AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Por un juego... { Libre }
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Por un juego... { Libre }
{ Esconde tu alma a los ángeles, pero tarde o temprano encontrarán sucias tus limpias manos }
-Emitió un suspiro de admiración desde que había entrado en ese lugar a aquellas horas de la noche, era dificil dormir cuando los sonidos de las guitarras gruñían asi como tarea imposible conciliar el sueño cuando los hombres y las mujeres de la clase baja estaban de festejos, ningun lugar por muy modesto que fuese cumplía con el silencio mínimo que el cuerpo de Lionel necesitaba, justo cuando estaba buscando un lugar donde pasar la noche en una posada que le habian hablado su mirada se cruzó instintivamente con el edificio que estaba erigido en frente suya.
Automáticamente abrió los labios, nunca se habia nombrado del todo religioso a decir verdad pecaba de aquello pero cuando se encontró con aquel edificio que poseía un aroma amargo a incienso barato no dudó en entrar, dejando incluso la tarea de dormir para cualquier otro momento, sus pasos eran silenciosos dejando que los cabellos se alborotasen con las ultimas señales de viento que mecían sus hebras, justo como para adentrarse en aquel sitio. La primera impresion que le concedió fué la frialdad envuelta en calidez debido a todas aquellas figuras, aquellos bancos de segunda mano que parecían mas resistentes de lo que muchos pensarían-
¿Hay alguien?
- Era la primera vez que entraba a un lugar así de aquella manera no que nunca hubiera pisado alguna catedral antes pero ahora mismo daba esa sensación, solia entrar en las catedrales sobre todo para buscar comida a veces aunque le doliera para robar algo de dinero, fue entonces cuando con mucho silencio se sentó escuchando el eco de su propia respiracion asi como el rugido del banco cuando se hubo sentado. colocó las manos en el banco con tranquilidad, sintiendo la baraja inquieta en el bolsillo de su pantalón, quizás porque presentía que algo pasaría...de todos modos sacó la baraja de cartas observándola con los ojos frotando la primera imagen con el pulgar observando de reojo el titulo de la carta con una suave sonrisa. Hacía algo de tiempo que no la usaba.
¿que se sentiria al volver a hacerlo? no tardó en descubrirlo cuando cerro los ojos comenzando a barajar la carta con suavidad, dejando que la frialdad del sitio fuera una especie de llamado para las mismas, preguntando a las cartas el porqué estaban tan inquietas y qué era lo que iba a suceder-
-Emitió un suspiro de admiración desde que había entrado en ese lugar a aquellas horas de la noche, era dificil dormir cuando los sonidos de las guitarras gruñían asi como tarea imposible conciliar el sueño cuando los hombres y las mujeres de la clase baja estaban de festejos, ningun lugar por muy modesto que fuese cumplía con el silencio mínimo que el cuerpo de Lionel necesitaba, justo cuando estaba buscando un lugar donde pasar la noche en una posada que le habian hablado su mirada se cruzó instintivamente con el edificio que estaba erigido en frente suya.
Automáticamente abrió los labios, nunca se habia nombrado del todo religioso a decir verdad pecaba de aquello pero cuando se encontró con aquel edificio que poseía un aroma amargo a incienso barato no dudó en entrar, dejando incluso la tarea de dormir para cualquier otro momento, sus pasos eran silenciosos dejando que los cabellos se alborotasen con las ultimas señales de viento que mecían sus hebras, justo como para adentrarse en aquel sitio. La primera impresion que le concedió fué la frialdad envuelta en calidez debido a todas aquellas figuras, aquellos bancos de segunda mano que parecían mas resistentes de lo que muchos pensarían-
¿Hay alguien?
- Era la primera vez que entraba a un lugar así de aquella manera no que nunca hubiera pisado alguna catedral antes pero ahora mismo daba esa sensación, solia entrar en las catedrales sobre todo para buscar comida a veces aunque le doliera para robar algo de dinero, fue entonces cuando con mucho silencio se sentó escuchando el eco de su propia respiracion asi como el rugido del banco cuando se hubo sentado. colocó las manos en el banco con tranquilidad, sintiendo la baraja inquieta en el bolsillo de su pantalón, quizás porque presentía que algo pasaría...de todos modos sacó la baraja de cartas observándola con los ojos frotando la primera imagen con el pulgar observando de reojo el titulo de la carta con una suave sonrisa. Hacía algo de tiempo que no la usaba.
¿que se sentiria al volver a hacerlo? no tardó en descubrirlo cuando cerro los ojos comenzando a barajar la carta con suavidad, dejando que la frialdad del sitio fuera una especie de llamado para las mismas, preguntando a las cartas el porqué estaban tan inquietas y qué era lo que iba a suceder-
Lionel D'Maine- Gitano
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Fecha de inscripción : 14/09/2010
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Re: Por un juego... { Libre }
Danzando verásmente sobre las calles, una vez más, cada instante se está haciendo más aletargada mi existencia eterna, sé que apenas llevo una década en ésta situación, sin embargo me obligo a pensar en distintos modos en ponerle fin; perdiéndome entre los humanos sin luces que sean testigos de la nívea piel de mi ser, unos segundos me detengo a percibir el aroma de incienso a combinación con humano, no es el más agradable a mis sentidos, sin apetito, me pregunto si es que sucederá algo si llegase a entrar allí. Recuerdos son acechantes sobre todo cuando cada domingo de semana mi madre solía llevarnos a misa con el papa o el cardenal presente, estar revoloteando con los niños en el coro, haciendo buenas labores me ayuudaban a sentirme algo feliz.
Ahora, me considero una rara criatura, engendrada del demonio o algo peor, sumida entre mis cavilantes pensamientos déjome perder sentándome afuera de las escaleras del recinto, pero porque no?, llevo años limitándome a hacer muchas cosas por miedosa, ahora, bien, que si me quemo ya no me afectará demasiado, en fin, poniéndome en pie, sin ropas llamativas afortunadamente, me adentro sentándome en el banquillo colocado en la parte trasera, por un momento quedo idiotizada por la estructura, los cuadros, las cruces poseen cieto significado, con lo que soy, siento que soy una traidora.
Antes de poder decir algo, mis ojos se desvían hasta el humano, huele apetecible pero hoy no vengo en gana de alimentarme, ya lo he hecho un día anterior así que me encuentro en estado perfecto, pronto, una cierta asfixia comiienza a apoderarse de mí, refunfuñando y muy por mi contra me desplazo hacia afuera respirando del aire inexistente para poder recuperarme. ¿A caso tampoco puedo estar en un sitio en paz?, por lo que veo, no, soy una criatura diabólica, hasta cuando lo pienso comprender? probablemente nunca, cada nohce y cada momento posible me maldeciré mientras exista de eso no hay duda alguna.
Ahora, me considero una rara criatura, engendrada del demonio o algo peor, sumida entre mis cavilantes pensamientos déjome perder sentándome afuera de las escaleras del recinto, pero porque no?, llevo años limitándome a hacer muchas cosas por miedosa, ahora, bien, que si me quemo ya no me afectará demasiado, en fin, poniéndome en pie, sin ropas llamativas afortunadamente, me adentro sentándome en el banquillo colocado en la parte trasera, por un momento quedo idiotizada por la estructura, los cuadros, las cruces poseen cieto significado, con lo que soy, siento que soy una traidora.
Antes de poder decir algo, mis ojos se desvían hasta el humano, huele apetecible pero hoy no vengo en gana de alimentarme, ya lo he hecho un día anterior así que me encuentro en estado perfecto, pronto, una cierta asfixia comiienza a apoderarse de mí, refunfuñando y muy por mi contra me desplazo hacia afuera respirando del aire inexistente para poder recuperarme. ¿A caso tampoco puedo estar en un sitio en paz?, por lo que veo, no, soy una criatura diabólica, hasta cuando lo pienso comprender? probablemente nunca, cada nohce y cada momento posible me maldeciré mientras exista de eso no hay duda alguna.
Annette Pavlovna- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 312
Fecha de inscripción : 18/09/2010
Re: Por un juego... { Libre }
-Las cartas taladraban su respiración con señales de alerta mientras al mismo tiempo otras cartas más calmadas continuaban emitiendo que simplemente habría de tener cuidado ya que una mujer diferente a su especie se acercaría a pesar de que se habia saciado debía de ir con cuidado. No tardó en abrir sus orbes era lo que podia conseguir de aquellas egoistas cartas que hablaban cuando les apetecía y lo que deseaban. El silencio, el eco de su respiración no fué el único que cautivó el aroma a incienso mientras escuchaba otros pasos que estaban entrando, que habian entrado.
En seguida aquella incomodidad creció en su cuerpo siendo tan solo visible en el interior mientras tanto que en el exterior su rostro permanecia ausente, aun en aquel estado que las cartas solian dejar en él, dejó finalmente las cartas a un lado para dirigir la mirada hacia la persona que había entrado, sus orbes captaron al instante aquel aura perteneciente a un ser sobrenatural un ser que por ahora no parecia ser peligroso ya que de haber sido así habría entrado directamente a atacarle. Lionel se levantó haciendo alarde de su pobreza con aquella camisa blanca, ancha que engendraba un escote pálido no tan pálido como la propia piel del hombre, así como unos pantalones negros que del mismo modo eran anchos lo justo como para que su cuerpo pudiera moverse lo necesario-
Veo que...también vino buscando soledad
-No pudo remediar aquella sonrisa de sus labios al observar el gesto molesto de la mujer, aun no sabia que especie era pero de igual modo se estaba acercando, lo justo como para dejar un espacio educado entre ellos ¿quien sería pues el caballero si de pronto se acercase a una mujer sin consideración? de una especie u de otra el siempre habia pensado que el respeto era primordial, observó hacia atrás encontrando una columna en la cual se apoyo, susodicho marmol de la misma erizó su piel unos instantes debido al frío, aquel frío que sin duda era deseado y preferible al calor irritante. Pasaron unos segundos que sus orbes observaron disimulados a la mujer, manteniendose en aquella escalinata en posicion tranquila, desenvainando las cartas que no se habia olvidado de recoger, la cuales habian vuelto a su estado inerte, como si por ahora, desearan que fuera su amo el que las viese con aquellos asuntos.
No era un hombre de inciar una conversacion, callado y silencioso por naturaleza por lo que suavemente se inclinó en una reverencia caballerosa, a pesar de ser de etnia gitana y poseer sus propias leyes debido a lo que habia observado, vivido y hecho conocía el reglamento de la caballerosidad que no dudaba en poner a prueba siempre que poseía la ocasión-
Lamento haberle molestado, si el silencio era lo que habia venido buscando.
En seguida aquella incomodidad creció en su cuerpo siendo tan solo visible en el interior mientras tanto que en el exterior su rostro permanecia ausente, aun en aquel estado que las cartas solian dejar en él, dejó finalmente las cartas a un lado para dirigir la mirada hacia la persona que había entrado, sus orbes captaron al instante aquel aura perteneciente a un ser sobrenatural un ser que por ahora no parecia ser peligroso ya que de haber sido así habría entrado directamente a atacarle. Lionel se levantó haciendo alarde de su pobreza con aquella camisa blanca, ancha que engendraba un escote pálido no tan pálido como la propia piel del hombre, así como unos pantalones negros que del mismo modo eran anchos lo justo como para que su cuerpo pudiera moverse lo necesario-
Veo que...también vino buscando soledad
-No pudo remediar aquella sonrisa de sus labios al observar el gesto molesto de la mujer, aun no sabia que especie era pero de igual modo se estaba acercando, lo justo como para dejar un espacio educado entre ellos ¿quien sería pues el caballero si de pronto se acercase a una mujer sin consideración? de una especie u de otra el siempre habia pensado que el respeto era primordial, observó hacia atrás encontrando una columna en la cual se apoyo, susodicho marmol de la misma erizó su piel unos instantes debido al frío, aquel frío que sin duda era deseado y preferible al calor irritante. Pasaron unos segundos que sus orbes observaron disimulados a la mujer, manteniendose en aquella escalinata en posicion tranquila, desenvainando las cartas que no se habia olvidado de recoger, la cuales habian vuelto a su estado inerte, como si por ahora, desearan que fuera su amo el que las viese con aquellos asuntos.
No era un hombre de inciar una conversacion, callado y silencioso por naturaleza por lo que suavemente se inclinó en una reverencia caballerosa, a pesar de ser de etnia gitana y poseer sus propias leyes debido a lo que habia observado, vivido y hecho conocía el reglamento de la caballerosidad que no dudaba en poner a prueba siempre que poseía la ocasión-
Lamento haberle molestado, si el silencio era lo que habia venido buscando.
Lionel D'Maine- Gitano
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Re: Por un juego... { Libre }
Enarco una ceja ante el sujeto, no me inspira nada de confianza, tampoco quiero acabaro con él, simplemente me causa una inmensa indiferencia, está jugando algo en las manos, un juego de cartas, supongo jugador de pókar o algo así, en fin, no son mis asuntos, pero su frase despierta una curiosidad inmensa, " buscando la soledad", ojalá me puediese dar el lujode buscarla y no ser una de sus eternas compañeras tomándome de la mano noche tras noche, qusiese que en verdad pudiera estar acompañada y huir buscando el aislamiento, en lugar de tenerlo como modus vivendi. Es cierto, a quién trato de engañar, por lo que soy es que estoy sola, por lo que he hecho es que no merezco ningún tipo de compasión, si yo no la tengo con ellos ¿Porqué demonios ellos tienen que sucumbir ante mí? ideas estúpidas lo sé.
Cierta sonrisa se dibuja sobre el rostro del chico, son epresiones afinadas, masculinas bien portadas, una camisa blanca, entredejando ver algo de blanqucina tez, a compración de la mía, vamos que ni siquiera se acerca; yo, enfundada sobre un vestido casi blanco de cieta mujer humana clase baja puedo darme el lujo de ocultar todo lo demás, las riquezas, las poses, los buenos modales, y todo lo que incluyese ser una princesita de primera, aburrición.
Al parecer no carece de educación, ¿ o son mañas bienn adquiridas? actualmente desconfianza es una buena expresión, mirándolo jugar una y ota vez con las cartas me estresa un poco, aún así continúo en silencio perdiéndome en pensamientos propios, vuelve a hablar de nuevo, ésta vez la galantería se hace posible, por ende... mi cortesía también se muestra de tono similar.
-En lo absoluto, no me habéis molestado, parecierda que las cartas os hablaran- señalo la buena maniobra con las que juega entre sus dedos, sin duda resultan de allí juegos tan interesantes, también recuerdo que Miguel, uno de mis hermanos más pequeños solían mencionarme que las cartas escondían lenguajes ocultos ý sólo eran capaces de comprenderlo aquellos dotados; nunca pensé en creerle pero ahora me lo estoy cuestionando.
-¿Veniaís en busca de tranquilidad?- pregunto desarrugando el vestido con las manos a los lados poniéndole atención, es opuesto la búsuqeda, el soledad, yo compañía aunque fuese con alguien que me consideraría pecadora en cada uno de los sentids, no vale la pensa pensar en ello.
-Vuestra caballerosidad es algo interesante de ver- hablo abiertamente, no es común para nada, localizar a alguien de clase baja con esos modales, sé que estoy equivocándome al decirle sobre el modo de comportarse, pero me mira de un modo extraño como si supiese que algo no está bien, o peor aún suponiendo que se de cuenta que no soy humano, las cosas se podnrían interesantes, sin que deseé pelear, ya estoy cansada de matar, pero ¿Qué hacer si alguien me descubre?, bah... a estas alturas que me delaten, preferiría terminar quemada a andar vagando sin fin de tiempo.
Cierta sonrisa se dibuja sobre el rostro del chico, son epresiones afinadas, masculinas bien portadas, una camisa blanca, entredejando ver algo de blanqucina tez, a compración de la mía, vamos que ni siquiera se acerca; yo, enfundada sobre un vestido casi blanco de cieta mujer humana clase baja puedo darme el lujo de ocultar todo lo demás, las riquezas, las poses, los buenos modales, y todo lo que incluyese ser una princesita de primera, aburrición.
Al parecer no carece de educación, ¿ o son mañas bienn adquiridas? actualmente desconfianza es una buena expresión, mirándolo jugar una y ota vez con las cartas me estresa un poco, aún así continúo en silencio perdiéndome en pensamientos propios, vuelve a hablar de nuevo, ésta vez la galantería se hace posible, por ende... mi cortesía también se muestra de tono similar.
-En lo absoluto, no me habéis molestado, parecierda que las cartas os hablaran- señalo la buena maniobra con las que juega entre sus dedos, sin duda resultan de allí juegos tan interesantes, también recuerdo que Miguel, uno de mis hermanos más pequeños solían mencionarme que las cartas escondían lenguajes ocultos ý sólo eran capaces de comprenderlo aquellos dotados; nunca pensé en creerle pero ahora me lo estoy cuestionando.
-¿Veniaís en busca de tranquilidad?- pregunto desarrugando el vestido con las manos a los lados poniéndole atención, es opuesto la búsuqeda, el soledad, yo compañía aunque fuese con alguien que me consideraría pecadora en cada uno de los sentids, no vale la pensa pensar en ello.
-Vuestra caballerosidad es algo interesante de ver- hablo abiertamente, no es común para nada, localizar a alguien de clase baja con esos modales, sé que estoy equivocándome al decirle sobre el modo de comportarse, pero me mira de un modo extraño como si supiese que algo no está bien, o peor aún suponiendo que se de cuenta que no soy humano, las cosas se podnrían interesantes, sin que deseé pelear, ya estoy cansada de matar, pero ¿Qué hacer si alguien me descubre?, bah... a estas alturas que me delaten, preferiría terminar quemada a andar vagando sin fin de tiempo.
Annette Pavlovna- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 312
Fecha de inscripción : 18/09/2010
Re: Por un juego... { Libre }
Son demasiado caprichosas para comprenderlas, hablan cuando quieren no suelen ser demasiado habladoras...
