección de “cómo tentar a un hombre”.
- Siento rebatir vuestra teoría pero yo al menos he sabido tocaros con el debido disimulo. Aunque si lo pienso bien, debería haberos dejado caer en el suelo… Entonces sí que habríais estado a mi completa merced. De todos modos mi señora, creo que no he sido el único que ha aprovechado el momento. Por desgracia vos me negaréis que hayáis querido tentarme tan solo con ese tacto… Creo que a vos también os faltan un par de lecciones que aprender acerca de cómo conquistar a un “no caballero”. - murmuró a la vez que se encogía de hombros pensando que desde luego la chica tenía la palabra perfecta que decir en todo momento. Lástima que él fuese exactamente igual… Es más, se le acababa de ocurrir la respuesta perfecta a algo que había dicho… ella misma se lo ponía en bandeja… - Uh… qué bien ha sonado eso… podemos ponerlo en práctica cuando vos queráis… así que me vais a dar en el trasero… ¿en plan “pégame que eso me pone”? No sois tonta… - murmuró relamiéndose los labios de una manera de lo más tentadora. Sí, lo había dicho básicamente para molestarla aunque tenía todo de su parte en esos momentos para conseguir mucho más…
Arqueó una de sus cejas en cuanto vio como le tomaba de aquel modo del brazo y pensó que era una completa tontería ponerse a fingir en un momento como ese cuando no había apenas gente por los alrededores. Eso era bueno para ellos porque si alguien les hubiese visto, los rumores habrían comenzado y era lo que faltaba… ¿o no…?
- Siempre podeis llamarme esclavo si no os gusta mi nombre… Por supuesto cumpliría todo aquello que mi ama me dijese… No se estrese tanto joven, solo estoy bromeando… - sonrió de aquel modo tan suyo antes de escuchar la pregunta desafortunada que había hecho la rubia… Seguramente ni siquiera pensaba en las consecuencias que podían tener cada uno de sus movimientos o palabras…
Así que sin más se soltó de su brazo y la tomó de la cintura, caminando hasta dejarla contra uno de los árboles que había en aquel enorme jardín. Solo la luz de la luna y algunos grillos cantando una melodía tan solo para ellos dos era la compañía que tenían esa extraña pareja que habían decidido pasar una noche mucho más interesante que la que cualquier fiesta de la alta sociedad podría darte… Apoyó una de sus manos a la altura de la cabeza de la muchacha, justo en el tronco del árbol y la otra la llevó hasta la cintura de ella… si no recordaba mal, no era la primera vez que la tenía así en absoluto.
- Puedo hacer que os escuchen hasta en los confines del universo si así lo deseáis… por supuesto no creo que una dama como vos se atreva a tan solo jugar un poco con alguien que sobre todo, no es un caballero… ¿Retozar en la hierba? No, prefiero veros por completo en un lugar como este… - murmuró cerca de sus labios, entreabriendo éstos para que la rubia pudiese notar el aliento de él chocando contra sus labios de una manera de lo más sugerente. Antes de que pudiese decir nada repitió algo que ya había hecho por ver la reacción de ella… sus labios se acercaron un poco más, dando la impresión de que iba a besarla, pero se desvió para rozar con éstos una de las mejillas de ella, pasando después hasta su oído. Con una de sus manos apartó el cabello rubio que caía por su hombro y lamió detrás de la oreja, bajando después por el cuello de forma lenta y tentadora - Y decidme… ¿Cuál es vuestro nombre? No creo que queráis que os susurre otro nombre mientras os hago sentir el placer que nadie a parte de mí puede daros… - sintió la necesidad de terminar esa frase con un “mi diosa griega” pero no estaba aún seguro de que fuese ella… había cosas que había que ver antes de aventurarse a decir algo de ese calibre
Adonis Komadina- Prostituta Clase Baja
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Fecha de inscripción : 02/07/2011
Re: ¿Nos descubrimos?
Eso que se lo creía él ¿qué en qué manos había caído? A saber pero ¿y él? Le compadecía, mucho además pero negar que se lo había pasado bien aquella noche era mentirle, incluso después de intentar conciliar el sueño porque pensaba que no podía ser real o no... no él ni mucho menos, lo que había pasado, el insomnio era causado por sus propios nervios y por lo que se había mojado... la señora Lacroix estuvo hasta bien entrada la madrugada regañándola, cambiarla de ropa y peinarla entre lamentaciones “¿Porqué haces estas cosas?”, pues porque era un rollo ¿quién quiere estar en una fiesta de esas? Solo los patanes sin nada que hacer por las noches, ella se conformaba con poco... muy poco, recordó aquella tarde con Vittorio y la comida italiana ¿para qué más? Para ella era suficiente. Y si no había entendido mal ¿Estaba fantaseando con ella? Un baboso para no variar y no le gustó oír eso para nada, como tampoco lo de toquetearla...vale que ella se había aprovechado de las circunstancias para pasar “sin querer” las manos por su pecho...y como aquella vez, su boca se entreabrió al notar el tacto sobre su ropa...quemándole la piel, era él... estaba segura de ello...
Carraspeó mirando hacia otro lado, no iba aún a dar la nota pero que no se pasase... no era un caballero era un.. cortesano, él se lo había chivado aquella noche por lo que el contacto femenino estaba más acostumbrado ¿porqué no quería estar en la fiesta? Sí, no las aguantaba como ella pero quizás tenía que ver con que no era a las mujeres que estaba acostumbrado, habría estado con tantas...que curiosidad ¿llevaría la cuenta? No sabía de esas cosas pero le llamaba la atención, sus ojos azules le recorrieron un instante con una breve sonrisita, pero si ese pequeño tacto había sido “diferente” lo entendía todo...él era en sí una tentación y ni una se resistía, ninguna ...menos ella, no le interesaba lo más mínimo profundizar tanto con un hombre y eso que había tenido oportunidades...muy obvias.
-Por supuesto, me encanta que me azoten y me susurren palabras malsonantes mientras no paran de moverse sobre mí, ah y que me aten aún más ¿Y en qué demonios estabais pensando antes sobre mi escote? No creais que se me ha olvidado... -entornó los ojos riendo y negando con la cabeza, no se cortó en decirlo en tono normal si los oían pues muy bien, así eran las cosas pero el descarado ¿Cómo que caerla al suelo? Seguro que había atacado cual buitre, solo que ni se pensaba que ella era peor que un buitre... -¿Seriais mi esclavo, señor Komadina? Estais...¿estais seguro de lo que estais diciendo? porque como me digais que sí... realizaré en vos todos mis pensamientos oscuros y perversos, vuestra mente anda también por esas ramas, no me estoy equivocando... sí que sois peligroso, un peligroso demonio con carita de ángel, os he calado, mi señor....
No se hizo la sorprendida ni gritó, alzó bien el rostro ante tal repentino gesto ...recordó que estuvo así aquella vez y entornó los ojos como si no se lo creyese, ¿Ahora los jóvenes se dedicaban a acorralar a las mujeres en los árboles? Les parecería sexy pero lo que a ella era...ahora mismo no, eso sí, volvía a tenerlo muy cerca... tan cerca como aquella vez y de nuevo lo dibujó con sus ojos azules, era atractivo y con esos ojos que parecían querer traspasarte pero ella no se dejó impresionar...es más, sus dos manos las alzó a la altura de su cabeza como que la había apresado...encogiéndose de hombros después. ¿Pensaba en serio que le suplicaría que la besase? No, nunca y jamás de los jamases... apretó los labios para que no la besara y ladeó de forma inconsciente al mismo lado que él le había rozado la mejilla ¿lo había buscado? Castigo, eso era lo que se merecía ahora...
Sonrió negando con la cabeza, no iba a decirle su nombre aún... ¿la había reconocido? Si no, no tenía mérito aquello que pasó en el callejón, repetía la misma historia y eso la decepcionó como la enfadó, mucho...muchísimo...frunció el ceño y negó con brusquedad con la cabeza, que no, que no se lo iba a decir y punto... a esto se dedicaba el jovencito, a jugar con todas...
-No creo que sea necesario saberlo porque no hareis tal cosa...así que dejemos la fiesta en paz ¿quereis? No me gusta que me ronden, mucho menos que unos labios ajenos me toquen, no me gusta... cuanto mayor sea la distancia mejor y no sonriais de esa manera tan socarrona, no sois el primero que me ha besado ¡ah no! Que no lo habeis hecho, lo que no quiere decir que no lo haya experimentado y ya no sé que digo ¡me estais liando! -su ceño fruncido, su voz un poco exaltada y aquella respiración entrecortada que alzaba un tanto más su pecho al respirar tan deprisa... no podía hacerla más adorable.
Una voz se oyó no muy lejos, gracias a la poca luz que había y la gran copa del árbol no se les verían, ver quién era...su primer impulso fue tomarle de la chaqueta y atraerle hacia sí para ocultarse mejor en el árbol, no podían verla... y menos con aquel vividor, porque eso era lo que ella para ella... tiró con tanta fuerza que entre el peso de él, la hierba espesa y que no veía nada... tropezó llevándose a él consigo, cayendo sobre la mullida hierba y sí, tapándole la boca para que no dijese nada... lo miró a los ojos ya que estaba sobre ella e intentando que no la tocase... no quería ese tipo de contacto, ¿porqué le pasaban estas cosas? Y es que como se le ocurriera hacer ruido y la pillasen que pedazo de castigo le esperaba, no saldría en toda su vida...una preocupada señora Lacroix...miraba por los alrededores del balcón...gritando su nombre a los cuatro vientos, tendría que darse cuenta alguna vez..
-Bryanna Lynn Appleby sé que andas por ahí, cuando te presentes ante mí que sepas que estás castigada... ¿me oyes Bryanna? No te valen las excusas ni nada por el estilo...se acabó -irritada volvió a la fiesta pero en cuanto no oyó nada más se echó a reír...le encantaba la señora Lacroix enfadada, la cólera que le daba ver que se escaqueaba aunque lo prometiese y siempre ganaba diciendo una de las suyas...
Entre risas, lo miró de nuevo … lo apartó de un pequeño golpe en el pecho, pero...antes le atrajo de nuevo hacia sí por la camisa , sus labios casi se tocan...y la joven los entreabrió como él había hecho momentos antes... ella se aventuró a rozar con su superior el inferior de él y el superior mordisquearlo...seguido de una sonrisa, susurrando su nombre en su boca.
-Me podeis llamar Bryanna ¿contento? Y ahora apartaos, necesito salir de aquí ¿dónde vais a llevarme que no sea vuestra cama? Porque venga vale, os concedo el honor que en acompañarme esta noche... piensa en donde me vas a llevar porque el hombre aquí eres tú aunque suene a burla -desvió la boca hacia su mejilla y lamió ésta con una sonrisa , como no.. intentó quitárselo de encima... no , no le gustaba tenerlo cerca.
Carraspeó mirando hacia otro lado, no iba aún a dar la nota pero que no se pasase... no era un caballero era un.. cortesano, él se lo había chivado aquella noche por lo que el contacto femenino estaba más acostumbrado ¿porqué no quería estar en la fiesta? Sí, no las aguantaba como ella pero quizás tenía que ver con que no era a las mujeres que estaba acostumbrado, habría estado con tantas...que curiosidad ¿llevaría la cuenta? No sabía de esas cosas pero le llamaba la atención, sus ojos azules le recorrieron un instante con una breve sonrisita, pero si ese pequeño tacto había sido “diferente” lo entendía todo...él era en sí una tentación y ni una se resistía, ninguna ...menos ella, no le interesaba lo más mínimo profundizar tanto con un hombre y eso que había tenido oportunidades...muy obvias.
-Por supuesto, me encanta que me azoten y me susurren palabras malsonantes mientras no paran de moverse sobre mí, ah y que me aten aún más ¿Y en qué demonios estabais pensando antes sobre mi escote? No creais que se me ha olvidado... -entornó los ojos riendo y negando con la cabeza, no se cortó en decirlo en tono normal si los oían pues muy bien, así eran las cosas pero el descarado ¿Cómo que caerla al suelo? Seguro que había atacado cual buitre, solo que ni se pensaba que ella era peor que un buitre... -¿Seriais mi esclavo, señor Komadina? Estais...¿estais seguro de lo que estais diciendo? porque como me digais que sí... realizaré en vos todos mis pensamientos oscuros y perversos, vuestra mente anda también por esas ramas, no me estoy equivocando... sí que sois peligroso, un peligroso demonio con carita de ángel, os he calado, mi señor....
No se hizo la sorprendida ni gritó, alzó bien el rostro ante tal repentino gesto ...recordó que estuvo así aquella vez y entornó los ojos como si no se lo creyese, ¿Ahora los jóvenes se dedicaban a acorralar a las mujeres en los árboles? Les parecería sexy pero lo que a ella era...ahora mismo no, eso sí, volvía a tenerlo muy cerca... tan cerca como aquella vez y de nuevo lo dibujó con sus ojos azules, era atractivo y con esos ojos que parecían querer traspasarte pero ella no se dejó impresionar...es más, sus dos manos las alzó a la altura de su cabeza como que la había apresado...encogiéndose de hombros después. ¿Pensaba en serio que le suplicaría que la besase? No, nunca y jamás de los jamases... apretó los labios para que no la besara y ladeó de forma inconsciente al mismo lado que él le había rozado la mejilla ¿lo había buscado? Castigo, eso era lo que se merecía ahora...
Sonrió negando con la cabeza, no iba a decirle su nombre aún... ¿la había reconocido? Si no, no tenía mérito aquello que pasó en el callejón, repetía la misma historia y eso la decepcionó como la enfadó, mucho...muchísimo...frunció el ceño y negó con brusquedad con la cabeza, que no, que no se lo iba a decir y punto... a esto se dedicaba el jovencito, a jugar con todas...
-No creo que sea necesario saberlo porque no hareis tal cosa...así que dejemos la fiesta en paz ¿quereis? No me gusta que me ronden, mucho menos que unos labios ajenos me toquen, no me gusta... cuanto mayor sea la distancia mejor y no sonriais de esa manera tan socarrona, no sois el primero que me ha besado ¡ah no! Que no lo habeis hecho, lo que no quiere decir que no lo haya experimentado y ya no sé que digo ¡me estais liando! -su ceño fruncido, su voz un poco exaltada y aquella respiración entrecortada que alzaba un tanto más su pecho al respirar tan deprisa... no podía hacerla más adorable.
Una voz se oyó no muy lejos, gracias a la poca luz que había y la gran copa del árbol no se les verían, ver quién era...su primer impulso fue tomarle de la chaqueta y atraerle hacia sí para ocultarse mejor en el árbol, no podían verla... y menos con aquel vividor, porque eso era lo que ella para ella... tiró con tanta fuerza que entre el peso de él, la hierba espesa y que no veía nada... tropezó llevándose a él consigo, cayendo sobre la mullida hierba y sí, tapándole la boca para que no dijese nada... lo miró a los ojos ya que estaba sobre ella e intentando que no la tocase... no quería ese tipo de contacto, ¿porqué le pasaban estas cosas? Y es que como se le ocurriera hacer ruido y la pillasen que pedazo de castigo le esperaba, no saldría en toda su vida...una preocupada señora Lacroix...miraba por los alrededores del balcón...gritando su nombre a los cuatro vientos, tendría que darse cuenta alguna vez..
-Bryanna Lynn Appleby sé que andas por ahí, cuando te presentes ante mí que sepas que estás castigada... ¿me oyes Bryanna? No te valen las excusas ni nada por el estilo...se acabó -irritada volvió a la fiesta pero en cuanto no oyó nada más se echó a reír...le encantaba la señora Lacroix enfadada, la cólera que le daba ver que se escaqueaba aunque lo prometiese y siempre ganaba diciendo una de las suyas...
Entre risas, lo miró de nuevo … lo apartó de un pequeño golpe en el pecho, pero...antes le atrajo de nuevo hacia sí por la camisa , sus labios casi se tocan...y la joven los entreabrió como él había hecho momentos antes... ella se aventuró a rozar con su superior el inferior de él y el superior mordisquearlo...seguido de una sonrisa, susurrando su nombre en su boca.
-Me podeis llamar Bryanna ¿contento? Y ahora apartaos, necesito salir de aquí ¿dónde vais a llevarme que no sea vuestra cama? Porque venga vale, os concedo el honor que en acompañarme esta noche... piensa en donde me vas a llevar porque el hombre aquí eres tú aunque suene a burla -desvió la boca hacia su mejilla y lamió ésta con una sonrisa , como no.. intentó quitárselo de encima... no , no le gustaba tenerlo cerca.
Abbey Appleby- Cazador Clase Alta
- Mensajes : 505
Fecha de inscripción : 23/03/2011
Localización : París-Londres
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: ¿Nos descubrimos?
Sonrió más que divertido tan solo con escuchar lo que la chica le decía ahora… vaya, parecía que en absoluto tenía aquellas… formas que se suponía una señorita de aquella época debía tener y eso era algo que tan solo había visto una vez antes. Podía decir que conocía perfectamente a las mujeres y en todo el tiempo en el que había estado llevando a cabo ese trabajo tan… extraño, jamás se había encontrado con una mujer que supiese poner las cosas en su sitio a los hombres de la forma en la que lo hacía aquella muchacha que tenía delante de él en esos momentos. Una gran casualidad que las dos personas con las que se había encontrado en escaso tiempo pensasen del mismo modo, fuesen rubias, con el cuerpo muy parecido y esos ojos claros que había podido ver a través de esa máscara dorada que adornaba su rostro en esa noche lluviosa. Para él no había duda, ella era aquella diosa griega y ahora tendría su momento, ahora podría decirle aquello que no había podido esa noche pero prefería tener cuidado e ir despacio… no había ninguna prisa en absoluto.
Incluso parecía que no se le había olvidado el comentario que había hecho antes sobre su escote y eso le pareció incluso gracioso porque parecía que ponía mucho empeño en saber qué sería lo que él pensaba o no acerca de su cuerpo. Si fuese una de esas mujeres que simplemente se cerraban a los demás y ya está, seguramente le hubiese pegado una bofetada por aquel comentario pero ella, en vez de eso, lo que hacía era querer saber más. Y entonces recordó la tentación de esa noche lluviosa en la que estaba seguro se habían conocido. Ella también había sido tentada, pero a diferencia del resto de mujeres, se había marchado y él, a diferencia del resto de hombres, la había dejado marchar…
- Ya veo que estais muy especializada en temas prohibidos… deberíais tener cuidado con la persona a la que se lo contais, incluso podrían tomaros por una bruja y echaros a la hoguera si escuchasen todas las cosas que estáis diciendo y que según vos hacéis… permitid que lo dude ahora que aún veo algún rastro de “mujer” en vos - sonrió divertido y es que no iba a contestar a lo de su escote y por otro lado si ella tiraba, él podía hacerlo más. Era una situación de lo más extraña y es que se podía notar la tentación que había entre los dos sin problemas pero aún así… ambos parecían negar lo que era evidente. - Creí que ya os había dejado claro que no era ningún ángel desde el primer momento, mi señora… creí haberos dejado claro que era un demonio aunque nadie quiera llegar a verlo. Por supuesto cumpliría todos y cada uno de vuestros deseos, ¿tan sumamente raro os parece? Sabéis a qué me dedico… no hace falta que os hagáis la ingenua. Mi trabajo es complacer a las mujeres y como os dije, no os cobraría por ello… no tengo por qué hacerlo ¿verdad? - algo había dejado caer ya y es que no podía esconder que sabía quién era aquella chica que se encontraba ahora pasando la noche a su lado de una forma totalmente diferente a la que cualquier otra mujer lo haría. Las cosas las había dejado bastante claras… sería cosa de ella entenderlo o no…
No hubo respuesta alguna por su parte y eso podía significar algo… vio como fruncía el ceño, lo que le pareció de lo más tierno porque… ¿eso significaba algo? Si, seguramente ella estaba pensando que le estaba haciendo de nuevo lo mismo… lo mismo que había ocurrido en ese callejón. Por supuesto tenía una razón para ello y era ni más ni menos que descubrirla… ante sus ojos azules quería volver a ver a esa diosa griega, no entendía el motivo, pero era pura necesidad de continuar con lo que habían dejado en ese callejón…
Rió cuando ella le dijo todo aquello. Esperó incluso una bofetada, golpe que no llegó en absoluto, Lo único que parecía conseguir en ella era liarle más y más. Incluso la chica lo reconoció y era algo normal porque aunque no quisiera decirlo, debía estar nerviosa por la cercanía que sus cuerpos tenían en ese mismo momento…
- Golpeadme pues si tan poco os gusta lo que estoy haciendo. Es lo primero que deberíais haber hecho aunque no os voy a negar que quizás me guste que me deis una bofetada e incluso me excite mucho más… ¿Qué insinuáis con que no os he besado y ya lo habéis probado? ¿Pensais que me importa que otros hombres os hayan probado? En absoluto… y sí, no os he besado pero ¿acaso lo deseáis tanto? A diferencia de los demás hombres, seréis vos quien me bese… esa será la diferencia… - sonrió de aquel modo tan suyo, de forma tentadora y es que sabía que lo conseguiría, antes o después. Adonis siempre tenía todo aquello que quería y esa rubia no iba a ser menos…
Sin embargo sus ojos acabaron posados en otro lugar, ya que pudo escuchar una voz que gritaba algo… era una voz femenina, de eso no tenía duda alguna pero no le hacía demasiada gracia que justo en ese momento le hubiesen interrumpido. Lo que no esperó fue que cuando quiso darse cuenta, estaba encima de la chica, los dos tirados sobre la hierba. Arqueó una de sus cejas antes de notar como le tapaba la boca, escuchando más cerca entonces aquella voz y pudiendo entender perfectamente lo que decía… al parecer estaba buscando precisamente a la chica y fue cuando pudo escuchar su nombre… así que Bryanna… La miró de lo más divertido y lamió su mano con cuidado, despacio y de manera tentadora sabiendo que ella la apartaría de inmediato. Cuando lo hizo se aventuró a acercarse a su cuello, lamiéndolo antes de taparle a ella la boca. Ni siquiera la chica había terminado de hablar diciendo todo eso que, en verdad, le daba igual…
Le había incluso intentado apartar pero no había sido suficiente porque continuaba sobre ella. Con sus labios rozó la mejilla de la muchacha, lamiéndola suavemente después. Subió un poco más para rozar con su labio inferior el de ella y sonrió, tapándole de nuevo la boca.
