Pequeña zorro [Libre]

por **Ørn Fridrikson** Vie Nov 12, 2010 11:07 am

Mis pies estaban cansados tanto como todo mi cuerpo. Estaba en mi forma de pequeño zorro, aunque estaba malherida, por unos cazadores que causaron heridas en ahora una de mis patas y la zona del cuello, no podía volver a mi forma humana, estaba cansada y tenía sed, mucha, hacíamucho que no veía un rio con agua fresca como antes de que muriese Maët. Vi un lugar extraño que al mismo tiempo se abría ante mi como el mejor de los lugares había agua!.

Caminé torpemente con mis cuatro patitas, hasta poder reflej... oh no... era un lugar sucio y aquello no era agua, olía mal además de tener un color del que jamas había visto, salvo en mis pies descalzos cuando estaba en mi forma natural.

Aun así, la sed me podía, y sentía unas ganas terribles de beber de aquella agua sucia, por lo menos intentaría calmar un poco mi sed. Toqué con una de mis patas aquel agua antes de beber, pero estaba caliente, como el sol sobre mi cabeza en las calurosas mañanas de verano, en las quesalía a jugar con Maët..
Me enrosqué con mi cola entre las patas, sollozando dolorida por aquella herida, quería reunirme pronto con ella.

por **Darina Krassimirova** Vie Nov 12, 2010 2:11 pm

Anda... pues estamos bien. Rodé los ojos dentro de mi carruaje, mientras sentía una ligera, y digo eso de ligera por no ser quisquillosa, turbulencia en nuestro camino. Predije lo que había pasado y efectivamente, tenía mucha razón en ello. El cochero se asomó y me confirmó mis peores temores, acababa de romperse una rueda y podrían tardar horas en arreglarla. La expresión de mi semblante lo dijo todo a la vez, por lo que el hombre se retiró.

Me recosté con violencia sobre el asiento. ¿Es que todo iban a ser problemas desde nuestra salida de Rusia hasta la llegada a París? Estaba claro que si, la suerte no nos había sonreido en ninguna de las etapas de nuestro viaje. Estando en Rusia, toda mi guardia se había puesto enferma por ingerir comida en mal estado. En Alemania nos asaltaron y pretendieron secuestrarme, murieron tres hombres, en Suiza me torcí el tobillo. Ciertamente, a ver cuando terminaba esa serie de catástrofes.

Sentí movimiento a mi alrrededor y decidí no quedarme alli parada a esperar que arreglaran mi medio de transporte. Cuando bajé mis ojos encontraron un paisaje desolador y maloliente: un maldito pantano. No obstante una ráfaga de aire fresco terminó de convencerme y empecé a vagar sin rumbo, mientras pensaba en la Madre Patria, en mis progenitores y mi "querido" esposo.

Reparé en que mi vestido estaba hecho un desastre por los bajos, cuando llegué junto a a un aparente remanso de agua...Y digo lo de aparente porque parecía practicamente hierba, de lo verde que estaba. Ni el reflejo se veía. Comencé a volverme lentamente, notando el calor, tan contrastado con el frio ruso como la noche y la mañana, o el verano y el invierno. En medio de este "idílico paisaje" reparé en una pequeña figura de cuatro patitas. Con curiosidad me acerqué a la bolita que respiraba a un ritmo irregular, como si estuviera llorando, apenado por algo.

Me agaché con delicadeza y sin pensar en si podía ser peligroso o si me podía transmitir alguna de esas terribles enfermedades con las que el consejero de mi marido trataba de convencerme de que me volviera mas religiosa. Acaricié el lomo de aquel animalillo, al cual había visto tan solo en las ilustraciones de los libros, un pequeño zorro:

-Hola bonito ¿Qué te pasa? -no esperaba respuesta alguna por si parte, tiempo hacía desde que había de jado de creer en las hadas y animales parlantes de las fábulas que tantas veces mi nodriza me contó.

por **Ørn Fridrikson** Sáb Nov 13, 2010 11:11 am

Una calida sensacion acarició mi lomo, haciendome dar un respingo al nisiquiera haberla podido intuir llegar.

