AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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¿Nos descubrimos?
Recuerdo del primer mensaje :
El reloj de la entrada marcaban las ocho, campanada tras otra y con pereza se retocaba el cabello rubio, junto a la entrada, era la única que faltaba y supuestamente el carruaje ya tendría que haber partido hacia aquella maldita fiesta, hoy al menos no había que llevar máscara de aquella fiesta hace ya como dos semanas . Siempre tenían algo cuando no era un evento social era una fiesta y todos los presentes en aquella residencia sabían lo poco que le gustaba exhibirse ante la sociedad a aquella chica, no por vergüenza ni mucho menos, simplemente es que no le gustaban y así evitaba cosas mayores. La señora Lacroix junto con uno de los mayordomos la vigilaban, sabían lo que había sido capaz de hacer aquella última vez y para más colmo, había llegado empapada, para haber cogido una pulmonía o algo peor, por suerte no fue así...
Con aquel tacón daba golpecitos en el suelo como golpecitos con los nudillos en la puerta, estaba abierta y de fondo se podía oír las voces de las chicas de fondo, la mujer seguía allí junto a la entrada esperándola pero ella no parecía tener prisa, se acomodó bien los largos guantes que le llegaban un poco más del codo y su vestido como siempre daría de que hablar, era de palabra de honor y hacía un contraste perfecto con sus ojos azules, hoy que asistiría estaba claro que daría de que hablar y se haría notar ¿no querían eso? Si no iba malo y si iba también, rió al ver que sus pequeños tocados con algunos brillantes lucían a los lados de aquella cabellera rubia ondulada, nada de recogidos, parecía una cascada sin fin que caía haciendo pequeños bucles al final, se podía decir que ni se había molestado en pensar durante un día entero que peinado llevar como esas insoportables , le habían dado la noche con eso y que si este vestido o el otro... ella siempre tenía opciones, terminaba retocando ella misma los vestidos que le mandaba su madre y la señora Lacroix como la tenía tan consentida no decía nada, siempre que no se le viese nada...digamos que este vestido era recatado para ser ella, no se le veía nada indebido aquel chal transparente cubría sus hombros por lo que hoy sí que brillaba con luz propia.
Se colocó bien el chal acariciándose segundos después aquella pedrería de la cintura, no iba a hacer esperar más a aquella mujer quién en cuestión de segundos parecía que realmente iba a ladrar.
-Bryanna por favor, vamos... ¿es que siempre tienes que hacer de las tuyas? Ya deberíamos estar a mitad del camino, ni pienses que hoy te escapas, me lo prometiste, era tu precio por haberte escapado de la otra, y ya es hora de que tu madre sepa que al menos asistes a una fiesta ¿es que te cuesta tanto?-se oyó un resoplido y acto seguido se alzó el vestido con ambas manos para rápidamente abandonar la estancia, buscó con la mirada su carruaje y entró sin mediar palabra, ¡repámpanos y todo lo malo! Hoy a fastidiarse tocaba, ya tenía hecho el plan en su cabeza, entraría con todas pero en último lugar, no repararían en ella y se escaquearía a un rincón a beber, le había prometido a la señora Lacroix no hacer nada malo y casi siempre lo cumplía, no quiere decir que luego hiciese alguna cosilla por ahí.
No sabía ni donde iban, pues a un baile como siempre...esos ricos no tenían otra cosa que hacer por la noche que fiestas hasta el amanecer y de paso exponer como si fuesen complementos a las chicas, las cuales no podían estar más eufóricas, ella sin embargo pasó de todo, se apoyó en el borde de la ventana y se recreó en el paisaje.
Tardaron como unos veinte minutos cuando el carruaje se detuvió, esperó a que todas saliesen y ella la última, ver a todas aquellas jovencitas tan elegantes le causaba no solo naúseas si no pena, pero ellas sabrían, por lo pronto se había prometido ir pero también emborracharse, pillarse un buen punto y así hacerlo todo más fácil, que fuese a la fiesta no quería decir que no bebiese. Fueron anunciadas una por una e incluso se agachó para que nadie la buscase, aunque oyó como siempre aquellos descarados comentarios hacia su persona, comentarios que se esparcieron por toda la sala llegando a oídos de casi todos los presentes entre ellos... “Mirad que vestido lleva, que descarada..” “Por fin se hace aparecer” y demás...antes de desaparecer rió por lo bajo mirando a todas aquellas mujeres que la miraban con envidia, como los hombres con deseo...aquella belleza envidiable como aquella forma de ser era más que insultante, una se atrevió a decirle descarada en la cara al ver como guiñaba a su hijo el ojo, era más joven que ella pero era atractivo todo lo contrario que su madre... Bryanna se encogió de hombros robando un par de copas como si fuesen para alguien.
-Señora, como se nota que no se la beneficia su marido todas las noches, necesita eso.. ¿no crees? -le dio la copa al chico que la tomó encantado pero ella siguió su camino hacia fuera, a ninguna parte, solo quería beber tranquila y desde el balcón ver el baile. Observó a los presentes desde su punto de vista mientras se llevaba la copa a los labios, tras aquella cortina pasaba totalmente desapercibida, que horror por eso no quería ir a las fiestas entre babosos y babosas, suspiró pero sus ojos azules se clavaron en una figura entre tantos seres... ¿qué diablos? Se echó a reír escondiéndose más, curiosa coincidencia ¿no era que hablaba de eso? Entrecerró los ojo quedando de lado para ver donde se dirigía...
El reloj de la entrada marcaban las ocho, campanada tras otra y con pereza se retocaba el cabello rubio, junto a la entrada, era la única que faltaba y supuestamente el carruaje ya tendría que haber partido hacia aquella maldita fiesta, hoy al menos no había que llevar máscara de aquella fiesta hace ya como dos semanas . Siempre tenían algo cuando no era un evento social era una fiesta y todos los presentes en aquella residencia sabían lo poco que le gustaba exhibirse ante la sociedad a aquella chica, no por vergüenza ni mucho menos, simplemente es que no le gustaban y así evitaba cosas mayores. La señora Lacroix junto con uno de los mayordomos la vigilaban, sabían lo que había sido capaz de hacer aquella última vez y para más colmo, había llegado empapada, para haber cogido una pulmonía o algo peor, por suerte no fue así...
Con aquel tacón daba golpecitos en el suelo como golpecitos con los nudillos en la puerta, estaba abierta y de fondo se podía oír las voces de las chicas de fondo, la mujer seguía allí junto a la entrada esperándola pero ella no parecía tener prisa, se acomodó bien los largos guantes que le llegaban un poco más del codo y su vestido como siempre daría de que hablar, era de palabra de honor y hacía un contraste perfecto con sus ojos azules, hoy que asistiría estaba claro que daría de que hablar y se haría notar ¿no querían eso? Si no iba malo y si iba también, rió al ver que sus pequeños tocados con algunos brillantes lucían a los lados de aquella cabellera rubia ondulada, nada de recogidos, parecía una cascada sin fin que caía haciendo pequeños bucles al final, se podía decir que ni se había molestado en pensar durante un día entero que peinado llevar como esas insoportables , le habían dado la noche con eso y que si este vestido o el otro... ella siempre tenía opciones, terminaba retocando ella misma los vestidos que le mandaba su madre y la señora Lacroix como la tenía tan consentida no decía nada, siempre que no se le viese nada...digamos que este vestido era recatado para ser ella, no se le veía nada indebido aquel chal transparente cubría sus hombros por lo que hoy sí que brillaba con luz propia.
Se colocó bien el chal acariciándose segundos después aquella pedrería de la cintura, no iba a hacer esperar más a aquella mujer quién en cuestión de segundos parecía que realmente iba a ladrar.
-Bryanna por favor, vamos... ¿es que siempre tienes que hacer de las tuyas? Ya deberíamos estar a mitad del camino, ni pienses que hoy te escapas, me lo prometiste, era tu precio por haberte escapado de la otra, y ya es hora de que tu madre sepa que al menos asistes a una fiesta ¿es que te cuesta tanto?-se oyó un resoplido y acto seguido se alzó el vestido con ambas manos para rápidamente abandonar la estancia, buscó con la mirada su carruaje y entró sin mediar palabra, ¡repámpanos y todo lo malo! Hoy a fastidiarse tocaba, ya tenía hecho el plan en su cabeza, entraría con todas pero en último lugar, no repararían en ella y se escaquearía a un rincón a beber, le había prometido a la señora Lacroix no hacer nada malo y casi siempre lo cumplía, no quiere decir que luego hiciese alguna cosilla por ahí.
No sabía ni donde iban, pues a un baile como siempre...esos ricos no tenían otra cosa que hacer por la noche que fiestas hasta el amanecer y de paso exponer como si fuesen complementos a las chicas, las cuales no podían estar más eufóricas, ella sin embargo pasó de todo, se apoyó en el borde de la ventana y se recreó en el paisaje.
