¿Acechando o Acechado? [Privado]

por **Victorio Lambert** Sáb Jun 11, 2011 11:49 am

El ambiente estaba cargado y podía escuchar muchos ruidos ligeramente estridentes a mi alrededor. El que tuviese el oido más desarrollado tampoco ayudaba pues sabía que sordo no iba a quedarme nunca, o tal vez, no hasta que pasaran más de siete siglos. Para entonces se me podría considerar un vampiro antiguo, no de lo más pero si de una manera intermedia. Como aquellos que van tras los milenarios. Ahora me podía considerar todavía un novato, a pesar de que para esos humanos cien años fuese todo un logro -muy pocos conseguían llegar a ellos- para nosotros era como tener a penas unos veinte años, como mucho. Y si en cien años, más de cien años realmente, había sido capaz de cambiar tanto me preguntaba cuánto habría cambiado dentro de seiscientos años más o sin más tardar dentro de otros cien años. Nisiquiera la bruja más fiable me haría creerme sus palabras de futuro, sabía que eso podía cambiarlo uno mismo.

Alzé el vaso de whisky y tomé un buen trago asegurandome de que me quemara toda la tráquea, lo prefería al vino aunque ese se me antojaba de vez en cuando. Lo que si no tomaba nunca era comida humana, mi cuerpo la aceptaba pero sabía asquerosa. Ya nisiquiera podía recordar el sabor de cuando todavía era humano, se convertía en ceniza al masticarla. En resumen, insoportable. Y la sangre de animal no estaba mal pero tampoco era de mi gusto pudiendo beber de humanos u otras especies, aunque personalmente, mi favorita acababa siendo la de otros vampiros.

Esa si era un placer, podía beber y beber sin temor a matar a la persona en cuestión. Con los humanos siempre cabía ese riesgo y tenía que acabar conteniendome por una cosa u otra.

De repente un golpe que me hizo caer al suelo desde el taburete donde estaba sentado me despertó de todo pensamiento. - Qué demonios.. - murmuré llevandome una mano al rostro para despejarme, abriendo los ojos y observando a un borracho que se había tropezado y por consiguiente había chocado conmigo. No tardé mucho en levantarme, ignorando la ayuda que me ofrecía el hombre. Parecía aturdido y seguramente la borrachera nisiquiera le dejaría pensar con claridad - Solo lárgate - ordené volviendo a sentarme en la silla, ignorando su presencia nuevamente.

Me di cuenta entonces de que mi copa se había echado a perder por lo que solté un suspiro - Ponme otra anda - le alcé el vaso, indicandole también que limpiara el destrozo que había provocado el hombre al verterla por toda la barra. Y no solo la barra, también mi camisa había salido perjudicada; estúpido humano.