-"Como una mujer"
Era lo que solía decir su padre y al mismo tiempo su maestro en entender las cartas, hablaban lo que deseaban y obviamente las pistas que daban eran lo suficiente para que cualquiera las entendiese pero a menudo los hombres necesitaban que hablasen mas claro y ellas se negaban, las cartas eran así, tan solo daban respuestas objetivas a cualquier pregunta "cuidado" "peligro" cualquier cosa parecida a aquella pero jamás eran capaces de revelar por qué, cuando. Tan solo avisaban de que así seria.
El vestido de la mujer, tan pálido que parecia guardar una competición secreta contra su piel, la piel pálida...ya no habia duda, se trataba de un vampiro, ya que los demas no solían tener la piel tan pálida, no le importó ni siquiera dejó que su sonrisa se abrumase o que como habrian hecho la mayoria se pusiera a la defensa esperando que ella atacase, los vampiros, los licántropos, cualquier persona...lo que en aquella época no se veía no se creía ahora mismo irónicamente estaba delante de una leyenda urbana, ya que segun muchos "los vampiros no existian". -
Los hombres que conoceis no deben de ser muy caballerosos ¿o me equivoco?
-En aquellos tiempos los modales, el respeto, todo aquello era la ley de vida sobre todo de las altas cunas, la informalidad era solamente para las razas más bajas que segun todos dejaban vagar los instintos como si les fuese la vida en ello, con mucha suavidad tomó precisamente una de las cartas, la luna, que seguia nombrando aquel alarde de desconfianza, aunque fuera una de las cartas mas hermosas que habia visto su significado no lo era del todo. Una vez más guardó la misma en el bolsillo de su pantalón parcamente cosido, era extraño como aunque las cartas fueran egoistas no se despegaban de él ni aunque en ocasiones como cuando el bolsillo sufria algun percance.
Con una sonrisa se dejó caer con suavidad cerrando los ojos, tomando el frio aire en sus fosas nasales dejando que despacio acariciase el exterior, volviendo a depositar la mirada en todo su alrededor, le sorprendian aun, las estatuas, la pintura del techo, como en esos momentos una simple escena, una catedral vacía y sin vida conseguía causar tantos sentimientos en él-
Había venido buscando un lecho donde dormir, no suena del todo bien ¿Verdad?
-Le sonrió arqueando una ceja, colocando las piernas comodamente, aunque muchos ahora mismo pensaran que aquello era una falta de respeto, para él, un simple gitano, no tenia mucho sentido actuar como los que poseían dinero, clase, poder, era de aquella manera despreocupada aquel hombre de largos mechones, apoyo finalmente su cabeza en la columna con una sonrisa suave-`
¿Puedo saber vuestro nombre? o me lo negareis hasta que no nos hayamos conocido un poco mejor
-Era de sabios no ser tan adulador con los desconocidos ya que podían ser bandidos y estaba seguro de que si no hubiera sido por su aspecto pálido le habria llamado "gitano" y se habria marchado sin decir nada más que aquella palabra, a veces lo preferia que todos se alejasen...esperó paciente a que respondiese mientras sus orbes se perdian en la figura de la dama colocando las manos en su nuca...más que peligrosa, le parecia que aquella noche sería interesante-
-"Como una mujer"
Era lo que solía decir su padre y al mismo tiempo su maestro en entender las cartas, hablaban lo que deseaban y obviamente las pistas que daban eran lo suficiente para que cualquiera las entendiese pero a menudo los hombres necesitaban que hablasen mas claro y ellas se negaban, las cartas eran así, tan solo daban respuestas objetivas a cualquier pregunta "cuidado" "peligro" cualquier cosa parecida a aquella pero jamás eran capaces de revelar por qué, cuando. Tan solo avisaban de que así seria.
El vestido de la mujer, tan pálido que parecia guardar una competición secreta contra su piel, la piel pálida...ya no habia duda, se trataba de un vampiro, ya que los demas no solían tener la piel tan pálida, no le importó ni siquiera dejó que su sonrisa se abrumase o que como habrian hecho la mayoria se pusiera a la defensa esperando que ella atacase, los vampiros, los licántropos, cualquier persona...lo que en aquella época no se veía no se creía ahora mismo irónicamente estaba delante de una leyenda urbana, ya que segun muchos "los vampiros no existian". -
Los hombres que conoceis no deben de ser muy caballerosos ¿o me equivoco?
-En aquellos tiempos los modales, el respeto, todo aquello era la ley de vida sobre todo de las altas cunas, la informalidad era solamente para las razas más bajas que segun todos dejaban vagar los instintos como si les fuese la vida en ello, con mucha suavidad tomó precisamente una de las cartas, la luna, que seguia nombrando aquel alarde de desconfianza, aunque fuera una de las cartas mas hermosas que habia visto su significado no lo era del todo. Una vez más guardó la misma en el bolsillo de su pantalón parcamente cosido, era extraño como aunque las cartas fueran egoistas no se despegaban de él ni aunque en ocasiones como cuando el bolsillo sufria algun percance.
Con una sonrisa se dejó caer con suavidad cerrando los ojos, tomando el frio aire en sus fosas nasales dejando que despacio acariciase el exterior, volviendo a depositar la mirada en todo su alrededor, le sorprendian aun, las estatuas, la pintura del techo, como en esos momentos una simple escena, una catedral vacía y sin vida conseguía causar tantos sentimientos en él-
Había venido buscando un lecho donde dormir, no suena del todo bien ¿Verdad?
-Le sonrió arqueando una ceja, colocando las piernas comodamente, aunque muchos ahora mismo pensaran que aquello era una falta de respeto, para él, un simple gitano, no tenia mucho sentido actuar como los que poseían dinero, clase, poder, era de aquella manera despreocupada aquel hombre de largos mechones, apoyo finalmente su cabeza en la columna con una sonrisa suave-`
¿Puedo saber vuestro nombre? o me lo negareis hasta que no nos hayamos conocido un poco mejor
-Era de sabios no ser tan adulador con los desconocidos ya que podían ser bandidos y estaba seguro de que si no hubiera sido por su aspecto pálido le habria llamado "gitano" y se habria marchado sin decir nada más que aquella palabra, a veces lo preferia que todos se alejasen...esperó paciente a que respondiese mientras sus orbes se perdian en la figura de la dama colocando las manos en su nuca...más que peligrosa, le parecia que aquella noche sería interesante-
Lionel D'Maine- Gitano
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Re: Por un juego... { Libre }
-Tenéis toda la razón, no suelo con tratar con mucha gente- suspiro comentando sin darle importancia mirando al manto estrellado que les acompañaba, hacía un frío derrapante, incapaz para completar algn tipo de círculo hermoso, añoré unos segundos disfrutar de la sensación helada sobre mi cuerpo, respirar el frío y hablar con el vapor saliéndome de la boca como aquellas festividades en Londres o Alemania, sin duda, son momentos inquebrantables que ante los ojos humanos no son más que triviales, careciendo de ellas es cuando comprendes cuanto significado pueden haber poseído a través de sus vidas.
Decir, viene en busca de un sitio para cerrar los ojos y perderse en sueños largamente, durmiendo de modo profundo, aún con el frí haciéndose presente está dipuesto a luchar por encontrar un buen sitio, eso es de repsetarse, extrañamente no me sorprende ese comentario, a lo que aludo con una leve sonrisa sobre mis labios dibujándose de lado.
-Os comprendo, también carezco de hogar, no poseeo un techo dónde descansar durante largos periódos de tiempo, mi vida es un tanto .. ajetreada- que vil mentira la mía!!!!, decir que soy vampira, necesito dormir durante los días con el sol arrebatándose el calor, alumbrando las pieles humanísticas colocándolas de distintas tonalidades como acuarelas en pintura nueva, es desesperante decir que sólo las noches son amigas mías, es el único instante dónde puedo vivir y hacer lo que me venga en gana, casi, la rutina termina por aburrirme rápidamente.
-Nada gano con negar mi nombre hacia usted, mi nombre es Annette monnsieur ¿El vuestro?- ensancho una leve sonrisa curvilínea sobre los labios, tan acostumbrada a convivir con otro tipo de personas ahora se me da por no jusgar en lo absoluto, como sean y lo que tengan son humanos, merecen vivir sin que nosotros, los vampiros les arrebatemos ese sentimiento, al menos en mi caso no, trato de dejarlos en paz ya que hubiese deseado permanecer solamente hasta mi vejez.
La escalinata dibujada como en miel, es maltratada, acabada, las columnas están de buena altura, pensando en que alguna vez hubo estado poblada y ahora encontrándose en medio de la desolación, derrumbándose lentamente tal como yo, este tipo de métáforas están tan rotas como yo, volviendo la mirada hasta el joven ladeo la cabeza busco mi bolso para dejarlo sobre mis piernas,
-He de confesaros monsieur, llegué aquí por curiosidad, el olor a incienso abandonado es imposible pasar de largo- musito asintiendo la cabeza mientras sigo viendo como de su nariz escapan pequeñas fumarolas dibujadas a causa del humo, sin poderme dar ese lujo me limito a respirar de vez en cuando intentando que algo salga, y nada, resignada me doy por vencida para engancharme con mi capa sobre los hombros.
-Estáis ligero, ¿No tenéis nada de frío? quizá así se refríe- comento haciéndole cierta observación, ¿Quién soy yo para decilre? nadie, un ser sobrenatural endemoniado dando consejos sobre enfermedades, esto ya cae en la locura, jamás se me olvidó, estoy plenamente convencida de mi locura eterna.
Decir, viene en busca de un sitio para cerrar los ojos y perderse en sueños largamente, durmiendo de modo profundo, aún con el frí haciéndose presente está dipuesto a luchar por encontrar un buen sitio, eso es de repsetarse, extrañamente no me sorprende ese comentario, a lo que aludo con una leve sonrisa sobre mis labios dibujándose de lado.
-Os comprendo, también carezco de hogar, no poseeo un techo dónde descansar durante largos periódos de tiempo, mi vida es un tanto .. ajetreada- que vil mentira la mía!!!!, decir que soy vampira, necesito dormir durante los días con el sol arrebatándose el calor, alumbrando las pieles humanísticas colocándolas de distintas tonalidades como acuarelas en pintura nueva, es desesperante decir que sólo las noches son amigas mías, es el único instante dónde puedo vivir y hacer lo que me venga en gana, casi, la rutina termina por aburrirme rápidamente.
-Nada gano con negar mi nombre hacia usted, mi nombre es Annette monnsieur ¿El vuestro?- ensancho una leve sonrisa curvilínea sobre los labios, tan acostumbrada a convivir con otro tipo de personas ahora se me da por no jusgar en lo absoluto, como sean y lo que tengan son humanos, merecen vivir sin que nosotros, los vampiros les arrebatemos ese sentimiento, al menos en mi caso no, trato de dejarlos en paz ya que hubiese deseado permanecer solamente hasta mi vejez.
La escalinata dibujada como en miel, es maltratada, acabada, las columnas están de buena altura, pensando en que alguna vez hubo estado poblada y ahora encontrándose en medio de la desolación, derrumbándose lentamente tal como yo, este tipo de métáforas están tan rotas como yo, volviendo la mirada hasta el joven ladeo la cabeza busco mi bolso para dejarlo sobre mis piernas,
-He de confesaros monsieur, llegué aquí por curiosidad, el olor a incienso abandonado es imposible pasar de largo- musito asintiendo la cabeza mientras sigo viendo como de su nariz escapan pequeñas fumarolas dibujadas a causa del humo, sin poderme dar ese lujo me limito a respirar de vez en cuando intentando que algo salga, y nada, resignada me doy por vencida para engancharme con mi capa sobre los hombros.
-Estáis ligero, ¿No tenéis nada de frío? quizá así se refríe- comento haciéndole cierta observación, ¿Quién soy yo para decilre? nadie, un ser sobrenatural endemoniado dando consejos sobre enfermedades, esto ya cae en la locura, jamás se me olvidó, estoy plenamente convencida de mi locura eterna.
Annette Pavlovna- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 312
Fecha de inscripción : 18/09/2010
Re: Por un juego... { Libre }
¿Carece de hogar?
-Le sorprendió aquella respuesta aun cuando no conocía si estaba diciendo la verdad o la mentira, era extraño conocer a alguien que no tuviera al menos un lecho {hablando del mundo vampírico} por ello le había resultado un tanto extraña su respuesta ya que siempre habia escuchado que los vampiros eran los más acostumbrados a alardear los primeros de la sencillez de sus gustos un tanto quizás extravagantes, pero como muchos dichos decían no juzgues si no deseas ser juzgado, con una sonrisa asintió colocando las manos una vez más en un mechón que rebelde acariciaba su cabello, era lo malo de tener el cabello largo que muchos mechones en especial lo que estaban cerca de su flequillo rondaban por todo su rostro ofreciendo una escueta visión en aquellos instantes.
Irónicamente el sentimiento de la incomodidad habia pasado por algunos momentos, era pasajero depende de quien se encontrase ya que cuando un vampiro o licántropo estaba en los momentos más dificiles la incomodidad le hacia estar alerta, el simple hecho de que la incomodidad que tenia antes se hubiera marchitado indicaba sin lugar a dudas que no tenía peligro al menos no por ahora, encontrando semejanzas entre aquella mujer y el propio Lionel con respecto a no tratar a demasiadas personas, pero no se pudo evitar aquella curiosidad de intentar preguntar "¿ni a los tuyos?" no solo porque ahora estaba jugando un papel parecido al de un ignorante que cree que tiene ante si lo quehay delante a una mujer solitaria a una "humana" en realidad, ya que por lo que habia podido comprobar la mujer y su propia calma le indicaban que por ahora no sabía que Lionel podía contemplar su aura-
Usted...Monsieur, son apelativos que no merezco Annette, más le agradezco que tenga esa opinión tan alta de mí
-parecía como si de una broma se tratase siendo en especial dulce, suave...aunque seria de lo más normal del mundo que una mujer llamara "monsieur" a un hombre y que el hombre acudiera al nombre de "mademoiselle" para referirse a la dama, pero aun asi le solía extrañar que alguien pudiera verlo de aquella manera es como si a una rata le tratases de tan buena manera que la misma estuviese sorprendida del trato, si no hubiera estado delante Annette, lo más seguro es que una risa saliera de su boca bloqueando sus instintos, ¿a que venia ahora pensar en ratas? estaba delante de una mujer hermosa y lo único que pensaba era en aquello; Sin negar aquella sonrisa que aparecio de su boca musitó-
Mi nombre es Lionel D'Maine, por favor Mademoiselle, espero no incomodarla con mis malos modales...
-Suspiró con una sonrisa, recurriendo a la respuesta que habia hecho sobre "monsieur" y aquella apelación, cuando mencionó el incienso asintió, otra cosa que poseían en común ya que de no ser por ese amargo regusto a incienso no habria entrado a pesar de la arquitectura hermosa que se habia erigido en frente suya, de nuevo colocó las manos en sus cabellos colocandolas una vez acabada aquella tarea en el suelo, si, sentia frio, no tenia demasiada ropa cosa que se agradecia en verano una estación pasajera, mientras que ahora cualquiera se preguntaría como aquel hombre no había caido enfermo debido a la manera en la que trataba su cuerpo, fue cuando negó dirigiendo la mirada a uno de los farolillos de incienso que más cerca tenia susurrando-
Estoy acostumbrado, mi cuerpo es más fuerte de lo que pensaba por lo que me aprovecho de él, aunque dentro de poco habre de sacar la ropa de invierno
-Una risa nueva iba a salir de sus labios, su ropa de invierno era confortable si a pesar de que tan solo tuviera 2 o 3 mudas no lo suficiente para algunas noches en las que debia de dormir al menos sin la parte de arriba al haber lavado en el rio sus ropas, observo la figura atractiva de la muchacha de nuevo, era mas que evidente que su hermosura atraía a todos los hombres que tuviesen el honor de admirarle, podría decir que ahora ese honor lo poseía el propio Lionel quien por un momento habia quedado silencioso hasta que una alocada idea pasó por su cabeza-
Encenderé una hoguera, ¿le molestaria que lo hiciese?
-Le sorprendió aquella respuesta aun cuando no conocía si estaba diciendo la verdad o la mentira, era extraño conocer a alguien que no tuviera al menos un lecho {hablando del mundo vampírico} por ello le había resultado un tanto extraña su respuesta ya que siempre habia escuchado que los vampiros eran los más acostumbrados a alardear los primeros de la sencillez de sus gustos un tanto quizás extravagantes, pero como muchos dichos decían no juzgues si no deseas ser juzgado, con una sonrisa asintió colocando las manos una vez más en un mechón que rebelde acariciaba su cabello, era lo malo de tener el cabello largo que muchos mechones en especial lo que estaban cerca de su flequillo rondaban por todo su rostro ofreciendo una escueta visión en aquellos instantes.
Irónicamente el sentimiento de la incomodidad habia pasado por algunos momentos, era pasajero depende de quien se encontrase ya que cuando un vampiro o licántropo estaba en los momentos más dificiles la incomodidad le hacia estar alerta, el simple hecho de que la incomodidad que tenia antes se hubiera marchitado indicaba sin lugar a dudas que no tenía peligro al menos no por ahora, encontrando semejanzas entre aquella mujer y el propio Lionel con respecto a no tratar a demasiadas personas, pero no se pudo evitar aquella curiosidad de intentar preguntar "¿ni a los tuyos?" no solo porque ahora estaba jugando un papel parecido al de un ignorante que cree que tiene ante si lo quehay delante a una mujer solitaria a una "humana" en realidad, ya que por lo que habia podido comprobar la mujer y su propia calma le indicaban que por ahora no sabía que Lionel podía contemplar su aura-
Usted...Monsieur, son apelativos que no merezco Annette, más le agradezco que tenga esa opinión tan alta de mí
-parecía como si de una broma se tratase siendo en especial dulce, suave...aunque seria de lo más normal del mundo que una mujer llamara "monsieur" a un hombre y que el hombre acudiera al nombre de "mademoiselle" para referirse a la dama, pero aun asi le solía extrañar que alguien pudiera verlo de aquella manera es como si a una rata le tratases de tan buena manera que la misma estuviese sorprendida del trato, si no hubiera estado delante Annette, lo más seguro es que una risa saliera de su boca bloqueando sus instintos, ¿a que venia ahora pensar en ratas? estaba delante de una mujer hermosa y lo único que pensaba era en aquello; Sin negar aquella sonrisa que aparecio de su boca musitó-
Mi nombre es Lionel D'Maine, por favor Mademoiselle, espero no incomodarla con mis malos modales...