Tardaron como unos veinte minutos cuando el carruaje se detuvió, esperó a que todas saliesen y ella la última, ver a todas aquellas jovencitas tan elegantes le causaba no solo naúseas si no pena, pero ellas sabrían, por lo pronto se había prometido ir pero también emborracharse, pillarse un buen punto y así hacerlo todo más fácil, que fuese a la fiesta no quería decir que no bebiese. Fueron anunciadas una por una e incluso se agachó para que nadie la buscase, aunque oyó como siempre aquellos descarados comentarios hacia su persona, comentarios que se esparcieron por toda la sala llegando a oídos de casi todos los presentes entre ellos... “Mirad que vestido lleva, que descarada..” “Por fin se hace aparecer” y demás...antes de desaparecer rió por lo bajo mirando a todas aquellas mujeres que la miraban con envidia, como los hombres con deseo...aquella belleza envidiable como aquella forma de ser era más que insultante, una se atrevió a decirle descarada en la cara al ver como guiñaba a su hijo el ojo, era más joven que ella pero era atractivo todo lo contrario que su madre... Bryanna se encogió de hombros robando un par de copas como si fuesen para alguien.
-Señora, como se nota que no se la beneficia su marido todas las noches, necesita eso.. ¿no crees? -le dio la copa al chico que la tomó encantado pero ella siguió su camino hacia fuera, a ninguna parte, solo quería beber tranquila y desde el balcón ver el baile. Observó a los presentes desde su punto de vista mientras se llevaba la copa a los labios, tras aquella cortina pasaba totalmente desapercibida, que horror por eso no quería ir a las fiestas entre babosos y babosas, suspiró pero sus ojos azules se clavaron en una figura entre tantos seres... ¿qué diablos? Se echó a reír escondiéndose más, curiosa coincidencia ¿no era que hablaba de eso? Entrecerró los ojo quedando de lado para ver donde se dirigía...
- Spoiler:
Abbey Appleby- Cazador Clase Alta
- Mensajes : 505
Fecha de inscripción : 23/03/2011
Localización : París-Londres
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: ¿Nos descubrimos?
La ofendida no se había hecho, era una mujer independiente, esa maldita sociedad no podía dejar de poner etiquetas y más etiquetas ¿qué terminaba pasando? Lo de siempre, mientras los hombres se divertían las mujeres se quedaban en sus casas bordando, ella no sabía bordar y nunca aprendería era un tanto patosa para eso pero en el tema de negocios había salido a su sangre Appleby, le pareció bien eso que decía, pero se negaba a admitir algo y estaba claro que en su rango todo debía de ser de color de rosa ¿pero porqué? Se conformaba con no tener que ser el punto de mira de nadie y vivir de un modo más humilde, pero en fin se había acostumbrado a todo aquello, era mejor no pensarlo y aceptarlo, ya está. Su cara de desagrado fue monumental al llamarle “amor”, cursiladas a un lado, como se le ocurriese llamarla así delante de la gente no iba a pisarle no, iba a arrancarle la cabeza, era lo peor que podía haber hecho, maldito griego...mil veces maldito, alzó el dedo como advirtiéndole con su nariz enfurruñada y arrugada, más graciosa no podía estar pero por dentro rabiaba como nadie.
-Creo que como me vuelvas a llamar amor o alguna chorrada de esas te corto tu herramienta de trabajo ¿tú qué crees? Déjate de cursiladas y ñoñadas porque no me hacen ninguna gracia, de todo menos eso ¿lo captas griego? Y bien, te daré el honor de mantenerme si tanto te hace ilusión, tranquilo... no soy como esas niñitas de papá que todos los días estrena vestido... no me gusta mucho hacer tal cosa ni comprar perfumes caros pero supongo que esos son detalles que no te importan demasiado ¿no?.
Y puede que no estuviese acostumbrada a bailar pero como señorita había sido instruida para tal cosa y siempre le habían dicho que se movía demasiado deprisa siendo ella la que manejaba la situación, cosa que en este caso era totalmente incierto, aquel joven la hacía moverse como si flotase...como si supiese como debía manejarla, era como si la domase y eso la sorprendió un tanto interiormente, como bien le dijo su abuela “Un hombre si baila bien, baila tan bien en la cama”, por lo que sin venir a cuento rió justo cuando él murmuró aquello, si ya de por sí no lo oiría mucho menos ahora, si supiese que ella nunca bailaría con él en ese terreno, que disgusto se llevaría la pobre mujer, no era como su madre y le había brindado aquel voto de entenderla... nadie lo hacía y entre ella y George algo habían podido sacar en claro, si por su hermano fuese no la habían mandado tan lejos pero ella misma se lo había buscado... pero nada venía mal cuando el fin era uno como ese, no se habían dicho que no dijesen nada a nadie sobre su contrato así que si alguien debía enterarse era su hermano, conociéndole no diría absolutamente nada...pero bueno, eso ya lo vería... ahora tenía entre manos algo mejor y era él contra esa columna... sabiendo de sobra que se estaba arriesgando y que aquel juego de ambos podía volverse contra ella.
Podía sentir tanto como el calor del cuerpo de aquel griego casi traspasaba hasta su propia piel, la cual y por igual le hicieron la misma tortura porque aún con la ropa pudo sentir aquel tacto, su boca sin tocar tampoco la suya pero incitando a que lo buscase, que tentador ¿quién podría no caer en aquello? Ella. Cualquiera se hubiese muerto entre sus brazos, nada podía traspasar entre ellos y pudo notarlo... como él sabía que movimiento ejercer como había hecho antes en el baile, compenetrados, deseando saber cual sería el movimiento del otro y aquell no pareció tener fin, sus labios se entreabrieron cuando su lengua caliente volvió a recorrerla y ella se la rozó de nuevo como en el baile ¿una señorita? Para nada... pero él tampoco tenía mucho de caballero recatado precisamente... una curiosa combinación muy explosiva porque no podía negar que no le estuviese gustando la situación en sí y como por primera vez ella no ganaba, era un empate en toda regla...debía no caer en sus artes, terminaría siendo una más e igual al resto y no lo era, aquello tenía que ser simplemente perfecto, la mejor de las parejas donde la palabra “flechazo y amor” debían estar en la boca de todos...
Las manos de ambos estaban dibujando al otro de una forma poco recatada y prohibida pero eso no parecía importar, evitó por todos los medios que su boca le rozase más de lo debido y terminase besándole, por lo que no negó el acercamiento pero sí el beso con una terrible sonrisa de superioridad y suficiencia, roce que intensificó pudiendo ser algo así como un medio beso... ¿tenía nombre acaso lo que estaban haciendo? Provocación, ganas de más...
Enarcó una ceja cuando notó aquella mano demasiado cerca, bajando peligrosamente por lo que una de sus cejas se enarcó sin remedio, no se la apartó porque él debía saber los límites ¿no? Claro que sí...¿deseaba que la besase? No, más bien era curiosidad... pero sí que deseaba seguir aquello, sin llegar a nada lo mucho que ambos podían conseguir....a partir de ahora tenía que acostumbrarse a cosas nuevas y estaba segura que el hecho de tocarle, ver cada una de sus facetas, sus gestos, sus palabras...observarlo en toda regla...era totalmente una experiencia nueva, un extraño ser que le habían puesto en el juego de su vida, su prometido...
Beso, beso y más beso... si tanto nombraba aquello era porque él no dejaba de pensar en ello, él había sacado el tema y no ella, así que ahora no se hiciese el santo porque no le pegaba, detrás de aquellos ojos azules se encontraba el ser más perverso de todos capaz de hacerle sombra y el simple hecho de eso, le invitaba a aceptar sin más aquel trato, quería cosas nuevas en su vida...retos nuevos y él se los estaba poniendo constantemente, era la tentación personificada pero ¿podría conseguirla?
-No tiene que ser malo ni bueno mi principito, básicamente porque necesitamos conocer cosas nuevas y constantemente somos una incógnita para el otro, lo sabes tan bien como yo y deja de referenciarte en besos porque al final tendré que creer que no solo deseas besarme, si no recorrer con esa boca pecadora cada rincón de mi cuerpo y yo el tuyo, suena demasiado tentador ¿no crees? Como esto que estamos haciendo no es comparado con lo que podríamos hacer sin ropa... que provocación, que deseo...que necesidad...-sonrió melosa terminando por apartarse sin despegar un ápice aquellos ojos inocentes de él, inocentes para cualquiera...justo como él, pero ambos sabían que de inocentes no tenían absolutamente nada..
