Stanislav Petrikov

♦ Nombre del personaje ♦
Stanislav Yurievich Petrikov

♦ Edad ♦
314 reales, 24 aparentes

♦ Especie ♦
Vampiro

♦ Tipo y clase social ♦
Extranjero – clase alta

♦ Orientación sexual ♦
Homosexual

♦ Lugar de origen ♦
Ekaterimburgo, Rusia

♦ Habilidades ♦
Por naturaleza:
Agilidad y reflejos sobrehumanos
Sentidos aumentados

Poderes:
Persuasión
Encandilamiento
Infligir dolor por medio de la mente

♦ Descripción física ♦
Incluso antes de convertirse en vampiro, Stanislav ya era de por si un hombre atractivo: es un hombre alto, midiendo aproximadamente 1.75 m, de piel pálida en extremo, dura y fría, pero suave al tacto, su cabello es liso y de color castaño, usualmente lo lleva corto y peinado elegantemente, sus cejas son pobladas y su cara es ovalada; sus ojos son grandes y grises, que usualmente suelen llamar la atención de quienes lo miran, su mirada suele ser enigmática en ocasiones; sus brazos son largos y de delgados dedos, es de barba incipiente puesto que no le gusta verse tan “niño” además es de complexión musculosa, lo suficiente para indicar que hace ejercicio; suele vestirse con prendas elegantes que van acorde con su condición social, cuando habla se nota su acento ruso

¿quieres conocerme?:

♦ Descripción Psicológica ♦
Desde pequeño Stanislav ha sido una persona tranquila y un poco tímida, algo que no puede ni le interesa cambiar, es retraído y no suele confiar en todo el mundo, prefiere la soledad a ir por ahí de fiesta en fiesta, es una persona bastante culta, suele pasar su tiempo leyendo, escribiendo o tocando algún instrumento musical, para él la compañía ideal son unos buenos libros, una buena pieza de música clásica y una copa de vino, aun así siempre puede entablar una conversación con las personas que él considere interesantes, puesto que es un poco orgulloso y solo aceptará relacionarse con personas de su mismo nivel intelectual, lo cual lo lleva a ser algo solitario; es un poco egoísta puesto que en su lista de prioridades siempre será el primero antes que los demás, aun así, a pesar de tener esa fachada de chico tranquilo e inalterable puede comportarse de la manera más borde y cruel, sin importar cuanta humillación o daño pueda llegar a causarte, tiene cosas que no se las cuenta a nadie y solo muestra la parte de su personalidad que más le convenga en determinado momento, sabe manipular a las personas según su propio beneficio y siempre que puede retuerce las situaciones hasta darles el rumbo que él quiere y en el que sabe que podrá sacar más provecho de ellas

♦ Historia ♦
¿por dónde sería bueno comenzar? ¿naci en…? ¿crecí en…? ¿morí en…? Bueno, creo que es mejor comenzar desde el principio para no confundirlos, mi nombre es Stanislav Petrikov y esta es mi historia
Corría el año 1566 en las frías estepas de la vasta Rusia cuando, en Ekaterimburgo, una mediana ciudad del oriente del país nació un pequeño niño de ojos grises, si, adivinaron, ese pequeño era yo; fui bautizado con el nombre de Stanislav Yurievich Petrikov y fui el único hijo de Yuri Petrikov y su esposa Katrina, mi padre era un mediano joyero en ese entonces, con el pasar del tiempo expandiría su negocio captando la atención tanto de reyes y nobles como de plebeyos, tanto así que el mismo zar Iván IV estuvo interesado en los diseños de mi padre, yo contaba con dieciséis cuando en una ocasión los heraldos del zar entraron a nuestra tienda anunciando que la familia real deseaba ver en persona a quienes creaban tan magníficos adornos, sin hacernos de rogar mi padre y yo nos encaminamos a Palacio

Al llegar allí nos recibió toda la familia real: el zar, la zarina y… él, el zarévich Iván V heredero al trono de Rusia; el zar estaba realmente encantado con los diseños tan exquisitos de mi padre, tanto que le ofreció el puesto de joyero real, puesto que “estas joyas tan finas son dignas de un rey” según sus propias palabras, demás está decir que mi padre aceptó encantado la oferta de Su Majestad y en pocos días nos trasladamos hacia Moscú

La vida en Palacio era… interesante, estaba totalmente rodeado de lujos que jamás pensé tener, tenía todo lo que quería… incluyéndolo a él, si, adivinaron de nuevo, estoy hablando del zarévich, no sé porque pero desde el primer momento en que lo vi sentí una atracción casi magnética hacia el ¿amor a primera vista? Quién sabe, pero llegué a encapricharme con él, con el pasar del tiempo él y yo desarrollamos una relación bastante cercana, yo me convertí en su mayordomo personal, y más aun, me convertí en su amante, increíble ¿no? Yo, el amante de un príncipe

Para el zar, para mi padre, y para el resto del mundo nuestra relación solo era la de un sirviente y su amo, pero mas allá existía una relación de amor y deseo, todo entre nosotros era perfecto, tan perfecto que asustaba, y pronto todo esto llegaría a su fin de forma trágica: una noche de noviembre de 1566, cuando yo tenía solo veinticuatro años el zar nos sorprendió a su hijo y a mi desnudos en los aposentos del zarévich después de una de nuestras noches de pasión, no se imaginan el escándalo que montó, él y su hijo discutieron por horas, yo preferí mantenerme al margen para no causarle más problemas a Iván; la situación llegó al límite cuando el zar golpeó de manera tan brutal a su hijo que le causó la muerte, eso me destrozó, escapé de Palacio esa misma noche y juré por la memoria de Iván que vengaría su muerte, dicen que el zar lloró amargamente la muerte de su hijo y que esta lo atormentó hasta el fin de sus días, se lo merecía por arrebatarme a Iván

Lloré amargamente yo también la muerte de Iván, estuve desolado por varios días, y al no encontrar un motivo por el cual seguir con vida, decidí suicidarme arrojándome de un acantilado, por desgracia no salió tan bien como yo esperaba y en lugar de aliviar mi sufrimiento, lo empeoré; mientras agonizaba escuché un par de pasos que se acercaban a mí, la verdad no supe quien era, solo recuerdo que sentí un punzante dolor en mi cuello y luego una voz masculina susurró en mi oído -eres un chico muy apuesto, sería una pena que dejaras este mundo- después sentí un liquido caliente deslizarse por mi garganta, seguido de un dolor aun más agudo del que sentía, pensé que iba a morir, mas sin embargo… no morí, aquel extraño me había convertido en un no-muerto

Con mi recién adquirida conversión decidí dar rienda suelta a mi venganza, pero primero debía esperar a adaptarme, aquel extraño hombre me enseñó todo lo necesario para sobrevivir, y una vez aprendido todo, fui por la cabeza del zar, me divertí un poco con él, deleitándome con su cara de pánico y dolor, hasta que al final le di el golpe de gracia

♦ Datos extras ♦
Es muy selectivo con las personas de las que se alimenta
Conserva muchas de las joyas creadas por su padre
Odia a la realeza
El único recuerdo que posee de Iván es su espada