Un sospechoso...¿Encontrado? { Sergei}

´Siguió mirando al hombre de tez pálida y miro la mano que le ofrecía para ayudarla. Dio un manotazo a la mano de lo asustada que estaba, bueno, parcialmente dado que su papel de niña asustada parecía que lo estaba clavando a la perfección. Se limpió las lágrimas y salió corriendo a esconderse detrás de otra tumba, tres más de donde estaba el hombre. Respiro por la nariz con dificultad debido al esfuerzo de llorar. El hombre aún estaba ahí, en el sitio.

-¡No me haga nada por favor....no me haga nada...-Vio la pulsera y se la quitó ofreciéndosela al hombre. La pulsera no era de gran valor. Tiró la pulsera por el suelo haciendo que rodara hasta los pies de aquel extraño hombre que la miraba con preocupación. Se calmó un poco del llanto y le miro a los ojos-Tenga...quédese con la pulsera. No me sirve-Dijo con la voz afligida. Sí, un poco más y comenzaría el juego de verdad. La estrategia podría funcionar si la aplicaba correctamente y era obvia la naturaleza de aquel hombre debido a su olor radiactivo de la bolsa. Cuando se había acercado a preguntarla que le había pasado, pudo escuchar el tintineo de algunos frascos y ruidos secos. Libros pequeños en su opinión y algún que otro objeto robado. Por el nombre de Dios y su patria, averiguaría si era su hombre buscado o no, pero por ahora seguiría su juego inocente. Recordó sus palabras e intento poner una sonrisa.

-Bueno…Iba de camino a la iglesia y de repente unos hombres se acercaron y de…de…-intento mantener una respiración calmada pues estaba bastante agitada-de repente unos hombres me taparon con una bolsa negra y para cuando me desperté, me encontré en un ataúd. Y conseguí huir, por poco abusan de mi….-comenzaba a temblar por la solidez de su mentira. En realidad, ella era alguien superior a unos secuestradores, pero no le gustaría nunca ser forzada, bueno a ninguna mujer en realidad.-Entonces seguí corriendo y me oculte en esta capilla…y cuando escuche sus pasos me asusté pues pensé que me habían encontrado.-Paró un instante para respirar pues lo había soltado todo de golpe.

Las falsas lágrimas recorrían sus mejillas y cuando salió un poco de su escondite, se sentó apoyada en la tumba y le miro a los ojos. ¿Qué hacía que no se aprovechaba de ella? ¿Era tonto o qué? A estas horas podría haber hecho uso de su fuerza varonil o al menos que se estuviera equivocando. Mientras esperaba miro a la luna que la bañaba en su luz plateada. Fue mirando el paisaje del cementerio y un extraño sonido apareció en la maleza. Sin pensárselo, se fue corriendo a brazos del hombre. Se abrazó a él y hundió su cabeza en su pecho-Ayúdeme, por favor.-Suplico que le ayudara en escapar contra los malechores pero de repente un gato negro salio de aquel revuelo entre la maleza. Respiro aliviada y perdio el equilibrio al perder toda la tensión del miedo y cayo a los pies del hombre.

Comenzó a sentirse atraída hacia él mucho más que antes. Frunció el ceño al pensar el porqué se sentía tan atraída de repente, pero no podía evitar acercarse más a él y soltar un débil gemido al escuchar sus peticiones en un tono tan sugerente. Sonrió ante lo de la copa de vino y un jergón, pero no había tiempo y tenía que asegurarse que era el brujo que estaba en busca. Primero, no solía venir a menudo, así que no podría ser aquel brujo el cual buscaba y que había llegado a sus oídos de que había sido metido en prisión por acontecimientos atroces. Se sonrojo y frunció los labios en cuanto sugirió que le enseñara un poco más del corpiño.

Tragó saliva pues por primera vez se había metido en la boca del lobo y tenía que salir por peteneras o si no, las cosas llegarían a un calibre mayor y las consecuencias serían desagradables. Sus manos se deslizaron junto con la daga en mano, hasta coger las manos de Sergei y ponerlas encima de los botones que abrochaban el escote que ocultaban el corpiño. Estaba cerca de su rostro ente otras cosas, comenzaba a jadear levemente hasta que escucho la misma pregunta viniendo de Sergei. No podía evitar mirar hacia los labios de Sergei. Comenzaba a sentir un deseo por él, el cual no era verdadero. Soltó un jadeo y fue hablando poco a poco.-Hago mi trabajo...-Suspiro un momento para respirar y coger aire. La mano con la daga se cayó hacia el suelo a modo de pesadez.

La mano tenia aun fuerza consciente para sujetar la daga, no la soltaría. Notaba su cuerpo pesado y bajo alguna clase de dominio, tenía que hacer algo para frenar de sentirse de esta manera tan retraída.-Basta...por favor....-Dijo entre susurros y si pudiera ser una pequeña suplica.-Me...avisaron de que-hizo una pausa-venia en busca de una persona...-Fue diciendo lo poco que podía. Ahora era menos consciente de su cuerpo, pero no lograría conseguir nada. El brazo de la mano con la daga volvió a recobrar fuerza y lo puso a la altura de la entrepierna de Sergei, subiendo hasta su pecho de nuevo-¿No has visto a nadie por aquí...con pelo corto, rubio?-Fue describiendo al sospechoso poco a poco, aunque parecía encajar con la descripción de Sergei

-Solo dime que no te gusta desgarrar la piel de una mujer virgen para conjuros y acabamos con es..to-Dijo de repente con una mirada turbia en los ojos y volvía a mirar sus labios para acariciarlos con el dedo índice de la mano libre, pero sacudió la cabeza a ambos lados para ir despertando e intentar separarse, pero Sergei, la tenia sujeta por la cintura fuertemente para no dejarla escapar-Suéltame...-Le miro a los ojos y aparto la daga-Suéltame...esto no me gusta.-Dijo mirándole fijamente con un cierto rubor en las mejillas. Se había olvidado de la mano de Sergei en su escote y vio que ahora el corpiño estaba completamente a la vista.

Sentía la suave brisa acariciando la piel de sus hombros y esperaba que fuera benévolo y todo se quedara en una pequeña confusión. Pero seguramente, daba la apariencia de alguna joven de mucho dinero o simplemente de una loca. Negó. Bueno, al fin y al cabo trabajaba en el lugar del placer y mientras tanto salía a investigar para el papado. Cerró su mente y espero la reacción de Sergei, ante su...... ¿Respuesta? Miraba a Sergei fijamente a los ojos e intento parecer lo más inocente posible.

-Déjame ir...-Dijo sin ganas pues no sentía el control de su cuerpo a su mando y se acurruco en el pecho de Sergei para posar sus labios encima de los de Sergei. Siguió besándole y el sonido desgarrador de una mujer retumbo en la profundidad de la noche. Por instinto, Ivy se separo para ir en busca de aquella joven en apuros, pero volvía a encontrarse con Sergei cara a cara.