AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Acechando a mi presa (Libre)
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Acechando a mi presa (Libre)
Era ya noche cerrada. No había casi nadie vagando por aquellas solitarias calles adoquinadas, nadie excepto yo. De todos era sabido que la noche traía consigo a las criaturas más mortíferas y sangrientas del Infierno. Aunque muchos mortales se jactaban de no dejarse atemorizar por leyendas antiguas y cuentos de viejas, lo cierto es que a nadie le gustaba andar solos por las calles parisinas cuando la bóveda oscura comenzaba a cubrir el cielo.
Todos huían a refugiarse a sus casas. Todos menos los más temerarios.
No podía ignorar la llamada de la sed vampírica cuando esta asolaba en mi interior, y tendría que calmarla para poder seguir mi ruta tranquilamente. Aunque, desde la muerte de mi Maestro y creador, ya apenas sentía la emoción de la caza palpitar en mi muerto corazón. Y aunque mis grises ojos de inmortal se enrojecían presa de la sed, no había rastro de exaltación ni señal de placer ninguno en ellos.
Ya sólo cazaba para sobrevivir.
Me sobrevinieron a la mente recuerdos en los que mi Maestro y yo elegíamos a nuestras presas con el refinado toque que le caracterizaba. Cuando disfrutábamos con ellas, y ellas también con nosotros...Hasta el momento de hincar los caninos en su rosado cuello y el temor afloraba en sus rostros.
Yo contemplaba extasiada como Friedrich desflorada a la víctima haciendo manar de ella la sangre carmesí y esperaba ansiosa mi turno, como la neófita que era. A él le causaba gracia mi impaciencia. Como un niño en Navidad que no puede conciliar el sueño a la espera de los regalos de la mañana siguiente.
Esperé en un callejón, a la salida de unos de los bares y burdeles mohosos de París. Postrada al lado de una farola que centelleaba débilmente y que iluminaba vagamente mi figura, confiriéndole un halo misterioso, podía escuchar cada latido de cada uno de los corazones que se encontraban en el interior del recinto. La sangre lacerante que recorría sus venas. Recorrí mis labios con mi lengua, en señal de que el hambre se hacía cada vez más presente en mí. Mis ojos se tornaron más rojos si cabe, aunque ya carecían de esa emoción que sólo la sangre podía conferir a los ojos de un vampiro.
Todos huían a refugiarse a sus casas. Todos menos los más temerarios.
No podía ignorar la llamada de la sed vampírica cuando esta asolaba en mi interior, y tendría que calmarla para poder seguir mi ruta tranquilamente. Aunque, desde la muerte de mi Maestro y creador, ya apenas sentía la emoción de la caza palpitar en mi muerto corazón. Y aunque mis grises ojos de inmortal se enrojecían presa de la sed, no había rastro de exaltación ni señal de placer ninguno en ellos.
Ya sólo cazaba para sobrevivir.
Me sobrevinieron a la mente recuerdos en los que mi Maestro y yo elegíamos a nuestras presas con el refinado toque que le caracterizaba. Cuando disfrutábamos con ellas, y ellas también con nosotros...Hasta el momento de hincar los caninos en su rosado cuello y el temor afloraba en sus rostros.
Yo contemplaba extasiada como Friedrich desflorada a la víctima haciendo manar de ella la sangre carmesí y esperaba ansiosa mi turno, como la neófita que era. A él le causaba gracia mi impaciencia. Como un niño en Navidad que no puede conciliar el sueño a la espera de los regalos de la mañana siguiente.
Esperé en un callejón, a la salida de unos de los bares y burdeles mohosos de París. Postrada al lado de una farola que centelleaba débilmente y que iluminaba vagamente mi figura, confiriéndole un halo misterioso, podía escuchar cada latido de cada uno de los corazones que se encontraban en el interior del recinto. La sangre lacerante que recorría sus venas. Recorrí mis labios con mi lengua, en señal de que el hambre se hacía cada vez más presente en mí. Mis ojos se tornaron más rojos si cabe, aunque ya carecían de esa emoción que sólo la sangre podía conferir a los ojos de un vampiro.