-Suspiró con una sonrisa, recurriendo a la respuesta que habia hecho sobre "monsieur" y aquella apelación, cuando mencionó el incienso asintió, otra cosa que poseían en común ya que de no ser por ese amargo regusto a incienso no habria entrado a pesar de la arquitectura hermosa que se habia erigido en frente suya, de nuevo colocó las manos en sus cabellos colocandolas una vez acabada aquella tarea en el suelo, si, sentia frio, no tenia demasiada ropa cosa que se agradecia en verano una estación pasajera, mientras que ahora cualquiera se preguntaría como aquel hombre no había caido enfermo debido a la manera en la que trataba su cuerpo, fue cuando negó dirigiendo la mirada a uno de los farolillos de incienso que más cerca tenia susurrando-
Estoy acostumbrado, mi cuerpo es más fuerte de lo que pensaba por lo que me aprovecho de él, aunque dentro de poco habre de sacar la ropa de invierno
-Una risa nueva iba a salir de sus labios, su ropa de invierno era confortable si a pesar de que tan solo tuviera 2 o 3 mudas no lo suficiente para algunas noches en las que debia de dormir al menos sin la parte de arriba al haber lavado en el rio sus ropas, observo la figura atractiva de la muchacha de nuevo, era mas que evidente que su hermosura atraía a todos los hombres que tuviesen el honor de admirarle, podría decir que ahora ese honor lo poseía el propio Lionel quien por un momento habia quedado silencioso hasta que una alocada idea pasó por su cabeza-
Encenderé una hoguera, ¿le molestaria que lo hiciese?
Lionel D'Maine- Gitano
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Re: Por un juego... { Libre }
Al parecer mencionar que no poseo un sitio fijo al cuál perrtenecer le asombra a mi acompañante, de hecho no es al único, viendo por las distracciones a las que me veo siempre sometida, en especial, recordando el resto de la pequeña vida por subsistencia fue en palaciosm plagada de las mejores atenciones, y aún considerando que soy ampliamente millonaria prefiero vivir como una mendiga antes de recurrir a esas viviendas donde tantos recuerdos se acumulan, estar encerrada entre las paredes de Rusia no es lo que precisamente entrase en mis planes.
Lacónicamente hace repelo al término que utilizo al dirigirme a él ¿Porqué no?, somos iguales, de la posición es sólo una condición social que vuelve pérfida a la civilización; en este caso hacer poder sentir bien a alguien al mencionarlo es una gran recompensa al obtener una sonrisa brotar de su rostro. Por extraño que parezca ya lo sé, teniendo éste semblante capaz de arrancar suspiros por donde me aparezco es lo que menos me interesa, hay cuestiones de mí misma que no termino de comprender del todo aún; sigo considerándome neófita pero eso sí, el término monstruosa creo que es el más adecuado para mencionarme.
-Lionel, un placer en conoceros caballero, os pido que sólo me llame Annette sin tanta formalidad, haré lo mismo con vos- apresuro a decir cuando escucho el famoso "mademoiselle" aunque es mucho mejor que ser llamada majestad, princesita o alguna tontería de aquellas ridículas. Pensando en qué diría si supiera que está ante una vampira me hace dudar seriamente, ¿Es posible adquirir tanto control? si así es, después de hacer matanzas por no poder hacerlo ahora llevo la misión de mantenerme alejada de aquellos inocentes sólo alimentándome de delincuentes, corruptos y de ese tipo de humanoides que la sociedad no extrañaría en lo absoluto.
-Os podría decir que sois bastante valiente al llevar sólo éstas prendas, yo tampoco suelo se friolenta- el último comentario no puedo evitar una inmensa sonrisa sobre mis labios,vaya idiotez la que he mencionado, es imposible sentir frío cuando mi temperatura está por mucho más abajo de los cero centígrados. Alzo los hombros sintiendo una leve molestia por el olor del incieso amargándose cada vez más produciéndome cierto ataque de tos, así que cuando sugirió la hoguera no opuse resistencia aguna; la invasión de sus cabellos me parece gracioso, es algo con lo que siempre tengo que lidiar, inclusive ahora, mi cabellera tapada por una capa de color negro que porto sobre los hombros esconde mi estorbosa melena, pero no tardaré en retirarla en cuánto el fuego comienze a ceder frente a la temperatura.
-Está bien, no os preocupéis en lo absoluto ¿de acuerdo? además, con este paraje creo que hasta la disfrutaré, con las estrellas alumbrándonos, en compañía de la luna dibujada por encima de vosotros es impresionante- medito unos segundos elevando la mirada hasta el cielo profundo sonriendo de lado.
-¿Sabéis? tenía mucho de no hablar con alguien- me sincero mirándolo directamente, hacía días que no cruzaba palabra con alguien verdaderamente, estando ausente en mis pensamientos nunca tengo ánimos para entablar conversaciones más allá de lo debido, mi voz cantarina es odiosa nada puedo hacerle.
Una vez que ésta está encendida, me siento directamente a ver los pequeños flequillos de lumbre saltar, cegándome ante el hermoso color que posee, es vislumbrante el modo en que se menean las llamas, adquiriendo tonos anaranjados y amarillentos dejándose mover por el movimiento dle viento.
-Es asombroso el espectáculo que cierta cantidad de fuego puede ofrecernos ¿cierto?- suspiro aletargadamente prestando atención a mi acompañante, tal como lo supuse, me da calor y mucho, retírome la capa dejando suelta la basta mata hasta la espalda de cabello, el viento comienza a despeinarlo llevándolo hasta mi rostro.
-¿Veís? no es el único que posee ese problema- señalo a los muchos mechones de pelo acechándome sobre la piel pálida de mis facciones.
Lacónicamente hace repelo al término que utilizo al dirigirme a él ¿Porqué no?, somos iguales, de la posición es sólo una condición social que vuelve pérfida a la civilización; en este caso hacer poder sentir bien a alguien al mencionarlo es una gran recompensa al obtener una sonrisa brotar de su rostro. Por extraño que parezca ya lo sé, teniendo éste semblante capaz de arrancar suspiros por donde me aparezco es lo que menos me interesa, hay cuestiones de mí misma que no termino de comprender del todo aún; sigo considerándome neófita pero eso sí, el término monstruosa creo que es el más adecuado para mencionarme.
-Lionel, un placer en conoceros caballero, os pido que sólo me llame Annette sin tanta formalidad, haré lo mismo con vos- apresuro a decir cuando escucho el famoso "mademoiselle" aunque es mucho mejor que ser llamada majestad, princesita o alguna tontería de aquellas ridículas. Pensando en qué diría si supiera que está ante una vampira me hace dudar seriamente, ¿Es posible adquirir tanto control? si así es, después de hacer matanzas por no poder hacerlo ahora llevo la misión de mantenerme alejada de aquellos inocentes sólo alimentándome de delincuentes, corruptos y de ese tipo de humanoides que la sociedad no extrañaría en lo absoluto.
-Os podría decir que sois bastante valiente al llevar sólo éstas prendas, yo tampoco suelo se friolenta- el último comentario no puedo evitar una inmensa sonrisa sobre mis labios,vaya idiotez la que he mencionado, es imposible sentir frío cuando mi temperatura está por mucho más abajo de los cero centígrados. Alzo los hombros sintiendo una leve molestia por el olor del incieso amargándose cada vez más produciéndome cierto ataque de tos, así que cuando sugirió la hoguera no opuse resistencia aguna; la invasión de sus cabellos me parece gracioso, es algo con lo que siempre tengo que lidiar, inclusive ahora, mi cabellera tapada por una capa de color negro que porto sobre los hombros esconde mi estorbosa melena, pero no tardaré en retirarla en cuánto el fuego comienze a ceder frente a la temperatura.
-Está bien, no os preocupéis en lo absoluto ¿de acuerdo? además, con este paraje creo que hasta la disfrutaré, con las estrellas alumbrándonos, en compañía de la luna dibujada por encima de vosotros es impresionante- medito unos segundos elevando la mirada hasta el cielo profundo sonriendo de lado.
-¿Sabéis? tenía mucho de no hablar con alguien- me sincero mirándolo directamente, hacía días que no cruzaba palabra con alguien verdaderamente, estando ausente en mis pensamientos nunca tengo ánimos para entablar conversaciones más allá de lo debido, mi voz cantarina es odiosa nada puedo hacerle.
Una vez que ésta está encendida, me siento directamente a ver los pequeños flequillos de lumbre saltar, cegándome ante el hermoso color que posee, es vislumbrante el modo en que se menean las llamas, adquiriendo tonos anaranjados y amarillentos dejándose mover por el movimiento dle viento.
-Es asombroso el espectáculo que cierta cantidad de fuego puede ofrecernos ¿cierto?- suspiro aletargadamente prestando atención a mi acompañante, tal como lo supuse, me da calor y mucho, retírome la capa dejando suelta la basta mata hasta la espalda de cabello, el viento comienza a despeinarlo llevándolo hasta mi rostro.
-¿Veís? no es el único que posee ese problema- señalo a los muchos mechones de pelo acechándome sobre la piel pálida de mis facciones.
Annette Pavlovna- Vampiro Clase Alta
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Re: Por un juego... { Libre }
Entonces, Anette, es un nombre precioso
-Sonrió volviendo a suspirar, era extraño que un vampiro no le gustase la formalidad, los tratos, las costumbres, además de los burgueses y los duqueses eran los que mas amaban las costumbres y la formalidad, fué entonces cuando despues de unos momentos sentado se estiro, lo suficiente como para que sus músculos se escucharan suaves, sonriendo cariñoso sin poder evitarlo ante aquel ataque de tos que habia tenido la dama ya era bastante sorpresa e incluso bastante inusual ver entrar a un vampiro en una iglesia, la cual como siempre gritaba el sacerdote "dios les ha dado la espalda" mientras que después del sermón el acudia con el dinero de los feligreses bajo las piernas de alguna cortesana.
Valiente por aquellas ropas, era lo que debia de llevar teniendo en cuenta de que no habia tenido nunca ropajes adecuados debido a la falta del dinero, siempre habia opinado que eran mejor los tiempos de trueque, aquellos tiempos en los que "si tu me das, yo te doy" eran simplemente maravillososos, le gustabam sin duda esos momentos antes cuando tu traias a los floreros, x rosas, ellos te podian dar algo de comida cuando no existía el dinero ademas la gente estaba mas calmada, porque tenia algo, podía dar algo por algo y no estar tan necesitados, ahora en cambio, sino tenias, no tenías, siendo pues los que mas tienen los que se coronasen "jefes" del mundo-
Si tuviera mas dinero, creo que seguiria vistiendo así, es mucho mas comodo
-Murmuró encogiendo los hombros, nunca se imaginaría con algun traje, no se, un traje de pantalones ajustados como los que llevaban los hombres sobre todo cuando iban a caballo, no podria soportar tal presión, aquello, causo una suave sonrisa en su boca al pensar en un hombre con las manos en la tela de los pantalones debido a la tirantez. Fué entonces cuando se encargó de la hoguera, tomandpo algunas cosas de la casa del señor que antes le había asombrado y ahora, como buen ladrón improvisado acariciaba el hurto, se sonrió cuando volvió a admirar los ojos de tan bella dama, apoyando mientras las manos en el suelo.
El fuego acariciaba a ambos, colocando aun las manos en algunos mechones de cabello, no sabia si dentro de poco vendría el cura lleno de vino y perfume para finalmente darse cuenta de la hoguera y expulsarlos de malos modos, pero no lo creía, por el aspecto de la iglesia, llena de polvo, no era que el señor que estuviera allí tuviera demasiado cuidado por ella, se sonrió cerrando los orbes, volviendo a capturar el aroma del aire-
Podeis hablar conmigo cuanto querais, como veis, soy algo charlatan, poco común en mi...
-Lo ultimo lo dejo caer como una interrogación también, era costumbre que no fuera muy hablador y que los monologos eran sin duda lo que más le encantaba escuchar, pwero ahora, parecia que los dueños del monologo no era la muchacha como debia de ser, sino era el propio Lionel, quien respondia a las preguntas que le eran formuladas con sutilidad, esperando no ser demasiado pesado, cuando tomaba costumbre con alguien, comodidad y algo de confianza era cuando hablaba un poco mas de lo normal, aunque nunca podría confiar del todo en las personas-
Pero lo llevais con más elegancia Anette.
-Se sonrió, asintiendo ante el espectaculo que el fuego les daba además de al menos mantener caliente el cuerpo humano de Lionel, fué cuando observó la larga cabellera de la mujer, sorprendiendose una vez mas que nadie quisiera hablar con ella o que no tuviera sitio fijo, quizás, los vampiros estaban tan aburridos de la belleza que cuando una mujer tan hermosa estaba con ellos no tenian que prestar mucha atención. Se levantó entonces, colocándose detrás de la dama, haciendole sentir con cuidado { y sumo respeto } como sus dedos se envolvian alrededor de las hebras ajenas-
Los gitanos, solemos hacer trenzas a las mujeres, a los hombres, aunque no creas que hacemos trenza a todos.
-No pudo evitar una sonrisa en su boca, pensando o imaginando mas bien a un gitano tomando a cualquier animal de sendos cabellos empezando a hacerle trenzas, mientras se sonreia acudia a hacerle una trenza en su cabellera, despistándose por un segundo de la diferencia de razas, asi como del frío-
-Sonrió volviendo a suspirar, era extraño que un vampiro no le gustase la formalidad, los tratos, las costumbres, además de los burgueses y los duqueses eran los que mas amaban las costumbres y la formalidad, fué entonces cuando despues de unos momentos sentado se estiro, lo suficiente como para que sus músculos se escucharan suaves, sonriendo cariñoso sin poder evitarlo ante aquel ataque de tos que habia tenido la dama ya era bastante sorpresa e incluso bastante inusual ver entrar a un vampiro en una iglesia, la cual como siempre gritaba el sacerdote "dios les ha dado la espalda" mientras que después del sermón el acudia con el dinero de los feligreses bajo las piernas de alguna cortesana.
Valiente por aquellas ropas, era lo que debia de llevar teniendo en cuenta de que no habia tenido nunca ropajes adecuados debido a la falta del dinero, siempre habia opinado que eran mejor los tiempos de trueque, aquellos tiempos en los que "si tu me das, yo te doy" eran simplemente maravillososos, le gustabam sin duda esos momentos antes cuando tu traias a los floreros, x rosas, ellos te podian dar algo de comida cuando no existía el dinero ademas la gente estaba mas calmada, porque tenia algo, podía dar algo por algo y no estar tan necesitados, ahora en cambio, sino tenias, no tenías, siendo pues los que mas tienen los que se coronasen "jefes" del mundo-
Si tuviera mas dinero, creo que seguiria vistiendo así, es mucho mas comodo
-Murmuró encogiendo los hombros, nunca se imaginaría con algun traje, no se, un traje de pantalones ajustados como los que llevaban los hombres sobre todo cuando iban a caballo, no podria soportar tal presión, aquello, causo una suave sonrisa en su boca al pensar en un hombre con las manos en la tela de los pantalones debido a la tirantez. Fué entonces cuando se encargó de la hoguera, tomandpo algunas cosas de la casa del señor que antes le había asombrado y ahora, como buen ladrón improvisado acariciaba el hurto, se sonrió cuando volvió a admirar los ojos de tan bella dama, apoyando mientras las manos en el suelo.
El fuego acariciaba a ambos, colocando aun las manos en algunos mechones de cabello, no sabia si dentro de poco vendría el cura lleno de vino y perfume para finalmente darse cuenta de la hoguera y expulsarlos de malos modos, pero no lo creía, por el aspecto de la iglesia, llena de polvo, no era que el señor que estuviera allí tuviera demasiado cuidado por ella, se sonrió cerrando los orbes, volviendo a capturar el aroma del aire-
Podeis hablar conmigo cuanto querais, como veis, soy algo charlatan, poco común en mi...
-Lo ultimo lo dejo caer como una interrogación también, era costumbre que no fuera muy hablador y que los monologos eran sin duda lo que más le encantaba escuchar, pwero ahora, parecia que los dueños del monologo no era la muchacha como debia de ser, sino era el propio Lionel, quien respondia a las preguntas que le eran formuladas con sutilidad, esperando no ser demasiado pesado, cuando tomaba costumbre con alguien, comodidad y algo de confianza era cuando hablaba un poco mas de lo normal, aunque nunca podría confiar del todo en las personas-
Pero lo llevais con más elegancia Anette.
-Se sonrió, asintiendo ante el espectaculo que el fuego les daba además de al menos mantener caliente el cuerpo humano de Lionel, fué cuando observó la larga cabellera de la mujer, sorprendiendose una vez mas que nadie quisiera hablar con ella o que no tuviera sitio fijo, quizás, los vampiros estaban tan aburridos de la belleza que cuando una mujer tan hermosa estaba con ellos no tenian que prestar mucha atención. Se levantó entonces, colocándose detrás de la dama, haciendole sentir con cuidado { y sumo respeto } como sus dedos se envolvian alrededor de las hebras ajenas-
Los gitanos, solemos hacer trenzas a las mujeres, a los hombres, aunque no creas que hacemos trenza a todos.
-No pudo evitar una sonrisa en su boca, pensando o imaginando mas bien a un gitano tomando a cualquier animal de sendos cabellos empezando a hacerle trenzas, mientras se sonreia acudia a hacerle una trenza en su cabellera, despistándose por un segundo de la diferencia de razas, asi como del frío-
Lionel D'Maine- Gitano
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Re: Por un juego... { Libre }
-¿La verdad? concido contigo, estas vestimentas son mucho mejores que esos vestidos enormes, los odio, no puedo caminar decentemente y cuento con uno sólo, fue heredado- entorno una sonrisa pícara sobre mis labios ladeándolos hacia la derecha recordando las enormes crinolinas, joyas, peinados altos de la alta élite siendo toda una princesita seguía atada a ciertos régimenes pura fanfarronería, el dinero lo compraba todo en mi vida, por eso es que lo odio tanto, compró mis decisiones, mis opiniones y mi felicidad también, ahora es por ello trato de alejarme en lo relacionado a lo monetario; sabiéndome poseedora de castillo en Rusia, residencia en Inglaterra y otra en Suiza prefiero la comodidad y la vagabundez de París.