No quedó todo ahí, él se atrevió a volverla a acercar , pareció no tener suficiente y lo miró desafiante, riendo divertida al ver que era ella la apresada... no dijo nada pero no hizo falta, sus dos manos se abrazaron a la columna hacia atrás, enredándolas entre sí como si estuviese apresada e indefensa... que pura mentira, como todo. Le miró de arriba abajo lo que pudo y sonrió de aquel modo tan suyo que no parecía estar pensando en algo bueno precisamente. Se relamió al volver a tenerlo cerca, pero al notar que se le erizaba la piel no fue otra cosa que por aquello que dijo de portarse mal, le encantaba saltarse las normas... se mordió el labio inferior de forma notable un gesto que dejaba que desear...en otra chica hubiese sido incluso adorable, pero en este caso era una mezcla entre adorable y malvado, como si realmente quisiese comérselo allí mismo y no era por falta de ganas, pero no por lo que se estaría imaginando alguien al ver la escena si no ganas de matarle, no quería que nadie le hiciese sombra menos un hombre y lo peor, uno que se dedicaba a venderse al mejor postor para pasar una de esas noches según él “inolvidables”.
-[color=violet]No me estoy portando bien y eso te encanta ¿Verdad? No te esperabas que te sacase de esa jaula llena de leones y quisieras que yo fuese el león principal ¿no es así, griego? Puede que lo sea, pero no voy a comerte, no esta noche... tranquilo, todo a su tiempo...como él ahora mismo cuando empezó a besarle de esa forma, maldito ¿volvía a las andadas?, se dejó hacer enarcando una ceja solo que el último beso le hizo querer que siguiese, solo un poco más, apretando los labios para no demostrarle que no era una maldita retraída pero su orgullo fue más... no lo tocó, ya lo había hecho y eso seguramente querría, que siguiese tocando su cuerpo.-Como te gusta hacerte el santito ¿no es así? -giró el rostro lo suficiente como para quedar de nuevo muy cerca, de nuevo sus alientos chocaban, ella se relamió y consiguió lamer sus labios, sabía tremendamente bien y si solo ese era el filo de su boca ¿cómo sería probarlo? Debía aguantar sí pero era mejor, no iba a dejarle escapar ahora ¿ella era la apresada? Haría que él lo fuese también, una de sus manos atrapó la cintura del joven para volver a apoyar su frente en la suya , tenerlo de nuevo cerquita y disfrutar de ese poder de dominio que amaba.
-Que cerca estás, que cerca está tu boca... que ganas tenemos de hacerlo ¿no es así , amor? -entreabrió los labios dispuesta a todo con el mero hecho de que si ella era la atrapada ¿porqué era él el que lo parecía? Entreabrió los labios con una sonrisa y presionó los suyos, con tanta suavidad que era hasta imposible que fuese ella.. unos pasos a toda prisa junto con un grito en pleno pasillo hizo que detuviese lo que estaba a punto de hacer....no se inmutó, más bien masculló por lo bajo en tono de fastidio seguido de un puchero como si le hubiesen privado de algo que deseaba hacer de verdad, no era otra que seguir aquello, le había gustado aquel coqueteo irritante y odioso, cuanto lo detestaba , sacaba de ella esa Bryanna oculta, esa que ella misma cruzaba las líneas, le gustó y no le gustó...relamiéndose después el resto de saliva que él había dejado en sus labios.-Oh vienen a castigarme... ¿no querrías hacerlo tú, eh príncipe griego?
-¡Bryanna Lynn Appleby! ¿se puede saber...se puede...se puede saber qué estás haciendo? Por dios bendito, endiablada muchacha...¿crees que puedes estar a solas con quién te dé la gana ...?-justo llevó ambas manos a como estaba antes, rodeando la columna hacia atrás como si no hiciese algo malo, es más...esa carita de ángel apareció como si nada, clavó sus orbes azules en él y sonrió , empezaba la función por su parte. -Señora Lacroix...el señor Komadina me ha acompañado un poco fuera, me ha dado un poco de calor y me estaba preguntando si me encontraba bien... ¿no es así pr... señor? No hacíamos nada malo... no sé porqué está tan enfadada, solo... me sentí indispuesta-casi lo llama príncipe, sonrió divertida mirándolo volviéndose a relamer y claro, al tenerlo de frente él solo podía verla... se mordió de nuevo el labio inferior mirando su boca al instante, desde luego la mujer no sabía si alegrarse o no, pero aquella chispa de emoción se avivaba en aquellos ojos marrones soñadores ¿por fin la muchacha Appleby había sido eclipsada por alguien? Al menos no lo estaba echando escaleras abajo, era un avance...era totalmente creíble sus palabras pero si aquella mujer supiese lo que estaban haciendo se llevaría las manos a la cabeza... a saber.
-Creo que como me vuelvas a llamar amor o alguna chorrada de esas te corto tu herramienta de trabajo ¿tú qué crees? Déjate de cursiladas y ñoñadas porque no me hacen ninguna gracia, de todo menos eso ¿lo captas griego? Y bien, te daré el honor de mantenerme si tanto te hace ilusión, tranquilo... no soy como esas niñitas de papá que todos los días estrena vestido... no me gusta mucho hacer tal cosa ni comprar perfumes caros pero supongo que esos son detalles que no te importan demasiado ¿no?.
Y puede que no estuviese acostumbrada a bailar pero como señorita había sido instruida para tal cosa y siempre le habían dicho que se movía demasiado deprisa siendo ella la que manejaba la situación, cosa que en este caso era totalmente incierto, aquel joven la hacía moverse como si flotase...como si supiese como debía manejarla, era como si la domase y eso la sorprendió un tanto interiormente, como bien le dijo su abuela “Un hombre si baila bien, baila tan bien en la cama”, por lo que sin venir a cuento rió justo cuando él murmuró aquello, si ya de por sí no lo oiría mucho menos ahora, si supiese que ella nunca bailaría con él en ese terreno, que disgusto se llevaría la pobre mujer, no era como su madre y le había brindado aquel voto de entenderla... nadie lo hacía y entre ella y George algo habían podido sacar en claro, si por su hermano fuese no la habían mandado tan lejos pero ella misma se lo había buscado... pero nada venía mal cuando el fin era uno como ese, no se habían dicho que no dijesen nada a nadie sobre su contrato así que si alguien debía enterarse era su hermano, conociéndole no diría absolutamente nada...pero bueno, eso ya lo vería... ahora tenía entre manos algo mejor y era él contra esa columna... sabiendo de sobra que se estaba arriesgando y que aquel juego de ambos podía volverse contra ella.
Podía sentir tanto como el calor del cuerpo de aquel griego casi traspasaba hasta su propia piel, la cual y por igual le hicieron la misma tortura porque aún con la ropa pudo sentir aquel tacto, su boca sin tocar tampoco la suya pero incitando a que lo buscase, que tentador ¿quién podría no caer en aquello? Ella. Cualquiera se hubiese muerto entre sus brazos, nada podía traspasar entre ellos y pudo notarlo... como él sabía que movimiento ejercer como había hecho antes en el baile, compenetrados, deseando saber cual sería el movimiento del otro y aquell no pareció tener fin, sus labios se entreabrieron cuando su lengua caliente volvió a recorrerla y ella se la rozó de nuevo como en el baile ¿una señorita? Para nada... pero él tampoco tenía mucho de caballero recatado precisamente... una curiosa combinación muy explosiva porque no podía negar que no le estuviese gustando la situación en sí y como por primera vez ella no ganaba, era un empate en toda regla...debía no caer en sus artes, terminaría siendo una más e igual al resto y no lo era, aquello tenía que ser simplemente perfecto, la mejor de las parejas donde la palabra “flechazo y amor” debían estar en la boca de todos...
Las manos de ambos estaban dibujando al otro de una forma poco recatada y prohibida pero eso no parecía importar, evitó por todos los medios que su boca le rozase más de lo debido y terminase besándole, por lo que no negó el acercamiento pero sí el beso con una terrible sonrisa de superioridad y suficiencia, roce que intensificó pudiendo ser algo así como un medio beso... ¿tenía nombre acaso lo que estaban haciendo? Provocación, ganas de más...
Enarcó una ceja cuando notó aquella mano demasiado cerca, bajando peligrosamente por lo que una de sus cejas se enarcó sin remedio, no se la apartó porque él debía saber los límites ¿no? Claro que sí...¿deseaba que la besase? No, más bien era curiosidad... pero sí que deseaba seguir aquello, sin llegar a nada lo mucho que ambos podían conseguir....a partir de ahora tenía que acostumbrarse a cosas nuevas y estaba segura que el hecho de tocarle, ver cada una de sus facetas, sus gestos, sus palabras...observarlo en toda regla...era totalmente una experiencia nueva, un extraño ser que le habían puesto en el juego de su vida, su prometido...
Beso, beso y más beso... si tanto nombraba aquello era porque él no dejaba de pensar en ello, él había sacado el tema y no ella, así que ahora no se hiciese el santo porque no le pegaba, detrás de aquellos ojos azules se encontraba el ser más perverso de todos capaz de hacerle sombra y el simple hecho de eso, le invitaba a aceptar sin más aquel trato, quería cosas nuevas en su vida...retos nuevos y él se los estaba poniendo constantemente, era la tentación personificada pero ¿podría conseguirla?
