AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Stay free [Libre]
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Stay free [Libre]
“And I'll never forget the smile on my face
‘cause I knew were you would be
and if you’re in the crowd tonight
then have a drink on me.
Go easy, step lightly, stay free”.
-The Clash, “Stay Free”
‘cause I knew were you would be
and if you’re in the crowd tonight
then have a drink on me.
Go easy, step lightly, stay free”.
-The Clash, “Stay Free”
No tenía idea de cuánto había bebido esa noche, quizá no lo suficiente porque se encontraba medianamente lúcido. El tipo de la taberna le advirtió que no saliera, que había bebido mucho pero László recordaba bien haberle contestado con coherencia y sin arrastrar las palabras, lo cual era un buen indicativo de que estaba bien. Salió del lugar y escuchó unos perros ladrar más allá en la misma calle, tuvo deseos de transformarse en uno más, pero algo se lo impidió, supo entonces que estaba sobrio como para hablar congruentemente pero ebrio como para no tener idea de cómo ser corgi esa noche.
Caminó al lado de unos niños, hermanos supuso, de mejillas resecas por el frío y juntos, muy juntos tapados con el mismo harapo precario, un niño y una niña, sin padres, supuso también, en una esquina del rellano de una puerta de madera, para que el viento y el frío les golpeara menos la espalda. Se llevó la mano a un bolsillo y sólo tenía un franco, sólo eso le había sobrado de su noche en la taberna, sólo eso tenía para comer y cualquier otra necesidad que tuviera, sin embargo, no lo dudó, se acercó al par de mocosos, se puso en cuclillas y sonriéndoles les dio la moneda.
-Lamento no tener más –fue lo único que dijo, no espero a recibir las gracias si quiera, se puso de pie y siguió su vagar sin rumbo fijo, de un momento a otro comenzó a cantar viejas canciones de cantina a todo pulmón, desafinado, desgañitándose, con voz desgarbada y sin encanto, daba tumbos de vez en cuando y conforme la noche avanzaba se daba cuenta que el frío era cada vez más pesado, comenzó a frotarse los brazos con las manos.
Sus pasos inciertos lo llevaron al cementerio, entró sin miedo alguno, el silencio era inquietante pero no importaba, escuchó ruidos, desde que se había transformado a los 9 años en perro su oído era más agudo y percibía sonidos lejanos o de frecuencias muy altas, pero identificó un par de botas, era alguno de los cuidadores seguramente así que estaba a salvo, siguió caminando y de pronto, mecánicamente tomó un sendero y luego otro, todo sin razonarlo hasta que estuvo frente a la tumba de Lucía de Homem-Christo, su hermana.
Había conseguido ese pequeño lugar en el cementerio gracias a la caridad de un tercero, siempre era así, para él le resultaba imposible mantener un empleo y por lo tanto un ingreso fijo, un hombre del que ni siquiera recordaba su nombre le ofreció dinero a penas suficiente para darle un funeral digno a su pequeña hermana. Se quedó ahí, de pie frente a la tumba con una cruz de madera que sólo tenía grabado el nombre, ninguna fecha, ninguna frase, frotándose los brazos por el frío y con expresión ausente.
-No creas que no te extraño –dijo con voz clara, aunque el aliento alcohólico se fundía con el vaho que desprendía –pero ya te lloré demasiado –se disculpó por no estar derramando lágrimas esa noche.
Caminó al lado de unos niños, hermanos supuso, de mejillas resecas por el frío y juntos, muy juntos tapados con el mismo harapo precario, un niño y una niña, sin padres, supuso también, en una esquina del rellano de una puerta de madera, para que el viento y el frío les golpeara menos la espalda. Se llevó la mano a un bolsillo y sólo tenía un franco, sólo eso le había sobrado de su noche en la taberna, sólo eso tenía para comer y cualquier otra necesidad que tuviera, sin embargo, no lo dudó, se acercó al par de mocosos, se puso en cuclillas y sonriéndoles les dio la moneda.
-Lamento no tener más –fue lo único que dijo, no espero a recibir las gracias si quiera, se puso de pie y siguió su vagar sin rumbo fijo, de un momento a otro comenzó a cantar viejas canciones de cantina a todo pulmón, desafinado, desgañitándose, con voz desgarbada y sin encanto, daba tumbos de vez en cuando y conforme la noche avanzaba se daba cuenta que el frío era cada vez más pesado, comenzó a frotarse los brazos con las manos.
Sus pasos inciertos lo llevaron al cementerio, entró sin miedo alguno, el silencio era inquietante pero no importaba, escuchó ruidos, desde que se había transformado a los 9 años en perro su oído era más agudo y percibía sonidos lejanos o de frecuencias muy altas, pero identificó un par de botas, era alguno de los cuidadores seguramente así que estaba a salvo, siguió caminando y de pronto, mecánicamente tomó un sendero y luego otro, todo sin razonarlo hasta que estuvo frente a la tumba de Lucía de Homem-Christo, su hermana.
Había conseguido ese pequeño lugar en el cementerio gracias a la caridad de un tercero, siempre era así, para él le resultaba imposible mantener un empleo y por lo tanto un ingreso fijo, un hombre del que ni siquiera recordaba su nombre le ofreció dinero a penas suficiente para darle un funeral digno a su pequeña hermana. Se quedó ahí, de pie frente a la tumba con una cruz de madera que sólo tenía grabado el nombre, ninguna fecha, ninguna frase, frotándose los brazos por el frío y con expresión ausente.
-No creas que no te extraño –dijo con voz clara, aunque el aliento alcohólico se fundía con el vaho que desprendía –pero ya te lloré demasiado –se disculpó por no estar derramando lágrimas esa noche.
Invitado- Invitado
Re: Stay free [Libre]
Mi malos hábitos me superaban, no aprendía que andar de noche solo traía problemas para alguien como yo, pero aqui estaba, caminando en dirección a la tumba de mis padres con solo la luna como compañera con tres rosas blancas en una mano y sujetándome el chal sobre los hombros con la otra. El frío cada vez aumentaba su intensidad, seguramente cogería un buen resfriado por esto y tal vez lo lamentaría a la mañana siguiente. Por ahora me dejaba guiar solo por mis instintos, no pensaba en nada más...
Todo empezó en la mañana, en el momento exacto en que cogía mis cosas para ir al mercadillo y continuar con un día más de trabajo, una fotografía de mis padres y yo de pequeña, el único recuerdo físico que tenía de ellos cayó al suelo. Sonreí con tristeza recordando el día en que hicieron esa foto, el nerviosismo de mi madre, la serenidad típica de mi padre y mi ansiedad por ver el resultado. Todo eso me parecía tan lejano ahora, como si se tratara de solo un sueño...Tras un suspiro guardé esa fotografía nuevamente, y me dirigí al mercadillo de la ciudad con toda intención de concentrarme en eso, algo que me resultó muy díficil por mucho que lo intentara.
Casi a medio día decidí que tenía que ir al cementerio a visitar sus tumbas para recobrar mi tranquilidad habitual. En el momento en que me preparaba para cerrar el diminuto negocio que me pertenecía, surgió un imprevisto con uno de mis proveedores, y estuve ocupada en ello el resto del día.
Solo al anochecer logré tener tiempo libre para salir de allí, con paso apresurado llegué a casa, luego de coger un abrigo y el chal me dirigí al cementerio, llevando en una mano las flores que compré con anticipación. Era conciente de lo peligroso que podía resultar andar sola por las calles a esa hora, pero si no hacía esto ahora no podría conciliar el sueño. Ajusté el chal sobre mis hombros, y caminé atenta a cualquier cosa fuera de lo normal que pudiera ocurrir a mi alrededor. Al llegar al cementerio solo me bastó dar un par de monedas al cuidante para que me dejara pasar.
No fué difícil encontrar la tumba de mis padres, eran unas muy sencillas ya que mi situación económica no era la más adecuada para poder acceder a algún tipo de lujo en ese aspecto.Me acuclillé frente a ellas sintiendo como las lágrimas se deslizaban silenciosas por mis mejillas, les echaba mucho de menos. Pasaron varios minutos, en los cuales oré por ellos,deseando que donde quiera que estuvieran fueran felices. Limpié mis mejillas con el dorso de la mano poniéndome de pie, y tras un último vistazo a las sepulturas de mis progenitores me dirigí a la tumba de mi nana.
Detuve mi andar al notar una silueta dibujada allí, mi corazón empezó a latir como loco cuando noté que era un sujeto. ¿De dónde había salido? cuando llegué eso estaba completamente vacío o ¿no?. Respiré profundamente,tratando de encontrar valor en alguna parte de mi. Reanudé mis pasos y actué como si el sujeto no se encontrara allí. No había motivo para temerle, o al menos de eso trataba de convencerme. Solo cuando me acerqué me dí cuenta de que no estaba en la tumba de mi nana, sino en una que estaba al costado de esta.Pasé a su lado y me incliné en la tumba que fuí a visitar, dejaría la rosa y me marcharía rápidamente de allí...
Todo empezó en la mañana, en el momento exacto en que cogía mis cosas para ir al mercadillo y continuar con un día más de trabajo, una fotografía de mis padres y yo de pequeña, el único recuerdo físico que tenía de ellos cayó al suelo. Sonreí con tristeza recordando el día en que hicieron esa foto, el nerviosismo de mi madre, la serenidad típica de mi padre y mi ansiedad por ver el resultado. Todo eso me parecía tan lejano ahora, como si se tratara de solo un sueño...Tras un suspiro guardé esa fotografía nuevamente, y me dirigí al mercadillo de la ciudad con toda intención de concentrarme en eso, algo que me resultó muy díficil por mucho que lo intentara.
Casi a medio día decidí que tenía que ir al cementerio a visitar sus tumbas para recobrar mi tranquilidad habitual. En el momento en que me preparaba para cerrar el diminuto negocio que me pertenecía, surgió un imprevisto con uno de mis proveedores, y estuve ocupada en ello el resto del día.
Solo al anochecer logré tener tiempo libre para salir de allí, con paso apresurado llegué a casa, luego de coger un abrigo y el chal me dirigí al cementerio, llevando en una mano las flores que compré con anticipación. Era conciente de lo peligroso que podía resultar andar sola por las calles a esa hora, pero si no hacía esto ahora no podría conciliar el sueño. Ajusté el chal sobre mis hombros, y caminé atenta a cualquier cosa fuera de lo normal que pudiera ocurrir a mi alrededor. Al llegar al cementerio solo me bastó dar un par de monedas al cuidante para que me dejara pasar.
No fué difícil encontrar la tumba de mis padres, eran unas muy sencillas ya que mi situación económica no era la más adecuada para poder acceder a algún tipo de lujo en ese aspecto.Me acuclillé frente a ellas sintiendo como las lágrimas se deslizaban silenciosas por mis mejillas, les echaba mucho de menos. Pasaron varios minutos, en los cuales oré por ellos,deseando que donde quiera que estuvieran fueran felices. Limpié mis mejillas con el dorso de la mano poniéndome de pie, y tras un último vistazo a las sepulturas de mis progenitores me dirigí a la tumba de mi nana.
Detuve mi andar al notar una silueta dibujada allí, mi corazón empezó a latir como loco cuando noté que era un sujeto. ¿De dónde había salido? cuando llegué eso estaba completamente vacío o ¿no?. Respiré profundamente,tratando de encontrar valor en alguna parte de mi. Reanudé mis pasos y actué como si el sujeto no se encontrara allí. No había motivo para temerle, o al menos de eso trataba de convencerme. Solo cuando me acerqué me dí cuenta de que no estaba en la tumba de mi nana, sino en una que estaba al costado de esta.Pasé a su lado y me incliné en la tumba que fuí a visitar, dejaría la rosa y me marcharía rápidamente de allí...
Évani Rivoire- Vampiro Clase Media
- Mensajes : 912
Fecha de inscripción : 29/03/2011
Re: Stay free [Libre]
Había una cruz en su tumba porque esa es la tradición, porque así les hubiera gustado a nuestros padres, pero de ser por mí, no hubiera puesto nada, si acaso algo que indicara quien descansaba ahí. Me quedé mirando ese punto donde empezaba su nombre, la L mal labrada que yo mismo tallé, cuando apenas sé escribir, pero quería hacerlo, porque ella era lo único que tenía en verdad. El frío y verme aquí frente a lo último que me quedaba poco a poco me regresaron la sobriedad, de todos modos es difícil verme tirado de ebrio. Me llevé las manos a la boca y las traté de calentar con mi aliento, tarea complicada considerando los harapos que suelo vestir.