.Una vez que os tome confianza deseará callarme- me inmuto para decir encandílándome todavía con las flamas y también por supuesto sintiendo una leve molestia al respecto, no es que pueda permanecer mucho tiempo cercana a ella, también de ello tengo privacidad, ni siquiera poder disfrutar esos espectáculos saltarines de las pequeñas chispas puedo, retírome de la hoguera unos metros tomando asiento escalones más abajo de la escalera casi en ruinas, pregúntome del porqué del descuido tan vehemente, una iglesia al fin y alcabo porta paz a quién lo necesita, por supuesto no a seres como yo por supuesto.
Al sentenciar los mechones arremolinándose sobre mi cara, refunfuño peleándome por mantenerlos en su sitio hasta un comentario sugerente por parte de Lionel, si hubiese sido humana muy probablemente mis mejillas se hubiesen teñido de un rosa intenso tirándole al rojo, abrumada me encogí de hombros dedicándole una pequeña sonrisa.
-Gracias Lionel, no es más que un montón de nudos ésta cabellera- delcaro con voz lo suficientemente audible para ambos sin escucharme tan cantarina, pero de pronto mi acompañante desaparece para colocarse detrás mío entremetiendo sus dedos sobre mi cabello, lo miro expectante volteando con rapidez a lo que contesta con un argumento, no opongo ninguna resistencia, me siento cómoda, estoy tratando de aparentar lo mejor que sé, así que sin deseos de preocuparme más allá de la cuenta me sumo en una inmersa tranquilidad poniendo atención.
-Sería interesante veros haciéndole una trenza a alguna cola de caballo- sonrío compartiendo la suya mostrando mis dientes del frente siendo cautelosa para no enseñar demás, cierro los ojos sintiendo el tacto sobre la trenza, la sensación de deslizar los dedos sobre mi pelo, es algo que no había sentido desde mi conversión. Al recordar a mi madre peinándome a fuerza para los eventos era muy poco agradable, por las noches Natalia (mi acompañante) se dedicaba a dormirme de ese modo, si lo pudiese hacer no tardaría en cerrar los ojos sumiéndome en un sueño profundo en las noches como gente normal enl lugar de las mañanas.
-Así que soís un gitano?¿Podríais explicarme mejor sus tradiciones? nunca he convivido con alguno- pregunto deteniendo unos segundos su mano para poderlo mirar directamente curiosa interrogándolo con la mirada deseosa de información.
-Después será mi turno, aunque me pregunto si valdrá la pena veros con una trenza- suelto una pequeña risa de chiquilla un poco resonante, e irritante ante mis oídos, ante los de Lionel no lo sé, callándome repentinamente para no hacer más escándalo del necesario.
-Estar cerca del fuego me produce ciertas flemas- ajá sobre todo, la infamia envuelta sobre esas palabras es para ocultar que mi naturaleza.
-Perdonadme si estoy muy fría- comento ya que mi mano sigue sobre la suya soltándola casi de inmediato.
-¿Esas cartas qué son o qué hacen?, las que portaba cuando os vi sentado en la iglesia?, disculpadme mi ignorancia- el arco de mi frente se pronuncia a modo misterioso anhelando por conocer más de mi compañía ésta noche.
.Una vez que os tome confianza deseará callarme- me inmuto para decir encandílándome todavía con las flamas y también por supuesto sintiendo una leve molestia al respecto, no es que pueda permanecer mucho tiempo cercana a ella, también de ello tengo privacidad, ni siquiera poder disfrutar esos espectáculos saltarines de las pequeñas chispas puedo, retírome de la hoguera unos metros tomando asiento escalones más abajo de la escalera casi en ruinas, pregúntome del porqué del descuido tan vehemente, una iglesia al fin y alcabo porta paz a quién lo necesita, por supuesto no a seres como yo por supuesto.
Al sentenciar los mechones arremolinándose sobre mi cara, refunfuño peleándome por mantenerlos en su sitio hasta un comentario sugerente por parte de Lionel, si hubiese sido humana muy probablemente mis mejillas se hubiesen teñido de un rosa intenso tirándole al rojo, abrumada me encogí de hombros dedicándole una pequeña sonrisa.
-Gracias Lionel, no es más que un montón de nudos ésta cabellera- delcaro con voz lo suficientemente audible para ambos sin escucharme tan cantarina, pero de pronto mi acompañante desaparece para colocarse detrás mío entremetiendo sus dedos sobre mi cabello, lo miro expectante volteando con rapidez a lo que contesta con un argumento, no opongo ninguna resistencia, me siento cómoda, estoy tratando de aparentar lo mejor que sé, así que sin deseos de preocuparme más allá de la cuenta me sumo en una inmersa tranquilidad poniendo atención.
-Sería interesante veros haciéndole una trenza a alguna cola de caballo- sonrío compartiendo la suya mostrando mis dientes del frente siendo cautelosa para no enseñar demás, cierro los ojos sintiendo el tacto sobre la trenza, la sensación de deslizar los dedos sobre mi pelo, es algo que no había sentido desde mi conversión. Al recordar a mi madre peinándome a fuerza para los eventos era muy poco agradable, por las noches Natalia (mi acompañante) se dedicaba a dormirme de ese modo, si lo pudiese hacer no tardaría en cerrar los ojos sumiéndome en un sueño profundo en las noches como gente normal enl lugar de las mañanas.
-Así que soís un gitano?¿Podríais explicarme mejor sus tradiciones? nunca he convivido con alguno- pregunto deteniendo unos segundos su mano para poderlo mirar directamente curiosa interrogándolo con la mirada deseosa de información.
-Después será mi turno, aunque me pregunto si valdrá la pena veros con una trenza- suelto una pequeña risa de chiquilla un poco resonante, e irritante ante mis oídos, ante los de Lionel no lo sé, callándome repentinamente para no hacer más escándalo del necesario.
-Estar cerca del fuego me produce ciertas flemas- ajá sobre todo, la infamia envuelta sobre esas palabras es para ocultar que mi naturaleza.
-Perdonadme si estoy muy fría- comento ya que mi mano sigue sobre la suya soltándola casi de inmediato.
-¿Esas cartas qué son o qué hacen?, las que portaba cuando os vi sentado en la iglesia?, disculpadme mi ignorancia- el arco de mi frente se pronuncia a modo misterioso anhelando por conocer más de mi compañía ésta noche.
Annette Pavlovna- Vampiro Clase Alta
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Re: Por un juego... { Libre }
hmm...nunca he mandado callar a nadie
-Era un pensamiento que nunca habia pasado por su mente teniendo en cuenta que la mayor parte de todos con los que habia hablado habian terminado sonriendo aburridos o contrariados a Lionel, habia partes que decían que era demasiado callado con lo cual terminaban por aburrirse de la conversación o al contrario seguía muy de cerca la conversacion acabando por hablar de más, lo que en cierto modo hacia que todos los que el miraban sonriesen suavemente y se marchasen en cuando tuvieran la ocasión. En cambio aquella mujer le escuchaba de una manera que nunca habia podido sentir, por ejemplo, cuando le miraba a los ojos asintiendo a cada palabra que dijera, ademas de estar de acuerdo con él en que los vestidos de las damas de ala cuna y los caballeros de alta cuna no eran sino un sello que indicaba su estatus monetario pero no podría ser demasiado cómodo.
Las mujeres debian de llevar vestidos asfixiantes, con collares y prendas que en verano ninguna persona las llevaría, los hombres, unas camisas, chaquetas, pantalones, sombreros, siempre se habia preguntado si en verano alguno de aquellos hombres y mujeres de alta cuna se habria deshecho de esa vestimenta que ahora en invierno tanto orgullo le mantenía. Jugó con la mirada ajena, volviendo a sentir de nuevo como ambos ojos permanecen observándose hasta sonreir y apartar la mirada dedicándo a pasar sus dedos por los cabellos de la muchacha, le gustaba, era suave al tacto, no tenia demasiados nudos o mejor dicho los nudos solo eran parte del encanto de aquellas hebras componiéndose en rizos sumisos a los dedos-
Me gustan sus cabellos, hacía tiempo que no habia visto tal cabellera hermosa
-Las mujeres gitanas poseían unos cabellos que muchas mujeres envidiaban, fuertes, longevos, de vida y bríso envidiables, pero hacía bastantes inviernos que no habia tenido la ocasión de tocar una cabellera como la ajena, cuidada, mientras seguía haciendole la trenza volviendose a reir-
No es muy agradable os lo aseguro, se debe de ser muy rápido con aquellos que se oponen a las trenzas en sus crines.
-Los animales tenian necesidades, como cualquier animal, de correr, de no poder estar mucho tiempo callado en un mismo sitio asi que era dificil hacer unas trenzas a los caballos, solo los mas sumisos se quedaban el tiempo necesario e incluso lo agradecian con algun cariñoso toque con el hocico, pero como todos los lares habia caballos que no respondían muy bien a los deseos humanos, asi que debias de tener unos dedos rápidos para lograrlo o sino el caballo acabaría por moverse y debias de tener cuidado con que ninguno de sus cabellos estuviera aun sujeto de los dedos del hombre porque sino, doleria cuando empezara a moverse por ende, te tomaría como un enemigo la proxima vez que te viese.
Cuando fué a terminar con la trenza notó como su mano habia sido tomada, volviendo a observar sus ojos, todos, deseaban saber las leyendas las costumbres las tradiciones de los gitanos, eran para muchos unos extraños y poco deseables compañeros, se sonrió volviendo a negar-
Un gitano lamento decepcionaros no puede decir sus tradiciones a cualquier persona, pero no ha de creer lo que dice la gente
-Ignoró aquello que dijo sobre su frialdad { aunque era obvio que ya sabia el porqué } tomó sin embargo su mano llevándola a los labios, besándolos con mucha delicadeza cual caballero haria con una dama, mirando de nuevo sus ojos, con mucho cuidado se levantó aun sin sentarse colocandose en frente de la mujer, lo justo como para que tuvieran tan solo aquella separación del fuego mirando sus ojos, volviendo a jugar con las miradas mientras el fuego parecia simple mediador entre ellos mientras algunas flamas acariciaban-
Dicen que somos extraños, sucios, pero puedo deciros que somos respetuosos, nos ganamos nuestro dinero con nuestro sudor, aun cuando algun dia algun que otro hurto acometemos pero es sino por necesidad
-Se inclinó caballerosamenbte como si fuese parte de algun espectáculo, los gitanos eran bien conocidos por aquellos espectaculos callejeros de baile, danza...sobre todo el baile, era esencial, la pasión, la sonrisa seductora que pocos hombres parisinos poseían en su boca, era sin duda algo que hacia al gitano mantenerse entre los mas seductores y misteriosos-
Como cualquier gitano, podemos predecir algo con las cartas, pero yo soy distinto mi señora...las cartas solo se comunican conmigo para decirme cuando desean lo que me va a pasar y con qué e de tener cuidado, creo que son igual de egoistas que en lo que en su día, fui yo.
-Era un pensamiento que nunca habia pasado por su mente teniendo en cuenta que la mayor parte de todos con los que habia hablado habian terminado sonriendo aburridos o contrariados a Lionel, habia partes que decían que era demasiado callado con lo cual terminaban por aburrirse de la conversación o al contrario seguía muy de cerca la conversacion acabando por hablar de más, lo que en cierto modo hacia que todos los que el miraban sonriesen suavemente y se marchasen en cuando tuvieran la ocasión. En cambio aquella mujer le escuchaba de una manera que nunca habia podido sentir, por ejemplo, cuando le miraba a los ojos asintiendo a cada palabra que dijera, ademas de estar de acuerdo con él en que los vestidos de las damas de ala cuna y los caballeros de alta cuna no eran sino un sello que indicaba su estatus monetario pero no podría ser demasiado cómodo.
Las mujeres debian de llevar vestidos asfixiantes, con collares y prendas que en verano ninguna persona las llevaría, los hombres, unas camisas, chaquetas, pantalones, sombreros, siempre se habia preguntado si en verano alguno de aquellos hombres y mujeres de alta cuna se habria deshecho de esa vestimenta que ahora en invierno tanto orgullo le mantenía. Jugó con la mirada ajena, volviendo a sentir de nuevo como ambos ojos permanecen observándose hasta sonreir y apartar la mirada dedicándo a pasar sus dedos por los cabellos de la muchacha, le gustaba, era suave al tacto, no tenia demasiados nudos o mejor dicho los nudos solo eran parte del encanto de aquellas hebras componiéndose en rizos sumisos a los dedos-
Me gustan sus cabellos, hacía tiempo que no habia visto tal cabellera hermosa
-Las mujeres gitanas poseían unos cabellos que muchas mujeres envidiaban, fuertes, longevos, de vida y bríso envidiables, pero hacía bastantes inviernos que no habia tenido la ocasión de tocar una cabellera como la ajena, cuidada, mientras seguía haciendole la trenza volviendose a reir-
No es muy agradable os lo aseguro, se debe de ser muy rápido con aquellos que se oponen a las trenzas en sus crines.
-Los animales tenian necesidades, como cualquier animal, de correr, de no poder estar mucho tiempo callado en un mismo sitio asi que era dificil hacer unas trenzas a los caballos, solo los mas sumisos se quedaban el tiempo necesario e incluso lo agradecian con algun cariñoso toque con el hocico, pero como todos los lares habia caballos que no respondían muy bien a los deseos humanos, asi que debias de tener unos dedos rápidos para lograrlo o sino el caballo acabaría por moverse y debias de tener cuidado con que ninguno de sus cabellos estuviera aun sujeto de los dedos del hombre porque sino, doleria cuando empezara a moverse por ende, te tomaría como un enemigo la proxima vez que te viese.
Cuando fué a terminar con la trenza notó como su mano habia sido tomada, volviendo a observar sus ojos, todos, deseaban saber las leyendas las costumbres las tradiciones de los gitanos, eran para muchos unos extraños y poco deseables compañeros, se sonrió volviendo a negar-
Un gitano lamento decepcionaros no puede decir sus tradiciones a cualquier persona, pero no ha de creer lo que dice la gente
-Ignoró aquello que dijo sobre su frialdad { aunque era obvio que ya sabia el porqué } tomó sin embargo su mano llevándola a los labios, besándolos con mucha delicadeza cual caballero haria con una dama, mirando de nuevo sus ojos, con mucho cuidado se levantó aun sin sentarse colocandose en frente de la mujer, lo justo como para que tuvieran tan solo aquella separación del fuego mirando sus ojos, volviendo a jugar con las miradas mientras el fuego parecia simple mediador entre ellos mientras algunas flamas acariciaban-
Dicen que somos extraños, sucios, pero puedo deciros que somos respetuosos, nos ganamos nuestro dinero con nuestro sudor, aun cuando algun dia algun que otro hurto acometemos pero es sino por necesidad
-Se inclinó caballerosamenbte como si fuese parte de algun espectáculo, los gitanos eran bien conocidos por aquellos espectaculos callejeros de baile, danza...sobre todo el baile, era esencial, la pasión, la sonrisa seductora que pocos hombres parisinos poseían en su boca, era sin duda algo que hacia al gitano mantenerse entre los mas seductores y misteriosos-
Como cualquier gitano, podemos predecir algo con las cartas, pero yo soy distinto mi señora...las cartas solo se comunican conmigo para decirme cuando desean lo que me va a pasar y con qué e de tener cuidado, creo que son igual de egoistas que en lo que en su día, fui yo.
Lionel D'Maine- Gitano
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Re: Por un juego... { Libre }
Al mencionar el tema sobre las cartas un escalofrío ciertamente me recorre de pies a cabeza, estoy confundida, ya que si menciona el saber si hay algún tipo de peligro porbablemente ha de saber sobre mi condición, pensándolo y recordándolo mejor en la oglesia cuando la primera vez le había visto jugaba con ellas entre los dedos ¿Porqué seguía aquí? frente a una criatura tan espeluznante como yo, sabiendol los riesgos a correr platica tan campantemente haciéndome un peinando sobre mis cabellos sueltos.
Trago saliva inexistente, sólo un flujo de aire se acumula sobre mi laringe entre el paso de lo que una vez corría mi sangre, mi vida completa, se limita a un hueco sin que valga la pena apelar por ello, tratando de concentrarme sobre lo que él dice sobre los gitanos, a mí no me parecen otra raza distitnta ni una sublcasificación de los humanos, simplemente a eso se reducen: sólo humanos.
-¿Sabe Lionel? creo que no os jusgaré nada de lo que me diga, si le quitan a los ricos para dadle algo a los necesitados lo considero bastante justo- sentencio filosofando al respecto, de haber podido, y claro que puedo daré una parte del dinero innecesario acumulado para aquellos necesitados verdaderamente, sin pensar en absurdas superficialidades, estúpidas cosas materiales, simplemente para ser felices.
Regresando al punto de partida de las cartas, aún así, cuando le hayan prevenido en estos momentos no está en mis planes absolutamente dañarle. poniéndome en pie caminando hasta detrás de él algo curiosa me da la imagen aterradora sobre las víctimas en mis alimentos, así, delante de mí antes de hincarles mis colmillos bien puntiagudos absorbiendo de ellos a placer, extasiándome de su sangre, saciándome exqiusitamente sobre esos elíxires, haciendo la cabeza de un lado a otro retengo mis labios en una mórbida mueca.
-Dejadme a mí intentar acomodar vuestro cabello de algún modo, no haré una trenza tan buena más os prometo haced mi mejor intento; con el asunto de las cartas, habéis mencionado que se cominican con vos, entonces, he de suponeros que ya le habrán mencionado algo relacionado a mí ¿No es así?- pregunto enarcando una ceja mientras mis dedos se deslizan sobre las hebras de su cabeza largas, esa pregunta me incomoda, pero sé que tarde o temprano no iba a evadirla toda la noche.