-No tiene que ser malo ni bueno mi principito, básicamente porque necesitamos conocer cosas nuevas y constantemente somos una incógnita para el otro, lo sabes tan bien como yo y deja de referenciarte en besos porque al final tendré que creer que no solo deseas besarme, si no recorrer con esa boca pecadora cada rincón de mi cuerpo y yo el tuyo, suena demasiado tentador ¿no crees? Como esto que estamos haciendo no es comparado con lo que podríamos hacer sin ropa... que provocación, que deseo...que necesidad...-sonrió melosa terminando por apartarse sin despegar un ápice aquellos ojos inocentes de él, inocentes para cualquiera...justo como él, pero ambos sabían que de inocentes no tenían absolutamente nada..
No quedó todo ahí, él se atrevió a volverla a acercar , pareció no tener suficiente y lo miró desafiante, riendo divertida al ver que era ella la apresada... no dijo nada pero no hizo falta, sus dos manos se abrazaron a la columna hacia atrás, enredándolas entre sí como si estuviese apresada e indefensa... que pura mentira, como todo. Le miró de arriba abajo lo que pudo y sonrió de aquel modo tan suyo que no parecía estar pensando en algo bueno precisamente. Se relamió al volver a tenerlo cerca, pero al notar que se le erizaba la piel no fue otra cosa que por aquello que dijo de portarse mal, le encantaba saltarse las normas... se mordió el labio inferior de forma notable un gesto que dejaba que desear...en otra chica hubiese sido incluso adorable, pero en este caso era una mezcla entre adorable y malvado, como si realmente quisiese comérselo allí mismo y no era por falta de ganas, pero no por lo que se estaría imaginando alguien al ver la escena si no ganas de matarle, no quería que nadie le hiciese sombra menos un hombre y lo peor, uno que se dedicaba a venderse al mejor postor para pasar una de esas noches según él “inolvidables”.
-[color=violet]No me estoy portando bien y eso te encanta ¿Verdad? No te esperabas que te sacase de esa jaula llena de leones y quisieras que yo fuese el león principal ¿no es así, griego? Puede que lo sea, pero no voy a comerte, no esta noche... tranquilo, todo a su tiempo...como él ahora mismo cuando empezó a besarle de esa forma, maldito ¿volvía a las andadas?, se dejó hacer enarcando una ceja solo que el último beso le hizo querer que siguiese, solo un poco más, apretando los labios para no demostrarle que no era una maldita retraída pero su orgullo fue más... no lo tocó, ya lo había hecho y eso seguramente querría, que siguiese tocando su cuerpo.-Como te gusta hacerte el santito ¿no es así? -giró el rostro lo suficiente como para quedar de nuevo muy cerca, de nuevo sus alientos chocaban, ella se relamió y consiguió lamer sus labios, sabía tremendamente bien y si solo ese era el filo de su boca ¿cómo sería probarlo? Debía aguantar sí pero era mejor, no iba a dejarle escapar ahora ¿ella era la apresada? Haría que él lo fuese también, una de sus manos atrapó la cintura del joven para volver a apoyar su frente en la suya , tenerlo de nuevo cerquita y disfrutar de ese poder de dominio que amaba.
-Que cerca estás, que cerca está tu boca... que ganas tenemos de hacerlo ¿no es así , amor? -entreabrió los labios dispuesta a todo con el mero hecho de que si ella era la atrapada ¿porqué era él el que lo parecía? Entreabrió los labios con una sonrisa y presionó los suyos, con tanta suavidad que era hasta imposible que fuese ella.. unos pasos a toda prisa junto con un grito en pleno pasillo hizo que detuviese lo que estaba a punto de hacer....no se inmutó, más bien masculló por lo bajo en tono de fastidio seguido de un puchero como si le hubiesen privado de algo que deseaba hacer de verdad, no era otra que seguir aquello, le había gustado aquel coqueteo irritante y odioso, cuanto lo detestaba , sacaba de ella esa Bryanna oculta, esa que ella misma cruzaba las líneas, le gustó y no le gustó...relamiéndose después el resto de saliva que él había dejado en sus labios.-Oh vienen a castigarme... ¿no querrías hacerlo tú, eh príncipe griego?
-¡Bryanna Lynn Appleby! ¿se puede saber...se puede...se puede saber qué estás haciendo? Por dios bendito, endiablada muchacha...¿crees que puedes estar a solas con quién te dé la gana ...?-justo llevó ambas manos a como estaba antes, rodeando la columna hacia atrás como si no hiciese algo malo, es más...esa carita de ángel apareció como si nada, clavó sus orbes azules en él y sonrió , empezaba la función por su parte. -Señora Lacroix...el señor Komadina me ha acompañado un poco fuera, me ha dado un poco de calor y me estaba preguntando si me encontraba bien... ¿no es así pr... señor? No hacíamos nada malo... no sé porqué está tan enfadada, solo... me sentí indispuesta-casi lo llama príncipe, sonrió divertida mirándolo volviéndose a relamer y claro, al tenerlo de frente él solo podía verla... se mordió de nuevo el labio inferior mirando su boca al instante, desde luego la mujer no sabía si alegrarse o no, pero aquella chispa de emoción se avivaba en aquellos ojos marrones soñadores ¿por fin la muchacha Appleby había sido eclipsada por alguien? Al menos no lo estaba echando escaleras abajo, era un avance...era totalmente creíble sus palabras pero si aquella mujer supiese lo que estaban haciendo se llevaría las manos a la cabeza... a saber.
Abbey Appleby- Cazador Clase Alta
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Fecha de inscripción : 23/03/2011
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Re: ¿Nos descubrimos?
Rió y es que no era para menos. Tan solo con ver la cara de asco que había puesto cuando la llamó de aquel modo… desde luego había merecido la pena decir esa palabrita, pero había algo que no estaba del todo bien y es que podría decírselo en cualquier otro momento donde todo el mundo estuviese presente y mirando y ella tendría, por supuesto, que controlar aquella expresión que le había regalado ahora a él. No era para menos, se suponía que iban a ser la pareja perfecta, la mejor de todas y sin embargo las cosas tenían que pensarse bien y había que tener cuidado con lo que se hiciese y dijese. Tenían que pasar por la típica parejita feliz así que habría que acostumbrarse a ese tipo de cosas…
Le divertía, sin embargo, hacerla rabiar de ese modo que seguramente pocas personas conseguirían. Estaba seguro de que ella era siempre la que sacaba de sus casillas al resto de la gente y ahora se había encontrado con alguien que parecía estar a su altura. Continuó riendo, sabiendo que podía llevarse una bofetada de esas que hacían historia por pasar totalmente de todo lo que ella le estaba diciendo en ese mismo momento pero es que solo con ver la expresión que había puesto y escuchar sus palabras… era superior a él…
- Si me prometes volver a poner la misma cara siempre que te llame de ese modo, no podré evitar hacerlo una y otra vez. ¿No crees que deberías aprender a controlarte? No voy a llamarte de maneras despectivas llegado el momento en el que tengamos que fingir así que controla la carita de asco… no te creas que a mi me hace ilusión llamarte de ese modo pero soy mejor actor que tú, según veo… y cuidado con lo que quieres cortar, que aunque suene fatal, es lo que te dará de comer… - sonrió de lo más divertido. No lo había dicho con segundas ni mucho menos, pero la mayor parte del dinero que conseguía en esos momentos era precisamente por la compañía que le hacía a mujeres que pagaban grandes cantidades de dinero por estar con él tan solo una noche - Y bueno supongo que el mayor gasto que tienen las señoritas con dinero es un hombre que les de lo que su marido no puede… En tu caso tu marido puede pero prefiere pasar de ti un poco así que si te gastas dinero en ese tipo de cosas espero por tu bien que te lo costees tú misma aunque… ahora me dirás que no te hace falta, que no estás tan desesperada y que no eres como el resto de mujeres… como un libro abierto - dijo sonriendo de lo más divertido y es que le había hecho demasiada gracia todo aquello que le estaba contando…
Sin embargo aquel baile en el que se encontraban en ese mismo momento fue terminando a la vez que ella le iba arrastrando a otro lugar de la fiesta, a uno más alejado de donde se encontraban el resto de hombres y mujeres de clase alta que no tenían mejor diversión que fijarse en lo que hacía el resto de ellos para poder cotillearlo al día siguiente en sus reuniones o poder criticarlo… o simplemente estar informados de la situación que había en París. Ellos dos, seguramente, serían la comidilla de todos los cafés al día siguiente… no era para menos, por como la había conocido, estaba seguro de que Byranna no era una chica que se relacionase demasiado con el resto de gente e incluso la veía capaz de jugar malas pasadas a los hombres que se interesaban por ella aunque seguramente tan solo serían moscones que buscaban una esposa florero, una de esas que te ponía la sonrisita al llegar a casa y te daba lo que pensabas necesitabas, esas que se gastaban el dinero en colonias y trajes caros para que después y a escondidas de sus maridos, fuese otro hombre quien lo disfrutase… No, la rubia no era así en absoluto y eso era lo que más le había gustado de ella, la diferencia que había con el resto de las muchachas.