Carolina Van de Valley- Vampiro Clase Media
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Fecha de inscripción : 19/01/2010
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Re: Acechando a mi presa (Libre)
* Estaba dudando entre cazar a alguien que nadie extrañara en las calles de Paris, o irme al bosque y cazar a algun animal lo suficientemente grande como para aplacar mi sed. Estaba mas que claro que la primera opcion me emocionaba mas, ya que entre el sabor de la sangre humana y la de un animal, siempre ganaba la de humano. Pero era imposible para mi dejar que mi consciencia me dejara tranquila, sobre todo cuando sabia perfectamente que tipos de pensamiento tenian cuando mis afilados y certeros colmillos se hundian en sus delicados cuellos. - tengo que hacer algo para no preocuparme tanto al cazar o terminare matandome unos de estos dias * Pense preocupada mientras me debatia entre esas dos grandes opciones. Mi garganta me quemaba, y lo tenia mas que claro, ya habia pasado tiempo suficiente como para salir a cazar, pero cazar no me traia buenos recuerdos, asi que esperaba hasta el ultimo momento.
Camine por una estrecho callejon muy oscuro, para evitar que alguien me viera, pero por mas que me escondiera entre la oscuridad de la noche los distintos pensamientos que tenia la gente eran imposible de evitar. Aun con tantos pensamientos dando vueltas uno me llamo la atencion. Era diferente, muy diferente, pues recordaba cosas que solo alguien como yo entenderia. Me acerque sigilosamente para poder ver quien era aquella persona con esos extraños pensamientos
Camine por una estrecho callejon muy oscuro, para evitar que alguien me viera, pero por mas que me escondiera entre la oscuridad de la noche los distintos pensamientos que tenia la gente eran imposible de evitar. Aun con tantos pensamientos dando vueltas uno me llamo la atencion. Era diferente, muy diferente, pues recordaba cosas que solo alguien como yo entenderia. Me acerque sigilosamente para poder ver quien era aquella persona con esos extraños pensamientos
Alice Lisperguer- Vampiro Clase Alta
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Fecha de inscripción : 13/07/2010
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Re: Acechando a mi presa (Libre)
Tan concetrada como estaba tratando de dar caza a algunos de los rufianes que salían medio borrachos del burdel no me di cuenta de la presencia de otro ser hasta que éste se hubo acercado unos metros a mí. Entonces fue cuando pude olerle y oirle.
Me giré bruscamente y distinguí, gracias a mi aguda vista que mi condición me aportaba, que se trataba de la figura esbelta de una mujer. No, una mujer no. Una vampira.
La miré interrogante unos segundos. ¿Qué estaba haciendo ella aquí? ¿Cazando, tal vez? Sí, estaba cazando. Tenía la misma mirada de depredadora que yo. Sin embargo, quise asegurarme.
-¿Viene a cazar, madmoiselle?.-Pregunté, lo más educadamente posible. Siempre trataba a los desconocidos con el respeto y las distancias pertinenetes.
No iba a compartir la presa si era eso lo que pretendía. Hacía mucho que sólo cazaba para mí. Solamente para mí. Y también hacía mucho tiempo que cazaba sola, sin un compañero. ¿Por qué no había buscado otro si, a fin de cuentas, era más sencillo sobrevivir con una pareja? Pues bien, yo prefería morir sola antes que sustituir a mi Maestro. Podía escuchar su voz resonando en mi cabeza "No seas tan apasionada. Lo más importante en esta vida nuestra de sombras es sobrevivir. Sé más racional." Pero yo siempre la ignoraba.
Me giré bruscamente y distinguí, gracias a mi aguda vista que mi condición me aportaba, que se trataba de la figura esbelta de una mujer. No, una mujer no. Una vampira.
La miré interrogante unos segundos. ¿Qué estaba haciendo ella aquí? ¿Cazando, tal vez? Sí, estaba cazando. Tenía la misma mirada de depredadora que yo. Sin embargo, quise asegurarme.