-Espero no me toméis por loca desquiciada o algo anormal, aunque corregiré eso suena algo extraño viniendo de mí, así que no es el mejor argumento que puedo daros- declaro algo sonriente para mí misma ante la ocurrencia absurda en mis comentarios.
-Bueno, si tenéis alguna duda, si puedo ayudaros con algo mencionándmelo si es tan amable, aunque os puedo aseurar todo está bien, creédme tenía en realidad mucho tiempo que no hacía nada de ahora, pareciera estoy delirando en exceso, simplemente tenía años de no sentirme tan cómoda, contenta, vital con un tanto de vida, todo ello ha quedado reducido a cenizas- suspiro terminando de anudarle con su propio cabello el intento de coleta atada a su espalda.
-Perdone, he de merecer alguna pregunta vuestra, algún comentario, si deseáis que me marche así será- murmuro recargando mi cabeza sobre el codo derecho apoyado sobre mi pierna derecha arraigada al suelo. La sensación de vacío vuelve de nuevo, haciedo alusión a que quisiera ciertamente un vaso de whiskey, mirando al piso intentando encontrar algo imposible de hallar: una vida humana, pregúntome cuántas veces al día recorre esto mi cabeza, pensar en tener corazón, sentir, vivir de acuerdo a mis reglas y no a las noches, sería fantástico, sin duda.
-Lionel, vuestras razas son muy distintas, hoy, sólo hoy deseo ser Annette, cualquier otra, alguien más, sin tener etiquetas, tampoco usted un gitano, sólo vosl- musito con un poco más de ánimo dándole un pequeño empujoncito con el hombro a su brazo a modo de gesto amistoso.
Trago saliva inexistente, sólo un flujo de aire se acumula sobre mi laringe entre el paso de lo que una vez corría mi sangre, mi vida completa, se limita a un hueco sin que valga la pena apelar por ello, tratando de concentrarme sobre lo que él dice sobre los gitanos, a mí no me parecen otra raza distitnta ni una sublcasificación de los humanos, simplemente a eso se reducen: sólo humanos.
-¿Sabe Lionel? creo que no os jusgaré nada de lo que me diga, si le quitan a los ricos para dadle algo a los necesitados lo considero bastante justo- sentencio filosofando al respecto, de haber podido, y claro que puedo daré una parte del dinero innecesario acumulado para aquellos necesitados verdaderamente, sin pensar en absurdas superficialidades, estúpidas cosas materiales, simplemente para ser felices.
Regresando al punto de partida de las cartas, aún así, cuando le hayan prevenido en estos momentos no está en mis planes absolutamente dañarle. poniéndome en pie caminando hasta detrás de él algo curiosa me da la imagen aterradora sobre las víctimas en mis alimentos, así, delante de mí antes de hincarles mis colmillos bien puntiagudos absorbiendo de ellos a placer, extasiándome de su sangre, saciándome exqiusitamente sobre esos elíxires, haciendo la cabeza de un lado a otro retengo mis labios en una mórbida mueca.
-Dejadme a mí intentar acomodar vuestro cabello de algún modo, no haré una trenza tan buena más os prometo haced mi mejor intento; con el asunto de las cartas, habéis mencionado que se cominican con vos, entonces, he de suponeros que ya le habrán mencionado algo relacionado a mí ¿No es así?- pregunto enarcando una ceja mientras mis dedos se deslizan sobre las hebras de su cabeza largas, esa pregunta me incomoda, pero sé que tarde o temprano no iba a evadirla toda la noche.
-Espero no me toméis por loca desquiciada o algo anormal, aunque corregiré eso suena algo extraño viniendo de mí, así que no es el mejor argumento que puedo daros- declaro algo sonriente para mí misma ante la ocurrencia absurda en mis comentarios.
-Bueno, si tenéis alguna duda, si puedo ayudaros con algo mencionándmelo si es tan amable, aunque os puedo aseurar todo está bien, creédme tenía en realidad mucho tiempo que no hacía nada de ahora, pareciera estoy delirando en exceso, simplemente tenía años de no sentirme tan cómoda, contenta, vital con un tanto de vida, todo ello ha quedado reducido a cenizas- suspiro terminando de anudarle con su propio cabello el intento de coleta atada a su espalda.
-Perdone, he de merecer alguna pregunta vuestra, algún comentario, si deseáis que me marche así será- murmuro recargando mi cabeza sobre el codo derecho apoyado sobre mi pierna derecha arraigada al suelo. La sensación de vacío vuelve de nuevo, haciedo alusión a que quisiera ciertamente un vaso de whiskey, mirando al piso intentando encontrar algo imposible de hallar: una vida humana, pregúntome cuántas veces al día recorre esto mi cabeza, pensar en tener corazón, sentir, vivir de acuerdo a mis reglas y no a las noches, sería fantástico, sin duda.
-Lionel, vuestras razas son muy distintas, hoy, sólo hoy deseo ser Annette, cualquier otra, alguien más, sin tener etiquetas, tampoco usted un gitano, sólo vosl- musito con un poco más de ánimo dándole un pequeño empujoncito con el hombro a su brazo a modo de gesto amistoso.
Annette Pavlovna- Vampiro Clase Alta
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Fecha de inscripción : 18/09/2010
Re: Por un juego... { Libre }
-Se sintió incluso culpable cuando aquella mujer perfecta parecía inconscientemente reflejando algo de incomodidad ante el tema referente a las cartas, era normal pues si ella aun no conocía que Lionel de sobra sabía lo que era debería de estar preguntandose muchas cosas lo que en sí aumentó aquel sentimiento de culpabilidad, habia estado por primera vez tranquilo ante alguien, no había estado incómodo o moviendose, deseando marcharse o incluso deseando que la otra persona se marchase así que aquello era en verdad algo extraño para Lionel.
Aún podía saborear el amargo recuerdo de aquella frialdad que en aquella ocasión no precisamente era dada por las criaturas sobrenaturales, sino aquellos hombres de estatus bajo que creían que todos eran de su condición, borrachos, mujeriegos así que la conversación flotaba de aquel tema, mujeres, cerveza y la vida de los ricos. Era la primera vez que alguien no acudía a algun cotilleo para hacerse sentir más importante,
“¿como una mujer como ella va a recurrir a semejante idiotez?”
Lo sabía, sabia de sobra que Anette no era de aquellas damas que tomaban las manos de los desconocidos y empezaban a soltar secretos, uno tras otro hasta que el más jugoso rincón de intimidad había sido sacudido por los labios de cualquier mujer u hombre claro estaba, ya que ninguno se salvaba de aquellos cotilleos que a todos gustaban, presto atención a las palabras de Anette, no, no se lo daba a los más necesitados precisamente sino que se lo quedaba el mismo para sobrevivir, de todos modos antes que el cura lo gastase para una mujer de un prostibulo...si, era lo mejor-
Ya nadie sabe lo que es justo o no...pero, lo que hace a los pobres vivir aunque sea a costa de los ricos, es considerado como decis, justo.
-Sonrió, no reclamándole ni tampoco disputando su parte de culpa, los ricos tenían los pobres no pero como muchas sabian cuanto más se tenía más se deseaba por lo que no estaba en su lista de preferencias haberse hecho rico ¿para que? Deseaba mil veces ser pobre pero con el dinero necesario para vivir que tener dinero y estar obsesionado por incluso el sonido que estos emitian. Hubiera pensado más acerca de todo aquel asunto, razonado sobre ricos, sobre pobres, hasta que sus orbes volvieron a mirar a la mujer mientras estaba descansando las manos en sus rodillas.
¿La habría incomodado? Quiso abrir los labios para pedirle perdón, medir sus palabras pero justo cuando sus labios se iban a separar la mujer se acomodó detrás como momentos antes habia hecho Lionel con ella, irónicamente no habia sentido lo que muchos llamaban miedo, no le habria importado incluso que hubiera tomado algo de su sangre aunque ahora su mente estaba manchada de aquella incomodidad que sentía al notar aquellos dedos en sus cabellos, ni su difunto padre habia tocado antes su cabello...por lo que se sentía incluso raro que alguien lo tocase, sobre todo con aquella suavidad.
No debió pasar muchos segundos hasta que el tono de voz de la mujer le dió a entender lo que habia pensado en un principio, que creía { cosa que en verdad habia sucedido } que las cartas le habian comentado algo de su estado de vampiro, se sonrió suavemente, escuchando luego aquellas disculpas, no, no deseaba decirle que habia descubierto lo que era no por las cartas sino por el “don” que poseía. No deseaba que se llamase loca, no deseaba simplemente decirle que el loc en verdad era él...oh diablos, no sabia que pensar, escuchando todo lo que habia dicho la mujer pero sobre todo preguntándose porque estaba tan dubitativo en decirselo.
En otro momento le habria dicho todo hasta lo que significaba cada carta pero ahora ¿porqué no se lo habia dicho? Quizás seria por la incomodidad, volvió a revivir con aquel empujoncito sonriendo debilmente, suspirando hasta arquear una ceja y volver a mirar a Anette-
Dejemos el asunto de la locura, las cartas y simplemente vivamos la noche, las cartas tan solo me han dicho que era un perezoso por no encontrar un buen lugar en la noche donde dormir, lo de siempre tienden a quejarse del dueño que las cuida
-Ironizó con suavidad dejando que una sonrisa se mezclase en su rostro, era divertido pensar aquello las cartas solían decirle de todo en el momento que estaban hablando, podían decir que iba a hacer una persona o que no le convenía hacer, por ahora, lo que menos le conveía sobre todo era hablar de aquello porque sino la incomodidad entre ambos sería automática y no era eso lo que deseaba, sino todo lo contrario que aquella incomodidad desapareciese. Se mordió entonces el labio inferior metiendo la mano en un bolso de piel que tenia, no era mucho es más se lo habia hecho él mismo con ayuda de unos amigos gitanos lo suficiente como para meter en él cosas que necesitaba-
Tiene suerte de que no sea un hombre...¿como se dice? Con más cerebro en cierta zona masculina sino ahora mismo no me dispondría a alabar su belleza tal como ahora estoy haciendo y en verdad me lo habria lamentado
-Le sonrió guiñándole un ojo sacando una botella de alcohol destilado, era ilegal si, pero los gitanos sabiamos hacer de todo con lo que nos daba la naturaleza, podría parecer incluso grotesco pero aquello en verdad no le importaba...lo que tenia era curiosidad sobre...¿cómo reaccionaria un vampiro ante un licor tan fuerte como el que ahora había sacado?-
Aún podía saborear el amargo recuerdo de aquella frialdad que en aquella ocasión no precisamente era dada por las criaturas sobrenaturales, sino aquellos hombres de estatus bajo que creían que todos eran de su condición, borrachos, mujeriegos así que la conversación flotaba de aquel tema, mujeres, cerveza y la vida de los ricos. Era la primera vez que alguien no acudía a algun cotilleo para hacerse sentir más importante,
“¿como una mujer como ella va a recurrir a semejante idiotez?”
Lo sabía, sabia de sobra que Anette no era de aquellas damas que tomaban las manos de los desconocidos y empezaban a soltar secretos, uno tras otro hasta que el más jugoso rincón de intimidad había sido sacudido por los labios de cualquier mujer u hombre claro estaba, ya que ninguno se salvaba de aquellos cotilleos que a todos gustaban, presto atención a las palabras de Anette, no, no se lo daba a los más necesitados precisamente sino que se lo quedaba el mismo para sobrevivir, de todos modos antes que el cura lo gastase para una mujer de un prostibulo...si, era lo mejor-
Ya nadie sabe lo que es justo o no...pero, lo que hace a los pobres vivir aunque sea a costa de los ricos, es considerado como decis, justo.
-Sonrió, no reclamándole ni tampoco disputando su parte de culpa, los ricos tenían los pobres no pero como muchas sabian cuanto más se tenía más se deseaba por lo que no estaba en su lista de preferencias haberse hecho rico ¿para que? Deseaba mil veces ser pobre pero con el dinero necesario para vivir que tener dinero y estar obsesionado por incluso el sonido que estos emitian. Hubiera pensado más acerca de todo aquel asunto, razonado sobre ricos, sobre pobres, hasta que sus orbes volvieron a mirar a la mujer mientras estaba descansando las manos en sus rodillas.
¿La habría incomodado? Quiso abrir los labios para pedirle perdón, medir sus palabras pero justo cuando sus labios se iban a separar la mujer se acomodó detrás como momentos antes habia hecho Lionel con ella, irónicamente no habia sentido lo que muchos llamaban miedo, no le habria importado incluso que hubiera tomado algo de su sangre aunque ahora su mente estaba manchada de aquella incomodidad que sentía al notar aquellos dedos en sus cabellos, ni su difunto padre habia tocado antes su cabello...por lo que se sentía incluso raro que alguien lo tocase, sobre todo con aquella suavidad.
No debió pasar muchos segundos hasta que el tono de voz de la mujer le dió a entender lo que habia pensado en un principio, que creía { cosa que en verdad habia sucedido } que las cartas le habian comentado algo de su estado de vampiro, se sonrió suavemente, escuchando luego aquellas disculpas, no, no deseaba decirle que habia descubierto lo que era no por las cartas sino por el “don” que poseía. No deseaba que se llamase loca, no deseaba simplemente decirle que el loc en verdad era él...oh diablos, no sabia que pensar, escuchando todo lo que habia dicho la mujer pero sobre todo preguntándose porque estaba tan dubitativo en decirselo.
En otro momento le habria dicho todo hasta lo que significaba cada carta pero ahora ¿porqué no se lo habia dicho? Quizás seria por la incomodidad, volvió a revivir con aquel empujoncito sonriendo debilmente, suspirando hasta arquear una ceja y volver a mirar a Anette-
Dejemos el asunto de la locura, las cartas y simplemente vivamos la noche, las cartas tan solo me han dicho que era un perezoso por no encontrar un buen lugar en la noche donde dormir, lo de siempre tienden a quejarse del dueño que las cuida
-Ironizó con suavidad dejando que una sonrisa se mezclase en su rostro, era divertido pensar aquello las cartas solían decirle de todo en el momento que estaban hablando, podían decir que iba a hacer una persona o que no le convenía hacer, por ahora, lo que menos le conveía sobre todo era hablar de aquello porque sino la incomodidad entre ambos sería automática y no era eso lo que deseaba, sino todo lo contrario que aquella incomodidad desapareciese. Se mordió entonces el labio inferior metiendo la mano en un bolso de piel que tenia, no era mucho es más se lo habia hecho él mismo con ayuda de unos amigos gitanos lo suficiente como para meter en él cosas que necesitaba-
Tiene suerte de que no sea un hombre...¿como se dice? Con más cerebro en cierta zona masculina sino ahora mismo no me dispondría a alabar su belleza tal como ahora estoy haciendo y en verdad me lo habria lamentado
-Le sonrió guiñándole un ojo sacando una botella de alcohol destilado, era ilegal si, pero los gitanos sabiamos hacer de todo con lo que nos daba la naturaleza, podría parecer incluso grotesco pero aquello en verdad no le importaba...lo que tenia era curiosidad sobre...¿cómo reaccionaria un vampiro ante un licor tan fuerte como el que ahora había sacado?-
Lionel D'Maine- Gitano
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Re: Por un juego... { Libre }
Engullo mis dudas sin poder argumentar más, lo quiere esquivar tanto como yo, al ver como sobre sus pantalones sobresale una pequeña botella despierta mi interés, el olor que desprende segundos después puedo notar a plenitud de qué se trata, arrugando el ceño formando algunas arrugas en mi frente lo miro indecisa.
-Si fuese de los hombres que gustan pensar con otra parte del cuerpo, estariáis en serios problemas- sonrío ecléticamente con facciones inocentes haciendo aún más angelical mi expresión a modo de ninguna culpabilidad asomándose detrás de mis ojos escarlata.
-¿Qué tipo de bebida es eso Lionel? os podráis borracho y luego tendré que habladle dormido- murmuro todavía captando el aroma del licor inconfundible sobre mis fosas nasales, es más, arrugando un poco la nariz intento degustar sobre cuál se trata, intento fallido. Estoy en una situación en la que jamás pensé verme envuelta, sobre una fogata, en medio de un sitio repudiado hacia mí, con un humano peculiar completamente y sintiéndome tan afable, sin duda está siendo una de las mejores que haya tenido en años.
-Mirad que no ha quedado tan mal vuestro peinado, sin duda digno de una artista en sus inicios claro está- entono torciendo los labios, aún sin dejar de pensar en el asuntilo sobre las cartas, pregúntome si le habré causado alguna molestia por meterme en su cabeza, más bien sobre su cabello.
-Disculpádme por no haberos pedido permiso para intentar peinadlo mejor- muerdo mi labio inferior al percatarme que él está haciendo lo mismo, dicen que la curiosidad mató al gato, y... definitivamente me está aniquilando por probar aunque sea un sorbo de esa cosa hecha con alcohol. Más puede mi fuerza de voluntad al olerlo más de cerca, se me quitan las ganas casi de inmediato.
El aire comienza a soplar cada vez más fuerte, tanto que apaga el fuego de la pequeña hoguera, refunfuñante, me paro a intentar prenderla de nuevo sin obtener ningún resultado factible.
-Vaya buena brisa que se habéis soltado ¿Cierto?, será imposible que vuelva a prender ésta cosa- suspiro dejándome resbalar para recargarme sobre una de las columnas en la iglesia abandonada.
-Lionel, ¿Cuántos años tenéis? ¿Sois de aquí Francia?- pregunto mientras acomodo la capa que llevaba puesta sobre el suelo para sentarme allí dejándome alumbrar nada más por algunos faros en la lejanía de las calles ya desiertas.