- No pienso llevaros a mi cama y podría haceros lo que quisiera aquí, después de todo la última vez me dejasteis plantado sin más… Podéis estar tranquila my lady, no os voy a hacer nada… que vos no queráis. Después de todo… -se acercó a su oído para susurrar algo de forma tentadora - Haría cualquier cosa que vos me pidieseis Bryanna… mi diosa griega… - sonrió antes de morder el lóbulo de su oreja y bajar después besos húmedos por su cuello, llegando hasta su escote, el cual lamió y mordió, elevando su rostro después para fijarse en sus ojos… azul contra azul en una mirada que podría decir cualquier cosa. Apartó su mano de la boca de ella y se acercó a sus labios, notando como su aliento chocaba contra el de ella - Quiero hacer negocios con vos, Bryanna… creo que después de todo deberíamos dejar a un lado las formalidades y llamarnos por nuestros nombres. No soy un caballero y menos aún un hombre como cualquier otro. Por mucho dinero que tenga no soy más que un cortesano por las noches así que podéis tratarme como mejor os convenga. Por supuesto… quiero proponeros algo que no podréis rechazar. Es vuestro pasaporte para la libertad… y el mio para la riqueza… - la miró fijamente a los ojos, clavando sus ojos claro en los de ella - Podría conseguir que no vayais a más fiestas de estas, que ningún hombre os vuelva a rondar si vos no queréis y vuestra libertad. ¿Os habéis imaginado cómo sería hacer todo lo que quisierais sin que nadie os pidiese explicaciones? -
Incluso parecía que no se le había olvidado el comentario que había hecho antes sobre su escote y eso le pareció incluso gracioso porque parecía que ponía mucho empeño en saber qué sería lo que él pensaba o no acerca de su cuerpo. Si fuese una de esas mujeres que simplemente se cerraban a los demás y ya está, seguramente le hubiese pegado una bofetada por aquel comentario pero ella, en vez de eso, lo que hacía era querer saber más. Y entonces recordó la tentación de esa noche lluviosa en la que estaba seguro se habían conocido. Ella también había sido tentada, pero a diferencia del resto de mujeres, se había marchado y él, a diferencia del resto de hombres, la había dejado marchar…
- Ya veo que estais muy especializada en temas prohibidos… deberíais tener cuidado con la persona a la que se lo contais, incluso podrían tomaros por una bruja y echaros a la hoguera si escuchasen todas las cosas que estáis diciendo y que según vos hacéis… permitid que lo dude ahora que aún veo algún rastro de “mujer” en vos - sonrió divertido y es que no iba a contestar a lo de su escote y por otro lado si ella tiraba, él podía hacerlo más. Era una situación de lo más extraña y es que se podía notar la tentación que había entre los dos sin problemas pero aún así… ambos parecían negar lo que era evidente. - Creí que ya os había dejado claro que no era ningún ángel desde el primer momento, mi señora… creí haberos dejado claro que era un demonio aunque nadie quiera llegar a verlo. Por supuesto cumpliría todos y cada uno de vuestros deseos, ¿tan sumamente raro os parece? Sabéis a qué me dedico… no hace falta que os hagáis la ingenua. Mi trabajo es complacer a las mujeres y como os dije, no os cobraría por ello… no tengo por qué hacerlo ¿verdad? - algo había dejado caer ya y es que no podía esconder que sabía quién era aquella chica que se encontraba ahora pasando la noche a su lado de una forma totalmente diferente a la que cualquier otra mujer lo haría. Las cosas las había dejado bastante claras… sería cosa de ella entenderlo o no…
No hubo respuesta alguna por su parte y eso podía significar algo… vio como fruncía el ceño, lo que le pareció de lo más tierno porque… ¿eso significaba algo? Si, seguramente ella estaba pensando que le estaba haciendo de nuevo lo mismo… lo mismo que había ocurrido en ese callejón. Por supuesto tenía una razón para ello y era ni más ni menos que descubrirla… ante sus ojos azules quería volver a ver a esa diosa griega, no entendía el motivo, pero era pura necesidad de continuar con lo que habían dejado en ese callejón…
Rió cuando ella le dijo todo aquello. Esperó incluso una bofetada, golpe que no llegó en absoluto, Lo único que parecía conseguir en ella era liarle más y más. Incluso la chica lo reconoció y era algo normal porque aunque no quisiera decirlo, debía estar nerviosa por la cercanía que sus cuerpos tenían en ese mismo momento…
- Golpeadme pues si tan poco os gusta lo que estoy haciendo. Es lo primero que deberíais haber hecho aunque no os voy a negar que quizás me guste que me deis una bofetada e incluso me excite mucho más… ¿Qué insinuáis con que no os he besado y ya lo habéis probado? ¿Pensais que me importa que otros hombres os hayan probado? En absoluto… y sí, no os he besado pero ¿acaso lo deseáis tanto? A diferencia de los demás hombres, seréis vos quien me bese… esa será la diferencia… - sonrió de aquel modo tan suyo, de forma tentadora y es que sabía que lo conseguiría, antes o después. Adonis siempre tenía todo aquello que quería y esa rubia no iba a ser menos…
Sin embargo sus ojos acabaron posados en otro lugar, ya que pudo escuchar una voz que gritaba algo… era una voz femenina, de eso no tenía duda alguna pero no le hacía demasiada gracia que justo en ese momento le hubiesen interrumpido. Lo que no esperó fue que cuando quiso darse cuenta, estaba encima de la chica, los dos tirados sobre la hierba. Arqueó una de sus cejas antes de notar como le tapaba la boca, escuchando más cerca entonces aquella voz y pudiendo entender perfectamente lo que decía… al parecer estaba buscando precisamente a la chica y fue cuando pudo escuchar su nombre… así que Bryanna… La miró de lo más divertido y lamió su mano con cuidado, despacio y de manera tentadora sabiendo que ella la apartaría de inmediato. Cuando lo hizo se aventuró a acercarse a su cuello, lamiéndolo antes de taparle a ella la boca. Ni siquiera la chica había terminado de hablar diciendo todo eso que, en verdad, le daba igual…
Le había incluso intentado apartar pero no había sido suficiente porque continuaba sobre ella. Con sus labios rozó la mejilla de la muchacha, lamiéndola suavemente después. Subió un poco más para rozar con su labio inferior el de ella y sonrió, tapándole de nuevo la boca.
- No pienso llevaros a mi cama y podría haceros lo que quisiera aquí, después de todo la última vez me dejasteis plantado sin más… Podéis estar tranquila my lady, no os voy a hacer nada… que vos no queráis. Después de todo… -se acercó a su oído para susurrar algo de forma tentadora - Haría cualquier cosa que vos me pidieseis Bryanna… mi diosa griega… - sonrió antes de morder el lóbulo de su oreja y bajar después besos húmedos por su cuello, llegando hasta su escote, el cual lamió y mordió, elevando su rostro después para fijarse en sus ojos… azul contra azul en una mirada que podría decir cualquier cosa. Apartó su mano de la boca de ella y se acercó a sus labios, notando como su aliento chocaba contra el de ella - Quiero hacer negocios con vos, Bryanna… creo que después de todo deberíamos dejar a un lado las formalidades y llamarnos por nuestros nombres. No soy un caballero y menos aún un hombre como cualquier otro. Por mucho dinero que tenga no soy más que un cortesano por las noches así que podéis tratarme como mejor os convenga. Por supuesto… quiero proponeros algo que no podréis rechazar. Es vuestro pasaporte para la libertad… y el mio para la riqueza… - la miró fijamente a los ojos, clavando sus ojos claro en los de ella - Podría conseguir que no vayais a más fiestas de estas, que ningún hombre os vuelva a rondar si vos no queréis y vuestra libertad. ¿Os habéis imaginado cómo sería hacer todo lo que quisierais sin que nadie os pidiese explicaciones? -
Adonis Komadina- Prostituta Clase Baja
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Fecha de inscripción : 02/07/2011
Re: ¿Nos descubrimos?
Aquel demonio no hacía más que tentarla y aunque parecía que ella hacía lo mismo, como siempre y como hacía en estas circunstancias se acercaba un tanto y lo esquivaba. ¿Restos de mujer? Le había acusado de bruja pero el único brujo aquí era él... si existían esas criaturas de la noche ¿porqué no los brujos? Esos pensamientos le hicieron chasquear la lengua sin abandonar aquella sonrisita de suficiencia, ya sabía que no le cobraría por “esos servicios” solo que no entendía porqué...¿a lo mejor porque no estaba interesada? Fuese como fuese no lo iba a aceptar, ¿para qué? No necesitaba esas atenciones y menos por parte de un cortesano, aún no sabía que estaba rodeada de tantos así, conocía a 3 pero que supiese a lo que se dedicaba solo de él ¿qué era su trabajo complacer a las mujeres? Que lo hiciese pero con ella no, porque no era como las demás y no estaba tan desesperada...por mucho que le costase apartarse, no, no iba a darle el gusto y el placer de que ella se estremeciese en sus brazos, ni en él ni en nadie... ella solo jugaba pero eso no implicaba terminar siendo de alguien, ella era de ella y punto... y quién fuese su esposo se lo dejaría más que claro, no se iba a casar con cualquiera...y mucho menos que dijesen que “era de su propiedad” como lo odiaba.
-Que considerado pero mi respuesta sigue siendo que no, no me interesa eso de su trabajo...lo siento, creo que hemos tenido esta conversación antes ¿no es así? Y no sigais por ese camino porque no, ¿pensais en serio que...? ¿qué vais a hacer que os pida y os ruegue un beso?Estais muy seguro de algo imposible, pero podeis intentarlo... si no lo intentais no lo sabeis será divertido -se echó a reír realmente divertida, aquel hombre tan seguro de sí mismo le divertía ¿pensaba en serio que iba a dejarle? No, solo le había besado una persona y era aquel desvergonzado jovencito pero nada más... era un juego por ambas partes y aunque esto parecía otro igual se negó en rotundo a darle ese privilegio, al contrario que ella había besado muchas bocas, tocado muchos cuerpos y no iba a coleccionarla, nadie podía hacer eso porque nadie se lo merecía.
Frunció el ceño seguido de una sonrisa cuando notó como lamía su mano, la apartó en el mismo momento que la rozó, ese roce sobraba y ya estaba, se lo quitaría de encima, se inclinó para levantarse pero él fue más rápido, abrió sus ojos azules al notarlo sobre su cuello, se revolvió e intentó quitárselo de encima pero entre que no podía porque era más fuerte y si la oyesen y la vieran con tal tipo sería su fin... tuvo que dejarlo pasar encendiéndose al instante aquellas mejillas... maldito y mil veces maldito, se había condenado ella sola y él estaba a traición sobre ella haciéndole lo que le daba la gana, esta...se la iba a pagar...se puso más roja por lamerle la mejilla. No, no podía permitirlo así que sin importarle si la señora Lacroix estuviese allí lo apartó de un reempujón, lo intentó otra vez para nada. Más sorprendida fue cuando le dijo al oído que haría lo que quisiera y de paso esa tentadora caricia, apretó los labios para que no oyese nada, ni siquiera un suspiro menos un gemido, pero fue inevitable que su piel se erizase... malditos instintos si ella pudiese también cambiar eso, así que lo aprovechó, sonrió de esa manera tan provocativa, aferrando la mano a su camisa para atraerle hacia sí y ser ella quién ahora estuviese cerca de su oído, rozándolo tan solo con los labios.
-¿En serio, principito? Pues ya que vais a hacer todo lo que deseo...¡apartaos de mí ahora mismo! Maldita sea. Y deja de llamarme de vos, yo también lo haré... -se calló no por la cercanía de su boca si no por sus palabras, una total atención puesta solo en él ¿negocios? No eran ese tipo de negocios de los que le había insinuado porque su tono fue diferente. Entecerró los ojos sin entender y ladeó la cabeza rozándole los labios y riendo después, eso que decía sonaba muy bien seguro que había truco pero sí, estaba interesada ¿pues quién no querría quitarse de encima todo aquello a lo que se refería-Bien Adonis ¿y de qué negocio se trata? No me gusta que se anden por las ramas, y será mejor dejar de jugar antes de que el juego te plante cara -mordió el labio inferior para lamerlo después y que su barbilla fuese mordisqueada a la vez que seguía hablando -Sea el trato que sea, no quiero que me toques más ¿entiendes eso? No soy una clienta y mucho menos quiero serlo, ya te lo dejé claro...expón el trato y quizás lo cumpla pero como haya algo que no me guste , olvidaros... sabrás que yo no voy por ahí arrastrando a hombres y tirarlos sobre la hierba, claro que no podemos decir eso de ti... ¿qué ganas con ese trato? Porque para mí sería lo mejor que podía pasarme, no quiero seguir yendo a fiestas, pero mirándolo por otro lado hasta escapándome de todas me pasan cosas emocionantes y no, no tienes que echarte flores, no me refería a ti, por supuesto. ¿Me vais a encerrar en una torre? Porque suena a eso, puede que esté, interesada...habla...-Pero entonces abrió los ojos realmente sorprendida ¿y si al final era un brujo? Ya nada iba a sorprenderle- ¿Qué eres una especie de brujo o genio de la lámpara de esos cuentos que te cuentan de niño?- dejó de tirar de su camiseta colando dos de sus dedos por donde tenía abierta la camisa y rozar su piel, siguiendo la trayectoria..apoyando la mano en su pecho y bajar hasta apoyarla en su vientre, ni siquiera se había dado cuenta de eso estaba demasiado metida en su mundo.
-Que considerado pero mi respuesta sigue siendo que no, no me interesa eso de su trabajo...lo siento, creo que hemos tenido esta conversación antes ¿no es así? Y no sigais por ese camino porque no, ¿pensais en serio que...? ¿qué vais a hacer que os pida y os ruegue un beso?Estais muy seguro de algo imposible, pero podeis intentarlo... si no lo intentais no lo sabeis será divertido -se echó a reír realmente divertida, aquel hombre tan seguro de sí mismo le divertía ¿pensaba en serio que iba a dejarle? No, solo le había besado una persona y era aquel desvergonzado jovencito pero nada más... era un juego por ambas partes y aunque esto parecía otro igual se negó en rotundo a darle ese privilegio, al contrario que ella había besado muchas bocas, tocado muchos cuerpos y no iba a coleccionarla, nadie podía hacer eso porque nadie se lo merecía.
Frunció el ceño seguido de una sonrisa cuando notó como lamía su mano, la apartó en el mismo momento que la rozó, ese roce sobraba y ya estaba, se lo quitaría de encima, se inclinó para levantarse pero él fue más rápido, abrió sus ojos azules al notarlo sobre su cuello, se revolvió e intentó quitárselo de encima pero entre que no podía porque era más fuerte y si la oyesen y la vieran con tal tipo sería su fin... tuvo que dejarlo pasar encendiéndose al instante aquellas mejillas... maldito y mil veces maldito, se había condenado ella sola y él estaba a traición sobre ella haciéndole lo que le daba la gana, esta...se la iba a pagar...se puso más roja por lamerle la mejilla. No, no podía permitirlo así que sin importarle si la señora Lacroix estuviese allí lo apartó de un reempujón, lo intentó otra vez para nada. Más sorprendida fue cuando le dijo al oído que haría lo que quisiera y de paso esa tentadora caricia, apretó los labios para que no oyese nada, ni siquiera un suspiro menos un gemido, pero fue inevitable que su piel se erizase... malditos instintos si ella pudiese también cambiar eso, así que lo aprovechó, sonrió de esa manera tan provocativa, aferrando la mano a su camisa para atraerle hacia sí y ser ella quién ahora estuviese cerca de su oído, rozándolo tan solo con los labios.
-¿En serio, principito? Pues ya que vais a hacer todo lo que deseo...¡apartaos de mí ahora mismo! Maldita sea. Y deja de llamarme de vos, yo también lo haré... -se calló no por la cercanía de su boca si no por sus palabras, una total atención puesta solo en él ¿negocios? No eran ese tipo de negocios de los que le había insinuado porque su tono fue diferente. Entecerró los ojos sin entender y ladeó la cabeza rozándole los labios y riendo después, eso que decía sonaba muy bien seguro que había truco pero sí, estaba interesada ¿pues quién no querría quitarse de encima todo aquello a lo que se refería-Bien Adonis ¿y de qué negocio se trata? No me gusta que se anden por las ramas, y será mejor dejar de jugar antes de que el juego te plante cara -mordió el labio inferior para lamerlo después y que su barbilla fuese mordisqueada a la vez que seguía hablando -Sea el trato que sea, no quiero que me toques más ¿entiendes eso? No soy una clienta y mucho menos quiero serlo, ya te lo dejé claro...expón el trato y quizás lo cumpla pero como haya algo que no me guste , olvidaros... sabrás que yo no voy por ahí arrastrando a hombres y tirarlos sobre la hierba, claro que no podemos decir eso de ti... ¿qué ganas con ese trato? Porque para mí sería lo mejor que podía pasarme, no quiero seguir yendo a fiestas, pero mirándolo por otro lado hasta escapándome de todas me pasan cosas emocionantes y no, no tienes que echarte flores, no me refería a ti, por supuesto. ¿Me vais a encerrar en una torre? Porque suena a eso, puede que esté, interesada...habla...-Pero entonces abrió los ojos realmente sorprendida ¿y si al final era un brujo? Ya nada iba a sorprenderle- ¿Qué eres una especie de brujo o genio de la lámpara de esos cuentos que te cuentan de niño?- dejó de tirar de su camiseta colando dos de sus dedos por donde tenía abierta la camisa y rozar su piel, siguiendo la trayectoria..apoyando la mano en su pecho y bajar hasta apoyarla en su vientre, ni siquiera se había dado cuenta de eso estaba demasiado metida en su mundo.
Abbey Appleby- Cazador Clase Alta
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Re: ¿Nos descubrimos?
Aquella chica estaba muy equivocada en algo que estaba diciendo. Por supuesto cualquiera hubiese sido capaz de ver la atracción que podía existir entre ellos dos aunque él mismo lo negaría las veces que hiciesen falta tan solo por no darle a ella el gusto de saber que podría ser como uno de esos babosos. Era posible que hablase igual que ellos pero en absoluto quería terminar del mismo modo. Aunque un cortesano, no siempre estaba pensando en su trabajo. Cierto que todas y cada una de las noches que pasaba trabajando en aquel burdel o incluso fuera de él era una noche gratificante, era un momento que quería vivir y lo disfrutaba al máximo. Pero ahora mismo no estaba pensando en llevarse a esa mujer a la cama. No… él podía ser mucho más cruel, tanto que ni siquiera la propia rubia imaginaría cómo.
Rió ante uno de los comentarios que había hecho. Él no había dicho que la chica fuese a rogarle un beso o que fuese a morir por saber cómo sabrían sus labios ni mucho menos. En absoluto porque era una cabeza loca tanto como él, jamás diría algo que iba en contra de sus ‘principios’. Era igual de cabezota y de orgullosa, eso había quedado más que claro y del mismo modo que él jamás rogaría a una mujer por un beso, era de suponer que esa rubia con la que se había escapado de la fiesta no iba a ser menos.
- Perdonad que os contradiga mi señora pero en absoluto he dicho que vayais a rogarme o suplicarme un beso. No os veo cayendo a un nivel social tan bajo como para rogar a un hombre por algo así. Además tampoco lo necesitáis, estoy seguro de que el resto de hombres suplican por un beso de vuestros labios… no os ha hecho falta ni os hará falta rogar a nadie pero… yo no he dicho eso ni mucho menos. Sólo he dicho que vos seréis quien se acerque y me bese. No es algo por lo que ninguno de los dos vaya a perder su orgullo… simplemente caeréis en la tentación… sin más… - sonrió de aquel modo tan suyo y no era para menos puesto que la chica… sí, antes o después sabía que tocaría sus labios y daría lo mejor de sí mismo, todo lo que había aprendido en aquellos años de profesión para que el primer acercamiento lo llevase a cabo ni más ni menos que aquella muchacha que ahora se encontraba debajo de él, tumbada en la hierba…
Arqueó una de sus cejas al ver el comportamiento que tenía y es que era la típica chica que provocaba, intentaba atraer a los hombres pero cuando éstos caían en sus redes, los apartaba siendo un juego de lo más divertido. No era la primera mujer que se encontraba que hacía ese tipo de cosas y era algo que simplemente odiaba porque parecían pensar que no había ningún problema, que no herían a nadie y mientras ellas se divertían, todo lo demás importaba más bien poco. No sabía cuántos habrían sido los hombres que hubiesen tenido ese problema antes que él, ni tampoco es que le interesase demasiado saberlo. No pretendía tener una relación ‘íntima’ con alguien que jugaba de esa manera pero hubo algo que le molestó y es que aunque la chica se comportase de esa forma, continuaba siendo la persona que había estado buscando. Sólo faltaba saber qué sería lo que ella contestaría.
Aquella mujer que parecía estar buscándola no tardó en desaparecer de escena, cansada seguramente de los caprichos de una joven adinerada que prefería estar dando vueltas por las calles más inóspitas de la capital francesa antes que en una fiesta de la alta sociedad en la que pudiese encontrar por fin y seguramente de una buena vez, un marido que la soportase. Rió sin más ante aquel pensamiento que había venido a su mente aunque estaba seguro que ella le tomaría por un loco… o mejor aún, podría pensar que se había reído al darse cuenta de que la piel de la chica se había erizado con tan solo aquella caricia que su lengua le había dedicado. Fuese como fuese, jugar con ella también iba a ser divertido así que se relamió los labios esperando, seguramente, una bofetada por su parte… mujeres…
- Ah, se me olvidó mencionar algo y es que haré todo lo que vos deseéis siempre que sea algo que esté a la altura de mis manos… quitarme de encima no está al alcance de mis manos ahora mismo así que tendréis que aguantaros con lo que hay - sonrió de lo más tentador antes de notar como le atraía hacia ella y le decía no solo que dejase de llamarle de ‘usted’ sino que además parecía que aquel negocio que le estaba proponiendo había llamado la atención de la chica. No era para menos, parecía que los dos estaban buscando la misma libertad y aunque el precio a pagar quizás fuese alto, no sería él quien se opusiese… Sonrió solo con ver que al menos, las primeras impresiones parecían convencer a la chica, aunque se vio obligado a reir ante un comentario que hizo - Tranquila Bryanna, yo tampoco me dedico a tirar hombres a la hierba o a hacerle cosas en la oscuridad así que en eso supongo que nos parecemos… - sonrió quedándose por completo con ella… no era para menos, se lo había dejado en bandeja de plata.
Se quedó algo pensativo, buscando y eligiendo en su mente las palabras más adecuadas para expresar el negocio que entre los dos podrían llevar a cabo. Desde luego los dos ganaban mucho, demasiado incluso y lo que había que perder no era más que fingir de vez en cuando delante de algunas personas y por supuesto, fingir delante del abuelo del chico. No estaría mal que esa chica que parecía tan solo interesada en la libertad y no en el dinero fuese la que pudiese compartir el resto de su libertad con él. No tendría problema alguno y estaba seguro de que ella tampoco…
- Cásate conmigo. Espera… antes de que grites, me cruces la cara o lo que sea deja que me explique. Mis padres me dejaron una gran fortuna cuando era pequeño, fortuna que mi abuelo ha ido guardando. El hombre tiene una vieja costumbre de pensar que ningún hombre puede sobrevivir si no tiene una mujer a su lado. Mi abuela murió hace tiempo y él ha estado solo, no quiere que su nieto sufra la misma suerte por lo que para darme esa gran fortuna me ha puesto una condición: debo casarme antes de que él pase a mejor vida. Como lo oyes, una tontería de anciano… Necesito a una mujer que no vea el dinero, sino que vea las cosas de la misma forma que yo y tú eres la adecuada. Cada uno hará su vida por libre: no tendrás que ir a ninguna fiesta, al estar casada nadie te rondará y por supuesto yo tampoco lo haré. Serás total y completamente libre al igual que yo también lo seré. No te preocupes, no me voy a enamorar de ti y tu de mi tampoco, eso es algo que si… está prohibido. ¿Qué es lo que pierdes? Lo mismo que yo: habrá que fingir delante de mi abuelo, habrá que hacer una boda falsa y tu familia y la gente de la alta sociedad pensará que tú y yo somos marido y mujer así que deberemos portarnos como tal delante de ellos. ¿Lo que ganas? Libertad, hacer todo lo que quieras. No te pondré obstáculos, no me meteré en tu vida, podrás salir con quien quieras y donde quieras. Por supuesto no te faltará de nada… estarías casada con uno de los hombres más ricos de toda Francia y por supuesto me encargaría de mantenerte. Creo que son muchas ventajas y muy pocos problemas… - no se había levantado de encima de ella, pero tampoco había hecho ningún tipo de contacto. Tan solo la hablaba con los ojos claros clavados en los de ella, con aquel tono serio que era el que solía tener siempre que hablaba de negocios precisamente con algún que otro hombre para vender o comprar fábricas u obreros… Aquello no era más que un negocio con muchas ventajas…
Rió ante uno de los comentarios que había hecho. Él no había dicho que la chica fuese a rogarle un beso o que fuese a morir por saber cómo sabrían sus labios ni mucho menos. En absoluto porque era una cabeza loca tanto como él, jamás diría algo que iba en contra de sus ‘principios’. Era igual de cabezota y de orgullosa, eso había quedado más que claro y del mismo modo que él jamás rogaría a una mujer por un beso, era de suponer que esa rubia con la que se había escapado de la fiesta no iba a ser menos.
- Perdonad que os contradiga mi señora pero en absoluto he dicho que vayais a rogarme o suplicarme un beso. No os veo cayendo a un nivel social tan bajo como para rogar a un hombre por algo así. Además tampoco lo necesitáis, estoy seguro de que el resto de hombres suplican por un beso de vuestros labios… no os ha hecho falta ni os hará falta rogar a nadie pero… yo no he dicho eso ni mucho menos. Sólo he dicho que vos seréis quien se acerque y me bese. No es algo por lo que ninguno de los dos vaya a perder su orgullo… simplemente caeréis en la tentación… sin más… - sonrió de aquel modo tan suyo y no era para menos puesto que la chica… sí, antes o después sabía que tocaría sus labios y daría lo mejor de sí mismo, todo lo que había aprendido en aquellos años de profesión para que el primer acercamiento lo llevase a cabo ni más ni menos que aquella muchacha que ahora se encontraba debajo de él, tumbada en la hierba…
Arqueó una de sus cejas al ver el comportamiento que tenía y es que era la típica chica que provocaba, intentaba atraer a los hombres pero cuando éstos caían en sus redes, los apartaba siendo un juego de lo más divertido. No era la primera mujer que se encontraba que hacía ese tipo de cosas y era algo que simplemente odiaba porque parecían pensar que no había ningún problema, que no herían a nadie y mientras ellas se divertían, todo lo demás importaba más bien poco. No sabía cuántos habrían sido los hombres que hubiesen tenido ese problema antes que él, ni tampoco es que le interesase demasiado saberlo. No pretendía tener una relación ‘íntima’ con alguien que jugaba de esa manera pero hubo algo que le molestó y es que aunque la chica se comportase de esa forma, continuaba siendo la persona que había estado buscando. Sólo faltaba saber qué sería lo que ella contestaría.