-¿Viene a cazar, madmoiselle?.-Pregunté, lo más educadamente posible. Siempre trataba a los desconocidos con el respeto y las distancias pertinenetes.
No iba a compartir la presa si era eso lo que pretendía. Hacía mucho que sólo cazaba para mí. Solamente para mí. Y también hacía mucho tiempo que cazaba sola, sin un compañero. ¿Por qué no había buscado otro si, a fin de cuentas, era más sencillo sobrevivir con una pareja? Pues bien, yo prefería morir sola antes que sustituir a mi Maestro. Podía escuchar su voz resonando en mi cabeza "No seas tan apasionada. Lo más importante en esta vida nuestra de sombras es sobrevivir. Sé más racional." Pero yo siempre la ignoraba.
Carolina Van de Valley- Vampiro Clase Media
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Fecha de inscripción : 19/01/2010
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Re: Acechando a mi presa (Libre)
Ahí estaba ella, con esos ojos sedientos de sangre que tanto conocia, pues yo tambien los poseia. Si, se parecia a mi, no en respecto a lo fisico, pues eso realmente era imposible, si no mas bien en lo psicologico, tambien habia optado por vivir sola sin ninguna compañia al igual que yo. Si llegara a conocerla incluso podriamos a ser amigas, pero eso a mi no me importaba, no me gustaban ninguno de esos lazos sentimentales que todos desean tener, por lo mismo siempre he dicho que soy tan diferente a todos.
Me tomo por algo de sorpresa cuando hablo tan educadamente, era la primera vampira que conocia que era educada.
- Disculpeme si la he molestado... estaba de paso y no pude evitar la curiosidad-. Dije con una sonrisa traviesa entre mis labios mientras hacia una pequeña reberencia. - y si... debo admitir que esta en lo cierto... busco a alguien de quien alimentarme... estas calles tienen una variedad inimaginable de posibles victimas-. Confese con un cierto tono de maldad mezclado con diversion. - he visto que usted esta en lo mismo... ya encontro a alguien de su agrado?-, Pregunte mientras caminaba unos pasos hacia ella.
Me tomo por algo de sorpresa cuando hablo tan educadamente, era la primera vampira que conocia que era educada.
- Disculpeme si la he molestado... estaba de paso y no pude evitar la curiosidad-. Dije con una sonrisa traviesa entre mis labios mientras hacia una pequeña reberencia. - y si... debo admitir que esta en lo cierto... busco a alguien de quien alimentarme... estas calles tienen una variedad inimaginable de posibles victimas-. Confese con un cierto tono de maldad mezclado con diversion. - he visto que usted esta en lo mismo... ya encontro a alguien de su agrado?-, Pregunte mientras caminaba unos pasos hacia ella.
Alice Lisperguer- Vampiro Clase Alta
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Re: Acechando a mi presa (Libre)
-Así es. Puede escoger entre el repulsivo hombre de negocios de la izquierda, o el mercenario del lado de la ventana.-Dije, señalando hacia el gran ventanal que ponía de manifiesto a todas las personas congregadas en aquel lugar, como si de un escaparate se tratara.-Yo ya me he decidido. Creo que iré a por el de la izquierda. Es un hombre grueso y seguramente su sangre estará muy dulce.
Dicho y hecho, a los pocos minutos el rechoncho hombre de negiocios salió por la puerta. Sus mejillas estaban rosadas gracias al efecto del alcohol y se le veía especialmente contento después de una noche de sexo con una furcia.
-Espere aquí unos segundos, madmoiselle. Será rápido.-Le pedí a mi acompañante para acto seguido cruzar la calle.
No tuve que esforzarme mucho para dirigirle la palabra al hombre, pues ya él comenzó a hablarme. Parecía ser que quería más de lo que esa cortesana le había dado aquella noche.
