Robo-libre

Silenciosa y precavida se mantenía apartada, desde lo alto del aquel tejado. Debía de ser cautelosa sino quería que el guarda se percatase de su presencia .Como ágil felino descendió del lugar y antes de que sus pies tocasen el suelo, sus manos habían lanzado ya su largo látigo sobre el cuello del hombre provocandole al mismo un estrangulamiento mortal. En sol dos segundos el guardia cayo al suelo mostrando un rostro desfigurado.
Triunfante observo su parcial victoria y precipitadamente se abalanzo hacia el tesoro escondido en aquel palacio, entrando por una de las pequeñas puertas. Probablemente, el precio del mismo sería incalculable y por ello su robo supondría una gran perdida para la nación francesa ,y un punto a favor para al reputación de la felina. Se mordió los labios deleitándose con sus jugadas,dejando en estos un brillo que le hacia verse irresistible.
Paso a paso, llego al lugar indicado al parecer la hermosa figura de oro en forma de gato se encontraba escondida bajo una serie de tablas de maderas, unidas entre si mediante varios cerrojos.
En su rostro se pincelo una sensual sonrisa, no era la primera vez que debía de abrir tal artefacto, así que saco del bolsillo trasero de su cortos pantalones una pequeña daga lo suficientemente afilada
El silencio que la sala invadida, se vio interrumpido por un click de la cerradura al ser esta abierta. Con cuidado y sin moverse de manera brusca, retiró cada uno de los trozo de madera, que le impedían llegar hasta su preciado botín.

-Seras mia- susurró para si, mientras complacida observaba como se encontraba cada vez mas cerca. Al retirar la ultima pieza sus dos obres marrones pudieron observar la estatua escondida. Era realmente hermosa y estaba completamente bañada en oro puro. Era Bastet la diosa de la feminidad egipcia, que cuidad y protegía a las mujeres de los posibles males.

Tal era su estado de admiración ,que no se percato del sonido de un pasos lejanos que pesados y profundos se oían a la lejanía. Al parecer sus cálculos fueron erróneos,alguien mas se encontraba en el castillo. Fue en el ultimo momento cuando el individuo abrir la puerta de la lujosa habitación cuando Katalina, se percato de su presencia. Rápida y fugaz se hundió en la oscuridad ocultando su pequeño cuerpo entre las grandes y pesadas cortinas de la habitación. Sus felinos ojos intentado visualizar quien era el extraño pero la oscuridad era muy espesas y apenas podía ver algo. Sabia perfectamente que cuando se encendiese la la luz este observaría el la prueba del delito y rápidamente llamaría a lo guardias, y aquel robo seria el ultimo. Solo tenia un opción amenazarlo de muerte.