Por supuesto él tampoco se quedaba corto. Jamás se había portado mal con las chicas de las fiestas y muchas de ellas habían encontrado por casualidad a qué se dedicaba el griego. Por supuesto muchas de las jovencitas que se encontraban ahí habían estado entre sus brazos alguna que otra noche, perdiéndose en el deseo y en el placer que solo alguien como él podía darles. Pero debajo de ese trabajo y de la forma en la que se comportaba en las reuniones, no había más que una máscara que escondía a ese hombre que estaba muy lejos de ser el caballero por el que todas le tomaban. Por eso la mayoria de las madres se acercaban a él: un hombre rico, apuesto, caballeroso, atento… seguramente sería el sueño de muchas madres y también de las hijas pero la realidad estaba muy lejos de todo eso. Ninguna de esas mujeres soportarían saber que él no era más que un truhan, un donjuán que se dedicaba a vivir la buena vida, alguien que tomaba responsabilidades pero que le daba demasiado igual todo a excepción del dinero. No era como el resto de los hombres y era posible que eso fuese lo que les había juntado a los dos. El destino era caprichoso y con ellos se lo estaría pasando en grande…
No le quedó otra más que reir de forma irritante en cuanto escuchó lo que la chica le estaba diciendo ahora… así que pensaba que él tenía en la cabeza aquel beso que no se habían dado constantemente y por eso mismo lo mencionaba… Se relamió porque habían sido demasiadas caricias e incluso habían estado muy cerca, mucho más de lo que estaría permitido pero en absoluto había sido el único que había tenido ganas de besar al otro y era algo que se podía ver perfectamente…
- Lo dice la que no deja de tantear mis labios con la lengua o con sus dedos, incluso rozándolos con los suyos propios… ¿y soy yo quien desea un beso? No me intentes tomar el pelo o ponerlo al revés porque creo que eres tú la que está buscando desesperadamente un beso… vamos, solo tienes que pedirlo, prometo ser bueno y dártelo… - sonrió de lo más divertido porque sabía que ella jamás le iba a pedir un beso ni mucho menos. Es más, ahora se enfadaría y enfurruñaría, ni que la hubiese parido, como se solía decir… Era demasiado fácil encontrar los puntos débiles de esa muchacha de cabellos rubios y parecía conocerla perfectamente… pero no era por otra cosa más que porque él era exactamente igual que ella. Jamás hubiese pedido, rogado o suplicado un beso. Recordó entonces una frase que le dijo una compañera de trabajo en una ocasión… “los besos no se piden, se dan…” ¿sería ella capaz de darle un beso sin tan siquiera pedírselo antes? Divertido y curioso… si… - ¿Con tanta intensidad imaginas lo que podría ser? Sí, yo también me lo imagino pero soy un hombre, mis hormonas están disparadas por todas partes y sin embargo creo que serías tú la que tendría más problemas para controlarse llegado el momento… ¿Provocación? No te puedes imaginar la manera en la que podría provocarte… ¿deseo? No llegas a pensar en cómo vas a desearme antes o después… ¿Necesidad? Si… siéntela, prueba esa necesidad que supone querer tenerme más cerca de lo que estoy y no poder… ¿necesidad o impotencia…? - preguntó relamiéndose divertido antes de tomarla de la cintura para acercarla un poco más a él, sonriendo al notar como sus labios volvían a rozar con los de ella…
Algo le obligó a mirarla de arriba abajo y es que tenía un espectáculo digno de ver ante sí… una mujer que parecía estar atada a una columna… cualquiera se vería incluso indefensa en una situación como aquella pero ella era capaz de verse aún más poderosa que cualquier otra persona. Sabía que incluso atada de manos podría darle su merecido como ninguna otra mujer habría conseguido jamás. Y eso le hizo relamerse, porque era fuego, era pecado, era pasión… ella tenía todo eso y mucho más por lo que fue justo entonces cuando se dio cuenta de que no podría haber elegido mejor prometida que esa. Lo iban a pasar muy bien, incluso demasiado… Se apartó un poco de sus labios, aunque sus frentes quedaron apoyadas la una en la otra, mirándose fijamente… azul contra azul en un baile que debía estar prohibido. Lamió los labios de ella e incluso intentó abrirse paso entre estos con su lengua pero decidió que era mejor dejarlo ahí por el momento. No entendía muy bien el hecho por el que esa rubia se retraía pero tampoco quería convertir todo aquello en un juego. Era una persona que debía tomarse en serio, debía continuar tomándola del mismo modo que hasta ahora… por mucha tentación que se le pusiese por delante…
Sonrió de lo más divertido cuando se comparó a sí misma con un león. Le quedaba perfecto, claro que sí. Era la mejor descripción que nadie hubiese podido hacer de su persona: era igual de fuerte, de majestuosa y de elegante que el rey de la sabana, tenía el poder suficiente como para controlar a cualquiera y llegar a ser igual de temida que de respetada… bonita comparación, preciosa diría él…
- Deberías tener cuidado… porque eres un león que me ve como a una oveja, como a su presa… ¿qué pasaría si fuese la oveja quien pudiese ganar al león? Cuidado Bryanna… no sabes con quién te estás enfrentando… - murmuró mirándola fijamente, transmitiendo aquel fuego desde sus ojos azules para después sonreir y rozar con sus labios la mejilla de ella hasta acercarse a su oído, apoyando a su vez su cuerpo contra el de la chica, sintiendo aquellas maravillosas curvas que podrían dejar fuera de escena a cualquier ser humano y sobrenatural - … porque esta oveja muerde… - susurró antes de morder el lóbulo de su oído, lamiéndolo después y riendo por lo bajo.
Tan solo rió, encogiéndose de hombros cuando ella le dijo que le gustaba “hacerse el santito”. Quizás esa era una de las máscaras que el griego debía llevar en ese tipo de fiestas para conseguir que la atención pública no se posase en él como un cortesano, sino como un hombre rico y con poder, alguien que podría hacer todo lo que quisiera y más…
Pero todas esas ideas volaron de su cabeza en el momento en el que la chica volvió a acercarse a él, posando su frente sobre la de él. Arqueó una ceja de lo más divertido, escuchando lo que decía y sonriendo sin poder evitarlo. Si, él mismo tenía demasiadas ganas y curiosidad de saber cómo sería probar aquellos labios que parecían estar prohibidos, como si ningún mortal pudiese disfrutar de aquel magnífico sabor… seguramente solo los dioses como ella podían tener el acceso a probar tal manjar… Pero fue increíble notar como sus labios se juntaban, rozándose de forma más profunda pero sin llegar a ser un beso ya que algunos pasos hicieron que todo aquello quedase en nada. Miró de reojo el lugar del que provenían los pasos, algo molesto porque finalmente le habían cortado aquel momento que había estado esperando y no solo aquella noche. Pudo haber sido un beso, pudo haberla probado pero como siempre se había quedado todo en la más absoluta nada. Suspiró algo molesto con la situación pero después negó con la cabeza porque no iba a dejar que ella viese que le habían jodido los planes. Aunque al parecer algo se estaba oliendo, ya que aquella frasecita última que dijo le hizo gracia… mucha además…
- Aprende algo… nadie puede castigarte del modo en el que lo haría yo… - murmuró antes de escuchar como esos pasos se acercaban más, distinguiendo a una mujer entre la luz de las velas que iluminaba aquel lugar. No sabía de quién se trataba, pero aquella voz le resolvió todas sus dudas: era la misma persona que había salido anteriormente a buscar a Bryanna cuando los dos estaban en el jardín. Rió divertido porque al parecer, siempre que la sacaba de quicio, la mujer la llamaba del mismo modo… Miró de lo más divertido a su acompañante y futura esposa y después se apartó un poco de ella, intentando así no perder las maneras delante de alguien que debía ser… algo así como su niñera o vete tú a saber…
Arqueó una de sus cejas al ver el rostro casi angelical que ponía ahora aquella rubia, explicando de algún modo el motivo por el que los dos se encontraban de aquel modo. Una excusa de lo más barata que no sabía si esa mujer sería capaz de tragarse o no pero bueno, la función comenzaba ahora… sería una excusa perfecta decir que se habían conocido de aquel modo y además tenía que portarse de esa manera tan… poco normal en él. Simplemente hizo una pequeña reverencia a la mujer en el momento en el que Bryanna terminó de hablar puesto que ahora era su turno… hay que ver lo bien que se lo pasaba tomando el pelo a los ricachones de aquellas fiestas…
- Siento mucho si ha parecido alguna otra cosa y más aún si le he incomodado a vos o a la señorita Appleby pero tan solo estaba intentando ayudarle tal y como le ha dicho. - se acercó hasta ella para tomarle de la mano y dejar un beso de manera elegante en el dorso de ésta… así no parecía más que todo un caballero, algo que no era ni tan siquiera en broma - Dónde quedan mis modales… no me presenté debidamente, ruego me perdone por eso, señora Lacroix. Soy Adonis Komadina… lamento el error que se haya podido provocar pero espero no malinterprete lo que estaba ocurriendo aquí… Me preocupé al ver el estado en el que se encontraba la señorita y de inmediato vine en su ayuda. ¿No ve que aún está un poco pálida? - preguntó mirándola de reojo y pasando el dorso de su mano por una de las mejillas de la chica, sonriéndola de aquel modo divertido en el momento en el que aquella mujer no le estaba mirando - No me importa en absoluto acompañar a la señorita Appleby… es más, es una gran conversadora. Dudo mucho que se aburran estando ella cerca… - dijo divertido aunque bueno… tenía que mostrar algún tipo de interés en ella para que aquella mujer se lo creyese…