Hablé poco. Prácticamente nada. El que más habló fue el hombre, pues el alcohol le hacía más parlanchín. Yo me limitaba a asentir de vez en cuando. Y cuando ya no teníamos a nadie más a la vista, le hinqué mis dientes en el cuello, haciéndole una incisión de la cual manó la sangre a borbotones. Yo yo la tragaba y la tragaba hasta que poco a poco el hambre fue remitiendo y paré de beber justo en el momento en que el hombre estaba a punto de morir. En ese momento exacto. Tal como me había enseñado mi Maestro. Pues la sangre de muerto es mortal para nosotros, los vampiros.
Quedé unos instantes observando en cadáver. No sentía culpa ni remordimientos, nada de eso. Simplemente pensaba en lo que en otro tiempo hubiera podido disfrutar con aquella presa. Aquel juego de sofisticación que se había inventado mi Maestro y con el que podríamos haber pasado horas y horas hasta el momento cumbre. El extásis. Pero eso eran ya viejos tiempos. Y no tiene sentido recordarlos.
Entonces, ¿por qué yo lo hacía constantemente?
Volví al lugar donde me aguardaba mi acompañante.
-Su turno, madmoiselle.-Dije, tratando de sonreir aunque creo que no lo conseguí.
Dicho y hecho, a los pocos minutos el rechoncho hombre de negiocios salió por la puerta. Sus mejillas estaban rosadas gracias al efecto del alcohol y se le veía especialmente contento después de una noche de sexo con una furcia.
-Espere aquí unos segundos, madmoiselle. Será rápido.-Le pedí a mi acompañante para acto seguido cruzar la calle.
No tuve que esforzarme mucho para dirigirle la palabra al hombre, pues ya él comenzó a hablarme. Parecía ser que quería más de lo que esa cortesana le había dado aquella noche.
Hablé poco. Prácticamente nada. El que más habló fue el hombre, pues el alcohol le hacía más parlanchín. Yo me limitaba a asentir de vez en cuando. Y cuando ya no teníamos a nadie más a la vista, le hinqué mis dientes en el cuello, haciéndole una incisión de la cual manó la sangre a borbotones. Yo yo la tragaba y la tragaba hasta que poco a poco el hambre fue remitiendo y paré de beber justo en el momento en que el hombre estaba a punto de morir. En ese momento exacto. Tal como me había enseñado mi Maestro. Pues la sangre de muerto es mortal para nosotros, los vampiros.
Quedé unos instantes observando en cadáver. No sentía culpa ni remordimientos, nada de eso. Simplemente pensaba en lo que en otro tiempo hubiera podido disfrutar con aquella presa. Aquel juego de sofisticación que se había inventado mi Maestro y con el que podríamos haber pasado horas y horas hasta el momento cumbre. El extásis. Pero eso eran ya viejos tiempos. Y no tiene sentido recordarlos.
Entonces, ¿por qué yo lo hacía constantemente?
Volví al lugar donde me aguardaba mi acompañante.
-Su turno, madmoiselle.-Dije, tratando de sonreir aunque creo que no lo conseguí.
Carolina Van de Valley- Vampiro Clase Media
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Fecha de inscripción : 19/01/2010
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Re: Acechando a mi presa (Libre)
No pude evitar reir ante su comentario que parecia de cualquier vendedora ofreciendo sus productos, era una lastima que los productos no fueran lo suficientemente buenos como para animarme.
Me volvio a impresionar su tono educado al dirigirse a mi, sinceramente ella no era como todos los vampiros aqui, e incluso era mas educada que los mismo humanos de aca. La observe mientras achechaba a su presa, no es que fuera algo muy dificil de cazar, ya que su olor a alcohol podia llegar perfectamente hasta el otro pais. Arruge un poco mi nariz ante su olor, siempre habia detestado los efectos que podrucian en la sangre el alcohol, y el tener que beber esa sangre no me simpatizaba mucho.
En poco tiempo ya estuvo de vuelta a mi lado, y yo habia hecho lo posible por pasar de lado sus pensamientos tan caoticos y problematicos, no queria mas problemas de los que ya tenia.
- es usted muy amable..-. Dije con una gran y amable sonrisa, un efecto involuntario que no tuve idea de el porque, aunque pienso que fue por su intento de sonrisa que no funciono. - no tardare demasiado... aunque tengo que confesar que me gusta jugar un poco con la comida-. Confese con sierta sonrisa traviesa en mis labios.