Aquella mujer que parecía estar buscándola no tardó en desaparecer de escena, cansada seguramente de los caprichos de una joven adinerada que prefería estar dando vueltas por las calles más inóspitas de la capital francesa antes que en una fiesta de la alta sociedad en la que pudiese encontrar por fin y seguramente de una buena vez, un marido que la soportase. Rió sin más ante aquel pensamiento que había venido a su mente aunque estaba seguro que ella le tomaría por un loco… o mejor aún, podría pensar que se había reído al darse cuenta de que la piel de la chica se había erizado con tan solo aquella caricia que su lengua le había dedicado. Fuese como fuese, jugar con ella también iba a ser divertido así que se relamió los labios esperando, seguramente, una bofetada por su parte… mujeres…
- Ah, se me olvidó mencionar algo y es que haré todo lo que vos deseéis siempre que sea algo que esté a la altura de mis manos… quitarme de encima no está al alcance de mis manos ahora mismo así que tendréis que aguantaros con lo que hay - sonrió de lo más tentador antes de notar como le atraía hacia ella y le decía no solo que dejase de llamarle de ‘usted’ sino que además parecía que aquel negocio que le estaba proponiendo había llamado la atención de la chica. No era para menos, parecía que los dos estaban buscando la misma libertad y aunque el precio a pagar quizás fuese alto, no sería él quien se opusiese… Sonrió solo con ver que al menos, las primeras impresiones parecían convencer a la chica, aunque se vio obligado a reir ante un comentario que hizo - Tranquila Bryanna, yo tampoco me dedico a tirar hombres a la hierba o a hacerle cosas en la oscuridad así que en eso supongo que nos parecemos… - sonrió quedándose por completo con ella… no era para menos, se lo había dejado en bandeja de plata.
Se quedó algo pensativo, buscando y eligiendo en su mente las palabras más adecuadas para expresar el negocio que entre los dos podrían llevar a cabo. Desde luego los dos ganaban mucho, demasiado incluso y lo que había que perder no era más que fingir de vez en cuando delante de algunas personas y por supuesto, fingir delante del abuelo del chico. No estaría mal que esa chica que parecía tan solo interesada en la libertad y no en el dinero fuese la que pudiese compartir el resto de su libertad con él. No tendría problema alguno y estaba seguro de que ella tampoco…
- Cásate conmigo. Espera… antes de que grites, me cruces la cara o lo que sea deja que me explique. Mis padres me dejaron una gran fortuna cuando era pequeño, fortuna que mi abuelo ha ido guardando. El hombre tiene una vieja costumbre de pensar que ningún hombre puede sobrevivir si no tiene una mujer a su lado. Mi abuela murió hace tiempo y él ha estado solo, no quiere que su nieto sufra la misma suerte por lo que para darme esa gran fortuna me ha puesto una condición: debo casarme antes de que él pase a mejor vida. Como lo oyes, una tontería de anciano… Necesito a una mujer que no vea el dinero, sino que vea las cosas de la misma forma que yo y tú eres la adecuada. Cada uno hará su vida por libre: no tendrás que ir a ninguna fiesta, al estar casada nadie te rondará y por supuesto yo tampoco lo haré. Serás total y completamente libre al igual que yo también lo seré. No te preocupes, no me voy a enamorar de ti y tu de mi tampoco, eso es algo que si… está prohibido. ¿Qué es lo que pierdes? Lo mismo que yo: habrá que fingir delante de mi abuelo, habrá que hacer una boda falsa y tu familia y la gente de la alta sociedad pensará que tú y yo somos marido y mujer así que deberemos portarnos como tal delante de ellos. ¿Lo que ganas? Libertad, hacer todo lo que quieras. No te pondré obstáculos, no me meteré en tu vida, podrás salir con quien quieras y donde quieras. Por supuesto no te faltará de nada… estarías casada con uno de los hombres más ricos de toda Francia y por supuesto me encargaría de mantenerte. Creo que son muchas ventajas y muy pocos problemas… - no se había levantado de encima de ella, pero tampoco había hecho ningún tipo de contacto. Tan solo la hablaba con los ojos claros clavados en los de ella, con aquel tono serio que era el que solía tener siempre que hablaba de negocios precisamente con algún que otro hombre para vender o comprar fábricas u obreros… Aquello no era más que un negocio con muchas ventajas…
Adonis Komadina- Prostituta Clase Baja
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Re: ¿Nos descubrimos?
Nada, que él seguía insistiendo en que al final ella sería quién lo besase, pobre infeliz si con ese truco barato pensaba que realmente ganaba algo, en fin...si era feliz con eso qué le vamos a hacer. Pero en algo no se equivocaba, ella no caía tan bajo en pedir un beso por lo que no le hizo nada de momento, de golpearlo, claro... solo que aquel comentario de que los hombres suplicarían un beso le hizo reír verdaderamente divertida, primera carcajada que no estaba cargada de ironía ni nada de eso, rió más cuando dio por sentado que ella lo haría, pero bueno de ilusiones estaba el mundo lleno. Creído, prepotente, mujeriego, sensual, cruel.. que combinación y lo mejor es que se vio reflejado a la perdección con aquella descripción, entornó los ojos dedicándole la mejor de sus sonrisas, era insoportable pero le cayó bien a su manera ¿quién no querría que un hombre tan atractivo estuviese sobre quien fuese? Como la envidiarían aquellas palomitas de compañeras que tenía, solo de pensarlo... ya se lo contaría solo por joder que mientras ellas se morían de calor, ella había casi retozado con aquel pedazo de partido de hombre, cosa que no es que ella pensase, porque todos eran iguales solo que él pues era diferente un poco, no demasiado.
Lo miró de forma amenazante cuando lo oyó reír , no había dicho nada gracioso así que no sabía de qué demonios se estaba riendo... pero por raro que pareciese, Bryanna no le dio ninguna bofetada... en otra ocasión lo hubiese hecho pero le llamaba la atención, aparte de lo que estaba viendo tenía algo más ¿pero qué? No dijo nada... solo se le quedó mirando en todo momento, sonriendo divertida por aquellas insinuaciones, no esperaba menos...insinuaciones que le dejaron marcada aquella noche en el callejón y ese baile, siempre su madre le había dicho que un hombre que se movía con soltura era un gran amante, por lo que su risa volvió a resurgir ahora era ella quién se reía pero ¿de qué? A saber en lo que estaba pensando, a su madre le daría un ataque si la viese ahí... o a lo mejor se alegraría de que al menos alguien había mantenido más que palabras con ella. Que ingenua...
-¿Y qué es lo que hay? Aparte de por supuesto más que evidente....y no me extrañaría que te gustase no solo llevar a jovencitas al patio trasero de un jardín, eres un pervertido y degenerado, si te dedicas a eso por las noches a saber que hagas... con los demás...-enarcó una ceja con aquello de que en eso no se parecía... pues no, en absoluto y no sabía como tomárselo, siempre quedaba como lo que era... pero qué más le daba él era feliz haciendo ese tipo de cosas se pensaba que con todas tenía derecho cuando no era así -Es un cumplido viniendo de ti, un total cumplido y gracias al cielo que no, no me parezco mucho... más quisieras -lo miró divertida pero curiosa porque estaba un tanto pensativo... ¿en qué estaría pensando? No era nada a lo referente a la tentación, estaba demasiado serio... o... ¡diablos! Cuando una mirada te lo decía todo en este preciso momento era así y eso le hizo fruncir el ceño bastante enfadada consigo misma porque no sabía lo que podía sacar de aquello.
Lejos de gritar, enarcó una ceja, aferrando su mano a su pecho con más fuerza ¿había oído bien? En ese preciso momento pensó que la humanidad no podía estar más loca... no dijo nada solo ladeó la cabeza haciendo un gesto para que se explicase, no todos los días te pedían que te casaras y mucho menos en estas circunstancias y un...cortesano rico, tenía gracia eh, era lo más subrreal del mundo... si lo contaba no la creerían y mucho menos viniendo de ella pero... ahí estaba ofreciéndole todo y más porque tenía que casarse sí o sí por no perder, justo como ella... tenía que heredar parte de su fortuna pero si no se casaba mal asunto tenía, prefería no tener dinero que hacerlo y así le estaba yendo, pero sabía que algún día esto tenía que acabar.
Que bonita palabra: libertad. Pintaba todo tan bien que parecía incluso una trampa, miró a un lado y a otro como si no se creyese lo que oía y terminó por echarse a reír, así que...boda. Que interesante propuesta y como ella nadie quería ser más que libre, asintió comprendiendo cada una de sus palabras, pero un hombre guapo, rico y...ah claro, la propuesta era que cada uno por su lado ¿había algo mejor? No. Sería la envidia de todas las mujeres, haría lo que le diese la gana viese con que se viese, mejor así si algún hombre le interesaba, cosa remota pero probable...al fin y al cabo era una mujer y algún hombre debía complacerla ¿no? No tenía nada en contra de su trabajo, si él era feliz así que lo fuese, ella seguramente hubiese hecho lo mismo que aquel demonio de ojos azules.
-No puede sonar tan bien, es una propuesta tan mía que... parece que tiene truco ¿es una broma? En todo caso lo sea o no acepto, paso de aguantar estas fiestas, aunque tendremos que ir a algunas y fingir como el matrimonio más feliz y que se quiere del mundo, no me supondrá ningún problema pero no pienses que habrá más contacto de que te tome del brazo, no me interesa tener hijos y menos consumir el matrimonio, de eso ya te encargas por mí en el burdel ¿no es así? Consúmelo con todas ellas y yo te estaré esperando en casa como la mejor esposa, ¿no te hace? Puedes hacer lo que quieras como lo haré yo y... bueno, sobre tu abuelo no te preocupes, lo tendré contento, seré la mejor de las prometidas...-se inclinó un tanto a él teniéndolo más cerca pero su gesto no cambió tan solo lo miró con curiosidad[/color]- ¿Se supone que eres mi prometido? Suena tan sumamente horrible, me consuela en solo pensar en lo que gano... quién... ¿quién te lo iba a decir , eh? Me gusta eso de “mi diosa griega”, lo mejor que te va a pasar en la vida es casarte conmigo... creeme, no hay nadie mejor y no me importa tu fortuna como tampoco me interesa lo de enamorarse, eso no pasará ...tranquilo, no seas ridículo, hace hasta gracia....[/color]-se relamió los labios, ambos estaban casi sentados en la hierba pero aún así, mirándose de frente, a partir de ahora si esto no era una broma... tendría un prometido, un marido al que supuestamente cuidar, todo fachada pero era lo mejor para los dos, sintió hasta deseos de... sí, y lo hizo, le dio un tortazo de los que hacen historia , alzando ambas cejas como si se hubiese sorprendido de su propio acto -Vete acostumbrando porque tendrás de estas cuando menos te esperes... y aparte... sé que te gusta que te dé cañita, nadie te va a querer del mismo modo que yo , mi querido y amado prometido Adonis...¿Vendrás a verme todas las noches como buen jovencito? Tengo que ver eso, recuerda que tenemos que hacer como una pareja normal, no me importa cuando sea la boda pero te advierto de algo antes, mi madre... sé que no habrá problemas porque eres todo un... bueno lo que se suponga que seas, es importante que se lo crea...¿harás eso? Es lo único que te pido por lo demás... haré lo que quieras con tal de no tener que volver a Londres, ni que mi madre esté encima -se inclinó y rozó su nariz con la de ella para que hablase... desde luego que plan, no podía ser mejor.
Lo miró de forma amenazante cuando lo oyó reír , no había dicho nada gracioso así que no sabía de qué demonios se estaba riendo... pero por raro que pareciese, Bryanna no le dio ninguna bofetada... en otra ocasión lo hubiese hecho pero le llamaba la atención, aparte de lo que estaba viendo tenía algo más ¿pero qué? No dijo nada... solo se le quedó mirando en todo momento, sonriendo divertida por aquellas insinuaciones, no esperaba menos...insinuaciones que le dejaron marcada aquella noche en el callejón y ese baile, siempre su madre le había dicho que un hombre que se movía con soltura era un gran amante, por lo que su risa volvió a resurgir ahora era ella quién se reía pero ¿de qué? A saber en lo que estaba pensando, a su madre le daría un ataque si la viese ahí... o a lo mejor se alegraría de que al menos alguien había mantenido más que palabras con ella. Que ingenua...
-¿Y qué es lo que hay? Aparte de por supuesto más que evidente....y no me extrañaría que te gustase no solo llevar a jovencitas al patio trasero de un jardín, eres un pervertido y degenerado, si te dedicas a eso por las noches a saber que hagas... con los demás...-enarcó una ceja con aquello de que en eso no se parecía... pues no, en absoluto y no sabía como tomárselo, siempre quedaba como lo que era... pero qué más le daba él era feliz haciendo ese tipo de cosas se pensaba que con todas tenía derecho cuando no era así -Es un cumplido viniendo de ti, un total cumplido y gracias al cielo que no, no me parezco mucho... más quisieras -lo miró divertida pero curiosa porque estaba un tanto pensativo... ¿en qué estaría pensando? No era nada a lo referente a la tentación, estaba demasiado serio... o... ¡diablos! Cuando una mirada te lo decía todo en este preciso momento era así y eso le hizo fruncir el ceño bastante enfadada consigo misma porque no sabía lo que podía sacar de aquello.
Lejos de gritar, enarcó una ceja, aferrando su mano a su pecho con más fuerza ¿había oído bien? En ese preciso momento pensó que la humanidad no podía estar más loca... no dijo nada solo ladeó la cabeza haciendo un gesto para que se explicase, no todos los días te pedían que te casaras y mucho menos en estas circunstancias y un...cortesano rico, tenía gracia eh, era lo más subrreal del mundo... si lo contaba no la creerían y mucho menos viniendo de ella pero... ahí estaba ofreciéndole todo y más porque tenía que casarse sí o sí por no perder, justo como ella... tenía que heredar parte de su fortuna pero si no se casaba mal asunto tenía, prefería no tener dinero que hacerlo y así le estaba yendo, pero sabía que algún día esto tenía que acabar.
Que bonita palabra: libertad. Pintaba todo tan bien que parecía incluso una trampa, miró a un lado y a otro como si no se creyese lo que oía y terminó por echarse a reír, así que...boda. Que interesante propuesta y como ella nadie quería ser más que libre, asintió comprendiendo cada una de sus palabras, pero un hombre guapo, rico y...ah claro, la propuesta era que cada uno por su lado ¿había algo mejor? No. Sería la envidia de todas las mujeres, haría lo que le diese la gana viese con que se viese, mejor así si algún hombre le interesaba, cosa remota pero probable...al fin y al cabo era una mujer y algún hombre debía complacerla ¿no? No tenía nada en contra de su trabajo, si él era feliz así que lo fuese, ella seguramente hubiese hecho lo mismo que aquel demonio de ojos azules.
-No puede sonar tan bien, es una propuesta tan mía que... parece que tiene truco ¿es una broma? En todo caso lo sea o no acepto, paso de aguantar estas fiestas, aunque tendremos que ir a algunas y fingir como el matrimonio más feliz y que se quiere del mundo, no me supondrá ningún problema pero no pienses que habrá más contacto de que te tome del brazo, no me interesa tener hijos y menos consumir el matrimonio, de eso ya te encargas por mí en el burdel ¿no es así? Consúmelo con todas ellas y yo te estaré esperando en casa como la mejor esposa, ¿no te hace? Puedes hacer lo que quieras como lo haré yo y... bueno, sobre tu abuelo no te preocupes, lo tendré contento, seré la mejor de las prometidas...-se inclinó un tanto a él teniéndolo más cerca pero su gesto no cambió tan solo lo miró con curiosidad[/color]- ¿Se supone que eres mi prometido? Suena tan sumamente horrible, me consuela en solo pensar en lo que gano... quién... ¿quién te lo iba a decir , eh? Me gusta eso de “mi diosa griega”, lo mejor que te va a pasar en la vida es casarte conmigo... creeme, no hay nadie mejor y no me importa tu fortuna como tampoco me interesa lo de enamorarse, eso no pasará ...tranquilo, no seas ridículo, hace hasta gracia....[/color]-se relamió los labios, ambos estaban casi sentados en la hierba pero aún así, mirándose de frente, a partir de ahora si esto no era una broma... tendría un prometido, un marido al que supuestamente cuidar, todo fachada pero era lo mejor para los dos, sintió hasta deseos de... sí, y lo hizo, le dio un tortazo de los que hacen historia , alzando ambas cejas como si se hubiese sorprendido de su propio acto -Vete acostumbrando porque tendrás de estas cuando menos te esperes... y aparte... sé que te gusta que te dé cañita, nadie te va a querer del mismo modo que yo , mi querido y amado prometido Adonis...¿Vendrás a verme todas las noches como buen jovencito? Tengo que ver eso, recuerda que tenemos que hacer como una pareja normal, no me importa cuando sea la boda pero te advierto de algo antes, mi madre... sé que no habrá problemas porque eres todo un... bueno lo que se suponga que seas, es importante que se lo crea...¿harás eso? Es lo único que te pido por lo demás... haré lo que quieras con tal de no tener que volver a Londres, ni que mi madre esté encima -se inclinó y rozó su nariz con la de ella para que hablase... desde luego que plan, no podía ser mejor.
Abbey Appleby- Cazador Clase Alta
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Fecha de inscripción : 23/03/2011
Localización : París-Londres
DATOS DEL PERSONAJE
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Re: ¿Nos descubrimos?
Sonrió divertido al escuchar las cosas que le pasaban por la cabeza a esa chica y no era para menos. Realmente cada vez se daba más y más cuenta de que esa muchacha rubia a la que había conocido ya hacía un tiempo en la puerta trasera de aquel burdel que solía frecuentar no era precisamente como el resto de mujeres de la alta sociedad. Tampoco era como cualquier mujer de otra clase social, ni en sueños. Era simple y totalmente única y eso hacía que se despertase una curiosidad de lo más normal en aquel griego de ojos claros. ¿Cómo reaccionaría ante según qué cosas? Ya había podido comprobar que ella siempre se encargaba de sorprenderlo y además de qué manera. Le provocaba pero después le dejaba con la miel en los labios sin querer saber más del tema. ¿Cuántos hombres más habrían sufrido ese tipo de problemas con esa rubia que no tenía nada que envidiar a justamente cualquier diosa griega o del punto del mundo que fuese? Algo le decía que muchos, muchísimos. Debía admitir que esa señorita que estaba ahora ni más ni menos que debajo de él era una preciosidad, una de esas mujeres que no se encuentran todos los días. Por lo tanto los pretendientes debían contarse en un número de lo más elevado. Ella misma lo había dejado caer por los que le seguían en las fiestas. Una mujer única que estaba seguro podía poner los puntos sobre las ies a cualquier hombre que se pusiese delante de ella. No se callaba, era terca como una mula pero aún así tenía esa presencia y ese carácter atractivo a los ojos de cualquiera. No iba a ser él menos…
Por supuesto sabía cómo hablar, sabía qué palabras debía decirle para intentar así dejarle a la altura de la suela de aquellos zapatos que llevaba. Tenía una boca que desde luego daban ganas de cerrársela para siempre pero no de la manera que cualquier otro hombre podría estar pensando… no, él iba mucho más allá que cualquier otro hombre y sabía que era algo que ella había podido notar ya a la perfección. Tampoco se callaba y por suerte o desgracia para ambos, se parecían mucho, demasiado… aunque él sí que acababa entregando su cuerpo a las mujeres por dinero o simplemente por diversión, ella jamás se dejaba tocar. ¿O quizás habría algún afortunado que hubiese podido tocar más allá de donde dejaba ver la tela de aquel vestido? Quién sabía…
- Hay lo que yo quiero que haya, ni más ni menos. Supongo que por el momento no me importa lo que tú quieras o dejes de querer y es que seguramente acabarías diciéndome lo mismo de siempre. Fíjate que en tan solo dos días ya sé que no eres capaz de dejar que un hombre te toque. Ya, salta ahora con que soy el único al que no dejas tocar pero no te creas que me importaría que me dijeses algo así. Antes o después rogarás porque tan solo… - alzó una de sus manos, negando después con la cabeza para mostrarle tan solo su dedo índice con una sonrisa de lo más segura y tentadora en su rostro - … ponga un dedo en tu piel… solo un dedo… - increíble sí, pero antes o después lo haría. Él estaba seguro de que conseguía todo aquello que desease y aunque ahora mismo no deseaba total y completamente a esa mujer sabía que si ella se lo proponía, sería capaz de tenderle una buena trampa…
Sonrió divertido ante lo que había dicho respecto a que al menos en eso se parecían. La chica no lo veía del mismo modo y casi rogaba al cielo porque entre ellos dos no hubiese similitud alguna. Una lástima porque las había y muchas además: ellos dos eran realmente muy parecidos porque parecían vivir una época totalmente diferente, ambos eran capaces de contestar de una forma más que parecida, tanto que a veces parecía que incluso competían entre ellos dos. Sabían jugar, tanto él como ella, a ese juego peligroso y prohibido del París de aquellos años que se llamaba tentación y quizás la única diferencia es que él caía en la tentación mientras ella al menos con él, no había caído todavía… todavía, antes o después caería. ¿Había alguien que lo dudase?
- Tómalo como un cumplido si te parece bien aunque en absoluto lo era… ¿te imaginas el caos que sembrarías en toda la ciudad si te dedicases a tirar hombres a la hierba? Para tu desgracia y la del resto de mujeres, este país es demasiado machista. Si yo te tiro a ti en la hierba soy un campeón y está bien visto pero si lo haces tú… eres una cualquiera que solo busca que le den un bailecito. ¿No querrás que la gente piense ese tipo de cosas de ti, verdad? - preguntó mirándola fijamente antes de encogerse de hombros. A él lo que pensase o dejase de pensar la gente le daba un poco igual, la verdad. Era algo que demostraba constantemente con ese trabajo que tenía - Y siento decir que tú y yo nos parecemos en más cosas de las que puedas pensar… Incluso empiezo a pensar que cuanto más me vayas conociendo, más cosas tendremos en común. ¿No te parece divertido? Sería como tenerte a ti misma pero en tío… - en realidad no pensaba de ese modo, pero sabía que el hecho de compararlos a ambos podía sacar de quicio a esa joven de cabellos dorados, así que ¿qué mal había en hacerlo?
Escuchó atentamente y mucho más serio la respuesta que ella iba a darle acerca de aquel negocio que parecía posible iban a llevar a cabo. Sonrió de lo más complacido al ver que ella misma estaba de acuerdo con que todo aquello tuviese lugar antes o después. Rió ante algún que otro comentario que le había hecho y es que desde luego aquella chica era igual que él en muchos aspectos. Incluso era tan sumamente creída como para afirmar que nadie podría ser mejor que ella para hacer ese tipo de negocios. ¿Acaso dudaba que alguien pudiese ser mejor marido que él? Por supuesto cada uno con su libertad y no le quedó otra más que reir en cuanto escuchó cómo decía que él iba a consumar ya bien su matrimonio en el burdel. No se equivocaba en absoluto y es que no iba a ser más que pura conveniencia por parte de los dos…
- Tened cuidado con lo que decís puesto que a partir de ahora supongo que entonces soy vuestro prometido. No está bien hablar con él acerca de los negocios que tiene con otras mujeres pero sí, ¿por qué negarlo? Esta misma noche si así lo deseo consumaría incluso nuestra ceremonia para convertirnos en prometidos. ¿No te parece simplemente perfecto? No hay ningún pero, no hay pega alguna, simplemente tienes que fingir en dos o tres fiestas que somos la pareja perfecta y después tú a tus asuntos y yo a los mios. No hay negocio mejor que este que te estoy ofreciendo, Bryanna - murmuró antes de bajar su rostro para rozar con su nariz el cuello de ella. Olía realmente bien, incluso reconoció ese mismo olor porque era el que había tenido en la mente desde que los dos se encontraron en ese callejón - Por supuesto sabes tan bien como yo lo bien que nos lo podemos pasar tú y yo juntos… tranquila, no lo digo de la manera por la que me cruzarías la cara ni mucho menos, sino porque creo que aún eres capaz de recordar esa noche de lluvia… - se relamió incluso los labios, rozando con estos el cuello de la chica para después apartarse y recibir ni más ni menos que una bofetada. Arqueó ambas cejas, en el mismo gesto que había hecho la chica… desde luego vaya genio gastaba la muchacha…
Se la quedó mirando fijamente en cuanto le dijo que iba a tener más bofetadas de aquellas muy a menudo. ¿Qué se pensaba, que le pagaban por ello o algo así? Rodó los ojos ante las ideas que soltó después y sin más se levantó para tenderle la mano y levantarla también. A partir de ahora tendrían que actuar más como una pareja ante los ojos del resto de la gente así que más valía que en ese tipo de momentos confiasen el uno en el otro… aunque eso no siempre iba a ser bueno.