-Yo nací en Rusia, llevo muy poco tiempo viviendo aquí, prefiero conocer nuevos sitios a estancarme en uno sólo, además, mi vida, solía ser tal cuál la describistéis instantes antes llena de riquezas, que al fin y al cabo son inútiles- sentencio sincerándome a plena piel, no es necesario aparentar nada, no puedo negar lo que fui pero puedo cambiar en lo que soy, ah, si, eso tampoco, condenada a eternidades de vida no puedo aspirar a mucho dentro de mi inmortalidad.
-Digamos que, nací en la cuna equivocada, era cual vil marioneta sin voluntad, sin decisiones, y sentíame miserable todo el tiempo, así que me fuí con la excusa de casarme, hasta que mi marido murió- termino de argumentar mirando al chico un tanto curiosa por su reacción, pregúntome, al mirarme tan joven seguramente preguntará como endemoniados ya estaba casada y demás, esto me pasa por abrir la bocota, pero no me arrepiento, estoy lejos de sentirme feliz con mi existencia así que desahogarme no me cae nada mal.
-Ahora he venido a París y bueno... heme aquí a vuestro lado, ¿No tenéis nada de hambre? traigo unos bocadillos- eso es una fanfarronería, ese alimento ha terminado en mis manos ya que una de mis apreciables presas estaba robándoselos a un pobre hombre, aclarando por supuesto que al varón del que me alimenté era cobrador, así que me levanto para dárselos al joven Lionel sin dudarlo un segundo.
-Tomad, espero os gusten- murmuro sonriéndole a la par que mi cabeza va a parar sobre su hombro, tengo la plena confianza de hacerlo, si sabe lo que soy no se ha marchado ni ha insinuado nada, ni yo tampoco pienso asustarlo, somos dos razas distintas, y sin embargo compartimos el mismo instante bajo el manto estrellado acompañante.
-Si fuese de los hombres que gustan pensar con otra parte del cuerpo, estariáis en serios problemas- sonrío ecléticamente con facciones inocentes haciendo aún más angelical mi expresión a modo de ninguna culpabilidad asomándose detrás de mis ojos escarlata.
-¿Qué tipo de bebida es eso Lionel? os podráis borracho y luego tendré que habladle dormido- murmuro todavía captando el aroma del licor inconfundible sobre mis fosas nasales, es más, arrugando un poco la nariz intento degustar sobre cuál se trata, intento fallido. Estoy en una situación en la que jamás pensé verme envuelta, sobre una fogata, en medio de un sitio repudiado hacia mí, con un humano peculiar completamente y sintiéndome tan afable, sin duda está siendo una de las mejores que haya tenido en años.
-Mirad que no ha quedado tan mal vuestro peinado, sin duda digno de una artista en sus inicios claro está- entono torciendo los labios, aún sin dejar de pensar en el asuntilo sobre las cartas, pregúntome si le habré causado alguna molestia por meterme en su cabeza, más bien sobre su cabello.
-Disculpádme por no haberos pedido permiso para intentar peinadlo mejor- muerdo mi labio inferior al percatarme que él está haciendo lo mismo, dicen que la curiosidad mató al gato, y... definitivamente me está aniquilando por probar aunque sea un sorbo de esa cosa hecha con alcohol. Más puede mi fuerza de voluntad al olerlo más de cerca, se me quitan las ganas casi de inmediato.
El aire comienza a soplar cada vez más fuerte, tanto que apaga el fuego de la pequeña hoguera, refunfuñante, me paro a intentar prenderla de nuevo sin obtener ningún resultado factible.
-Vaya buena brisa que se habéis soltado ¿Cierto?, será imposible que vuelva a prender ésta cosa- suspiro dejándome resbalar para recargarme sobre una de las columnas en la iglesia abandonada.
-Lionel, ¿Cuántos años tenéis? ¿Sois de aquí Francia?- pregunto mientras acomodo la capa que llevaba puesta sobre el suelo para sentarme allí dejándome alumbrar nada más por algunos faros en la lejanía de las calles ya desiertas.
-Yo nací en Rusia, llevo muy poco tiempo viviendo aquí, prefiero conocer nuevos sitios a estancarme en uno sólo, además, mi vida, solía ser tal cuál la describistéis instantes antes llena de riquezas, que al fin y al cabo son inútiles- sentencio sincerándome a plena piel, no es necesario aparentar nada, no puedo negar lo que fui pero puedo cambiar en lo que soy, ah, si, eso tampoco, condenada a eternidades de vida no puedo aspirar a mucho dentro de mi inmortalidad.
-Digamos que, nací en la cuna equivocada, era cual vil marioneta sin voluntad, sin decisiones, y sentíame miserable todo el tiempo, así que me fuí con la excusa de casarme, hasta que mi marido murió- termino de argumentar mirando al chico un tanto curiosa por su reacción, pregúntome, al mirarme tan joven seguramente preguntará como endemoniados ya estaba casada y demás, esto me pasa por abrir la bocota, pero no me arrepiento, estoy lejos de sentirme feliz con mi existencia así que desahogarme no me cae nada mal.
-Ahora he venido a París y bueno... heme aquí a vuestro lado, ¿No tenéis nada de hambre? traigo unos bocadillos- eso es una fanfarronería, ese alimento ha terminado en mis manos ya que una de mis apreciables presas estaba robándoselos a un pobre hombre, aclarando por supuesto que al varón del que me alimenté era cobrador, así que me levanto para dárselos al joven Lionel sin dudarlo un segundo.
-Tomad, espero os gusten- murmuro sonriéndole a la par que mi cabeza va a parar sobre su hombro, tengo la plena confianza de hacerlo, si sabe lo que soy no se ha marchado ni ha insinuado nada, ni yo tampoco pienso asustarlo, somos dos razas distintas, y sin embargo compartimos el mismo instante bajo el manto estrellado acompañante.
Annette Pavlovna- Vampiro Clase Alta
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Re: Por un juego... { Libre }
-Se rió entonces, cuando mencionó aquello, una mujer con carácter era lo que le gustaba, muchas mujeres eran demasiado sumisas y se sonrojaban ante ese tipo de halago colocando las manos en las mejillas, entonces, Lionel era cuando buscaba algún metodo para esconderse y huir de esa mujer, si, aunque no era demasiado bien visto y obviamente no lo iba a dejar claro ni lo iba a decir, habia cosas que era mejor guardarlas en silencio aunque lo que no fue precisamente silenciosa fué al risa suave que salió de su boca en el momento que dirigió la mirada de esa forma a la botella como si esta se tratara de un bicho raro.
Bueno, los gitanos se dedicaban a destilar bebidas, las vendían a un buen precio depende de quien quisiera comprarlas, un vendedor que habia observado buenos resultados y pedía muchas botellas era el que estaba dispuesto a pagar un precio alto otro, que no tiene buena cara pero que simplemente va a comprarlas porque sí, era al que se lo vendían al mismo precio, tambien solian ser de consumo propio como la que tenia en su mano, los gitanos solian tener un cuerpo mas robusto en lo que a alcohol se refería, seguramente aunque no estuviera bien decirlo, era porque habian demasiadas fiestas que sugerían un buen licor-
Es un lico destilado por mi gente, me lo dió un amigo...no, no soy demasiado hábil para crear licor a partir de la nada
-Se sonrió debido a su torpeza, aunque lo decía como si nada cuando otro gitano lo habria dicho en voz baja, avergonzado o incluso ni lo hubiera dicho. Pero, lo que más deseaba era que esa incomodidad desapareciese entre ambos, era más que cierto que habia una cierta tension en especial de ella cuando mencionaba las cartas, un simple vistazo a su rostro { un poco más disimulado claro está } le permitó contemplar que eso era cierto, por ello, habias sacado el tema de la bebida, la habias movido debilmente observándola con suavidad, pensando en sobre todo que era lo que podías hacías para calmar aquella tensión-
Mi pelo siempre está bien, voy a tener que invitarle de nuevo para que lo peine
-Bromeó, colocando distraidamente sus manos en sus cabellos, no estaban tan mal siempre debido a lo longevo de éstos solía tenerlos muy descuidados, ahora, cuando pasaba los dedos por ellos algunos mecjones respondían siempre creando su propio estilo a partir del caos, fue entonces cuando una brisa apagó el fuego, lo cual causó una sonrisa en su boca, si, en cierto momento eso sucederia sobre todo estando a la interperie de la noche.
Parecía asi mismo que la mujer habia decidido que la falta de fuego era tambien lo necesario para contar su historia y empezar con aquellas preguntas, Lionel, no se incomodaba ante aquello mientras que acariciaba la botella con los dedos sin intentar como habia pensado al principio encender de nuevo la madera, deseaba escucharla, en especial ante aquella noche silenciosa que la volvía seguramente un poco más intima de lo normal, se sonrió un poco asintiendo debido a su historia-
Rusia...hace tiempo que no he pasado por allí, normalmente solia ser un buen destino para los mercaderes
-Le habia gustado los paisajes de rusia, en especial como los hombres y mujeres miraban a los gitanos entre asqueados y con fascinación e incluso compraban bastantes cosas, lo suficiente como para poder garantizarse algún que otro momento de gloria de haberle comprado algo a algún gitano, Pero suspiró dejando paso aquellos recuerdos contentos para escuchar los tristes de aquella dama. Cierto, la riqueza mantenia siempre a los que poseían poder absortos de ella. Nunca podían tener suficiente y siempre deseaban más, aquello se le llamaba “la maldición de los ricos” ya que cuando presentían que sus bienes estaban menguando solían utilizar a los hijos.
Los padres mandaban sobre los hijos, les obligaban a casarse con quienes ellos no quisieran, asistir a reuniones que no eran sino demasiado egoistas...quizás porque pensaban que el legado de riqueza lo llevarían también los hijos, no les importaba la salud de sus jovenes, de su propia sangre, lo único que pensaban eran en envejecer llenos de gloria, sus hijos, entonces vivirían de una manera que no querían pero debido al temor que causaba la maldición de los ancestros no tendrían otra opción sino que seguir con aquella tarea. Era lo que se conocía como aquella maldición, mientras se sonreía mirando a las estrellas dejando la botella a un lado, de todos modos, Lionel no era muy bebedor o mejor dicho a veces era nulo por el amor a la bebida-
Mh, tengo 24 años, creo que soy todo un vejestorio
-Le guiñó el ojo sonriendo cuando colocó sus cabellos en su hombro, habias tocado con los dedos algun que otro paquete de cerillas que luego usarias más no ahora, ya que ella se habia sincerado en contar su historia por lo que ahora Lionel se sentía quizás en deuda-
Nací en verdad en alemania, al parecer mi padre era rico mi madre gitana y cuando la dejo embarazada se desentendió, pero en cierto modo le doy gracias, ya que los pobres tenemos una cosa, libertad. No demasiada claro está pero poseemos esa libertad, me crió mi padre y luego me vine a paris despues de recorrer varios paises, esperando al fín encontrar un sitio donde quedarme
-Era mejor callar sobre la muerte de su padre, no lo habia dicho, no habia dicho”difunto padre” pero no deseaba siquiera hacerlo, aquella mujer se habia convertido en alguien especial y lo que menos deseaba era hacerle daño, parpadeó entonces cuando tomó un bocadillo, habría dicho gracias pero su estomago al sonar estrepitósamente lo hizo por él, Salió una risa de su boca cuando dió el primer mordisco al bocadillo, sin importarle que la dama se colocase en su hombro. Era la primera persona que lo hacía, Lionel, no era muy acostumbrado a ese tipo de toques, al menos no con las personas que no tenia confianza-
Ya eres mejor cocinera que yo
-Se rió suavemente, mientras se dedicaba a mirar hacia el cielo, las estrellas sin duda se veian hermosas, pero siempre parecían tener más belleza cuando estabas en compañía-
Bueno, los gitanos se dedicaban a destilar bebidas, las vendían a un buen precio depende de quien quisiera comprarlas, un vendedor que habia observado buenos resultados y pedía muchas botellas era el que estaba dispuesto a pagar un precio alto otro, que no tiene buena cara pero que simplemente va a comprarlas porque sí, era al que se lo vendían al mismo precio, tambien solian ser de consumo propio como la que tenia en su mano, los gitanos solian tener un cuerpo mas robusto en lo que a alcohol se refería, seguramente aunque no estuviera bien decirlo, era porque habian demasiadas fiestas que sugerían un buen licor-
Es un lico destilado por mi gente, me lo dió un amigo...no, no soy demasiado hábil para crear licor a partir de la nada
-Se sonrió debido a su torpeza, aunque lo decía como si nada cuando otro gitano lo habria dicho en voz baja, avergonzado o incluso ni lo hubiera dicho. Pero, lo que más deseaba era que esa incomodidad desapareciese entre ambos, era más que cierto que habia una cierta tension en especial de ella cuando mencionaba las cartas, un simple vistazo a su rostro { un poco más disimulado claro está } le permitó contemplar que eso era cierto, por ello, habias sacado el tema de la bebida, la habias movido debilmente observándola con suavidad, pensando en sobre todo que era lo que podías hacías para calmar aquella tensión-
Mi pelo siempre está bien, voy a tener que invitarle de nuevo para que lo peine
-Bromeó, colocando distraidamente sus manos en sus cabellos, no estaban tan mal siempre debido a lo longevo de éstos solía tenerlos muy descuidados, ahora, cuando pasaba los dedos por ellos algunos mecjones respondían siempre creando su propio estilo a partir del caos, fue entonces cuando una brisa apagó el fuego, lo cual causó una sonrisa en su boca, si, en cierto momento eso sucederia sobre todo estando a la interperie de la noche.
Parecía asi mismo que la mujer habia decidido que la falta de fuego era tambien lo necesario para contar su historia y empezar con aquellas preguntas, Lionel, no se incomodaba ante aquello mientras que acariciaba la botella con los dedos sin intentar como habia pensado al principio encender de nuevo la madera, deseaba escucharla, en especial ante aquella noche silenciosa que la volvía seguramente un poco más intima de lo normal, se sonrió un poco asintiendo debido a su historia-
Rusia...hace tiempo que no he pasado por allí, normalmente solia ser un buen destino para los mercaderes
-Le habia gustado los paisajes de rusia, en especial como los hombres y mujeres miraban a los gitanos entre asqueados y con fascinación e incluso compraban bastantes cosas, lo suficiente como para poder garantizarse algún que otro momento de gloria de haberle comprado algo a algún gitano, Pero suspiró dejando paso aquellos recuerdos contentos para escuchar los tristes de aquella dama. Cierto, la riqueza mantenia siempre a los que poseían poder absortos de ella. Nunca podían tener suficiente y siempre deseaban más, aquello se le llamaba “la maldición de los ricos” ya que cuando presentían que sus bienes estaban menguando solían utilizar a los hijos.
Los padres mandaban sobre los hijos, les obligaban a casarse con quienes ellos no quisieran, asistir a reuniones que no eran sino demasiado egoistas...quizás porque pensaban que el legado de riqueza lo llevarían también los hijos, no les importaba la salud de sus jovenes, de su propia sangre, lo único que pensaban eran en envejecer llenos de gloria, sus hijos, entonces vivirían de una manera que no querían pero debido al temor que causaba la maldición de los ancestros no tendrían otra opción sino que seguir con aquella tarea. Era lo que se conocía como aquella maldición, mientras se sonreía mirando a las estrellas dejando la botella a un lado, de todos modos, Lionel no era muy bebedor o mejor dicho a veces era nulo por el amor a la bebida-
Mh, tengo 24 años, creo que soy todo un vejestorio
-Le guiñó el ojo sonriendo cuando colocó sus cabellos en su hombro, habias tocado con los dedos algun que otro paquete de cerillas que luego usarias más no ahora, ya que ella se habia sincerado en contar su historia por lo que ahora Lionel se sentía quizás en deuda-
Nací en verdad en alemania, al parecer mi padre era rico mi madre gitana y cuando la dejo embarazada se desentendió, pero en cierto modo le doy gracias, ya que los pobres tenemos una cosa, libertad. No demasiada claro está pero poseemos esa libertad, me crió mi padre y luego me vine a paris despues de recorrer varios paises, esperando al fín encontrar un sitio donde quedarme
-Era mejor callar sobre la muerte de su padre, no lo habia dicho, no habia dicho”difunto padre” pero no deseaba siquiera hacerlo, aquella mujer se habia convertido en alguien especial y lo que menos deseaba era hacerle daño, parpadeó entonces cuando tomó un bocadillo, habría dicho gracias pero su estomago al sonar estrepitósamente lo hizo por él, Salió una risa de su boca cuando dió el primer mordisco al bocadillo, sin importarle que la dama se colocase en su hombro. Era la primera persona que lo hacía, Lionel, no era muy acostumbrado a ese tipo de toques, al menos no con las personas que no tenia confianza-
Ya eres mejor cocinera que yo
-Se rió suavemente, mientras se dedicaba a mirar hacia el cielo, las estrellas sin duda se veian hermosas, pero siempre parecían tener más belleza cuando estabas en compañía-
Lionel D'Maine- Gitano
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Re: Por un juego... { Libre }
-Calmaros, sino me lo tomaré a pecho Lionel, la cocina nunca se me ha dado maravillosamente- comento mientras devora a fé el bocadillo que le he dado, no es necesario en lo absoluto me agradesca, contrariamente, su estómago parece hacerlo con creces cosa que me da cierta gracia, emitiendo una leve sonrisa sobre la comisura de mis labios escondiéndome sobre su hombro ya que descansa allí todavía mi cabeza.
-Así que es licor, vaya que podriaís cegar a toda una multitud con ese tan especial aroma, sin duda ofrece un escosor bastante fuerte- me atrevo a opinar mientras derrapo la mirada sobre la botella tomándola con la mano para mirar bien la hechura, sin duda parece algo magistral y creado por el hombro de modo cuidadoso, algo de lo que me sentiría orgullosa indudablemente a excepción claro está por el contenido que aún cerrado es mareante para el olfato agudo de la vampira.
-Si pudieráis drogarme de cualquier modo, creo que con esto no fallariáis- bromeo devolviéndosela colocándola sobre el suelo suavemente, no me sorprendió escuchar en lo absoluto sobre el padre desentendito, aquellos hombres ricos buscaban refugios en otros hogares dónde si había consecuencias jamás se hacían cargo, vaya ejemplos proporcionados a los chicos de hoy en día, sin duda constato ante la noche estrellada el modo tan apático humano sobre la vida que les es dada.