Hablé otro rato ahí, no me importaba que me tacharan de loco, me hacía bien, como si ella jamás me hubiera abandonado realmente, al menos tenía un sitio en concreto a dónde visitarla, mis padres no tuvieron funeral, mucho menos tumbas, a veces voy al sitio donde era nuestra casa y rondo por ahí, pero erigieron una nueva construcción y es como si hubieran aplastado el recuerdo de mis padres.
De pronto volví a escuchar ruidos y sin moverme, sin mover la cara si quiera me quedé atento, sólo mis ojos iban de aquí para allá, los pasos eran débiles, más bien delicados, pasos que sabía reconocer como de mujer, aunque vaya que si me he topado con mujeres rudas, así que no podía fiarme del todo, se acercó una figura que poco a poco fue dibujando detalles y facciones, sí, era una mujer pero no lucía peligrosa en absoluto, aunque parecía venir directo a mí, me quedé inmóvil y muy atento, no sé a qué vendría, qué podría necesitar de mí, pero no, pasó de largo a mis espaldas y se detuvo en la tumba contigua, la miré de reojo para ver qué hacía y sólo la vi depositar una rosa en aquel lugar.
-Eso hubiera sido buena idea –le dije de la nada y sonreí de lado –traerle una flor a mi hermana –aclaré a lo que me refería, ¿cómo no se me ocurrió antes?, ahora era tarde, pero no iba a ser la última vez que la visitaría así que ya tendría oportunidad. Me giré hacia la joven y la estudié, más bien la olfateé porque el perro que soy a veces me gana. A veces desearía ser sólo perro, todo sería más fácil. Sonreí para que no pensara que le iba a hacer daño, esta noche no, esta noche no me interesaba cuántos francos traía en la bolsa o qué otra cosa podía robarle, no lo iba a hacer enfrente de Lucía.
-¿No es un poco tarde para que andes sola? –miré al cielo posando mi mano en la frente con la palma en dirección al suelo como si ese acto me hiciera ver mejor el firmamento, no tenía idea del nombre de ninguna estrella, aunque sé, porque lo he escuchado, que todas tienen nombre. Es una necedad de los ricos y letrados de querer nombrar todo, como si eso los hiciera poseedores de las cosas, no me sé el nombre, pero sé que las estrellas no tienen dueño, como yo, yo no tengo dueño-. ¿No te da miedo? –ciertamente el cementerio a esta hora era algo tenebroso, regresé la vista a la joven que de un momento a otro se transformó en mi acompañante de la noche, pregunté con una sonrisa ladeada, sólo estaba jugando.
Hablé otro rato ahí, no me importaba que me tacharan de loco, me hacía bien, como si ella jamás me hubiera abandonado realmente, al menos tenía un sitio en concreto a dónde visitarla, mis padres no tuvieron funeral, mucho menos tumbas, a veces voy al sitio donde era nuestra casa y rondo por ahí, pero erigieron una nueva construcción y es como si hubieran aplastado el recuerdo de mis padres.
De pronto volví a escuchar ruidos y sin moverme, sin mover la cara si quiera me quedé atento, sólo mis ojos iban de aquí para allá, los pasos eran débiles, más bien delicados, pasos que sabía reconocer como de mujer, aunque vaya que si me he topado con mujeres rudas, así que no podía fiarme del todo, se acercó una figura que poco a poco fue dibujando detalles y facciones, sí, era una mujer pero no lucía peligrosa en absoluto, aunque parecía venir directo a mí, me quedé inmóvil y muy atento, no sé a qué vendría, qué podría necesitar de mí, pero no, pasó de largo a mis espaldas y se detuvo en la tumba contigua, la miré de reojo para ver qué hacía y sólo la vi depositar una rosa en aquel lugar.
-Eso hubiera sido buena idea –le dije de la nada y sonreí de lado –traerle una flor a mi hermana –aclaré a lo que me refería, ¿cómo no se me ocurrió antes?, ahora era tarde, pero no iba a ser la última vez que la visitaría así que ya tendría oportunidad. Me giré hacia la joven y la estudié, más bien la olfateé porque el perro que soy a veces me gana. A veces desearía ser sólo perro, todo sería más fácil. Sonreí para que no pensara que le iba a hacer daño, esta noche no, esta noche no me interesaba cuántos francos traía en la bolsa o qué otra cosa podía robarle, no lo iba a hacer enfrente de Lucía.
-¿No es un poco tarde para que andes sola? –miré al cielo posando mi mano en la frente con la palma en dirección al suelo como si ese acto me hiciera ver mejor el firmamento, no tenía idea del nombre de ninguna estrella, aunque sé, porque lo he escuchado, que todas tienen nombre. Es una necedad de los ricos y letrados de querer nombrar todo, como si eso los hiciera poseedores de las cosas, no me sé el nombre, pero sé que las estrellas no tienen dueño, como yo, yo no tengo dueño-. ¿No te da miedo? –ciertamente el cementerio a esta hora era algo tenebroso, regresé la vista a la joven que de un momento a otro se transformó en mi acompañante de la noche, pregunté con una sonrisa ladeada, sólo estaba jugando.
Invitado- Invitado
Re: Stay free [Libre]
Una leve brisa provocó que me estremeciera levemente por el frío. Podía notar como la temperatura iba descendiendo con el paso de los minutos, ahora nada me resultaba más acogedor que la pequeña salita de mi casa iluminada por la tenue luz de la lámpara y un pequeño fuego en la chimenea...uhmmm...un libro o quizás una pieza de joyería entre mis manos completaría la escena. Si, aquello parecía perfecto en contraste con el lóbrego lugar en que me hallaba ahora, tan oscuro, tan frío, tan solitario...solo a mi se me ocurría salir a tan altas horas y sola, bueno, ya estaba hecho ahora solo me restaba volver a casa en una pìeza, y eso sería incluso más fácil pues estaba ansiosa por volver, ya había comprobado en alguna ocasión que existían entes extraños vagando por las calles, si bien yo resulté ilesa tras ese conocimiento no quería tentar mi suerte...quizás no sería tan afortunada como en esa ocasión...
Noté como el extraño se percató de mi presencia, y aunque habría preferido mantenerme en el anonimato, no podía volverme invisible para salir de su visión. Caminè silenciosamente hasta la tumba que estaba visitando, dejé la rosa cerca a su nombre, pude ver con tristeza que la maleza casi ocultaba la humilde cruz que había en ese lugar. De disponer algo más de tiempo y luz la habría limpiado un poco por lo menos.Lástima tendría que ser en otra ocasión. Intenté hacer una pequeña oración en mi mente, pero me fué realmente imposible concentrarme para hallar las palabras correctas...la presencia de ese hombre me ponía ciertamente incómoda...
Me erguí en el instante en que habló, me sorprendió un tanto que me hablara dadas las circunstancias. Si bien, no me dijo algo que pudiera considerarse ofensivo...era raro el intento de entablar una conversación en un lugar asi, al menos así era desde mi punto de vista-Uh!...si bueno...puedes traèrselas la próxima vez...-Mi comentario sonó bastante tonto, lo sabía y no me importaba...Cuando se volvió hacia mi le miré con cierto recelo, una parte de mi ya se aprestaba a salir corriendo de allí ante la más mínima señal de peligro aun a pesar de su sonrisa... La otra parte sentía curiosidad, me intrigaba saber su historia, no era común encontrarse con alguien a mitad de la noche en un cementerio. Reprimí esa parte con algo de esfuerzo, la curiosidad no me llevaba a nada bueno, debía recordarlo...
Asentí lentamente a su primera pregunta, no era ajena al riesgo que corría por estar fuera tan tarde pero no tenía intención de explicarle los motivos que me trajeron a este lugar a esta hora.-Tendría que estar loca para no tener miedo-Admití, manteniendome alerta.Estaba conciente de que si gritaba allí nadie acudiria en mi ayuda, de ocurrirme algo malo estaba por mi cuenta-¿Acaso no lo tienes tu?-Inquirí mientras ajustaba el chal que se había deslizado de mis hombros. En ese instante me dí cuenta de la manera en como iba ataviado ese sujeto. Nuevamente sentía curiosidad, pero estaba entremezclada con el miedo que su simple aspecto me causaba.
Off: Perdona la tardanza, no he podido conectarme hasta ahora u.u
Noté como el extraño se percató de mi presencia, y aunque habría preferido mantenerme en el anonimato, no podía volverme invisible para salir de su visión. Caminè silenciosamente hasta la tumba que estaba visitando, dejé la rosa cerca a su nombre, pude ver con tristeza que la maleza casi ocultaba la humilde cruz que había en ese lugar. De disponer algo más de tiempo y luz la habría limpiado un poco por lo menos.Lástima tendría que ser en otra ocasión. Intenté hacer una pequeña oración en mi mente, pero me fué realmente imposible concentrarme para hallar las palabras correctas...la presencia de ese hombre me ponía ciertamente incómoda...
Me erguí en el instante en que habló, me sorprendió un tanto que me hablara dadas las circunstancias. Si bien, no me dijo algo que pudiera considerarse ofensivo...era raro el intento de entablar una conversación en un lugar asi, al menos así era desde mi punto de vista-Uh!...si bueno...puedes traèrselas la próxima vez...-Mi comentario sonó bastante tonto, lo sabía y no me importaba...Cuando se volvió hacia mi le miré con cierto recelo, una parte de mi ya se aprestaba a salir corriendo de allí ante la más mínima señal de peligro aun a pesar de su sonrisa... La otra parte sentía curiosidad, me intrigaba saber su historia, no era común encontrarse con alguien a mitad de la noche en un cementerio. Reprimí esa parte con algo de esfuerzo, la curiosidad no me llevaba a nada bueno, debía recordarlo...
Asentí lentamente a su primera pregunta, no era ajena al riesgo que corría por estar fuera tan tarde pero no tenía intención de explicarle los motivos que me trajeron a este lugar a esta hora.-Tendría que estar loca para no tener miedo-Admití, manteniendome alerta.Estaba conciente de que si gritaba allí nadie acudiria en mi ayuda, de ocurrirme algo malo estaba por mi cuenta-¿Acaso no lo tienes tu?-Inquirí mientras ajustaba el chal que se había deslizado de mis hombros. En ese instante me dí cuenta de la manera en como iba ataviado ese sujeto. Nuevamente sentía curiosidad, pero estaba entremezclada con el miedo que su simple aspecto me causaba.
Off: Perdona la tardanza, no he podido conectarme hasta ahora u.u
Évani Rivoire- Vampiro Clase Media
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Fecha de inscripción : 29/03/2011
Re: Stay free [Libre]
La melancolía no cabe en mi vocabulario, no tengo tiempo de ponerme sentimental cuando sobrevivir es algo más imperante, pero aquí frente a la tumba de Lucía me resultaba imposible no se golpeado por la tristeza. Porque la extraño, porque quizá si siguiera aquí conmigo yo sería algo mejor, no el pobre diablo alcohólico más lleno de ideales que de comida. Observé a la desconocida colocar una rosa a mi hermana, una que a mí no se me ocurrió traer porque caminé tras salir de una taberna, sin planearlo, como toda mi vida, mi existencia entera era andar por las calles sin un plan trazado, viviendo día con día y a penas. Asentí, no visitaba a menudo a mi hermana, no sé por qué, debería hacerlo, pero no contesté nada.
Volteé a verla y pude notar cómo me miraba, no la culpo, no doy buena espina, parece que en cualquier momento voy a golpear a alguien o a arrebatar cualquier bolsa con francos que esté descuidada. Me removí en mi lugar incómodo, tal vez había sido el alcohol en mis venas el que me había provocado hablarle, pero qué iba a hacer, éramos los únicos y el sitio no era nada agradable, incluso para mí, un experto en sitios no agradables.
Me senté en el montículo de tierra que era la tumba de mi hermana y entrelacé las manos, alcé la mirada para ver a mi acompañante.
-No –negué con la cabeza –no tengo miedo, sé arreglármelas solo –no sólo ahí ante una posible amenaza, sino en mi vida entera, tenía que arreglármelas solo porque era incapaz de mantener un empleo, de establecerme de algún modo. Voy a morir joven, lo sé, pero libre, moriré como viví y ese es el único consuelo que me queda.
