Alejados de la sociedad abandonados a su suerte (Edward Woodsen)

por **Sisy Salem** Miér Jul 27, 2011 4:12 pm

No había otro lugar que le gustara mas, perdida en el centro del bosque se sentía protegida, a pesar de no tener la mas mínima idea de hacia donde ir el Sol la guiaba, como de costumbre estaba descalza, llego al centro de un claro iluminado por completo por el Astro Rey, flores con maravillosos aromas la rodeaban, las abejas zumbaban y ella... cada vez que admiraba la majestuosidad de la naturaleza no podía menos que darse cuenta que era alguien insignificante dejada a su suerte bajo los movimientos de su Diosa, se recostó en el centro del prado para sentir el calor en su blanca piel, dejo al descubierto sus largas piernas y su abdomen, llevaba días encerrada... dejo volar sus sentidos, a lo lejos alcanzo a oír la carrera de una manada de algún animal, mas haya el correr de un río y una cascada, una brisa le trajo el aroma a lilis, sonrió... a pesar de su carácter fuerte llegaba a ser sensible cuando se trataba de su hogar, su verdadero hogar... el bosque...
Suspiro recordando que tenia cosas por hacer, no quería irse de su mágico lugar, siguió recostada hasta que una nube cubrió por completo el Sol, abrió los ojos... comenzó a hacer frió...

por **Edward Woodsen** Miér Jul 27, 2011 4:57 pm

El día se tornaba ya en noche. Edward necesitaba algo de acción, despejarse de todos los asuntos que ocupaban amargamente su cabeza, salir de la gran ciudad, dejar todo aquello durante un día calmado, sin ocupaciones, sin cosas que hacer. Moría por aquellos largos paseos que hacía por el bosque, el resonar del cantar de las pequeñas aves tranquilizaban su cuerpo y relajaban su mente atareada. Gente insulsa le criticaban por sus extrañas aficiones pero la realidad era que a él no le importaba nada lo que el resto de la gente pensaba, se había acostumbrado a ser un hombre autosuficiente y solitario. Trajeado para la situación con su ropa de montar y junto a su caballo salió del número 4 de la calle Morgé, su casa estaba descuidada, desordenada y sucia. La asistenta no se había dignado a aparecer por allí desde que Eddie hizo aquel comentario obsceno sobre el color de su ropa interior, había sido la gota que colmo el vaso, después de dos largos meses se había largado su quinta institutriz en un año, ninguna aguantó mucho tiempo con aquel niño mayor. Aunque un buen dato a tener en cuenta era, que esta última había batido la marca de la anterior. Spirit elevó la cabeza esperando las órdenes de su amo, ¿Spirit? Sí, así era como se hacía llamar su caballo. El hombre soltó una pequeña patada en su lomo, y como un rayo intenso cruzó la ciudad camino a las afueras, entre los gritos de la muchedumbre enfurecida y los sonido ensordecedor de las obras, albañiles y capataces del ladrillo que hacían aquellos extraño edificios que decían, daban un toque elegante a la ciudad, pero si eso es elegante, servidor es monje franciscano.

Pasaban ya varias horas desde la última vez que había visto caer el sol sobre las hojas de los árboles desnudos. El caballo estaba cansado de caminar, necesitaba un buen cambio de herraduras y el frío que precedía a la tempestad de la oscura noche caía sobre sus cuerpos. Alzó la cabeza, era hora de volver a casa cuando algo le llamó la atención. Algo pareció moverse entre los arbustos. En efecto, una joven mujer de una extraordinaria belleza estaba recostada, mirando el cielo, ajena a todo lo que pasaba a su alrededor. Temeroso y sin pretender romper el "mágico" momento, miró a la joven con cierto aire de grandeza, bajo del caballo y se sentó junto a la joven que adoraba la naturaleza. -Damisela, no deberías estar sola por aquí, y mucho menos con el frío que hace. Anda que si eres algo rara, no digo nada- susurró suavemente a su oído con un tono irónico-sarcastico esperando una respuesta de la joven, atando a su caballo, Spirit, si así se llamaba, en el tronco de un viejo árbol.

por **Sisy Salem** Miér Jul 27, 2011 5:29 pm

Sisy seguia observando el cielo, un suave susurro del pasto le indico que alguien se acercaba, a ella no le preocupaba en lo mas minimo, podia defenderse sola… no se molesto siquiera en moverse, con la mano derecha disimuladamente tomo su puñal que llevaba siempre consigo, no se inmuto en lo mas minimo sus palabras. Solto una leve carcajada.

- Disculpe si me encuentro en sus “tierras” no era mi intencion irrumpir la propiedad de alguien-

Ella sabia que esto era mentira, el tono de voz de su interlocutor le demostro las intenciones de este, lo miro de forma seria, el tono de ella era frio como hielo, se puso en pie dispuesta a marcharse, no le gustaba mucho la compañía de personas que no conocia, su cadena tintineo sobre su pecho emitiendo un leve resplandor, el Sol comenzo a desaparecer detrás de las colinas, la noche se acercaba con su protectora Luna, el aire se impregno con el aroma de las flores al anochecer, solamente una verdadera persona amante de la naturaleza podria llegar a notar estos leves cambios, la brisa fria agito su larga cabellera, no pudo evitar menos que cerrar los ojos, la oscuridad los rodeo… por fin era de noche… sonrio de lado… abrio sus negros ojos…

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