Le divertía, sin embargo, hacerla rabiar de ese modo que seguramente pocas personas conseguirían. Estaba seguro de que ella era siempre la que sacaba de sus casillas al resto de la gente y ahora se había encontrado con alguien que parecía estar a su altura. Continuó riendo, sabiendo que podía llevarse una bofetada de esas que hacían historia por pasar totalmente de todo lo que ella le estaba diciendo en ese mismo momento pero es que solo con ver la expresión que había puesto y escuchar sus palabras… era superior a él…
- Si me prometes volver a poner la misma cara siempre que te llame de ese modo, no podré evitar hacerlo una y otra vez. ¿No crees que deberías aprender a controlarte? No voy a llamarte de maneras despectivas llegado el momento en el que tengamos que fingir así que controla la carita de asco… no te creas que a mi me hace ilusión llamarte de ese modo pero soy mejor actor que tú, según veo… y cuidado con lo que quieres cortar, que aunque suene fatal, es lo que te dará de comer… - sonrió de lo más divertido. No lo había dicho con segundas ni mucho menos, pero la mayor parte del dinero que conseguía en esos momentos era precisamente por la compañía que le hacía a mujeres que pagaban grandes cantidades de dinero por estar con él tan solo una noche - Y bueno supongo que el mayor gasto que tienen las señoritas con dinero es un hombre que les de lo que su marido no puede… En tu caso tu marido puede pero prefiere pasar de ti un poco así que si te gastas dinero en ese tipo de cosas espero por tu bien que te lo costees tú misma aunque… ahora me dirás que no te hace falta, que no estás tan desesperada y que no eres como el resto de mujeres… como un libro abierto - dijo sonriendo de lo más divertido y es que le había hecho demasiada gracia todo aquello que le estaba contando…
Sin embargo aquel baile en el que se encontraban en ese mismo momento fue terminando a la vez que ella le iba arrastrando a otro lugar de la fiesta, a uno más alejado de donde se encontraban el resto de hombres y mujeres de clase alta que no tenían mejor diversión que fijarse en lo que hacía el resto de ellos para poder cotillearlo al día siguiente en sus reuniones o poder criticarlo… o simplemente estar informados de la situación que había en París. Ellos dos, seguramente, serían la comidilla de todos los cafés al día siguiente… no era para menos, por como la había conocido, estaba seguro de que Byranna no era una chica que se relacionase demasiado con el resto de gente e incluso la veía capaz de jugar malas pasadas a los hombres que se interesaban por ella aunque seguramente tan solo serían moscones que buscaban una esposa florero, una de esas que te ponía la sonrisita al llegar a casa y te daba lo que pensabas necesitabas, esas que se gastaban el dinero en colonias y trajes caros para que después y a escondidas de sus maridos, fuese otro hombre quien lo disfrutase… No, la rubia no era así en absoluto y eso era lo que más le había gustado de ella, la diferencia que había con el resto de las muchachas.
Por supuesto él tampoco se quedaba corto. Jamás se había portado mal con las chicas de las fiestas y muchas de ellas habían encontrado por casualidad a qué se dedicaba el griego. Por supuesto muchas de las jovencitas que se encontraban ahí habían estado entre sus brazos alguna que otra noche, perdiéndose en el deseo y en el placer que solo alguien como él podía darles. Pero debajo de ese trabajo y de la forma en la que se comportaba en las reuniones, no había más que una máscara que escondía a ese hombre que estaba muy lejos de ser el caballero por el que todas le tomaban. Por eso la mayoria de las madres se acercaban a él: un hombre rico, apuesto, caballeroso, atento… seguramente sería el sueño de muchas madres y también de las hijas pero la realidad estaba muy lejos de todo eso. Ninguna de esas mujeres soportarían saber que él no era más que un truhan, un donjuán que se dedicaba a vivir la buena vida, alguien que tomaba responsabilidades pero que le daba demasiado igual todo a excepción del dinero. No era como el resto de los hombres y era posible que eso fuese lo que les había juntado a los dos. El destino era caprichoso y con ellos se lo estaría pasando en grande…
No le quedó otra más que reir de forma irritante en cuanto escuchó lo que la chica le estaba diciendo ahora… así que pensaba que él tenía en la cabeza aquel beso que no se habían dado constantemente y por eso mismo lo mencionaba… Se relamió porque habían sido demasiadas caricias e incluso habían estado muy cerca, mucho más de lo que estaría permitido pero en absoluto había sido el único que había tenido ganas de besar al otro y era algo que se podía ver perfectamente…
- Lo dice la que no deja de tantear mis labios con la lengua o con sus dedos, incluso rozándolos con los suyos propios… ¿y soy yo quien desea un beso? No me intentes tomar el pelo o ponerlo al revés porque creo que eres tú la que está buscando desesperadamente un beso… vamos, solo tienes que pedirlo, prometo ser bueno y dártelo… - sonrió de lo más divertido porque sabía que ella jamás le iba a pedir un beso ni mucho menos. Es más, ahora se enfadaría y enfurruñaría, ni que la hubiese parido, como se solía decir… Era demasiado fácil encontrar los puntos débiles de esa muchacha de cabellos rubios y parecía conocerla perfectamente… pero no era por otra cosa más que porque él era exactamente igual que ella. Jamás hubiese pedido, rogado o suplicado un beso. Recordó entonces una frase que le dijo una compañera de trabajo en una ocasión… “los besos no se piden, se dan…” ¿sería ella capaz de darle un beso sin tan siquiera pedírselo antes? Divertido y curioso… si… - ¿Con tanta intensidad imaginas lo que podría ser? Sí, yo también me lo imagino pero soy un hombre, mis hormonas están disparadas por todas partes y sin embargo creo que serías tú la que tendría más problemas para controlarse llegado el momento… ¿Provocación? No te puedes imaginar la manera en la que podría provocarte… ¿deseo? No llegas a pensar en cómo vas a desearme antes o después… ¿Necesidad? Si… siéntela, prueba esa necesidad que supone querer tenerme más cerca de lo que estoy y no poder… ¿necesidad o impotencia…? - preguntó relamiéndose divertido antes de tomarla de la cintura para acercarla un poco más a él, sonriendo al notar como sus labios volvían a rozar con los de ella…
Algo le obligó a mirarla de arriba abajo y es que tenía un espectáculo digno de ver ante sí… una mujer que parecía estar atada a una columna… cualquiera se vería incluso indefensa en una situación como aquella pero ella era capaz de verse aún más poderosa que cualquier otra persona. Sabía que incluso atada de manos podría darle su merecido como ninguna otra mujer habría conseguido jamás. Y eso le hizo relamerse, porque era fuego, era pecado, era pasión… ella tenía todo eso y mucho más por lo que fue justo entonces cuando se dio cuenta de que no podría haber elegido mejor prometida que esa. Lo iban a pasar muy bien, incluso demasiado… Se apartó un poco de sus labios, aunque sus frentes quedaron apoyadas la una en la otra, mirándose fijamente… azul contra azul en un baile que debía estar prohibido. Lamió los labios de ella e incluso intentó abrirse paso entre estos con su lengua pero decidió que era mejor dejarlo ahí por el momento. No entendía muy bien el hecho por el que esa rubia se retraía pero tampoco quería convertir todo aquello en un juego. Era una persona que debía tomarse en serio, debía continuar tomándola del mismo modo que hasta ahora… por mucha tentación que se le pusiese por delante…
Sonrió de lo más divertido cuando se comparó a sí misma con un león. Le quedaba perfecto, claro que sí. Era la mejor descripción que nadie hubiese podido hacer de su persona: era igual de fuerte, de majestuosa y de elegante que el rey de la sabana, tenía el poder suficiente como para controlar a cualquiera y llegar a ser igual de temida que de respetada… bonita comparación, preciosa diría él…
- Deberías tener cuidado… porque eres un león que me ve como a una oveja, como a su presa… ¿qué pasaría si fuese la oveja quien pudiese ganar al león? Cuidado Bryanna… no sabes con quién te estás enfrentando… - murmuró mirándola fijamente, transmitiendo aquel fuego desde sus ojos azules para después sonreir y rozar con sus labios la mejilla de ella hasta acercarse a su oído, apoyando a su vez su cuerpo contra el de la chica, sintiendo aquellas maravillosas curvas que podrían dejar fuera de escena a cualquier ser humano y sobrenatural - … porque esta oveja muerde… - susurró antes de morder el lóbulo de su oído, lamiéndolo después y riendo por lo bajo.