Alcé mis untiagudas orejas y vi que era una mujer de aspecto perfecto, como aquellas historias que oía al parar en la ventana de las casas, como la madre contaba a su hija sobre princesas de hielo, y esta mujer parecía una de ellas. Era bella y sus ojos brillaban como perlas azules como las que un dia había robado, pero no sabía que hacer con ellas, no eran comestibles.

Me conseguí poner de pie (Léase, a 4 patas xD) y mi curiosidad por su anillo crecía conforme lo miraba. Me tambaleé. dando un pasito atrás, podía ser una de muchas de esas personas que lanzaban perros contra mí, sin mirar si era una cachorro o no, pero algo en su mirada me decía que no todo era oro lo que relucía en su vida.

Con mi pequeña lengua lamí la herida, si los dioses estaban de mi lado segun Maët, ella no me haría nada malo, ni colgaría mi piel en el salón de su hogar.

por **Darina Krassimirova** Miér Nov 17, 2010 2:10 pm

Pues aquel bichito desconocido para mi se sobresaltó al sentir mi delicada caricia sobre su lomo, lo que me hizo a mi misma dar un resipingo... Tal vez ahora, tras molestarle de su plácida siesta se enfadaría conmigo y me mordería y me transmitiría alguna enfermedad... Que exageración por el amor de Dios, si solo se ha movido un poquito.

Cuando se volvió a mirarme con sus ojitos negros caí en la cuenta de que no debía de ser mas que un cachoro perdido en busca de su madre. Se levantó y casi cae lancé los brazos hacia él, pero consiguió estabilizarse justo antes de que lo cogiera.

Era tan chiquitín y tenía... ¡Tenía una herida en una de sus pequeñas patitas! Algo me decía que la vida no le había tratado demasiado bien. Con la dulzura , delicadeza y cariño propios de una madre, le cogí y comencé a acunarle suavemente, mientras comenzaba a hablarle:

-Me parece que tu y yo nos haremos amigos... O amigas en el caso de que seas una chica-dije riendo suavemente, mientras acariciaba la zona central de su cabeza, entre las orejitas- Creo que lo mejor será que te limpie un poquito, pequeño-dicho esto saqué un pañuelo y se lo restregué con suavidad por la carita, algo triste. Con un suspiro le dije- Ojalá pudieras hablar conmigo, no te imaginas la falta que me hace.

por **Ørn Fridrikson** Jue Nov 18, 2010 11:04 am

Sus caricias no se parecían a las de Maët.. pero eran muy agradables.. ya nadie me trataba así, con aquel cariño, pero era cierto que lo necesitaba..

Jamás había pronunciado una palabra, no desde que tenía razón al menos. Con una de mis patas rasqué una de mis orejas, picaba, pero no podía hacerlos con mis dedos de humana. Pensé, intenté recordar algunas de aquellas múltiples frases o palabras que solía oír en mis escapadas, algunas las cuales ni siquiera entendía.

- Merçi

Dije apoyando el hocico en su regazo, estaba muy calentito, seguramente ni siquiera me habría oido, no sabía ni lo que había dicho, solo que la gente sonreía tras ello.

por **Darina Krassimirova** Vie Nov 19, 2010 5:30 am

Parecía que las caricias que le brindaba al pequeño animalito le estaban gustando. No parecía ser un perro ni un gato, y al no poder reconocer de que clase de animal se trataba me sentí como una completa estúpida.

Mientras tanto seguía acariciando al pequeño bichito peludo, que era un de las cosas mas agradables que me había encontrado en el viaje, sobre todo si tenemos en cuenta que viajaba con hombres rudos y malolientes que no parecían entender el significado de la mágica palabra jabón.

Se rascó un oreja con cuidado, parecía que le picaba. Con aire ausente miré a mi alrrededor, no era lugar para que un pequeño animal creciera, no al menos uno como este, de apariencia tan frágil. No esparaba lo que a continuación sucedió. Mis ojos se abrieron desmesudaramnt, al escuchar pronunciar la palabra gracias en francés. Inmediatamente comencé a decirme que me había vuelto loca y que auqello no era mas que una ilusión, pero alli seguía, apoyado en mi regazo y no lo podía ignorar:

-Pe-pero.. tu hablas... ¿Como puede ser eso posible?-le pregunté, medio asustada medio sorprendida. Sinceramente, no esperaba que un animal me hablara.