- No tienes por qué preocuparte acerca de tu madre, creo que has visto perfectamente como soy capaz de camelarme a madres e hijas. No será muy difícil que la tuya caiga también y ahorrate, por favor, decir que tu madre no es como el resto. Me da igual, aún así lo conseguiré… - sonrió antes de tomarla con la otra mano de la cintura, acercándola a él y lamiéndole los labios, separándose un poco para apoyar su frente contra la de ella. Tan solo sonrió, rozando los labios de la chica, mordiendo después el inferior y tirando un tanto de este - Aquí las cosas claras… cada bofetada que me des me la cobraré como me de la gana… vete acostumbrando, no soy un hombre fácil de tratar y mucho menos pienses que me vas a tener haciendo lo que te de la gana cuando esté en casa… Tú por tu lado y yo por el mio pero siempre con respeto… Porque en el momento en el que tú me pierdas el respeto a mi, entonces yo te le perderé a ti… - murmuró antes de acercarse a su oído, mordisqueando el lóbulo de su oreja para después lamerlo - Y no creo que quieras que me cobre tus bofetadas de este modo… - susurró en su oído antes de soplar en este y apartarse, tomándola de nuevo de la mano -[color=Deepskyblue] Bien, creo que por esta noche será mejor que tracemos un buen plan. Mañana mismo conocerás a mi abuelo y debo hacer ver que soy un estúpido enamorado… ¿o la estúpida eras tú? Vaya, que fallo… Más te vale comportarte como debes. Es más, vamos a hacer una prueba de lo más divertida. Vamos a ir a esa fiesta… y vamos a actuar como una pareja… haremos un poco el paripé…[//color] -
Por supuesto sabía cómo hablar, sabía qué palabras debía decirle para intentar así dejarle a la altura de la suela de aquellos zapatos que llevaba. Tenía una boca que desde luego daban ganas de cerrársela para siempre pero no de la manera que cualquier otro hombre podría estar pensando… no, él iba mucho más allá que cualquier otro hombre y sabía que era algo que ella había podido notar ya a la perfección. Tampoco se callaba y por suerte o desgracia para ambos, se parecían mucho, demasiado… aunque él sí que acababa entregando su cuerpo a las mujeres por dinero o simplemente por diversión, ella jamás se dejaba tocar. ¿O quizás habría algún afortunado que hubiese podido tocar más allá de donde dejaba ver la tela de aquel vestido? Quién sabía…
- Hay lo que yo quiero que haya, ni más ni menos. Supongo que por el momento no me importa lo que tú quieras o dejes de querer y es que seguramente acabarías diciéndome lo mismo de siempre. Fíjate que en tan solo dos días ya sé que no eres capaz de dejar que un hombre te toque. Ya, salta ahora con que soy el único al que no dejas tocar pero no te creas que me importaría que me dijeses algo así. Antes o después rogarás porque tan solo… - alzó una de sus manos, negando después con la cabeza para mostrarle tan solo su dedo índice con una sonrisa de lo más segura y tentadora en su rostro - … ponga un dedo en tu piel… solo un dedo… - increíble sí, pero antes o después lo haría. Él estaba seguro de que conseguía todo aquello que desease y aunque ahora mismo no deseaba total y completamente a esa mujer sabía que si ella se lo proponía, sería capaz de tenderle una buena trampa…
Sonrió divertido ante lo que había dicho respecto a que al menos en eso se parecían. La chica no lo veía del mismo modo y casi rogaba al cielo porque entre ellos dos no hubiese similitud alguna. Una lástima porque las había y muchas además: ellos dos eran realmente muy parecidos porque parecían vivir una época totalmente diferente, ambos eran capaces de contestar de una forma más que parecida, tanto que a veces parecía que incluso competían entre ellos dos. Sabían jugar, tanto él como ella, a ese juego peligroso y prohibido del París de aquellos años que se llamaba tentación y quizás la única diferencia es que él caía en la tentación mientras ella al menos con él, no había caído todavía… todavía, antes o después caería. ¿Había alguien que lo dudase?
- Tómalo como un cumplido si te parece bien aunque en absoluto lo era… ¿te imaginas el caos que sembrarías en toda la ciudad si te dedicases a tirar hombres a la hierba? Para tu desgracia y la del resto de mujeres, este país es demasiado machista. Si yo te tiro a ti en la hierba soy un campeón y está bien visto pero si lo haces tú… eres una cualquiera que solo busca que le den un bailecito. ¿No querrás que la gente piense ese tipo de cosas de ti, verdad? - preguntó mirándola fijamente antes de encogerse de hombros. A él lo que pensase o dejase de pensar la gente le daba un poco igual, la verdad. Era algo que demostraba constantemente con ese trabajo que tenía - Y siento decir que tú y yo nos parecemos en más cosas de las que puedas pensar… Incluso empiezo a pensar que cuanto más me vayas conociendo, más cosas tendremos en común. ¿No te parece divertido? Sería como tenerte a ti misma pero en tío… - en realidad no pensaba de ese modo, pero sabía que el hecho de compararlos a ambos podía sacar de quicio a esa joven de cabellos dorados, así que ¿qué mal había en hacerlo?
Escuchó atentamente y mucho más serio la respuesta que ella iba a darle acerca de aquel negocio que parecía posible iban a llevar a cabo. Sonrió de lo más complacido al ver que ella misma estaba de acuerdo con que todo aquello tuviese lugar antes o después. Rió ante algún que otro comentario que le había hecho y es que desde luego aquella chica era igual que él en muchos aspectos. Incluso era tan sumamente creída como para afirmar que nadie podría ser mejor que ella para hacer ese tipo de negocios. ¿Acaso dudaba que alguien pudiese ser mejor marido que él? Por supuesto cada uno con su libertad y no le quedó otra más que reir en cuanto escuchó cómo decía que él iba a consumar ya bien su matrimonio en el burdel. No se equivocaba en absoluto y es que no iba a ser más que pura conveniencia por parte de los dos…
- Tened cuidado con lo que decís puesto que a partir de ahora supongo que entonces soy vuestro prometido. No está bien hablar con él acerca de los negocios que tiene con otras mujeres pero sí, ¿por qué negarlo? Esta misma noche si así lo deseo consumaría incluso nuestra ceremonia para convertirnos en prometidos. ¿No te parece simplemente perfecto? No hay ningún pero, no hay pega alguna, simplemente tienes que fingir en dos o tres fiestas que somos la pareja perfecta y después tú a tus asuntos y yo a los mios. No hay negocio mejor que este que te estoy ofreciendo, Bryanna - murmuró antes de bajar su rostro para rozar con su nariz el cuello de ella. Olía realmente bien, incluso reconoció ese mismo olor porque era el que había tenido en la mente desde que los dos se encontraron en ese callejón - Por supuesto sabes tan bien como yo lo bien que nos lo podemos pasar tú y yo juntos… tranquila, no lo digo de la manera por la que me cruzarías la cara ni mucho menos, sino porque creo que aún eres capaz de recordar esa noche de lluvia… - se relamió incluso los labios, rozando con estos el cuello de la chica para después apartarse y recibir ni más ni menos que una bofetada. Arqueó ambas cejas, en el mismo gesto que había hecho la chica… desde luego vaya genio gastaba la muchacha…
Se la quedó mirando fijamente en cuanto le dijo que iba a tener más bofetadas de aquellas muy a menudo. ¿Qué se pensaba, que le pagaban por ello o algo así? Rodó los ojos ante las ideas que soltó después y sin más se levantó para tenderle la mano y levantarla también. A partir de ahora tendrían que actuar más como una pareja ante los ojos del resto de la gente así que más valía que en ese tipo de momentos confiasen el uno en el otro… aunque eso no siempre iba a ser bueno.
- No tienes por qué preocuparte acerca de tu madre, creo que has visto perfectamente como soy capaz de camelarme a madres e hijas. No será muy difícil que la tuya caiga también y ahorrate, por favor, decir que tu madre no es como el resto. Me da igual, aún así lo conseguiré… - sonrió antes de tomarla con la otra mano de la cintura, acercándola a él y lamiéndole los labios, separándose un poco para apoyar su frente contra la de ella. Tan solo sonrió, rozando los labios de la chica, mordiendo después el inferior y tirando un tanto de este - Aquí las cosas claras… cada bofetada que me des me la cobraré como me de la gana… vete acostumbrando, no soy un hombre fácil de tratar y mucho menos pienses que me vas a tener haciendo lo que te de la gana cuando esté en casa… Tú por tu lado y yo por el mio pero siempre con respeto… Porque en el momento en el que tú me pierdas el respeto a mi, entonces yo te le perderé a ti… - murmuró antes de acercarse a su oído, mordisqueando el lóbulo de su oreja para después lamerlo - Y no creo que quieras que me cobre tus bofetadas de este modo… - susurró en su oído antes de soplar en este y apartarse, tomándola de nuevo de la mano -[color=Deepskyblue] Bien, creo que por esta noche será mejor que tracemos un buen plan. Mañana mismo conocerás a mi abuelo y debo hacer ver que soy un estúpido enamorado… ¿o la estúpida eras tú? Vaya, que fallo… Más te vale comportarte como debes. Es más, vamos a hacer una prueba de lo más divertida. Vamos a ir a esa fiesta… y vamos a actuar como una pareja… haremos un poco el paripé…[//color] -
Adonis Komadina- Prostituta Clase Baja
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Fecha de inscripción : 02/07/2011
Re: ¿Nos descubrimos?
Pues claro que no le importaba que ella dijese algo así ¿porqué? Porque él ya sabía de qué iba todo esto, no era solo con él. Adam, sí a Adam le había dejado cruzar un tanto la línea pero no había pasado nada como aquel encuentro pintoresco, no, ella no estaba preparada para caer en las redes de un hombre y mucho menos de uno como aquel, aquella sonrisa que te invitaba a todo y a más no la sorprendía, pero sí su forma de ser...era parecida a la suya y por si fuera poco ahora estaba alardeando de que algún día querría que la tocase, que ella se lo pediría...repetirle que no, un no rotundo sería eso, repetitivo así que no se molestó...tan solo le mordió el dedo como respuesta frunciendo el ceño después. Que hombre, podía tentar a quién fuese... daría lo que fuera por ver en lo que era capaz de hacer él solito, entornando después los ojos con los pensamientos de esta sociedad... la verdad tenía razón pero ahora no le preocupaba eso, en realidad nada le importaba ahora mismo. ¿Acaso eso era una amenaza o a qué demonios se había referido con lo de que piense o no piense la gente? Desde luego no la conocía, algunos datos sueltos pero era difícil conocer a Bryanna en su totalidad.
-¿Me importa lo que la gente piense? No, la verdad me es indiferente... como que cuchicheen, como que me miren de esa manera matadora y de envidia, sé que muchas están retraídas conformándose con su futuro y con lo que tienen, yo no quiero eso así que me escapo de todo lo que me pueda atar a algo, no pienso del mismo modo que todas esas chicas de ahí dentro y lo sabes perfectamente, como también sabemos que no eres el tipo caballeroso que he visto ahí... ¿te piensas que soy estúpida? Supongo que no, por eso estás aquí conmigo y no con ellas, no te equivoques Adonis, porque puedes saber lo que haces....pero una cosa muy diferente es el resultado que te da todo esto. ¡Que divertido! Tener a alguien parecido pero en hombre... ¿quién lo iba a pensar? Si dos personas como tú y yo se juntan puede ser de lo más catástrofico, que tiemble París...que tiemble el mundo entero, me has encontrado príncipe griego...has tenido suerte mira por donde, no me voy a molestar por comparaciones... te doy permiso para hacerlo, no me vas a encontrar, al menos no ahí...para hacer que me enfade tienes que hacer cosas peores y será mejor que no las hagas, no estropees este momento en el que no quiero asesinarte...¿te imaginas mañana en la prensa? El cadáver de un atractivo joven aparece en el jardín trasero de una fiesta casi desnudo...no, no te emociones, no voy a desnudarte eres mayorcito para hacerlo tú solo, una vez tras haber estirado la pata ¿porqué no? Iba a ser divertido ver lo que escondes bajo ese traje y no, no me lo enseñes,...no me hace falta
Una boda. Si tuviese que elegir de todos los hombres que hasta por el momento había conocido, ninguno era apropiado pero eso sí...si él era el más adecuado por así decirlo ¿porqué no? Solo quería libertad, que entendiese unas condiciones que a cualquier hombre le serían escandalosas y este , bueno...parecía tenerlo bastante claro, conmovedora aquello del abuelo pero a ella solo le importaba los negocios, lo que sacaba a cambio de ser la señora de Adonis Komadina, el joven más guapo y rico de casi toda Europa... si iba a vivir una vida bien y encima todas la envidiarían sin tener que ejercer de ese puesto como esposa en determinadas ocasiones ¿había algo mejor que eso? No, claro que no...sonrió complacida por todo lo que vendría ahora, iba a ser de lo más divertido y solo de pensarlo se le erizaba hasta la piel, de rejo observó que así fue y dejó escapar una risa...sin perder la vista de aquel joven de ojos cristalinos.
El tema del burdel era algo que le traía sin cuidado de cierto modo, esperaba que lo mantuviese en secreto y que nadie se enterase a lo que se dedicaba su fiel y gallardo prometido... porque una vez casados se negaba ser el hazme reír de los cotilleos, sí, no le importaban nada pero una cosa era que ella los infundiese y otro que quedase como una más de esas mujeres cornudas que ni miran sus maridos, supuso que él se encargaría de eso así que tan solo se encogió de hombros como si nada a lo de celebrar esa noche la unión de esa boda preparada.
-Perfecto, puedes consumir lo que te dé la gana mientras no levantes sospechas con lo que te dedicas y a mí me dejes en ridículo, una cosa es que lo que piensen de mí otra que me dejes a la altura del betún ¿me oyes? Que si fuese al revés pondríamos el mismo ejemplo que me has dado antes de lo de retozar en la hierba y el pensamiento machista de esta sociedad, sé que nos lo pasaremos bien...sobre todo eso porque nadie sospechará la más mínima de que estamos fingiendo creo que como yo, eres un gran actor...solo que no hace falta que me lo demuestres, sé que lo harás bien, por tu salud si no quieres que te dé la paliza de tu vida...deja de juguetear como un niño travieso y caprichoso, no me gusta que me bailes por alrededor, no niego que no lo recuerde... suelo tener buena memoria y tampoco ha pasado mucho tiempo, ni pienses que me he acordado por otra cosa...-
Enarcó una ceja en cuanto le puso las condiciones ¿qué se iba a cobrar las bofetadas? No quiso preguntarle como porque se lo iba a demostrar y ella ni por asomo quería eso pero antes de reaccionar, fue sorprendida por aquella lengua, apretó sus propios labios para no hacer nada de lo que luego pudiese arrepentirse, lo miraba desafiante, no le tenía miedo y su mano la apoyó en la mejilla dolorida acariciándole suavemente con la yema de los dedos...solo que lo demás no se lo esperó, ¿De nuevo estaba jugando? No, no quería que se cobrara todo eso así.. lo odiaba, detestaba que tuviese que comportarse como esos babosos, como con cualquier mujer y eso la enfurecía aún más...aquí las cosas claras e iba a ser mejor.
-Nunca... jamás...-una vez estuvo de pie y sin soltarle de la mano le tomó de la barbilla para que lo mirase, no, no podía haber permitido un acercamiento... que le amenazasen lo detestaba y de qué manera...-Óyeme bien ¿te enteras? ¿Te piensas que voy dando golpes a diestro y siniestro porque me salga de donde me salga? No, si te golpe es porque te lo mereces y debería darte otro golpe por haber intentado eso que hayas intentado, no me gusta tenerte cerca, si te tengo cerca a partir de ahora es por nuestro trato...sé que nos podemos divertir juntos pero no juegues conmigo, no me gusta que jueguen ¿de acuerdo? Y puede que te salga el tiro por la culata mi querido príncipe griego porque si tú te cobras por tu cuenta eso yo también puedo llegar a hacerlo y de la misma forma, que no quiera que me toquen no significa que yo no lo haga... así que ya lo sabes, y bueno, podemos ser los tontos enamorados los dos pero tampoco te pases con ser demasiado empalagoso...lo justo y suficiente para saber que...”esto” te importa...vamos, debemos entrar con cautela en la fiesta, podemos bailar un tanto, hacer ver que estamos interesados uno en el otro y mañana puedes dar la noticia, cuanto antes se sepa mejor...así me ahorro de ir a fiestas.
De la mano tiró de él un tanto brusco con ese ceño fruncido, mirando al frente y tras cogerse aquel vestido azul cielo, se dirigieron hacia las escaleras que desembocaban a las puertas de la fiesta... antes de entrar y aún en la puerta, se giró de golpe quedando frente a él... solo su mano apoyada en su pecho los separaban, su frente quedó pegada la suya y sonrió por ello... sus miradas de nuevo chocaron y ladeó la cabeza por lo que sus labios podían rozar los labios de él.. era justo lo que él había hecho... se las estaba haciendo pagar por el acercamiento que ella no le había pedido... le sonrió de aquella forma tan dulce a la vista de los demás que no la conocían pero que temiesen...
-Vamos mi príncipe griego, entraremos... haremos como si nos encontraramos en la fiesta y ya lo que surgiese, eso sí, si se nos ocurre marcarnos un bailecito en la pista mañana seremos la comidilla de la alta sociedad... te espero dentro... no tardes en buscarme, puede que quién sabe, si que salte del balcón y te quedes sin esposa de pega -pasó solo una vez la lengua por los labios y mordisqueó su mejilla después, la verdad es que sabía demasiado bien por lo que se relamió caminando hacia atrás y que él pudiese verlo.
Volvió a entrar perdiéndose entre la gente y que la señora Lacroix la viese por allí, tomó una copa y simplemente esperó, no habló con nadie... no tardarían en abordarla y así un jovencita muy rubio y de ojos infinitamente claros se presentó y empezó a torturarla con mil temas que no tenía ningún sentido para ella, no le buscó... era descarada pero esta vez no podía serlo tanto... esa noche iba a ser única.
-¿Me importa lo que la gente piense? No, la verdad me es indiferente... como que cuchicheen, como que me miren de esa manera matadora y de envidia, sé que muchas están retraídas conformándose con su futuro y con lo que tienen, yo no quiero eso así que me escapo de todo lo que me pueda atar a algo, no pienso del mismo modo que todas esas chicas de ahí dentro y lo sabes perfectamente, como también sabemos que no eres el tipo caballeroso que he visto ahí... ¿te piensas que soy estúpida? Supongo que no, por eso estás aquí conmigo y no con ellas, no te equivoques Adonis, porque puedes saber lo que haces....pero una cosa muy diferente es el resultado que te da todo esto. ¡Que divertido! Tener a alguien parecido pero en hombre... ¿quién lo iba a pensar? Si dos personas como tú y yo se juntan puede ser de lo más catástrofico, que tiemble París...que tiemble el mundo entero, me has encontrado príncipe griego...has tenido suerte mira por donde, no me voy a molestar por comparaciones... te doy permiso para hacerlo, no me vas a encontrar, al menos no ahí...para hacer que me enfade tienes que hacer cosas peores y será mejor que no las hagas, no estropees este momento en el que no quiero asesinarte...¿te imaginas mañana en la prensa? El cadáver de un atractivo joven aparece en el jardín trasero de una fiesta casi desnudo...no, no te emociones, no voy a desnudarte eres mayorcito para hacerlo tú solo, una vez tras haber estirado la pata ¿porqué no? Iba a ser divertido ver lo que escondes bajo ese traje y no, no me lo enseñes,...no me hace falta
Una boda. Si tuviese que elegir de todos los hombres que hasta por el momento había conocido, ninguno era apropiado pero eso sí...si él era el más adecuado por así decirlo ¿porqué no? Solo quería libertad, que entendiese unas condiciones que a cualquier hombre le serían escandalosas y este , bueno...parecía tenerlo bastante claro, conmovedora aquello del abuelo pero a ella solo le importaba los negocios, lo que sacaba a cambio de ser la señora de Adonis Komadina, el joven más guapo y rico de casi toda Europa... si iba a vivir una vida bien y encima todas la envidiarían sin tener que ejercer de ese puesto como esposa en determinadas ocasiones ¿había algo mejor que eso? No, claro que no...sonrió complacida por todo lo que vendría ahora, iba a ser de lo más divertido y solo de pensarlo se le erizaba hasta la piel, de rejo observó que así fue y dejó escapar una risa...sin perder la vista de aquel joven de ojos cristalinos.
El tema del burdel era algo que le traía sin cuidado de cierto modo, esperaba que lo mantuviese en secreto y que nadie se enterase a lo que se dedicaba su fiel y gallardo prometido... porque una vez casados se negaba ser el hazme reír de los cotilleos, sí, no le importaban nada pero una cosa era que ella los infundiese y otro que quedase como una más de esas mujeres cornudas que ni miran sus maridos, supuso que él se encargaría de eso así que tan solo se encogió de hombros como si nada a lo de celebrar esa noche la unión de esa boda preparada.
-Perfecto, puedes consumir lo que te dé la gana mientras no levantes sospechas con lo que te dedicas y a mí me dejes en ridículo, una cosa es que lo que piensen de mí otra que me dejes a la altura del betún ¿me oyes? Que si fuese al revés pondríamos el mismo ejemplo que me has dado antes de lo de retozar en la hierba y el pensamiento machista de esta sociedad, sé que nos lo pasaremos bien...sobre todo eso porque nadie sospechará la más mínima de que estamos fingiendo creo que como yo, eres un gran actor...solo que no hace falta que me lo demuestres, sé que lo harás bien, por tu salud si no quieres que te dé la paliza de tu vida...deja de juguetear como un niño travieso y caprichoso, no me gusta que me bailes por alrededor, no niego que no lo recuerde... suelo tener buena memoria y tampoco ha pasado mucho tiempo, ni pienses que me he acordado por otra cosa...-
Enarcó una ceja en cuanto le puso las condiciones ¿qué se iba a cobrar las bofetadas? No quiso preguntarle como porque se lo iba a demostrar y ella ni por asomo quería eso pero antes de reaccionar, fue sorprendida por aquella lengua, apretó sus propios labios para no hacer nada de lo que luego pudiese arrepentirse, lo miraba desafiante, no le tenía miedo y su mano la apoyó en la mejilla dolorida acariciándole suavemente con la yema de los dedos...solo que lo demás no se lo esperó, ¿De nuevo estaba jugando? No, no quería que se cobrara todo eso así.. lo odiaba, detestaba que tuviese que comportarse como esos babosos, como con cualquier mujer y eso la enfurecía aún más...aquí las cosas claras e iba a ser mejor.
-Nunca... jamás...-una vez estuvo de pie y sin soltarle de la mano le tomó de la barbilla para que lo mirase, no, no podía haber permitido un acercamiento... que le amenazasen lo detestaba y de qué manera...-Óyeme bien ¿te enteras? ¿Te piensas que voy dando golpes a diestro y siniestro porque me salga de donde me salga? No, si te golpe es porque te lo mereces y debería darte otro golpe por haber intentado eso que hayas intentado, no me gusta tenerte cerca, si te tengo cerca a partir de ahora es por nuestro trato...sé que nos podemos divertir juntos pero no juegues conmigo, no me gusta que jueguen ¿de acuerdo? Y puede que te salga el tiro por la culata mi querido príncipe griego porque si tú te cobras por tu cuenta eso yo también puedo llegar a hacerlo y de la misma forma, que no quiera que me toquen no significa que yo no lo haga... así que ya lo sabes, y bueno, podemos ser los tontos enamorados los dos pero tampoco te pases con ser demasiado empalagoso...lo justo y suficiente para saber que...”esto” te importa...vamos, debemos entrar con cautela en la fiesta, podemos bailar un tanto, hacer ver que estamos interesados uno en el otro y mañana puedes dar la noticia, cuanto antes se sepa mejor...así me ahorro de ir a fiestas.
De la mano tiró de él un tanto brusco con ese ceño fruncido, mirando al frente y tras cogerse aquel vestido azul cielo, se dirigieron hacia las escaleras que desembocaban a las puertas de la fiesta... antes de entrar y aún en la puerta, se giró de golpe quedando frente a él... solo su mano apoyada en su pecho los separaban, su frente quedó pegada la suya y sonrió por ello... sus miradas de nuevo chocaron y ladeó la cabeza por lo que sus labios podían rozar los labios de él.. era justo lo que él había hecho... se las estaba haciendo pagar por el acercamiento que ella no le había pedido... le sonrió de aquella forma tan dulce a la vista de los demás que no la conocían pero que temiesen...