Supe que mi apariencia adusta no le estaba dando confianza, no sé si por sus reacciones o porque simplemente esa es la reacción que siempre recibo.
-No te voy a hacer nada –no tenía ganas, podía robarle el poco dinero que llevara porque era obvio que provenía de un sitio similar al mío, que era alguien que como yo se tiene que ganar el pan con esfuerzo y no sólo estirando la mano; pero no lo haría, no frente a Lucía, no porque era como yo, prefería robarle a los ricos; estaba muy cansado, mareado por el licor, un poco, aún era coherente en mis palabras y poco a poco el efecto se iba apaciguando.
Volteé a verla y pude notar cómo me miraba, no la culpo, no doy buena espina, parece que en cualquier momento voy a golpear a alguien o a arrebatar cualquier bolsa con francos que esté descuidada. Me removí en mi lugar incómodo, tal vez había sido el alcohol en mis venas el que me había provocado hablarle, pero qué iba a hacer, éramos los únicos y el sitio no era nada agradable, incluso para mí, un experto en sitios no agradables.
Me senté en el montículo de tierra que era la tumba de mi hermana y entrelacé las manos, alcé la mirada para ver a mi acompañante.
-No –negué con la cabeza –no tengo miedo, sé arreglármelas solo –no sólo ahí ante una posible amenaza, sino en mi vida entera, tenía que arreglármelas solo porque era incapaz de mantener un empleo, de establecerme de algún modo. Voy a morir joven, lo sé, pero libre, moriré como viví y ese es el único consuelo que me queda.
Supe que mi apariencia adusta no le estaba dando confianza, no sé si por sus reacciones o porque simplemente esa es la reacción que siempre recibo.
-No te voy a hacer nada –no tenía ganas, podía robarle el poco dinero que llevara porque era obvio que provenía de un sitio similar al mío, que era alguien que como yo se tiene que ganar el pan con esfuerzo y no sólo estirando la mano; pero no lo haría, no frente a Lucía, no porque era como yo, prefería robarle a los ricos; estaba muy cansado, mareado por el licor, un poco, aún era coherente en mis palabras y poco a poco el efecto se iba apaciguando.
- Spoiler:
- No te preocupes, soy paciente ^^
Invitado- Invitado
Re: Stay free [Libre]
No estaba segura de haber hecho lo correcto, no sabía si lo tomaría como una falta de respeto pues no pretendía eso. Solo que me pareció oportuno dejarle esa rosa en la tumba de la que decía era su hermana. Bien sabía que a veces no era posible llevar una flor a alguien que queríamos, ya me pasó en alguna oportunidad y a partir de eso planificaba con cuidado los días en que iría de visita al cementerio para no olvidar llevarlas. Tenía que admitir que a veces a pesar de organizarlo todo siempre terminaba olvidándolo, y como ahora iba muy tarde al cementerio, arrièsgandome a que me ocurriera algo malo. Bueno, despuès de todo lo que pasé ya nada podía ser peor. No tenía familia, ni a nadie...solo estaba yo intentando sobrevivir día con día...
Mordí mi labio inferior y desvié la vista hacia otro lado en cuanto me dí cuenta que el se había dado cuenta de mis miradas desconfiadas. Era descortez hacerlo, lo sabía, pero no podía evitar especular sobre el desconocido y lo que había detrás de esa apariencia, a primera vista daba la impresión de ser un indigente, pero si le observaba con cuidado desechabas esa idea de inmediato, había algo más...algo peligroso en su mirada, algo que hizo que se me erizaran los cabellos de la nuca. Lo mejor sería inventar una excusa para poder marcharme sin demostrar ese temor que empezaba a sentir en el pecho.
Su respuesta no me sorprendió. Solo con verle podía afirmar que él era alguien de cuidado, que bien podía defenderse de cualquier cosa, todo lo contrario a mi que bien poco sabía de autodefensa, lo único que tenía a mi favor era mi obsitación, si algo debía sucederme no dejaría que mi atacante se fuera impune. Claro el daño sería mínimo, pero no podía hacer más. A punto de contestarle, me dijo que no me haría daño. Eso era penoso.Mis pensamientos se mostraban tan claramente en mi expresión que cualquiera podía verlo, incluso con la escasa luz del lugar.-Yo...-Ugh! ¿Qué se supone que debía decir? Solo atinè a asentir con la cabeza a sus palabras, cualquier cosa que se me pasara por la cabeza me parecía inapropiado para responderle. Me girè de nuevo hacía la tumba de mi nana, dejando que mi mirada vagara por allí para ocultar mi nerviosismo...-Uhm!...no te he visto antes por aqui-Dije de pronto, el silencio me gustaba menos que hablar con él.-¿Vienes con frecuencia?
Mordí mi labio inferior y desvié la vista hacia otro lado en cuanto me dí cuenta que el se había dado cuenta de mis miradas desconfiadas. Era descortez hacerlo, lo sabía, pero no podía evitar especular sobre el desconocido y lo que había detrás de esa apariencia, a primera vista daba la impresión de ser un indigente, pero si le observaba con cuidado desechabas esa idea de inmediato, había algo más...algo peligroso en su mirada, algo que hizo que se me erizaran los cabellos de la nuca. Lo mejor sería inventar una excusa para poder marcharme sin demostrar ese temor que empezaba a sentir en el pecho.
Su respuesta no me sorprendió. Solo con verle podía afirmar que él era alguien de cuidado, que bien podía defenderse de cualquier cosa, todo lo contrario a mi que bien poco sabía de autodefensa, lo único que tenía a mi favor era mi obsitación, si algo debía sucederme no dejaría que mi atacante se fuera impune. Claro el daño sería mínimo, pero no podía hacer más. A punto de contestarle, me dijo que no me haría daño. Eso era penoso.Mis pensamientos se mostraban tan claramente en mi expresión que cualquiera podía verlo, incluso con la escasa luz del lugar.-Yo...-Ugh! ¿Qué se supone que debía decir? Solo atinè a asentir con la cabeza a sus palabras, cualquier cosa que se me pasara por la cabeza me parecía inapropiado para responderle. Me girè de nuevo hacía la tumba de mi nana, dejando que mi mirada vagara por allí para ocultar mi nerviosismo...-Uhm!...no te he visto antes por aqui-Dije de pronto, el silencio me gustaba menos que hablar con él.-¿Vienes con frecuencia?
Évani Rivoire- Vampiro Clase Media
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Re: Stay free [Libre]
Con una sonrisa entre triste y burlona giré el rostro para ver una vez más el sitio donde Lucía descansaba, podía decirle lo mucho que la extrañaba y lo mucho que me hacía falta, pero no lo hice porque estaba en compañía de una desconocida y no podía permitir que viera mis debilidades y porque no hacía falta, se lo decía a diario, cuando recorro las calles que antes recorrimos juntos, cuando me siento en las escaleras de Notre Dame donde antes nos sentábamos juntos a darle el poco pan que teníamos a las palomas, pues éramos jóvenes, éramos unos niños y no medíamos consecuencias de nada. El pan se lo dábamos a los animales y luego nosotros sufríamos de hambre, mi sonrisa se acentuó al recordar aquello y negué con la cabeza.
Fue evidente que la había puesto incómoda con mi comentario, pero no importaba, mi sola apariencia solía incomodar a muchos, estaba acostumbrado. Me llevé las manos al rostro para calentarlas con mi aliento y luego la miré cuando me preguntó aquello.
-No –negué con la cabeza –no vengo muy seguido, debería hacerlo pero… -de nueva cuenta mi mirada fue directo a la sencilla cruz que enunciaba su nombre –no importa si vengo o no, me escucha donde esté –me encogí de hombros, no, no creía en Dios y todo eso, pero quería creer que ella estaba en un lugar mejor y siempre a mi lado, con mis padres que han de estar decepcionados del camino que tomé, o mejor dicho, el camino que me dio miedo tomar; el de la responsabilidad-. ¿Y tú... vienes muy seguido? -pregunté después, era una pena que nos encontráramos en un sitio como este, visitando a la gente que se fue.
Iba a agregar algo más cuando un sonido me distrajo, de haber estado en mi forma de perro seguro mis orejas se hubiese movido para buscar aquel ruido, pero agradecía mis dones de canino, pues sin ellos no hubiera podido escuchar algo que no lucía como un sonido común de esas horas de la noche, eran pasos y se acercaban. Estuve seguro que ella no se había enterado, pues eran apenas perceptibles.
-Shhh –le hice una señal con el dedo y mi boca para que guardara silencio-, no estamos solos –me puse atento y sin pensarlo dos veces la tomé de la mano, si me quería dar una bofetada que lo hiciera después, y me encaminé a la salida, yo podía defenderme, pero no sabía si podía hacer lo mismo con ella, hace tanto que no defiendo a dos que probablemente se me haya olvidado.
Apresuré el paso jalándola, sin voltear a verla, las explicaciones vendrían luego, porque explicarle implicaba decirle de mi habilidad.
Fue evidente que la había puesto incómoda con mi comentario, pero no importaba, mi sola apariencia solía incomodar a muchos, estaba acostumbrado. Me llevé las manos al rostro para calentarlas con mi aliento y luego la miré cuando me preguntó aquello.
-No –negué con la cabeza –no vengo muy seguido, debería hacerlo pero… -de nueva cuenta mi mirada fue directo a la sencilla cruz que enunciaba su nombre –no importa si vengo o no, me escucha donde esté –me encogí de hombros, no, no creía en Dios y todo eso, pero quería creer que ella estaba en un lugar mejor y siempre a mi lado, con mis padres que han de estar decepcionados del camino que tomé, o mejor dicho, el camino que me dio miedo tomar; el de la responsabilidad-. ¿Y tú... vienes muy seguido? -pregunté después, era una pena que nos encontráramos en un sitio como este, visitando a la gente que se fue.
Iba a agregar algo más cuando un sonido me distrajo, de haber estado en mi forma de perro seguro mis orejas se hubiese movido para buscar aquel ruido, pero agradecía mis dones de canino, pues sin ellos no hubiera podido escuchar algo que no lucía como un sonido común de esas horas de la noche, eran pasos y se acercaban. Estuve seguro que ella no se había enterado, pues eran apenas perceptibles.
-Shhh –le hice una señal con el dedo y mi boca para que guardara silencio-, no estamos solos –me puse atento y sin pensarlo dos veces la tomé de la mano, si me quería dar una bofetada que lo hiciera después, y me encaminé a la salida, yo podía defenderme, pero no sabía si podía hacer lo mismo con ella, hace tanto que no defiendo a dos que probablemente se me haya olvidado.
Apresuré el paso jalándola, sin voltear a verla, las explicaciones vendrían luego, porque explicarle implicaba decirle de mi habilidad.
Invitado- Invitado
Re: Stay free [Libre]
Tal vez eran solo ideas mías pero sentía que la temperatura descendía cada vez más. Ajusté el pequeño chal que llevaba sobre mis hombros, mientras le miraba de reojo. Por su apariencia imaginaba que era del tipo de personas que no estaba asentada en un lugar específico, lo que le hacía suponer que tampoco tenía un lugar donde pasar la noche, pero eso de ofrecerle un lugar en la mía era completamente descabellado, así que deseché la idea apenas pasó por mi mente. Quizás podía aliviar mi conciencia si le prestaba algo para que se abrigase, claro eso se lo propondría más adelante...si llegaba a vencer aquel temor que me inspiraba, aunque algo en sus ojos me decía que no me haría daño no podía fiarme, después de todo era un lugar inusual para conocer a alguien confiable...
Sus palabras llevaban mucha razón. Nuestros seres queridos siempre estaban con nosotros, no importaba realmente cuantas veces visitáramos sus tumbas, ellos permanecían en nuestros corazones y nos acompañaban siempre. Sin embargo el hecho de llevarles flores a sus tumbas-para mi al menos-me hacía sentir más cerca de ellos, un pensamiento absurdo, infantil tal vez, pero no importaba, yo estaba resoluta a venir cuantas veces fuera posible por el tiempo que fuera, era lo mínimo que podía hacer por las personas que siempre me prodigaron tanto amor ¿No?-Si, vengo con frecuencia-Asentí a su pregunta. ¿Para qué negarlo? siempre cabía la posibilidad de que no fuera tan mala persona, además yo no era muy dada a mentir, las pocas veces que lo hacía me resultaba terrible...