Tan solo rió, encogiéndose de hombros cuando ella le dijo que le gustaba “hacerse el santito”. Quizás esa era una de las máscaras que el griego debía llevar en ese tipo de fiestas para conseguir que la atención pública no se posase en él como un cortesano, sino como un hombre rico y con poder, alguien que podría hacer todo lo que quisiera y más…
Pero todas esas ideas volaron de su cabeza en el momento en el que la chica volvió a acercarse a él, posando su frente sobre la de él. Arqueó una ceja de lo más divertido, escuchando lo que decía y sonriendo sin poder evitarlo. Si, él mismo tenía demasiadas ganas y curiosidad de saber cómo sería probar aquellos labios que parecían estar prohibidos, como si ningún mortal pudiese disfrutar de aquel magnífico sabor… seguramente solo los dioses como ella podían tener el acceso a probar tal manjar… Pero fue increíble notar como sus labios se juntaban, rozándose de forma más profunda pero sin llegar a ser un beso ya que algunos pasos hicieron que todo aquello quedase en nada. Miró de reojo el lugar del que provenían los pasos, algo molesto porque finalmente le habían cortado aquel momento que había estado esperando y no solo aquella noche. Pudo haber sido un beso, pudo haberla probado pero como siempre se había quedado todo en la más absoluta nada. Suspiró algo molesto con la situación pero después negó con la cabeza porque no iba a dejar que ella viese que le habían jodido los planes. Aunque al parecer algo se estaba oliendo, ya que aquella frasecita última que dijo le hizo gracia… mucha además…
- Aprende algo… nadie puede castigarte del modo en el que lo haría yo… - murmuró antes de escuchar como esos pasos se acercaban más, distinguiendo a una mujer entre la luz de las velas que iluminaba aquel lugar. No sabía de quién se trataba, pero aquella voz le resolvió todas sus dudas: era la misma persona que había salido anteriormente a buscar a Bryanna cuando los dos estaban en el jardín. Rió divertido porque al parecer, siempre que la sacaba de quicio, la mujer la llamaba del mismo modo… Miró de lo más divertido a su acompañante y futura esposa y después se apartó un poco de ella, intentando así no perder las maneras delante de alguien que debía ser… algo así como su niñera o vete tú a saber…
Arqueó una de sus cejas al ver el rostro casi angelical que ponía ahora aquella rubia, explicando de algún modo el motivo por el que los dos se encontraban de aquel modo. Una excusa de lo más barata que no sabía si esa mujer sería capaz de tragarse o no pero bueno, la función comenzaba ahora… sería una excusa perfecta decir que se habían conocido de aquel modo y además tenía que portarse de esa manera tan… poco normal en él. Simplemente hizo una pequeña reverencia a la mujer en el momento en el que Bryanna terminó de hablar puesto que ahora era su turno… hay que ver lo bien que se lo pasaba tomando el pelo a los ricachones de aquellas fiestas…
- Siento mucho si ha parecido alguna otra cosa y más aún si le he incomodado a vos o a la señorita Appleby pero tan solo estaba intentando ayudarle tal y como le ha dicho. - se acercó hasta ella para tomarle de la mano y dejar un beso de manera elegante en el dorso de ésta… así no parecía más que todo un caballero, algo que no era ni tan siquiera en broma - Dónde quedan mis modales… no me presenté debidamente, ruego me perdone por eso, señora Lacroix. Soy Adonis Komadina… lamento el error que se haya podido provocar pero espero no malinterprete lo que estaba ocurriendo aquí… Me preocupé al ver el estado en el que se encontraba la señorita y de inmediato vine en su ayuda. ¿No ve que aún está un poco pálida? - preguntó mirándola de reojo y pasando el dorso de su mano por una de las mejillas de la chica, sonriéndola de aquel modo divertido en el momento en el que aquella mujer no le estaba mirando - No me importa en absoluto acompañar a la señorita Appleby… es más, es una gran conversadora. Dudo mucho que se aburran estando ella cerca… - dijo divertido aunque bueno… tenía que mostrar algún tipo de interés en ella para que aquella mujer se lo creyese…
Adonis Komadina- Prostituta Clase Baja
- Mensajes : 66
Fecha de inscripción : 02/07/2011
Re: ¿Nos descubrimos?
Demasiado expresiva, pero no tenía remedio ni tampoco podía evitarlo, siempre tendría que tener presente en aquel mismo momento que tenía que fingir, se lo jugaba todo y no tocaba otra cosa que fingir, estaba bien...tendría que poner buena cara, igual de creíble como la que acababa de poner ahora mismo, le costaría pero terminaría por hacerlo de eso que no cabiera duda, suspiró y le miró de reojo, solo que enseguida cambió su gesto a uno de asco aún mayor y fue cuando tuvo que nombrar cierta parte de su cuerpo, intentó que no se le notase pero era tan evidente que hasta ella misma se regañó mentalmente, entornó los ojos y apretó los labios sin tener otra... pues ¿qué hacer y qué decir? ahora nada solo oír decir aquellas tonterías... más cuando tuvo que nombrar a todas aquellas mujeres que pagaban por él, ya lo sabía, que bonito era regodearse ¿y ella pagar? si alguna vez lo hacía, por supuesto que no sería si no por sus propios medios, no había deseado a nadie con ese fervor único que se siente por una persona... y mucho menos que alguien captara su atención , algunos le hacían pasar buenos ratos, otros servían para algo y solo quizás, llamaban un poco su atención cuando no eran simples caballeros , eso nunca había ocurrido pues la mayoría solo era interés e interés...
Como arrugó la nariz al oírle reír de aquella manera tan sumamente irritante y doliente, se estaba ganando a pulso que evidentemente le empezase a patear el trasero y no se quedase lejos de la realidad que lo tirase por una de las ventanas, ¿y la gente pagaba por semejante especimen? desesperación, esa era la palabra para recurrir a eso, vendía su cuerpo ... como aquel chico de ojos azules , no lo veía mal claro que no, pues todo aquel que hiciese con su cuerpo lo que quisiese... ¿porqué le extrañó que fuese un cortesano? este hombre había sido más listo, ¿quién iba a desperdiciar la idea de ganar dinero en estos tiempos con el placer de disfrutar del sexo? nadie. No quería ninguno de sus besos, porque todo lo que estaba diciendo era nada más que sus propios deseos de él ¿quién no querría besarla? Él también la había tanteado y lo más grave: tocado ¿cómo osaba tocarle? pero se lo estaba pasando bien después de todo.
Sonrió de medio lado entreabriéndolos , buscándolo pero tan solo para jugar y de paso disfrutar con aquella sensación, aquella de tenerlo tan cerca y buscarle...no era tan fácil, ella nunca había dado un beso...es más, había conocido pocos labios pero el olor de muchos, ninguno tan atrayente...sí, podía llamarse simplemente atracción, una atracción incontrolable, o mejor dicho controlada porque que bien se estaban controlando ellos dos...y a su roce, ella otro roce más...así haciéndose desear tanto uno como otro...rió divertida al ver como la miraba de aquella forma... como estudiándola y a la vez recreándose , volviendo a relamerse porque lo negase o no lo estaba provocando, tentando, atrayendo hacia ella...poniéndoselo difícil.
-Eso de necesidad e impotencia lo dices por ti ¿no? yo no siento nada de eso, siempre obtengo lo que deseo al igual que tú ¿porqué tendría yo que sentir eso por ti si no te deseo? no niego atracción, pero no eres el único por el que me sentí atraída, no te lo creas tanto, cariño... este caso no es el de siempre, somos diferentes y muy iguales, ya sabes de lo que te hablo y para no querer un beso bien que lo estás buscando, no te esfuerces no voy a caer, no esta noche y tú tampoco lo harás, cuento ya con ello -
Se unió a su risa cuando le notó tan cercano a ella, así que mordía el labio inferior oyéndle de fondo ¿ella la ovejita? no tenía ni idea, absolutamente ni idea de lo que estaba hablando, lejos de parecer amenazantes aquellas palabras sonrió, no le tenía miedo , más que eso curiosidad y descubría pero más quería descubrir...rió seguido de un ronroneó cuando le mordisqueó la oreja y como no buscó aquella mirada azulada suya...