-Vamos mi príncipe griego, entraremos... haremos como si nos encontraramos en la fiesta y ya lo que surgiese, eso sí, si se nos ocurre marcarnos un bailecito en la pista mañana seremos la comidilla de la alta sociedad... te espero dentro... no tardes en buscarme, puede que quién sabe, si que salte del balcón y te quedes sin esposa de pega -pasó solo una vez la lengua por los labios y mordisqueó su mejilla después, la verdad es que sabía demasiado bien por lo que se relamió caminando hacia atrás y que él pudiese verlo.
Volvió a entrar perdiéndose entre la gente y que la señora Lacroix la viese por allí, tomó una copa y simplemente esperó, no habló con nadie... no tardarían en abordarla y así un jovencita muy rubio y de ojos infinitamente claros se presentó y empezó a torturarla con mil temas que no tenía ningún sentido para ella, no le buscó... era descarada pero esta vez no podía serlo tanto... esa noche iba a ser única.
Abbey Appleby- Cazador Clase Alta
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Fecha de inscripción : 23/03/2011
Localización : París-Londres
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: ¿Nos descubrimos?
Sonrió bastante divertido en el momento en el que dijo que no le importaba en absoluto lo que pensase la gente. Eso hacía las cosas mucho más fáciles e interesantes, eso desde luego porque al día siguiente seguramente serían la comidilla de todos los cafés de clase alta. Todas las mujeres estarían comentando en la suerte que había tenido ella y los hombres en lo bien que había trabajado el griego para llevarse a una dama como aquella. Rodó los ojos un momento porque pensó en que desde luego seguramente muchos se veían atraídos por el físico de la rubia pero su carácter era capaz de echar atrás a cualquier hombre, a muchos además… Era una mujer difícil de encontrar en una época como aquella y seguramente lo que muchos querían no era más que alguien que le siguiese los pasos, que le estuviese esperando al llegar a casa para prepararle un buen baño o para ver algo ‘bonito’. No hacía falta ser un adivino para darse cuenta de que Adonis no era en absoluto, ese tipo de hombres… quizás justamente había sido su carácter lo que le había llamado la atención ya que no era una persona que se fijase precisamente en el físico de las mujeres. ¿Para qué cuando podía tener a todas las que desease? Era una total pérdida de tiempo mirar tan solo el físico, él lo que quería era algo diferente, algo interesante, algo que le despertase la curiosidad que hacía siglos nadie conseguía…
Entrecerró sus ojos azules mientras la miraba fijamente… y es que según estaba diciendo, siempre acababa huyendo de todo lo que pudiese atarle a alguien. No entendía del todo bien lo que había dicho y es que si todo era tal y como lo pensaba, ella quería ser libre continuamente, no pertenecerle a nadie ni a nada pero eso era algo imposible. Incluso él, que era considerado seguramente la persona más libre del mundo, sabía que debía llegar un momento donde toda persona debía sentar la cabeza y pararse a pensar en el sentido que tenían las cosas… Había veces que necesitabas un abrazo de alguien que te ayudase porque la vida no siempre podías verla de color de rosa…
- Llegará el momento en el que no quieras sentirte libre y en el que desees que haya alguien que pueda llenar ese vacío que te queda en el corazón, Bryanna. Si, te lo dice precisamente el cortesano, ¿qué poco creíble verdad? Tú puedes hacer lo que te de la gana, ya te hhe dicho que no te vas a atar a mí más que cuando haya que fingir en público, si intentas decir algo en ese respecto puedes estar tranquila. Pero llegará un día donde no pienses lo mismo o… ¿piensas estar con 40 años de la misma forma en la que estás teniendo… no sé, 20? - negó con la cabeza aunque acabó encogiéndose de hombros porque todo era posible. Ella era diferente al resto de las personas, de las mujeres que había conocido. Era muy parecida a él, no podía negarlo, pero hasta aquel cortesano sabía que había un límite para todo. Sin embargo no pudo evitar echarse a reír en el momento en el que ella mencionó aquello sobre su cadáver… así que a la mañana siguiente, ni más ni menos… - Creo que la noche o quizás sean las estrellas las que te juegan malas pasadas porque acabas de reconocer delante de mi que soy atractivo. Ahora podrás decir miles de cosas pero sí, gracias por afirmar mi teoría… Por mucho que quieras mentirme y mentirte a ti misma, por mucho que yo sea lo que va en contra de tus ideales, lo sabes perfectamente. Te atraigo, te gustaría probar conmigo pero entonces serías como el resto de las mujeres o al menos eso es lo que piensas… cada vez esto se pone más interesante… - sonrió de aquel modo tan suyo mientras continuaba caminando en dirección a aquella fiesta.
Escuchó lo que la muchacha le decía y es que al parecer sí que le importaba lo que la gente dijese, al menos lo que dijese sobre ella. Bueno era natural, seguramente ella misma con sus amigas hablaba de todo el mundo, decían cosas acerca de esta mujer o la otra pero después odiaba que los rumores bailasen a su alrededor. Eso sí que era algo realmente típico de la clase social a la que los dos pertenecían. A ningún rico le gustaba saber que la gente decía cosas sobre ellos y es que, por encima de todo, estaba su orgullo. Podía afirmar e incluso pondría la mano sobre el fuego diciendo que ella era una persona tremendamente orgullosa. ¿Qué importaba el dinero, la felicidad o el amor cuando todo el mundo te respetaba e incluso temía? Nada, absolutamente nada… por fortuna él no era así del todo. Tenía su orgullo sí, pero veía otras cosas mucho más importantes. En su caso, precisamente el dinero.
Pero la chica estaba muy equivocada en todo lo que estaba diciendo y es que esa sociedad no era precisamente fácil de entender. Sin embargo sabía que en el momento en el que le explicase cómo funcionaba aquel mundo, ella lo entendería perfectamente y no le pondría ninguna pega.
- Nadie va a decir nada de ti, aunque seguramente sí que lo piensen. ¿No decías que no te importaba lo que decía la gente? Entonces aplícate el cuento, rubia… Te lo voy a explicar, no creo que te haya llegado del todo bien, ya sabes lo que dicen de las rubias… Veamos, las mujeres de la alta sociedad saben a lo que me dedico. Bastantes mujeres de esa fiesta han estado conmigo y saben que soy un cortesano pero ya te lo expliqué… si un hombre va con una cortesana es lo más normal del mundo y la mujer no tiene por qué quejarse. Incluso tendría que alabarle. Sin embargo, si una mujer va a un cortesano, puede incluso acabar en la hoguera quemada por ser una ‘bruja’. ¿Crees que alguna de las mujeres que ha estado conmigo se va de la lengua? En absoluto. Guardan como el mayor secreto de todas sus vidas que se han ido a buscar a un hombre que no es su marido. Si tan solo por criticarte a ti se enterase todo el mundo de lo que hace ella conmigo entonces tendría mucha culpa. Por eso mismo mis espaldas están cubiertas. ¿Sabrás tú cuidar las tuyas? El papel difícil lo tienes tú, Bryanna porque hagas lo que hagas, no quiero rumores acerca de que soy un cuerudo. No te prohibo que hagas esto o lu otro pero al menos haz las cosas bien ¿entendido? - preguntó mirándola fijamente. Era evidente que él tenía su orgullo aunque no se pudiese comparar con el que tenían el resto de los hombres.
No pudo hacer otra cosa más que mirarle fijamente en el momento en el que mencionó todo eso. Parecía que las mujeres solían tener una forma demasiado diferente de ver las cosas que ellos. ¿Qué era lo que estaba pasando por aquella cabeza de cabellos rubios? Porque por el momento se estaba dando cuenta de que en absoluto pensaba lo que era. Se detuvo en seco y la atrajo de la cintura, pegando su cuerpo al de ella y provocando que sus rostros estuviesen muy cerca. Esta vez sus ojos estaban clavados en la mirada clara de ella, con una afirmación simplemente impresionante
- No sé con qué tipo de cortesanos has estado hasta ahora y tampoco me importa. Pero yo no estoy jugando contigo. No sé si te queda claro lo que te estoy diciendo. Cuando me acerco a ti no es porque me guste jugar. No me gusta jugar con las mujeres. Es mi trabajo y lo cumplo gustoso porque sí, me gusta divertirme, me gusta pasar una noche entretenida pero no por eso me dedico a jugar con todas las mujeres que pasan por delante de mi. ¿Te piensas que soy un donjuán? ¿Un putero que va buscando sexo y ya está? Creo que deberías conocer mejor a tu marido antes de prometerte con él, Bryanna - murmuró soltándola de inmediato y continuando con su camino. Al menos esperaba que eso le hubiese quedado totalmente claro y es que a él no le gustaba precisamente eso. Si, le daba igual lo que la gente pensase y debería darle igual lo que la chica pensase pero se estaba jugando demasiadas cosas en ese mismo momento. Ella tenía que tener una imagen diferente de él y es que aunque a ninguno de los dos les gustase y no fuese más que una fachada, se iban a casar. Aunque no hubiese en ese matrimonio algún tipo de amor, se iban a casar y eso ya era algo significativo. Incluso pensó en lo mucho que a su madre le hubiese gustado ver como su hijo era feliz por fin… y pensar que iba a faltar a todo lo que sus padres habían dicho y su abuelo había luchado tan solo por conseguir aquella fortuna…
De inmediato subieron aquellas escaleras enormes, de granito blanco y con esa barandilla de color dorado que llevaban ni más ni menos que a una elegante puerta de madera que daba paso a aquel lugar donde comenzaría la función. La sala de baile se convertiría por esa noche en un teatro y los protagonistas no eran nadie más que ellos dos. Miró a la chica fijamente a los ojos en el momento en el que se giró y quedaron tan cerca, tomándola de la cintura y recorriendo esta de forma suave pero dejando notar las yemas de sus dedos en la piel de ella. Sonrió de aquel modo que podía hacer que cualquier persona cayese ante su persona, rozando aún sus labios con los de ella para después darle un mordisco en la lengua y un beso en la mejilla cuando notó como ella le mordisqueaba la suya. Se guardó las manos en los bolsillos de aquel pantalón oscuro mientras miraba como ella se iba, relamiéndose mientras tanto… aquel gesto tan solo hizo que sonriese, bajando la vista por un instante y pensando que desde luego, aquella noche iba a ser la primera de muchas otras, la que iniciaría una nueva vida para él…
Esperó el tiempo justo y necesario para que no pareciese extraño que los dos entrasen de repente y continuó a sus asuntos, viendo como de inmediato una tropa de chicas y madres se acercaban a él de nuevo. Parecía que las cosas no habían cambiado en absoluto en su ausencia, aunque él tenía puestos sus ojos azules en cierta rubia que sería su acompañante por lo que quedaba de noche y si había la suerte necesaria, por lo que quedaba de vida… Sonrió divertido y se disculpó ante las mujeres, comenzando a caminar hasta donde estaba aquella rubia. Ella también tenía a gente alrededor y no era para menos, era impresionante, era perfecta, preciosa y espectacular. Una lástima para todos esos hombres que su prometido no fuese a ser otro más que él… Se acercó de forma lenta, tanteando el terreno, intentando no levantar sospecha alguna y cuando llegó a su lado simplemente se colocó delante de la chica y clavó sus ojos claros en la vista de ella. No la miraba a otro lugar, en absoluto. Sus ojos estaban fijos en aquel lugar, en aquellas dos aguamarina que ella poseía en la mirada. Sin más le tendió la mano, poniendo aquella sonrisa incluso un poco traviesa que la muchacha conocía ya casi a la perfección
- ¿Me concederíais este baile, my lady…? - preguntó sin más, esperando que la chica cogiese su mano. Era divertido ver como él se tenía que encontrar en esa situación. Porque la época no veía bien las cosas cuando ocurrían al revés, sino habría sido capaz de esperar toda la noche para que fuese aquella rubia quien se acercase a pedirle un baile o al menos alguna palabra…
Entrecerró sus ojos azules mientras la miraba fijamente… y es que según estaba diciendo, siempre acababa huyendo de todo lo que pudiese atarle a alguien. No entendía del todo bien lo que había dicho y es que si todo era tal y como lo pensaba, ella quería ser libre continuamente, no pertenecerle a nadie ni a nada pero eso era algo imposible. Incluso él, que era considerado seguramente la persona más libre del mundo, sabía que debía llegar un momento donde toda persona debía sentar la cabeza y pararse a pensar en el sentido que tenían las cosas… Había veces que necesitabas un abrazo de alguien que te ayudase porque la vida no siempre podías verla de color de rosa…
- Llegará el momento en el que no quieras sentirte libre y en el que desees que haya alguien que pueda llenar ese vacío que te queda en el corazón, Bryanna. Si, te lo dice precisamente el cortesano, ¿qué poco creíble verdad? Tú puedes hacer lo que te de la gana, ya te hhe dicho que no te vas a atar a mí más que cuando haya que fingir en público, si intentas decir algo en ese respecto puedes estar tranquila. Pero llegará un día donde no pienses lo mismo o… ¿piensas estar con 40 años de la misma forma en la que estás teniendo… no sé, 20? - negó con la cabeza aunque acabó encogiéndose de hombros porque todo era posible. Ella era diferente al resto de las personas, de las mujeres que había conocido. Era muy parecida a él, no podía negarlo, pero hasta aquel cortesano sabía que había un límite para todo. Sin embargo no pudo evitar echarse a reír en el momento en el que ella mencionó aquello sobre su cadáver… así que a la mañana siguiente, ni más ni menos… - Creo que la noche o quizás sean las estrellas las que te juegan malas pasadas porque acabas de reconocer delante de mi que soy atractivo. Ahora podrás decir miles de cosas pero sí, gracias por afirmar mi teoría… Por mucho que quieras mentirme y mentirte a ti misma, por mucho que yo sea lo que va en contra de tus ideales, lo sabes perfectamente. Te atraigo, te gustaría probar conmigo pero entonces serías como el resto de las mujeres o al menos eso es lo que piensas… cada vez esto se pone más interesante… - sonrió de aquel modo tan suyo mientras continuaba caminando en dirección a aquella fiesta.
Escuchó lo que la muchacha le decía y es que al parecer sí que le importaba lo que la gente dijese, al menos lo que dijese sobre ella. Bueno era natural, seguramente ella misma con sus amigas hablaba de todo el mundo, decían cosas acerca de esta mujer o la otra pero después odiaba que los rumores bailasen a su alrededor. Eso sí que era algo realmente típico de la clase social a la que los dos pertenecían. A ningún rico le gustaba saber que la gente decía cosas sobre ellos y es que, por encima de todo, estaba su orgullo. Podía afirmar e incluso pondría la mano sobre el fuego diciendo que ella era una persona tremendamente orgullosa. ¿Qué importaba el dinero, la felicidad o el amor cuando todo el mundo te respetaba e incluso temía? Nada, absolutamente nada… por fortuna él no era así del todo. Tenía su orgullo sí, pero veía otras cosas mucho más importantes. En su caso, precisamente el dinero.
Pero la chica estaba muy equivocada en todo lo que estaba diciendo y es que esa sociedad no era precisamente fácil de entender. Sin embargo sabía que en el momento en el que le explicase cómo funcionaba aquel mundo, ella lo entendería perfectamente y no le pondría ninguna pega.
- Nadie va a decir nada de ti, aunque seguramente sí que lo piensen. ¿No decías que no te importaba lo que decía la gente? Entonces aplícate el cuento, rubia… Te lo voy a explicar, no creo que te haya llegado del todo bien, ya sabes lo que dicen de las rubias… Veamos, las mujeres de la alta sociedad saben a lo que me dedico. Bastantes mujeres de esa fiesta han estado conmigo y saben que soy un cortesano pero ya te lo expliqué… si un hombre va con una cortesana es lo más normal del mundo y la mujer no tiene por qué quejarse. Incluso tendría que alabarle. Sin embargo, si una mujer va a un cortesano, puede incluso acabar en la hoguera quemada por ser una ‘bruja’. ¿Crees que alguna de las mujeres que ha estado conmigo se va de la lengua? En absoluto. Guardan como el mayor secreto de todas sus vidas que se han ido a buscar a un hombre que no es su marido. Si tan solo por criticarte a ti se enterase todo el mundo de lo que hace ella conmigo entonces tendría mucha culpa. Por eso mismo mis espaldas están cubiertas. ¿Sabrás tú cuidar las tuyas? El papel difícil lo tienes tú, Bryanna porque hagas lo que hagas, no quiero rumores acerca de que soy un cuerudo. No te prohibo que hagas esto o lu otro pero al menos haz las cosas bien ¿entendido? - preguntó mirándola fijamente. Era evidente que él tenía su orgullo aunque no se pudiese comparar con el que tenían el resto de los hombres.
No pudo hacer otra cosa más que mirarle fijamente en el momento en el que mencionó todo eso. Parecía que las mujeres solían tener una forma demasiado diferente de ver las cosas que ellos. ¿Qué era lo que estaba pasando por aquella cabeza de cabellos rubios? Porque por el momento se estaba dando cuenta de que en absoluto pensaba lo que era. Se detuvo en seco y la atrajo de la cintura, pegando su cuerpo al de ella y provocando que sus rostros estuviesen muy cerca. Esta vez sus ojos estaban clavados en la mirada clara de ella, con una afirmación simplemente impresionante
- No sé con qué tipo de cortesanos has estado hasta ahora y tampoco me importa. Pero yo no estoy jugando contigo. No sé si te queda claro lo que te estoy diciendo. Cuando me acerco a ti no es porque me guste jugar. No me gusta jugar con las mujeres. Es mi trabajo y lo cumplo gustoso porque sí, me gusta divertirme, me gusta pasar una noche entretenida pero no por eso me dedico a jugar con todas las mujeres que pasan por delante de mi. ¿Te piensas que soy un donjuán? ¿Un putero que va buscando sexo y ya está? Creo que deberías conocer mejor a tu marido antes de prometerte con él, Bryanna - murmuró soltándola de inmediato y continuando con su camino. Al menos esperaba que eso le hubiese quedado totalmente claro y es que a él no le gustaba precisamente eso. Si, le daba igual lo que la gente pensase y debería darle igual lo que la chica pensase pero se estaba jugando demasiadas cosas en ese mismo momento. Ella tenía que tener una imagen diferente de él y es que aunque a ninguno de los dos les gustase y no fuese más que una fachada, se iban a casar. Aunque no hubiese en ese matrimonio algún tipo de amor, se iban a casar y eso ya era algo significativo. Incluso pensó en lo mucho que a su madre le hubiese gustado ver como su hijo era feliz por fin… y pensar que iba a faltar a todo lo que sus padres habían dicho y su abuelo había luchado tan solo por conseguir aquella fortuna…
De inmediato subieron aquellas escaleras enormes, de granito blanco y con esa barandilla de color dorado que llevaban ni más ni menos que a una elegante puerta de madera que daba paso a aquel lugar donde comenzaría la función. La sala de baile se convertiría por esa noche en un teatro y los protagonistas no eran nadie más que ellos dos. Miró a la chica fijamente a los ojos en el momento en el que se giró y quedaron tan cerca, tomándola de la cintura y recorriendo esta de forma suave pero dejando notar las yemas de sus dedos en la piel de ella. Sonrió de aquel modo que podía hacer que cualquier persona cayese ante su persona, rozando aún sus labios con los de ella para después darle un mordisco en la lengua y un beso en la mejilla cuando notó como ella le mordisqueaba la suya. Se guardó las manos en los bolsillos de aquel pantalón oscuro mientras miraba como ella se iba, relamiéndose mientras tanto… aquel gesto tan solo hizo que sonriese, bajando la vista por un instante y pensando que desde luego, aquella noche iba a ser la primera de muchas otras, la que iniciaría una nueva vida para él…
Esperó el tiempo justo y necesario para que no pareciese extraño que los dos entrasen de repente y continuó a sus asuntos, viendo como de inmediato una tropa de chicas y madres se acercaban a él de nuevo. Parecía que las cosas no habían cambiado en absoluto en su ausencia, aunque él tenía puestos sus ojos azules en cierta rubia que sería su acompañante por lo que quedaba de noche y si había la suerte necesaria, por lo que quedaba de vida… Sonrió divertido y se disculpó ante las mujeres, comenzando a caminar hasta donde estaba aquella rubia. Ella también tenía a gente alrededor y no era para menos, era impresionante, era perfecta, preciosa y espectacular. Una lástima para todos esos hombres que su prometido no fuese a ser otro más que él… Se acercó de forma lenta, tanteando el terreno, intentando no levantar sospecha alguna y cuando llegó a su lado simplemente se colocó delante de la chica y clavó sus ojos claros en la vista de ella. No la miraba a otro lugar, en absoluto. Sus ojos estaban fijos en aquel lugar, en aquellas dos aguamarina que ella poseía en la mirada. Sin más le tendió la mano, poniendo aquella sonrisa incluso un poco traviesa que la muchacha conocía ya casi a la perfección
- ¿Me concederíais este baile, my lady…? - preguntó sin más, esperando que la chica cogiese su mano. Era divertido ver como él se tenía que encontrar en esa situación. Porque la época no veía bien las cosas cuando ocurrían al revés, sino habría sido capaz de esperar toda la noche para que fuese aquella rubia quien se acercase a pedirle un baile o al menos alguna palabra…
Adonis Komadina- Prostituta Clase Baja
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Fecha de inscripción : 02/07/2011
Re: ¿Nos descubrimos?
Algo inusual le llamó la atención y no fueron si no aquellas palabras, ¿que algún día necesitaría el abrazo de alguien? No lo había necesitado nunca porque ya tenía a sus hermanos, sobre todo a su hermano mayor, ese el cual la adoraba y ella al igual, todo de ella lo sabía...era algo así como su mejor amigo y eso de los amigos en su vida esacaseaban, estaba bien utilizar a aquellas mujeres de clase alta para cotillear y poner verde a quién pasase por su lado pero ¿necesitar su amistad? Claro que no, no podía decir que tenía muchas amigas, pretendientes a medias...todos acababan espantados y otros ni se atrevían a acercarse, era normal...completamente normal era como el día a día. Pero ahora que lo pensaba si él decía eso es que también necesitaba ese tipo de trato suponiendo que lo haría con alguna de esas mujeres...claro, ¿con quién si no? Sus amantes, en parte le envidió pero ella no podía ser como él en ese aspecto, porque a ella no le servía cualquier persona, al menos eso entendió...
-Supongo, pero ya tengo a mi hermano George, él sabe como consolarme en el remoto caso de que me ocurra algo, y vos supongo que teneis vuestras personas también, no me preocupa estar así a los cuarenta porque así estoy bien...y no seas tan engreído, no lo niego, eres atractivo y no soy la única que lo piensa, todo París y todo el globo terráqueo, estoy segura de ello... negar lo evidente no es mi estilo pero también sé que os gusto, en todos mis modos, en el físico como en el interior...hay pocas como yo por eso soy perfecta para el puesto, además no tienes ni que preocuparte en que deje o no deje de sentir cosas por ti, eso ya lo hemos dejado claro...
El jardín quedaba atrás y la conversación incluso se tornó de un modo más animado a medida que se acercaban de nuevo a la fiesta, aquella teoría que le explayó no pudo hacer otra cosa que hacer una mueca con la boca, jodiéndose porque tenía razón...sabía bien lo que decía y lo que quería en la vida, otro motivo por el cual aceptar. Solo que se estaba equivocando.. ¿cuernudo? Al contrario que él, el contacto físico con otros seres humanos era nulo, más con hombres , tenía sus cosas pero nada que pudiese destaparla delante de la alta sociedad, ella sabía tan bien como relacionarse como él ¿Acaso él no había pensado en eso? Pero claro, le estaba aconsejando cosa que aceptó y terminó por suspirar echándose a un lado algunos mechones de la cara.
-No te preocupes, no tienes que preocuparte con el tema de que te digan que eres un cuernudo ¿no te has parado a pensar que la gente lo tomará como un chiste? El apuesto Adonis siendo engañado, no tiene ni pies ni cabeza... solo que si es al contrario es totalmente normal y me miraran como, oh pobrecita...las mujeres de esa fiesta que han estado y estarán contigo, sabrán que la cornuda en este caso soy yo, pero no me importa porque legalmente serías de mi propiedad y no de la suya, como fastidia eso ¿no crees? No hay que preocuparse, todo está claro entre tú y yo aunque...