El frío comienza a descender aún más, el aire se vuelve helado haciendo que casi brote humo debido a la baja temperatura en cada frase mencionada, torciendo los labios deshaógme de la capa que llevo encima para taparnos a ambos al menos la zona que se alcanza a cubrir apenas de nuestras pieles.
-Espero no me lo toméis a mal, ¿Queréis entrar a la iglesia? podríamos ir al sótano, es un sitio inhabitado, así creo que el frío causará menos estragos- aseguro poniéndome en pie, esperando a Lionel, espero que las cartas le mencionen,avisen o algo de no ser una mala señal sino al contrario, buscar el bien de alguien que está proporcionándome una velada bastante agradable.
-He de mencionaros que es algo escabroso, aún así, haré un refugio para ambos en segundos- le contesto el guiño del ojo cerrándolo velozmente adentrándome al pie de la iglesia y sin detenerme mucho para abrir una puerta dando vista a una escaleras abajo. Cuando llegamos el sonido del viento está colándose sobre las ventanas, parecen pequeños susurros aumententándo conforme nos vamos acercando, prendo una vela en medio, localizando algunas mantas polvorientas de la casa hogar antes fundada allí, la tiendo sobre el suelo poniéndole otra encima sobre los hombros al chico.
-Aquí estaráis un poco más calientito- túmbome a su lado quitándome los zapatos y la crinolina ampona debajo del vestido tan estorbosa dejando que mi silueta delgada se muestre ante los ojos del varón, no siento vergüenza ni tampoco pena, al contrario, una confianza extraña puede darme la pauta propia para hacer ese tipo de cosas.
-Perdonadme, es sólo que era ya inaguantable, prefiero la comodidad cien por ciento- recostándome sobre el suelo con el brazo derecho levantado reposando mi cabeza sobre la palma juego con el cabello largo de Lionel haciendo una pequeña trencilla a lo largo.
-Lionel, ¿Crees que exsiten las criaturas sobrenaturales?- suelto de golpe con la voz bajándola de volúmen hasta la última palabra apenas escuchándose salir de mis labios, queriéndome morder la lengua por imprudente ya nada puedo hacer, estoy metida en un hoyo del cuál o salgo yo o sale él, o quién sabe, más bien así lo deseo, no lo quiero lastimar, si él tiene o tendrá intenciones de hacerlo no importa, prefiero que él viva antes que yo, todavía tiene una vida por delante, yo eternidades enteras.
-A propósito, no sois un vejestorio, yo te gano- aclaro levantando el dedo índice de mi mano derecha a modo de señalamiento.
-Así que es licor, vaya que podriaís cegar a toda una multitud con ese tan especial aroma, sin duda ofrece un escosor bastante fuerte- me atrevo a opinar mientras derrapo la mirada sobre la botella tomándola con la mano para mirar bien la hechura, sin duda parece algo magistral y creado por el hombro de modo cuidadoso, algo de lo que me sentiría orgullosa indudablemente a excepción claro está por el contenido que aún cerrado es mareante para el olfato agudo de la vampira.
-Si pudieráis drogarme de cualquier modo, creo que con esto no fallariáis- bromeo devolviéndosela colocándola sobre el suelo suavemente, no me sorprendió escuchar en lo absoluto sobre el padre desentendito, aquellos hombres ricos buscaban refugios en otros hogares dónde si había consecuencias jamás se hacían cargo, vaya ejemplos proporcionados a los chicos de hoy en día, sin duda constato ante la noche estrellada el modo tan apático humano sobre la vida que les es dada.
El frío comienza a descender aún más, el aire se vuelve helado haciendo que casi brote humo debido a la baja temperatura en cada frase mencionada, torciendo los labios deshaógme de la capa que llevo encima para taparnos a ambos al menos la zona que se alcanza a cubrir apenas de nuestras pieles.
-Espero no me lo toméis a mal, ¿Queréis entrar a la iglesia? podríamos ir al sótano, es un sitio inhabitado, así creo que el frío causará menos estragos- aseguro poniéndome en pie, esperando a Lionel, espero que las cartas le mencionen,avisen o algo de no ser una mala señal sino al contrario, buscar el bien de alguien que está proporcionándome una velada bastante agradable.
-He de mencionaros que es algo escabroso, aún así, haré un refugio para ambos en segundos- le contesto el guiño del ojo cerrándolo velozmente adentrándome al pie de la iglesia y sin detenerme mucho para abrir una puerta dando vista a una escaleras abajo. Cuando llegamos el sonido del viento está colándose sobre las ventanas, parecen pequeños susurros aumententándo conforme nos vamos acercando, prendo una vela en medio, localizando algunas mantas polvorientas de la casa hogar antes fundada allí, la tiendo sobre el suelo poniéndole otra encima sobre los hombros al chico.
-Aquí estaráis un poco más calientito- túmbome a su lado quitándome los zapatos y la crinolina ampona debajo del vestido tan estorbosa dejando que mi silueta delgada se muestre ante los ojos del varón, no siento vergüenza ni tampoco pena, al contrario, una confianza extraña puede darme la pauta propia para hacer ese tipo de cosas.
-Perdonadme, es sólo que era ya inaguantable, prefiero la comodidad cien por ciento- recostándome sobre el suelo con el brazo derecho levantado reposando mi cabeza sobre la palma juego con el cabello largo de Lionel haciendo una pequeña trencilla a lo largo.
-Lionel, ¿Crees que exsiten las criaturas sobrenaturales?- suelto de golpe con la voz bajándola de volúmen hasta la última palabra apenas escuchándose salir de mis labios, queriéndome morder la lengua por imprudente ya nada puedo hacer, estoy metida en un hoyo del cuál o salgo yo o sale él, o quién sabe, más bien así lo deseo, no lo quiero lastimar, si él tiene o tendrá intenciones de hacerlo no importa, prefiero que él viva antes que yo, todavía tiene una vida por delante, yo eternidades enteras.
-A propósito, no sois un vejestorio, yo te gano- aclaro levantando el dedo índice de mi mano derecha a modo de señalamiento.
Annette Pavlovna- Vampiro Clase Alta
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Re: Por un juego... { Libre }
¿Qué dices? Es el mejor bocadillo que he probado, en serio, deberías de probar los mios para que vieses cual es la diferencia entre saber cocinar y no saber nada de cocina
-Sonriendo le miró a los ojos a pesar de que se habia escondido un poco en su hombro, era sumamente hermosa cuando sonreía, los gitanos, siempre solíamos decir que habia algo que nos atraía de las mujeres y aquello era la sonrisa, bueno, los más romanticos como Lionel podrían decir aquello ¿Verdad? El romanticismo clásico de un gitano que ahora amaba la edad moderna era un mediocre amante, seguramente moriría soltero pero habría visto a aquella mujer sonreir lo cual hacía más atractivo el hecho de querer hacerla sonreir un poco más ¿quien podría pensar que aquella mujer poseía una sonrisa tan atractiva? Incluso se sorprendió admirandola unos instantes antes de partir su mirada hacia la botella que habia tomado.
A lo lejos se escuchaba el ladridos de algunos de los perros, lo cual era un augurio, eso creerían los brujos que poblaban las calles, sin embargo para Lionel podría significar solamente que los perros estaban alterados, dejó aquello aparte mientras insinuaba aquellas bromas sobre el licor, era cierto lo que decía, el olor, la textura, serviría para drogar a cualquier parisino-
Los gitanos siempre hacen las cosas muy fuertes, quizás por eso son demasiado presumidos
-Rió un poco, aunque tenia algo de verdad sus palabras, los gitanos no soportaban las cosas suaves o las bebidas excesivamente suaves sobre todo cuando se trataba del alcohol. Habian hecho licores de todo tipo, suaves, fuertes, los hombres los compraban seguramente para competir pensando que no podía ser tan fuerte e incluso habia descubierto a varios gitanos que se reian de los hombres solo por eso, asuntos triviales, asuntos que los varones pensaban que eran importantes...pero, a decir verdad su difunto padre tambien pensaba lo mismo, podía aun verle haciendo licor para todos los que estaban allí e incluso haciendo un poco para Lionel solo que más suave.
Su padre siempre había profesado un cariño especial a Alemania, quizás, era especial aquella ciudad de rudos hombres y rudas mujeres porque allí habia conocido a su rocio, el amor de su vida, la madre de Lionel que estaría con él en el cielo. No tuvo mucho tiempo para pensar de más ya que la temperatura habia subido, era evidente debido al aire que habia nublado sus deseos de hacer una hoguera y ante todo si se miraba al cielo se podian vislumbrar algunas nubes que parecían evidentemente traer signos de una tormenta-
Es mejor entrar antes de que los dioses nos golpeen
-Irónico, no creía en los dioses pero no sabia que más decir, sobre todo cuando la temperatura corporal de su cuerpo estaba bajando, una cosa era amar el frio y otra muy distinta era estar congelado en mitad de la calle, no pudo evitar sorprenderse cuando la iniciativa la había tomado ella pues en un abrir y cerrar de ojos Lionel se vió de regreso a la iglesia escuchando como todo parecía un cruel eco en aquellas vidrieras, al final se dejó guiar hacia aquel sótano que habia encontrado, no podía llamarse muy lujoso pero era mucho mejor estar ahi calentito que estar afuera.
Mientras se veía con una sábana encima a la que previamente le ha quitado el polvo Anette, no puedes evitar admirar su figura, como se desenvolvía e incluso parecía ser la dueña de aquella iglesia mientras el silencioso movimiento de la lluvia empezaba a palpitar en las ventanas, volvió a mirarla, si, podría decir que nunca se cansaba de hacerlo aun cuando debía de ser un poco mas discreto, quizás la confianza habia eliminado a aquella discreción de la que siempre se solía hacer partícipe-
Lo creo...se que estan entre nosotros pero, creeme cuando te digo que no hay que tenerles miedo, ultimamente las leyendas se han hecho para los jovenes enamoradizos, cada cual la entiende como desea olvidándose de que muchos de ellos son personas como nosotros. ¿no? Siempre que hablo con alguien de las criaturas sobrenaturales solamente me dicen de leyendas o de mitos o de cosas por ese estilo lo cual no es de mi agrado.
-Arrugó por primera vez el ceño, siempre habia visto a todos como seres humanos, si bien con poderes o si bien de una manera distinta al ser humano pero eso no queria decir que a lo largo de los años se le debiera de juzgar de un modo injusto, incluso tenia compasion por los vampiros cuando se habian convertido aún hoy, en el tema de conversación adecuado para todos los salones. Te ries un poco quitando aquel ceño anterior cuando mencionó la edad, depositando un beso en su frente, lo justo para volver a mirarla guiñándole un ojo-
No has de preocuparte por la edad, es al fin y al cabo un asunto trivial.
-Sonriendo le miró a los ojos a pesar de que se habia escondido un poco en su hombro, era sumamente hermosa cuando sonreía, los gitanos, siempre solíamos decir que habia algo que nos atraía de las mujeres y aquello era la sonrisa, bueno, los más romanticos como Lionel podrían decir aquello ¿Verdad? El romanticismo clásico de un gitano que ahora amaba la edad moderna era un mediocre amante, seguramente moriría soltero pero habría visto a aquella mujer sonreir lo cual hacía más atractivo el hecho de querer hacerla sonreir un poco más ¿quien podría pensar que aquella mujer poseía una sonrisa tan atractiva? Incluso se sorprendió admirandola unos instantes antes de partir su mirada hacia la botella que habia tomado.
A lo lejos se escuchaba el ladridos de algunos de los perros, lo cual era un augurio, eso creerían los brujos que poblaban las calles, sin embargo para Lionel podría significar solamente que los perros estaban alterados, dejó aquello aparte mientras insinuaba aquellas bromas sobre el licor, era cierto lo que decía, el olor, la textura, serviría para drogar a cualquier parisino-
Los gitanos siempre hacen las cosas muy fuertes, quizás por eso son demasiado presumidos
-Rió un poco, aunque tenia algo de verdad sus palabras, los gitanos no soportaban las cosas suaves o las bebidas excesivamente suaves sobre todo cuando se trataba del alcohol. Habian hecho licores de todo tipo, suaves, fuertes, los hombres los compraban seguramente para competir pensando que no podía ser tan fuerte e incluso habia descubierto a varios gitanos que se reian de los hombres solo por eso, asuntos triviales, asuntos que los varones pensaban que eran importantes...pero, a decir verdad su difunto padre tambien pensaba lo mismo, podía aun verle haciendo licor para todos los que estaban allí e incluso haciendo un poco para Lionel solo que más suave.
Su padre siempre había profesado un cariño especial a Alemania, quizás, era especial aquella ciudad de rudos hombres y rudas mujeres porque allí habia conocido a su rocio, el amor de su vida, la madre de Lionel que estaría con él en el cielo. No tuvo mucho tiempo para pensar de más ya que la temperatura habia subido, era evidente debido al aire que habia nublado sus deseos de hacer una hoguera y ante todo si se miraba al cielo se podian vislumbrar algunas nubes que parecían evidentemente traer signos de una tormenta-
Es mejor entrar antes de que los dioses nos golpeen
-Irónico, no creía en los dioses pero no sabia que más decir, sobre todo cuando la temperatura corporal de su cuerpo estaba bajando, una cosa era amar el frio y otra muy distinta era estar congelado en mitad de la calle, no pudo evitar sorprenderse cuando la iniciativa la había tomado ella pues en un abrir y cerrar de ojos Lionel se vió de regreso a la iglesia escuchando como todo parecía un cruel eco en aquellas vidrieras, al final se dejó guiar hacia aquel sótano que habia encontrado, no podía llamarse muy lujoso pero era mucho mejor estar ahi calentito que estar afuera.
Mientras se veía con una sábana encima a la que previamente le ha quitado el polvo Anette, no puedes evitar admirar su figura, como se desenvolvía e incluso parecía ser la dueña de aquella iglesia mientras el silencioso movimiento de la lluvia empezaba a palpitar en las ventanas, volvió a mirarla, si, podría decir que nunca se cansaba de hacerlo aun cuando debía de ser un poco mas discreto, quizás la confianza habia eliminado a aquella discreción de la que siempre se solía hacer partícipe-
Lo creo...se que estan entre nosotros pero, creeme cuando te digo que no hay que tenerles miedo, ultimamente las leyendas se han hecho para los jovenes enamoradizos, cada cual la entiende como desea olvidándose de que muchos de ellos son personas como nosotros. ¿no? Siempre que hablo con alguien de las criaturas sobrenaturales solamente me dicen de leyendas o de mitos o de cosas por ese estilo lo cual no es de mi agrado.
-Arrugó por primera vez el ceño, siempre habia visto a todos como seres humanos, si bien con poderes o si bien de una manera distinta al ser humano pero eso no queria decir que a lo largo de los años se le debiera de juzgar de un modo injusto, incluso tenia compasion por los vampiros cuando se habian convertido aún hoy, en el tema de conversación adecuado para todos los salones. Te ries un poco quitando aquel ceño anterior cuando mencionó la edad, depositando un beso en su frente, lo justo para volver a mirarla guiñándole un ojo-
No has de preocuparte por la edad, es al fin y al cabo un asunto trivial.
Lionel D'Maine- Gitano
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Re: Por un juego... { Libre }
-Sin duda tenéis toda la razón, son cosas sumamente banales- menciona mientras se sienta a lado del chico que todavía destila aliento ciertamente alcohólico, arrugando la nariz detecto algunos de sus ingredientes, definitivamente no puede haber nada suave en él, pero algo dulce también se desprende haciendo una combinación interesante; asumiéndome entre el modo de preparación para realizarlo termino por analizar cada poro respirado, la altivez con la que Lionel habla sobre los gitanos es ampliamente respetable, todos merecemos ser respetados sin ser jusgados, eso sin duda, pienso a mis adentros.
-¿Ya estáis un poquito mejor?- pregunta pasando la mano sobre el hombro del chico queriéndolo calentar un poco más, ambas pieles causan cierta fricción, una helada y la otra tibia están haciendo que un escalofrío brote sobre mi piel, resoplando ante el hecho no me alejo pero si me separo dejando mi torso a unos cuántos centímetros.
Mirando sobre la ventana, apenas el vidrio empolvado comienza a limpiarse por las pequeñas gotas atiborrándose entre las partículas polvorientas, el viento produce que las puertas rechinen y pareciese que habla por sí solo haciendo obras bastante interesantes, pequeños susurros se cuelan sobre los agueros disponibles en el sótano.
-Las fábulas y mitos como pueden hacerse llamar pueden ser más convincentes de lo que muchos dicen, no creía en ello tampoco, en lo absoluto Lionel, ahora opino completamente distinto, lo imposible es posible, lo increíble ahora es creíble para mí en todos sentidos, he despertado de un sueño dónde ahora percibo la vida con otros ojos- y es así literalmente, la existencia humana que poseía se desvaneció en un dos por tres abriendo paso a lo desconocido, a condenarme sin siquiera pedirme permiso, colándose entre mis recuerdos y lo que deseaba para mí.
-Ésta noche ha valido la pena en todos aspectos- murmuro mientras percáome distraídamente de sus ojos mirándome, sin decirle nada, las orbes esmeralda terminan sobre su rostro determinando cada aspecto de él, cada facción que hace, cada mueca, el modo en que mueve la nariz y los labios tan rítmicamente, haciéndolo único sin duda, es impresionante el tatuaje humano, brindando calidad, color y vida juntas, sin duda algo único.
Acercándome un poco más sin decirle nada, quedándome a pocos centímetros de él pudiendo escuchar su respiración sin problema alguno y los latidos de su corazón brotando de su pecho, esperando en el deseo en esuchar algo así del mío sabiendo que será imposible beso su mejilla cerrando los ojos durante unos segundos.