Me oculte entre las sombras entretanto un hombre de avanzada edad salia con un alto nivel de alcohol en la sangre. Volvi a arrugar la nariz y me resigne de que era la unico que podia obtener. Lo observe desde las sombras mientras el se tambaleaba por todas partes. Me acerque lo suficiente a su espalda para susurrarle en su odio para causarle un escalofrio. Al hombre se le acelero el corazon y se dio vuelta, claros signos de miedo. Apareci detras de el y delicadamente toque su hombro, el hombre pego un brinco y se dio vuelta rapidamente produciendo un gran mareo. Lo sostuve para que no cayese y al estar tan cerca vio mis ojos rojos y mis grandes colmillos. Sonrei y acto seguido lo mordi fuertemente en su cuello hasta drenarle hasta la ultima gota de sangre de su cuerpo, tan rapidamente que no alcanzo a gritar del terror que se reflejaba en sus ojos . Finalmente lo lanze a un tarro de basura para prenderle fuego.
Camine de vuelta hacia la mujer que me esperaba mientras mi cuerpo volvia a relajarse; mis colmillos se volvian a esconder y mis ojos pasaban de un rojo intenso a un intenso color verde.
- perdoneme si la he hecho esperar... mi nombre es Alice Lisperguer... encantada de conocerla-. Me presente haciendo una sutil reverencia
Me volvio a impresionar su tono educado al dirigirse a mi, sinceramente ella no era como todos los vampiros aqui, e incluso era mas educada que los mismo humanos de aca. La observe mientras achechaba a su presa, no es que fuera algo muy dificil de cazar, ya que su olor a alcohol podia llegar perfectamente hasta el otro pais. Arruge un poco mi nariz ante su olor, siempre habia detestado los efectos que podrucian en la sangre el alcohol, y el tener que beber esa sangre no me simpatizaba mucho.
En poco tiempo ya estuvo de vuelta a mi lado, y yo habia hecho lo posible por pasar de lado sus pensamientos tan caoticos y problematicos, no queria mas problemas de los que ya tenia.
- es usted muy amable..-. Dije con una gran y amable sonrisa, un efecto involuntario que no tuve idea de el porque, aunque pienso que fue por su intento de sonrisa que no funciono. - no tardare demasiado... aunque tengo que confesar que me gusta jugar un poco con la comida-. Confese con sierta sonrisa traviesa en mis labios.
Me oculte entre las sombras entretanto un hombre de avanzada edad salia con un alto nivel de alcohol en la sangre. Volvi a arrugar la nariz y me resigne de que era la unico que podia obtener. Lo observe desde las sombras mientras el se tambaleaba por todas partes. Me acerque lo suficiente a su espalda para susurrarle en su odio para causarle un escalofrio. Al hombre se le acelero el corazon y se dio vuelta, claros signos de miedo. Apareci detras de el y delicadamente toque su hombro, el hombre pego un brinco y se dio vuelta rapidamente produciendo un gran mareo. Lo sostuve para que no cayese y al estar tan cerca vio mis ojos rojos y mis grandes colmillos. Sonrei y acto seguido lo mordi fuertemente en su cuello hasta drenarle hasta la ultima gota de sangre de su cuerpo, tan rapidamente que no alcanzo a gritar del terror que se reflejaba en sus ojos . Finalmente lo lanze a un tarro de basura para prenderle fuego.
Camine de vuelta hacia la mujer que me esperaba mientras mi cuerpo volvia a relajarse; mis colmillos se volvian a esconder y mis ojos pasaban de un rojo intenso a un intenso color verde.
- perdoneme si la he hecho esperar... mi nombre es Alice Lisperguer... encantada de conocerla-. Me presente haciendo una sutil reverencia
Alice Lisperguer- Vampiro Clase Alta
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Fecha de inscripción : 13/07/2010
Edad : 31
Re: Acechando a mi presa (Libre)
La jóven pelirroja se alejó unos metros para dar caza a su víctima. Me mantuve allí, inerte, muerta...Como la muerta que era. Observando todo el espectáculo cómo quien no observa nada fuera de lo normal.