De pronto la expresión de su rostro cambió, alarmándome. Por mucho que me esforcé en encontrar lo que fuera que había provocado esa reacción, no encontré nada ¿Es que algo en mis palabras le hizo reaccionar así? no, lo que alcancé a decir era demasiado inocente para eso, iba a replicar algo cuando me silenció con un gesto. Mi alarma creció hasta niveles cercanos al pánico, y probablemente me habría quedado inmóvil o me habría resistido a que tirara de mí, pero por lo visto hablaba muy en serio, por lo que obedientemente caminé hacia la salida, mirando de vez en vez hacia atrás por si alcanzaba a dilucidar aquello que le había hecho reaccionar de esa manera. La oscuridad de la noche no me permitía ver mucho por lo que trastabillando continué por un trecho más, hasta que creí que ya era suficiente y me detuve en seco, o al menos lo intenté dado a que solo conseguí esto a medias, pues era por mucho más fuerte que yo.-Detente...-Hablé por fin, mi voz temblaba ligeramente por ello aclaré mi garganta antes de proseguir.-Dime que sucede-Pedí, claro ya me dijo que no estábamos solos y eso, pero la presencia de una persona más no tendría que haberle llevado a actuar así, así que debía ser algo más y yo quería saberlo.
Sus palabras llevaban mucha razón. Nuestros seres queridos siempre estaban con nosotros, no importaba realmente cuantas veces visitáramos sus tumbas, ellos permanecían en nuestros corazones y nos acompañaban siempre. Sin embargo el hecho de llevarles flores a sus tumbas-para mi al menos-me hacía sentir más cerca de ellos, un pensamiento absurdo, infantil tal vez, pero no importaba, yo estaba resoluta a venir cuantas veces fuera posible por el tiempo que fuera, era lo mínimo que podía hacer por las personas que siempre me prodigaron tanto amor ¿No?-Si, vengo con frecuencia-Asentí a su pregunta. ¿Para qué negarlo? siempre cabía la posibilidad de que no fuera tan mala persona, además yo no era muy dada a mentir, las pocas veces que lo hacía me resultaba terrible...
De pronto la expresión de su rostro cambió, alarmándome. Por mucho que me esforcé en encontrar lo que fuera que había provocado esa reacción, no encontré nada ¿Es que algo en mis palabras le hizo reaccionar así? no, lo que alcancé a decir era demasiado inocente para eso, iba a replicar algo cuando me silenció con un gesto. Mi alarma creció hasta niveles cercanos al pánico, y probablemente me habría quedado inmóvil o me habría resistido a que tirara de mí, pero por lo visto hablaba muy en serio, por lo que obedientemente caminé hacia la salida, mirando de vez en vez hacia atrás por si alcanzaba a dilucidar aquello que le había hecho reaccionar de esa manera. La oscuridad de la noche no me permitía ver mucho por lo que trastabillando continué por un trecho más, hasta que creí que ya era suficiente y me detuve en seco, o al menos lo intenté dado a que solo conseguí esto a medias, pues era por mucho más fuerte que yo.-Detente...-Hablé por fin, mi voz temblaba ligeramente por ello aclaré mi garganta antes de proseguir.-Dime que sucede-Pedí, claro ya me dijo que no estábamos solos y eso, pero la presencia de una persona más no tendría que haberle llevado a actuar así, así que debía ser algo más y yo quería saberlo.
Évani Rivoire- Vampiro Clase Media
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Re: Stay free [Libre]
Seguí caminando decididamente hasta la salida, me sorprendió que no opusiera resistencia, o no tanta al menos; era por su propia seguridad la reacción repentina que tuve, supuse que, después de todo, aún tenía esa necesidad de proteger a aquel que estuviera a mi lado. Aunque pensándolo bien, no es algo que me haya abandonado nunca, en la calle se trata de salvar a tus colegas y dejar hundirse a tus enemigos, y aunque apenas conocía a esta chica, quería creer que caía en la primera categoría.
Finalmente estuvimos en la entrada del cementerio, en este sitio la neblina lucía menos densa, agucé el oído y pude escuchar como la amenaza se iba en dirección contraria. No hace mucho tiempo creía que vampiros y hombres lobo eran parte de las leyendas y nada más, no fue hasta una conversación que tuve cerca del río que caí en cuenta que estos seres eran reales. En noches anteriores me había dedicado a buscarlos, conocerlos, topármelos y me di cuenta que había convivido con ellos durante mucho tiempo antes de saber de su existencia, sin embargo ahora me andaba con más cuidado, había corrido con suerte de no haber hecho enojar a ninguno antes, quizá por mi propia ignorancia. Me detuve y la miré, ¿decirle o no?, podía asustarla más si le decía cómo es que había escuchado ruidos imperceptibles y que aquello que detecté podía ser una amenaza real, aunque ni yo mismo supe a ciencia cierta de qué se trataba.
Asentí y miré a un lado y luego a otro, sabía que ella no se conformaría con una respuesta dada a la ligera, torcí el gesto pensando.
-Escuché algo –comencé con la verdad desnuda –conozco demasiado bien las calles y sus peligros, por eso mi repentina alarma –continué dándole vueltas al asunto deliberadamente-, siento si te asusté –eso también era cierto, mi intención no había sido esa. Un sentido de auto preservación, más poderoso que el sentido común mismo me hizo actuar.
La miré de nuevo entornando los ojos, era una joven bella, y por lo que había podido investigar durante los últimos días, los vampiros tenían predilección por gente como ella. Tal vez sólo habíamos cruzado un par de palabras, y ella desde un principio había parecido desconfiar de mí (no la podía culpar), pero al menos por esta noche en la que nuestros caminos se habían cruzado, no iba a dejar que nada malo le sucediera.
-Te acompaño a tu casa, si quieres –carraspeé sabiendo que se negaría, o intuyéndolo al menos-, o te puedo acompañar a la ciudad y ahí cada quien puede tomar su camino –me pareció más sensato mi segundo ofrecimiento. Por alguna razón creía que resguardados por los edificios de París el peligro disminuiría. Quién sabe, quizá una vez en las calles me transformaría en corgi y la seguiría para ver que llegara bien y después nada, me iría, cada quién seguiría su vida.
Finalmente estuvimos en la entrada del cementerio, en este sitio la neblina lucía menos densa, agucé el oído y pude escuchar como la amenaza se iba en dirección contraria. No hace mucho tiempo creía que vampiros y hombres lobo eran parte de las leyendas y nada más, no fue hasta una conversación que tuve cerca del río que caí en cuenta que estos seres eran reales. En noches anteriores me había dedicado a buscarlos, conocerlos, topármelos y me di cuenta que había convivido con ellos durante mucho tiempo antes de saber de su existencia, sin embargo ahora me andaba con más cuidado, había corrido con suerte de no haber hecho enojar a ninguno antes, quizá por mi propia ignorancia. Me detuve y la miré, ¿decirle o no?, podía asustarla más si le decía cómo es que había escuchado ruidos imperceptibles y que aquello que detecté podía ser una amenaza real, aunque ni yo mismo supe a ciencia cierta de qué se trataba.
Asentí y miré a un lado y luego a otro, sabía que ella no se conformaría con una respuesta dada a la ligera, torcí el gesto pensando.
-Escuché algo –comencé con la verdad desnuda –conozco demasiado bien las calles y sus peligros, por eso mi repentina alarma –continué dándole vueltas al asunto deliberadamente-, siento si te asusté –eso también era cierto, mi intención no había sido esa. Un sentido de auto preservación, más poderoso que el sentido común mismo me hizo actuar.
La miré de nuevo entornando los ojos, era una joven bella, y por lo que había podido investigar durante los últimos días, los vampiros tenían predilección por gente como ella. Tal vez sólo habíamos cruzado un par de palabras, y ella desde un principio había parecido desconfiar de mí (no la podía culpar), pero al menos por esta noche en la que nuestros caminos se habían cruzado, no iba a dejar que nada malo le sucediera.
-Te acompaño a tu casa, si quieres –carraspeé sabiendo que se negaría, o intuyéndolo al menos-, o te puedo acompañar a la ciudad y ahí cada quien puede tomar su camino –me pareció más sensato mi segundo ofrecimiento. Por alguna razón creía que resguardados por los edificios de París el peligro disminuiría. Quién sabe, quizá una vez en las calles me transformaría en corgi y la seguiría para ver que llegara bien y después nada, me iría, cada quién seguiría su vida.
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Re: Stay free [Libre]
Crucé los brazos en el pecho, manteniendo una postura firme cuando estuvimos en la entrada al cementerio. Era una chica y probablemente no podía obligarle a contarme que pasaba, pero no dejaría que me arrastrara por ahí sin una buena explicación. Claro que mientras aparentemente estaba calmada, por dentro sentía mucho miedo, y no era para menos. Estaba en medio de la noche, en un cementerio con un extraño que tiraba de mi con una actitud aparentemente "protectora"; no sabía que pensar. Bien podía ser que en verdad había algo por ahí que podía hacernos daño, pero no terminaba de convencerme porque yo no había oido nada.
Ahora bien, no podía decir que mi sentido del oido era el mejor, pero tampoco estaba sorda, y hasta donde pude percibir; el lugar donde nos encontrábamos estaba muy silencioso, por lo tanto su explicación me sonó vaga. No sabía a ciencia cierta la razón pero me parecía que me ocultaba algo. -Está bien...-Murmuré miràndole con los ojos entrecerrados. No, estaba casi segura de que no me quería decir que era lo que en verdad pasaba, pero tampoco tenía como probarlo. Mencionaba los peligros de la ciudad, esos ya los conocía, cierto que no podría salir ilesa de muchos de esos o de todos...como sea, eso no era lo que había provocado la alarma en él que bien podía defenderse de todo eso, a lo mucho yo podría solo echar a correr, no llegaría muy lejos pero bueno, para la gente como yo eso era todo a lo que se podía aspirar.
Su propuesta me sorprendió ¿Acaso temía aún que sucediera algo malo? ¿O es que el peligro era él mismo? Le miré con cuidado, intentando encontrar al menos un pequeño rastro de engaño...parecía ser honesto-Amm...pues...-Consideré mi respuesta sin quitar la mirada de él. -...agradecería que me acompañaras a la ciudad- Respondí. Con lo sucedido hace unos momentos empezaba a ponerme paranoica. De seguro me asustaría de cualquier sombra y tener compañía no me sonaba tan mal. Además, si resultaba que el peligro era él mismo, cerca a la ciudad podía gritar para pedir ayuda y con un poco de suerte no pasaría de un susto y no llevaría la angustia en todo el trayecto de estar siendo acechada por alguien.
Tras lanzar una última mirada al oscuro y solitario cementerio, me giré hacia el camino. Mi casa estaba a una distancia considerable. Ahora se me ocurría pensar que no debía haber venido. Era tonto e imprudente. ¿Por qué creí que sería buena idea? Sin duda no estaba pensando cuando decidí llevar las flores a mis seres queridos, ahora solo me quedab cruzar los dedos y rezar para llegar a salvo, o al menos en una pieza a casa.
Ahora bien, no podía decir que mi sentido del oido era el mejor, pero tampoco estaba sorda, y hasta donde pude percibir; el lugar donde nos encontrábamos estaba muy silencioso, por lo tanto su explicación me sonó vaga. No sabía a ciencia cierta la razón pero me parecía que me ocultaba algo. -Está bien...-Murmuré miràndole con los ojos entrecerrados. No, estaba casi segura de que no me quería decir que era lo que en verdad pasaba, pero tampoco tenía como probarlo. Mencionaba los peligros de la ciudad, esos ya los conocía, cierto que no podría salir ilesa de muchos de esos o de todos...como sea, eso no era lo que había provocado la alarma en él que bien podía defenderse de todo eso, a lo mucho yo podría solo echar a correr, no llegaría muy lejos pero bueno, para la gente como yo eso era todo a lo que se podía aspirar.
Su propuesta me sorprendió ¿Acaso temía aún que sucediera algo malo? ¿O es que el peligro era él mismo? Le miré con cuidado, intentando encontrar al menos un pequeño rastro de engaño...parecía ser honesto-Amm...pues...-Consideré mi respuesta sin quitar la mirada de él. -...agradecería que me acompañaras a la ciudad- Respondí. Con lo sucedido hace unos momentos empezaba a ponerme paranoica. De seguro me asustaría de cualquier sombra y tener compañía no me sonaba tan mal. Además, si resultaba que el peligro era él mismo, cerca a la ciudad podía gritar para pedir ayuda y con un poco de suerte no pasaría de un susto y no llevaría la angustia en todo el trayecto de estar siendo acechada por alguien.