-Perdonádme, me he dejado llevar, de verdad lo siento, es que poseeís algo que´perdí hace mucho tiempo, y es el calor de una vida como la tuya- declaro colocando la cabeza entre mis rodillas sonrojándome ligeramente, suspiro ante el hecho, niego con la cabeza ya que mi piel blanquecina se tiñe ligeramente de rojo por cuestiones ridículas, sin duda, enrojecerme sin tener un corazón o flujo de sangre corriendo por mis venas lo cambia todo.
-Creo que ahora es un buen momento para tomar de esa cosa- sin enunciar más tomé de la botella sin saber qué efecto tendría sobre mí, sin pensarlo tampoco dibujé una expresión amarga sobre mi rostro sacando la engua porque quemaba el esófago, cerré los ojos y claro también a marearme.
-Uy... he comenzado a dar vueltas- murmuro mientras me río sentada intentando centrarme un poco más, cierro los ojos apretándolos sin dejar de sonreír.
-Vaya que esto causa hasta alucinaciones- comento observando puntitos de colores mientras mantengo la mirada en total obscuridad, negando abro poco a poco mis ojos clavándolos sobre el suelo.
-Lionel, no entiendo cómo es que sigues en estado perfecto- entono poniéndome a su lado buscando la sábana para taparme con ella también inútilmente mientras mantengo mi distancia para no enfriarle más, pronto, resulta inútil ya que termino recostada sobre el piso desparramada perdiendo el poco glamour que quedaba. Levantándome y caminando de un lado a otro corto mi vestido hasta un poco más abajo de las rodillas. ciñiéndolo más por la cintura quitándome las inmensas crinolinas debajo dejando un aspecto más natural.
-Espero que las mujeres puedan vestirse así algún día, seriáis mucho más cómodo- asiento mirándome de arriba a abajo.
-¿Opináis que me veo bien?- me doy una vuelta guiñándole un ojo moviendo la coleta hasta la parte delantera de mi cuerpo jugando con un mechón de ésta.
-¿Ya estáis un poquito mejor?- pregunta pasando la mano sobre el hombro del chico queriéndolo calentar un poco más, ambas pieles causan cierta fricción, una helada y la otra tibia están haciendo que un escalofrío brote sobre mi piel, resoplando ante el hecho no me alejo pero si me separo dejando mi torso a unos cuántos centímetros.
Mirando sobre la ventana, apenas el vidrio empolvado comienza a limpiarse por las pequeñas gotas atiborrándose entre las partículas polvorientas, el viento produce que las puertas rechinen y pareciese que habla por sí solo haciendo obras bastante interesantes, pequeños susurros se cuelan sobre los agueros disponibles en el sótano.
-Las fábulas y mitos como pueden hacerse llamar pueden ser más convincentes de lo que muchos dicen, no creía en ello tampoco, en lo absoluto Lionel, ahora opino completamente distinto, lo imposible es posible, lo increíble ahora es creíble para mí en todos sentidos, he despertado de un sueño dónde ahora percibo la vida con otros ojos- y es así literalmente, la existencia humana que poseía se desvaneció en un dos por tres abriendo paso a lo desconocido, a condenarme sin siquiera pedirme permiso, colándose entre mis recuerdos y lo que deseaba para mí.
-Ésta noche ha valido la pena en todos aspectos- murmuro mientras percáome distraídamente de sus ojos mirándome, sin decirle nada, las orbes esmeralda terminan sobre su rostro determinando cada aspecto de él, cada facción que hace, cada mueca, el modo en que mueve la nariz y los labios tan rítmicamente, haciéndolo único sin duda, es impresionante el tatuaje humano, brindando calidad, color y vida juntas, sin duda algo único.
Acercándome un poco más sin decirle nada, quedándome a pocos centímetros de él pudiendo escuchar su respiración sin problema alguno y los latidos de su corazón brotando de su pecho, esperando en el deseo en esuchar algo así del mío sabiendo que será imposible beso su mejilla cerrando los ojos durante unos segundos.
-Perdonádme, me he dejado llevar, de verdad lo siento, es que poseeís algo que´perdí hace mucho tiempo, y es el calor de una vida como la tuya- declaro colocando la cabeza entre mis rodillas sonrojándome ligeramente, suspiro ante el hecho, niego con la cabeza ya que mi piel blanquecina se tiñe ligeramente de rojo por cuestiones ridículas, sin duda, enrojecerme sin tener un corazón o flujo de sangre corriendo por mis venas lo cambia todo.
-Creo que ahora es un buen momento para tomar de esa cosa- sin enunciar más tomé de la botella sin saber qué efecto tendría sobre mí, sin pensarlo tampoco dibujé una expresión amarga sobre mi rostro sacando la engua porque quemaba el esófago, cerré los ojos y claro también a marearme.
-Uy... he comenzado a dar vueltas- murmuro mientras me río sentada intentando centrarme un poco más, cierro los ojos apretándolos sin dejar de sonreír.
-Vaya que esto causa hasta alucinaciones- comento observando puntitos de colores mientras mantengo la mirada en total obscuridad, negando abro poco a poco mis ojos clavándolos sobre el suelo.
-Lionel, no entiendo cómo es que sigues en estado perfecto- entono poniéndome a su lado buscando la sábana para taparme con ella también inútilmente mientras mantengo mi distancia para no enfriarle más, pronto, resulta inútil ya que termino recostada sobre el piso desparramada perdiendo el poco glamour que quedaba. Levantándome y caminando de un lado a otro corto mi vestido hasta un poco más abajo de las rodillas. ciñiéndolo más por la cintura quitándome las inmensas crinolinas debajo dejando un aspecto más natural.
-Espero que las mujeres puedan vestirse así algún día, seriáis mucho más cómodo- asiento mirándome de arriba a abajo.
-¿Opináis que me veo bien?- me doy una vuelta guiñándole un ojo moviendo la coleta hasta la parte delantera de mi cuerpo jugando con un mechón de ésta.
Annette Pavlovna- Vampiro Clase Alta
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Re: Por un juego... { Libre }
Me encuentro mucho mejor gracias a tus cuidados, tengo que darte las gracias
-Susurró muy bajo, como si creyese que en esos momentos cualquier palabra dicha en voz alta pudiera ser la causante de que toda la magia que habia en aquellos instantes se marchitase solamente por hablar en alto, era extraño, se acordaba de aquel movimiento que ella estaba haciendo frotando su hombro era como cuando su padre estaba haciéndolo cuando era pequeño. Recordaba que se acomodaba siempre muy cerca de Elliot y que este acababa acariciando los hombros del muchacho para que finalmente tomara un poco de calor, incluso cuando habia momentos en los que hacia tanto frio que cuando lo hacia no sabia quien se congelaba más, amaba cuando lo hacía.
Esos recuerdos, no eran dolorosos, eran sinonimo de notalgia, la misma que sintió cuando ella se habia marchado, dejando que un suspiro acariciase sus labios, era cierto que si alguien hubiera entrado en aquel sitio y les hubiera visto asi habrian flotado las teorias seguramente equivocadas acerca de el porqué estaban de ese modo, pero no sentia molestia por aquella piel fria que chocaba contra la suya, era sino un perfecto contraste entre lo que muchos dirían un perfecto “desencaje”. La admiró, sus orbes no se cansaban de observarla como vagaba por aquel lugar intentando hacerlo suyo, limpiando el polvo...siempre le llamaba la atención como habia lugares polvorientos que invitaban a la comodidad y otros en los que directamente invitaban a tomar una fregona entre tus manos. Aqueste sitio era mágico, podia sentir como las paredes refunfuñaban cuando alguien las tocaba o como exponian alguna queja de mágicos sonidos para cualquiera que las oyese.
Fué entonces como escuchó las palabras de Anette, era cierto, al principio siempre te reías de aquello era de lo primero en lo que dudabas, hasta que un día aquello te golpeaba sin compasión en la cara como si te dijera “eh tu, que soy real” Elliot en cambio era un creyente deboto de todas las razas, tanto como que en nuestro grupo teníamos distintas razas de ahí que algunas veces tuviera aquellos rastros de incomodidad, pero cuando la primera vez lo sintió con fuerza fué irónico como había sido el propio maestro quien habia terminado cayendo por la misma farsa idea-
Siempre he creído...antes con menor fuerza o firmeza pero siempre he creído
-Aquella frase fué capturada por una suave risa que entonó al final en cuando mencionó el tema de la noche, habia sido sin duda extraña ya que habia empezado por una advertencia de sus cartas y habia acabado con una sonrisa en los labios refugiado en donde todo aquello comenzó, ahora bien sabia que cuando pasara al lado de aquella iglesia no tardaría en acordarse de anette e incluso cuando se separasen, pensaría en ella como aquel encuentro mágico que no habia agonizado ante los primeros rayos de sol. Sabía que mañana no habia misa temprano y dudaba mucho que el “sacerdote” buscase en aqueste sitio lo que tuviera que venir a buscar, tampoco nadie le esperaba y se sintió tentado a preguntar si a ella sí habia alguien que le esperaba.
No pudo apenas abrir los labios cuando de nuevo sintió aquella cercania, cercania que al principìo de confundió por aquel hechizo barbaro y suave que ambos poseían, ambas mezclas de un brebaje que no muchos sabrían y que por ahora, ambos, se estaban escondiendo, Lionel aun no deseaba decirle que lo sabia y tenia la intuición de que ella tampoco diría nada a no ser que él le descubriese con alguna prueba. Cuando se acercó, pudo sentir su aroma, el frío aliento que acarició por aquellos momentos su cuerpo, increible, electrizante. Cesó su mirada contra la suya en cuando ella se alejó al parecer consternada por lo que habia hecho y de nuevo empezó a moverse.
Quiso acariciar sus cabellos decirle que no tenia que preocuparse pero ella fué más rápida y marchó hacia donde la botella de licor estaba, dentro de aquel egoismo humano se preguntaba que era lo que le causaría el alcohol a aquella dama. ¿se marearía? ¿caería desmayada? De todos modos quedo con las manos extendidas, Lionel estaba aun escondido en la manta pero dejaba sus manos alerta, habia entrado en calor, dejando que todo el exterior se envolviera en forma de suspiro. Habia sucumbido al licor, dejo que su boca murmurase un “no te preocupes”.
No le gustaba que probase el alcohol en aquellas circunstancias, el hecho de que ella estuviera triste no era bueno para ello, solamente sonrió, quedando con las manos en el suelo apegado a la pared, le gustaba aquel polvo que parecía sagrado sin serlo. Cuando ella se movió de aquel modo lionel aún más tuvo aquel pensamiento de que los vampiros no eran sino humanos, es cierto que le habian arrebatado algo importante e incluso irónico como ellos tenian algo que la gente buscaba con ansias desde su creación. “La inmortalidad” ¿que harían las personas si un vampiro les dijera que aquel dolor que sentian era sino de aquella inmortalidad? -
Eso es porque ya estoy algo acostumbrado a la misma
-Susurró ausente, dirigiendo su mirada hacia ella cuando finalmente se acomodaban ambos en la manta, se sonrió, aquella mujer parecia aun mas hiperactiva de lo que era ¿o es que no querría quedarse mucho tiempo cerca de él? Aun no podía saberlo pues, con admiración volvía su mirada hacia ella quien habia rasgado sus ropas mostrando sus piernas al exterior, de nuevo se tentó a insinuar si no tenía frío aunque fuera simplemente un poco a pesar de ser conocedor de la respuesta. Rió levantándose para caminar hacia ella y dejar una de sus manos en la mejilla de la muchacha mirando sus ojos-
Estas preciosa Anette
-Le sonrió, asintiendo en cuando mencionó aquello de las otras mujeres, en paris predominaba la moda cansada, agotada de adornos y ornamentas que apenas dejaban respirar a las mujeres de hoy en día, pero ellos no se fijaban solamente sacaban más ornamentos, más adornos, más telas, más ropas...con mucha suavidad limpió el vestido de algunas motas de polvo, arrodillándose para tomar la tela del vestido dejándola a un lado suyo con una sonrisa en la boca-
¿Hacemos otra hoguera? Un poco más pequeña claro...aunque, mejor prendemos la calefacción, creo que el “sacerdote” lo agradecerá.
-Susurró muy bajo, como si creyese que en esos momentos cualquier palabra dicha en voz alta pudiera ser la causante de que toda la magia que habia en aquellos instantes se marchitase solamente por hablar en alto, era extraño, se acordaba de aquel movimiento que ella estaba haciendo frotando su hombro era como cuando su padre estaba haciéndolo cuando era pequeño. Recordaba que se acomodaba siempre muy cerca de Elliot y que este acababa acariciando los hombros del muchacho para que finalmente tomara un poco de calor, incluso cuando habia momentos en los que hacia tanto frio que cuando lo hacia no sabia quien se congelaba más, amaba cuando lo hacía.
Esos recuerdos, no eran dolorosos, eran sinonimo de notalgia, la misma que sintió cuando ella se habia marchado, dejando que un suspiro acariciase sus labios, era cierto que si alguien hubiera entrado en aquel sitio y les hubiera visto asi habrian flotado las teorias seguramente equivocadas acerca de el porqué estaban de ese modo, pero no sentia molestia por aquella piel fria que chocaba contra la suya, era sino un perfecto contraste entre lo que muchos dirían un perfecto “desencaje”. La admiró, sus orbes no se cansaban de observarla como vagaba por aquel lugar intentando hacerlo suyo, limpiando el polvo...siempre le llamaba la atención como habia lugares polvorientos que invitaban a la comodidad y otros en los que directamente invitaban a tomar una fregona entre tus manos. Aqueste sitio era mágico, podia sentir como las paredes refunfuñaban cuando alguien las tocaba o como exponian alguna queja de mágicos sonidos para cualquiera que las oyese.
Fué entonces como escuchó las palabras de Anette, era cierto, al principio siempre te reías de aquello era de lo primero en lo que dudabas, hasta que un día aquello te golpeaba sin compasión en la cara como si te dijera “eh tu, que soy real” Elliot en cambio era un creyente deboto de todas las razas, tanto como que en nuestro grupo teníamos distintas razas de ahí que algunas veces tuviera aquellos rastros de incomodidad, pero cuando la primera vez lo sintió con fuerza fué irónico como había sido el propio maestro quien habia terminado cayendo por la misma farsa idea-
Siempre he creído...antes con menor fuerza o firmeza pero siempre he creído
-Aquella frase fué capturada por una suave risa que entonó al final en cuando mencionó el tema de la noche, habia sido sin duda extraña ya que habia empezado por una advertencia de sus cartas y habia acabado con una sonrisa en los labios refugiado en donde todo aquello comenzó, ahora bien sabia que cuando pasara al lado de aquella iglesia no tardaría en acordarse de anette e incluso cuando se separasen, pensaría en ella como aquel encuentro mágico que no habia agonizado ante los primeros rayos de sol. Sabía que mañana no habia misa temprano y dudaba mucho que el “sacerdote” buscase en aqueste sitio lo que tuviera que venir a buscar, tampoco nadie le esperaba y se sintió tentado a preguntar si a ella sí habia alguien que le esperaba.
No pudo apenas abrir los labios cuando de nuevo sintió aquella cercania, cercania que al principìo de confundió por aquel hechizo barbaro y suave que ambos poseían, ambas mezclas de un brebaje que no muchos sabrían y que por ahora, ambos, se estaban escondiendo, Lionel aun no deseaba decirle que lo sabia y tenia la intuición de que ella tampoco diría nada a no ser que él le descubriese con alguna prueba. Cuando se acercó, pudo sentir su aroma, el frío aliento que acarició por aquellos momentos su cuerpo, increible, electrizante. Cesó su mirada contra la suya en cuando ella se alejó al parecer consternada por lo que habia hecho y de nuevo empezó a moverse.
Quiso acariciar sus cabellos decirle que no tenia que preocuparse pero ella fué más rápida y marchó hacia donde la botella de licor estaba, dentro de aquel egoismo humano se preguntaba que era lo que le causaría el alcohol a aquella dama. ¿se marearía? ¿caería desmayada? De todos modos quedo con las manos extendidas, Lionel estaba aun escondido en la manta pero dejaba sus manos alerta, habia entrado en calor, dejando que todo el exterior se envolviera en forma de suspiro. Habia sucumbido al licor, dejo que su boca murmurase un “no te preocupes”.
No le gustaba que probase el alcohol en aquellas circunstancias, el hecho de que ella estuviera triste no era bueno para ello, solamente sonrió, quedando con las manos en el suelo apegado a la pared, le gustaba aquel polvo que parecía sagrado sin serlo. Cuando ella se movió de aquel modo lionel aún más tuvo aquel pensamiento de que los vampiros no eran sino humanos, es cierto que le habian arrebatado algo importante e incluso irónico como ellos tenian algo que la gente buscaba con ansias desde su creación. “La inmortalidad” ¿que harían las personas si un vampiro les dijera que aquel dolor que sentian era sino de aquella inmortalidad? -
Eso es porque ya estoy algo acostumbrado a la misma
-Susurró ausente, dirigiendo su mirada hacia ella cuando finalmente se acomodaban ambos en la manta, se sonrió, aquella mujer parecia aun mas hiperactiva de lo que era ¿o es que no querría quedarse mucho tiempo cerca de él? Aun no podía saberlo pues, con admiración volvía su mirada hacia ella quien habia rasgado sus ropas mostrando sus piernas al exterior, de nuevo se tentó a insinuar si no tenía frío aunque fuera simplemente un poco a pesar de ser conocedor de la respuesta. Rió levantándose para caminar hacia ella y dejar una de sus manos en la mejilla de la muchacha mirando sus ojos-
Estas preciosa Anette
-Le sonrió, asintiendo en cuando mencionó aquello de las otras mujeres, en paris predominaba la moda cansada, agotada de adornos y ornamentas que apenas dejaban respirar a las mujeres de hoy en día, pero ellos no se fijaban solamente sacaban más ornamentos, más adornos, más telas, más ropas...con mucha suavidad limpió el vestido de algunas motas de polvo, arrodillándose para tomar la tela del vestido dejándola a un lado suyo con una sonrisa en la boca-
¿Hacemos otra hoguera? Un poco más pequeña claro...aunque, mejor prendemos la calefacción, creo que el “sacerdote” lo agradecerá.
Lionel D'Maine- Gitano
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