No pudo decir nada porque lo tuvo de nuevo muy cerca, no se movió...se quedó mirándole a los ojos, sabía que no era como todas esas veces que se tentaban entre sí si no que ahora se estaban mirando a los ojos y su rostro no pudo ser más serio ¿qué ocurría ahora? Ni parpadeó, se quedó quieta esperando... negar que no era placentero el tenerle así sería mentir pero había algo más, muchas cosas más. Se lo dejaba claro, ahora no estaba jugando con ella, se acercaba porque quería pero no había entendido que él no quería que estuviese tan cerca... no cuando no quería que nadie sobrepasase los límites y él lo estaba haciendo, no la iba a besar, no haría nada más que eso y lo sabía pero aún así no podía acostumbrarse nunca al estar tan cerca de un hombre y mucho menos como ese demonio, ese ser tan igual a ella ¿no se había dado cuenta? Eran muy parecidos, soberbios y prepotentes, orgullosos...
-No creo que a todas las que te acerques le prometas noches de pasión y desenfreno pero... deberás saber que no me gusta tener cerca a las personas, mucho menos hombres...sí, puedes reírte de mí, pensar que soy una puritana que tienta para dejar con la miel en los labios, porque puede que aciertes o no... solo que, no existe aún nadie... absolutamente nadie que se merezca tocarme de ese modo, por el momento cosa que no quiero decir que no haya pasado... no te hagas falsas ideas en la cabeza, porque sabes como yo que no soy como ellas... ¿te has dado cuenta, Adonis? Me dijiste, que esas mujeres, todas y cada una de ellas... te buscarían a ti poque en su matrimonio no había chispa, deseo y pasión...serías la opción de toda mujer y vamos a casarnos supustamente ¿no es increíble? Voy a casarme con aquel que todas desean y todos me desean... porque con carácter o no, muchos de los caballeros de ahí se morirían con tenerme como esposa aparte de mi fortuna Appleby...si eres listo, conocerás ese apellido si no, ya te pondré al corriente de ello. Me ha quedado claro que no juegas y también quiero dejarte claro que yo en determinados casos tampoco...así que estamos en paz...y vamos, estamos hablando más ahora que cuando debimos hacerlo pero sí, vamos a tener toda la vida para hacerlo... -
Cosas en claro ahora era el momento de la verdad, solo de que a oídos de su madre llegasen los rumores de que su hija de los mil quebraderos de cabeza, se viese con un joven y que además se lo tomase en serio, esta vez sí que iba a terminar por matarla de la alegría. ¿qué pasaría ahora? Iban a verlo pero se moría de ganas por saberlo por lo que en cuanto cruzó las enormes puestas hacia la fiesta, muchos ojos repararon en ella, su habitual media sonrisa y su ceja enarcada se paseaba por todos los rostros conocidos y no tanto de los asistentes, la música..se oía de fondo, suave que te invitaba a realizar algún que otro movimiento en el transcurso de su paseo por la fiesta... la señora Lacroix hablaba con uno de los anfitriones mientras como no, las compañeras de la chica observaban entre cuchicheos a todo aquel galante de la fiesta que les dedicaba una mirada, más que desaprobación que de otra cosa... aposta , Bryanna se acercó a ellas con su habitual sonrisita en los labios de lo más maliciosa.
-¿Esperando a vuestro príncipe azul? no perdais el tiempo ya os dije que esas cosas no existen, teneis que moveros un poquito más, así no haceis nada... y ¿porqué no? vamos ¡salid a bailar! -todas escandalizadas la miraron negando con la cabeza , alguna que otra se animó y ella, vuelta de espaldas al baile seguía intentándolo hasta que oyó aquella voz. Enarcó su ceja de un modo más pronunciado y se medio giró a la sorprendida mirada de todos los de su alrededor, algún que otro "¿es una broma?" "¿a ella?", rió dedicándole una breve reverencia, tomando su mano y yendo hasta el medio de la pista.
Empezó a moverse de forma muy suave , cosa bastante sorprendente... y lo miraba a los ojos en todo momento. Sus movimientos los llevaron cerca de donde estaba aquella señora que animadamente hablaba con aquellos señores y al verla dejó de hacerlo, parpadeando sin creerlo...se frotó incluso los ojos y luego sin importar que alguien la viese alzó los brazos hacia el cielo... la mano de la chica, la apoyó en uno de sus hombros y otra sostenida...como nadie les oía se atrevió a susurrarle.
-Puedo sentir como nos miran y me gusta demasiado incluso me excita... no te lo creas tanto después de eso y... sigue bailando ¿quieres? aunque ¿qué pasaría si te beso delante de toda esta gente? iba a ser una bomba... pero no, mejor te quedas con las ganas, dime ¿en qué piensas? -giró sobre sí misma, hasta en el baile se complementaban, que extraña pareja....tan igual.
-Supongo, pero ya tengo a mi hermano George, él sabe como consolarme en el remoto caso de que me ocurra algo, y vos supongo que teneis vuestras personas también, no me preocupa estar así a los cuarenta porque así estoy bien...y no seas tan engreído, no lo niego, eres atractivo y no soy la única que lo piensa, todo París y todo el globo terráqueo, estoy segura de ello... negar lo evidente no es mi estilo pero también sé que os gusto, en todos mis modos, en el físico como en el interior...hay pocas como yo por eso soy perfecta para el puesto, además no tienes ni que preocuparte en que deje o no deje de sentir cosas por ti, eso ya lo hemos dejado claro...
El jardín quedaba atrás y la conversación incluso se tornó de un modo más animado a medida que se acercaban de nuevo a la fiesta, aquella teoría que le explayó no pudo hacer otra cosa que hacer una mueca con la boca, jodiéndose porque tenía razón...sabía bien lo que decía y lo que quería en la vida, otro motivo por el cual aceptar. Solo que se estaba equivocando.. ¿cuernudo? Al contrario que él, el contacto físico con otros seres humanos era nulo, más con hombres , tenía sus cosas pero nada que pudiese destaparla delante de la alta sociedad, ella sabía tan bien como relacionarse como él ¿Acaso él no había pensado en eso? Pero claro, le estaba aconsejando cosa que aceptó y terminó por suspirar echándose a un lado algunos mechones de la cara.
-No te preocupes, no tienes que preocuparte con el tema de que te digan que eres un cuernudo ¿no te has parado a pensar que la gente lo tomará como un chiste? El apuesto Adonis siendo engañado, no tiene ni pies ni cabeza... solo que si es al contrario es totalmente normal y me miraran como, oh pobrecita...las mujeres de esa fiesta que han estado y estarán contigo, sabrán que la cornuda en este caso soy yo, pero no me importa porque legalmente serías de mi propiedad y no de la suya, como fastidia eso ¿no crees? No hay que preocuparse, todo está claro entre tú y yo aunque...
No pudo decir nada porque lo tuvo de nuevo muy cerca, no se movió...se quedó mirándole a los ojos, sabía que no era como todas esas veces que se tentaban entre sí si no que ahora se estaban mirando a los ojos y su rostro no pudo ser más serio ¿qué ocurría ahora? Ni parpadeó, se quedó quieta esperando... negar que no era placentero el tenerle así sería mentir pero había algo más, muchas cosas más. Se lo dejaba claro, ahora no estaba jugando con ella, se acercaba porque quería pero no había entendido que él no quería que estuviese tan cerca... no cuando no quería que nadie sobrepasase los límites y él lo estaba haciendo, no la iba a besar, no haría nada más que eso y lo sabía pero aún así no podía acostumbrarse nunca al estar tan cerca de un hombre y mucho menos como ese demonio, ese ser tan igual a ella ¿no se había dado cuenta? Eran muy parecidos, soberbios y prepotentes, orgullosos...
-No creo que a todas las que te acerques le prometas noches de pasión y desenfreno pero... deberás saber que no me gusta tener cerca a las personas, mucho menos hombres...sí, puedes reírte de mí, pensar que soy una puritana que tienta para dejar con la miel en los labios, porque puede que aciertes o no... solo que, no existe aún nadie... absolutamente nadie que se merezca tocarme de ese modo, por el momento cosa que no quiero decir que no haya pasado... no te hagas falsas ideas en la cabeza, porque sabes como yo que no soy como ellas... ¿te has dado cuenta, Adonis? Me dijiste, que esas mujeres, todas y cada una de ellas... te buscarían a ti poque en su matrimonio no había chispa, deseo y pasión...serías la opción de toda mujer y vamos a casarnos supustamente ¿no es increíble? Voy a casarme con aquel que todas desean y todos me desean... porque con carácter o no, muchos de los caballeros de ahí se morirían con tenerme como esposa aparte de mi fortuna Appleby...si eres listo, conocerás ese apellido si no, ya te pondré al corriente de ello. Me ha quedado claro que no juegas y también quiero dejarte claro que yo en determinados casos tampoco...así que estamos en paz...y vamos, estamos hablando más ahora que cuando debimos hacerlo pero sí, vamos a tener toda la vida para hacerlo... -
Cosas en claro ahora era el momento de la verdad, solo de que a oídos de su madre llegasen los rumores de que su hija de los mil quebraderos de cabeza, se viese con un joven y que además se lo tomase en serio, esta vez sí que iba a terminar por matarla de la alegría. ¿qué pasaría ahora? Iban a verlo pero se moría de ganas por saberlo por lo que en cuanto cruzó las enormes puestas hacia la fiesta, muchos ojos repararon en ella, su habitual media sonrisa y su ceja enarcada se paseaba por todos los rostros conocidos y no tanto de los asistentes, la música..se oía de fondo, suave que te invitaba a realizar algún que otro movimiento en el transcurso de su paseo por la fiesta... la señora Lacroix hablaba con uno de los anfitriones mientras como no, las compañeras de la chica observaban entre cuchicheos a todo aquel galante de la fiesta que les dedicaba una mirada, más que desaprobación que de otra cosa... aposta , Bryanna se acercó a ellas con su habitual sonrisita en los labios de lo más maliciosa.
-¿Esperando a vuestro príncipe azul? no perdais el tiempo ya os dije que esas cosas no existen, teneis que moveros un poquito más, así no haceis nada... y ¿porqué no? vamos ¡salid a bailar! -todas escandalizadas la miraron negando con la cabeza , alguna que otra se animó y ella, vuelta de espaldas al baile seguía intentándolo hasta que oyó aquella voz. Enarcó su ceja de un modo más pronunciado y se medio giró a la sorprendida mirada de todos los de su alrededor, algún que otro "¿es una broma?" "¿a ella?", rió dedicándole una breve reverencia, tomando su mano y yendo hasta el medio de la pista.
Empezó a moverse de forma muy suave , cosa bastante sorprendente... y lo miraba a los ojos en todo momento. Sus movimientos los llevaron cerca de donde estaba aquella señora que animadamente hablaba con aquellos señores y al verla dejó de hacerlo, parpadeando sin creerlo...se frotó incluso los ojos y luego sin importar que alguien la viese alzó los brazos hacia el cielo... la mano de la chica, la apoyó en uno de sus hombros y otra sostenida...como nadie les oía se atrevió a susurrarle.
-Puedo sentir como nos miran y me gusta demasiado incluso me excita... no te lo creas tanto después de eso y... sigue bailando ¿quieres? aunque ¿qué pasaría si te beso delante de toda esta gente? iba a ser una bomba... pero no, mejor te quedas con las ganas, dime ¿en qué piensas? -giró sobre sí misma, hasta en el baile se complementaban, que extraña pareja....tan igual.
Abbey Appleby- Cazador Clase Alta
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Fecha de inscripción : 23/03/2011
Localización : París-Londres
DATOS DEL PERSONAJE
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Datos de interés:
Re: ¿Nos descubrimos?
Arqueó una de sus cejas en el mismo momento en el que aquella rubia comenzó a contestarle a lo que había dicho y no pudo hacer otra cosa más que soltar una carcajada silenciosa, sin tan siquiera abrir los labios. Se había podido ver perfectamente que se había reído de ella aunque de una manera muy sutil. Incluso agachó la cabeza con una sonrisa en su rostro, elevándola después de nuevo y relamiéndose los labios mientras ahora la miraba fijamente a los ojos. No tenía claro si aquella chica era demasiado inocente en algunos asuntos o simplemente era… alguien a quien le gustaba que le dejasen las cosas claras o incluso provocona. No tenía nada que ver el hecho de que su hermano la consolase con cómo le podría consolar un hombre con el que pudiese estar.
En realidad le hacía demasiada gracia aquella situación y es que por un lado, aunque pareciese remotamente imposible, estaba casi seguro de que la opción buena era la primera. Aquella chica era posible que jamás hubiese experimentado lo que un hombre podía hacerte sentir… Le resultó divertido porque todo sería mucho más interesante de aquel modo, podría enseñarle una buena lección a aquella muchacha. Le sorprendía que a veces podía ser demasiado inteligente, tanto como para darse cuenta de las cosas que menos debía…
- Te puedo segurar que jamás encontrarás a un hombre que te consuele como lo haría yo, ni tan siquiera tu hermano. El cariño o el afecto, el consuelo del que yo te hablo no está al alcance de alguien de tu familia, tampoco de un amigo pero no te vayas al lado más oculto… porque supongo que tú eres malpensada por los dos, ¿verdad? - dijo mirándola fijamente y sonriendo de aquel modo tan suyo, acercándose un poco más a la chica, lo justo como para poder susurrarle lo siguiente al oído. No era para menos y es que ella se lo había dejado en bandeja de plata, como si fuese una persona más de aquel servicio del que tan solo algunos afortunados podían disfrutar. Sonrió antes de comenzar a hablar… tenía la respuesta perfecta, por supuesto que sí - No… no puedes imaginarte de qué forma me gustas, Bryanna… - se separó sin más, sonriéndole de forma… irritante. Podía ser el hombre más deseado del mundo y a la vez el más odiado y es que lo tenía todo. Quizás con eso podría dar un golpe aún mayor a esa chica tan orgullosa como él.
Parecía que la muchacha tenía totalmente clara aquella situación en la que se iban a meter y había entendido sin problema alguno lo que le había dicho acerca de que nadie la vería como una mujer a la que le eran infiel. Y aunque lo viesen, no sería algo que se comentaría en absoluto. Incluso acabó soltando una pequeña risa por lo bajo y es que ella podía tener razón en muchas cosas, incluso en demasiadas. Pero hubo una frase en especial que salió de aquellos labios rojizos que le hizo mirarla fijamente, sin apartar su mirada clara de la de la chica y es que… ¿ser de su propiedad? Incluso se relamió los labios y no era para menos. Él jamás veía las cosas de esa manera aunque quizás tenía razones para ello: nunca había tenido a una persona a la que pudiese considerar total y enteramente suya. Todo eran juegos, todo era trabajo pero eso parecía ser muy diferente, no solo por los negocios que habían hecho el uno con el otro, sino por aquella forma de ser que poseía aquella diosa griega. Le despertaba curiosidad, no podía negarlo.
- Así que no te quedas corta en absoluto, sino que ya me consideras incluso de tu propiedad. ¿Tanto te llama la atención este humilde cortesano? Las cosas de la vida, ¿verdad diosa griega? No ha sido un hombre de esos ricos, no ha sido quien seguramente tu madre hubiese deseado para ti, sino que ha sido un hombre rico si… pero que se dedica a una vida totalmente diferente a la que te gustaría. ¿No es cierto? Un hombre que se pasa las noches haciendo que las mujeres se derritan en sus brazos, un hombre que no tiene ojos tan solo para ti… ¿piensas que vas a poder renunciar a eso que llamas amor tan solo por tu libertad? Una vez hecho el contrato, llamemoslo… boda… No hay marcha atrás. Lo sabes, ¿verdad Bryanna? - preguntó mirándola fijamente, esperando a ver cuál sería su respuesta. Por supuesto ella le había dejado claro el resto de la historia por lo que no hacía falta en absoluto mencionarlo más…
Puso toda su atención en aquellas palabras que salían de esos labios que había deseado y aún deseaba besar pero tendría que esperar… no mucho, de eso estaba seguro. Ahora su cabeza estaba puesta en otra cosa, ni más ni menos que en atender a todo lo que ella le estaba diciendo ya que al parecer y si no entendía mal, jamás había estado con ningún hombre. No dejaba que la gente se acercase demasiado por lo que en absoluto dejaría que se acercasen los hombres. A él ya se lo había dejado claro rompiéndole la cara de vez en cuando y es que no era para menos, vaya carácter tenía aquella muchachita con la que se había cruzado… Se llevó una mano a la mejilla en la que le había golpeado antes y es que aún podía notar aquella mano que le había dejado marcado de un modo que ella ni siquiera podría imaginar…
- No te creas que a mi me importa en absoluto lo que seas o dejes de ser. Es más, me viene incluso bien que no quieras que los hombres se acerquen demasiado a ti. Pero no solo eso, sino que tendrás que romper todos tus ideales por el momento. ¿Por qué crees? Porque a partir de ahora tendrás que dejar que yo me acerque a ti, al menos para fingir en público. Es otra de las cosas que debes entender - sus ojos se clavaron en ella y no era para menos. Tenía claro ahora mismo que esa chica, aunque le hubiese dicho que había tocado no sabía cuantos labios ya… había muchas cosas que desconocía. Era normal ya que ese tema… más sexual era algo tabú en la sociedad en la que nos encontrábamos y las mujeres no podían experimentar ese tipo de cosas, se suponía, hasta que no encontrasen a un hombre con el que desposarse en matrimonio. Y ella lo había encontrado, aunque no serían como el resto de las parejas en muchos sentidos… - Y eso te encanta ¿verdad? Te pierde el ego sabiendo que vas a casarte con alguien que desea medio París. Te encanta poder mirar a todas esas mujeres por encima del hombro porque aunque ellas me tengan una noche se supone que tú me tendrás durante toda su vida, aunque esto que hacemos no sea más que una farsa. Sí, no te he negado que me gustes porque lo haces, me atraes, me despiertas curiosidad pero no negarás que sientes lo mismo por mí… Lo sé, simplemente así. Sé que te gusta no solo encontrarte con alguien como yo, no solo saber que todas sentirán una envidia terrible en el momento en el que vean como me acerco a ti en esa fiesta. Es el poder que vas a tener. ¿Si conozco a los Appleby? Soy listo para tu información, conozco a todas las familias poderosas de este lugar y la tuya no es para menos pero como has podido ver no soy alguien a quien le interese tu fortuna, sino la mia propia. No es que sea un tio que muere por el dinero pero me gusta tener lo que es mío. Los acreedores se repartirían el dinero que mis padres me dejaron si en algún momento mi abuelo muere y yo no estoy casado. No quiero que otros snobs disfruten de lo que por herencia es mio - siempre que hablaba de aquel tema él se ponía mucho más serio y no era para menos. Sentía como si estuviesen jugando… con él. Su abuelo lo hacía por su bien y era algo que tenía simplemente demasiado claro pero tampoco quería que ella tuviese algún tipo de confusión en absoluto.
Por supuesto llegó el momento en el que tendrían que hacer su aparición en esa fiesta donde todas las miradas se posarían en ellos y después de lo que no habría vuelta atrás. El contrato estaba escrito y solo faltaba la firma de cada uno de ellos. Tendría que planificar todo bien y hacerlo deprisa ya que sabía que a su abuelo no le quedaba demasiado tiempo de vida. No podía arriesgarse a perder todo lo que era suyo así que al día siguiente organizaría todo para que pudiese conocer a la chica. Era cierto que aún no habían podido conocerse lo suficientemente bien pero siempre se podía decir que había sido uno de esos “flechazos”… “amor a primera vista” que había surgido por parte de los dos. Alguna excusa, decir que se habían pasado aquella noche hablando y que tenían demasiadas cosas en común, por supuesto… todo podría encajar perfectamente bien…
Al acercarse incluso llegó a dudar en que ella le tomase de la mano después de todo lo que le había dicho pero la tomó, por supuesto que lo hizo. Aquel gesto tan solo creó que su sonrisa se acentuase aún más, mirándola… casi atravesándola con aquellos ojos azules que le habían dado. La llevó hasta la pista de baile de forma incluso caballerosa y es que el hombre que ella había conocido días antes e incluso hacía unos minutos en aquel jardín era totalmente diferente al que estaba viendo ahora mismo. Él en verdad parecía todo un caballero, como si jamás fuese capaz de cometer un fallo… una pintura perfecta que no tenía nada malo en absoluto. Una gran mentira enmascarada de la mejor manera posible…
Posó una de sus manos en la cintura de la chica, acercándola un poco más hacia él y con su otra mano tomó la de ella para comenzar con aquel baile, casi apoyando su frente con la de la chica y sonriendo de forma divertida cuando ella hizo mención a que le estaban mirando y no solo a eso, sino que… ¿besarle? Lo dudaba demasiado…
- Según tú jamás me besarías así que deja de decir ese tipo de cosas cuando no las vas a cumplir. Lo estás deseando, lo sé porque a mi me pasa lo mismo pero no me vas a dar tan solo un beso ¿verdad? - preguntó rozando sus labios con los de ella de forma tentadora, bajando después para rozar su barbilla y relamerse, rozando con su lengua la barbilla de la chica. Se mordió el labio inferior y después clavó de nuevo sus ojos en ella - Pienso en que quien se queda con las ganas del beso eres tú. Es posible que yo mismo quisiera obtener un beso por tu parte pero… ¿qué piensas tú? Si, estoy seguro de que piensas en que tú misma rogarías ahora mismo por tan solo un beso mio… ¿Has pensado que antes o después tendrás que besarme? Porque te recuerdo algo… me vas a tener que besar en la boda… - susurró apoyando su frente en la de ella mientras continuaba con aquel baile, notando como todas las miradas, tal y como la chica había dicho, se posaban en esa pareja que parecía compenetrarse a la perfección…
En realidad le hacía demasiada gracia aquella situación y es que por un lado, aunque pareciese remotamente imposible, estaba casi seguro de que la opción buena era la primera. Aquella chica era posible que jamás hubiese experimentado lo que un hombre podía hacerte sentir… Le resultó divertido porque todo sería mucho más interesante de aquel modo, podría enseñarle una buena lección a aquella muchacha. Le sorprendía que a veces podía ser demasiado inteligente, tanto como para darse cuenta de las cosas que menos debía…
- Te puedo segurar que jamás encontrarás a un hombre que te consuele como lo haría yo, ni tan siquiera tu hermano. El cariño o el afecto, el consuelo del que yo te hablo no está al alcance de alguien de tu familia, tampoco de un amigo pero no te vayas al lado más oculto… porque supongo que tú eres malpensada por los dos, ¿verdad? - dijo mirándola fijamente y sonriendo de aquel modo tan suyo, acercándose un poco más a la chica, lo justo como para poder susurrarle lo siguiente al oído. No era para menos y es que ella se lo había dejado en bandeja de plata, como si fuese una persona más de aquel servicio del que tan solo algunos afortunados podían disfrutar. Sonrió antes de comenzar a hablar… tenía la respuesta perfecta, por supuesto que sí - No… no puedes imaginarte de qué forma me gustas, Bryanna… - se separó sin más, sonriéndole de forma… irritante. Podía ser el hombre más deseado del mundo y a la vez el más odiado y es que lo tenía todo. Quizás con eso podría dar un golpe aún mayor a esa chica tan orgullosa como él.
Parecía que la muchacha tenía totalmente clara aquella situación en la que se iban a meter y había entendido sin problema alguno lo que le había dicho acerca de que nadie la vería como una mujer a la que le eran infiel. Y aunque lo viesen, no sería algo que se comentaría en absoluto. Incluso acabó soltando una pequeña risa por lo bajo y es que ella podía tener razón en muchas cosas, incluso en demasiadas. Pero hubo una frase en especial que salió de aquellos labios rojizos que le hizo mirarla fijamente, sin apartar su mirada clara de la de la chica y es que… ¿ser de su propiedad? Incluso se relamió los labios y no era para menos. Él jamás veía las cosas de esa manera aunque quizás tenía razones para ello: nunca había tenido a una persona a la que pudiese considerar total y enteramente suya. Todo eran juegos, todo era trabajo pero eso parecía ser muy diferente, no solo por los negocios que habían hecho el uno con el otro, sino por aquella forma de ser que poseía aquella diosa griega. Le despertaba curiosidad, no podía negarlo.