Tras lanzar una última mirada al oscuro y solitario cementerio, me giré hacia el camino. Mi casa estaba a una distancia considerable. Ahora se me ocurría pensar que no debía haber venido. Era tonto e imprudente. ¿Por qué creí que sería buena idea? Sin duda no estaba pensando cuando decidí llevar las flores a mis seres queridos, ahora solo me quedab cruzar los dedos y rezar para llegar a salvo, o al menos en una pieza a casa.
Évani Rivoire- Vampiro Clase Media
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Re: Stay free [Libre]
Su desconfianza era comprensible, aunque no por eso evitaba que mi boca se torciera en un gesto de desagrado, tampoco le iba a dar una explicación, porque de hacerlo complicaría las cosas, nos mantendría en este sitio y teníamos que salir de aquí cuanto antes, pero principalmente, porque yo no le debo explicaciones a nadie. Mi alma descansó cuando pareció entender que quien quería hacerle daño no era yo.
A pesar de todo, de mi forma de ser y todo, tengo reglas que sigo, reglas no dichas, no escritas, reglas que simplemente sé, como la de no atacar a alguien que proviene de mi estrato social, a menos que se lo busque, claro, como los ebrios en las tabernas, pero ella no se lo estaba buscando; saldríamos ambos con vida y nuestros caminos se separarían, quizá ella jamás entendería lo que hice esta noche, pero no importaba, no buscaba su comprensión, mucho menos su gratitud. Asentí mirando la reja de la salida y comencé a caminar con paso decidido.
-Vas a creer que estoy loco, y quizá lo estoy –me encogí de hombros, para restarle importancia a mis palabras y porque me hacía falta, el frío comenzaba a encrudecerse y yo no llevaba algo digno que taparme-, pero más vale prevenir –miré la noche y pateé una piedra con desinterés, hablaba porque me parecía mejor opción que el silencio. Al menos era inteligente, después de lo sucedido prefería mi compañía que andar por ahí sola, la noche era especialmente silenciosa, no sé a qué se debía pero eso daba un poco más de miedo.
Había sido un encuentro accidentado, pero el tiempo que nos restaba por estar juntos, iba a protegerla, es la ley de la calle, la ley de la ciudad, la única que me puede gobernar aunque sea un poco para no deshacerme en pedazos. Tenía curiosidad de toparme con un vampiro, así de frente, y preguntarle muchas cosas, pero no esta noche. Ocasiones tendría de sobra en el futuro, hoy sólo me quedaba llegar a salvo al centro de París y despedirla, cuidar sus pasos hasta ahí.
Pero claro, las coincidencias y la noche no estaban esperando a ver que deseaba yo, el mismo sonido que me hizo ponerme alerta al interior del cementerio volvía a hacerse presente, me detuve y miré a un lado y luego al otro, flexionando las piernas por instinto como adoptando desde ya una posición de combate, aguardé, por el trayecto del ruido supe que se acercaba y que ella no tardaría en captarlo. Cerca, más cerca.
-¿Escuchas? –le pregunté en un susurro llevando mi mano a mi espalda, jalándola a ella a que se resguardara detrás de mí. Esperando, sólo eso.
A pesar de todo, de mi forma de ser y todo, tengo reglas que sigo, reglas no dichas, no escritas, reglas que simplemente sé, como la de no atacar a alguien que proviene de mi estrato social, a menos que se lo busque, claro, como los ebrios en las tabernas, pero ella no se lo estaba buscando; saldríamos ambos con vida y nuestros caminos se separarían, quizá ella jamás entendería lo que hice esta noche, pero no importaba, no buscaba su comprensión, mucho menos su gratitud. Asentí mirando la reja de la salida y comencé a caminar con paso decidido.
-Vas a creer que estoy loco, y quizá lo estoy –me encogí de hombros, para restarle importancia a mis palabras y porque me hacía falta, el frío comenzaba a encrudecerse y yo no llevaba algo digno que taparme-, pero más vale prevenir –miré la noche y pateé una piedra con desinterés, hablaba porque me parecía mejor opción que el silencio. Al menos era inteligente, después de lo sucedido prefería mi compañía que andar por ahí sola, la noche era especialmente silenciosa, no sé a qué se debía pero eso daba un poco más de miedo.
Había sido un encuentro accidentado, pero el tiempo que nos restaba por estar juntos, iba a protegerla, es la ley de la calle, la ley de la ciudad, la única que me puede gobernar aunque sea un poco para no deshacerme en pedazos. Tenía curiosidad de toparme con un vampiro, así de frente, y preguntarle muchas cosas, pero no esta noche. Ocasiones tendría de sobra en el futuro, hoy sólo me quedaba llegar a salvo al centro de París y despedirla, cuidar sus pasos hasta ahí.
Pero claro, las coincidencias y la noche no estaban esperando a ver que deseaba yo, el mismo sonido que me hizo ponerme alerta al interior del cementerio volvía a hacerse presente, me detuve y miré a un lado y luego al otro, flexionando las piernas por instinto como adoptando desde ya una posición de combate, aguardé, por el trayecto del ruido supe que se acercaba y que ella no tardaría en captarlo. Cerca, más cerca.
-¿Escuchas? –le pregunté en un susurro llevando mi mano a mi espalda, jalándola a ella a que se resguardara detrás de mí. Esperando, sólo eso.
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Re: Stay free [Libre]
Estaba siendo por demás muy imprudente. No debería permitirme estar un tiempo innecesario con alguien como él, ¿Prejuiciosa? un poco; pero más que eso era su extraño comportamiento por lo que debería alejarme de él y evitar cualquier tipo de interacción inecesaria. A la luz del día esta no pasaría de una situación curiosa, pero en medio de la noche tomaba otro matiz uno que, según como lo veía yo, no era nada bueno . Era muy posible que la noche no terminara bien para mi, eso me decía una vocecita en mi mente que me instaba a echarme a correr, la lógica me decía que eso sería una verdadera estupidez puesto que con mi mala suerte terminaría en el suelo más rápido con un tobillo roto o algo similar.Así que caminar por ahora era la opción que podía manejar por ahora...Lo único que debería hacer era estar alerta a cualquier cambio de actitud de parte del sujeto a mi lado, se veía tranquilo, su andar era presuroso pero no había nada extraño...
A lo primero que dijo, solo asentí. No sería tan tonta como para expresar en voz alta que si creía que estaba loco, o al menos un tanto paranoico, y que su comportamiento solo estaba logrando ponerme de los nervios, y dejando que mi imaginación me hiciera creer en cosas absurdas.-Cierto, más vale prevenir-Repetí mirándole de reojo. Algo que no debí hacer, pues el verle sin nada que pudiera proporcionarle calor en una noche particularmente tan fria, me hizo pensar en ofrecerle el pequeño chal que llevaba encima; era absurdo sentir pena por alguien que a la vez me provocaba temor. La posibilidad de que me arrepintiera era muy grande, sin embargo no pude contener el impulso a tiempo.-Toma, creo que en este momento lo necesitas más que yo-Le tendí la prenda con cierta duda, suponía que la rechazaría; si así lo hacía al menos no tendría cargo de conciencia, lo había intentado... En ese instante observé el cambio en su expresión, era la misma que la que puso en el cementerio.
Mi corazón se aceleró con brusquedad, y me concentré tratando de oir aquello que mencionaba; la verdad me sentía un tanto torpe e inútil, apenas oia un susurro que parecía muy lejano. Pronto estuve tras él, con los sentidos alerta, mirando a ambos lados de la calle buscando encontrar aquello de lo que aparentemente me defendía. Unos segundo más tarde me pareció oir que algo se acercaba-Lo oigo-Murmuré tragando con dificultad a causa del miedo ¿Era eso lo que él estaba esperando ver aparecer? Lamentablemente, yo no podía distinguir que era aquello, y menos verlo, la oscuridad y la bruma de la noche me dificultaba hacerlo. Rayos! no debía tentar tanto mi suerte al salir tan tarde por esos lugares, si al menos tuviera algo a mano con que defenderme. Busqué desesperadamente alrededor de donde me encontraba, un palo o lo que sea que me ayudara a defenderme...
A lo primero que dijo, solo asentí. No sería tan tonta como para expresar en voz alta que si creía que estaba loco, o al menos un tanto paranoico, y que su comportamiento solo estaba logrando ponerme de los nervios, y dejando que mi imaginación me hiciera creer en cosas absurdas.-Cierto, más vale prevenir-Repetí mirándole de reojo. Algo que no debí hacer, pues el verle sin nada que pudiera proporcionarle calor en una noche particularmente tan fria, me hizo pensar en ofrecerle el pequeño chal que llevaba encima; era absurdo sentir pena por alguien que a la vez me provocaba temor. La posibilidad de que me arrepintiera era muy grande, sin embargo no pude contener el impulso a tiempo.-Toma, creo que en este momento lo necesitas más que yo-Le tendí la prenda con cierta duda, suponía que la rechazaría; si así lo hacía al menos no tendría cargo de conciencia, lo había intentado... En ese instante observé el cambio en su expresión, era la misma que la que puso en el cementerio.
Mi corazón se aceleró con brusquedad, y me concentré tratando de oir aquello que mencionaba; la verdad me sentía un tanto torpe e inútil, apenas oia un susurro que parecía muy lejano. Pronto estuve tras él, con los sentidos alerta, mirando a ambos lados de la calle buscando encontrar aquello de lo que aparentemente me defendía. Unos segundo más tarde me pareció oir que algo se acercaba-Lo oigo-Murmuré tragando con dificultad a causa del miedo ¿Era eso lo que él estaba esperando ver aparecer? Lamentablemente, yo no podía distinguir que era aquello, y menos verlo, la oscuridad y la bruma de la noche me dificultaba hacerlo. Rayos! no debía tentar tanto mi suerte al salir tan tarde por esos lugares, si al menos tuviera algo a mano con que defenderme. Busqué desesperadamente alrededor de donde me encontraba, un palo o lo que sea que me ayudara a defenderme...
Última edición por Évani Rivoire el Miér Nov 30, 2011 9:14 pm, editado 1 vez
Évani Rivoire- Vampiro Clase Media
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Re: Stay free [Libre]
Me hubiese gustado que mi habilidad, de esa que no me gusta hablar, me brindara la capacidad de poder ver en la obscuridad y entre la neblina, pero al darme las características de los perros, una buena visión no estaba en la lista. La sentí irse detrás de mí, no la culpaba, era el único ahí con cara de poder ayudarla y llevé un brazo a mi espalda como para mantenerla en ese lugar.
El pánico me ganó, no voy a mentir, tan sólo unos días atrás había descubierto la existencia de seres nocturno, el aroma que desprendían todavía no era fácil de identificar para mí, pero el miedo me ganó. El ambiente comenzó a cambiar, y supe lo que estaba pasando, sin embargo, era muy tarde para detenerme.
La primera vez que me transformé fue cuando mis padres murieron, y a penas logré convertirme en ese pequeño perro de patas cortas que es normalmente la única transformación que consigo; la vida en las calles y defender a Lucía me obligó a transformarme en algo más feroz, aunque no menos pequeño y de vez en cuando, cuando la situación lo amerita, me transformo en un zorro. Pero recuerdo bien una noche en la que ambos deambulábamos por las cales, ella ya estaba enferma y buscábamos un sitio no tan frío para pasar la noche, cuatro tipos quisieron atacarnos, amenazaron con llevársela y no iba a permitir que me la arrebataran cuando ambos sabíamos que nos quedaba tan poco tiempo juntos, entonces sentí esa presión en el pecho, una sensación que conocía bien pues se presentaba cada vez que adoptaba la forma de perro o zorro, pero aquella vez dolía, dolía en serio y no la podía controlar (con el tiempo comencé a controlar mis otras transformaciones).
-No te separes de mi –alcancé a decir –ni te asustes –porque lo que estaba a punto de ver asustaría a cualquiera, incluso me sigue asustando a mí. De aquella vez que me transforme en un enorme perro africano sólo un par de veces había sucedido, sólo en situaciones en las que me había sentido acorralado.