por **Ørn Fridrikson** Vie Nov 19, 2010 12:25 pm

Vi su reacción, al parecer a aquella señorita no le había gustado, asi que opté por cerrar el hocico y pegar un salto al suelo. Toqué el suelo y encogí una de mis patas, me dolía, pero tenía que hacerlo. Sin que se diese demasiada cuenta o al menos intentándolo, tomé su sortija entre mis pequeños dientes y me dirigí con paso ligero hacia los matorrales lejanos, casi en el límite del pantano. Cuando seguí caminando mis orejas puntiagudas se afinaron oyendo murmurar a lo lejos. Intenté no hacer demasiado ruido pero ví como un perro de orejas largas se encaminaba hacia el lugar donde yo estaba.

Reculé un poco, pero sin llegar a donde estaba la mujer, tenía su anillo y no quería que ninguno de los dos me encontrase. Cuando me vine a dar cuenta el perro ya me tenía cogido del cuello con sus mandíbulas, no apretaba mucho, pero si hacía daño, del susto lancé un sonido propio de los zorros, mas bien era un quejido lastimero, haciendome apretar el anillo entre mis dientes.

por **Darina Krassimirova** Lun Nov 22, 2010 11:56 am

Al parecer con mi exagerada reacción había asustado al pobre animalillo. Pero no pareció preocuparse en demasía, por lo que me relajé y miré el agua estancada y verdosa, que emanaba un olor nauseabundo caracteristico de los pantanos. Y eso se veía agravado por el calor que en aquellos momentos comenzaba a hacer.

Observé como se alejaba el pequeño y simpático animalillo. Con una sonrisa me levanté para dirigirme de nuevo hacia el carruaje, cuando un destello inexistente llamó mi atención. ¡Mi anillo! ¡El Zaharen Ice no estaba! Miré a mi alrrededor envolviendo la mano portadora del anillo con la otra, con preocupación. ¿Y si..? El animalito se lo abía llevado, seguro.

Como impulsada con un resorte, salí corriendo por donde se había ido él. Bueno, eso de corriendo, relativamente hablando puesto que con la cantidad de matorrales y demas plantas que había esparcido por el suelo, con el obstáculo añadido del vestido, no podía hacer mas que andar aprisa.

Pero eso fue suficiente. Lo encontré no muy lejos del lugar donde lo había encontrado un rato antes, pero con la diferencia de que ahora estaba a alerta. Seguí el recorrido de su mirada y vi la enorme razón por la cual estaba de aquel modo. Un perro que semejaba ser pariente de un extinto cánido de la superfauna del planeta, estab alli parado, babeante y en posición de ataque.

Por un instante pensé que aquel enorme bicharraco iba a comernos vivos, y lo único que se me pasó por la cabeza fue coger el palo mas grande que había por alli, y empuñarlo cono si fuera una espada. Después ya me ocuparía del animal pequeñito.. zorro... ¡El nombre del animalito era zorro! Por fin lo recordaba.

por **Ørn Fridrikson** Lun Nov 22, 2010 1:41 pm

Cuando ví a la mujer acercarse con un palo, me dió tanto miedo que me asusté y me tragué aquella sortija, maldita mala suerte.. Me retorcí todo lo que pude para zafarme de aquel bichejo, solo logré un corte en una de mis orejas, pero le mordí el hocico todo lo fuerte que pude y me escondí dentro del hueco de un árbol.

Oí como el perro se iba con un quejido lastimero resonando por todos sitios.

Recordé el abrazo que siempre me transmitía Maët, y como ella siempre me curaba las heridas con ungüentos naturales.. ojalé yo supiese algún dia hacer lo que ella.
Salí del hueco del árbol, quise disimular y salir corriendo, pero cuando me transformé en mi cuerpo de humana resvalé y caí de lleno en el fango. Intenté agarrarme a llos matojos, pero estaban tan mugrientos que se venían al tirar.

por **Darina Krassimirova** Mar Nov 23, 2010 8:15 am

Observé como el enorme perrazo cogía al zorro entre sus poderosas mandibulas y como le provocaba una nueva herida, que parecía menos importante que el que tenía en la pata, pero no por ello menos propensa a infectarse. Cuando el perro se distrajo y puso sus patas encima de su hocico, descargué un golpe sobre el perro, que huyó con el rabo entre las piernas, nunca mejor dicho.