- Así que no te quedas corta en absoluto, sino que ya me consideras incluso de tu propiedad. ¿Tanto te llama la atención este humilde cortesano? Las cosas de la vida, ¿verdad diosa griega? No ha sido un hombre de esos ricos, no ha sido quien seguramente tu madre hubiese deseado para ti, sino que ha sido un hombre rico si… pero que se dedica a una vida totalmente diferente a la que te gustaría. ¿No es cierto? Un hombre que se pasa las noches haciendo que las mujeres se derritan en sus brazos, un hombre que no tiene ojos tan solo para ti… ¿piensas que vas a poder renunciar a eso que llamas amor tan solo por tu libertad? Una vez hecho el contrato, llamemoslo… boda… No hay marcha atrás. Lo sabes, ¿verdad Bryanna? - preguntó mirándola fijamente, esperando a ver cuál sería su respuesta. Por supuesto ella le había dejado claro el resto de la historia por lo que no hacía falta en absoluto mencionarlo más…
Puso toda su atención en aquellas palabras que salían de esos labios que había deseado y aún deseaba besar pero tendría que esperar… no mucho, de eso estaba seguro. Ahora su cabeza estaba puesta en otra cosa, ni más ni menos que en atender a todo lo que ella le estaba diciendo ya que al parecer y si no entendía mal, jamás había estado con ningún hombre. No dejaba que la gente se acercase demasiado por lo que en absoluto dejaría que se acercasen los hombres. A él ya se lo había dejado claro rompiéndole la cara de vez en cuando y es que no era para menos, vaya carácter tenía aquella muchachita con la que se había cruzado… Se llevó una mano a la mejilla en la que le había golpeado antes y es que aún podía notar aquella mano que le había dejado marcado de un modo que ella ni siquiera podría imaginar…
- No te creas que a mi me importa en absoluto lo que seas o dejes de ser. Es más, me viene incluso bien que no quieras que los hombres se acerquen demasiado a ti. Pero no solo eso, sino que tendrás que romper todos tus ideales por el momento. ¿Por qué crees? Porque a partir de ahora tendrás que dejar que yo me acerque a ti, al menos para fingir en público. Es otra de las cosas que debes entender - sus ojos se clavaron en ella y no era para menos. Tenía claro ahora mismo que esa chica, aunque le hubiese dicho que había tocado no sabía cuantos labios ya… había muchas cosas que desconocía. Era normal ya que ese tema… más sexual era algo tabú en la sociedad en la que nos encontrábamos y las mujeres no podían experimentar ese tipo de cosas, se suponía, hasta que no encontrasen a un hombre con el que desposarse en matrimonio. Y ella lo había encontrado, aunque no serían como el resto de las parejas en muchos sentidos… - Y eso te encanta ¿verdad? Te pierde el ego sabiendo que vas a casarte con alguien que desea medio París. Te encanta poder mirar a todas esas mujeres por encima del hombro porque aunque ellas me tengan una noche se supone que tú me tendrás durante toda su vida, aunque esto que hacemos no sea más que una farsa. Sí, no te he negado que me gustes porque lo haces, me atraes, me despiertas curiosidad pero no negarás que sientes lo mismo por mí… Lo sé, simplemente así. Sé que te gusta no solo encontrarte con alguien como yo, no solo saber que todas sentirán una envidia terrible en el momento en el que vean como me acerco a ti en esa fiesta. Es el poder que vas a tener. ¿Si conozco a los Appleby? Soy listo para tu información, conozco a todas las familias poderosas de este lugar y la tuya no es para menos pero como has podido ver no soy alguien a quien le interese tu fortuna, sino la mia propia. No es que sea un tio que muere por el dinero pero me gusta tener lo que es mío. Los acreedores se repartirían el dinero que mis padres me dejaron si en algún momento mi abuelo muere y yo no estoy casado. No quiero que otros snobs disfruten de lo que por herencia es mio - siempre que hablaba de aquel tema él se ponía mucho más serio y no era para menos. Sentía como si estuviesen jugando… con él. Su abuelo lo hacía por su bien y era algo que tenía simplemente demasiado claro pero tampoco quería que ella tuviese algún tipo de confusión en absoluto.
Por supuesto llegó el momento en el que tendrían que hacer su aparición en esa fiesta donde todas las miradas se posarían en ellos y después de lo que no habría vuelta atrás. El contrato estaba escrito y solo faltaba la firma de cada uno de ellos. Tendría que planificar todo bien y hacerlo deprisa ya que sabía que a su abuelo no le quedaba demasiado tiempo de vida. No podía arriesgarse a perder todo lo que era suyo así que al día siguiente organizaría todo para que pudiese conocer a la chica. Era cierto que aún no habían podido conocerse lo suficientemente bien pero siempre se podía decir que había sido uno de esos “flechazos”… “amor a primera vista” que había surgido por parte de los dos. Alguna excusa, decir que se habían pasado aquella noche hablando y que tenían demasiadas cosas en común, por supuesto… todo podría encajar perfectamente bien…
Al acercarse incluso llegó a dudar en que ella le tomase de la mano después de todo lo que le había dicho pero la tomó, por supuesto que lo hizo. Aquel gesto tan solo creó que su sonrisa se acentuase aún más, mirándola… casi atravesándola con aquellos ojos azules que le habían dado. La llevó hasta la pista de baile de forma incluso caballerosa y es que el hombre que ella había conocido días antes e incluso hacía unos minutos en aquel jardín era totalmente diferente al que estaba viendo ahora mismo. Él en verdad parecía todo un caballero, como si jamás fuese capaz de cometer un fallo… una pintura perfecta que no tenía nada malo en absoluto. Una gran mentira enmascarada de la mejor manera posible…
Posó una de sus manos en la cintura de la chica, acercándola un poco más hacia él y con su otra mano tomó la de ella para comenzar con aquel baile, casi apoyando su frente con la de la chica y sonriendo de forma divertida cuando ella hizo mención a que le estaban mirando y no solo a eso, sino que… ¿besarle? Lo dudaba demasiado…
- Según tú jamás me besarías así que deja de decir ese tipo de cosas cuando no las vas a cumplir. Lo estás deseando, lo sé porque a mi me pasa lo mismo pero no me vas a dar tan solo un beso ¿verdad? - preguntó rozando sus labios con los de ella de forma tentadora, bajando después para rozar su barbilla y relamerse, rozando con su lengua la barbilla de la chica. Se mordió el labio inferior y después clavó de nuevo sus ojos en ella - Pienso en que quien se queda con las ganas del beso eres tú. Es posible que yo mismo quisiera obtener un beso por tu parte pero… ¿qué piensas tú? Si, estoy seguro de que piensas en que tú misma rogarías ahora mismo por tan solo un beso mio… ¿Has pensado que antes o después tendrás que besarme? Porque te recuerdo algo… me vas a tener que besar en la boda… - susurró apoyando su frente en la de ella mientras continuaba con aquel baile, notando como todas las miradas, tal y como la chica había dicho, se posaban en esa pareja que parecía compenetrarse a la perfección…
Adonis Komadina- Prostituta Clase Baja
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Fecha de inscripción : 02/07/2011
Re: ¿Nos descubrimos?
Y es que ella misma sabía que no era muy inteligente en unos temas en especial, en algunos tan normales como simples, sí, hablamos de eso a lo que se refería de que él afecto o cariño del que él hablaba no era el mismo que el de su hermano, ¿en lo qué pensó? En que era obvio que no era como su hermano ni nada que ver con su sangre y por eso lo dijo seguramente, quitando por supuesto...el más remoto pensamiento de que él quisiese darle eso nombrado como esposo, ya se lo habían dicho muy bien, se iban a tratar con respeto y más cuando estuviesen con gente luego cada uno por su lado. Entornó los ojos al decirle mal pensada y no dijo ni una palabra al respecto, pero sí que acentuó aquella sonrisa e incluso poniendo morritos así que no sabía de qué manera le gustaba, no, él tampoco lo sabía... ya le había nombrado lo atractivo que era y eso quisiera o no era un punto a su favor , algo de lo que presumir pero en absoluto tocar... ¿qué era como la mujer florero a partir de ahora? Sí, pero nadie sabía que de convenientes tenía, tenía bastantes... por no decir todos...
Por supuesto y nada más lejos de la realidad, ya estaba siendo de nuevo egolatra, ¿que le llamaba la atención? Podía ser, había pocos hombres como él en París y aunque todos pareciesen iguales, solo unos pocos tomaban el control de ser únicos e irrepetibles, sabía que él tenía mucho que mostrarle, muchísimo como ella al igual...pero tenía razón, solo que él aún no conocía a su madre y cuando lo hiciese sí que iba a quedar encantada con él, lo veía venir y ese era un punto fuerte en todo esto... cuanto le fuese posible le comunicaría la noticia y en menos de un par de días ya la tendría allí seguro, con todo arreglado y disponiendo , como siempre...solo de pensar en eso la agotaba y nadie sabía que de qué manera. Solo que unas palabras en concreto le llamaron la atención, mirándole desafiante, como si él esperase que ella pudiese llegar a sentir lo que estaba describiendo ¿Era imbécil? Ya sabía lo que tenía que saber, que era un cortesano y que por supuesto solo tendría ojos para ella cuando estuviesen reunidos con la alta sociedad, desde luego la mirada que le echó fue un “¿Pero de qué diablos me estás hablando?” él ya sabía todo lo que pensaba así que tan solo rectificó lo dicho anteriormente, pero pareció más una advertencia que otra cosa... pero ¿y si él era el que terminaba sintiendo lo inevitable? Porque no es que se considerase horrible y era diferente al resto, lo cierto era que un hombre como ese era bastante difícil de sorprender y ni ella quería hacerlo y él tampoco a ella, así que todos contentos.
Se enfurruñó y bastante cuando en efecto tendría que dejar que aquel hombre irritante se acercase a ella, era parte del trato y tendría que hacerlo lo mejor posible, incluso ensayaría si fuese necesario porque no se veía para nada ejerciendo como prometida-esposa leal y respetuosa, más ganas tenía de darle una patada en el trasero que otra cosa, junto con más golpes en esa cara tan perfecta que poseía, no le gustó nada que dijese aquello que si le encantaba esto y lo otro, ella siempre terminaba teniendo lo que quería salvo que esta vez era diferente porque no quería nada más que él el ser libre, y eso iba a conseguir. Era tentador y atrayente y como ella pensaba como él decía medio París o todo París entero , la enfadó, sintió rabia por sus palabras y eso tan solo le hizo apretar los labios, maldito cortesano rico y descarado ¿qué se pensaba? ¿qué ella tendría envidia de todas las mujeres que pasasen por sus sabanas? Se estaba equivocando y mucho, con eso no pudo evitar saltar y es que dar las cosas por hecho era algo que ella no podía consentir, incluso apretó bien los puños, nadie ...nadie sabía lo que le había jodido aquello.
-Bien me ha quedado claro que solo quieres lo que es tuyo como yo también, quiero mi libertad, disfrutar de parte de mi fortuna y no tener que depender de ti, porque por supuesto no quiero que me mantengas, el dinero de mi familia puede hacerlo perfectamente , solo pondrá en un papel que estaremos casados y viviremos en la misma casa, nada más...pero para de decir absurdeces, si piensas en que alguna vez estaré celosa de alguna de esas mujerzuelas estás muy equivocado ¿me oyes? Así que no tengo más que añadir, me alegro de que seas listo y no una cabeza hueca, tendremos conversaciones interesantes a la hora de comer...que no es poco, y ya, has dicho la palabra mío como unas cuatro veces, tranquilo lo que es tuyo es tuyo... si yo no quiero nada .
Una vez dicho lo último que quería que decir. Si que es verdad que cuando se acercó dudó un instante pero era la costumbre, Bryanna nunca faltaba a su promesa y se podría decir que a él le había prometido aquello, ahora solo tendrían que llevarlo a cabo. Se sorprendió por el hecho de que ante ella no parecía ser el mismo prepotente que en el jardín, su sorpresa estaba reflejado en su cara, un mentiroso en toda regla justo igual que ella, no podía ser todo más perfecto...
Las jovencitas murmuraron como nunca y rieron por lo bajo al ver que su alocada compañera había aceptado una proposición de baile, una de ellas fue hasta donde la señora Lacroix que en efecto estaba viendo asombrada aquello, ¿qué demonios se le había roto a esa chica en la cabeza?, ahora si que no la entendía... tras intercambiar unas palabras con aquella mujer, la chica volvió a su sitio riendo de lo más divertida, pero algo no le gustaba en absoluto, ¿y si se la liaba al pobre señor Komadina? Conocía a su abuelo, y... ella no era la candidata para aquel joven, sobre todo ella... se mordió el labio inferior bastante nerviosa y no era para menos, estaba rezando...porque aquella muchacha no se la formase como solía hacerlo... por lo que no la perdería de vista, pero había alguien quién no quitaba los ojos encima aquel atractivo griego y esa ella era misma... asintió convencida a sus palabras, jamás supuestamente le besaría pero jugar, jugaría como ella sola sabía... no perdió aquella arrebatadora sonrisa dejándose llevar por sus movimientos de baile. Podían estar mirándoles y a ninguno les pareció importar, aquellos acercamientos estaban totalmente fuera de las normas del decoro y por recordarlo, se echó a reír cuando notó como el condenado volvía a rozarle los labios...al relamerse en un movimiento que tenían que acercar ambos rostros, sus lenguas se rozaron y no pudo parecerle más divertido... sobre todo por la cara de desconcierto de su querida cuidadora, al estar tan lejos no apreciaba lo que hacían pero estaba claro que habían acortado las distancias.
La boda, ¿ella besarla? Que equivocado estaba, negó alzando ambas manos y acercando de nuevo sus cuerpos para rodear su cintura con mucha suavidad pero bien afianzado para atraerlo hacia ella y oyese lo que tuviese que decirle...sus labios rojizos se curvaron en una incitante sonrisa e ingeniándoselas, comenzó a apartarse de aquella marabunta, yendo de nuevo hacia un lugar más tranquilo...no fuera, si no en los sinuosos pasillos que permanecían menos iluminados y así nadie vería nada, sabía lo que se hacía....aprovecharía que el vals seguía su curso , aprovechando los minutos que le quedaban de dar su final y de paso, que aquella mujer no cruzase la pista...
un par de vueltas más, otra y tiró de él hacia el pasillo dando algún que otro pisotón al joven a su paso, eso por haberle hecho desear que no se detuviese en aquel recorrido que se había propuesto dedicarle para nada..., tiró primero por la cintura, luego por el brazo hasta quedar ocultos tras una de las enormes columnas del sitio, la luz que había era la de aquellos ojos infinitamente azules mirarla tan fijamente y ella al igual, digamos que los dos se daban luz uno a otro... frunció el ceño y no se lo pensó, su cuerpo presionó el de él aún sin soltarle de la camisa... abrió un tanto las piernas para acomodarse mejor y caer sobre él... maldito y mil veces maldito, no estaba mal desencaminado que por un momento había olvidado donde estaban y casi ella misma lo besa pero se la devolvería... tanto como él iba a desearlo...tanto que le dolería incluso.
La mano subió hasta tomar su mentón y hacer que la mirase, pero eso no duró mucho...puesto que, sus labios rozaron como él su barbilla desviándose hasta su cuello y dejar una línea de besos húmedos en él seguido de un mordisco, su otra mano...buscó su nuca para atraerlo más hacia ella si era posible y entreabrir los labios dispuesta a todo, incluso su respiración se entrecortó...entre el baile y la situación como para no hacerlo...dibujó su boca con la suya en apenas un roce y sonrió volviendo a abrir los ojos de golpe, negando después con la cabeza y así, sus narices se rozasen...otro poco.
-Deberías... conocer a la que va a ser tu esposa ¿no crees, mi querido príncipe griego? Veamos...-la mano de la barbilla se deslizó por su pecho, abriendo su traje y haciendo presión, delineando cada parte que le era posible...tocando un poco y entreabriendo la boca, frente a la suya, dispuesta a todo ... aquella jovencita no era tan tonta en ese terreno solo había que provocarla y hacerla rabiar un tanto. Sonrió victoriosa, tomando su labio inferior, mordisqueando con infinita suavidad su superior y finalmente lamerle ambos de una manera bastante seductora, no llegó a ser un beso pero casi.
-Mañana manda una nota a la Residencia Lacroix, pedirás que vaya a visitarte, iré y conoceré a tu abuelo... que emocionante, iré a ver a mi querido abuelo político...y a ti -no había dejado de mirarlo a los ojos en todo momento, más cuando dijo lo último, pero aquellos ojos azules se terminaron desviando a su boca, la cual había vuelto a probar un tanto...era la única que no se había atrevido a besarla, todo por puro mérito de juego -Estás de lo más tentador contra la columna...-hizo de nuevo un acercamiento sujetando su nuca y sonrió de lo más satisfecha -No quiero saber como sabes nunca, así que evita el besarme ¿qué he hecho? Solo he jugado a tu maldito juego... que por cierto, el día de la boda el cura no dice “Puedes besar al novio”, si no a la novia “ ¡que pena! Tendrás que morirte de asco y besarme... no sabes de qué manera me gustas y me atraes Adonis, estás comprobando que no soy como otra cualquiera, era algo que sabías pero me hacía ilusión demostrártelo, yo ahora me largaré... le diré a la señora Lacroix que me has dejado encandecidamente sorprendida y que eres el hombre al que no putearía...sí, te ha beneficiado el contrato porque de algún modo, no te lo haré pasar mal como a los otros eso supuestamente, pero no me busques porque me encuentras , siéntete satisfecho, mi querido príncipe griego...-no dejó de pasar la palma por todo su vientre y bordear su cintura, pero fue más suave cuando se fue apartando... apenas la luz de las velas del pasillo podían dibujar su bonita figura, ese vestido diferente a toda la sala..., le sonrió acariciándose ella misma las caderas... no tenía ni idea de en donde se había metido y solo verle ahí, casi a su merced le hacía crecer más y más, esto se ponía de lo más interesante.
Por supuesto y nada más lejos de la realidad, ya estaba siendo de nuevo egolatra, ¿que le llamaba la atención? Podía ser, había pocos hombres como él en París y aunque todos pareciesen iguales, solo unos pocos tomaban el control de ser únicos e irrepetibles, sabía que él tenía mucho que mostrarle, muchísimo como ella al igual...pero tenía razón, solo que él aún no conocía a su madre y cuando lo hiciese sí que iba a quedar encantada con él, lo veía venir y ese era un punto fuerte en todo esto... cuanto le fuese posible le comunicaría la noticia y en menos de un par de días ya la tendría allí seguro, con todo arreglado y disponiendo , como siempre...solo de pensar en eso la agotaba y nadie sabía que de qué manera. Solo que unas palabras en concreto le llamaron la atención, mirándole desafiante, como si él esperase que ella pudiese llegar a sentir lo que estaba describiendo ¿Era imbécil? Ya sabía lo que tenía que saber, que era un cortesano y que por supuesto solo tendría ojos para ella cuando estuviesen reunidos con la alta sociedad, desde luego la mirada que le echó fue un “¿Pero de qué diablos me estás hablando?” él ya sabía todo lo que pensaba así que tan solo rectificó lo dicho anteriormente, pero pareció más una advertencia que otra cosa... pero ¿y si él era el que terminaba sintiendo lo inevitable? Porque no es que se considerase horrible y era diferente al resto, lo cierto era que un hombre como ese era bastante difícil de sorprender y ni ella quería hacerlo y él tampoco a ella, así que todos contentos.
Se enfurruñó y bastante cuando en efecto tendría que dejar que aquel hombre irritante se acercase a ella, era parte del trato y tendría que hacerlo lo mejor posible, incluso ensayaría si fuese necesario porque no se veía para nada ejerciendo como prometida-esposa leal y respetuosa, más ganas tenía de darle una patada en el trasero que otra cosa, junto con más golpes en esa cara tan perfecta que poseía, no le gustó nada que dijese aquello que si le encantaba esto y lo otro, ella siempre terminaba teniendo lo que quería salvo que esta vez era diferente porque no quería nada más que él el ser libre, y eso iba a conseguir. Era tentador y atrayente y como ella pensaba como él decía medio París o todo París entero , la enfadó, sintió rabia por sus palabras y eso tan solo le hizo apretar los labios, maldito cortesano rico y descarado ¿qué se pensaba? ¿qué ella tendría envidia de todas las mujeres que pasasen por sus sabanas? Se estaba equivocando y mucho, con eso no pudo evitar saltar y es que dar las cosas por hecho era algo que ella no podía consentir, incluso apretó bien los puños, nadie ...nadie sabía lo que le había jodido aquello.
-Bien me ha quedado claro que solo quieres lo que es tuyo como yo también, quiero mi libertad, disfrutar de parte de mi fortuna y no tener que depender de ti, porque por supuesto no quiero que me mantengas, el dinero de mi familia puede hacerlo perfectamente , solo pondrá en un papel que estaremos casados y viviremos en la misma casa, nada más...pero para de decir absurdeces, si piensas en que alguna vez estaré celosa de alguna de esas mujerzuelas estás muy equivocado ¿me oyes? Así que no tengo más que añadir, me alegro de que seas listo y no una cabeza hueca, tendremos conversaciones interesantes a la hora de comer...que no es poco, y ya, has dicho la palabra mío como unas cuatro veces, tranquilo lo que es tuyo es tuyo... si yo no quiero nada .
Una vez dicho lo último que quería que decir. Si que es verdad que cuando se acercó dudó un instante pero era la costumbre, Bryanna nunca faltaba a su promesa y se podría decir que a él le había prometido aquello, ahora solo tendrían que llevarlo a cabo. Se sorprendió por el hecho de que ante ella no parecía ser el mismo prepotente que en el jardín, su sorpresa estaba reflejado en su cara, un mentiroso en toda regla justo igual que ella, no podía ser todo más perfecto...
Las jovencitas murmuraron como nunca y rieron por lo bajo al ver que su alocada compañera había aceptado una proposición de baile, una de ellas fue hasta donde la señora Lacroix que en efecto estaba viendo asombrada aquello, ¿qué demonios se le había roto a esa chica en la cabeza?, ahora si que no la entendía... tras intercambiar unas palabras con aquella mujer, la chica volvió a su sitio riendo de lo más divertida, pero algo no le gustaba en absoluto, ¿y si se la liaba al pobre señor Komadina? Conocía a su abuelo, y... ella no era la candidata para aquel joven, sobre todo ella... se mordió el labio inferior bastante nerviosa y no era para menos, estaba rezando...porque aquella muchacha no se la formase como solía hacerlo... por lo que no la perdería de vista, pero había alguien quién no quitaba los ojos encima aquel atractivo griego y esa ella era misma... asintió convencida a sus palabras, jamás supuestamente le besaría pero jugar, jugaría como ella sola sabía... no perdió aquella arrebatadora sonrisa dejándose llevar por sus movimientos de baile. Podían estar mirándoles y a ninguno les pareció importar, aquellos acercamientos estaban totalmente fuera de las normas del decoro y por recordarlo, se echó a reír cuando notó como el condenado volvía a rozarle los labios...al relamerse en un movimiento que tenían que acercar ambos rostros, sus lenguas se rozaron y no pudo parecerle más divertido... sobre todo por la cara de desconcierto de su querida cuidadora, al estar tan lejos no apreciaba lo que hacían pero estaba claro que habían acortado las distancias.
La boda, ¿ella besarla? Que equivocado estaba, negó alzando ambas manos y acercando de nuevo sus cuerpos para rodear su cintura con mucha suavidad pero bien afianzado para atraerlo hacia ella y oyese lo que tuviese que decirle...sus labios rojizos se curvaron en una incitante sonrisa e ingeniándoselas, comenzó a apartarse de aquella marabunta, yendo de nuevo hacia un lugar más tranquilo...no fuera, si no en los sinuosos pasillos que permanecían menos iluminados y así nadie vería nada, sabía lo que se hacía....aprovecharía que el vals seguía su curso , aprovechando los minutos que le quedaban de dar su final y de paso, que aquella mujer no cruzase la pista...
un par de vueltas más, otra y tiró de él hacia el pasillo dando algún que otro pisotón al joven a su paso, eso por haberle hecho desear que no se detuviese en aquel recorrido que se había propuesto dedicarle para nada..., tiró primero por la cintura, luego por el brazo hasta quedar ocultos tras una de las enormes columnas del sitio, la luz que había era la de aquellos ojos infinitamente azules mirarla tan fijamente y ella al igual, digamos que los dos se daban luz uno a otro... frunció el ceño y no se lo pensó, su cuerpo presionó el de él aún sin soltarle de la camisa... abrió un tanto las piernas para acomodarse mejor y caer sobre él... maldito y mil veces maldito, no estaba mal desencaminado que por un momento había olvidado donde estaban y casi ella misma lo besa pero se la devolvería... tanto como él iba a desearlo...tanto que le dolería incluso.
La mano subió hasta tomar su mentón y hacer que la mirase, pero eso no duró mucho...puesto que, sus labios rozaron como él su barbilla desviándose hasta su cuello y dejar una línea de besos húmedos en él seguido de un mordisco, su otra mano...buscó su nuca para atraerlo más hacia ella si era posible y entreabrir los labios dispuesta a todo, incluso su respiración se entrecortó...entre el baile y la situación como para no hacerlo...dibujó su boca con la suya en apenas un roce y sonrió volviendo a abrir los ojos de golpe, negando después con la cabeza y así, sus narices se rozasen...otro poco.