Efectivamente, ni remordimientos, ni pena ni tan siquiera una muestra aflicción por el trágico destino de aquellos dos hombres que nos habían servido de alimento. No es que odiase a los humanos, tampoco los amaba, tampoco los mataba por placer si no sólo cuando estaba sedienta...Los humanos, simplemente, estaban ahí, en el mundo, tal como nosotros los vampiros. Nos servían de comida para mantener el correcto orden de las cosas. Así es; esto era una cadena alimenticia. Los vampiros estábamos por encima de ellos pero eso no siginificaba que no pudiésemos convivir ambas razas, como el león y la gacela que viven en la sabana africana . Eso es lo que yo más ansiaba, que nos diésemos a conocer. Que nos dejasen de tratar como a seres de ficción. Este pensamiento era lo que más me diferenciaba de mi Maestro. Pues él era partidario del exterminio de los humanos y la supremacía de los vampiros. Y precisamente este pensamiento lo condujo a su trágico final...Pero a pesar de estas discrepancias, había algo más entre nosotros que nos unía, y que había creado un vínculo que aún después de su muerte es irrompible y que va más allá de nuestra condición de Inmortales; La música. Ambos amábamos la música más que a nuestra inmortalidad.
La pelirroja regresó-sacándome de mis turbios pensamientos, lo cual agradecí-, con los colmillos y las comisuras de los labios manchadas de sangre, lo que le daba un aspecto siniestro; el verdadero aspecto de los de nuestra raza. Sus ojos cambiaron de color, tal como habían hecho los míos minutos antes y, a continuación, se presentó como Alice Lisperguer.
-Encantada, madmoiselle Lisperguer. Mi nombre es Carolina Van de Valley. ¿Es usted nueva en la ciudad?-Pregunté, para iniciar conversación. Aunque no era muy dada a la charla (prefería la soledad de mi apartamento parisino, el silencio, paradójicamente, me ayudaba y me servía de inspiración para la composición de mis obras musicales)
Efectivamente, ni remordimientos, ni pena ni tan siquiera una muestra aflicción por el trágico destino de aquellos dos hombres que nos habían servido de alimento. No es que odiase a los humanos, tampoco los amaba, tampoco los mataba por placer si no sólo cuando estaba sedienta...Los humanos, simplemente, estaban ahí, en el mundo, tal como nosotros los vampiros. Nos servían de comida para mantener el correcto orden de las cosas. Así es; esto era una cadena alimenticia. Los vampiros estábamos por encima de ellos pero eso no siginificaba que no pudiésemos convivir ambas razas, como el león y la gacela que viven en la sabana africana . Eso es lo que yo más ansiaba, que nos diésemos a conocer. Que nos dejasen de tratar como a seres de ficción. Este pensamiento era lo que más me diferenciaba de mi Maestro. Pues él era partidario del exterminio de los humanos y la supremacía de los vampiros. Y precisamente este pensamiento lo condujo a su trágico final...Pero a pesar de estas discrepancias, había algo más entre nosotros que nos unía, y que había creado un vínculo que aún después de su muerte es irrompible y que va más allá de nuestra condición de Inmortales; La música. Ambos amábamos la música más que a nuestra inmortalidad.
La pelirroja regresó-sacándome de mis turbios pensamientos, lo cual agradecí-, con los colmillos y las comisuras de los labios manchadas de sangre, lo que le daba un aspecto siniestro; el verdadero aspecto de los de nuestra raza. Sus ojos cambiaron de color, tal como habían hecho los míos minutos antes y, a continuación, se presentó como Alice Lisperguer.