Tomé una gran bocanada de aire y aventé el cuerpo al frente. Al menos quería que entendiera que no había más opción, que no teníamos a dónde correr y que sólo de ese modo podía enfrentar a cualquier cosa que nos estuviera acechando. Transformarme en perro salvaje siempre dolía y me agotaba una vez que regresaba a mi forma humana, pero no importaba, por ahora mi única meta era mantenerla a salvo.
Vi mis manos llenarse de pelos cafés y negros, y luego nada, no podría decir cómo las demás personas perciben el momento de mi transformación, tampoco es que me haya transformado en frente de muchos, yo sólo siento cómo mi cuerpo cambia, pero no dejo de ser por dentro este que soy, no dejo de ser László aunque no pueda hablar y decirlo.
El pánico me ganó, no voy a mentir, tan sólo unos días atrás había descubierto la existencia de seres nocturno, el aroma que desprendían todavía no era fácil de identificar para mí, pero el miedo me ganó. El ambiente comenzó a cambiar, y supe lo que estaba pasando, sin embargo, era muy tarde para detenerme.
La primera vez que me transformé fue cuando mis padres murieron, y a penas logré convertirme en ese pequeño perro de patas cortas que es normalmente la única transformación que consigo; la vida en las calles y defender a Lucía me obligó a transformarme en algo más feroz, aunque no menos pequeño y de vez en cuando, cuando la situación lo amerita, me transformo en un zorro. Pero recuerdo bien una noche en la que ambos deambulábamos por las cales, ella ya estaba enferma y buscábamos un sitio no tan frío para pasar la noche, cuatro tipos quisieron atacarnos, amenazaron con llevársela y no iba a permitir que me la arrebataran cuando ambos sabíamos que nos quedaba tan poco tiempo juntos, entonces sentí esa presión en el pecho, una sensación que conocía bien pues se presentaba cada vez que adoptaba la forma de perro o zorro, pero aquella vez dolía, dolía en serio y no la podía controlar (con el tiempo comencé a controlar mis otras transformaciones).
-No te separes de mi –alcancé a decir –ni te asustes –porque lo que estaba a punto de ver asustaría a cualquiera, incluso me sigue asustando a mí. De aquella vez que me transforme en un enorme perro africano sólo un par de veces había sucedido, sólo en situaciones en las que me había sentido acorralado.
Tomé una gran bocanada de aire y aventé el cuerpo al frente. Al menos quería que entendiera que no había más opción, que no teníamos a dónde correr y que sólo de ese modo podía enfrentar a cualquier cosa que nos estuviera acechando. Transformarme en perro salvaje siempre dolía y me agotaba una vez que regresaba a mi forma humana, pero no importaba, por ahora mi única meta era mantenerla a salvo.
Vi mis manos llenarse de pelos cafés y negros, y luego nada, no podría decir cómo las demás personas perciben el momento de mi transformación, tampoco es que me haya transformado en frente de muchos, yo sólo siento cómo mi cuerpo cambia, pero no dejo de ser por dentro este que soy, no dejo de ser László aunque no pueda hablar y decirlo.
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Re: Stay free [Libre]
No terminaba de entender esa postura "protectora" que mostraba para con mi persona. Apenas nos terminábamos de conocer, y no en una situación que podría describirse como "normal"; sin embargo allí estaba él, parado delante mio, en una actitud que indicaba claramente que se preparaba para defenderme de algo. No, no lo comprendía, pero me sentía extrañamente agradecida de que lo hiciera de esa manera, pues esos ruidos apagados se acercaban al lugar donde nos encontrábamos. Era posible que solo fuera la paranoia que estaba haciendo presa de mi, debido a su manera de actuar, y en verdad quería creer que solo estaba imaginándolo, que nada nos acechaba desde la bruma, pero cada vez oía ese sonido misterioso más cerca y con más claridad, las dudas y la hipótesis de que solo fuera una fantasía desaparecía...
Mantuve la mirada vigilante, atenta a cualquier cosa que se moviera cerca a nuestra posición. Era frustrante en verdad verme limitada por la espesa niebla y la oscuridad reinante, no saber con qué tendría que vérmelas no me agradaba, estaba asustada, maldiciendome internamente por mi estupidez de ir al cementerio tan tarde. Bueno, lamentarme no me iba a ayudar, solo me pondría más nerviosa de lo que ya estaba, así que volví a recorrer el suelo con la mirada en busca de cualquier cosa que pudiera blandir como arma de defensa, sin éxito nuevamente.
Al principio no entendía a que se refería cuando volvió a dirigirme la palabra. Ya era muy tarde para contener el miedo, si bien su presencia era lo único que me mantenía en pie, estaba conciente que de estar sola estaría echa un ovillo en el suelo, esperando a que sucediera lo que sea que iba pasar, sin intentar oponer resistencia. Si, era decepcionante, pero yo era una cobarde de lo peor.
Mis ojos se abrieron enormes y llevé una mano a mi boca cubriéndola para ahogar el pequeño grito que escapó de mi garganta mientras el chal que sostenía se deslizaba silencioso hasta el suelo, cuando en cuestión de segundos, el hombre desapareció y en su lugar se encontraba un enorme perro. No podía dar crédito a mis ojos, no, no, no...debía estar soñando, o me había desmayado y me golpeé la cabeza con fuerza y ahora alucinaba; esto no podía ser real. De manera instintiva dí un par de pasos hacia atrás, trastabillando busqué poner la mayor distancia entre él y yo, pero lo único que conseguí fué tropezar y caer al suelo, aún en esa posición continué arrastrándome lejos. Me negaba a creer que todas historias que contaban las abuelas para asustar a los niños que no querían comer, eran realidad. No, esto no cierto, no podía serlo!
Mantuve la mirada vigilante, atenta a cualquier cosa que se moviera cerca a nuestra posición. Era frustrante en verdad verme limitada por la espesa niebla y la oscuridad reinante, no saber con qué tendría que vérmelas no me agradaba, estaba asustada, maldiciendome internamente por mi estupidez de ir al cementerio tan tarde. Bueno, lamentarme no me iba a ayudar, solo me pondría más nerviosa de lo que ya estaba, así que volví a recorrer el suelo con la mirada en busca de cualquier cosa que pudiera blandir como arma de defensa, sin éxito nuevamente.
Al principio no entendía a que se refería cuando volvió a dirigirme la palabra. Ya era muy tarde para contener el miedo, si bien su presencia era lo único que me mantenía en pie, estaba conciente que de estar sola estaría echa un ovillo en el suelo, esperando a que sucediera lo que sea que iba pasar, sin intentar oponer resistencia. Si, era decepcionante, pero yo era una cobarde de lo peor.
Mis ojos se abrieron enormes y llevé una mano a mi boca cubriéndola para ahogar el pequeño grito que escapó de mi garganta mientras el chal que sostenía se deslizaba silencioso hasta el suelo, cuando en cuestión de segundos, el hombre desapareció y en su lugar se encontraba un enorme perro. No podía dar crédito a mis ojos, no, no, no...debía estar soñando, o me había desmayado y me golpeé la cabeza con fuerza y ahora alucinaba; esto no podía ser real. De manera instintiva dí un par de pasos hacia atrás, trastabillando busqué poner la mayor distancia entre él y yo, pero lo único que conseguí fué tropezar y caer al suelo, aún en esa posición continué arrastrándome lejos. Me negaba a creer que todas historias que contaban las abuelas para asustar a los niños que no querían comer, eran realidad. No, esto no cierto, no podía serlo!
Évani Rivoire- Vampiro Clase Media
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Re: Stay free [Libre]
Cuando entro en mi estado animal no soy yo, pero no dejo de ser yo, No es fácil explicarlo, ya no soy el László humano, con sus limitantes, eso es evidente, pero dentro no dejo de ser el mismo joven que suelo ser, sólo que sé de mi fuerza y habilidades cuando me convierto en perro, sobre todo en este perro salvaje, que según sé, es originario de África.
Gruñí y mis orejas se movieron, escuché a la amenaza y luego a mi acompañante caer, supuse que era lo mejor, que estuviera segura en el piso. Odié, de verdad odié mi vista perruna, tan corta y tan restringida, pero todo eso lo podía balancear con mi oído y mi olfato, agaché la cabeza y estiré las patas delanteras, preparado para atacar en cuando fuese momento, también sabía que debía aguardar, que todo se reducía a un solo ataque y éste debía certero. Por un segundo me imaginé el rostro de horror de mi compañía de la velada, pero ya me lo agradecería, y se le pasaría el susto.
Entonces entre la neblina pude ver una silueta, era un hombre, alto, de hombros anchos, gruñí de nuevo y sus pasos se hicieron más fuertes y constantes, estaba acelerando el paso, yo era lo único que podía impedirle acercarse a ella, y lo iba a hacer, aunque no la volviera a ver en mi vida. Es la ley de la calle, nos protegemos entre nosotros, es la única ley que obedezco.
En cuanto pude ver su rostro me aventé en un gran salto, seguro de alcanzarlo, mis fauces se abrieron tanto como pude y mi meta era arrancar piel y carne. A unos centímetros de alcanzarlo lo pude oler mejor; no era vampiro, era un simple ladrón nocturno, aunque no por ello no representaba una amenaza, más que para mí, para ella. Puso el brazo para cubrirse el rostro y mordí el antebrazo, la fuerza de mi salto nos llevó a ambos al suelo.
Me dio un par de golpes en el costado y la cabeza, pero yo no soltaba la porción de músculo que tenía entre mis colmillos, comencé a jalar y sacudir la cabeza para hacer más daño y escuché crujir sus huesos, había roto alguno, el grito que le siguió confirmó la lesión, entonces, y sólo entonces solté y di un salto hacia atrás, esperando ver su siguiente movimiento, si se iba o se quedaba, todo dependía para yo mismo saber qué haría.
Se puso de pie con el brazo empapado de sangre, nos miró sin entender muy bien qué acababa de pasar y se fue, primero dando pasos hacia atrás, como si temiera que pudiera atacarlo de nuevo, luego de un par de metros se giró y se echó a correr. Se había metido con la persona equivocada esta noche. Me giré y la observé, olfateé para asegurarme que siguiera bien, con el hocico tomé la ropa que había dejado a un lado cuando, en mi forma perruna, no hizo más falta y me fui detrás de unos árboles, tardé unos minutos para luego regresar siendo yo, el László humano.
-Lo siento –fue lo único que se me ocurrió decir, aunque técnicamente no había hecho nada malo, es más, la había salvado.
Gruñí y mis orejas se movieron, escuché a la amenaza y luego a mi acompañante caer, supuse que era lo mejor, que estuviera segura en el piso. Odié, de verdad odié mi vista perruna, tan corta y tan restringida, pero todo eso lo podía balancear con mi oído y mi olfato, agaché la cabeza y estiré las patas delanteras, preparado para atacar en cuando fuese momento, también sabía que debía aguardar, que todo se reducía a un solo ataque y éste debía certero. Por un segundo me imaginé el rostro de horror de mi compañía de la velada, pero ya me lo agradecería, y se le pasaría el susto.
Entonces entre la neblina pude ver una silueta, era un hombre, alto, de hombros anchos, gruñí de nuevo y sus pasos se hicieron más fuertes y constantes, estaba acelerando el paso, yo era lo único que podía impedirle acercarse a ella, y lo iba a hacer, aunque no la volviera a ver en mi vida. Es la ley de la calle, nos protegemos entre nosotros, es la única ley que obedezco.
En cuanto pude ver su rostro me aventé en un gran salto, seguro de alcanzarlo, mis fauces se abrieron tanto como pude y mi meta era arrancar piel y carne. A unos centímetros de alcanzarlo lo pude oler mejor; no era vampiro, era un simple ladrón nocturno, aunque no por ello no representaba una amenaza, más que para mí, para ella. Puso el brazo para cubrirse el rostro y mordí el antebrazo, la fuerza de mi salto nos llevó a ambos al suelo.
Me dio un par de golpes en el costado y la cabeza, pero yo no soltaba la porción de músculo que tenía entre mis colmillos, comencé a jalar y sacudir la cabeza para hacer más daño y escuché crujir sus huesos, había roto alguno, el grito que le siguió confirmó la lesión, entonces, y sólo entonces solté y di un salto hacia atrás, esperando ver su siguiente movimiento, si se iba o se quedaba, todo dependía para yo mismo saber qué haría.