-Deberías... conocer a la que va a ser tu esposa ¿no crees, mi querido príncipe griego? Veamos...-la mano de la barbilla se deslizó por su pecho, abriendo su traje y haciendo presión, delineando cada parte que le era posible...tocando un poco y entreabriendo la boca, frente a la suya, dispuesta a todo ... aquella jovencita no era tan tonta en ese terreno solo había que provocarla y hacerla rabiar un tanto. Sonrió victoriosa, tomando su labio inferior, mordisqueando con infinita suavidad su superior y finalmente lamerle ambos de una manera bastante seductora, no llegó a ser un beso pero casi.
-Mañana manda una nota a la Residencia Lacroix, pedirás que vaya a visitarte, iré y conoceré a tu abuelo... que emocionante, iré a ver a mi querido abuelo político...y a ti -no había dejado de mirarlo a los ojos en todo momento, más cuando dijo lo último, pero aquellos ojos azules se terminaron desviando a su boca, la cual había vuelto a probar un tanto...era la única que no se había atrevido a besarla, todo por puro mérito de juego -Estás de lo más tentador contra la columna...-hizo de nuevo un acercamiento sujetando su nuca y sonrió de lo más satisfecha -No quiero saber como sabes nunca, así que evita el besarme ¿qué he hecho? Solo he jugado a tu maldito juego... que por cierto, el día de la boda el cura no dice “Puedes besar al novio”, si no a la novia “ ¡que pena! Tendrás que morirte de asco y besarme... no sabes de qué manera me gustas y me atraes Adonis, estás comprobando que no soy como otra cualquiera, era algo que sabías pero me hacía ilusión demostrártelo, yo ahora me largaré... le diré a la señora Lacroix que me has dejado encandecidamente sorprendida y que eres el hombre al que no putearía...sí, te ha beneficiado el contrato porque de algún modo, no te lo haré pasar mal como a los otros eso supuestamente, pero no me busques porque me encuentras , siéntete satisfecho, mi querido príncipe griego...-no dejó de pasar la palma por todo su vientre y bordear su cintura, pero fue más suave cuando se fue apartando... apenas la luz de las velas del pasillo podían dibujar su bonita figura, ese vestido diferente a toda la sala..., le sonrió acariciándose ella misma las caderas... no tenía ni idea de en donde se había metido y solo verle ahí, casi a su merced le hacía crecer más y más, esto se ponía de lo más interesante.
Abbey Appleby- Cazador Clase Alta
- Mensajes : 505
Fecha de inscripción : 23/03/2011
Localización : París-Londres
DATOS DEL PERSONAJE
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Datos de interés:
Re: ¿Nos descubrimos?
Aquella muchacha podía ser realmente divertida y es que tenía razón en algo de todo lo que había dicho… ellos dos eran iguales, por supuesto que sí. Era como encontrarse a sí mismo, delante de un espejo pero con el sexo cambiado. Ella era una dama y en absoluto se comportaba como tal y eso quizás era lo que hacía mucho más interesante todo aquel tema. Desde luego no era precisamente lo que siempre había pensado que sería su esposa. Las tonterías de los niños pequeños… incluso él aún continuaba siendo como un niño en algunos aspectos pero era una faceta que muy poca gente conocía. Es más, podría afirmar que tan solo su abuelo y algunas personas del servicio habían podido conocer todas y cada una de las facetas de aquel griego tan particular. Pero esa rubia… era diferente a todo lo que se había encontrado, a todo lo que había pensado en todos los años que había estado recorriendo París en busca de una mujer que pudiese encajar en lo que quería. Ella encajaba, por supuesto que sí… pero no era una dama, no al menos para él. Sabía cómo jugar, sabía cómo tentarle y por supuesto y sobre todas las cosas, sabía cómo hacer que se quedase con las ganas de más. No estaba jugando con ella, lo tenía muy claro y era por una razón muy concreta: Si todo salía bien, tendría que pasar el resto de su vida acompañado de esa chica de la alta sociedad. ¿Por qué jugar con alguien que sabes tienes que ver cada mañana cuando te despiertes? Sería una total estupidez…
Pero sabía que tenía todo asegurado a partir de ahora. No necesitaría ir a ese tipo de fiestas a dejar que señoritas que buscaban algo más que tan solo un marido quisieran aprovecharse de él. Muchas de las presentes en ese lugar habían pasado antes por alguna de las camas del burdel en el que estaba trabajando y por supuesto lo habían hecho con él. No le gustaba dárselas de listo ni mucho menos pero siempre había alguna que quería repetir. ¿Qué mejor forma de repetir que consiguiendo a aquel griego como esposo? Entonces no habría necesidad de esconderse o de pagar, sino que tendrían todo hecho. Y si a eso le añadimos su gran fortuna, entonces tenían la vida resuelta. Sin embargo le gustaba ver a esa chica, a Bryanna… su forma de ser era totalmente diferente y ahora mismo le estaba dejando claro que ella no necesitaba que la mantuviese ni mucho menos, sino que viviría con la fortuna de sus padres y sus antepasados sin problema alguno. Sonrió más que divertido y es que parecía que ella no había entendido la mitad de las cosas que le había dicho… o quizás no había entendido nada…
- No te hagas ahora la ofendida, es un papel que en absoluto te pega, querida. No, en absoluto he dicho que vayas a tener que pagarte todo con tu dinero o algo así y es evidente que te voy a dar todas las facilidades posibles, el dinero que necesites y como tu futuro marido pagaré lo que tenga que pagar por ti. Diferencia eso a robar mi fortuna. Como estarás al tanto, seguramente muchos hombres también estén buscando abusar de la fortuna que tiene tu familia. No buscan amor o algo de cariño, sino tu dinero y bueno, lucir esposa ya que estamos. Eso es lo que yo quiero evitar. Yo no voy a por tu dinero ni tú a por el mío. Por supuesto esto tan solo es un negocio que hemos hecho tanto tú como yo pero pienso pagarte lo que sea necesario. Después de todo, te guste o no vas a ser la señora de Adonis Komadina y eso significa que voy a hacer que tu vida parezca de color de rosa… por supuesto será una mentira a medias… porque te voy a dar lo que ningún otro hombre podría entregarte… tu libertad - sonrió de lo más divertido y es que en eso ella misma tenía que darle la razón. Nadie jamás podría ofrecerle todo lo que él le estaba dando… no era una buena pareja, quizás tampoco una buena vida, pero sí que era un gran trato por parte de ambos - Vaya, qué pena… mi mujer no sentirá celos de las que pasan por mis brazos… Tengo un gran lío de sentimientos ahora mismo, no sé si alegrarme, dar palmas o ponerme triste… ¿tú qué crees, amor? - la miró fijamente de forma graciosa y es que a partir de ahora las cosas iban a ser muy diferentes para ellos dos, sobre todo cuando estuviesen en público como en aquella ocasión…
Aquel baile entre los dos continuaba y por supuesto, todos los ojos estaban puestos en ellos dos. La mayoría de las personas seguramente no podían creerselo ya que aquel griego jamás había compartido un baile con ninguna de las chicas que había encontrado en fiestas. Era como si nadie fuese capaz de llamarle la atención y de repente ni más ni menos que la chica Appleby lo había conseguido. Las cosas de la vida, eran dos personas que seguramente jamás pudiesen compenetrarse bien ante los ojos de los demás ya que ella era una chica que solía reirse del resto de la gente, que ponía las cosas difíciles a todos los que buscaban tomar tan solo su mano para bailar juntos. Y ahora de repente había sido aquel chico quien lo había conseguido. Las chicas, por su parte, les miraban con envidia hacía ella, la misma envidia que podía leerse en los ojos de los muchachos más jóvenes y que pensaban seguramente tendrían alguna opción de poder conseguir no solo a la rubia, sino toda su fortuna.
Algunas de las madres maldecían porque su hija no había conseguido que el joven Adonis pusiese sus ojos azulados en ellas y así conseguir más de lo que nadie podría haber pensado. Pero había también miradas de aprobación, por supuesto que sí… una pareja que se conocía y que tenía posibilidades de aparecer como una de las mejores de todo París era siempre una buena noticia. Y aquellos dos, para los ojos de los más sabios, eran tal para cual. Se compenetraban bien bailando y tan solo había que mirar sus rostros para darse cuenta de que aquellas sonrisas no podía crearlas nadie más que la pareja de baile del otro… Fingir que el amor había despertado entre ellos parecía que iba a ser más fácil de lo que jamás hubiese imaginado el joven cortesano…
Y sin embargo ahí estaban ellos dos, tentándose el uno al otro como siempre. Sus bocas a escasos centímetros, demasiado cerca para lo que permitía la “etiqueta” de aquel tipo de fiestas. Demasiado metidos el uno en el otro, demasiado todo… pero ¿les importaba lo que dijese la gente? En absoluto. Tenía que parecer que uno había conseguido eclipsar al otro y se había propuesto que serían la pareja más perfecta que nadie había podido echarse jamás a la cara. Así conseguirían si… que todo saliese bien y que aquel negocio fuese rentable. No sabía cuánto tiempo le quedaba de vida a su abuelo pero sí que sabía que al menos en el tiempo que fuese, delante de él debían parecer la pareja más feliz del mundo para que el pobre hombre pudiese irse tranquilo a la otra vida. Algo en su interior hizo que susurrase una frase que ella no consiguió escuchar, tan solo articulando las palabras con sus labios.. Un “lo siento, abuelo” que había sido pensado con toda la tristeza del mundo. No, él no iba a encontrar a alguien que estuviese el resto de su vida dándole aquello que su abuelo quería… era puro negocio pero debía ser así. No había otro modo en absoluto…
Miró de reojo a la fiesta y es que ella parecía que estaba alejándolos de aquel lugar. Arqueó una de sus cejas, relamiéndose tras notar como sus dos lenguas casi se habían tocado y es que no era para menos. Esa chica podía ser la tentación más prohibida para él y no había cosa que Adonis quisiera más que lo prohibido, aquello que estaba fuera de su alcance. Y ella, aunque fuese a convertirse en su esposa, lo estaba… estaba completamente fuera de su órbita, de lo que podía alcanzar. En un par de segundos, los dos se habían alejado de aquella fiesta, con algún que otro pisotón que no acababa de saber si había sido a propósito o no por parte de su compañera de baile. Se hizo un tanto el sorprendido al darse cuenta de cómo tomaba ahora la rubia el control del momento, dejándole contra una columna y si, ‘conociéndole’ de un modo que jamás pensó podría querer conocerle. Sus propias manos hicieron lo mismo, conocerla a ella, pasándolas por sus hombros, bajando por sus brazos y después por su cintura, dibujándola como si fuese la máxima perfección plantada delante de él, esculpida en el más fino mármol griego…
- Tengo todo el tiempo del mundo para conocer a mi futura esposa… la pregunta es si no es ella quien desea conocerme a mi, aquí y ahora además - murmuró cerca de su oído, pasando sus manos ahora por la cintura de la chica y atraerla, pegando completamente sus cuerpos… Sonrió al darse cuenta de que incluso de aquel modo podían compenetrarse. Claro que podían, eran como un rompecabezas… sus cuerpos encajaban a la perfección y no era para menos… por su cabeza pasó una idea que decidió no poner en palabras y es que si encajaban de aquel modo vestidos, cómo debía ser si estuviesen los dos desnudos, dándoselo todo y más… Subió la palma de su mano por la espalda de la chica, de forma tentadora, dejándose notar hasta enredar sus dedos en el cabello rubio de su nuca, acercándola un poco más y dibujando sus labios con su lengua, provocando de nuevo un roce entre ambas. Besó la comisura de sus labios para después lamer su barbilla y morder su labio inferior, tirando un poco de este… Se compenetraban, claro que lo hacían. Incluso tentándose ran capaces de todo y más…
Escuchó lo que la chica dijo a continuación, atrayéndola un poco más con la mano que tenía colocada en la nuca de ella de modo que sus labios se rozaban a la vez que continuaba hablando. Su respiración se había entrecortado un poco y podía notar como sus palabras y su aliento chocaba contra los labios entreabiertos de él. Tan solo asintió un tanto con la cabeza, rozando así de nuevo sus labios y su nariz con la de ella de forma tentadora. Su otra mano recorría la cintura de la mujer, pasando después por el vientre y bajando por sus caderas, continuando con aquel dibujo perfecto
- ¿Tú crees? Yo pienso que si pago al cura lo suficiente puede decir que sea la novia quien bese al novio. Aunque pensándolo bien, tampoco estaría de más que yo te besase. Lo quieras admitir o no, lo estás deseando, lo veo y tú también… Sobre lo de buscarte, lo creas o no, no me hace falta porque ya te he encontrado, igual que tú me has encontrado a mí. Eso no tiene por qué ser malo o… bueno, ¿verdad? - preguntó mirándola fijamente, viendo como se apartaba para después acariciarse las caderas. Se guardó las manos en los bolsillos un instante, apoyando de nuevo su espalda en aquella columna y mirándola de arriba abajo. Rió sin poder evitarlo y es que era una tentación. Toda ella, vestida así o como quisiera no era más que una tentación, era lo más prohibido que se había encontrado en todos los años de vida que tenía. Como siempre sabía que lo único en lo que estaba pensando ella era en alejarse como siempre, en volver a jugar con él como lo había hecho la primera noche, como lo había hecho ya incluso en el jardín. Pero de nuevo fue más inteligente, tomándola de la mano y tirando hacia él, quedando sus cuerpos pegados de nuevo. Rápidamente pasó su otra mano por la cintura de la chica y la giró, dejándola ahora a ella contra la columna. Mantuvo esa mano en su cintura mientras que apoyó su brazo en la columna, justo a la altura de su frente, la cual apoyó sobre éste. - Pienso que tú estás mucho mejor contra la columna… ¿y dime, cómo vas a explicar a tu niñera que te hayas ido de la fiesta por un momento acompañada de tu prometido? No te estás portando bien, Bryanna… - murmuró sonriendo de aquel modo tan suyo, de forma desquiciante mientras besaba la frente de ella de forma suave. Con sus labios comenzó a dibujar su rostro, pasando por sus mejillas, por su nariz e incluso por sus párpados. Solo hubo un lugar que quedó sin ser dibujado, sin explorar… los labios de ella. Sonrió divertido y los lamió como había hecho la rubia antes, mirándola después fijamente… Seguramente saldría corriendo como siempre, ya se había acostumbrado a ello…
Pero sabía que tenía todo asegurado a partir de ahora. No necesitaría ir a ese tipo de fiestas a dejar que señoritas que buscaban algo más que tan solo un marido quisieran aprovecharse de él. Muchas de las presentes en ese lugar habían pasado antes por alguna de las camas del burdel en el que estaba trabajando y por supuesto lo habían hecho con él. No le gustaba dárselas de listo ni mucho menos pero siempre había alguna que quería repetir. ¿Qué mejor forma de repetir que consiguiendo a aquel griego como esposo? Entonces no habría necesidad de esconderse o de pagar, sino que tendrían todo hecho. Y si a eso le añadimos su gran fortuna, entonces tenían la vida resuelta. Sin embargo le gustaba ver a esa chica, a Bryanna… su forma de ser era totalmente diferente y ahora mismo le estaba dejando claro que ella no necesitaba que la mantuviese ni mucho menos, sino que viviría con la fortuna de sus padres y sus antepasados sin problema alguno. Sonrió más que divertido y es que parecía que ella no había entendido la mitad de las cosas que le había dicho… o quizás no había entendido nada…
- No te hagas ahora la ofendida, es un papel que en absoluto te pega, querida. No, en absoluto he dicho que vayas a tener que pagarte todo con tu dinero o algo así y es evidente que te voy a dar todas las facilidades posibles, el dinero que necesites y como tu futuro marido pagaré lo que tenga que pagar por ti. Diferencia eso a robar mi fortuna. Como estarás al tanto, seguramente muchos hombres también estén buscando abusar de la fortuna que tiene tu familia. No buscan amor o algo de cariño, sino tu dinero y bueno, lucir esposa ya que estamos. Eso es lo que yo quiero evitar. Yo no voy a por tu dinero ni tú a por el mío. Por supuesto esto tan solo es un negocio que hemos hecho tanto tú como yo pero pienso pagarte lo que sea necesario. Después de todo, te guste o no vas a ser la señora de Adonis Komadina y eso significa que voy a hacer que tu vida parezca de color de rosa… por supuesto será una mentira a medias… porque te voy a dar lo que ningún otro hombre podría entregarte… tu libertad - sonrió de lo más divertido y es que en eso ella misma tenía que darle la razón. Nadie jamás podría ofrecerle todo lo que él le estaba dando… no era una buena pareja, quizás tampoco una buena vida, pero sí que era un gran trato por parte de ambos - Vaya, qué pena… mi mujer no sentirá celos de las que pasan por mis brazos… Tengo un gran lío de sentimientos ahora mismo, no sé si alegrarme, dar palmas o ponerme triste… ¿tú qué crees, amor? - la miró fijamente de forma graciosa y es que a partir de ahora las cosas iban a ser muy diferentes para ellos dos, sobre todo cuando estuviesen en público como en aquella ocasión…
Aquel baile entre los dos continuaba y por supuesto, todos los ojos estaban puestos en ellos dos. La mayoría de las personas seguramente no podían creerselo ya que aquel griego jamás había compartido un baile con ninguna de las chicas que había encontrado en fiestas. Era como si nadie fuese capaz de llamarle la atención y de repente ni más ni menos que la chica Appleby lo había conseguido. Las cosas de la vida, eran dos personas que seguramente jamás pudiesen compenetrarse bien ante los ojos de los demás ya que ella era una chica que solía reirse del resto de la gente, que ponía las cosas difíciles a todos los que buscaban tomar tan solo su mano para bailar juntos. Y ahora de repente había sido aquel chico quien lo había conseguido. Las chicas, por su parte, les miraban con envidia hacía ella, la misma envidia que podía leerse en los ojos de los muchachos más jóvenes y que pensaban seguramente tendrían alguna opción de poder conseguir no solo a la rubia, sino toda su fortuna.
Algunas de las madres maldecían porque su hija no había conseguido que el joven Adonis pusiese sus ojos azulados en ellas y así conseguir más de lo que nadie podría haber pensado. Pero había también miradas de aprobación, por supuesto que sí… una pareja que se conocía y que tenía posibilidades de aparecer como una de las mejores de todo París era siempre una buena noticia. Y aquellos dos, para los ojos de los más sabios, eran tal para cual. Se compenetraban bien bailando y tan solo había que mirar sus rostros para darse cuenta de que aquellas sonrisas no podía crearlas nadie más que la pareja de baile del otro… Fingir que el amor había despertado entre ellos parecía que iba a ser más fácil de lo que jamás hubiese imaginado el joven cortesano…
Y sin embargo ahí estaban ellos dos, tentándose el uno al otro como siempre. Sus bocas a escasos centímetros, demasiado cerca para lo que permitía la “etiqueta” de aquel tipo de fiestas. Demasiado metidos el uno en el otro, demasiado todo… pero ¿les importaba lo que dijese la gente? En absoluto. Tenía que parecer que uno había conseguido eclipsar al otro y se había propuesto que serían la pareja más perfecta que nadie había podido echarse jamás a la cara. Así conseguirían si… que todo saliese bien y que aquel negocio fuese rentable. No sabía cuánto tiempo le quedaba de vida a su abuelo pero sí que sabía que al menos en el tiempo que fuese, delante de él debían parecer la pareja más feliz del mundo para que el pobre hombre pudiese irse tranquilo a la otra vida. Algo en su interior hizo que susurrase una frase que ella no consiguió escuchar, tan solo articulando las palabras con sus labios.. Un “lo siento, abuelo” que había sido pensado con toda la tristeza del mundo. No, él no iba a encontrar a alguien que estuviese el resto de su vida dándole aquello que su abuelo quería… era puro negocio pero debía ser así. No había otro modo en absoluto…
Miró de reojo a la fiesta y es que ella parecía que estaba alejándolos de aquel lugar. Arqueó una de sus cejas, relamiéndose tras notar como sus dos lenguas casi se habían tocado y es que no era para menos. Esa chica podía ser la tentación más prohibida para él y no había cosa que Adonis quisiera más que lo prohibido, aquello que estaba fuera de su alcance. Y ella, aunque fuese a convertirse en su esposa, lo estaba… estaba completamente fuera de su órbita, de lo que podía alcanzar. En un par de segundos, los dos se habían alejado de aquella fiesta, con algún que otro pisotón que no acababa de saber si había sido a propósito o no por parte de su compañera de baile. Se hizo un tanto el sorprendido al darse cuenta de cómo tomaba ahora la rubia el control del momento, dejándole contra una columna y si, ‘conociéndole’ de un modo que jamás pensó podría querer conocerle. Sus propias manos hicieron lo mismo, conocerla a ella, pasándolas por sus hombros, bajando por sus brazos y después por su cintura, dibujándola como si fuese la máxima perfección plantada delante de él, esculpida en el más fino mármol griego…
- Tengo todo el tiempo del mundo para conocer a mi futura esposa… la pregunta es si no es ella quien desea conocerme a mi, aquí y ahora además - murmuró cerca de su oído, pasando sus manos ahora por la cintura de la chica y atraerla, pegando completamente sus cuerpos… Sonrió al darse cuenta de que incluso de aquel modo podían compenetrarse. Claro que podían, eran como un rompecabezas… sus cuerpos encajaban a la perfección y no era para menos… por su cabeza pasó una idea que decidió no poner en palabras y es que si encajaban de aquel modo vestidos, cómo debía ser si estuviesen los dos desnudos, dándoselo todo y más… Subió la palma de su mano por la espalda de la chica, de forma tentadora, dejándose notar hasta enredar sus dedos en el cabello rubio de su nuca, acercándola un poco más y dibujando sus labios con su lengua, provocando de nuevo un roce entre ambas. Besó la comisura de sus labios para después lamer su barbilla y morder su labio inferior, tirando un poco de este… Se compenetraban, claro que lo hacían. Incluso tentándose ran capaces de todo y más…
Escuchó lo que la chica dijo a continuación, atrayéndola un poco más con la mano que tenía colocada en la nuca de ella de modo que sus labios se rozaban a la vez que continuaba hablando. Su respiración se había entrecortado un poco y podía notar como sus palabras y su aliento chocaba contra los labios entreabiertos de él. Tan solo asintió un tanto con la cabeza, rozando así de nuevo sus labios y su nariz con la de ella de forma tentadora. Su otra mano recorría la cintura de la mujer, pasando después por el vientre y bajando por sus caderas, continuando con aquel dibujo perfecto
- ¿Tú crees? Yo pienso que si pago al cura lo suficiente puede decir que sea la novia quien bese al novio. Aunque pensándolo bien, tampoco estaría de más que yo te besase. Lo quieras admitir o no, lo estás deseando, lo veo y tú también… Sobre lo de buscarte, lo creas o no, no me hace falta porque ya te he encontrado, igual que tú me has encontrado a mí. Eso no tiene por qué ser malo o… bueno, ¿verdad? - preguntó mirándola fijamente, viendo como se apartaba para después acariciarse las caderas. Se guardó las manos en los bolsillos un instante, apoyando de nuevo su espalda en aquella columna y mirándola de arriba abajo. Rió sin poder evitarlo y es que era una tentación. Toda ella, vestida así o como quisiera no era más que una tentación, era lo más prohibido que se había encontrado en todos los años de vida que tenía. Como siempre sabía que lo único en lo que estaba pensando ella era en alejarse como siempre, en volver a jugar con él como lo había hecho la primera noche, como lo había hecho ya incluso en el jardín. Pero de nuevo fue más inteligente, tomándola de la mano y tirando hacia él, quedando sus cuerpos pegados de nuevo. Rápidamente pasó su otra mano por la cintura de la chica y la giró, dejándola ahora a ella contra la columna. Mantuvo esa mano en su cintura mientras que apoyó su brazo en la columna, justo a la altura de su frente, la cual apoyó sobre éste. - Pienso que tú estás mucho mejor contra la columna… ¿y dime, cómo vas a explicar a tu niñera que te hayas ido de la fiesta por un momento acompañada de tu prometido? No te estás portando bien, Bryanna… - murmuró sonriendo de aquel modo tan suyo, de forma desquiciante mientras besaba la frente de ella de forma suave. Con sus labios comenzó a dibujar su rostro, pasando por sus mejillas, por su nariz e incluso por sus párpados. Solo hubo un lugar que quedó sin ser dibujado, sin explorar… los labios de ella. Sonrió divertido y los lamió como había hecho la rubia antes, mirándola después fijamente… Seguramente saldría corriendo como siempre, ya se había acostumbrado a ello…
Adonis Komadina- Prostituta Clase Baja
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