-Que miedo, que muerdes...y me muero de ganas de saber como y que estás dispuesto a hacer, no lo niego es muy tentador...pero también sabes que yo sé morder y digna de un león, por eso mi comparación ¿quieres averiguarlo? me encantaría ver tu castigo, príncipe...me he portado muy mal y merezco un castigo...castígame-lo último lo susurró de lo más sensual...pero esos pasos, aquella mujer... le fastidió la verdad es que sí , esto había sido el comienzo, aquella cara de ángel dejaba que desear a una verdadera, porque podía alcanzar el borde de la perfección, ser ella eso mismo. Sorprendida por mucho que lo odiase, pero estaba sorprendida, aquella caballerosidad...esa manera de dirigirse a la mujer que no se había puesto a dar saltos de alegría nadie sabía porqué... ensimismada tan solo en él, enarcó una ceja al ver que efectivamente se la ganaba también como a todas aquellas mujeres de la fiesta...entornó los ojos sin ser vista y se acercó también a su cuidadora, ésta miró a la joven y luego a él con una tonta risita que disimuló carraspeando de una manera nada creíble.
-Oh entiendo, estaba preocupada y no la encontraba y...¿Komadina dices? ¿Querer estar con...ella? La señorita Appleby sí, es una gran conservadora entre sus muchas características que espero que querais verlas...-Bry enarcó una ceja de lo más divertida, ya la estaba vendiendo y claro, tampoco podía mentir mucho sobre ella, ella misma quedaría mal y ¿quién sabía? a lo mejor alguien podía realmente aguantarla...la mujer los miró a ambos y Bryanna se coloco delante de él dándole la espalda a ella, le fastidiaba pero era la hora de la despedida...se inclinó dedicándole la suave de las reverencias como si no hubiese hecho absolutamente nada malo y acto seguido sonrió de esa forma que él solo había podido ver esa noche para luego relamerse después, signo de que aún tenía restos de él en los labios aunque fuese un roce...
-Señor Komadina, he de retirarme...espero volver a veros para "conversar" más detenidamente, ha sido una bonita e interesante velada, sobre todo lo segundo... buenas noches y recuerde darle saludos a la ovejita...-sin dejar de mirarle a los ojos con una suave risa... la mujer también se despidió observando la escena de lo más sorprendida, estaba que no cabía en ella... tras girarse, giró el rostro quedando de medio lado y dedicarle la más malévola de las sonrias junto con un juego de labios Buenas noches, príncipe griego...sus pasos se fueron alejando y ¿porqué negarlo? había sido una fiesta estupenda.
¿Qué más escondería aquel griego? No sabía cuando iban a volver a verse pero tenía tantas ganas de volver a saborear nada más que la victoria, de volver a tentarse sin beso, ahora estaría prometida, la vida le cambiaría totalmente, su madre estaría orgullosa de ella, su hermano también porque había conseguido lo que había querido siempre, renunciando a lo más importante en la vida supuestamente:al amor.
Le había hecho una promesa, ninguno de los dos se enamoraría del otro...todo iba a ser perfecto, desde aquella noche las cosas cambiarían demasiado... y por fin la vida podía volver a sonreírle, sus ojos azules dieron un último repaso a la figura de su ahora prometido, como era dibujada con la luz de la noche, esa luz que se filtraba por la ventana...era perfecto, como todo en sí, tenía suerte y eso no podía negarlo en absoluto.
Como arrugó la nariz al oírle reír de aquella manera tan sumamente irritante y doliente, se estaba ganando a pulso que evidentemente le empezase a patear el trasero y no se quedase lejos de la realidad que lo tirase por una de las ventanas, ¿y la gente pagaba por semejante especimen? desesperación, esa era la palabra para recurrir a eso, vendía su cuerpo ... como aquel chico de ojos azules , no lo veía mal claro que no, pues todo aquel que hiciese con su cuerpo lo que quisiese... ¿porqué le extrañó que fuese un cortesano? este hombre había sido más listo, ¿quién iba a desperdiciar la idea de ganar dinero en estos tiempos con el placer de disfrutar del sexo? nadie. No quería ninguno de sus besos, porque todo lo que estaba diciendo era nada más que sus propios deseos de él ¿quién no querría besarla? Él también la había tanteado y lo más grave: tocado ¿cómo osaba tocarle? pero se lo estaba pasando bien después de todo.
Sonrió de medio lado entreabriéndolos , buscándolo pero tan solo para jugar y de paso disfrutar con aquella sensación, aquella de tenerlo tan cerca y buscarle...no era tan fácil, ella nunca había dado un beso...es más, había conocido pocos labios pero el olor de muchos, ninguno tan atrayente...sí, podía llamarse simplemente atracción, una atracción incontrolable, o mejor dicho controlada porque que bien se estaban controlando ellos dos...y a su roce, ella otro roce más...así haciéndose desear tanto uno como otro...rió divertida al ver como la miraba de aquella forma... como estudiándola y a la vez recreándose , volviendo a relamerse porque lo negase o no lo estaba provocando, tentando, atrayendo hacia ella...poniéndoselo difícil.
-Eso de necesidad e impotencia lo dices por ti ¿no? yo no siento nada de eso, siempre obtengo lo que deseo al igual que tú ¿porqué tendría yo que sentir eso por ti si no te deseo? no niego atracción, pero no eres el único por el que me sentí atraída, no te lo creas tanto, cariño... este caso no es el de siempre, somos diferentes y muy iguales, ya sabes de lo que te hablo y para no querer un beso bien que lo estás buscando, no te esfuerces no voy a caer, no esta noche y tú tampoco lo harás, cuento ya con ello -
Se unió a su risa cuando le notó tan cercano a ella, así que mordía el labio inferior oyéndle de fondo ¿ella la ovejita? no tenía ni idea, absolutamente ni idea de lo que estaba hablando, lejos de parecer amenazantes aquellas palabras sonrió, no le tenía miedo , más que eso curiosidad y descubría pero más quería descubrir...rió seguido de un ronroneó cuando le mordisqueó la oreja y como no buscó aquella mirada azulada suya...
-Que miedo, que muerdes...y me muero de ganas de saber como y que estás dispuesto a hacer, no lo niego es muy tentador...pero también sabes que yo sé morder y digna de un león, por eso mi comparación ¿quieres averiguarlo? me encantaría ver tu castigo, príncipe...me he portado muy mal y merezco un castigo...castígame-lo último lo susurró de lo más sensual...pero esos pasos, aquella mujer... le fastidió la verdad es que sí , esto había sido el comienzo, aquella cara de ángel dejaba que desear a una verdadera, porque podía alcanzar el borde de la perfección, ser ella eso mismo. Sorprendida por mucho que lo odiase, pero estaba sorprendida, aquella caballerosidad...esa manera de dirigirse a la mujer que no se había puesto a dar saltos de alegría nadie sabía porqué... ensimismada tan solo en él, enarcó una ceja al ver que efectivamente se la ganaba también como a todas aquellas mujeres de la fiesta...entornó los ojos sin ser vista y se acercó también a su cuidadora, ésta miró a la joven y luego a él con una tonta risita que disimuló carraspeando de una manera nada creíble.
-Oh entiendo, estaba preocupada y no la encontraba y...¿Komadina dices? ¿Querer estar con...ella? La señorita Appleby sí, es una gran conservadora entre sus muchas características que espero que querais verlas...-Bry enarcó una ceja de lo más divertida, ya la estaba vendiendo y claro, tampoco podía mentir mucho sobre ella, ella misma quedaría mal y ¿quién sabía? a lo mejor alguien podía realmente aguantarla...la mujer los miró a ambos y Bryanna se coloco delante de él dándole la espalda a ella, le fastidiaba pero era la hora de la despedida...se inclinó dedicándole la suave de las reverencias como si no hubiese hecho absolutamente nada malo y acto seguido sonrió de esa forma que él solo había podido ver esa noche para luego relamerse después, signo de que aún tenía restos de él en los labios aunque fuese un roce...
-Señor Komadina, he de retirarme...espero volver a veros para "conversar" más detenidamente, ha sido una bonita e interesante velada, sobre todo lo segundo... buenas noches y recuerde darle saludos a la ovejita...-sin dejar de mirarle a los ojos con una suave risa... la mujer también se despidió observando la escena de lo más sorprendida, estaba que no cabía en ella... tras girarse, giró el rostro quedando de medio lado y dedicarle la más malévola de las sonrias junto con un juego de labios Buenas noches, príncipe griego...sus pasos se fueron alejando y ¿porqué negarlo? había sido una fiesta estupenda.
¿Qué más escondería aquel griego? No sabía cuando iban a volver a verse pero tenía tantas ganas de volver a saborear nada más que la victoria, de volver a tentarse sin beso, ahora estaría prometida, la vida le cambiaría totalmente, su madre estaría orgullosa de ella, su hermano también porque había conseguido lo que había querido siempre, renunciando a lo más importante en la vida supuestamente:al amor.
Le había hecho una promesa, ninguno de los dos se enamoraría del otro...todo iba a ser perfecto, desde aquella noche las cosas cambiarían demasiado... y por fin la vida podía volver a sonreírle, sus ojos azules dieron un último repaso a la figura de su ahora prometido, como era dibujada con la luz de la noche, esa luz que se filtraba por la ventana...era perfecto, como todo en sí, tenía suerte y eso no podía negarlo en absoluto.
Abbey Appleby- Cazador Clase Alta
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