-Encantada, madmoiselle Lisperguer. Mi nombre es Carolina Van de Valley. ¿Es usted nueva en la ciudad?-Pregunté, para iniciar conversación. Aunque no era muy dada a la charla (prefería la soledad de mi apartamento parisino, el silencio, paradójicamente, me ayudaba y me servía de inspiración para la composición de mis obras musicales)
Carolina Van de Valley- Vampiro Clase Media
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Re: Acechando a mi presa (Libre)
*Caminaba por las calles de Paris a una critica hora,seguro que me mataria Elysee por llegar tan tarde a su casa,pero unos bandidos me habian atracado y ahora me dolia un monton las costillas debido al duro golpe que me dieron.
Noté que a lo lejos habia dos jovenes,de las cuales su tez palida sobresaltaba sobre su pelo,una pelirroja y la otra rubia.
Ambas eran hermosas muy poco corrientes por aquella ciudad,mientras iba caminando,observe que unos cubos de basura estaban incendiados,y en el lugar del incendio un hombre se quemaba.
Me quede en mi posición cuando ambas jovenes se percataron de mi presencia,al parecer en la boca de la pelirroja parecia como que tenía algo.Trague saliva mientras me metia las manos en los bolsillos,aquel dia era muy caluroso y me costaria dormir como me habia pasado durante la semana.
Aunque a Madame Elysee nunca la veia por la noche muy a menudo,y por el dia apenas tampoco aparecia,era un tanto extraño,al parecer las leyendas por aquellos dias de seres que se alimentaban de sangre humana corrian como la polvora.
Cuando estuve lo suficientemente cerca de ellas,hice una ligera reverencia mientras miraba a ambas jovenes...*
-Madames...es un placer encontraros a tan hermosas jovenes esta noche de tanto calor
Off:¿Se puede?
Noté que a lo lejos habia dos jovenes,de las cuales su tez palida sobresaltaba sobre su pelo,una pelirroja y la otra rubia.
Ambas eran hermosas muy poco corrientes por aquella ciudad,mientras iba caminando,observe que unos cubos de basura estaban incendiados,y en el lugar del incendio un hombre se quemaba.
Me quede en mi posición cuando ambas jovenes se percataron de mi presencia,al parecer en la boca de la pelirroja parecia como que tenía algo.Trague saliva mientras me metia las manos en los bolsillos,aquel dia era muy caluroso y me costaria dormir como me habia pasado durante la semana.
Aunque a Madame Elysee nunca la veia por la noche muy a menudo,y por el dia apenas tampoco aparecia,era un tanto extraño,al parecer las leyendas por aquellos dias de seres que se alimentaban de sangre humana corrian como la polvora.
Cuando estuve lo suficientemente cerca de ellas,hice una ligera reverencia mientras miraba a ambas jovenes...*
-Madames...es un placer encontraros a tan hermosas jovenes esta noche de tanto calor
Off:¿Se puede?
Invitado- Invitado
Re: Acechando a mi presa (Libre)
- oh... por favor... llameme Alice.. no hay necesidad de que me nombre por mi apellido.... y es un placer conocerla señorita Carolina-., Dije con una enorme sonrisa en los labios. Esa sonrisa desaparecio derrepente cuando siento la presencia de un humano, alguien que no debia saber de nosotras, pero era demasiado tarde, estaba lo suficientemente cerca como para ver el incendio en el basurero y hasta mis colmillos. Rapidamente limpie las comisuras de mis labios e intente volver a ocultar mis colmillos, y me prepare para una perfecta actuacion como siempre.
- muchas gracias por su cumplido amable caballero... pero que hace un hombre como usted caminando por estas pardes de Paris...-. Dije mientras me acercaba a el poco a poco a medida de que mis ojos pasaban de rojo a verdes. Estaba parada frente a el cuando pude ver que era muy apuesto y no pude evitar sonreir.
- muchas gracias por su cumplido amable caballero... pero que hace un hombre como usted caminando por estas pardes de Paris...-. Dije mientras me acercaba a el poco a poco a medida de que mis ojos pasaban de rojo a verdes. Estaba parada frente a el cuando pude ver que era muy apuesto y no pude evitar sonreir.