Podía tratarse de un caso de brutalidad contra animales, no lo negaba, pero parecía que si no hubiera hecho eso, con la ayuda del zorrito nos hubiera zampado a los dos de un bocado. Me quedé alli respirando con algo de dificultad, tenía el vestido desastrado, las mejillas arreboladas y contra todo pronóstico una inmensa sonrisa iluminando mi cara.

Tiré el palo al suelo y me acerqué al hueco del ábrol, de donde acababa de salir el animalito. Puse los brazos en jarras y con un una sonrisa le pregunté:

-A ver, ¿Dónde has metido mi anillo?- pero para el asombro completo de mi persona, el zorro cayó al suelo y se transformó en una muchacha joven, no debía ser mayor que yo. Si hubiera tenid genes de serpiente, mi mandibula inferior hubiera tocado el suelo por culpa de la sorpresa que ese instante me había causado.

-Di-dios mio-me retorcí las manos sin saber que hacer. Me debatía entre ayudarla, ya que era mi dber y obligación, pero por otro tal vez me podría hacer algo malo. Al final terminé por decidirme y me puse en el suelo de rodillas a su lado. Me saqué el chal que cubría mis pálidos hombros y se lo ofrecí. Acaricié su pelo con delicadeza. No entendía como había ocurrido aquello, lo que si que había sentido era su miedo:

-No te preocupes... pequeña zorro. Me llamo Darina-dije señalandome a mi misma. Algo me decía que no iba a entender lo que le decía, asi que poco podría hacer.

por **Ørn Fridrikson** Mar Nov 23, 2010 11:55 am

Me ofreció una tela muy bonita y la agarré casi con necesidad. El fango de color negro ocultaba mi desnudez, tomé la tela no para taparme, sino para tenerla para mí, si me la había dado ya no había vuelta atrás, luego la llevaría a donde Maët descansaba en paz, cuando volviese a "casa".

Si quería su anillo poco podría hacer.. me lo había tragado sin querer. Salí del barrizal, con esfuerzo observando la mano de la muchacha acariciar mi cabeza, pero cerré los ojos asustada por que me diese un palo allí.

Mi herida escocía, pero las marcas de las mandíbulas del perro en mi cuello solo quedaron en un arañazo.

- Merçi

Dije retrocediendo, lo había oido decir a los viandantes en las calles parisinas, suponía que era alguna forma de agradecer algo, ésta vez por ahuyentar al gran cánido que noa había atacado.

por **Darina Krassimirova** Miér Nov 24, 2010 9:43 am

¿Donde habría metido mi anillo? De poco me serviría denunciarla a las autoridades francesas ¿Quien iba a creer a una mujer, por muy reina de Rusia que fuera, que afirmara que un zorro que se había convertido en muchacha le había robado la reliquia familiar? Nadie en su sano juicio desde luego. La chica agarró el chal como si estuviera agarrándose a la vida.

Ciertamente me fastidiaba que hubiera escondido o perdido el anillo. Retrocedió asustada ante mi, por motivos que escapaban a mi comprensión. No creo que pareciera demasiado amenzadora, aunque tal vez se hubiera asustado por la escena del palo y el perro. Cuando me dió las gracias, reconocí el idioma francés, asi que automáticamente pasé de hablar en ruso al idioma que parecía entender la chica:

-De nada... Darina-dije señalándome a mi misma. Después con delicadeza la señalé a ella- ¿Tú?- pregunté con la esperanza de que supiera al menos su nombre. Me aparté un poco de ella para que tuviera espacio. No quería que se escapara de nuevo, pero tampoco quería que me tuviera miedo.

por **Ørn Fridrikson** Miér Nov 24, 2010 11:02 am

- Chr..chrris...tinne

Conseguí con esfuerzo decirlo, ya que jamás había tenido la necesidad de decir mi nombre. Todos me decían "Tu, muchacha" o algo semejante cada vez que se referían a mi. Pero solo maët me nombraba asi delante de todos.. aunque a veces, en susurros me llamase de una forma muy distinta.. y que aun no acababa de entender.

Un nudo se me hizo en el estómago y comencé a hipar de forma desenfrenada. A veces había oido distintas formas de remediarlo pero ninguna vez supe que eran esas cosas que pronunciaban.