Se puso de pie con el brazo empapado de sangre, nos miró sin entender muy bien qué acababa de pasar y se fue, primero dando pasos hacia atrás, como si temiera que pudiera atacarlo de nuevo, luego de un par de metros se giró y se echó a correr. Se había metido con la persona equivocada esta noche. Me giré y la observé, olfateé para asegurarme que siguiera bien, con el hocico tomé la ropa que había dejado a un lado cuando, en mi forma perruna, no hizo más falta y me fui detrás de unos árboles, tardé unos minutos para luego regresar siendo yo, el László humano.
-Lo siento –fue lo único que se me ocurrió decir, aunque técnicamente no había hecho nada malo, es más, la había salvado.
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Re: Stay free [Libre]
Seguro estaba soñando ¿De qué otra forma se podía explicar que un hombre se transformara en un perro frente a mis ojos? Si, en definitiva debía ser un sueño, debía estar más cansada de lo que imaginaba y por eso no recordaba haber vuelto a casa. De alguna manera eso no terminaba de convencerme, mis sueños no eran tan reales, y en estos cuando trataba de huir de algo me quedaba paralizada. Sin embargo, ahora me encontraba intentando acurrucarme contra un muro. Podía sentir con total claridad la dureza del suelo bajo mis manos mientras buscaba a tientas un objeto, lo que sea para defenderme. Estaba actuando de manera instintiva, ya que en todo esto no había ni pizca de lógica. Era una locura creer que esto realmente estaba pasando.
Los gruñidos del animal, me erizaban la piel. Podía ver como adoptaba una posición de ataque, pero aún no veía quien era el blanco; para ser honestos apenas si podía apartar la mirada de él, así que si había una turba furiosa y pasaba a mi lado, ni lo notaría pues bien podía ser yo el objetivo-manera tonta de pensar porque no me miraba- y eso me aterraba. De pronto, el perro se lanzó contra algo, más bien alguien que apareció frente a nosotros, mientras yo ahogaba un grito de miedo con el dorso de mi mano. Lo siguiente que ocurrió solo pude observarlo con los ojos muy abiertos. En unos pocos minutos, -o al menos así fué desde mi perspectiva- el animal saltó sobre el hombre, que estaba tan desconcertado como yo que no atinó a defenderse si quiera. Cayó en el suelo, con el perro mordiendo el antebrazo. Pude oir con toda claridad el ruido de un jueso al romperse, la idea de que fuera mi imaginación quedó descartada tras el alarido de dolor del sujeto. Como pudo se levantó, retirandose con cautela del lugar, con paso torpe en un inicio, para luego echar a correr a todo lo que daba.
Tragué con dificultad convencida que la siguiente en sufrir el ataque del animal sería yo y no tenía nada que blandir como un arma. Apenas si podía respirar cuando este giró, y me olfateó, cerré los ojos un instante esperando sentir el dolor que me causaría su mordida. Pasaron los segundos y nada ocurría. Con los ojos añun desorbitados por el miedo, alcancé a ver como tomaba la ropa del suelo y desaparecía por una esquina. Bien, este era el momento para echarme a correr, pero mi cuerpo se negaba a obedecerme. Mi respiración en este momento era acelerada, como si hubiera corrido un largo trecho. Debía recomponerme y salir de allí, debía interponer toda distancia posible si queria salir ilesa, lástima que mi cuerpo estuviera incapacitado por el miedo en ese momento...
Justo cuando empezaba a recuperar la calma, y el dominio de mi misma. El muchacho volvió. El pulso se me disparó nuevamente, pero esta vez pude ser capaz de incorporarme aparentando una calma que estaba lejos de sentir.-Está bien...no hiciste nada malo-Respondí, acomodando sobre mis hombros el ligero chal que unos momentos antes le había ofrecido, mi mente aún procesaba lo ocurrido.
Los gruñidos del animal, me erizaban la piel. Podía ver como adoptaba una posición de ataque, pero aún no veía quien era el blanco; para ser honestos apenas si podía apartar la mirada de él, así que si había una turba furiosa y pasaba a mi lado, ni lo notaría pues bien podía ser yo el objetivo-manera tonta de pensar porque no me miraba- y eso me aterraba. De pronto, el perro se lanzó contra algo, más bien alguien que apareció frente a nosotros, mientras yo ahogaba un grito de miedo con el dorso de mi mano. Lo siguiente que ocurrió solo pude observarlo con los ojos muy abiertos. En unos pocos minutos, -o al menos así fué desde mi perspectiva- el animal saltó sobre el hombre, que estaba tan desconcertado como yo que no atinó a defenderse si quiera. Cayó en el suelo, con el perro mordiendo el antebrazo. Pude oir con toda claridad el ruido de un jueso al romperse, la idea de que fuera mi imaginación quedó descartada tras el alarido de dolor del sujeto. Como pudo se levantó, retirandose con cautela del lugar, con paso torpe en un inicio, para luego echar a correr a todo lo que daba.
Tragué con dificultad convencida que la siguiente en sufrir el ataque del animal sería yo y no tenía nada que blandir como un arma. Apenas si podía respirar cuando este giró, y me olfateó, cerré los ojos un instante esperando sentir el dolor que me causaría su mordida. Pasaron los segundos y nada ocurría. Con los ojos añun desorbitados por el miedo, alcancé a ver como tomaba la ropa del suelo y desaparecía por una esquina. Bien, este era el momento para echarme a correr, pero mi cuerpo se negaba a obedecerme. Mi respiración en este momento era acelerada, como si hubiera corrido un largo trecho. Debía recomponerme y salir de allí, debía interponer toda distancia posible si queria salir ilesa, lástima que mi cuerpo estuviera incapacitado por el miedo en ese momento...
Justo cuando empezaba a recuperar la calma, y el dominio de mi misma. El muchacho volvió. El pulso se me disparó nuevamente, pero esta vez pude ser capaz de incorporarme aparentando una calma que estaba lejos de sentir.-Está bien...no hiciste nada malo-Respondí, acomodando sobre mis hombros el ligero chal que unos momentos antes le había ofrecido, mi mente aún procesaba lo ocurrido.
Évani Rivoire- Vampiro Clase Media
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Re: Stay free [Libre]
De cierto modo, me di cuenta que había extrañado aquello, no enfrentarme a alguien, que aún lo hago en batallas campales callejeras, y ese es mi mundo, sino el pelear por alguien más, desde que Lucía había muerto este mundo se había tratado sólo de mí. Siempre he tratado de ayudar a aquellos que, como yo, no tienen nada, ya sea apedreando a un par de policías abusivos o robando fruta para alguien más aparte de mí, pero al final todo se reducía a sobrevivir, a yo sobrevivir a esta ciudad y a este mundo.
Estiré mi mano para ayudarla a ponerse de pie. Era extraño, ahora que finalmente había enfrentado a la amenaza, parecía que el ambiente se relajaba, aunque no era como si hubiese ahuyentado a todos los ladrones de París, debíamos ser cautelosos y llegar a la ciudad acompañados, pero tampoco era como si tuviéramos demasiado que nos robaran, así que las probabilidades de ser atacados otra vez eran nulas.
Me llevé una mano a la nuca con gesto contrariado, no sabía si debía explicarle o no, ni yo mismo entendía mucho de esa habilidad mía. Lucía siempre me llenaba de preguntas y yo sólo le inventaba respuestas más o menos plausibles para saciar su curiosidad, sobre mi don y sobre la vida en general, pero eran sólo inventos míos, y no iba a hacer lo mismo con esta joven.
-Es complicado de explicar –finalmente hablé con completa sinceridad -¡y no sólo puedo transformarme en ese perro enorme! –luego dije con algo de entusiasmo y orgullo, aunque por esa noche estaba suficientemente agotado como para no volverme a transformar –si quieres otro día te muestro –aquello vino de algún sitio que ni yo mismo puedo ubicar aún, quizá para infundirle confianza, o quizá para dármela a mí mismo.
-Bueno –carraspeé –creo que es tarde, vayámonos de aquí –invité. Era verdad, con todo lo sucedido la noche había avanzado a pasos agigantados y ya habíamos comprobado que no estábamos en un lugar precisamente seguro. Había sido una velada muy extraña, ahora sólo me quedaba ver que llegara bien y separar caminos. Quién sabe, ambos parecemos venir de un lugar humilde, quizá la volvería a ver. Empecé a avanzar pero luego me detuve para comprobar que me seguía –ha sido una noche muy agitada –le dije con una media sonrisa y ambas cejas levantadas –me parece que merecemos un descanso.
Estiré mi mano para ayudarla a ponerse de pie. Era extraño, ahora que finalmente había enfrentado a la amenaza, parecía que el ambiente se relajaba, aunque no era como si hubiese ahuyentado a todos los ladrones de París, debíamos ser cautelosos y llegar a la ciudad acompañados, pero tampoco era como si tuviéramos demasiado que nos robaran, así que las probabilidades de ser atacados otra vez eran nulas.
Me llevé una mano a la nuca con gesto contrariado, no sabía si debía explicarle o no, ni yo mismo entendía mucho de esa habilidad mía. Lucía siempre me llenaba de preguntas y yo sólo le inventaba respuestas más o menos plausibles para saciar su curiosidad, sobre mi don y sobre la vida en general, pero eran sólo inventos míos, y no iba a hacer lo mismo con esta joven.
-Es complicado de explicar –finalmente hablé con completa sinceridad -¡y no sólo puedo transformarme en ese perro enorme! –luego dije con algo de entusiasmo y orgullo, aunque por esa noche estaba suficientemente agotado como para no volverme a transformar –si quieres otro día te muestro –aquello vino de algún sitio que ni yo mismo puedo ubicar aún, quizá para infundirle confianza, o quizá para dármela a mí mismo.
-Bueno –carraspeé –creo que es tarde, vayámonos de aquí –invité. Era verdad, con todo lo sucedido la noche había avanzado a pasos agigantados y ya habíamos comprobado que no estábamos en un lugar precisamente seguro. Había sido una velada muy extraña, ahora sólo me quedaba ver que llegara bien y separar caminos. Quién sabe, ambos parecemos venir de un lugar humilde, quizá la volvería a ver. Empecé a avanzar pero luego me detuve para comprobar que me seguía –ha sido una noche muy agitada –le dije con una media sonrisa y ambas cejas levantadas –me parece que merecemos un descanso.
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Re: Stay free [Libre]
No sabía como debía reaccionar aún, mi cabeza era un torbellino entre pensamientos y recuerdos confusos sobre lo sucedido, tenía miendo aún, ya mis instintos se encontraban un tanto embotados por lo que como una autómata me tomé de su mano para terminar de ponerme en pie, soltándola a continuación. Una parte de mi aún se negaba a creer que lo vivido hacia unos momentos fuera real, no podia serlo ¿Verdad? sin embargo la evidencia de su veracidad estaba a mi lado, intentando tranquilizarme...bien, si iba a empezar a creer en lo que él me decía también debía creer que existían otros seres, quizás todo lo contado por las abuelas eran verdad; ugh! todo eso me resultaba muy dificil de asimilar puesto que hasta hace poco yo era la persona más incrédula en ese tipo de asuntos, y si no lo hubiera visto con mis propios ojos lo seguiría haciendo...
La fría brisa en cierta manera me ayudó a pensar con mayor claridad, tranquilizando un poco mis alterados nervios. Si analizaba la situación, no había motivo para sentir miedo de mi acompañante, le miré de reojo sin detenerme, en todo momento él había buscado protegerme, si quisiera hacerme daño no hubiera echo aquello ¿o si?...no, no parecía ese tipo de persona aunque claro al conocerle apenas no podía emitir un juicio válido.¿Qué opción me quedaba? Ya estaba visto que echar a correr solo me dejaría tirada en el suelo nuevamente, así que eso estaba descartado por completo. La otra opción que quedaba era empezar a hacer preguntas para poder terminar de entender el extraño evento, el problema estaba en que no tenía idea de como respondería a eso...su ofrecimiento terminó de disipar esta duda.-¿Como...qué...ugh! -balbuceé intentando formular la pregunta adecuada, respiré profundamente-¿Naciste podiendo hacer eso?-Me mordí el labio, quizás era esa una pregunta demasiado personal, pero la primera que salió de mis labios pues pasado el susto empezaba a sentir verdadera curiosidad por todo ello.