Alice Lisperguer- Vampiro Clase Alta
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Re: Acechando a mi presa (Libre)
-Muy bien, tan sólo Alice entonces.-A veces olvidada que era demasiada formal. A mí también me abrumaban los formalismos de la época pero no podía despegarme tan fácilmente de ellos, pues fui educada como toda una señorita de clase alta y a pesar de que había pasado un siglo, aún conservaba esos modales, a veces un tanto anticuados ya.
Pude oler al hombre antes de verlo. El viento de la noche traía consigo su aroma hacia el callejón donde Alice y yo conversábamos. En efecto, se trataba de un muchacho de buen ver que nos saludó amablemente. Contemplé con cierta gracia como Alice trataba de ocultar los restos de sangre que habían quedado en la comisura de sus labios. Sólo esperaba que el joven no se hubiese dado cuenta.
-Encantada.-Incliné levemente la cabeza en señal de cortesía.-Mi amiga tiene razón...No se suelen ver muchos jóvenes a estas horas de la noche por los callejones parisinos.-Comenté, pensando que él también podría hacerse la misma pregunta acerca de nosotras dos. Era mucho menos frecuente ver a dos damiselas a altas horas de la madrugada en las calles, que a un hombre como él.
No pude evitar pensar la suerte que había tenido aquel chico. Si hubiese llegado a nosotras un segundo antes, quizá hubiese sido la cena de alguna...Pero afortunadamente o quizá gracias al destino, había llegado en el momento en el que ya habíamos saciado nuestro apetito.
Pude oler al hombre antes de verlo. El viento de la noche traía consigo su aroma hacia el callejón donde Alice y yo conversábamos. En efecto, se trataba de un muchacho de buen ver que nos saludó amablemente. Contemplé con cierta gracia como Alice trataba de ocultar los restos de sangre que habían quedado en la comisura de sus labios. Sólo esperaba que el joven no se hubiese dado cuenta.
-Encantada.-Incliné levemente la cabeza en señal de cortesía.-Mi amiga tiene razón...No se suelen ver muchos jóvenes a estas horas de la noche por los callejones parisinos.-Comenté, pensando que él también podría hacerse la misma pregunta acerca de nosotras dos. Era mucho menos frecuente ver a dos damiselas a altas horas de la madrugada en las calles, que a un hombre como él.
No pude evitar pensar la suerte que había tenido aquel chico. Si hubiese llegado a nosotras un segundo antes, quizá hubiese sido la cena de alguna...Pero afortunadamente o quizá gracias al destino, había llegado en el momento en el que ya habíamos saciado nuestro apetito.
Carolina Van de Valley- Vampiro Clase Media
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Re: Acechando a mi presa (Libre)
Maldecia mil veces en mi cabeza mientras mi rostro mi calida sonrisa no desaparecia. Habia sido totalmente estupida al no fijarme en su presencia antes. Sus pensamientos gritaban y yo, como estaba tan sumida en la sed de sangre no los escuche.
Estaba totalmente de acuerdo con los pensamientos de Carolina, y esperaba que él no tuviera nuestros mismos pensamientos, porque la escusa que tendria que inventar para explicarle nuestra salida nocturna tendria que ser sustancial para poder convencerlo. El tan solo pensarlo me daba pereza. Puede que sea mucho mejor si solo lo ataco y lo mato, un poco mas de sangre no me vendria nada de mal, y por su olor, me haria bastante bien. Sera el momento para actuar como la vil y sangrienta Alice, la verdadera personalidad que tengo?
Estaba totalmente de acuerdo con los pensamientos de Carolina, y esperaba que él no tuviera nuestros mismos pensamientos, porque la escusa que tendria que inventar para explicarle nuestra salida nocturna tendria que ser sustancial para poder convencerlo. El tan solo pensarlo me daba pereza. Puede que sea mucho mejor si solo lo ataco y lo mato, un poco mas de sangre no me vendria nada de mal, y por su olor, me haria bastante bien. Sera el momento para actuar como la vil y sangrienta Alice, la verdadera personalidad que tengo?
Alice Lisperguer- Vampiro Clase Alta
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Fecha de inscripción : 13/07/2010
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