Vi como daba un paso atrás, lo que me dio una cierta libertad de movimientos. Quise devolverle el chal, pero ya estaba requetemanchado y seguro que ya no le serviría.

Con el chal pude limpiar un pocola parte de la herida, y con mi perfecto olfato olí lo que podía ser el rastro de las hierbas idóneas para preparar el ungüento que Maët me había enseñado a preparar antes de su muerte. Cogí varias ramas, y sacudí algun que otro bichito de mi hombro, eran molestos. Ahora solo me faltaba un poco de Amapola. Miré a la mujer y vi que su vestido llevaba un color rojo muy bonito. Se lo señalé y luego a las plantas que había cogido, solo esperaba que me entendiese un poco.

por **Darina Krassimirova** Lun Nov 29, 2010 9:44 am

Bien, con un esfuerzo sobrehumano la chica me había contestado y dicho su nombre. Christinne. Como mi prima. Sonreí para mis adentros mientras observaba como se movía de un lado a otro hipando de vez en cuando. Que graciosa era...

Quizá le gustaría venirse conmigo y servirme como dama de compañía. Ah bueno no, que debía ser noble... Pero es que los nobles son taaaan aburridos, se pasan el día creyendo que son el auténtico ombligo del mundo, cuando no son ni mucho menos importantes en su gran mayoría. Vamos, que se podría prescindir de ellos perfectamente, no causaría ninguna clase de problema.

Me fijé en Christinne y que estaba recogiendo lo que parecían ser hierbas. ¿Con qué fin? Posiblemente quisiera ponerselas en la herida o hacer una infusión de ellas, para evitar que se infectara y que tuviera problema por ello. De pronto la chica se giró hacia mi y señaló mi vestido y las plantas... ¿Pretendía que le hiciera un traje de hojas? Podría ser, pero no parecía importarle demasiado su desnudez, ya que estaba cubierta de barro, de arriba a abajo, de forma que tan solo se adivinaba su cuerpo debajo de ella.

Pero las plantas debían ser para curarse ¿Que tenía que ver un vestido con un ungüento curativo? Poco, sin duda alguna.... A no se que lo que señalara no fuera el vestido en si, si no el color rojo. Seguro que había por allí cerca alguna planta con ese color, por lo que le sonreí y procedí a buscarla.

Miré por todos lados allí cerca, mas n descubrí ninguna planta color carmesí. Me alejé un poco mas, metiendo un pie en un charco de lodo que estaba caliente... una mueca de asco contorsionó mi cara pero aun asi seguía buscando. ¡Y alli estaban! Un montón de pequeñas flores rojas con el color negro de sus semillas en el centro.

Las cogí con presteza y acudí a donde se encontraba Christinne. Esperaba no haberme equivocado, daría una imagen de Rusia que no era, como un pais de incultos. Las posé en el suelo y le pregunté con voz suave:

-¿Era esto lo que querías?-aunque no sabía para que me esforzaba, no parecía saber hablar demasiado bien... Aunque tal vez fuera solo tímida, vete tu a saber.

por **Ørn Fridrikson** Lun Nov 29, 2010 10:11 am

El aroma a flores rojas azotó mi rostro y el intenso color de las que había encontrado aquella mujer me dijo que si eran las qu yo buscaba.

- iá... Asentí rapidamente, no sabía lo qure había dicho... recordé aquellas palabras que solían decir los viandantes, o aquellas veces que los infantes recibían un regalo de su agrado.

-Si!!! Corrí y las tomé. Hacía dias que no solía encontrar aquellas flores, por lo que las posibilidades para mí eran casi nulas. El que aquella mujer las encontrase para mí me hizo sonreir, y me lancé hacia ella para abrazarla. Ahora si podría curarme como era debido, antes de coger alguna infección grave.

Mi brazo ahora estaba cubierto de barro, pero cerca no había rastro de agua limpia y pura con la cual poder lavarme. Preparé con rapidez y cuidado aquellas raices y hojas, machaqué las semillas en el centro de una piedra con otra en mi mano, la mezclé con un poco de raiz y con una larga hoja que encontré, la coloqué en mi antebrazo, aquellas hojas eran singulares por la flexibilidad que tenían, asi podía anudarla con facilidad y mantenerla mas tiempo sobre la herida. Solo necesitaba un poco de ayuda para atarla del todo.

- A..aiuda..

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