Tras un leve asentimiento, empecé a caminar rumbo a la ciudad, segura de que al despertar a la mañana siguiente tendría la sensación de que había sido tod un sueño, pues aparte de mis albototados recuerdos no había una prueba física de lo que pasó. No me atreví a decir más mientras andaba, ya que esperaba una respuesta, y aunque cabía la posibilidad de que no la recibiera, esperé...
Off: Lamento la tardanza de nuevo >.< ...pero con esto de las fiestas apenas si he tenido tiempo =/ ...y aunque ya voy un poquito tarde...Feliz año!!
La fría brisa en cierta manera me ayudó a pensar con mayor claridad, tranquilizando un poco mis alterados nervios. Si analizaba la situación, no había motivo para sentir miedo de mi acompañante, le miré de reojo sin detenerme, en todo momento él había buscado protegerme, si quisiera hacerme daño no hubiera echo aquello ¿o si?...no, no parecía ese tipo de persona aunque claro al conocerle apenas no podía emitir un juicio válido.¿Qué opción me quedaba? Ya estaba visto que echar a correr solo me dejaría tirada en el suelo nuevamente, así que eso estaba descartado por completo. La otra opción que quedaba era empezar a hacer preguntas para poder terminar de entender el extraño evento, el problema estaba en que no tenía idea de como respondería a eso...su ofrecimiento terminó de disipar esta duda.-¿Como...qué...ugh! -balbuceé intentando formular la pregunta adecuada, respiré profundamente-¿Naciste podiendo hacer eso?-Me mordí el labio, quizás era esa una pregunta demasiado personal, pero la primera que salió de mis labios pues pasado el susto empezaba a sentir verdadera curiosidad por todo ello.
Tras un leve asentimiento, empecé a caminar rumbo a la ciudad, segura de que al despertar a la mañana siguiente tendría la sensación de que había sido tod un sueño, pues aparte de mis albototados recuerdos no había una prueba física de lo que pasó. No me atreví a decir más mientras andaba, ya que esperaba una respuesta, y aunque cabía la posibilidad de que no la recibiera, esperé...
Off: Lamento la tardanza de nuevo >.< ...pero con esto de las fiestas apenas si he tenido tiempo =/ ...y aunque ya voy un poquito tarde...Feliz año!!
Évani Rivoire- Vampiro Clase Media
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Re: Stay free [Libre]
Caminamos, ignore su pregunta deliberadamente mientras ambos avanzábamos, qué se suponía que debía decirle, la miré de soslayo sin dejar de avanzar, hombro con hombre, por aquella noche sentía que ella era mi responsabilidad y no iba a dejar que nada le pasara, aunque si ahora de hecho nos atacaba un vampiro, no tendría fuerzas suficientes para convertirme de nuevo en ese perro horrible y enorme que, según sé, viene de África y se llama perro salvaje. Suspiré y asentí luego, no la conocía pero podía confiar en ella, de todos modos, ya había visto demasiado como para ahora tratar de ocultarlo.
-Supongo que nací con esto –me encogí de hombros-, pero me transformé por primera vez a los 9 años –aclaré, no diciendo los motivos, pero aún lo recordaba, encontré mi casa en llamas, con mis padres adentro, murieron ahí, y fue bajo aquel enojo y tristeza que me transformé por primera vez, Lucía nunca pudo transformarse, tal vez también tenía la habilidad pero nunca lo descubrimos-. La primera vez que lo hice me transformé en un perro, aún puedo hacerlo, casi siempre sólo me transformó en ese pequeño cachorro, otras, con más dificultad, en un zorro o en el animal que tú viste –hablé mucho y callé, tal vez sólo la estaba confundiendo; ni yo mismo me podía explicar mi habilidad a veces. Más bien, nunca.
-Es… es divertido –finalmente acoté y reí –te sorprenderías de las cosas que deambulan entre nosotros en las calles parisinas –tampoco quería asustarla, yo mismo a penas me enteraba de que todo ese tipo de seres existían, así que si me pusiera a explicarle estaría inventando un montón de cosas, lagunas que aún tenía yo mismo. Antes creía que yo era el único con una habilidad así, ahora sé que somos muchos y que no sólo pueden transformarse en perros, como yo, sino en casi cualquier animal.
Después de caminar un rato dejamos atrás el cementerio y nos comenzamos a adentrar en la ciudad, la neblina se disipaba, pero los olores y sonidos se hacían más fuertes, algo que tal vez ella no notaba, pero yo sí, aunque volviese a mi forma humana, mis sentidos caninos nunca se iban.
-Siento haberte asustado –me llevé ambas manos a los bolsillos de mi pantalón viejo y roído causa del frío y pateé una piedra-, pero ese hombre no parecía tener las mejores intenciones.
-Supongo que nací con esto –me encogí de hombros-, pero me transformé por primera vez a los 9 años –aclaré, no diciendo los motivos, pero aún lo recordaba, encontré mi casa en llamas, con mis padres adentro, murieron ahí, y fue bajo aquel enojo y tristeza que me transformé por primera vez, Lucía nunca pudo transformarse, tal vez también tenía la habilidad pero nunca lo descubrimos-. La primera vez que lo hice me transformé en un perro, aún puedo hacerlo, casi siempre sólo me transformó en ese pequeño cachorro, otras, con más dificultad, en un zorro o en el animal que tú viste –hablé mucho y callé, tal vez sólo la estaba confundiendo; ni yo mismo me podía explicar mi habilidad a veces. Más bien, nunca.
-Es… es divertido –finalmente acoté y reí –te sorprenderías de las cosas que deambulan entre nosotros en las calles parisinas –tampoco quería asustarla, yo mismo a penas me enteraba de que todo ese tipo de seres existían, así que si me pusiera a explicarle estaría inventando un montón de cosas, lagunas que aún tenía yo mismo. Antes creía que yo era el único con una habilidad así, ahora sé que somos muchos y que no sólo pueden transformarse en perros, como yo, sino en casi cualquier animal.
Después de caminar un rato dejamos atrás el cementerio y nos comenzamos a adentrar en la ciudad, la neblina se disipaba, pero los olores y sonidos se hacían más fuertes, algo que tal vez ella no notaba, pero yo sí, aunque volviese a mi forma humana, mis sentidos caninos nunca se iban.
-Siento haberte asustado –me llevé ambas manos a los bolsillos de mi pantalón viejo y roído causa del frío y pateé una piedra-, pero ese hombre no parecía tener las mejores intenciones.
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Re: Stay free [Libre]
El miedo que experimenté hacía unos minutos iba cediendo, al igual que los nervios; sin embargo mi sentido común me decía que estuviera alerta; si bien ahora estaba caminando al lado del metamorfo sin complicaciones; yo desconocía absolutamente todo con referencia a él, quien sabe si los de su "raza" eran temperamentales o es que estaba planeando algo mientras andábamos; realmente dudaba esto último pero bueno...prevenir no estaba de más, y menos en situaciones tan extrañas como la presente. Su silencio, de cierta manera me preocupó ¿Estaba considerando que parte de la información omitiría? ¿o es que no confiaba en mi? Honestamente a estas alturas eso era raro, pero si no quería contarme nada lo entendería después de todo un secreto así era mejor mantener oculto. Por otro lado ¿Quién iba a creerme? Lo más probable es que pensaran que estaba loca, yo misma dudaba de mi cordura en estos momentos.
Cuando al fin se decidió a hablar, decidí que el silencio era la mejor opción si tenía intenciones de averiguar algo más obre él. Mientras él hablaba, yo trataba de imaginarme-sin lograrlo en lo absoluto- su apariencia convertido en los animales que nombraba, sin duda mi imaginación era muy limitada, puesto que tampoco me podía hacer una idea de lo que sería vivir de aquella manera; por un lado supuse que era maravilloso, algo muy especial tener esa cualidad, como un don para transformarse en un animal, y por otro pues...debía ser complicado tener que guardar ese secreto a todos, asumiendo una responsabilidad que no se pidió, y con el riesgo de hacer daño a las personas que se tenía cerca, de lo último no tenía la certeza de que fuera así, solo lo asumí dado a que los animales en su ambiente tenía un comportamiento muy básico, solo guiado por sus instintos, nada racional ni planeado.
Asentí en silencio, después de esta noche estaba segura, convencida de que había mucho que no se veía de Paris a la luz del día, no lo noté antes simplemente porque no creía en nada de esas cosas, para mi tenía solo sentido aquello que podía constatar con pruebas confiables, los relatos orales simplemente no lo eran. La pregunta ahora era ¿Qué otro tipo de criaturas habían allí? ahora dudaba de que los cambiaformas fueran los más peligrosos, a menos claro que existieran aquellos que se transformaban en animales más grandes, felinos por ejemplo. Abrí la boca para preguntarle sobre ello, pero la cerré rápidamente tampoco quería interrogarle y por mucha curiosidad que sintiera, preferí callar. Al fin íbamos llegando a la ciudad, y el alivio que sentía se hacía más profundo, aunque a esta hora dudaba que fuera a encontrar otro tipo de gente que ladrones, ebrios, cortesanas; gente de mal vivir que no acudirian en mi ayuda si la necesitara. Solo estaría a salvo en mi casa.
Ahora que lo mencionaba, estaba de acuerdo con él. Nadie se acercaba de esa manera para desear buenas noches precisamente-No te preocupes por ello-La verdad es que me sentía en deuda con él-Soy yo quien está agradecida contigo-Una vez más me reté por andar de noche por esos lugares.-Puede que no estaría viva de no ser por tu intervención-Pensar en ello me causó escalosfríos, convencida de que mis palabras tenían mucho de cierto-Así que en cualquier cosa que necesite, estaré gustosa de ayudarle-Tarde me dí cuenta de que mi ofrecimiento dejaba mucho a la elección suya; pero callé, no quería empeorarlo y solo esperé que lo tomara de una buena manera.
Cuando al fin se decidió a hablar, decidí que el silencio era la mejor opción si tenía intenciones de averiguar algo más obre él. Mientras él hablaba, yo trataba de imaginarme-sin lograrlo en lo absoluto- su apariencia convertido en los animales que nombraba, sin duda mi imaginación era muy limitada, puesto que tampoco me podía hacer una idea de lo que sería vivir de aquella manera; por un lado supuse que era maravilloso, algo muy especial tener esa cualidad, como un don para transformarse en un animal, y por otro pues...debía ser complicado tener que guardar ese secreto a todos, asumiendo una responsabilidad que no se pidió, y con el riesgo de hacer daño a las personas que se tenía cerca, de lo último no tenía la certeza de que fuera así, solo lo asumí dado a que los animales en su ambiente tenía un comportamiento muy básico, solo guiado por sus instintos, nada racional ni planeado.
Asentí en silencio, después de esta noche estaba segura, convencida de que había mucho que no se veía de Paris a la luz del día, no lo noté antes simplemente porque no creía en nada de esas cosas, para mi tenía solo sentido aquello que podía constatar con pruebas confiables, los relatos orales simplemente no lo eran. La pregunta ahora era ¿Qué otro tipo de criaturas habían allí? ahora dudaba de que los cambiaformas fueran los más peligrosos, a menos claro que existieran aquellos que se transformaban en animales más grandes, felinos por ejemplo. Abrí la boca para preguntarle sobre ello, pero la cerré rápidamente tampoco quería interrogarle y por mucha curiosidad que sintiera, preferí callar. Al fin íbamos llegando a la ciudad, y el alivio que sentía se hacía más profundo, aunque a esta hora dudaba que fuera a encontrar otro tipo de gente que ladrones, ebrios, cortesanas; gente de mal vivir que no acudirian en mi ayuda si la necesitara. Solo estaría a salvo en mi casa.
Ahora que lo mencionaba, estaba de acuerdo con él. Nadie se acercaba de esa manera para desear buenas noches precisamente-No te preocupes por ello-La verdad es que me sentía en deuda con él-Soy yo quien está agradecida contigo-Una vez más me reté por andar de noche por esos lugares.-Puede que no estaría viva de no ser por tu intervención-Pensar en ello me causó escalosfríos, convencida de que mis palabras tenían mucho de cierto-Así que en cualquier cosa que necesite, estaré gustosa de ayudarle-Tarde me dí cuenta de que mi ofrecimiento dejaba mucho a la elección suya; pero callé, no quería empeorarlo y solo esperé que lo tomara de una buena manera.
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